N’kari, molesta, se
dejó caer en la silla. En ese momento no parecía la diosa africana
de las tormentas y la pasión violenta, ni la directora, productora y
estrella del porno de éxito que era también. En ese momento era una
entidad femenina sobrenatural muy atractiva, con un cuerpo voluptuoso
de color ébano molesta y necesitada de una solución. Y había
acudido a quien creía que podía dársela: Harvey Z. Pickman. A su
lado, sentándose con más cuidado, estaba El que Legisla tras el
Umbral. El Primigenio abogado, a quien había consultado primero la
diosa, había aconsejado acudir allí. El asunto que la había
llevado hasta allí no tenía ningún arreglo legal a la vista y
Harvey era sacerdote de Yog-Sothoth, uno de los hechiceros más
poderosos de Arkham y detective especializado en asuntos
sobrenaturales, paranormales, interdimensionales y paradimensionales.
A fin de cuentas, en Arkham no le faltaba trabajo precisamente. Pero
siempre tenía tiempo para diosa, que, además era una amiga. Y es
que Harvey había acabado por trabar amistad con los componentes del
equipo Alfa Strike, y el hecho de que N’kari viviera en Arkham
facilitaba el mantener el contacto. Así pues, tras los saludos de
rigor, Harvey fue directo al grano:
-¿Qué necesitas de
mí? -preguntó.
-Poses -soltó N’kari-.
El problema son las poses. Estoy harta de poses, que sólo dificultan
mi trabajo.
Harvey la miró
extrañado. No veía a donde quería ir la diosa. Así pues, la animo
a explicarse con más detalle. La mujer le explicó como, de
improviso y sin que viniera a cuenta de nada, se había encontrado
que durante el rodaje de una película para adultos que ella
protagonizaba además de dirigir, los actores y actrices comenzaba a
adoptar poses absurdas, forzadas y poco naturales en los momentos más
insospechados. Y, claro, cuando a mitad de una escena de grupo en la
que ella participaba, todo el elenco empezó a posicionarse de forma
extraña y a adoptar poses que acabaron con diversas luxaciones y
torceduras y daños en zonas sensibles, inclusive las de la propia
N’kari, la diosa decidió dejar la cosa por imposible. Tuvo que
detener el rodaje y mandar a todo el mundo a casa, al hospital o a
donde fuera necesario. Y, tras ducharse, vestirse y dejarlo todo en
orden y preparado para retomar las filmaciones lo antes posible, fue
a ver a El que Legisla y, de camino, se encontró que no era algo
exclusivo de sus actores. Por la calle, la gente caminaba adoptando
posturas forzadas y, los que estaban parados, parecían estar en
medio de una sesión de fotos muy sobreactuada, cambiando de postura
continuamente, combinando lo ridículo con lo innecesario tratando de
adoptar las poses más llamativas. Así pues, ya que el abogado no
sabía nada al respecto y también le había pasado algo similar en
los juzgados, con un ayudante del fiscal del distrito que lo hacía
todo de la manera más dramática, espectacular y forzada posible,
como si estuviera en una mala película de juicios, le recomendó que
fueran a ver a Harvey.
Harvey admitía ser
aficionado al trabajo de N’kari, pues había que reconocer que las
películas que salían de su productora, tanto las orientadas al
público humano como las que iban para el público divino y
sobrenatural, eran de gran calidad en todos los sentidos y suponían
una agradable diferencia con respecto al resto del cine para adultos.
Y es que la diosa también hacía porno para dioses, entidades
paranormales y seres interdimensionales. Obviamente este último sólo
estaba disponible en determinados canales de distribución. Harvey
estaba extrañado lo que le había contado N’kari. Ella establecía
unos estándares para sus películas tratando de que todo fuera lo
más natural posible, huyendo de las poses innecesarias y evitando
las actitudes denigrantes y machistas. De manera que la tendencia de
sus actores y actrices a esos aspavientos innecesarios era extraña.
Y si además era algo que parecía estar extendiéndose es que
alguien estaba tratando de montar algún problema en Arkham. Así
pues, no dudó en aceptar el caso e iniciar de inmediato las
investigaciones.
El primer paso era
descartar a los sospechosos habituales: Vinnie West, tras los
desmanes de la semana anterior, estaba bastante tranquilo y algo
vapuleado. Además, lo de provocar poses absurdas no entraba en su
modus operandi. Otra cosa habría sido ver una coreografía de
muertos vivientes. Marty Eye Gore, demostrando un optimismo excesivo
y una moral a prueba de bombas, seguía fuera de la ciudad
participando en un concurso de belleza de villanos. Una de dos: o los
demás participantes eran todos más feos que un mi-go atropellado o
el pobre iba a hacer un ridículo espantoso. El curso académico
estaba prácticamente recién empezado por lo que los estudiantes no
habían tenido muchas oportunidades de meterse en líos, y lo que
habían hecho entraba más en la categoría de fiestas universitarias
fuera de control, con pocas molestias sobrenaturales o derivadas.
Nyarlathotep llevaba un tiempo sin dejarse ver por la ciudad, al
menos con sus avatares conocidos. Esto no quería decir nada, podría
haber regresado con cualquier apariencia que no tuvieran catalogada,
por lo que era mejor dejarlo como posible. Tan sólo quedaba por
comprobar los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro. Por ello, para poder
descartarlos, fueron primero a visitar a su eternos adversarios: los
morlocks comunistas, por lo que se encaminaron hacia los túneles
bajo la ciudad.
En algún lugar del
subsuelo de Arkham el Equipo Exile de la Unión de Tribus Socialistas
Morlocks tenía su base. La verdad es que, pese al fracaso de los
regímenes comunistas de la Tierra, el régimen político y económico
de los posthumanos venidos del lejano futuro funcionaba bastante
bien. El hecho de que cuando les hablaran de los miembros del partido
comunista de Arkham reaccionaran como si les hubieras hablado de una
obscenidad poco grata era una pista clara: Aunque teóricamente
habían leído la obra de Marx y conocían el Manifiesto Comunista,
todos esos grupos y partidos políticos no habían acabado de
entender las complejidades del asunto y acababan derivando en
situaciones confusas y que era mejor olvidar. Por su parte, los
morlocks habían logrado desarrollar un socialismo que funcionaba
bastante bien precisamente porque habían captado la situación mucho
mejor y habían dado con la forma más apropiada para desarrollar un
régimen que funcionaba sin necesidad de todos los aditamentos
totalitarios. A fin de cuentas, como ellos decían, eran posthumanos.
Habían aprendido de los errores de sus predecesores. Por ello, pese
a que no les hacía gracia el capitalismo, prescindían del
proselitismo y se dedicaban a sus asuntos, tratando con la gente de
este tiempo con una actitud pragmática. A fin de cuentas, su
objetivo era frustrar los planes de sus adversarios natos, los
Reptilianos Nazis del Lado Oscuro y su Reich escamoso. Pero, con el
paso del tiempo, ya que ninguna de las dos facciones lograba
imponerse definitivamente, acabaron por establecer un equilibrio de
fuerzas y una vigilancia mutua que hacía que los morlocks lograran
frustrar muchos de los intentos de los reptilianos. El resto
habitualmente fallaba por incompetencia pura y dura o por la
intervención de otros agentes, como Delta Wave Welcome, Alfa Strike
o los Pickman. Así que, si Harvey, N’kari y El que Legisla querían
encontrar información sobre los reptilianos sin acudir directamente
a estos, optaron por ir a hablar con los morlocks.
En la base morlock
fueron recibidos por Konstantin, con quien ya habían tratado en
diversas ocasiones. El mecánico morlock estaba algo molesto, ya que
ellos y otros habitantes de los túneles también se habían visto
afectados por la epidemia de poses absurdas y forzadas. Y la verdad
era que no era algo que les había hecho mucha gracia. Por supuesto,
en primer lugar sospecharon de los reptilianos, pero ellos tampoco se
habían librado de este problema. Era extraño, porque, aunque a
veces sus planes eran absurdos, propios de una película de serie B o
incluso Z o parecían sacados de algunas de las más peculiares
historias pulp, no era normal que les estallara en la cara de esa
forma. Una vez trataron de derrotar a los morlocks usando ondas
hipnóticas para sugestionarlos a bailar sin parar mientras
escucharan polcas y marchas militares reptilianas, pero algo les
salió mal y habían sido ellos los que estuvieron bailando hasta el
agotamiento para diversión de sus enemigos que habían disfrutado
del espectáculo. Pero esto era diferente. De hecho, al comparar y
cotejar información entre ellos, Harvey comenzó a tener una idea.
Era algo que comenzaba a asomar levemente en los límites de su
pensamiento, sin acabar de tener una forma definida, pero ahí
estaba. Aquello le resultaba levemente familiar pero no sabía a que
atribuirlo. Fue un comentario realizado de pasada por Konstantin lo
que comenzó a dar forma más definida a la idea. Y es que el
mecánico morlock había dicho: “Esto no parece demasiado
lacertonazi, me recuerda más a los locos aquellos del incidente
Pánico en los Túneles, los de Majestic 13, que parecían una mezcla
de estereotipos entre agencias de seguridad paranoicas de los años
50 y héroes de acción de películas de los 80”. Rápidamente,
Harvey sacó su móvil, se conectó a la red Wi-Fi morlock e hizo una
serie de búsquedas en Internet. Finalmente dio con lo que estaba
buscando y se lo enseñó a los demás: portadas y viñetas de comics
americanos de los años 90 con personajes ataviados con uniformes
que, en ocasiones, rozaban lo absurdo y, sobre todo, poses, muchas
poses absurdas, innecesarias, forzadas y poco naturales. Igual que lo
que estaba pasando en Arkham. Pero, ¿quién había sido el culpable
de ese extraño fenómeno? En ese aspecto estaban todos
desconcertados. Fue entonces, mientras pensaban sobre el asunto
cuando N’kari dio con la posible solución:
-¿No podría ser
alguno de esos extraños e inefables planes de Nyarlathotep?
Lo cierto es que el
Caos Reptante llevaba un tiempo desaparecido de la ciudad, o al menos
sin mostrarse con un avatar conocido, pero como estos no le faltaban
precisamente, si que podía ser que hubiera regresado en secreto para
poner en marcha algún extraño plan. Nyarlathotep habitualmente se
dejaba ver como Faraón Negro o El que Comenta en la Oscuridad,
aunque en ocasiones había adoptado otras formas. Así que tenía
muchas posibilidades de ser ese el origen del problema. Ahora sólo
restaba encontrarlo. Pero ¿cómo localizar a un dios primigenio y
exterior capaz de adoptar un millar de formas cuándo ni siquiera
sabían que estaban buscando? Entonces El que Legisla tuvo una idea.
Rápidamente, el grupo integrado por el abogado, Harvey, N’kari y
Konstantin se encaminó al despacho del letrado. El morlock se había
unido a ellos porque también tenía interés en conocer la causa de
todo aquel asunto y, de paso, enterarse de primera mano cuando se
solucionara.
Ya de vuelta en la
residencia universitaria, donde El que Legisla tenía su oficina,
éste se puso a trabajar rápidamente con su ordenador. Entró en
ElderGodBook, la red social de dioses, seres primigenios,
sobrenaturales, extradimensionales y demás y comenzó a buscar. Una
ventaja de esa red era que allí había una cantidad ingente de
usuarios y, tarde o temprano se podía localizar a alguien de forma
directa o indirecta. Además, Nyarlathotep tenía perfiles para una
gran mayoría de sus avatares, aunque se rumoreaba que los tenía a
todos. Pero como nadie conocía el censo exacto de estos, era difícil
asegurarlo. Pero, poco a poco, indagando y buscando, El que Legisla
dio con lo que estaba buscando: un sujeto obsesionado con el mundo
del cómic, particularmente los superhéroes de los años 90 en el
cómic americano, que parecía haber tenido mucha influencia durante
ese tiempo. Se hacía llamar Jim ROB! Lee Field. Ya tenían a su
objetivo. Ahora quedaba localizarlo. Era obvio que estaba en Arkham,
o, al menos, había pasado por allí, ya que su biografía estaba
llena de fotos que había tomado de gente adoptando poses durante
todo el día. Pero tenían que saber donde se encontraba exactamente.
Si había que localizar
a alguien, Harvey era el más apropiado. No sólo por los contactos
que tenía a lo largo y ancho de la ciudad, en la policía,
ayuntamiento y la universidad, que había cultivado por motivos de su
trabajo y por su posición como vástago de la adinerada familia
Pickman, y es que también contaba con otro tipo de recursos. Entre
estos se podía contar con un hechizo de localización muy útil y
rápido de usar que le había enseñado su prima Anna y que había
demostrado su eficacia en diversas ocasiones. Por ello, tras
pronunciar una sarta de palabras en un idioma extraño y poco grato,
apareció un rastro verde flotante que se movía directo hacia su
objetivo. Ellos sólo tenían que seguirlo.
Un poco más tarde,
pues no tuvieron que ir muy lejos, ya que, por una de esas leyes de
la causalidad y la narración derivadas del Factor Arkham, o
simplemente porque era un lugar popular, económico y que se comía
bien para lo que era un restaurante de su categoría pues la materia
prima era de buena calidad traída directamente de Innsmouth, su
objetivo estaba en el EldritchBurguer. Era un avatar de Nyarlahtotep,
estaba claro, pues podía pasar por un humano convencional. Pero,
claro, el haz luminoso verde llevaba directamente hasta él. El
sujeto, que estaba acabando su bocadillo de pescado, hizo caso omiso
de ellos. Sin embargo, cuando acabó de comer, les preguntó que
querían. La verdad es que fueron bastante directos, y, el tal Jim
ROB! Lee Field no dudó en identificarse como tal y reconocer que era
el causante de todo aquello. La verdad es que como avatar de
Nyarlathotep no parecía de los más listos. El hechizo lo
identificaba como el sujeto al que buscaban, pero, de todas formas,
reconocer que eras el causante del caos organizado por las poses
absurdas e innecesarias (aunque hay que reconocer que salvo por casos
puntuales tampoco era tan grave) ante una diosa muy cabreada y sus
acompañantes no era una muestra de gran inteligencia. N’kari fue
firme y directa: les iba a acompañar a tratar el asunto en un lugar
más privado. No aceptaría una negativa por respuesta. Por ello, el
tal Jim ROB! Lee Field fue con ellos amistosamente. Harvey les
condujo hasta una de las dependencias del sótano de la residencia
universitaria La Llave y la Puerta. A fin de cuentas, allí abajo
había bastante espacio y diversas habitaciones y almacenes para usos
diversos. Entraron el avatar y N’kari y se cerró la puerta.
Harvey, El que Legisla y Konstantin se fueron a tomar algo mientras
tanto. Fue mientras disfrutaban de un café cuando el morlock hizo la
pregunta:
-¿Qué le estará
haciendo N’kari allí abajo?
Pickman y abogado
intercambiaron una mirada y fue éste último el que habló:
-Cuando se trata de
N’kari lo mejor es no preguntar. Si hubiera sido un humano que le
hubiera gastado una mala pasada, se había llevado un simple
escarmiento, nada muy grave. Pero al ser un avatar de Nyarlathotep, y
encima le ha afectado en su trabajo… bueno, es algo más personal.
Seguramente se entregará a fondo. En cualquier caso, es mejor no
preguntar. Y ten por seguro que es muy poco probable que volvamos a
ver a Jim ROB! Lee Field.
Un par de horas más
tarde, una N’kari más cansada pero satisfecha se reunió con ellos
para comer y celebrar con gran regocijo y mucho sexo que aquel asunto
había acabado.
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