jueves, 23 de noviembre de 2017

El día de los compradores vivientes

Un año más, el centro comercial Arkham City Mall celebraba por todo lo alto el Black Friday. Las promociones y ofertas se llevaban anunciando desde hacía varias semanas, y el lugar estaba a rebosar. Los más tempraneros estaban empezando a hacer las compras de Navidad, otros simplemente aprovechaban los increíbles descuentos. Algunos tan sólo aprovechaban para pasar el día y hacer algunas compras casuales. Y no había que olvidar a los que no dejaban pasar la oportunidad de comprar con descuento, aunque fuera algo que no les iba a servir para nada. Así pues, el Black Friday estaba siendo un completo éxito, alcanzando cotas de ventas muy elevadas y convirtiendo al Arkham City Mall en una meca consumista, la principal en la ciudad. Y, ese día en particular, se estaban reuniendo allí un grupo de personas que acabarían por juzgar un importante papel en los acontecimientos que se iban a desarrollar ese día.

Vinnie West llevaba una temporada bastante decaído. Ninguna de sus investigaciones para lograr reanimar a los muertos, como hizo su antepasado Herbert, había dado resultado. Por ello, incluso se había planteado volver a la carrera de medicina. Mientras tanto, lo único que le ayudaba a mantener el ánimo era el trabajo en la carnicería y alguna visita ocasional a Dunwich, pues tanto las welclones como los habitantes de la comarca del valle superior del Miskatonic generalmente lo trataban bien. Por ello, aprovechando las ofertas del Black Friday decidió probar suerte a ver si lograba animarse algo comprando. Había ido con Summanus, que había aprovechado que tenía la tarde libre para acercarse al centro comercial con Vinnie. Con el paso del tiempo, ambos habían desarrollado una especie de amistad, ya que el dinosauroide administrador de La Llave y la Puerta a menudo se tenía que ocupar de organizar la vigilancia del aprendiz fracasado de reanimador para evitar que volviera a montar algún follón. No es que fuera especialmente competente, pero, precisamente por eso, Vinnie era capaz de crear situaciones que podían escapar fácilmente del control. Por ello, optaron por ir juntos a hacer las compras.

La fiebre consumista había invadido la ciudad y el aparcamiento del Arkham City Mall estaba a rebosar y los ciudadanos se dirigían hacia el centro comercial cual hordas de saqueadores. Por ello, la policía había tenido que montar un dispositivo especial para evitar que la influencia de las ofertas y las ansias de compras convirtieran al aluvión de gente en una turba desatada. Ciertamente no era algo habitual. Para esas fechas era normal el que los arkhamitas se dirigieran al centro comercial a hacer sus compras, pero este año era algo que superaba todas las expectativas. Se dirigían hacia aquel lugar con un ímpetu desenfrenado. Y es que, el ansia consumista se había disparado hasta tal punto que el alcalde de la ciudad había tenido que contratar a las fuerzas de seguridad de Omicron Scorpions. Así, ataviadas con uniformes negros y las insignias de la compañía y placas de policía de Arkham que las identificaba como partes de las fuerzas de seguridad urbanas de forma temporal, se encontraban las seis mujeres que conformaban el Equipo Tiamat del cuerpo de GodHunters: La capitana Ashley Johnson, la teniente Helen Hicks, la sargento Emily Apone, la cabo Akane Ozaki, y las soldados Sarah Gorman y María Vasquez. Junto con ellas, había varios soldados de apoyo de Omicron Scorpions, todos bajo las ordenes de Ashley. Se los veía un tanto agobiados, pues la gente se movía como una auténtica horda consumista, y no resultaba fácil de manejar. Por ello, Vinnie y Summanus optaron por aguardar a que la marea humana pasara.
Un poco más tarde, cuando el flujo de personas se había reducido y progresivamente se detenía, el dinosauroide se acercó a hablar con Ashley Johnson. La mujer parecía llevar bien el asunto, aunque el tráfico de personas ese día estaba siendo increíble. Por ello, agradeció el descanso que le proporcionaba el hecho de que por fin el caudal humano se detuviera. Al ver acercarse a Summanus y Vinnie los saludó alegremente, sobretodo por la novedad que suponían. Así, aprovechando el descanso, se dedicó a hablar un rato con ellos. Estuvieron compartiendo impresiones sobre ese particular Black Friday. Era habitual que la gente aprovechara ese día para comprar, pero lo de ese año seguía sin ser normal ni siquiera para los estándares de normalidad de Arkham. No es que hubiera acudido toda la ciudad al centro comercial, pero si que había ido muchísima gente. Hasta tal punto que el sitio debía estar lleno. Pero, lo más curioso y peculiar era que, hasta ese momento, eran muy pocos los que habían salido. La gente que iba a hacer las compras aprovechaba para comer en alguno de los restaurantes o, incluso, para ir al cine y ver una película en una de las salas de proyección del centro. Había quien pasaba el día allí, como el que va de excursión. Pero ese Black Friday no era normal. Salían muy pocos en relación con toda la gente que entraba, y los que lo hacían aparecían aturdidos, como si no fueran completamente conscientes de donde estaban y que hacían. Por ello, conociendo los antecedentes de Arkham, podía estar sucediendo cualquier cosa. Ashley estaba preocupada, y tan sólo esperaba que la situación no se descontrolara demasiado.
 
Mientras aguardaban fuera, algo sucedió que, por otro lado, no resultó tan inesperado. Las puertas del centro comercial se abrieron de par en par y comenzó a escucharse un aberrante sonido surgido del hilo musical de aquel lugar. Era una música extraña, desconcertante, anómala, que parecía tener un efecto hipnótico sobre la mente humana, pues Vinnie West los policías, los soldados de Omicron Scorpions y el Equipo Tiamat se quedaron poco a poco rígidos y con la mirada perdida. Tan sólo Summanus, que era un dinosauroide y no un humano, se mostró inmune a la cacofónica melodía. Entonces, a medida que se iban sumergiendo en el trance inducido por ese extraño sonido, comenzaron a farfullar primero y articular claramente una palabra como si se tratara de un mantra: ¡Compras! ¡Compras! ¡Compras! Poco a poco comenzaron a dirigirse hacia el interior del Arkham City Mall, mientras algunos de los que estaban en su interior salían llevando consigo aparatos de sonido en los que se reproducía en bucle la misma sintonía que, por repetitiva y alienígena, sometía al cerebro humano a un estado de zombificación compradora compulsiva. Mientras esto sucedía, un nuevo elemento se incorporó a la ecuación. Un individuo de piel negra, lampiño, con un ojo trilobulado y ataviado con chaqueta se aproximó satisfecho al lugar. Era El que Comenta en la Oscuridad, avatar de Nyarlathotep que enloquece con sus retransmisiones deportivas y las apuestas.

Al verlo llegar, Summanus no dudó ni por un instante que este avatar del Caos Reptante era el que estaba detrás de todo el asunto y así se lo hizo saber. Sin embargo, el oscuro comentarista negó su culpabilidad. Él no había sido responsable directo ni indirecto de lo sucedido. Lo que había ocurrido es que, realizando una investigación sobre hilos musicales alienantes para inducir a la gente al consumismo, los musicólogos que trabajaban para los directivos del Arkham City Mall, que, casualmente formaban parte del equipo académico de la Miskatonic, habían dado con una variante de la música de las esferas que acosó a un anciano violinista llamado Erich Zann. Estos ritmos y tonos, debidamente modulados, podían convertir el cerebro humano en gelatina bamboleante consumista. Claro, los primeros afectados fueron los propios musicólogos, aunque ellos se habían convertido en pacientes cero y, al mismo tiempo, avatares de esa melodía alienígena y ultradimensional, por lo que estaban tratando de someter a la mayor cantidad de gente posible a su dominio.

Esto, que parecía una soberana tontería digna de una mala película de serie B, se estaba convirtiendo, poco a poco, en un plan maestro que tenía abducido a una parte de la población de la ciudad. Y, si no lo detenían, iba a seguir aumentando su influencia. Pero, ¿cómo combatir este efecto zombificador? El que Comenta, que estaba extrañamente comunicativo, le explicó que, sin duda, la melodía, pues la sintonía parecía ser una especie de entidad musical alienígena ultradimensional primigenia viviente, trataría de defenderse a través de sus zombificados esclavos. Por ello, no le recomendaba intentar entrar con intenciones hostiles en el centro comercial. Summanus, que tenía en cuenta los consejos del Caos Reptante, pero que, aun así, no se fiaba demasiado de la locuacidad y sinceridad de éste, trató de realizar una tentativa.

Se encaminó hacia el Arkham City Mall y, tras lograr traspasar sus puertas, se vio inmerso en la multitud de compradores zombis que lo llenaban. No le fue fácil abrirse paso, pero, tras recorrer los primeros metros, y tras localizar a Ashley Johnson y Vinnie West, se vio identificado como un extraño, inmune a los efectos alienantes del hilo musical. Todos los presentes se giraron poco a poco hacia él y comenzaron a señalarle mientras entonaban un amenazador grito. Summanus, viéndose en peligro, optó por salir corriendo, no sin antes aferrar al aprendiz de reanimador y a la capitana de Omicron Scorpions y tratar de sacarlos por la fuerza. No le resultó fácil, pero, finalmente, tras un arduo tira y afloja, logró abrirse paso con ellos hasta la salida. Si lograba averiguar como liberarlos del efecto zombificador, podría tratar de solucionar el problema del centro comercial.

Fuera, divertido, aguardaba El que Comenta en la Oscuridad. Le había resultado entretenido ver la actuación del dinosauroide. Además, ahora se mostraría más receptivo, sobretodo si le ayudaba a resolver el problema de eliminar la influencia ajena. Así pues, se acercó a Summanus y le explicó que, para hacerlos volver a la normalidad, lo ideal era provocarles una fuerte impresión. Y ya que estaba colaborador, le entregó unos filtros para los oídos que ayudarían a un humano a librarse del efecto pernicioso de la música.. Con Vinnie fue fácil, ya que una potente bofetada que acabó con el enclenque aprendiz de reanimador en el suelo le hizo despertar de inmediato, con un interesante efecto secundario: Tras el golpe, Vinnie se había despertado con su personalidad alternativa, que era intrínsecamente malvada y que, además, tenía auténticos poderes necrománticos. La había adquirido al verse bañado en la leche de Shub-Niggurath poco después de la batalla de Dunwich. Fue un incidente que pasó desapercibido para todos, incluso para el propio Vinnie, que desconocía la existencia de esta otra personalidad que sólo aparecía cuando se daba algún golpe fuerte en la cabeza. Además, al no ser completamente humana, se demostró inmune la influencia del hilo musical. Por otro lado quedaba el asunto de Ashley Johnson. Un golpe similar podría funcionar, pero la mujer era más dura que Vinnie. Así pues, decidió probar otra opción: el estilo princesa Disney. Le puso los filtros en los oídos y, esperando que saliera bien, le dio a la mujer un interesante, peculiar, profundo e intenso beso con lengua que, obviamente, acabó por funcionar. Claro, Cuando Ashley se encontró besada no se lo tomó demasiado bien, hasta que le pudieron explicar lo sucedido. Aun así, echó de menos tener a mano unos caramelos de menta para refrescarse la boca. La larga lengua de Summanus le había dejado un regusto amargo además de la sensación de que le había entrado hasta el esófago.

Con el equipo ya preparado, faltaba por averiguar que podían hacer para derrotar al hilo musical y salvar a los atrapados por el mismo. Y aquí fue cuando al dinosauroide una idea que podía resultar genial: ya que los zombis del centro comercial estaban dominados por una inteligencia ajena, sometidos a una influencia que los dominaba, el Vinnie oscuro con sus poderes podría tratar de enfrentarse a esta y obtener el dominio de las hordas de compradores compulsivos. Si salía bien, podía usarlos para atacar el equipo de sonido del centro comercial, con Ashley vigilándolo para que no se saliera del plan. Mientras tanto, Summanus se encargaría de destrozar los aparatos que habían sacado del lugar para llevar la música por la ciudad. El que Susurra, una vez más extrañamente colaborador, le dio al dinosauroide un audiometro que le permitiría localizar las fuentes de sonido alienígena, mientras que le comentó en susurros a Ashley lo que había que hacer para detener a Vinnie una vez completado el plan. Así se inició la operación para salvar a Arkham de la fiebre zombi consumista de ese Black Friday.
Mientras Summanus recorría las calles cazando aparatos de sonido, Vinnie oscuro concentró todos sus poderes para combatir a la influencia de la entidad musical alienígena ultradimensional primigenia viviente. Fue un tremendo duelo de voluntades al que Ashley Johnson asistió preparada para actuar si algo saliera mal. No sabía que podía salir mal o que podría hacer en ese caso, pero estaba preparada. A fin de cuentas, había recibido entrenamiento militar de fuerzas especiales, había combatido seres primigenios y sobrenaturales e incluso había ridiculizado a algunos dioses de Alfa Strike en un asunto relacionado con una despedida de soltera.

Afortunadamente, Vinnie oscuro logró imponerse y dominar a las masas de zombis compradores compulsivos. Usándolos como herramientas, los hizo encaminarse hasta el cuarto de control del sonido, donde destrozaron todo lo habido y por haber. A continuación, se dirigieron hacia el departamento de Administración, donde, encerrados en el despacho del director del centro comercial, los ejecutivos y musicólogos se habían atrincherado ante la perdida de control de sus masas zombificadas. Y, allí, hicieron lo que había que hacer. Con todas las influencias musicales anómalas destruidas, los afectados cayeron de golpe en un repentino desvanecimiento. Y sí, fueron liberados de todas las influencias ya que, cuando Vinnie oscuro informó de que toda reproducción de la música había sido detenida dentro del centro comercial, Ashley lo dejó inconsciente de un bien dirigido golpe. Así, media hora más tarde, algo confusos, los compradores del Arkham City Mall comenzaron a dejar el centro comercial y volver a sus respectivos hogares. No sabían que había pasado o porque, de repente, no tenían más ganas de comprar de forma compulsiva. Pero, sabiamente, optaron por dejarlo como uno de esos episodios difícilmente explicables que, por alguna razón, no parecía haber acabado mal. Las fuerzas de seguridad participaron también de esta retirada colectiva y Ashley se llevó a sus mujeres y a los soldados de refuerzo de regreso a la sede de Omicron Scorpions en Arkham. Tenía mucho que pensar y un informe que redactar, aunque alteraría la intervención de Vinnie West. Su lado oscuro podía ser demasiado peligroso si caía en manos de la NWE.

Más tarde, El que Comenta en la Oscuridad se regodeaba al ver las audiencias y los índices de las apuestas. No lo había provocado él, pero siempre estaba al tanto de cualquier cosa que pudiera aprovechar para sembrar el caos y la locura mediante los acontecimientos deportivos o en aquellos en los que se pudiera apostar. Todo había salido perfecto.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Cómo Zeus aprendió que NO es NO

7:00 de la mañana. Evangeline "Welcome" Parker se levanta de un salto de la cama al escuchar el despertador, se tropieza con una zapatilla y el pelo le cae encima de los ojos. Se dirige hacia el baño para desahogar lo que se ha acumulado durante toda la noche, cuando la puerta de su cuarto suena. Las ganas de ir al baño son imperiosas, pero alguien llama. Habrá que aguantarse un poco. Se acerca a la puerta y abre.

Al otro lado del umbral puede ver a una joven vestida con ropa interior de encaje y mirada lujuriosa. Una joven idéntica a su novia.

-Hola, pichoncito ¿nos echamos uno rápido antes de ir al trabajo? -dice la visitante.

Welcome se le queda mirando, con el ceño fruncido, durante unos instantes, hasta que decide responder.

-Zeus, esto es muy vergonzoso... para los dos.

-¿Yo, Zeus? Pero si soy Kate...

-Primero, Kate no viste como una esclava del Club del Fuego Infernal. Segundo, Kate no usa palabras como "pichoncito". Tercero, Kate está en Dunwich trabajando en los alojamientos  rurales... y cuarto, y más importante, el único dios que conozco que se transforma en otras cosas para acostarse con alguien es Zeus.

La joven de la ropa interior sexy sufre una metamorfosis y se convierte en un hombretón de barba blanca, vestido escasamente.

-Venga, no puedes culparme por intentarlo.

-Pero estoy en mi derecho de decir: No, gracias.

Welcome cierra la puerta dejando fuera al dios griego.

-¡No puedes hacerle esto al poderoso Zeus! -exclama.

-Anda que no -responde Welcome entrando al baño.

7:30 de la mañana. Evangeline "Welcome" Parker sale de su cuarto y baja corriendo las escaleras, saluda a Summanus con la mano y una sonrisa en la cara, y sale al exterior de la residencia estudiantil. Se dirige al Eldritchburguer, pues tiene trabajo en el turno de mañana. Como no ha querido perder tiempo desayunando, va comiéndose un trozo de pastel que le ha pasado Unglaublich y un café bien cargado en vaso de papel. A medio camino de su lugar de trabajo se encuentra con un grupo de gente gritando y corriendo, señal inequívoca de que alguien ha hecho algo que no debía en Arkham. Mira en la dirección de la que vienen los asustados ciudadanos y ve una especie de oruga gigante de colores chillones que va soltando algo parecido a lágrimas de sus diez ojos. El problema es que sus lágrimas son un poco corrosivas... y venenosas... y huelen muy mal. Cerca de la criatura hay un individuo con una máscara antigas haciendo aspavientos. Cuando Welcome se acerca, puede oír lo que dice.

-Me dijeron que no se haría más grande que una mano -dice el individuo mientras da saltos sin saber qué hacer.

-¿Quién te dijo eso? -pregunta Welcome tapándose la nariz con un pañuelo para evitar el pestazo.

-Un gigante que invoco en ocasiones para comerciar con él.

-¿Y cuanto crees que mide el gigante ese? -pregunta Welcome.

-Pues yo diría que unos diez metros de altura... eh... mierda...

-En efecto... mierda -le dice Welcome.

La joven, afortunadamente, siempre está preparada para actuar como superheroína y saca su poderosa espada, se acerca al gusano que no para de llorar y, con un tajo en el aire, abre un portal entre dimensiones. La criatura no parece ser agresiva, de hecho, parece que necesita que alguien le consuele, así que va acompañándola mientras le dice "ale ale, ale ale" hasta que cruza el portal. El portal se cierra y la ¿amenaza? se acaba. De repente, suenan unos truenos y comienza a llover... un líquido de color dorado.

-Veeeeenga ¿en serio? ¿No podías ser más típico? -dice Welcome.

La lluvia deja de caer del cielo y el charco que se ha producido, justo delante de Welcome, se convierte en un hombre  fornido y barbudo.

-¡¿Qué?! Una vez me funcionó -dice Zeus con una sonrisa.

-Pues conmigo no.

-Pero ¿por qué no? Soy poderoso, musculoso, soy el rey del Olimpo, he salido en muchas películas...

-Porque no -le responde Welcome ya empezando a cabrearse -. Anda y ve a hacer algo útil en vez de intentar ligar conmigo.

-Prefiero insistir, querida -dice el dios griego con una voz sensual.

Welcome lanza un profundo suspiro y vuelve a sacar la espada, pega un tajo en el espacio tiempo y cruza a través de él, dejando a Zeus delante del tipo de la máscara antigás.

-Pues a mi me pareces muy atractivo -dice.

-Anda ya -responde Zeus.

10:00 de la mañana. Evangeline "Welcome" Parker lleva unas horas sirviendo comida en su trabajo. De repente entra una legión de profundos, que por razones de civismo han decidido vestirse con túnicas. Bueno, por civismo y porque en esas fechas en Massachusetts ya hace frío. Son los profundos que están protestando por el abuso de los mares y los vertidos tóxicos, y están muy hambrientos. Todos los trabajadores del restaurante de comida rápida se ven sobrepasados por los pedidos, y algunos profundos empiezan a perder la paciencia. Welcome decide hacer uso de su gracia natural para convencerlos de que hagan un flashmob mientras se preparan los pedidos, y el resto de los clientes aplauden cuando acaba la actuación. Todos los platos de los profundos están preparados. Todos pueden comer tranquilos. Welcome suspira aliviada.

La joven se dirige a la zona de empleados para echar un trago de agua cuando, inesperadamente, se encuentra con un hermoso cisne que mueve las alas con gracia.

-Hooooolaaaa,  soy un atractivo cisne que está hambriento, hambriento de amor ¿no hay por aquí ninguna jovencita que quiera darle amor a este cisne? -dice la criatura.

-¿Un cisne? ¡¿Un cisne?! ¡¡¡¿De verdad crees que me voy a tirar a un cisne?!!!

El cisne sufre una transformación y se convierte en un hombre fornido y de barba blanca.

-Eh, en los tiempos de la Grecia Antigua la gente se liaba con toda clase de animales y monstruos... eso explica, entre otras cosas, por qué todo estaba lleno de horrores que algún héroe tenía que matar... pero eso no importa. La cuestión es que lo hacían ¿por qué no retomar las viejas costumbres?

-Porque no me atraen los cisnes sexualmente ¿te sirve como razón para no acostarme con un anátido que realmente es un dios disfrazado y que hoy anda especialmente salido y pesado?

-Pero si sólo será un ratito, no perderás nada de tiempo.

-Ven un momento -le dice Welcome.

La joven lleva al dios a restaurante, donde los profundos están devorando sus platos ávidos de pescado con las ricas salsas y los acompañamientos habituales del EldritchBurguer. Welcome se para en el centro del local y se aclara la garganta.

-¡Eh! ¡Este tío ha tirado el aceite de freír por el desagüe! -exclama Welcome.

Los profundos se levantan al unísono y miran con rabia hacia Zeus, que niega con la cabeza e intenta responder con una sonrisa. Los profundos se lanzan sobre Zeus. Welcome vuelve a su puesto de trabajo mientras el dios griego tiene que hacer frente a una horda de profundos cabreados.

18:00 de la tarde. Evangeline "Welcome" Parker cruza un portal que le lleva hasta la base de Alfa Strike en Las Tierras del Sueño. Allí se encuentra con Loki sentado en el equivalente de una butaca en aquellos territorios fantásticos. Ella saluda alegremente. Él no parece estar divirtiéndose.

-¿Qué haces hoy aquí? -pregunta el dios nórdico.

-Pkaurodlos está en un simposio de buenos modales para dioses rabiosos, así que me ha pedido que le ayude con las plantas de su jardín. Me ha dicho que tengo que pasarlas de las macetas viejas a las nuevas.

-¿Te refieres a las mandrágoras? -pregunta Loki levantándose de la butaca y acompañando a Welcome al jardín del dios serpentiforme.

-Sí, no sé si tendrás algo para evitar lo de los gritos desgarradores cada vez que se les cambia de maceta. Odio que las mandrágoras de Las Tierras del Sueño hayan adquirido las capacidades legendarias que se les atribuye.

-Échale la culpa a los soñadores que influyen en Las Tierras del Sueño. Aun así, no te preocupes por eso. Son plantas de Pkaurodlos.

Welcome y el dios nórdico llegan al jardín de Pkaurodlos. Allí ven un montón de macetas colocadas muy elegantemente. Welcome coge los macetas nuevas y se acerca varias mandrágoras. Comienza a sacar de la tierra a las plantas, las cuales se retuercen, hasta que ven a la joven.

-Hola, buenas tardes -dice una de las mandrágoras.

-¿Qué tal? -dice otra.

Welcome se queda perpleja.

-Te lo he dicho -comenta Loki sentándose junto a Welcome -. Las plantas de Pkaurodlos están bien educadas y no gritan ni enloquecen a nadie cuando las cambias de maceta.

-Bufff... algo agradable. Llevo todo el día quitándome a Zeus de encima. No sé si es época de celo en el territorio olímpico. Vaya donde vaya, aparece convertido en algo e intentando llevarme al catre.

Loki se queda mirando fijamente a la joven.

-¿De verdad no sabes cual es el punto débil de Zeus? No te preocupes, yo me ocupo de eso.

El dios nórdico da un salto y sale del jardín de Pkaurodlos mientras Welcome continúa pasando plantas de una maceta a otra. Pasa un largo rato de tranquilidad, cuando de pronto aparece alguien caminando con pasos decididos. Welcome alza la cabeza y se encuentra con el hombre más bello y atractivo que ha visto en su vida. Es la culminación de la belleza masculina desde el punto de vista de la joven.

-Hola, Evangeline, soy el hombre de tus sueños, y ya que estás aquí, podemos hacer realidad todas tus fantasías -dice el hombre con la voz más sensual y erótica que ha oído ella jamás.

-Por un momento me lo he creído... -le responde Welcome -. Igual, si no fuera hoy, habría caído en la tentación. ¡¡¡Pero llevas todo el santo día dando por saco!!!

El hombre perfecto sufre una transformación que lo convierte en un fornido barbudo.

-¡¿Pero cómo has sabido que era yo?! -exclama Zeus.

-Acabo de decirlo ¡¡¡llevas todo el día siguiéndome e intentándome seducirme!!!

-¡¡¡¡¡¿QUÉ ES LO QUE ESTOY OYENDO?!!!!!

Welcome se gira en la dirección de la potente voz. Su dueña es una majestuosa mujer  de tremenda y resplandeciente belleza, que se mueve con armonía, pero que parece muy muy cabreada.

-¿Quién...? -va a preguntar Welcome.

-Soy Hera, reina del Olimpo, y este de aquí es el picaflores de mi marido, que otra vez está intentando ligarse a una mortal. Ya me tiene harta, ni me molesto en transformarlas en cosas horribles o castigar a su descendencia. ¡¡¡Ahora desato mi ira sobre mi marido!!!

-Pe... pero si no ligaba con ella. Sólo la estaba ayudando con... lo que fuera que hacía aquí. -dice Zeus con nerviosismo.

-Pues ahora te vas a enterar. Te vas a venir conmigo y vas a aprender lo que pasa cuando vas por ahí tirando los trastos a todo lo que se mueve sin aceptar un no por respuesta.

La diosa helénica coge del fuerte brazo a su marido, que intenta zafarse, y se lo lleva a rastras mientras este pide ayuda a Loki, que está entrando desenfadado en el jardín. Los dioses griegos desaparecen por un portal, dejando a Loki y a Welcome a solas.

-No me lo digas... ahora te debo una por la ayuda -dice la joven.

-¿Ayuda? Pero si no he hecho esto para ayudarte. Me estaba aburriendo y preferí ver a dónde conducía esto.

Welcome resopla agradecida. Parece que Zeus dejara de molestarla... al menos durante un tiempo.

21:00 de la noche. Evangeline "Welcome" Parker está cenando copiosamente en la cocina de La Llave y La Puerta mientras hace compañía a Unglaublich, que está limpiando los trastos de cocina. Ha sido un día muy largo y fatigoso, pero ahora puede relajarse, con la seguridad de que no saldrá ninguna cosa extraña del sitio menos esperado para ofrecerle sexo. Tampoco ha sido un mal día. Todo ha ayudado a que alguien aprenda una valiosa lección... bueno, dos. La primera es que NO es NO. La segunda es que no hay que tocarle los ovarios a Hera.

jueves, 9 de noviembre de 2017

Los Pickman y la Bioneurohomeopatía cuántica

Seabury Quinn Pickman estaba desconcertado, sorprendido, aturdido, incapaz de asimilar lo que tenía ante sus ojos. Pero no era un examen ni un trabajo presentado por algún alumno cuya capacidad creativa había sufrido un colapso al impactar a velocidades cuasi lumínicas contra la estulticia impulsadas por el colisionador de partículas de la dejadez o las fiestas. Y eso que sus estudiantes a veces lograban alcanzar cotas que parecían superar todo entendimiento humano. No, esto era mucho peor. A fin de cuentas, los estudiantes formaban parte de la fauna habitual de una universidad y, por mucho que llegaran a soprenderle y desconcertarle, acababa por saber como tratar con ellos. Lo que había logrado llevarle a niveles de estupefacción difícilmente alcanzables había sido un breve informe interno que había caído en sus manos por parte de un contacto que tenía en la oficina del rector de la Miskatonic.

Dentro de la estructura organizativa del centro educativo existía la aceptación de que, a fin de cuentas, Arkham no era una ciudad universitaria convencional. Su historia la marcaba de forma indeleble. Y, aunque no era la escuela de magia y brujería que algunos creían, y, de hecho, destacaba en campos como la historia antigua, la antropología y la psicología, si que tenía su reservorio de grimorios y libros prohibidos diversos, además de ser un centro de actividad bastante relajada de los seres conocidos como Criaturas del Ciclo de Cthulhu. Por ello, aunque no era raro ver a seres alienígenas innombrables y ultradimensionales o deidades diversas en las calles de la ciudad, estaba todo bastante controlado y dentro de un relativo orden. Y es que, en Arkham los seres ajenos y los humanos habían llegado a un cierto entendimiento. Pero, claro, había que mantener una cierta vigilancia para asegurar el cumplimiento de esta paz y, para ello, estaban los Pickman, que contaban con la ayuda de una cierta estructura interna dentro de la universidad formada principalmente por profesores veteranos en estas lides. También estaba la Fundación Albert N. Wilmarth, pero esta tenía una ideología bastante extrema y resultaba muy poco efectiva además de causar más problemas de los que podía resolver.

Aunque tampoco era un asunto de estas características lo que había dejado sin palabras a Seabury. Se trataba de algo más mundano. En sus manos podía leer algo que superaba todas sus expectativas en cuanto a actividades sectarias combinadas con afán lucrativo y los peligros del desconocimiento científico: era un documento que hablaba sobre la solicitud de incluir en el currículo de la Miskatonic un Máster de Bioneurohomeopatía cuántica (BNHC). El solicitante, un tal Hyeronimus Sturzenegger, que se proclamaba médico cuántico bioneurohomeopata. Había acompañado su solicitud con una biografía y una escueta bibliografía (curiosamente todos los libros, papers y demás publicaciones eran suyas). El dossier que tenía Seabury incluía un artículo del tal Sturzenegger en el que explicaba los fundamentos de esa "disciplina" que había creado, así como los principios en los que se basaba. Cuando comenzó a leer se quedó anonadado: origen emocional de las enfermedades, basado en traumas, sentimientos y recuerdos reprimidos; negatividad en el entorno social y familiar, energías "etéreas" que regulaban el cuerpo de forma seudomística, superalimentos para curar todo tipo de males, cuarentena y aislamiento del entorno para aislarse de influencias negativas emotivas y energéticas, postulados y principios de física cuántica utilizados de forma aleatoria y descontextualizados y remedios homeopáticos consistentes en pastillas de glucosa y sacarosa. Ciertamente, ante aquel cúmulo de despropósitos, había que actuar.

Aunque el personal de la Miskatonic estaba acostumbrado a lo excéntrico y poco convencional, si había algo que se tomaba muy en serio eran las investigaciones y la oferta formativa de la institución. A fin de cuentas, aunque tenían una larga lista de profesores y tesis bastante pintoresca y llamativa, todo estaba basado en estudios concienzudos y fuentes verificables. Así pues, era muy probable que ese despropósito de la bioneurohomeopatía cuántica sería rechazado. Pero había algo que preocupaba a Seabury: la tendencia anticiéncia que estaba surgiendo poco a poco. Y, aunque ese tipo de gente en Arkham solía tener la esperanza de vida de un copo de nieve en una hoguera, no dejaba de ser algo a tener en cuenta. Por suerte, los ocultistas de salón y demás sujetos anticiencia y conspiranóicos o eran pura fachada que no salían de sus casas y se dedicaban a despotricar por las redes sociales o acababan siendo víctimas de su propia incompetencia al tratar con cosas que escapaban a su comprensión. Tratar con entidades primigenias, sobrenaturales y extradimensionales era un asunto bastante darwiniano: sólo sobreviven los más aptos. Pero como Seabury prefería asegurarse, optó por un enfoque directo, aunque algo arriesgado: fue a hablar con su hermano Harvey.

Media hora más tarde, en un bosquecillo próximo a Arkham, siguiendo la carretera de Innsmouth, un inmenso horror alienígena se debatía sometido a lo que parecía ser una horrible tortura. La criatura era una forma ovoide de la que surgían infinidad de gruesos tentáculos o trompas acabados en bocas succionadoras o repletas de dientes. Se sostenía sobre una decena de gruesas patas como barriles, y emanaba un nauseabundo olor mal camuflado con una serie de ambientadores de pino para coche que llevaba colgados por toda su anormal anatomía. La criatura gritaba y aullaba con un cacofónico discurso de sonidos ininteligibles. Frente a aquel horror de los bosques, Harvey Pickman, en camisa, con las mangas recogidas y entonando un hechizo, movía los brazos rítmicamente. Un poco más atrás, grabándolo todo con una cámara de vídeo, Brontes aguardaba pacientemente. El dios griego iba ataviado con su habitual ropa de combate: una armadura de hoplita que parecía diseñada por H.R. Giger y unos gastados pantalones y botas militares. Llevaba la melena pelirroja recogida en una coleta por detrás de su cabeza y parecía algo aburrido. Del cinturón colgaba uno de sus habituales martillos, que usaba bien como herramienta, bien como arma. Pero no parecía tener intención de usarlo. Mientras el ritual avanzaba, Seabury llegó hasta el lugar. Harvey le había indicado donde iba a estar, pues tenía que resolver un problema que requería su atención urgente.

El hechizo no tardó mucho en concluir, provocando la desaparición de aquel horror que se había refugiado en aquella mata de árboles. Por suerte, Harvey había actuado a tiempo y se había ocupado de aquello antes de que se hiciera más peligroso. Al acabar el ritual, Brontes apagó la cámara y ambos hermanos se reunieron. Tras el saludo habitual, Seabury preguntó por lo que había ocurrido.

-Afortunadamente no ha sido algo demasiado grave. Un conventículo de sectarios de la universidad ha invocado un miembro de la progenie de Yog-.Sothoth. Es el problema de hoy en día, que cualquier grupo de idiotas puede traer de más allá de las esferas cualquier horror variado sin asimilar las consecuencias de sus actos. Al parecer querían usarlo para vengarse de abusones o algo similar. De momento lo he devuelto al lugar de donde procedía. Ahora me falta encargarme de los aprendices de sectario.

Harvey, como detective de lo sobrenatural e investigador psíquico, a menudo tenía que tratar con las interferencias sobrenaturales, ultradimensionales y primigenias que pululaban por Arkham, por el estado de Massachussetts y por Nueva Inglaterra en general. En ocasiones viajaba a otros lugares de América, pero su territorio era aquel. Por ello, aunque era sacerdote de Yog-Sothoth, o precisamente por esto mismo, no dudaba en actuar contra el intrusismo en el ámbito ocultista por parte de sectarios de medio pelo con sus extrañas ideas, absurdas parafilias y demás rarezas. A causa de su labor profesional, había acabado por desarrollar un enfoque más bien cínico y muy pragmático a la hora de resolver este tipo de asuntos. Por ello, Seabury sólo recurría a él en casos muy concretos, ya que su modo de actuar era muy particular y no era raro que dejara algún que otro daño colateral si la cosa se iba de las manos.

Tras resolver el asunto del vástago de Yog-Sothoth, Harvey escuchó a su hermano atentamente. Brontes también les prestó atención, pues todo aquello que afectara a la universidad también le interesaba, como profesor de  Ingeniería Dimensional en el Departamento de Ingeniería. Así, atendieron estupefactos a las explicaciones de Seabury. Ciertamente, era algo tan desconcertante, chocante y absurdo que había que ponerle freno de una vez y de forma contundente. Por ello, no dudaron en dirigirse de vuelta a Arkham. Se reunirían en el EldritchBurguer para decidir que iban a hacer.

Más tarde,  con Brontes vestido de paisano, ya en el restaurante y con sus hamburguesas de pescado, patatas fritas y refrescos (ya que estaban, aprovechaban para tomar algo), se pusieron a debatir las medidas a tomar. Los Pickman tenían bastante influencia en el rectorado, por lo que cualquier duda en cuanto a la aprobación del Master de BNHC quedaría resuelta fácilmente en contra. Pero también había que demostrar que el tal Hyeronimus Sturzenegger no era otra cosa que un timador, un estafador que se aprovechaba de la credulidad y la esperanza de la gente, deseosa de sanar de sus enfermedades. Mientras discutían este asunto, irrumpió de golpe Robert Pickman armado con su tablet, muy excitado:

-¡¡Lo sabía!! ¡¡Ya están aquí!! ¡¡Y ahora tratan de hacerse con la Universidad pero los he descubierto!!

Robert era el conspiranoico oficial de Arkham y primo de Harvey y Seabury y medio hermano de Anna Pickman. Tenía la habilidad para detectar, descubrir y publicar en su blog y vlog todas las conspiraciones habidas y por haber. Obviamente, todo sucedía en su calenturienta cabeza y, cuando alguna vez, por puro azar, acertaba en algo, sólo servía para reforzar sus ideas. Había descubierto en su momento la presencia de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro (RNLO), además de estar convencido de que Summanus, el dinosauroide que administraba y dirigía la residencia universitaria La Llave y la Puerta era un reptiliano illuminatus. Por supuesto que los RNLO estaban, y tuvieron su particular conflicto en los túneles bajo la ciudad con la conspiracion de Majestic-13 y se encontraron con los Grises Nazis del Espacio Exterior (GNEE). Pero todo esto lo confundía realizando un extraño sincretismo con sus propias hipótesis y absurdas concepciones. En esta ocasión, había descubierto por casualidad que el tal Hyeronimus Sturzenegger era, en realidad, un RNLO, aunque sus pruebas eran unas fotos mal enfocadas. Pero aseguraba que demostraban más allá de toda duda que era un reptiliano infiltrado. Por ello, se dirigió a hablar con Harvey y Seabury para explicarles todo el asunto: tal y como afirmaba, Sturzenegger era un invasor lagarto que quería conquistar Arkham y los Estados Unidos de América a base de hacer que la gente perdiera la fe en la ciencia y así se volvieran receptivos a otras ideas con las que se les podría manipular hábilmente y prepararlos para la gran invasión. De esta manera, llegado el momento, serían recibidos como los salvadores del mundo y enemigos acérrimos de todo lo que no es natural. Claro, esto sería una excusa para implantar su régimen fascista.

La cuestión era que, pese a tratarse de una de las extrañas ideas de Robert, tenía una cierta lógica. Los RNLO eran conocidos por desarrollar y llevar a cabo algunos planes completamente surrealistas o que parecían inspirados por la conspiranoia de la red. Esto se basaba en que, al utilizar como base estos absurdos planes, nadie creería que se estaban desarrollando de verdad. Así pues, no era fácil tomárselos en serio, sobretodo cuando Robert afirmaba haber descubierto uno de sus planes (que ya había subido a su blog y a su canal de YouTube). Sin embargo, por una vez, y sin que sirviera de precedente, optaron por hacerle caso ya que, a veces, por pura probabilidad, tenía que acertar, aunque fuera una posibilidad entre un millón. Además, igual lo podían usar como arma contra la conspiranoia anticiencia, en una especie de lucha de titanes entre magufos. De esta manera, estudiaron las pruebas de Robert y, viendo que tal vez podía funcionar, decidieron ir a ver a Hyeronimus Sturzenegger para confrontarlo con este hecho. Además, Brontes y Harvey estaban acostumbrados a tratar con los reptilianos, por lo que no les resultaría demasiado difícil averiguar si el alemán era uno de estos o no, ya que no destacaban por sus dotes interpretativas. Pero antes, tras enviar a Robert a hablar con Katherine Ashford para que le ayudara en una campaña online contra la Bioneurohomeopatía cuántica, ya que la joven era muy hábil en la redes sociales, fueron a entrevistarse con el alemán.

En primer lugar, Brontes hizo una llamada rápida y, un poco más tarde, ya en el despacho del dios griego, se reunieron con un recién llegado vía Byakhee Express. Se trataba de Asclepio, dios griego de la medicina y la curación. Era accionista de diversas empresas farmacéuticas y un ferviente activista antipseudoterapias médicas. Por ello, al contarle Brontes el despropósito que suponía la BNHC, no tardó en desplazarse hasta Arkham por la vía más rápida posible. Asclepio era el típico dios griego, con perfil heleno, pelo y barba rizados y con físico atlético, aunque iba vestido con un sobrio traje y llevaba consigo el caduceo, una vara con una serpiente enrollada en él. Obviamente, llegaba bastante cabreado por el tema. Así pues, Harvey, Seabury, Brontes y Asclepio, se dirigieron a buscar a Hyeronimus Sturzenegger. El sujeto estaba en el hospital universitario tratando de hacer proselitismo sobre su pseudoterapia, sin demasiado éxito.

Al encontrarlo, se lo llevaron fuera mientras hablaban con él para que les explicara su ideología y absurdas hipótesis sin fundamento alguno. Una vez en el exterior, y buscando un lugar más apartado, Harvey trató de sorprender a Sturzenegger con una frase de saludo de los RNLO a la que ningún soldado reptiliano se podría resistir a responder. Éste, actuando de forma automática, dio la respuesta apropiada. O era un humano colaboracionista bien entrenado o un reptiliano disfrazado. Entonces, confirmada la intervención de los invasores lacertonazis, llegaba el momento de realizar el desenmascaramiento. Brontes lo agarró con fuerza para que no pudiera escapar, y mientras, Harvey le quitaba la máscara de latex que llevaba para ocultar su verdadero rostro: el de un reptiliano nazi del Lado Oscuro. Restaba por saber que hacer con él una vez descubierto. Sabiamente optaron por dejarlo en manos de Asclepio, pues no era fácil encontrar un castigo como el que podría infligir un dios griego cabreado. Así pues, Seabury, satisfecho de que el asunto quedara resuelto; Harvey, con el asunto pendiente de los sectarios de Yog-Sothoth y Brontes que tenía que editar el video que había grabado para subir un tutorial de expulsión de seres ultradimensionales a ElderGodBook se encaminaron a seguir con sus respectivos asuntos. Sabían que no volverían a oír hablar de la bioneurohomeopatía cuántica. El mundo estaba a salvo de una nueva pseudoterapia sin base alguna ni efectividad.