Kate
devoró de un último bocado lo que quedaba de su Doble Fishburguer y
apuró los restos de su bebida mientras miraba asustada la hora en su
reloj. Había salido demasiado tarde de clase e iba demasiado justa de
tiempo. Por suerte, no encontró mucha cola en el EldritchBurguer y había
pedido uno de los menús de pescado que solía tomar en estas ocasiones.
Pero el tiempo volaba y aún tenía que cambiarse de ropa y presentarse en
el trabajo a su hora. Iba demasiado apurada, por lo que no sabía si iba
a lograr llegar a tiempo para fichar puntualmente y poder hacer con
calma el cambio de turno. Por suerte, siempre llevaba una muda del
uniforme en la mochila para estas situaciones y tenía otra en La Llave y
la Puerta, en las taquillas de personal.
Tras
acabar su comida, salió disparada hacia el aseo, para cambiarse
rápidamente y partir rauda hacia la residencia. Unos minutos más tarde,
cuando la puerta de los servicios de mujeres se abrió, apareció Kate
vestida de conejita de blanco, con un chaleco azul y un reloj de
bolsillo y calzada con sus cómodas zapatillas deportivas (no se ponía
los zapatos hasta llegar al trabajo).
-¡Mierda! -exclamó
El
factor Arkham atacaba de nuevo: por error (esa mañana también había
salido con prisas para ir a clase) había guardado el disfraz de coneja
blanca de Alicia en el País de las Maravillas por error. Ahora ya era
demasiado tarde. Sólo restaba confiar en que la muda que guardaba en el
trabajo estuviera limpia y preparada. Sin pensarlo dos veces, salió
corriendo hacia el trabajo. Por suerte, el restaurante no estaba lejos
de la residencia y no tendría que recorrer mucha distancia así vestida.
Harvey
había regresado por fin a Arkham y todo parecía en orden. Los desmanes
posteriores a Nochevieja parecían resueltos y el alcalde, que estaba
sentado a su lado en el coche, satisfecho de estar de vuelta. Al girar
una esquina, y enfilar la calle que les hacía pasar frente al
EldritchBurguer, de repente vio cruzar a todo correr a una joven de
cabello castaño vestida de coneja blanca mientra sostenía un reloj de
bolsillo en una mano y gritaba "¡llego tarde, llego tarde!". No se
sorprendió. A fin de cuentas aquello era Arkham y había reconocido a
Kate, la novia no oficial de Welcome. Todo iba bien.
Kate
entró en la residencia con la cara de terror de quien sabe que su jefe
la ha visto corriendo con un disfraz sexy de camino al trabajo y a punto
de llegar tarde. Cruzó el Hall a toda velocidad, recibiendo algún
silbido admirativo por su vestimenta y, de un salto, salvó el obstáculo
del mostrador de recepción. Su compañero del turno de mañana, Morgan, la
miró admirativamente y, sin perder más tiempo, inició el procedimiento
de cambio de turno, informándole de las novedades de la mañana.
Poco
después, mientras su compañero le hacía el favor de cubrir el puesto,
Kate apareció ya correctamente vestida con pantalón y chaqueta negros y
blusa morada, el uniforme de los recepcionistas de La Llave y la Puerta.
Comenzaba el turno de tarde, el turno de Katherine Ashford.
Una
hora más tarde, inmersa en tareas administrativas que incluían, pero no
limitadas a, revisar los preparativos para las fiestas de Carnaval,
revisar el e-mail de la residencia y contestar al teléfono, Kate levantó
la mirada al escuchar como se abría la puerta del edificio. En ese
momento estaba atendiendo a la madre de uno de los estudiantes alojados
que había tomado a la joven por la carabina y niñera particular de su
"niño". Ni que decir tiene que el niño en cuestión tenia veintipocos y,
en ese momento, estaba realizando ejercicios aeróbicos sin ropa con su
novia en lugar de estudiar para un examen, mientras que su madre lo
tomaba por un santo varón. Kate, que se estaba planteando cometer actos
homicidas con el "niño" si no daba señales de vida de manera inminente,
agradeció la distracción. Aliviada, se despidió rápidamente de la mujer
con un "lo siento, tengo otra llamada", colgando y sonriendo al recién
llegado. Pero, al identificarlo, la sonrisa se congeló en su cara.
Se
trataba de un hombre de rasgos nórdicos, ataviado con un elegante traje
negro y cuyos rasgos más característicos eran el cabello de un color
rojo intenso y una expresión de malicia en el rostro. Traía un paquete
bajo el brazo. Se trataba de Loki, el Herrero Mentiroso. Por un momento,
Kate deseó tener a mano a Ouroboros, la espada mágica de Welcome, para
hacer un kebab de dios nórdico, pero contuvo sus instintos deicidas
dispuesta a saber antes que le había tratado hasta allí.
-Hola Kate, me alegro de verte.
-Hola Loki. El placer no es mutuo. Evangeline está en la Biblioteca de la Universidad, estudiando.
Loki alzó la mano derecha en son de paz antes de hablar:
-Comprendo que estés molesta. Mad Arkham nos cogió a todos por sorpresa y ninguno esperaba que la cosa fuera tan grave.
La mirada de Kate no necesitaba comentarios. Era el equivalente a una espada vorpal mata-dioses.
-Entiendo
que para ti fuera duro. Lo fue para todos. Y, al fin y al cabo, estabas
en el lugar más seguro. Con los Pickman y los dioses de Alfa Strike no
tenías nada que temer. Pero, para limar asperezas y pedirte disculpas,
te he traído este obsequio.
Loki
alargó el brazo y depositó la caja sobre el mostrador. Kate observó el
paquete como si fuera a estallar o a convertirse en algo horrible. Pero
sólo era una caja de madera con un símbolo arcano en forma de estrella
grabado en la tapa. La abrió con cautela y estudió su contenido mientras
el dios del engaño se lo explicaba: Ediciones de Bolsillo con refuerzos
metálicos de la Biblia, la Torá y el Corán (para repeler criaturas
vulnerables a iconografía sagrada y que se pueden usar como armas
arrojadizas), un medallón de protección con símbolo arcano, un Ankh
encantado para expulsar seres extradimensionales y unos brazales de
cuero de shantak. Además , tanto la Torá como el Corán eran ediciones
bilingües en inglés - hebreo e inglés - árabe.
Kate
agradeció el regalo y, como ya empezaba a tener más experiencia de la
que le habría gustado, se equipó los brazales, cubriéndolos con la
chaqueta. El resto de objetos los guardó, pero dejándolos a mano por si
acaso.
Más
tarde, Kate estaba aprovechando una hora muerta para estudiar un rato.
Levantó la vista un momento y le echó un ojo a Loki. El dios había
decidido pasar la tarde allí, por lo que había traído su ordenador
portátil y estaba trabajando ajeno a la tranquilidad que reinaba en la
recepción. En ese momento, entró un repartidor llevando una gran caja
rectangular y larga de unos dos metros de largo con una carretilla. Se
acercó a Kate, descargó el bulto y se presentó:
-Buenas,
traigo un paquete para el Sr. Pickman, Seabury Pickman. Según dicen mis
instrucciones, tengo que entregarlo en la recepción de La Llave y la
Puerta. Echame una firma aquí y todo solucionado.
La
joven, sorprendida, recordó que tena apuntada la llegada de un paquete
para el profesor Pickman, pero no esperaba semejante trasto. Sin
embargo las instrucciones eran claras, por lo que firmó la entrega, por
lo que el repartidor se desentendió del asunto. No le quedó más remedio
que llamar a Seabury y pedir instrucciones.
Descolgó
el teléfono, marcó el número del despacho del profesor (confiaba en
encontrarlo allí a esa hora), y tuvo suerte. Tras una breve y concisa
conversación, Kate, molesta, colgó. Loki levantó la vista del ordenador y
preguntó:
-¿Algún problema?
-Pues
sí... Seabury dice que tardará un rato en llegar, que mientras tanto
deje el cajón a un lado... -miró apreciativamente al dios antes de
seguir- Loki, ven aquí un momento, que vas a echarme una mano...
Poco
después, Loki levantaba a pulso la caja y la movía dirigido por Kate
para dejarla en un lugar donde no molestara. Tras completar la
operación, ambos volvieron a sus tareas olvidándonse del bulto y sin
percatarse de un leve crujido en la madera. Unos minutos más tarde, el
ruido se repitió, llamando la atención de la joven que se acercó a
investigar. Al llegar junto a la caja, la tapa salió despedida,
arrancada de golpe y con los clavos aún en su sitio.
Del
interior de la misma se alzó lúgubremente una siniestra figura vestida
con una vieja levita negra, pantalones del mismo color y unos raídos
zapatos, todo ello de un estilo pasado de moda desde hacía al menos un
siglo. El ser tenía la piel pálida, el rostro de rasgos consumidos y
cara de rata, los ojos hundidos, orejas puntiagudas y era completamente
calvo. De su labio superior asomaban dos colmillos donde deberían estar
los incisivos.
El vampiro contempló con sus ojos inyectados de sangre a Kate y, con una velocidad inesperada, se lanzó sobre ella.
Ante
el grito de Kate, Loki dejó el ordenador y salió corriendo hacia donde
habían dejado la caja. Al llegar, se encontró con una sorprendente
escena: el vampiro tena agarrada a Kate mientras mordía el antebrazo de
la chica, protegido por el brazal. La joven habita logrado interponer
el brazo ante el ataque de la criatura mientras lo golpeaba.
-¡Suelta,
joder! ¡Que a mi no me ponen los vampiros! ¡Que soy lesbiana, si fuera
Carmilla aún, pero no me van los hombres! -exclamaba Kate.
Cuando
el vampiro se percató de la llegada del dios, soltó a la joven y salió
huyendo, desapareciendo tras una esquina. Loki se acercó a Kate para
comprobar si se encontraba bien. Por suerte,la joven sólo se había
llevado un buen susto, y el entrenamiento en defensa personal que le
había dado Welcome así como los brazales le habían evitado daos.
-¿Vampiros?
¡Qué demonios hace un vampiro enviado por mensajería? Pensaba que el
único que teníamos por aquí era Ferenczy, el recepcionista de noche.
-comentó Kate.
-Y encima no era uno cualquiera, era Nosferatu, el Conde Orlock. Y el paquete venía a nombre de Seabury Pickman -dijo Loki.
-Genial,
tenemos un vampiro expresionista alemán rondando por el edificio.
¿Sabes como podemos localizarlo y capturarlo hasta que llegue Seabury y
se explique?
-Ni
idea, los vampiros no son lo mío. Además, es alemán. Si en lugar del
Conde Orlock fuera el Conde Magnus sería diferente. Me temo que tocará
buscarlo y esperar que, si ataca a alguien, la víctima pueda gritar.
Estaba
el problema de dejar la recepción sin atender, pero Kate lo resolvió en
un momento llamando a Unglaublich para que cubriera su puesto un rato.
Por alguna razón no confesada, el servidor de los otros dioses siempre
se dejaba convencer por Welcome y Kate, por lo que la joven y el nórdico
no tardaron mucho en lanzarse a la búsqueda del vampiro desaparecido.
Como
ya es sabido, en Arkham las cosas nunca pasan como sería normal, por lo
que la búsqueda de Nosferatu no fue demasiado ortodoxa. Cual un Van
Helsing con tetas, Kate encabezaba la expedición, Biblia en mano,
seguida por Loki como ayudante. El motivo de esto era que la chica
conocía mejor el edificio, mientras que el Herrero Mentiroso haría mejor
papel en una confrontación física. De esta manera, fueron
inspeccionando pasillos, buscando el rastro del vampiro y evitando
estudiantes femeninas con ganas de fiesta que mostraran interés por la
guapa chica o por el pelirrojo nórdico.
Tras
girar una esquina dieron por fin con el vampiro, quien, al verse
descubierto, partió en rauda carrera. Por supuesto, la extraña pareja
emprendió feroz persecución al estilo Arkham: corrían de un lado a otro,
esquivaban concentraciones estudiantiles femeninas dispuestas a
entablar contacto íntimo con uno de los perseguidores o con ambos
simultáneamente, entraban por una habitación para salir por otra
diferente, giraban una esquina para volver a aparecer por la misma
perseguidos por el vampiro, etc.
Finalmente, tras perder momentáneamente el rastro de Nosferatu, se dieron de bruces con él al girar una esquina. Loki, en su papel de brazo fuerte del equipo, se abalanzó sobre el vampiro, quien, sorprendido por el encontronazo, fue presa fácil del dios. Una vez contenido, el Conde Orlock fue llevado hasta la recepción, donde, en ese momento, hacía finalmente su entrada en la misma Seabury Pickman.
-¡(exabrupto impublicable)! ¡Ya era hora de que llegarás! -Kate no pudo reprimirse y descargó su frustración ante la esperada aparición del profesor.
Seabury, sorprendido, dijo:
-Pero... pero... ¿Qué ha pasado aquí? ¿Es que ha habido problemas con la llegada del Conde Orlock?
Kate y Loki, boquiabiertos, se quedaron mirando a Seabury sorprendidos. Tras lograr recuperarse, y tras contener las ganas de reducir el censo de Pickmans en uno, lograron extraer la información que les faltaba y tener en claro que había sucedido por parte de Seabury y del vampiro: El profesor, siempre dispuesto a ampliar sus conocimientos y trabajando en una monografía sobre la influencia del vampirismo en la literatura y el cine, había establecido contacto con aquellos sujetos y organismos que creía podrían resultarle de ayuda. Como consecuencia de esto, dio finalmente con el Conde Orlock, famoso por interpretarse a sí mismo en la película de 1922 "Nosferatu", de F. W. Murnau actuando bajo el seudónimo de Max Schreck. Al contrario de lo que se creía, Orlock no había muerto durante el rodaje, sino que se filmó esa escena con la ayuda de un doble y los efectos especiales de la época. Tras esto, volvió al anonimato, hasta que dio con él Seabury, quien le invitó a pasar unas semanas en Arkham. Así, podría entrevistarle a placer y reunir los datos que necesitaba para su libro. Tras varios desencuentros y sin acabar de ponerse de acuerdo sobre el viaje, acabaron contratando un servicio muy barato, tal vez demasiado, que acabó con el conde viajando en paquete postal. Claro, al salir, lo primero que vio fue a una joven, y, como el catering durante el traslado había sido pésimo, iba con hambre. Y así fue como empezó todo...
Tras obtener sus explicaciones, Seabury y el vampiro se retiraron, dejando a una muy furiosa Kate en compañía de Loki. Por suerte para el dios, el resto de la tarde fue tranquilo y sin más contratiempos, lo que permitió a la joven descansar del estrés producido y hacer que Unglaublich volviera a su puesto. Por la noche, al finalizar el turno, Kate saludó a Augustin Ferenczy, el recepcionista del turno de noche y vampiro. Él, al preguntarle a la chica por las novedades de la tarde, casi se atraganta al ver la expresión de su compañera, era la de alguien que ha volado sin motor sobre el infierno. Tras recibir las explicaciones oportunas, el vampiro la comprendió y, al completar el cambio de turno, le deseó unas buenas noches. Ella, por su parte, estuvo tentada por un instante de sacar la Biblia del paquete que le había regalado Loki, pero lo dejó pasar y, simplemente, se fue, dispuesta a descansar.
Finalmente, tras perder momentáneamente el rastro de Nosferatu, se dieron de bruces con él al girar una esquina. Loki, en su papel de brazo fuerte del equipo, se abalanzó sobre el vampiro, quien, sorprendido por el encontronazo, fue presa fácil del dios. Una vez contenido, el Conde Orlock fue llevado hasta la recepción, donde, en ese momento, hacía finalmente su entrada en la misma Seabury Pickman.
-¡(exabrupto impublicable)! ¡Ya era hora de que llegarás! -Kate no pudo reprimirse y descargó su frustración ante la esperada aparición del profesor.
Seabury, sorprendido, dijo:
-Pero... pero... ¿Qué ha pasado aquí? ¿Es que ha habido problemas con la llegada del Conde Orlock?
Kate y Loki, boquiabiertos, se quedaron mirando a Seabury sorprendidos. Tras lograr recuperarse, y tras contener las ganas de reducir el censo de Pickmans en uno, lograron extraer la información que les faltaba y tener en claro que había sucedido por parte de Seabury y del vampiro: El profesor, siempre dispuesto a ampliar sus conocimientos y trabajando en una monografía sobre la influencia del vampirismo en la literatura y el cine, había establecido contacto con aquellos sujetos y organismos que creía podrían resultarle de ayuda. Como consecuencia de esto, dio finalmente con el Conde Orlock, famoso por interpretarse a sí mismo en la película de 1922 "Nosferatu", de F. W. Murnau actuando bajo el seudónimo de Max Schreck. Al contrario de lo que se creía, Orlock no había muerto durante el rodaje, sino que se filmó esa escena con la ayuda de un doble y los efectos especiales de la época. Tras esto, volvió al anonimato, hasta que dio con él Seabury, quien le invitó a pasar unas semanas en Arkham. Así, podría entrevistarle a placer y reunir los datos que necesitaba para su libro. Tras varios desencuentros y sin acabar de ponerse de acuerdo sobre el viaje, acabaron contratando un servicio muy barato, tal vez demasiado, que acabó con el conde viajando en paquete postal. Claro, al salir, lo primero que vio fue a una joven, y, como el catering durante el traslado había sido pésimo, iba con hambre. Y así fue como empezó todo...
Tras obtener sus explicaciones, Seabury y el vampiro se retiraron, dejando a una muy furiosa Kate en compañía de Loki. Por suerte para el dios, el resto de la tarde fue tranquilo y sin más contratiempos, lo que permitió a la joven descansar del estrés producido y hacer que Unglaublich volviera a su puesto. Por la noche, al finalizar el turno, Kate saludó a Augustin Ferenczy, el recepcionista del turno de noche y vampiro. Él, al preguntarle a la chica por las novedades de la tarde, casi se atraganta al ver la expresión de su compañera, era la de alguien que ha volado sin motor sobre el infierno. Tras recibir las explicaciones oportunas, el vampiro la comprendió y, al completar el cambio de turno, le deseó unas buenas noches. Ella, por su parte, estuvo tentada por un instante de sacar la Biblia del paquete que le había regalado Loki, pero lo dejó pasar y, simplemente, se fue, dispuesta a descansar.