sábado, 27 de enero de 2018

Alfa Strike: I'm too sexy for Innsmouth

Un especial King-in-Yellow Size

El ambiente en Innsmouth no era el mismo de siempre. No es que no fuera un pueblo de pescadores de la Nueva Inglaterra profunda con una población con tendencia a la endogamia y el sectarismo, con su versión renovada de la Orden Esotérica de Dagón (¡Ahora con más orgías y menos fanatismo!). La población seguía llevando la marca de Innsmouth pese a los esfuerzos del gobierno federal por acabar con la colonia de los profundos. Pero estos habían sido inteligentes. Dejaron que el pueblo cayera en el declive para que las autoridades se olvidaran de él y, ya en los años 60, regresaron atrayendo a una nueva población, formada por una parte de descendientes de antiguas familias y otra de hippies buscando una nueva espiritualidad y el amor libre. Y no les faltaron ninguna de las dos cosas. A fin de cuentas, cuando vas hasta arriba de ácidos y porros, el hombre pez que predica una religión de estilo ecológista y toques de misticismo oriental es una pareja sexual tan buena como cualquier otra. O mejor, tal como descubrieron para su placer las jovenes hippies tras los primeros escarceos sexuales. Por su parte, los hombres descubrieron que las hembras de profundo, bajo la niebla micológica, herbológica y ácida, pueden resultar aceptables. Y que son sexualmente insaciables. Así pues, mientras en otros lugares de América se desarrollaba el “Verano del amor”, en Innsmouth se vivía el “Año completo de sexo místico interespecies”.

Pero esta repoblación del olvidado pueblo pesquero no fue la única actuación de los profundos. Hay que destacar su no mencionada pero valiosa contribución al género de terror y ciencia ficción de los años 50 y el cine de monstruos de los 70. Y es que muy pocos saben o recuerdan que fueron algunos híbridos de profundo bien situados en Hollywood los que fomentaron ese cine de terror y ciencia ficción en los que los alienígenas y monstruos diversos sentían particular interés en el bello personaje femenino de turno. Se trataba de una campaña de marketing subliminal para hacer que las relaciones sexuales entre mujeres y monstruos fueran lentamente aceptadas. Los resultados fueron un tanto peculiares, pero dejaron una larga serie de títulos de películas que forman parte de la historia del cine. También tenemos que reconocer que en Japón tuvieron algo más de éxito, aunque la cosa acabó derivando en porno con tentáculos.

Tras el boom de los hippies, Innsmouth comenzó a recuperarse lentamente, pero había que hacer algo más que convertir el pueblo en una réplica de lo que ya fue. De hecho, los antecedentes demostraban que volver a lo que ya se había demostrado que acababa por no funcionar no era la mejor idea. Por ello, aprovechando la tradición pesquera y las dotes de los profundos para atraer al pescado, optaron por establecer lo que sería una modesta pero próspera industria manufacturera relacionada con los productos del mar: conservas y otros productos basados en el pescado. Aunque también se plantearon reabrir la refinería, optaron por no hacerlo y dejar las joyas de oro de los profundos para motivos rituales y ornamentación y como un una actividad económica menor. Poco a poco lograron asentarse como una fuente de pescado de gran calidad, abasteciendo a pescaderías, restaurantes y otros pequeños y medianos comercios de Nueva Inglaterra. Así, finalmente acabaron por contactar con Don Domingo de la Vega, que buscaba un buen proveedor, que fuera barato y fiable, para su EldritchBurguer. Claro, los Pickman también se vieron atraídos a Innsmouth, pero tras comprobar que aquel pueblo no parecía representar ningún tipo de amenaza más allá de la causada por el hartazgo de comer pescado y el exceso de actividad sexual con hembras de profundo y mujeres con la marca de Innsmouth, optaron por no meterse demasiado en esa población. Además, la producción de porno para teratofílicos que les guste el sexo con criaturas pez no era ilegal ni molesto, ya que tenía un nicho de mercado muy específico y se hacía entre actores de mutuo consentimiento.

Y, tras la guerra de Dunwich y la aparición de las welclones, el pueblo pesquero donde humanos y profundos convivían en paz y sexualidad, acabó por llegar allí Lady Cthulhu. Había sido creada hibridando el material genético de Evangeline “Welcome” Parker con el de las Semillas Estelares del Gran Cthulhu. El resultado era bastante peculiar: una espectacular mujer curvilínea, completamente lampiña, con tentáculos faciales y la inteligencia, carácter y líbido desatada de Welcome. Aunque fuera parte del culto de la Cabra Blanca de Tres Cabezas junto con las demás welclones, fue recibida en Innsmouth casi como una profetisa del Gran Cthulhu. También hay que decir que ninguna de las “hijas genéticas” de Evangeline eran particularmente devotas. Es difícil serlo cuando tu dios es una cabra enorme con tres cabezas que, si no tienen nada mejor que hacer, se dedican a discutir y compartir cotilleos entre ellas. Por otro lado, este avatar de Shub-Niggurath no era particularmente estricto en ese tema. Más bien le daba lo mismo. Lo único que le interesaba era un poco de veneración y ritual ocasionales y que se ocuparan, con su ayuda e influencia, de reverdecer y hacer prosperar la región del valle superior del Miskatonic. Debido a que siempre habían existido algunos lazos de consanguinidad con Innsmouth, Lady Cthulhu fue asignada a aquel pueblo para evaluar la situación y ver como andaba todo. El resultado fue bastante favorable: Innsmouth se movía en una moderada y reposada prosperidad, los profundos pasaban de planes de destrucción e invasión del mundo y ella no causaba ninguna extraña impresión, además de no faltarle candidatos para tener compañía en la cama, sobre todo entre los profundos.

Pero Lady Cthulhu no estaba siempre en el pueblo. A veces acudía Dunwich a ver a sus “hermanas” y echarles una mano, a veces se acercaba por Arkham para visitar la Universidad Miskatonic y tratar con Welcome y Kate, ya fuera tomando algo en el EldritchBurguer o disfrutando de una intensa sesión de sexo con una de las dos o las dos a la vez. Y, de paso, se acercaba al campamento de “Occupy Arkham” que habían montado los profundos para protestar por el cambio climático y las políticas medioambientales. De hecho, había pasado un par de semanas allí cuando, al regresar a Innsmouth, percibió enseguida que algo no iba bien. Para empezar, en algunos negocios locales comenzó a ver carteles que anunciaban la próxima apertura de una tienda de UFOCorp o que el dueño del local había optado por unirse a esta cadena. Además, los habitantes del lugar parecían distraídos, incluso la saludaban con forzada cortesía. Sin entender bien que estaba pasando, optó por ir directamente a la sede de la Orden Esotérica de Dagón. Una vez dentro se quedó sorprendida y estupefacta al encontrar un pasquín de UFOCorp tirado en el suelo. ¿También se habían metido en esa iglesia para expandirse en el pueblo? ¿Y de donde había surgido esa empresa que, de improviso, parecía tener tanto interés en hacerse con el control comercial de Innsmouth? Molesta, leyó el panfleto: era pura publicidad que parecía más propia de una estafa piramidal o, como se conocía ahora, de “marketing multinivel” que prometía grandes beneficios económicos al unirse a la próspera cadena líder multisectorial que abría nuevos mercados con un crecimiento espectacular. Conocía a los habitantes de Innsmouth. No eran los tipos más listos de Nueva Inglaterra, pero tampoco eran unos paletos fácilmente engañables. Era cierto que más de uno era aficionado a acostarse con su madre y, como esta solía ser un profundo o tener la marca de Innsmouth, también se acostaban con su abuela y su bisabuela, que solían ser profundos y, por ello, inmortales. Pero no por ello eran fácilmente embaucables, o al menos no demasiado fácilmente. Por ello, Lady Cthulhu se fue a buscar al sacerdote. Había varios ordenados, y siempre se quedaba uno de guardia en el templo por si fuera necesario para cualquier cosa o tan sólo para hacer mantenimiento y limpieza básicos. Y cuando la welclon lo encontró fue bastante directa: le cogió de la túnica sacerdotal, lo levantó sin demasiado problema (no hay que olvidar que al ser mestiza con Semilla Estelar tenía una fuerza elevada), le estampó en la fea jetael pasquín y le pidió explicaciones sobre el asunto.

Como el sacerdote, un híbrido bastante avanzado que le faltaba muy poco para completar la transformación, no era ningún adonis, sólo podía esperar tener una próspera vida sexual sin tener que pagar por ello en un lugar como Innsmouth. No es que fuera feo, es que era rematadamente feo, con una cara a medio camino entre el sapo y el pez que resultaba bastante desagradable a menos que fueras un profundo o hubiera alguno de ellos en tu árbol genealógico o tuvieras algún tipo de parafilia relacionada. Por ello, y dado que el sacerdote, devorado por los nervios, parecía balbucear y croar sin demasiado sentido, Lady Cthulhu optó por una aproximación más directa para tratar de tranquilizarlo primero. Lo dejó en el suelo, se despojó de sus ropas e invitó al sacerdote a hacer lo mismo. Éste no era tonto, y no era la primera vez que se acostaba con la welclon. Por ello, aceptó la oferta sin pensárselo demasiado. Por ello, correremos un discreto velo.

Tres orgamos de welclon más tarde el sacerdote estaba más tranquilo, o, al menos lo bastante agotado como para no poder ponerse nervioso. Y es que Lady Cthulhu se había entregado a fondo y, ya puestos, había aprovechado para disfrutar ella un poco. Pero el momento del placer había acabado y era hora de obtener respuestas. El clérigo de Dagón no tuvo más remedio que responder a las cuestiones que le planteó la mujer y así, poco a poco, comenzó a surgir la historia de lo que allí había sucedido: Un par de semanas antes, al día siguiente de irse Lady Cthulhu a Arkham, llegaron las representantes de UFOCorp haciendo interesantes propuestas económicas para adquirir negocios en la ciudad. Y sí, eran todo mujeres. Eran un tanto peculiares, pero, acostumbrados a las hembras de profundo, resultaban decididamente excitantes y muy sexis. Pero no fue la apariencia y las lucrativas promesas financieras lo que usaron. Demostrando que estaban dispuestas a todo para cerrar el trato, no dudaron en usar el sexo como herramienta. Y había que reconocer que eran espectacularmente buenas en la cama. Y eso había resultado ser un argumento de peso.

Tras recabar la información, había que saber a que se estaba enfrentado. Por ello, Lady Cthulhu, tras vestirse y hacer que el sacerdote la imitara, le pidió que le indicara donde podía encontrar a esas reinas del sexo que no tenían reparo para acostarse con medio pueblo. El híbrido optó por indicarle donde había situado su oficina UFOCorp. Se trataba de un local ubicado en el centro de la población, aunque, extrañamente, no estaba en una de las vías principales, sino en una secundaria. Parecía que, pese a la exhaustiva campaña realizada en Innsmouth prefirieran mantener su sede en un discreto segundo plano. Esto escamó más todavía a la welclon que, decidida, dejó el templo y se dirigió a aquella dirección.

No tardó mucho en llegar y lo que vio no le gustó lo más mínimo. Los tentáculos faciales se le retorcían ante lo que estaba contemplando: en un local de poca envergadura, con un llamativo cartel de UFOCorp, vio salir a unos alienígenas, unos grises, ataviados con traje oscuro, camisa blanca y corbata. Ambos llevaban maletines y hablaban en su jerga económica y profesional. Aunque Canina había sido la única con experiencia directa con los Zeta Reticulanos Nazis, todas las welclones habían oído hablar de ellos y habían recibido informes de inteligencia a través de Katherine Ashford. Como si no hubiera suficiente con los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro, ahora también tenían que enfrentarse a nazis venidos del espacio exterior. Si lo pensaba bien, parecía el título de una película de serie B: “Nazis venidos del Espacio Exterior”. Hacía pensar en una película de los años 80 del siglo XX, con naves espaciales, héroes de acción, mujeres vestidas de forma absurdamente sexy, y malvados alienígenas invasores con cruces gamadas.

Todo eso estaba muy bien, pero no era el momento de perder la concentración. A fin de cuentas, aquellos grises tenían el atractivo sexual de un zapato. ¿Cómo demonios habían logrado utilizar el sexo para “conquistar” económicamente aquella población? La respuesta llegó algo más tarde cuando alguien más dejó las oficinas. Se trataba de una mujer de formas esculturales, culo firme y pechos llenos y turgentes que parecían desafiar a la gravedad, pues la ceñida camiseta que llevaba revelaba claramente que no usaba sujetador. De los mini shorts realmente minis que llevaba mejor ni hablar. Incluso Lady Cthulhu estaba empezando a excitarse al verla. El cabello era una larga y sedosa melena rubia que se movía como salida de un anuncio de champú. Pero había algo que no cuadraba. El tono de la piel era decididamente gris y, al girarse por completo, Lady Cthulhu se dio cuenta de que esa mujer era una gris. Los rasgos faciales, aunque más detallados que los de los varones de la especie, eran característicos. Aquellos ojos grandes y negros, la boca pequeña. Pero donde debía haber una escueta raja a modo de boca había unos labios sensuales y carnosos que invitaban al beso. En conjunto, pese a ser una gris, la mujer era tremendamente excitante. Y si había más como ella, que era la suposición más obvia, no era de extrañar que hubieran tenido ese éxito explosivo en el pueblo. Sin embargo, no era la táctica que hubiera esperado de los Zeta Reticulanos Nazis. Una invasión militar habría sido más propia. Pero, en cualquier caso, había que detenerlos. Entonces le llegó la inspiración. Si su idea salía bien iban a lograr expulsar a los grises sin necesidad de pirotecnia, o, al menos, no demasiada, y podía ayudar a reforzar su posición en el pueblo. Iba a necesitar algo más de información sobre esos grises y también un poco de ayuda. Por ello sacó su móvil e hizo dos llamadas: la primera a Arkham, la segunda a Byakhee Express. Iba a necesitar un transporte rápido y esa era la mejor opción.

En la ciudad universitaria le esperaban Welcome, N’Kari, Bastet, El que Legisla tras el Umbral y, por alguna razón, Zeus. Lo que Lady Cthulhu pretendía era contar con la ayuda de Alfa Strike, el comando de operaciones especiales de dioses superhéroes y, si había empresas de por medio, igual había que meterse en temas legales para acabar el trabajo en condiciones, por lo que el primigenio abogado podía resultar de utilidad. Por ello, había llamado a Evangeline y le había hecho un breve resumen de la situación en Innsmouth y le había contado su idea. A la joven le gustó mucho y por ello había avisado a N’Kari, Bastet y El que Legisla. La primera había sido fácil de localizar, ya que, pasaba tanto tiempo en Arkham que había optado finalmente por mudarse a la ciudad y establecer allí la sede de su productora de cine para adultos; Bastet andaba por las Tierras del Sueño pero no se perdería por nada del mundo un poco de acción; el abogado simplemente estaba en su despacho y no dudó en hacer un hueco en su agenda para echarles una mano. En cuanto a Zeus, bueno, las universitarias parecían caer sin demasiados problemas bajo sus encantos y N’Kari no tenía reparos en acostarse con el lascivo dios griego. Y cuando había llamado Welcome estaban precisamente con las manos en la masa, así que Zeus simplemente se había autoinvitado.

Una vez reunidos, Lady Cthulhu les explicó con detalle lo que había encontrado en el pueblo y lo que había averiguado. Entonces, Welcome explicó que Harvey Pickman le había hablado sobre un incidente que hubo en Arkham antes de Navidad y que había sido causado por una rama de los Zeta Reticulanos Nazis que habían optado por dejar atrás el tema del nacionalsocialismo, ponerse al día y abrazar el neoliberalismo económico. Aunque no habían vuelto a saber nada de ellos hasta ese momento y lo de las mujeres grises absurdamente sexis era algo completamente nuevo. Ciertamente era algo que había que investigar con más detalle, y sería buena idea poner a Loki sobre la pista de estos grises. Pero, mientras tanto, había que limpiar Innsmouth de su influencia. Por ello, Lady Cthulhu les explicó su plan y a las tres les encantó. Y Zeus, cuando escuchó la idea de la welclon no pudo más que reconocer lo genial que era. Y, por supuesto, se iba a apuntar para actuar como apoyo. Lady Cthulhu y Welcome intercambiaron una mirada de entendimiento. Sabían perfectamente porque el griego tenía intención de ir con ellas. Pero igual hasta podía resultar útil. Por ello, aceptaron que fuera con ellas.

Una hora más tarde, el mini grupo de Alfa Strike compuesto por Delta Wave Welcome, N’Kari, Bastet y Zeus, junto con Lady Cthulhu, entraba en Innsmouth en el coche la diosa africana. Pese a los aparentes excesos de N’Kari, el vehículo era bastante discreto lo que resultaba llamativo. Sin perder tiempo, se dirigieron hacia la oficina de UFOCorp, aparcando justo en la puerta, donde bajaron todos. No iban vestidos con sus ropas de combate, sino que llevaban ropa más casual o formal. Incluso Delta Wave Welcome había dejado atrás sus ropas de guerrera nórdica y, cosa poco habitual, llevaba un vestido ajustado y bastante escotado, combinado con un antifaz y un pañuelo en la cabeza, todo en negro. N’kari y Bastet habían optado por sendos traje sastre, pero sin llevar blusa o sujetador debajo de la chaqueta, y las faldas eran más cortas de lo habitual. Zeus y El que Legisla parecían dos Men in Black, ambos ataviados con sendos trajes negros con camisa blanca, sin embargo, la corbata del griego era de color azul eléctrico con estampado de relámpagos y la del abogado era roja. El que Legisla llevaba su ropa habitual y, por alguna razón, Zeus había decidido vestirse a juego. A fin de cuentas, si iban a tratar con alienígenas, ¿por qué no explotar el manido recurso de los hombres de negro que trabajan para el gobierno para ocultar la existencia de alienígenas?

Así pues, una vez allí preparados, entraron en la sede de UFOCorp de Innsmouth. Fue entonces cuando El que Legisla entró en acción. El abogado estaba más que curtido en tratar con empresas de todo tipo. A fin de cuentas, al ser una entidad primigenia especializada en legislación, llevaba manejando temas legales desde que el mundo es mundo. Incluso se dice que aconsejó al rey Hammurabi para crear el primer código legal. Por ello, una sede menor de una empresa gestionada por alienígenas no tenía porque ser demasiado problemática. Entró como un vendaval, exigió ver al director y, tras embrollar a la recepcionista y secretaria (una de esas grises esculturales y absurdamente sexis) con jerga legal y voz de mando, logró explicar el motivo que les había llevado allí: Innsmouth no era lo bastante grande para ellos. Por ello, para demostrarles que no tenían nada que hacer allí, les lanzaba un desafío: sus mozuelas alienígenas de físico escultural contra las mujeres más sexis de Arkham: N’Kari, diosa de la tormenta y la pasión violenta; Bastet, sensual y diosa de los gatos y el hogar y Delta Wave Welcome, superheroína, valquiria y campeona sexual de la ciudad. Zeus y los sacerdotes de Dagón actuarían como jueces y decidirían que equipo era el más sexy y se ganaría el derecho a mantenerse en Innsmouth. Sí, era un desafío absurdo. Sí, había otras maneras de lograr derrotar a UFOCorp. Pero, a fin de cuentas, aquello era Innsmouth, un lugar donde la mitad de la población eran una mezcla de híbridos y profundos y que, particularmente desde la aparición del movimiento hippie, había hecho del sexo libre (pero seguro) un estándar de sus habitantes. Y, de paso, era un centro neurálgico de la industria pesquera a pequeña y mediana escala que suministraba pescado de calidad y a buen precio a muchos pueblos y negocios locales en Nueva Inglaterra.  Así pues, y como conclusión, si los de UFOCorp querían usar el sexo para dominar la ciudad, Alfa Strike le respondería con las mismas armas.

El combate sexy se celebró un par de horas más tarde en el templo de la Orden Esotérica de Dagón. Al principio los sacerdotes se mostraron un tanto reacios para dar el permiso, pero, tras escuchar los contundentes argumentos ofrecidos por N’Kari (dialécticos, vamos a ver, que la diosa también tiene una buena capacidad de retórica y debate), optaron por ceder. Por supuesto, se corrió la voz rápidamente por el pueblo y fuera del edificio comenzó a congregarse una pequeña multitud. Mientras tanto, dentro, El que Legisla, N’kari y uno de los sacerdotes que se solía encargar de esta cosas, revisaban y preparaban el equipo de luz y sonido de la iglesia para el espectáculo y añadían algún pequeño extra. 

Cuando, finalmente, llegó el momento de empezar el enfrentamiento para ver quienes eran más sexis, las grises esculturales o las mujeres de Alfa Strike, se abrieron las puertas de la iglesia y el lleno fue total. El que Legisla subió al escenario y explicó lo que iba a suceder: En primer lugar, saldrían las empleadas de UFOCorp y, cuando acabaran, saldrían las campeonas de Alfa Strike. Cada equipo ejecutaría un espectáculo de baile erótico y nudista y los jueces, a saber, Zeus y los sacerdotes de Dagón, decidirían que equipo había sido el mejor. De paso, el espectáculo se transmitiría en directo a través de la red social ElderGodBook. De hecho, en esos momentos, recién iniciada la transmisión, ya contaban con bastantes dioses y seres sobrenaturales conectados, entre ellos Dagón e Hidra.

Se apagaron las luces del escenario y, al encenderse, el equipo de las mozuelas esculturales grises ya estaba preparado. Iban vestidas como ejecutivas sexis, con trajes sastre bien ceñidos, sin llevar blusas ni nada bajo las chaquetas y con minifaldas muy ceñidas. Comenzaron a sonar las notas de You can leave your hat on de Joe Cocker y las mujeres empezaron a bailar. Despacio, muy sensualmente, recreándose con cada movimiento, caldeando la temperatura de la sala. Había que reconocer que eran muy buenas, y que estaban muy buenas. Se movían con gracia y elegancia, aportando erotismo con cada gesto, y despojándose de la ropa de una forma muy artística y sexy. Sin embargo, aunque comenzaron de forma pausada, no tardaron en quedarse completamente desnudas, momento en que, al compás de la música, iniciaron una serie de juegos eróticos entre ellas mientras bailaban. El público estaba exaltado ante aquel espectáculo, parecía que se lo habían ganado por completo y dejado el listón muy alto. Los sacerdotes que ejercían de jueces tuvieron que pedir un poco de hielo, Zeus estaba que no sabía como ponerse, e incluso El que Legisla tras el Umbral, que hasta el momento no había demostrado mucho interés en el sexo con mujeres humanas o humanoides (o en el sexo en general, estaba muy entregado a su trabajo), parecía tener un cierto rubor en su ovalado rostro. Al acabar el espectáculo estaba claro que las mujeres de UFOCorp habían puesto el listón muy alto.

Tras dejar unos minutos de descanso para que los ánimos se relajaran un poco, salieron las representantes de Alfa Strike. Sabían que lo tenían difícil, pues sus rivales habían demostrado ser unas expertas en lo que hacían. Pero no eran las mejores, y ellas estaban dispuestas a demostrarlo. No habían ensayado coreografías de baile antes, pues no era su profesión ni la danza era su afición. Pero tenían un punto a su favor: si que se conocían muy bien entre ellas y, en múltiples ocasiones, se habían acostado juntas en diversas combinaciones, ya fuera en parejas, tríos o más, a menudo incluyendo a Kate, la novia de Welcome. Por ello, si las chicas de UFOCorp habían calentado el ambiente, ellas le iban a prender fuego.

Lo primero que llamó la atención fue la elección de la canción. Al comenzar la música, no fue difícil identificar I'm too sexy, de Right Said Fred. Parecía una broma y es que la habían escogido a propósito para burlarse de sus competidoras. Así pues, vestidas tal y como habían llegado a Innsmouth, las tres mujeres ofrecieron un espectáculo muy diferente. Comenzaron a bailar juntas, como si estuvieran en una discoteca y, como estaban acostumbradas a hacer esto y otras actividades como previos para los devaneos eróticos, la danza estaba plagada de movimientos sensuales, caricias, besos y demás. Pronto se quedaron sin ropa, también de forma muy sexy, y, una vez desnudas, lo que sucedió sobre el escenario sólo puede describirse como algo con erótico resultado. Y es que, sin cortarse y puesto que ya que se ponían a ello, al menos iban a divertirse y disfrutar, ofrecieron un espectáculo improvisado de sexo en vivo al ritmo de la música. Y lo hicieron con tanta sensualidad y gracia que desbancaron por completo al equipo rival. Mientras las tecnócratas de UFOCorp habían ofrecido una coreografía impecable y cargada de erotismo y sensualidad, lo que las campeonas de Alfa Strike pusieron sobre el escenario fue pasión, naturalidad e improvisación cargadas de erotismo y sensualidad. Eran tres mujeres espectaculares que habían optado por disfrutar de aquella experiencia y hacerlo de la forma más ardiente y excitante para el que las contemplara.

Las grises, al ver lo que estaba pasando y como el público estaba cada vez más enfervorizado, trataron de empujar la balanza a su favor. Despojándose de los albornoces con que se habían cubierto tras bajar del escenario, volvieron a subir para demostrar que ellas eran las auténticas reinas sexis y se unieron a las tres mujeres de Alfa Strike. Aquello sirvió para aumentar más los ánimos de los espectadores y para demostrar que las de UFOCorp, aunque eran muy buenas, no podían competir contra las diosas y la valquiria. La orgía resultante acabó con las tecnócratas sexuales sometidas ante sus rivales, que se demostraron como superiores.

Delta Wave Welcome, N’Kari y Bastet fueron declaradas campeonas por unanimidad, lo que obligaría a UFOCorp a abandonar Innsmouth. Así pues, todo acabó bien en Innsmouth: el pueblo se había librado del sometimiento económico de los Zeta Reticulanos korporativos y sus astutas y absurdamente sexis seductoras; Lady Cthulhu fue más tarde recompensada por su inventiva e iniciativa con una sesión en privado con las tres campeonas de la competición y Zeus fue intentado captar por los korporativos. Le enviaron a las espectaculares mujeres que habían competido contra las mujeres de Alfa Strike para que usaran sus dotes sexuales con él, con erótico resultado y gran satisfacción para el griego. Ni que decir tiene que no se cambió de bando. Si lo hacía ya podía olvidarse del sexo ocasional con N’Kari. Así pues, UFOCorp tuvo que retirarse del pueblo, pero Alfa Strike y Lady Cthulhu (y con ella las demás welclones) habían adquirido un nuevo enemigo.

sábado, 20 de enero de 2018

El ataque de los exámenes vivientes

Todos estaban sentados, con miradas de pavor y tensión. El silencio era sepulcral, excepto por los sonidos de movimientos nerviosos, leves indicadores de la tensa espera. Seabury Q, Pickman disfrutaba de esos momentos. Los pocos minutos antes del comienzo de un examen eran como una dosis de endorfinas para el antropólogo. Mirar a esos alumnos, con caras de estar ante un artefacto explosivo de suma complejidad de desactivar era una de las cosas que más disfrutaba de la universidad. No podía evitarlo. Cogió un montón de folios, en los que estaban las preguntas a responder y las imágenes que tendrían que comentar los estudiantes. En el fondo no era tan difícil, pero es que... esas caritas...

-No le deis la vuelta al examen hasta que yo lo diga -comentó mientras entregaba los últimos.

Seabury volvió a la mesa del profesor con unos  cuantos exámenes en la mano. Como de costumbre, sobraban unos cuantos, ya fuera por alumnos que no se habían presentado, ya fuera porque había hecho más fotocopias de la cuenta. Dejó los folios y se dirigió a los atemorizados alumnos.

-Venga, ya podéis darle la vuelta. Tenéis dos horitas para hacer el examen, el que no haya terminado entonces, será fusilado -dijo, probando una broma para soltar tensión. Su dosis de terror estudiantil ya había sido saciada, no era cuestión de sobrepasarse.

Los alumnos rieron con nerviosismo el comentario y le dieron la vuelta a sus exámenes. Los tapones de algunos bolígrafos cayeron en los pupitres. Ahora, lo único que tenía que hacer Seabury era dar paseos con ojo avizor y relajarse. 

Mientras el antropólogo avanzaba entre una fila de pupitres, mirando de reojo a cualquiera que hiciera un movimiento extraño, se fijó en uno de los alumnos, que parecía tener un problema fuera de lo normal con su examen. Parecía que no podía controlarlo, pero no porque no hubiera estudiado... ¡¡¡El examen se movía como si fuera algún tipo de ser vivo!!! Las hojas se movían como ropa tendida al viento mientras el pobre chaval intentaba mantenerlas quietas, pero todo su trabajo fue imposible, los folios grapados dieron un salto y se le pegaron en la cara. 

El resto de alumnos estaban concentrados en su examen, pero cuando el alumno atacado se levantó y comenzó a dar vueltas e intentaba quitarse de la cara los folios, no pudieron evitar alzar la mirada ante esa molesta distracción... momento que aprovecharon sus respectivos exámenes para lanzarse directos a sus cabezas y cubrirles la cara.

Mientras todo esto sucedía delante de un estupefacto Seabury, los exámenes sobrantes que estaban en la mesa del profesor estaban alzándose y preparándose para atacar. Se giraban en su dirección. Era la única persona en la clase que no tenía papeles pegados en la cara.

Seabury corrió con la cabeza baja mientras de su boca surgía un mantra "mierda, mierda, mierda, mierda" hasta que llegó a uno de los pupitres del final, donde no se había sentado nadie. El antropólogo tiró la mesa a modo de parapeto y los papeles se lanzaron a golpes. Algunos de los exámenes parecieron darse cuenta de que no podían atravesar la madera, así que se arrastraron por la mesa hasta dar con el ser humano que había detrás. Seabury sacó del bolsillo de su pantalón el mechero que usaba para encender su pipa y mostró una larga llama a los folios que pretendían saltar sobre él.

-Venga, atreveos, si tenéis huevos -dijo mientras pensaba en que acababa de lanzar una bravata a unos folios grapados que querían atacarle y sin saber si aquello debería hacerle perder la cabeza o dar por hecho que era un suceso más de la enloquecedora ciudad en la que vivía.

Ahora comenzó a suceder algo nuevo. Oía a los alumnos hablando como podían debajo de los papeles que cubrían su cara y, al momento, parecían recibir una descarga eléctrica. Estas descargas parecieron sucederse por toda el aula mientras los folios sobrantes se lo pensaban antes de enfrentarse al fuego del mechero. Fuera lo que fuese, esto estaba más allá de sus capacidades como antropólogo y profesor universitario, así que  dio un salto y se dirigió corriendo hacia la puerta.

Los folios grapados, al darse cuenta de que el objetivo huía, se lanzaron cual jauría hacia Seabury, pero dos piernas de tamaño humano corrían más que unos folios, y el profesor consiguió abrir la puerta y salir del aula.

-¿Es que no puedo ni disfrutar de un examen sin que suceda ninguna cosa surrealista en esta puñetera universidad?

-No, creo que no puede -le dijo un señor vestido con frac que iba montado sobre un avestruz cruzando el pasillo.

Antes de que Seabury pudiera reaccionar, escuchó sonidos de golpes en las aulas cercanas y vio cómo algunas puertas se abrían, para que profesores o alumnos pudieran escapar de otro grupo de folios vivientes, algunos eran capturados y, casi inmediatamente comenzaban a farfullar bajo el papel y, después, a dar el bailoteo electrizante. Así que no eran sólo sus exámenes lo que habían cobrado vida, este incidente era generalizado.

-Creo que es hora de llamar a los profesionales.

Residencia estudiantil La Llave y La Puerta. En esos momentos.

Harvey Z. Pickman estaba echándole un vistazo a las cuentas de la residencia estudiantil cuando su teléfono móvil comenzó a vibrar en su bolsillo. Lamentando más bien poco la interrupción, sacó el aparato del bolsillo y miró quién llamaba. Era Seabury... pero en esos momentos debería estar trabajando ¿qué querría a esas horas?

-Hola, Seabury ¿qué pasa?... ¿Qué? ¿Exámenes vivientes? ¿Están atacando a todo el mundo y les da descargas? Eso parece un trabajo de alguien como ¡¡¡Delta Wave Welcome!!! ¿Qué? ¿Que este no es un trabajo de un superhéroe? ¿Entonces para ti qué es el trabajo de un superhéroe?... Sí... Sí, ya sé que yo soy el experto en magia de la familia y que eso tiene toda la pinta de ser el resultado de un hechizo... no, no te estoy dando largas... Que sí... Síííí, no te preocuuuupes. En un rato estaré allí... ¿Cómo que por qué en un rato? La universidad no está aquí al lado... Sí, conozco hechizos que pueden plegar el espacio-tiempo y hacerme ir a otro sitio en cuestión de segundos ¡Ay, Seabury, qué tonto te pones a veces!

Harvey colgó y se guardó el móvil en el bolsillo. Suspiró y comenzó a cantar las palabras que ayudarían a su hechizo de transporte mientras dibujaba unos extraños símbolos en el suelo con su tiza de Sacerdote de Yog-Sothoth.

Universidad Miskatonic. Mientras Harvey lleva a cabo el hechizo.

El campus era un caos de gente corriendo perseguida por exámenes que intentaban lanzarse a su cara. Algunos exámenes estaban realizando emboscadas e inteligentes tácticas para atrapar a alumnos y profesores. Y en medio de ese caos, Seabury Q. Pickman seguía en el parapeto que se había hecho con pupitres, sillas y carteles de anuncios.Frente a él, una cantidad de exámenes intentaban alcanzarlo. Algunos eran de tipo test, así que tenían varios folios, lo que les permitían mayor movimiento que a los que eran de folio único o sólo dos hojas grapadas. Los exámenes más atrevidos conseguían cruzar su parapeto, pero allí les esperaba el mechero de Seabury. Era lo único que tenía para defenderse, y le valía porque entraban de uno en uno como en las películas de artes marciales. Sin intentaran un ataque de verdad, sería rápidamente derrotado. Los exámenes de tipo test estaban haciendo fuerza por apartar sillas y carteles para que pudieran entrar en grupo, lo que sería la derrota de Seabury, pero antes de llegar a ese funesto momento, el aire comenzó a crujir y una brecha se abrió en la nada. De ese agujero en el aire salió Harvey Z. Pickman

-¡¡¡Por las huestes de Hoggoth!!! -exclamó mientras realizaba unos complejos movimientos de manos.

Los exámenes que estaban atacando a Seabury se pegaron fuego y quedaron reducidos a cenizas.

Seabury se levantó derribando las sillas y pupitres que formaban su parapeto henchido de alegría.

-¡Por fin estás  aquí! No sabes lo que he tenido que sufrir con estos exámenes. Han tomado el control de prácticamente toda la universidad. Creo que sólo aguanta la facultad de informática, ya que allí hace tiempo que lo hacen todo digital y no entra ni un papel.

-Seabury, os quejáis de que la gente cree que esta es una universidad de magia y vosotros os las arregláis para que un ejército de exámenes mágicos lancen un golpe de estado ¿Tú sabes la imagen que da esto?

-¡¿Me estás echando a mi la culpa de todo esto?!

-A alguien tenía que echársela -respondió Harvey-. Ahora hay que saber quién ha sido el responsable de todo este desastre... exámenes vivientes que se te pegan en la cara... ¿a quién se le habrá ocurrido eso? Es muy absurdo, pero no lo suficiente para ser cosa de los RNLO, además, ellos no utilizan magia, y puedo detectar muuuuuucha magia en el campus, sobre todo en los exámenes. ¿Eye Gore? Es una posibilidad, pero exámenes vivientes que se te pegan a la cara no es su estilo, es muy poco cliché villanesco, por no decir nada.

-Harvey...

-Tampoco creo que sea cosa de algún dios con ganas de juerga, no noto energía divina en todo este asunto. Puede ser cosa de Nyarlathotep, pero no sé para qué querría hacer una tontería como esta...

-¡Harvey!

-Eso descarta a la mayoría de los de siempre. Queda la opción por defecto... algún idiota la ha cagado.

-¡¡¡Harvey!!! -exclamó Seabury

-No grites, hombre, que estoy deliberando.

-¡¿Quieres mirar a tu alrededor?! -lee dijo Seabury señalando haciendo un arco con su brazo. Un nuevo grupo de exámenes había aparecido, y se dirigía hacia ellos.

-No te pongas histérico, hombre, que hasta el mago más tonto sabe realizar un hechizo de bola de fuego.

Harvey realizó una serie de movimientos con sus manos, como si tuviera un control o mango y pulsara algo con la otra mano. Esto hizo que una poderosa bola de fuego surgiera de él y consumiera al grupo de exámenes... tambien provocó un incendio en el pasillo, que hizo saltar los aspersores.

-Venga, no te quejarás ahora. Los aspersores están apagando el fuego -dijo Harvey mientras Seabury le miraba con ojos asesinos y el cuerpo cubierto por una fina lluvia producto de los aspersores -. Tenemos que conocer el origen de esto, y no tengo ganas ni tiempo para hacerlo de forma elaborada, así que utilizaré aquel sencillo hechizo que usó Anna cuando desapareció uno de los yithianos del programa de intercambio.

Harvey llevo a cabo lo necesario para la elaboración del hechizo mientras Seabury se cubría de la lluvia artificial con su cartera de cuero. En unos instantes, vio una especie de hilo inmaterial brillante que les indicaba el camino a seguir.

-Venga, sólo tenemos que seguirlo, y si nos ataca algún examen, nos defendemos... sin bolas de fuego ¿vale?

Seabury accedió y bajaron corriendo las escaleras. Algunos exámenes iban por allí buscando presas, y Harvey, harto de tener que luchar contra ellos, prefirió lanzar un hechizo que cubriría a él y a Seabury con un campo protector. Salieron de la facultad y vieron cómo el hilo iba directo al edificio de la facultad de Geografía e Historia. Ignorando a los alumnos que se retorcían en el suelo con el bailoteo eléctrico y a los exámenes que iban en busca de presas, Harvey y Seabury cruzaron en línea recta hasta llegar a la facultad que era su objetivo. Una vez allí, sólo tuvieron que seguir por los pasillos hasta dar con el origen del problema.

En el suelo, un alumno regordete se retorcía por las descargas  que le estaba lanzando el examen que tenía pegado en la cara.

-¡Oh! ¡Caído en su propio hechizo! ¡Qué irónico, verdad?! -dijo Harvey mientras se acercaba a él.

-¿Y ahora qué hacemos? Está claro que no nos puede decir cómo arreglar este asunto.

Harvey dio un tirón del examen pegado a la cara, pero no quería separarse de su víctima. Entonces, le arrebató a Seabury el mechero y le pegó fuego.

-¡¿Pero te has vuelto loco?! ¡Le has pegado fuego a un alumno!

-No seas histérico, Seabury, mira, está sano y salvo.

En efecto, el estudiante estaba levantándose claramente desorientado.

-Hola, imprudente hechicero -saludó Harvey-, vas a decirme qué hechizo lanzaste sobre los exámenes para que podamos deshacerlo.

-Yo sólo... tenía un examen muy importante con un profesor que corrige los exámenes con plantilla

-¡Por los dioses de Aquilonia! -exclamó Seabury -¿Hay semejantes monstruos en esta universidad?

-Sí, los hay... yo quería aprobar, así que busqué en un libro sobre magia ceremonial un hechizo que me haría responder al examen palabra por palabra como quería el profesor, pero hice algo mal, porque en vez de eso, el examen saltó contra mi cara y me hacía responder a preguntas, y si no respondía las palabras exactas me daba una descarga eléctrica.

-¿Cuantas veces os hemos dicho que nada de hechizos ni invocaciones para los exámenes? Intentamos realizar nuestro trabajo académico sin que algo sobrenatural se nos pegue en la cara... literalmente -dijo Seabury.

-Yo... yo... tengo el hechizo en el bolsillo...

Harvey metió la mano en el bolsillo de chaval sin pedir permiso y echó un vistazo. Era un hechizo muy sencillo. Hasta un mono sería capaz de realizarlo, así que el contrahechizo fue más sencillo que hacerse un sandwich. Una vez deshecho el hechizo, los exámenes que cubrían a todos los alumnos y profesores cayeron al suelo, volviendo a ser sólo folios con preguntas a responder.

-Ya está. Terminó el problema -dijo Harvey -. La próxima vez que hagas algo así, te meteré el libro de hechizos por el culo.

El estudiante tragó saliva y se fue corriendo.

-¿Ves? Le dices eso y no volverá a hacerlo -comentó Harvey con una sonrisa. Y dicho esto, volvió a abrir una puerta en la realidad y volvió a la residencia sin despedirse.

Seabury se quedó allí de pie, mirando los folios tirados por el suelo y a profesores y alumnos desorientados preguntándose qué había pasado. Estaba pensando que nunca volvería a disfrutar de un examen.

sábado, 13 de enero de 2018

Fantasmas de Dunwich

El invierno no era la mejor estación para visitar Dunwich o vivir allí. Era crudo, era frío, era inhóspito, y la nieve lo cubría todo. Por ello, las welclones tenían poco trabajo en los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta. Habrían optado por hacer un cierre de temporada, pero lo apartado del lugar y la historia de la región eran importantes atractivos para algunos colectivos. Demiurgos y dioses invernales, semillas de Ithaqua, wendigos variados, incluso algún hongo de Yuggoth se convertían en clientes habituales de la estación más fría del año. Por ello, las mujeres seguían con su trabajo, aunque procuraban salir fuera lo mínimo indispensable. Por supuesto, había una excepción, Ártica, que al estar hibridada con Gnoph-Keh, se movía por el frío exterior en camiseta y pantalones cortos alegremente. Y es que era habitual ver su figura cubierta de espeso pelaje blanco y con un cuerno negro en medio de la cabeza moverse por la zona vestida igual que si estuvieran en pleno verano. 

Pero ese invierno había sucedido algo que había roto con la rutina de deidades, entidades sobrenaturales, alienígenas fúngicos y demás habituales. Y es que Odín había decidido enviar a sus valquirias a pasar unas semanas en Dunwich para que se entrenaran en operaciones de búsqueda y rescate en entornos helados. Tenían experiencia de sobra en montaña, por lo que el dios se había decantado por un terreno diferente aunque igual de complicado por el frío: las colinas del valle superior del Miskatonic. Ni que decir tiene que las valquirias fueron recibidas con gran regocijo por dos razones: la primera, obviamente, era que iban a mejorar la ocupación e ingresos de los Alojamientos Rurales durante ese invierno; la segunda, bueno, también era bastante obvia, ya que se trataba de dos equipos de seis altas y esculturales mujeres nórdicas que se iban a alojar en un lugar gestionado por 20 clones salidas y bisexuales.  Para colmo, durante la primera semana contaron también con la presencia de Evangeline en su aspecto de superheroina, Delta Wave Welcome, lo que satisfacía plenamente a las welclones. La joven sólo podía estar una semana debido a que no podía descuidar demasiado sus estudios universitarios. Pero como enlace de las valquirias con Alfa Strike y líder de las welclones, su presencia era necesaria.  Resultaba muy curioso ver a la heroína junto con las demás mujeres. Con las clones no destacaba, a fin de cuentas, aunque mutantes, eran sus “hijas” genéticas, creadas con su ADN como base. Pero al lado de las valquirias llamaba bastante la atención. Y es que Welcome, que medía 1,60 resultaba bastante baja comparada con ellas.

La primera semana se desarrolló sin demasiados incidentes. Comenzaron a familiarizarse con el terreno y a realizar salidas, guiadas a menudo por Ártica. Se trataba de ejercicios de instrucción básica para aclimatarse y aprender a moverse por ese entorno, así como a identificar hitos para guiarse, utilizar técnica de camuflaje, alguna maniobra de simulación de combate entre ambos equipos, etc. Fue todo bastante bien, e incluso tuvieron que intervenir para tratar de localizar a unos excursionistas invernales que se perdieron y lograron localizarlos con éxito. Pero todo se revolvió con éxito. Tras acabar la primera semana, Welcome volvió a Arkham, aunque realizó algunos viajes adicionales a Dunwich, siempre usando Byakhee Express, ya que era la opción más rápida y que menos problemas tendría con el clima invernal.

Fue a partir de la segunda semana, con las valquirias ya instaladas y familiarizadas con el terreno y el clima, cuando la situación se empezó a complicar. Y es que, los problemas podían venir desde cualquier lugar. Y, en este caso, la situación se iba a complicar de forma bastante inesperada y poco habitual. Sin que estuvieran al tanto, se había instalado en la zona desde hacía poco un nekomata, un gato japonés de dos colas, llamado Hiroshi. Estos animales eran seres mitológicos nipones con poderes nigrománticos. Algo que haría las delicias de Vinnie West, pues tal vez podría aprender magia para reanimar a los muertos sin necesidad de la aparición de su personalidad oscura con poderes auténticos, podía convertirse en una condenada molestia en Dunwich, si no evolucionaba a algo peor.

Este nekomata en concreto era primo de uno que ya trató de usar en su beneficio las acciones sexuales de los dioses, en particular Raijin, Fujin y Zeus, cuando estuvieron en una misión especial en Japón para investigar unas instalaciones de Omicron Scorpions. Como era de esperar, Raijin y Fujin aprovecharon para instalarse en un balneario cercano a donde los siguieron sus fans más incondicionales, lo que incluía que estaban también bastante deseosas de satisfacción sexual por parte de sus ídolos. Por otro lado, Zeus optó por aumentar su ya larga lista de amantes seduciendo al personal femenino de la base. Todo esto, además del erótico resultado, condujo a la aparición de un ejército de muertos vivientes enviados por un nekomata que quería aprovechar el semen de los dioses que quedara en los genitales de las apasionadas compañeras de cama. Obviamente, aquello no acabo bien, al menos para el gato, que se las tuvo que ver con una alianza situacional entre los dioses y el equipo Tiamat de GodHunters de Omicron Scorpions. Así pues, este nuevo felino mitológico de dos colas, que había estado en su momento al tanto de los intereses de su primo, había optado por probar un enfoque diferente. Por ello, dejando atrás sus tierras natales, había viajado a Estados Unidos, siguiendo la pista de los dioses del equipo Alfa Strike. Esto le había conducido hasta Arkham, donde, siguiendo pistas y rumores, había tomado la decisión de investigar más a fondo el valle superior del Miskatonic. Lo que le interesaba en particular eran las welclones y su acceso a la leche mutagénica y mística de Shub-Niggurath. No hay que olvidar que estas surgieron de combinar el material genético de Evangeline “Welcome” Parker con el de diversas Criaturas del Ciclo de Cthulhu, dioses y otras fuentes sin identificar mediante la poco escrupulosa y dudosamente ética aplicación de la leche de esta diosa exterior, obtenida a través de uno de sus avatares: la Cabra Blanca de Tres Cabezas. Esto, que condujo a una guerra de un día entre Alfa Strike y sus aliados del Equipo Exile de la Unión de Tribus Socialistas Morlock contra las fuerzas de elite de la NWE y sus colaboradores puntuales del ejército de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro. El resultado final fue la liberación de Welcome y sus welclones, que se convirtieron en un grupo que rendiría culto al avatar de Shub-Niggurath y se encargarían de poner un poco de orden en  aquella región. A fin de cuentas, las eternas peleas vecinales entre sectarios de Yog-Shothoth y cultistas descendientes endogámicos de Tsathoggua no estaba conduciendo a nada.  Así, de esta manera, y con la colaboración de la familia Pickman de Arkham, se crearon los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta, gestionados por el grupo cultista de la Cabra Blanca de Tres Cabezas, es decir, Welcome y las welclones, aunque la primera actuaba más como líder del grupo y enlace con Alfa Strike y los morlocks. 

Tras todo este rollo recordatorio de lo sucedido, es hora de llegar a la conclusión de que demonios hacía allí Hiroshi. Sus planes consistían en conseguir la leche mutagénica de Shub-Niggurath y, si era posible, algunas muestras de las welclones y de la demás población sobrenatural, cósmica y extradimensional que pudiera encontrar. Todo ello para realizar turbios experimentos nigrománticos ocultos y prohibidos. Pero este nekomata no quería cometer los mismos errores que su primo, por ello, decidió optar por un enfoque diferente: para empezar, optó por usar fantasmas en lugar de cadáveres reanimados. Esto tenía su ventaja al pensar que los primeros suelen ser invisibles a menos que se manifiesten, lo que les aporta el factor sorpresa. Sin embargo tenía la desventaja de que su contacto con el mundo físico era más limitado, aunque la intangibilidad era un extra. Pero ya se encargaría de eso, y es que estaba preparado. Antes de partir se había hecho con un amuleto encantado que daría mayor contacto físico a los espíritus que dominara dentro de un radio de acción. No era demasiado, apenas llegaba a una veintena de metros, pero ya era algo. Además, si era discreto y actuaba rápidamente, podría lograr su objetivo sin llamar demasiado la atención. O eso esperaba. Por ello, tras hacerse con un lugar seguro desde donde practicar los ritos y encantamientos necesarios, comenzó a convocar a los espíritus sin descanso que pudieran escuchar su llamada y ser atraídos por la misma.

Un día más tarde, el equipo Alfa de las valquirias se encontraba en medio de un ejercicio de búsqueda. Se trataba de unas maniobras en las que tenían que localizar a su objetivo en terreno hostil y bajo amenaza. Esta última provenía del objetivo al que tenían que encontrar y capturar: Ártica. Y es que, aunque la mujer no había recibido entrenamiento específico, si que conocía muy bien el terreno, era prácticamente inmune al frío y su pelaje blanco la ayudaba a camuflarse en la nieve. Además, se había puesto ropa blanca, y, para desgracia y mala suerte de las valquirias, cuando creyeron dar con ella, sólo dieron con un maniquí hecho de nieve ataviado con la camiseta y pantalón de la welclon. Así pues, se enfrentaban a una joven en muy buenas condiciones físicas, desnuda o en ropa interior blanca que se camuflaba muy bien sobre el terreno, el cual conocía perfectamente y que las podía estar acechando en ese mismo momento. Y para complicar más el asunto, estaba el tema de las apuestas.

Antes de salir esa mañana, las valquirias habían estado fanfarroneando sobre lo bien preparadas y entrenadas que estaban (lo cual era cierto), y que no les iba a resultar demasiado difícil dar con Ártica aunque se quedara completamente desnuda y usara su pelaje blanco para esconderse en la nieve. Claro, la welclone había sonreído ante la bravata y respondido que le gustaría verlo. Una cosa condujo a otra y el alarde acabó en una apuesta según la cual, tras la “cacería”, Ártica se acostaría con todas y cada una de las valquirias a las que diera caza. Para las que sentían atracción sexual por las mujeres, ya fueran lesbianas o bisexuales, esto no suponía demasiado problema, ya que las welclones eran conocidas por ser grandes amantes, pero había otras a las que no les hacía tanta gracia el asunto. Pero ya era demasiado tarde para echarse atrás. Así pues, Ártica se había decidido a no ponérselo nada fácil y, de momento, lo estaba consiguiendo.

Por ello, mientras las valquirias maldecían por su mala suerte al ver como la welclon las estaba esquivando, ésta las observaba escondida cerca, tras una roca cubierta de nieve. Ya había decidido cual sería su primera víctima: Reginleif, la orgullosa líder del equipo Alfa. Era atractiva, y muy hábil, pero, lo más interesante era que Reginleif era heterosexual y no le hacía la más mínima gracia el tener que meterse en la cama con otra mujer. Por supuesto, Ártica no iba a forzarlas a cumplir las condiciones de la apuesta si ganaba, pero eso era algo que debían averiguar ellas. Mientras tanto, se divertía viéndolas molestas y apuradas. Por ello, aguardaba el momento oportuno para lanzarse sobre su presa para capturarla y estamparle un profundo y apasionado beso en la boca, sólo por darle una lección de humildad y humillarla un poco. A fin de cuentas, había otras valquirias que le gustaban más y que no tendrían reparo en acostarse con ella. Fue entonces cuando algo empezó a salir mal. A Ártica se le pusieron todos los pelos de punta, lo cual era, cuanto menos, llamativo y le daba un aspecto bastante extraño. Y entonces sintió como alguien la agarraba de forma bastante torpe. Si había algo que no toleraban las welclones era el abuso sexual y la privación de libertad. Habían sido creadas como super soldados mutantes, encerradas durante el tiempo que pasaron en los laboratorios y utilizadas a veces como juguetes sexuales por parte de los científicos más depravados. Aquello lo hacían drogándolas, pues todas habían asimilado muy bien las lecciones de entrenamiento militar y sus poderes las hacían muy peligrosas. Por ello, y aunque no tenían complejos ni sexuales ni de otro tipo, les repelía profundamente el robo de la libertad personal. Así pues, Ártica se revolvió contra sus atacantes, pues no tardó en sentir un segundo par de manos palpándola. Trataron de inmovilizarla, pero ella era fuerte y había recibido un intensivo y completo entrenamiento en diversas artes marciales, tanto durante su creación en laboratorio como, posteriormente, de mano de Welcome y de los dioses de la guerra, Ares y Perun. Así, esos seres invisibles que trataban de retenerla y forzarla, iban a aprender por las malas que no era buena idea cabrear a una welclon.

Lo que más extrañaba a la mujer era que sus atacantes eran completamente invisibles, y que, en ocasiones, parecían volverse intangibles. Pero ella disponía de varias armas en su arsenal que aún no había utilizado. Por ello, cuando logró zafarse de los intentos de apresarla, se puso en pie, desnuda y poderosa, orgullosa y feroz, y muy, muy cabreada, inspiró profundamente y lanzó una bocanada de aire frío a su alrededor. Una capacidad que había adquirido de su ADN de Gnoph-Keh era la de poseer una arma de aliento helado. Lo que salía de su boca era aire a una temperatura polar, capaz de enfriar rápidamente todo cuanto quedara en su radio de acción hasta congelarlo. Por otro lado, su origen híbrido procedía de una criatura nativa de las Tierras del Sueño y relacionada con el primigenio Ran-Tegoth y ella había sido creada con una combinación de magia y ciencia. ¿Y a que viene tanto rodeo? Pues, sencillamente, que todas sus armas naturales, es decir, su cuerno, su aliento y las cinco clases de somantas de palos que era capaz de sacudir, podían afectar a criaturas normalmente invulnerables a armas y agresiones convencionales. Así pues, las dos entidades invisibles y parcialmente intangibles quedaron, para empezar, congeladas, para, a continuación, recibir una de las cinco clases de palizas que podía dar Ártica.

Claro, esto había descubierto su posición, pero el ejercicio de las valquirias era lo de menos. Si había surgido alguna nueva amenaza en Dunwich, era su deber identificarla y ponerle fin. Por ello, actuando con presteza, se aproximó a las valquirias y, mientras se vestía, les informó de lo que estaba sucediendo. Ellas la habían visto combatir contra algún tipo de enemigo invisible, por lo que su ampliación de información las dejó bastante sorprendidas. Sin embargo, había que actuar con presteza. Si los que les atacaban eran algún tipo de entidades espirituales parcialmente incorpóreas, era porque algo o alguien los había llamado. Ártica conocía bien el terreno, era su entorno habitual, donde ella y sus compañeras se movían a diario y esa amenaza era algo inesperado. Así pues, recomendó que se replegaran de regreso a los Alojamientos Rurales para allí equiparse y prepararse para entrar en acción.

La retirada no fue fácil. Constantemente estaban siendo acosadas por fantasmas que trataban de atraparlas y herirlas, pero Ártica actuaba con rapidez y se enfrentaba a sus adversarios. Y, aunque aun no sabían cual era el origen de aquel ataque, estaba claro que pretendían impedirles llegar a su destino. Afortunadamente no se encontraban demasiado lejos, pues Ártica no las había conducido a parajes demasiado remotos o que pudieran resultar especialmente peligrosos. Y es que el valle superior del Miskatonic aun acogía a algunas amenazas que las welclones no habían eliminado, bien por estar limitadas a un territorio en concreto, bien por estar controladas o bien porque se escapaba a sus capacidades. Afortunadamente no eran demasiadas, y estaban bastante bien identificadas. Por eso, la aparición de los fantasmas les había resultado tan sorprendente.

Con tenacidad, esfuerzo y un despliegue de habilidades marciales y aliento helado de Ártica, lograron llegar hasta las cabañas que ocupaban las valquirias. Una vez allí, se prepararon para el asedio. Mientras, Ártica fue a avisar a sus compañeras. En esos momentos, la mayor parte de las welclones estaban por la zona, además de acoger a un grupo de sectarios de Ithaqua que sentían una fascinación casi fetichista por Ártica. Por ello, cuando los fantasmas llegaron, se encontraron algo que no aguardaban: un pequeño ejército de clones mutantes, adoradores de Ithaqua y valquirias, preparados con hechizos y armas mágicas. También hay que añadir que Hiroshi no había estado inactivo ni poco productivo antes de comenzar su ataque. Había reunido un buen contingente de fantasmas basado en los que habían muerto por todo el valle superior del Miskatonic, víctimas de las circunstancias, del terreno accidentado, de las familias endogámicas cultistas demasiado entusiastas a la hora de hacer sacrificios, etc. Así pues, lo que había tratado de asaltar a Ártica y las valquirias había sido una pequeña avanzadilla. Hacia los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta se dirigía un gran ejército de fantasmas comandados por el nekomata que, esta vez, había optado por mostrarse. Éste, tras anunciar que había sitiado la zona con sus almas en pena, anunció sus intenciones. Ni que decir tiene que no fueron precisamente aceptadas de buen grado por las welclones. Y, de esta manera, comenzó la Batalla de los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta. Aunque Hiroshi contaba con su magia y con la gran cantidad de fantasmas y espectros que había convocado, las welclones tenían un as en la manga. Así, al comenzar el ataque, las valquirias y las clones se situaron en primera línea, mientras Ártica y los sectarios se quedaron en la retaguardia, protegidos por las demás.

La lucha era encarnizada, con los fantasmas tratando de atrapar y arrastrar a sus presuntas víctimas, pero estas se defendían con uñas y dientes, con espadas y cuchillos mágicos y usando a plena potencia todos los poderes de las welclones: ácido, veneno, electricidad, fuego, fuerza sobrehumana, ataques sónicos, astucia y mucha, pero que mucha mala leche. Las defensoras tenían que ganar tiempo y tratar de contener a sus atacantes que las superaban ampliamente en número, pero lo que les faltaba en ese aspecto lo compensaban con valor y tenacidad. Tenían un objetivo y lo cumplirían: aguantarían. Tenían que ganar tiempo para que Ártica y los sectarios lograran invocar a Ithaqua. El ritual era largo, era complejo, pero se podía hacer. Las bajas temperaturas y el hecho de que participara Ártica podía facilitar las cosas, ya que este ser sólo podía ser llamado en territorios muy norteños y cuanto más fríos mejor. Pero, tras largos momentos de tensión, algo cambió. El cielo se oscureció, como si una nube de inmensas dimensiones lo hubiera cubierto todo. Era una formación oscura, pesada, como si estuviera preñada de nieve preparada para descargar en una ventisca letal. Pero su forma era extraña, pues recordaba a una descomunal figura humana y, allí donde debía estar la cabeza, brillaban dos estrellas, ardientes y relucientes como si fueran unos ojos llameantes. Ithaqua había llegado.

El ser de las nieves, el primigenio de los hielos, reclamó su sacrificio al ser llamado, y, escuchando el ruego de Ártica y sus adoradores, cubrió la zona con el frío y la nieve, llevándose consigo a los fantasmas y al desafortunado Hiroshi. Tras su marcha, todo quedó cubierto por un espeso manto blanco que iba a dar mucho trabajo adicional a las welclones, pues habría que despejar los caminos y quitar los taludes de nieve que sepultaban en parte los edificios. También habría que ayudar a las granjas vecinas que se hubieran visto afectadas, así como la aldea de Dunwich. Eso supondría mucho esfuerzo para las mujeres, y un apropiado entrenamiento de rescate en la nieve para las valquirias, pues tal vez hubiera gente o animales que hubieran quedado atrapados. Así pues, con el apoyo y colaboración de los tres colectivos, valquirias, welclones y sectarios, lograron deshacerse de la amenaza que suponía el gato de dos colas. Por el momento, Dunwich volvía a ser un territorio seguro, o al menos relativamente seguro. Cuando lograran resolver los problemas causados por el temporal de nieve, Ártica se encargaría personalmente de mostrar su agradecimiento a los sectarios. A fin de cuentas, habían colaborado de buen grado, habían sido muy amables con ella durante su estancia y la halagaba que la tuvieran en alta consideración por su naturaleza mutante relacionada con su deidad. Pero eso ya es otra historia… con erótico resultado.

sábado, 6 de enero de 2018

Los Reyes Magos llegan a Arkham

Con las fiestas de navidad terminadas, y el año nuevo entrado, la normalidad había llegado a la residencia estudiantil La Llave y la Puerta. El día a día volvía a ser el ir y venir de alumnos estresados por exámenes o trabajos finales, los vocálicos ritos de los adoradores del Gran y Poderoso E, Robert Pickman espiando a Summanus alguna que otra vez, y la típica batalla contra el ser que habita dentro del inodoro del cuarto de baño del personal de servicio... el muy pesado siempre despertaba a principios de año y se ponía a cantar canciones Death Metal con acento cockney.

Con la vuelta de la rutina, Anna Pickman volvía a su trabajo habitual, que aunque lo pareciera, no era repartir estopa y partir por la mitad a criaturas invasoras, sino psicóloga experta en ocultismo. Ahora mismo estaba leyendo el libro de un individuo de dudosos conocimientos ocultistas que le habían hecho llegar, ya que parecía estar lleno de errores y afirmaciones que no pasarían ni el examen más mínimo. Normalmente, dejaría pasar esas tonterías, ya que el mundo estaba lleno de libros de ocultismo que sólo decían tonterías, pero ese en particular, por lo visto, decía tantas tonterías que terminaba absorbiendo inteligencia del lector y lo convertía en un idiota crédulo. Lo que menos le hacía falta al mundo era más idiotas crédulos. Ella se había lanzado un hechizo de protección para evitar que le afectara la lectura de la sarta de idioteces que había en cada página. Aun así, sentía escalofríos cada vez que leía alguna conclusión absurda del autor.

Mientras se enfrentaba al reto de leer esa cosa sin sufrir ningún daño, notó que una sombra le cubría dramáticamente. Ella había detectado hacía rato que alguien se le acercaba, y no solo eso, por los pasos y la sombra sabía quien era, pero le dejó hacer la aparición espectacular.

-¡¡¡Anna Pickman, tus servicios son necesarios!!! -exclamó el dueño de la sombra.

Anna alzó la cabeza y se encontró con un cíclope vestido con un jersey de punto con cuello alto en el que se veía un paisaje invernal. Brontes y su estrafalario gusto a la hora de vestir.

-¿Y la entrada espectacular a qué se debe? -preguntó ella.

-Eh... no sé... estabas tan enfrascada en ese libro que no podía interrumpirte simplemente.

Momento de silencio incómodo. Se escuchó el ulular del viento en el exterior.

-Bien, Brontes ¿qué está pasando que no pueda solucionar un dios del trueno con un jersey de punto? -preguntó Anna.

-Por lo visto, hay informes de la aparición de unos extraños individuos en el centro de la ciudad. Sí, sí, sé que la aparición de extraños individuos no debería sorprender a nadie, pero estos hablan en español y en una pequeña ciudad de Nueva Inglaterra como esta, nadie les entiende nada ¡necesitamos tu ayuda!

-¿Me necesitas porque nadie sabe hablar español en toda la ciudad? Es lo más lamentable que he oído en mucho tiempo...

-A mi no me mires. Yo sé hablar inglés, griego antiguo, griego actual, aklo, el idioma divino universal que se utiliza entre los distintos panteones y entiendo perfectamente lo que dice el Demonio de Tasmania, ya sería mucho pedir que además aprenda español, ese idioma es un caos de verbos irregulares.

-Pero el propietario del Eldritch Burguer habla perfectamente español, tiene ascendencia mexicana.

-Pero hoy no está disponible. Está participando en un concurso televisivo de cocineros -dijo Brontes.

-Pues Welcome también sabe hablar español... -insistió Anna.

-Imposible, está muy liada en Dunwich con los alojamientos rurales.

-Yo también estoy liada con este puñetero libro.

-Pero estás más cerca...

Anna lanzó un suspiro.

-Venga, iré contigo a ver a esos "extraños individuos". Igual soy capaz de descifrar el enigmático galimatías que sale de sus bocas.

-Oye, menos guasa, que el aklo lo aprendí en un curso a distancia interactivo -le dijo Brontes mientras le acompañaba a la puerta de la residencia.

En el exterior, el frío invernal de aquella región del país  heló la cara de Anna mientras acompañaba al cíclope, que no parecía importarle mucho que las temperaturas fueran tan bajas. Se envolvió con la bufanda y caminó mientras Brontes le explicaba las distintas versiones sobre la llegada de los extraños que había oído, que eran tan contradictorias entre sí, que le servían lo mismo que una sierra mecánica en la estación espacial internacional. Lo único en que todas las versiones se ponían de acuerdo es que los individuos estaban en el centro de la ciudad y parecían bastante despistados. Y allí llegaron el ciclópeo dios del trueno y Anna, que no sabía qué esperarse. Los "individuos extraños" estaban frente al ayuntamiento, y efectivamente parecían bastante perdidos.

Se trataba de tres hombres mayores, vestidos de manera anacrónica, pero no como lo haría un yithiano que ha hecho un intercambio de cuerpo, sino una mezcla de ropas medievales europeas y vestidos orientales de la edad antigua. Los tres tipos estaban montados, cada uno de ellos, en un camello, y portaban bolsas de viaje bien cargadas.

-Por los gatos de Saturno, estos tipos son los reyes magos -dijo sorprendida Anna.

-¿Pero qué reyes magos? Los hay en distintas dimensiones, así como, en diferentes culturas, algún personaje con poderes arcanos ha llegado al cargo de rey. Hasta en la época anterior al hundimiento de la vieja Atlántida hubo magos que llegaron a convertirse en reyes -comenzó a divagar Brontes.

-No, no, no -le interrumpió Anna -, "Los Reyes Magos". Son una representación de los sabios que la tradición cristiana dice que visitaron a Jesús en su nacimiento, pero estos no se especifica ni cuantos eran, ni si eran reyes, ni nada de nada. La tradición ha ido estableciendo una serie de características a estos sabios hasta convertirse en "Los Reyes Magos", los cuales visitan a los niños para hacerles regalos en la fecha en que los cristianos celebraban la epifanía. Lo que pasa es que todo eso son tradiciones que han ido transformándose a lo largo del tiempo... lo que me hace preguntarme ¿quiénes son realmente estos tres?

Brontes los miró fijamente con su único ojo.

-Puede que vistan como esos Reyes Magos, pero detecto en ellos una naturaleza divina. No son ninguna personificación de una creencia, son dioses -dijo.

Anna frunció el ceño. Se crujió los dedos y comenzó a recitar un conjuro. Se trataba de un hechizo que había extraído de un demonio del infierno del rol que convocó un alumno de la universidad en mitad de una partida al leer mal una errata del libro básico de reglas. Se trataba del clásico hechizo de identificación, que se lanzaba sobre un objeto o criatura para reconocer lo que era realmente.

-Tienes toda la razón, Brontes, estos "reyes magos" son en realidad dioses. Antiguos dioses orientales, pero el hechizo de identificación no es capaz de reconocer quienes son.

Anna decidió acercarse al trío de deidades, que seguían en sus camellos mirando de un lado al otro y discutiendo entre ellos. Cuando vieron que la joven se dirigía hacia ellos alzaron la cabeza en su dirección.

-Buenas, sus majestades ¿con quién tengo el placer de hablar -preguntó Anna en español.

-¿No nos conoces? Nadie en todo este territorio inglés nos conoce. Ni siquiera son capaces de respondernos. Yo soy Melchor, rey representante de los pueblos europeos -dijo uno de los "reyes". Se trataba de un típico rey medieval, con larga barba blanca y mirada benevolente.

-Yo soy Gaspar, rey representante de los pueblos orientales -dijo el que había a su lado. Sus ropas eran una mezcolanza medieval y oriental y su barba de color oscuro, así como la piel aceitunada, lo diferenciaban de su compañero.

-Yo soy Baltasar, rey representante de lo racistas que siempre han sido los pueblos occidentales -dijo el tercero. Este era el más excéntrico en sus pintas. Tenía rasgos caucásicos, pero el color de su cara era como si se hubiera cubierto el rostro con betún. Llevaba unos ropajes que uno no sabría decir si era un gobernante oriental de la edad antigua o de algún país musulmán de la edad media.

Brontes llegó hasta donde estaban y saludó con la mano.

-Ya... así que sois los Reyes Magos -les respondió Anna. No podían ser los reyes magos. Tenían naturaleza divina y los tres reyes, con sus respectivos nombres, no eran más que una creencia popular. Pero tampoco parecían peligrosos, sólo parecían el típico turista que anda perdido en un país extranjero.

-Oye ¿puedes preguntarles por qué hablan en español si son reyes de oriente? -le dijo Brontes a Anna.

-Porque la tradición de que los Reyes Magos hacen regalos a los niños en estas fechas sólo tiene lugar en países hispanoparlantes, sobre todo de mayoría católica. Algo me dice que estos tres, antiguamente, fueron dioses orientales, pero al ser abandonada su adoración, decidieron hacer lo que todos los dioses de la antigüedad han hecho: Cambiar de trabajo. Quizás se sintieron atraídos por la creencia en los magos de oriente, pero con el tiempo, parece que han olvidado su verdadero origen y se creen Los Reyes Magos de verdad.

-¿Y cómo han acabado aquí si van en camello? -preguntó el cíclope.

-Esa es una buena pregunta. -Anna se dirigió hacia los tres reyes/dioses y les hizo un saludo lo más respetuoso posible -. ¿Pueden sus majestades decirme cómo han acabado en una pequeña ciudad del estado de Massachusetts?

-Pues hemos tenido un problema con nuestro jet privado -respondió el de la barba oscura.

-¿Jet privado? ¿Pero no vais en camello? -preguntó Anna seriamente extrañada.

-¿Pero tú crees que los camellos vuelan? Nosotros no somos como el tipo ese de los renos voladores. Nuestros camellos son normales y corrientes. Para viajar de un país para otro utilizamos un jet de gran velocidad. Nos dirigíamos a los países de iberoamérica, cuando parece que un agujero espacio-temporal nos tragó y acabamos en las afueras de esta ciudad.

-Sí... no me sorprende que un agujero espacio-temporal en medio de ninguna parte termine conduciendo a Arkham -dijo Anna con resignación.

-Pues aquí estamos. En un país que no conocemos, nadie nos entiende ni nos conoce... y lo que es peor ¡aquí no hay aeropuerto! ¡No podemos despegar nuestro jet! -exclamó el rey/dios de barba blanca.

Anna explicó el asunto a Brontes, que estaba mirando la charla en español como si estuviera viendo a unos desconocidos hablando en un idioma alienígena.

-¿Ese es el único problema? ¿No van a atacar la ciudad ni a intentar destruir nada -preguntó el cíclope.

-No, sólo quieren irse y seguir con lo suyo -respondió Anna.

-Entonces no hay problemas. Diles que me lleven a donde tienen el avión. Yo les sacaré de aquí.

Anna tradujo a los reyes/dioses las palabras de Brontes y, al paso de camello, se fueron dirigiendo a las afueras de la ciudad. El jet de los visitantes se encontraba en la carretera principal de entrada a Arkham. El piloto la había usado para aterrizar, pero estaba claro que no era suficiente para un despegue, ya que la carretera estaba llena de curvas. Anna fue traduciendo las indicaciones de Brontes y los tres reyes/dioses entraron dentro del avión.

-¿Seguro que esto funcionará? -preguntó el de la cara color betún.

Anna miró a Brontes, que estaba jugueteando con el cuello de su jersey de punto.

-Eh... sí... seguro que funcionará -respondió.

-Si es así, recibirás tu regalo bajo el árbol, joven Anna.

-No os he dicho mi nombre -dijo ella torciendo el gesto.

-No hace falta -le dijo el de la barba  blanca -. Nosotros recordamos a todos los niños que nos pedían regalos cuando eran pequeños.

La puerta del avión se cerró ante la estupefacción de Anna Pickman, y antes de que pudiera asimilar todo lo que conllevaba lo  que acababa de decir el rey/dios, Brontes se colocó debajo del jet privado, lo levantó con sus musculosos brazos y dio un poderoso salto que lo llevó a las alturas. Una vez el avión y Brontes estuvieron entre las nubes, Anna vio cómo el aparato se encendía, momento en que Brontes convocó a unos fuertes vientos que agarraron el aparato y se lo llevaron. Poco a poco, el avión se fue estabilizando y pudo volar por sus propios medios, mientras el cíclope volvía al suelo.

-Parecen majos -dijo Brontes -. No entiendo una mierda de lo que me han dicho, pero parecen majos.

Anna aún estaba pensando en lo que le había dicho el de la cara color betún ¿un regalo bajo el árbol? Ya habían retirado la decoración navideña. Además, no tenía sentido. No podían ser LOS Reyes Magos, todo el mundo sabía que los Reyes Magos eran los...

Anna se giró de vuelta a la ciudad y dio un respingo al encontrarse, justo detrás de ella, a un retoño oscuro moviendo sus tentáculos y dejando salir fluidos de sus múltiples bocas. No era un retoño cualquiera. Se trataba del que trabajaba para el Eldritch Burguer.

-¿Anna Pickman? -dijo la entidad -. Alguien ha dicho que soy lo más parecido a un árbol que ha visto y me ha dejado esto para ti.

El ser extendió uno de sus tentáculos y le entregó a Anna un pequeño gatito, que se movía medio dormido mientras caía en sus manos. La joven tenía los ojos como platos, mientras Brontes lanzaba un chillido y comenzaba a dar vueltas como una niña histérica que ha visto una cucaracha

-¡¡¡¡¡Un gato!!!!! ¡Un gaaaaatoooooo!!!!! -gritaba el cíclope.

Anna acarició al cachorror mientras alzaba la mirada al cielo, en la dirección en la que se había ido el avión. Quizás, sólo quizás, fuera verdad que aquella era la noche más mágica del año.