jueves, 25 de diciembre de 2014

Weird Christmas I: La noche antes de Navidad (parte 2)

Blancos copos caían en la ancestral ciudad de Arkham en la noche de la víspera de Navidad. Las calles estaban desiertas, salvo por algunos estudiantes que iban de aquí para allá en su preparación de una noche de fiesta, y de un pequeño grupo de niños que iba cantando villancicos puerta por puerta. Los humildes (y los no tan humildes) habitantes de Arkham estaban todos en sus casas, disfrutando de la cena de Nochebuena y celebrando con sus familias, desconocedores del caos que se estaba desatando cerca de sus hogares.

El grupo de cantores de villancicos se acercó al inmenso edificio del que se oían tantas historias extrañas. No era más que una residencia estudiantil, pero parece que allí había algo más que estudiantes universitarios, algo peor. Los chavales decidieron ignorar las habladurías, ya que era Nochebuena, y hasta en lugares tan innombrables como el plató de Sálvame tenía que haber algo de espíritu navideño. Cuando fueron a tocar en la puerta, un poderoso rayo partió la noche y les hizo dar un respingo, y antes de que pudieran reponerse, la puerta se abrió de golpe y dos individuos salieron azorados. Vestían de forma muy extraña, como una mezcla de ropas de los años '50 y actuales, pero actuales de las modas más estrafalarias.

-Es la última vez que, si visitamos esta época, pisamos esta ciudad -dijo uno de ellos.

-Parece que tienen una capacidad innata de meter la pata. Mejor avisaremos a los demás que nunca, nunca pisen Arkham, y si se atreven, ni se acerquen a este edificio...

Se marcharon caminando de forma extraña y siguiendo con sus quejas, mientras los chavales los miraban. Mejor pasar de largo y cantar en la casa de al lado, la anciana de los gatos seguro que les daría algún dulce...

Los niños nunca llegaron a saber qué provocó ese misterio rayo que cayó en mitad de la nevada, ni que este estaba relacionado con los estrafalarios individuos que salieron de la residencia estudiantil, pero la lamentable verdad es que un hecho era consecuencia del otro. Todo había comenzado con Brontes, que estaba disfrutando de la cena de navidad en la que, en teoría, iban a hermanar a las distintas razas para que Arkham fuera una zona neutral, pero después de haberse bebido una botella de champagne francés enterita, no dejaba de mirar con suspicacia a aquél faraón egipcio sin rostro que no hacía más que hacer ostentación de su poder. Le recordaba poderosamente a alguien, sabía que lo había visto antes, y no había sido en uno de esos programas de videntes de la televisión. Cuando se levantó de su silla y llamó la atención del resto de comensales cometió el error que provocó el caos... o no... todo el mundo sabe que los planes del Caos Reptante son desconocidos, por lo que aquello pudo ser un error, o pudo ser deliberado.

-Queridos amigos, quiero dar las gracias porque estéis aquí y por la comida que estamos compartiendo. Que nos hayamos juntado todos, es un símbolo de que podemos compartir la mesa, incluso después de desacuerdos y agravios...

Con estas últimas palabras, miró de reojo a Brontes con ese rostro sin cara, y una luz se iluminó en su cabeza. Ya sabía quien era ese individuo. Alguien a quien le tenía muchas ganas.

Brontes se levantó de golpe y, gritando, señaló al faraón negro.

-¡La madre que lo parió! ¡Te vas a enterar!

Cogió la fuente de salsa para los langostinos y la lanzó en la dirección de su enemigo, pero la cantidad de alcohol en su cuerpo, había hecho efecto, y el proyectil en vez de dar en su objetivo, dio a los profundos que se sentaban al lado del faraón negro.

-¡Glab! ¡Glob! esto es más vergonzoso que aquél día que me confundieron con la rana Gustavo y me pidieron un autógrafo. Esto no va a quedar así, la has pifiado, tronco, complicándome la vida, ya nada puede ayudarte...

El profundo respondió con un ataque similar, lanzando la bandeja del cordero hacia Brontes... pero como la destreza de estos seres no es todo lo buena que quisiera fuera del agua, golpeó a los gules llenándoles de grasa.

-¡¿Pero esto que es?! Nos lanzáis comida como si fuéramos perros... y ni siquiera está podrida. Vais a responder por este agravio, caras de rana.

El gul que había dicho esto, saltó por encima de la mesa en dirección a los profundos, pero un movimiento casual (o no), del faraón negro, hizo que cayera sobre la mesa desparramando todo y llenando de porquería al primigenio legal, manchando su caro traje y dejándole en evidencia delante de la moza que se había traído.

El Que Legisla Tras El Umbral se levantó lentamente, pasando sus manos sobre su traje, esparciendo más toda la comida que le había salpicado y miró a todo el mundo con rostro foribundo. Abrió su horrorosa boca y de su interior surgió un deleznable grito:

-¡¡¡¡GUERRA DE COMIDA!!!

Al decir esto, sus cuatro brazos comenzaron a lanzar platos y bandejas como una ametralladora Thompson en todas direcciones. Haciendo que algunos comensales se parapetaran detrás de la mesa.

A partir de aquí, el caos imperó en el salón. La comida y la bebida volaban por doquier y se oían gritos e insultos en idiomas prehumanos, mientras paredes y suelo eran cubiertos de porquería de toda clase. Mientras los comensales guerreaban, las esclavas del faraón habían huido por la puerta de servicio, y la modelo del primigenio legal se había metido debajo de la mesa, esperando no mancharse demasiado.

Los representantes de La Gran Raza de Yith se acercaron con expresión de profundo enfado a los Pickman, que miraban todo esto desde un rincón con una expresión de vergüenza en el rostro.

-¡Esto es horrible, nosotros somos una especie superior y no vamos a permitir que se nos trate como a concursantes de Humor Amarillo! ¡Esto no va a quedar así!

Dicho esto, salieron por la puerta principal con un portazo.

Mientras platos pasaban volando por encima de sus cabezas y tenían que esquivar algún lanzamiento, los Pickman se miraron los unos a los otros.

-Bueno -dijo Harvey -, podía haber salido peor ¿no?

                                                            ...........


El grupo de esclavas del faraón negro estaban recorriendo los pasillos de la residencia buscando un lugar donde ocultarse, pero todas las puertas estaban cerradas con llave. Finalmente consiguieron encontrar una que no lo estaba, y agradecidas la abrieron.

En su interior, Welcome y Robert, en pleno embate de pasión, alzaron la cabeza al ver que la puerta se abría. Allí había cuatro mujeres desnudas que los miraban sorprendidas. Los ojos de ambos se abrieron como platos y se miraron el uno al otro.

-¡Feliz navidad! -exclamó Robert!

-¡Y próspero año nuevo! -le respondió Welcome.

La puerta se cerró.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Weird Christmas I: La noche antes de Navidad (parte 1)


Era la noche antes de Navidad y en la Residencia La Llave y la Puerta no se oía nada, con la excepción del sonido rítmico de los muelles del colchón de la habitación de Welcome, y los sonidos en la cocina mientras el servidor de los otros dioses conocido como Unglaublich daba los últimos retoques a la cena especial que estaban preparando los Pickman. La protoplásmica, informe y fluida criatura se había incorporado a la plantilla de la residencia cuando Harvey la había liberado de la extraña servidumbre que la ataba a una pareja de clase alta bostoniana que no sabían aprovechar sus posibilidades. Desde entonces, se dedicaba a vagar reptante por los pasillos de la residencia y las dependencias del campus universitario siempre que sus servicios no fueran requeridos para ignotos y arcanos propósitos como hacer la compra, actuar como chico de los recados y cualquier otro motivo por el que fuera requerido. En esa noche en particular, sus conocimientos, destrezas y fluidez multimórfica se requerían para preparar una cena muy especial que habían organizado los Pickman con unos invitados poco habituales. Unglaublich, fiel servidor y diligente fámulo y cocinero, se había entregado con febril devoción y leal entrega a su trabajo, y ya sólo quedaba que le dieran la señal para comenzar a servir los platos.
Mientras tanto, Harvey y Anna comprobaban la lista de invitados y daban el visto bueno a todos los preparativos. El comedor principal había sido ornamentado con decoraciones festivas alusivas no sólo a la navidad, sino también a otras festividades solares celebradas en las mismas fechas, así como símbolos que parecían haber sido dibujados por un poeta loco en mitad de una borrachera, preso de un ataque de delirium tremens. Las mesas estaban vestidas y los cubiertos, adecuados a los diferentes platos que se iban a servir, habían sido cuidadosamente repasados y colocados, al igual que el bosque de copas. Revisando los últimos detalles.
-Creo que está todo listo, ya sólo falta que lleguen los invitados. ¿Han confirmado todos su asistencia?-preguntó Anna.
-Sí, podemos contar con todos ellos, tan sólo espero que mañana no cueste mucho limpiar el comedor, porque me espero cualquier cosa de esta noche. Menos mal que Robert está “ocupado”. -respondió Harvey con una expresión esperanzada.
-¿Te has ocupado de él como acordamos?
-Ehhh... sí, Welcome no ha tenido problema en ocuparse de él durante toda la noche... Cabrón con suerte...

En ese momento, en la habitación de Welcome, la chica, desnuda y a cuatro patas sobre la cama, se disponía a iniciar a Robert en los placeres de la sodomización femenina.

Mientras el magufo de los Pickman no podía creer la suerte que tenía y Harvey y Anna rezaban para que todo saliera bien y no salpicara demasiado, Seabury se disponía a recibir a los primeros invitados. El profesor se había adecentado especialmente, y parecía el clon elegante de H.P. Lovecraft, dispuesto a actuar con británica flema ante el particular elenco que ya comenzaba a llegar:

De las alcantarillas surgieron los enviados de Innsmouth, un sacerdote de Dagón y su mujer, ambos de la raza anfibia de los Profundos. Croando y elegantemente vestidos con sus túnicas ceremoniales y joyas, caminaban anadeando y saltando y saludaron a Seabury con inesperada elegancia.

Del cementerio más cercano se aproximaban las figuras pálidas, gomosas y de rasgos caninos de dos gules, representantes de la población local de esta raza.

Caminando con una cierta torpeza y expresión de asombro, una pareja se dirigía hacia allí. Ataviados con una ropa de colores llamativos y mal conjuntada, los representantes de la Gran Raza de Yith, cuyas mentes habían llegado hacía poco a esta época y todavía no habían logrado adaptarse completamente, se presentaron al erudito Pickman.

La inconfundible, alta y delgada figura de cuatro brazos de El Que Legisla Tras el Umbral se aproximaba acompañado de una espectacular, joven, guapa, voluptuosa y sexy modelo en ciernes que había acudido al abogado equivocado y ahora tenía que pagar su parte en el particular “pacto con el diablo” que incluían los honorarios del primigenio legal.

Tarareando alegremente con la futura perspectiva de una buena comida y abundante bebida, la ciclópea figura del cíclope residente de la Universidad, Brontes se acercaba con alegre regocijo hasta que vio llegar al último invitado y su humor se tornó en suspicacia.

Con elegante y poderoso caminar, el Faraón Negro se aproximaba escoltado por dos guardias nubios y un cortejo de esclavas egipcias desnudas tocando címbalos y cuernos para anunciar su llegada. Nyarlathotep se presentaba bajo esta magnificente apariencia, la de un coloso sin rostro de gran envergadura y fuertes músculos de piel negra como la noche y ataviado con las vestiduras de un soberano del Antiguo Egipto.

-Eso sí que es una entrada.- Fue cuanto pudo decir Seabury ante la espectacular llegada del dios. Aunque esto presagiaba tormenta, sobretodo ante el momumental cabreo que arrastraba Brontes con Nyarlathotep.

Una vez estuvieron presentes todos los invitados, se les ofreció un coctel de bienvenida con una curiosa variedad de canapés a modo de aperitivo seleccionados para cubrir todos los gustos de los invitados: Pate viande pourrie avec des herbes, garum, grillé avec fondue coing foie, grillées ail frais, les champignons et les crevettes, etc. Durante el mismo, la tensión entre Brontes y el Faraón Negro pareció remitir mientras el griego se dedicaba a flirtear con las esclavas desnudas del cortejo y, la modelo que acompañaba al abogado lograba entretener al egipcio con sus evidentes encantos y demostraba la razón por la que había acabado endeudada de esa forma con el primigenio legal. Por ello, los Pickman daban gracias, y esperaban que la cosa siguiera así durante toda la noche. Con suerte, si las cosas no iban a más, los anfitriones lograrían su objetivo, usar la cena como excusa para tratar de negociar un pacto con las diferentes fuerzas de los Mitos de Cthulhu en Arkham y sus alrededores para hacer de la Universidad una zona neutral, y así, de paso, no llamar la atención de la Fundación Wilmarth más de lo necesario.

Cuando dieron por finalizado el coctel y pasaron al comedor, Unglaublich se dispuso a servir la comida y todo parecía ir bien... Parecía...

miércoles, 17 de diciembre de 2014

La medium, la estudiante y el fantasma


Eran las seis y media de la mañana y Anna Pickman llamaba insistentemente a la puerta de la habitación pese a la temprana hora hasta que un exabrupto y el ruido producido por alguien levantándose medio dormido le indicó que había logrado despertar al ocupante de la misma. Cuando se abrió la puerta, una especie de zombi con la desagradable expresión de cansancio de alguien a quien ha levantado en medio de un sueño reparador y con una maraña de paja por cabellera la miró con unos ojos legañosos y turbios por el sueño.
-¿Eres consciente de la hora que es?
-Sí, y yo apenas he podido dormir cinco horas. Welcome, te necesito en pie y despierta para un asunto importante.

La joven le lanzó una mirada asesina y respondió con un gruñido antes de cerrar la puerta. El desastroso y completamente antierótico aspecto de la normalmente voluptuosa, sensual y ardiente estudiante no era algo que muchos hubieran visto. No porque Evangeline fuera una obsesa de la estética, pero no gustaba de pasar toda la noche con un amante, salvo en ocasiones excepcionales, por lo que no era fácil encontrar a quien la hubiera visto transformada en una arpía desgreñada a primeras horas de la mañana. Tras el tiempo necesario para darse una ducha y vestirse (nada erótico, que es una estudiante universitaria, no una escort), salió y se reunió con Anna, quien la guió hasta el comedor de la Residencia, donde ya se había preparado el desayuno (buffet libre) para los más madrugadores o trasnochadores y, mientras tomaban la primera colación del día (Welcome devorando estilo saiyajin y Anna con un almuerzo típicamente mexicano), la medium de la familia Pickman le explicó el asunto ante el asombro de la rubia. Evangeline, totalmente sorprendida, lo resumió de esta forma:
-Veamos si lo he entendido bien... Ayer por la tarde te avisaron de que había un fantasma hechizando el vestuario femenino del gimnasio de la universidad (menos mal que yo me ejercito en el que tenemos aquí), que se dedicaba a acosar a las chicas. Como medium que eres, trataste de expulsarlo y lo conseguiste a medias: el fantasma, que resultó ser un joven que murió siendo virgen y que no podrá descansar hasta dejar de serlo (asunto complicado una vez muerto), se desligó del vestuario para atarse a ti, y apenas has podido dormir tratando de que el muy pesado te dejara tranquila. Y se te ha ocurrido hacer que posea a alguien para que así yo me acueste con él y le haga perder así la virginidad... Si no fuera por que estamos en Arkham esto me sonaría a una mala excusa para tener sexo con un pobre pardillo.

Anna la miró satisfecha de que Welcome hubiera hecho un resumen tan sucinto de la situación, así como haber aceptado tácitamente el ayudarla, seguramente en parte para que el fantasma dejara de sobarle los pechos con sus poderes de poltergeist. La cuestión era que necesitaban elegir al individuo idóneo para la posesión. Tendría que ser alguien que no tuviera una voluntad fuerte, para no resistirse al fantasma, y, al mismo tiempo, que Evangeline no pusiera pegas a mantener relaciones sexuales con él (por muy desatada que tuviera la líbido, la estudiante no iba a acostarse con el primero que se le presentara, para eso se hubiera metido en el mundo del porno o se hubiera hecho prostituta). Mientras rumiaban sobre este asunto y barajaban nombres, vieron a Robert entrar al comedor para servirse el desayuno. Al ver al magufo de la familia, Anna y Welcome se miraron mutuamente con una sonrisa triunfal en el rostro: Robert era un individuo crédulo y sugestionable, y había mantenido relaciones sexuales con la estudiante otras veces (vale, la chica se había acostado con tres de los cuatro Pickman, sólo Anna no había pasado aún por entre sus piernas, porque era abierta y obstinadamente heterosexual, según decía Evangeline). Se aproximaron a él con semblante maquiavélico y su hermana le puso una mano sobre el hombro mientras le decía:
-Buenos días, Bob, ¿te importa mirarme un momento?

Haciendo caso a su hermana, Robert se giró y cayó bajo el influjo hipnótico de Anna, experta en estas lides. Una vez mesmerizado, conducirlo hasta la habitación de Welcome y dejar que le poseyera el fantasma fue cosa hecha. Tras esto, la medium abandonó la habitación y esperó pacientemente fuera mientras Evangeline “procedía”.
Unos minutos más tarde, la puerta se abría para mostrar a una Welcome con los generosos y turgentes pechos al descubierto manchados por una sustancia blanca vituminosa y expresión de fastidio.
-Me parece que esto va a tardar más de lo que esperaba. Nada más tocarme las tetas se ha corrido, así que mejor que me esperes en el comedor. Calculo que esto me puede llevar entre 45 minutos y una hora.

Anna se sorprendió de como Welcome se exhibía con tanta naturalidad ante ella sin tratar de insinuarse, y se alegró por la “profesionalidad” de la estudiante en aquel affair sexual, por lo que sonrió y le tomó la palabra.

Tal y como había predicho Evangeline, poco más de una hora más tarde, las dos mujeres tomaban algo (Welcome otra vez devorando estilo saiyajin, porque estaba cansada por el “ejercicio”) y la estudiante le hacía un pequeño resumen de lo acontecido:
-Bueno, como ya te dije, costó más de lo que esperaba. Hasta que no tuve un orgasmo mientras me penetraba no se quedó contento, y como no quería que le hiciera el jueguecito de fingir y tenía un aguante más bien escaso, la cosa ha ido para largo. Pero en cuanto acabé y él terminó también, se quedó satisfecho y se fue hacia la luz. Espero que tu hipnosis haya sido buena y Robert no se acuerde de nada, porque sería un tanto raro.
-Tranquila, como mucho tendrá recuerdos confusos de haberse acostado contigo, nada más. Por cierto, ¿qué has hecho con él?
-Oh, lo saqué de mi habitación y con ayuda de Summanus lo dejamos en el vestíbulo, sentado en un sillón. No fue difícil, pesa muy poco y yo soy más fuerte de lo que parezco. Además, creo que Summanus aprovechó para hacerle alguna de las suyas como venganza por estar siguiéndole constantemente.
Las dos mujeres pensaron en el retorcido sentido del humor del reptiloide y estallaron en una carcajada.

Al mismo tiempo, en un sillón del vestíbulo de la residencia, Robert Pickman, vestido con una toga romana, un embudo envuelto en papel de aluminio a modo de sombrero y un colgante con la pirámide y el ojo que todo lo ve en el cuello se despertó bruscamente. Estaba agotado y tenía brumosos recuerdos de ver a Welcome desnuda y practicando el sexo con él, cosa que le parecía extraño, pues llevaba un tiempo sin tener ese tipo de relaciones con la estudiante. Había estado demasiado ocupado rastreando la conspiración reptiliana-illuminati y a su peón, Summanus, como para pensar en el sexo. Se levantó con la cadera dolorida y el miembro viril irritado y se percató de sus extrañas vestiduras. Miró su reloj y se dio cuenta de que había pasado un periodo de tiempo perdido, había pasado algo más de una hora desde lo último que recordaba con claridad, en el comedor. No le costó mucho atar cabos: había sido abducido y sometido a experimentos de hibridación, siendo violado por una sensual y atractiva alienígena de formas voluptuosas y pechos turgentes que había tomado el rostro de Evangeline Parker para hacerle sentirse cómodo. Sabía que los alienígenas hacían esas cosas, y le habían dejado la prueba de su colaboración con los illuminatus para establecer un Nuevo Orden Mundial dirigido por una élite de híbridos humano-alienígenas psiónicos que dominarían el mundo a través del sexo y la manipulación de los medios de comunicación. Pero él lo sabía, y muy pronto muchos más lo sabrían. Corrió rápidamente a su habitación para actualizar su blog explicando la extraña experiencia que acababa de vivir para que la Verdad no quedara oculta.

martes, 9 de diciembre de 2014

Un buen día

En la humilde opinión de Summanus, aquél estaba siendo un buen día. Se había levantado temprano y el sol ya estaba iluminando el cielo, eso quería decir que ese día haría buen tiempo, lo cual no era algo habitual en esas zonas de Nueva Inglaterra. No había encontrado a ningún alumno haciendo ninguna cosa extraña, lo cual sí que era de extrañar, y lo que era más importante, en toda la mañana no se había cruzado con Robert Pickman. A ese chiflado se le había metido entre ceja y ceja que Summanus era un reptiliano de la constelación Draco y no hacía más que espiarle y seguirle a todas partes, además de  forma descarada. Él podía afirmar que era un himbestigador profesional muy sigiloso, pero realmente destacaba más que Cospedal en una reunión de un círculo de Podemos. Así, un dinosauroide como él no podía relajarse.

Como nada lo había molestado en toda la mañana, estaba en la recepción de la residencia tarareando una cancioncilla y dando gracias por los pequeños detalles... pero de pronto la puerta de entrada sonó con fuerza.

Summanus se acercó a la puerta de entrada de la residencia deseando que fuera un cartero comercial, pero cuando la abrió se encontró con un individuo de más de dos metros de alto, una barba que haría envidiar a un heavy noruego y un sólo ojo escrutador. Sólo había alguien con esas pintas en todo Arkham, Brontes.

Un rayo cayó por detrás de Brontes y pudo escucharse un potente trueno... a tomar por saco el buen día.

-Hombre, Brontes ¿qué te trae por aquí? -preguntó Summanus, aunque realmente no lo quería saber.

-Tenemos una emergencia. Han observado a Vinnie West rondando por  este edificio, y ese tipo no puede estar tramando nada bueno. Estoy aquí en su búsqueda para ver qué se trae entre manos.

-Pero si llevo toda la mañana aquí y no he visto nada. Anda vete a buscarlo a otro sitio, que aquí no está -intentó atajar Summanus... por si colaba.

-No puedo hacer eso, Summanus, recuerda la que lió el día de acción de gracias. No podemos dejar a ese tío suelto y sin vigilancia.

-Pero... pero...

De repente, la puerta que daba a la zona de servicio se abrió con estrépito y salió Vinnie West con ojos fuera de sí, en sus manos portaba una botella con un líquido transparente de color verde fluorescente.

-¡¡¡¡Bwaaaa ha ha ha haaaa!!!! Tiembla, Arkham, después de haber visto un documental sobre mi antepasado Herbert West hecho por un tal Stuart Gordon, descubrí que el líquido que usaba para reanimar a los muertos era un fluido de color verde fluorescente. No me costó nada llegar hasta aquí y encontrarlo escondido, ahora nada puede impedir que devuelva la vida a los muertos. ¡¡¡Tened miedo, mucho miedo!!!

Dicho esto, salió corriendo por la puerta de entrada de la residencia.

-¡Lo sabía, tenemos que detenerlo antes de que sea demasiado tarde! -exclamó Brontes con intención de salir corriendo detrás del chalado.

-No, no te molestes -le dijo Summanus con un suspiro -. Esa botella la ha sacado del armario de mantenimiento... no es más que el friegasuelos concentrado de Araknek, con eso lo único que conseguirá es dejar a los muertos relucientes y sin una pizca de suciedad.

-Ah.

Summanus sonrió aliviado. Finalmente, quizás sí que sería un buen día.

martes, 2 de diciembre de 2014

Abogados

El día estaba siendo un horror para Harvey Pickman: Nada más levantarse se había tropezado y se había torcido el tobillo, el desayuno se le había quemado, el café sabía a rayos y, para colmo de males, tenía una reunión a primera hora de la mañana con el Bibliotecario jefe de la universidad, el rector, un representante de los alumnos y un enviado de la Fundación Wilmarth. El motivo de la misma era revisar y reelaborar las medidas de seguridad y los protocolos de actuación en caso de actividad de naturaleza tentacular y extradimensional, principalmente por parte de los estudiantes. El resultado: un absoluto caos y un desastre. Por mucho control que hubiera en la biblioteca de la universidad a la hora de acceder a los documentos de la colección especial y por mucho que insistiera la Fundación en mantener bajo siete llaves sus archivos y registros más peligrosos había dos factores que no podían someter a un estricto control: las ganas de juerga y de follón de los estudiantes e internet. Como sucedía con tantos otros temas, la red global se había convertido en una fuente de acceso a textos, volúmenes y recetas relacionados con los Mitos de Cthulhu. Por suerte, el material más accesible era basura ocultista sin ningún valor real ni peligro alguno, además de tonterías conspiranoicas de magufos e individuos demasiado crédulos que no reconocerían una amenaza de los Mitos ni aunque le mordiera el culo. Lamentablemente, entre toda la morralla, podían encontrarse textos realmente peligrosos, particularmente en la deep web. Aunque estos contenidos eran muy difíciles de encontrar y las traducciones solían ser más bien chapuceras, no era habitual que supusieran un peligro real e inmediato. Lo habitual es que acabaran produciéndose incidentes como el del Devorador de Galletas de Halloween o el ataque de los pavos zombis en Acción de Gracias, incidentes menores fácilmente contenibles, pero ahí estaban. Aunque la Fundación Wilmarth hacía todo lo posible para tratar de limitar el acceso al material peligroso, lanzando ciber ataques y tomando medidas legales, al final tan sólo podían tratar de limita los daños y estar preparados para la siguiente ocasión. Por ello, la reunión acabó sin lograr llegar a tomar medidas más allá de lo que se estaba haciendo y con Harvey enfadado por la pérdida de tiempo que había supuesto, además de tener que tratar con las geniales ideas del representante de la Fundación.

El investigador paranormal esperaba que el día no fuera a más, que se calmaran las cosas y pudiera tener una tarde tranquila después de comer, pero cuando llegó a la residencia se encontró a uno de los recepcionistas que le indicaba con señas nerviosas a un pequeño grupo de seis individuos de aspecto adusto y uniformemente vestidos. Por suerte, Robert no se encontraba cerca, pues los habría tomado por Hombres de Negro enviados por el Nuevo Orden Mundial para algún ignoto propósito, pero Harvey supuso que en realidad eran abogados, y no se equivocaba. El sexteto legal se aproximó hacia él como un grupo de rígidos androides, presentándose y presentándole un documento con estas palabras:

-¿Señor Pickman? Somos del bufete Curwen, Orne & Whateley, venimos en representación de nuestro cliente, Yog-Sothoth, “La Llave y la Puerta”, “El Todo-En-Uno”, “El Oculto”, “El Abridor del Camino”, el supremo dios exterior conectado con todo tiempo y espacio, que aguarda más allá de las esferas a que las puertas sean abiertas. El nombre de su residencia universitaria vulnera los derechos de autor de uno de los nombres reconocidos de nuestro cliente, por lo que le comunicamos que estamos dispuestos a emprender acciones legales si no se detiene esta violación del copyright o están dispuestos a llegar a un acuerdo por el que compensaran económicamente a nuestro representado por el uso indebido de esta marca asociada a la entidad conocida como Yog-Sothoth, en función a las disposiciones legales que aquí le presentamos.

Harvey se quedó mirando a los abogados con expresión entre sorprendida y furiosa. Era lo único que le faltaba para redondear el día, tener que meterse en semejante follón. Cogió el documento legal del que le hacían entrega y lo ojeó por encima: era el típico texto escrito en un denso, pesado e inexcrutable lenguaje jurídico que necesitaba un diccionario y una gramática sólo para comprender que te iban a quitar hasta la camisa por un tecnicismo legal. Viendo que aquello escapaba a sus conocimientos y competencias se le ocurrió la mejor forma de solucionarlo.

-Bien, acompañénme que tenemos que tratar este asunto con el abogado de la familia. Y no me refiero a nuestro abogado de siempre, vamos a ver a uno que tenemos en particular para este tipo de asuntos extradimensionales.

Tras indicarles que le siguieran, se dio la vuelta y sonrió lobunamente mientras se encaminaba por los pasillos de la residencia hasta un pasillo en cuyo final había una única puerta doble de madera negra con extraños grabados que producían la sensación de que te habían sacado el cerebro de la cabeza, lo habían rebozado con LSD y lo habían vuelto a introducir, pero del revés. Al lado de la misma, una sencillísima y humilde plaquita dorada anunciaba:

El que Legisla tras el Umbral
Abogado cósmico
“Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza”
Infierno, Canto III, sentencia 9

Harvey llamó a la puerta y obtuvo como respuesta un siniestro y alienígena aullido que helaba la sangre. A continuación, el siniestro portal se abrió y surgió una figura alta, muy delgada, de más de dos metros de altura, vestida con un elegante traje negro, camisa blanca y una corbata roja. El ser tenía cuatro largos brazos acabados en flexibles manos de finos dedos, la piel blanca como la leche y carecía de rostro alguno. La boca era una mera raja en el vacío de su faz, coronada por un único ojo trilobulado. El ser, completamente lampiño, parecía arrastrar tras de sí una capa de sombras que se extendió a su espalda como un manojo de tentáculos umbríos. Con un gesto de sus brazos izquierdos invitó a pasar a los ahora aterrorizados abogados, tras lo cual, entró en su despacho y cerró la puerta con parsimonia. El silencio en el pasillo se hizo total, y sólo el sonido de los pasos y la respiración de Harvey alejándose lo rompían. Cuando llegaba al final del corredor y giraba en una intersección, se alzaron seis horribles alaridos. El que Legista tras el Umbral no era compasivo, no era una cualidad habitual en los abogados.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Presentando a Araknek

Tenía que ser fuerte, resistir al miedo y avanzar, avanzar y seguir avanzando. Su misión era importante, confiaban en él, y no podía fracasar. Muchos, al verlo, pensarían que sólo era un becario, alguien sin importancia, pero él era mucho más que eso. Formaba parte de la Fundación Wilmarth, una importantísima (y secreta) organización de La Universidad Miskatonic, dedicada a enfrentar aquellos horrores que se esconden entre los rincones oscuros de la normalidad. La Fundación estaba formada por aguerridos héroes que no dudaban a la hora de plantar cara a las monstruosidades que pudieran encontrarse (su mayor éxito había sido detectar a la hija de un dios primigenio y tirarle una bomba atómica encima... cosa que sólo sirvió para cabrear un montón a su papi... al que otro incauto miembro del claustro de la Universidad Miskatonic también había tirado una bomba atómica. Parece que, en esta universidad, eso de tirarle bombas atómicas a las cosas es algo normal).

Su misión no era tan complicada ni tan peligrosa como rastrear a unos gigantescos monstruos subterráneos por todo el planeta, pero no estaba exenta de riesgo. Los miembros de la Fundación Wilmarth habían detectado la presencia de una criatura que podría formar parte de los secuaces de los terribles dioses primigenios que aguardan su momento para volver a gobernar sobre La Tierra. Esta criatura parecía estar escondida a los ojos de las personas decentes en un lugar sospechoso de presencias extrañas, una residencia universitaria llamada La Llave y La Puerta (con semejante nombre, a los miembros de la Fundación no les costó nada deducir que allí se escondía el temible monstruo). Su misión era sencilla, encontrar a la criatura y expulsarla con ayuda de un arma infalible que servía tanto para un roto como para un descosido, algo que podía  detener cualquier cosa y vencer incluso a los peores horrores. No, no era una bomba atómica (aunque fue lo primero que pensaron algunos miembros de la Fundación). Se trataba de una poderosa piedra con poderes arcanos con la forma de una estrella de cinco puntas y, en el centro, un símbolo que parecía un ojo abierto. La Fundación había usado esta piedra anteriormente para expulsar a criaturas tan temibles como comerciales de telefonía, y su efectividad era harto conocida. No debería haber ningún problema a la hora de vencer al ser monstruoso de la residencia universitaria.

Así, el becario de la Fundacion Wilmarth había conseguido entrar en la residencia gracias a sus dotes de espía que había aprendido en un curso por correspondencia. Iba vestido de forma casual, para que nadie notara su objetivo real, y de manera que nadie pudiera sospechar de él (con una gabardina que le venía grande, un traje de espía que había comprado en una tienda de disfraces, un bigote postizo, cejas falsas y un sombrero de detective de película de los años '40). Una vez dentro del edificio, vio algo que sólo podía ser un rastro de légamo del monstruo que se dirigía hacia unas escaleras que descendían hacia un oscuro abismo. Siguió el rastro de la terrible criatura, con el corazón acelerado ante la inmediatez de su enfrentamiento, y fue bajando los escalones lentamente, intentando no hacer ruido. Las escaleras terminaban en lo que debían ser los śotanos de la residencia, y allí podía escuchar horribles sonidos líquidos que se deslizaban por el suelo, dejando entender al becario que se trataba del obsceno y blasfemo movimiento de la cosa. Estaba allí, no había duda. 

El becario llegó al último escalón, tragó saliva y, con toda su fuerza de voluntad, se giró para encontrarse con su enemigo. Lo que vio es algo que ninguna mente humana debería vislumbrar jamás. El horror se trataba de una gigantesca araña que le sacaba una cabeza al becario en altura, de un horroroso color violáceo y textura quitinosa, con tres detestables pares de grotescas patas y un par que, en una horrible parodia, parecían un par de manos. El horror tenía algo en sus manos, algo que parecía una fregona, pero claramente tenía que ser algún objeto maligno. Al ver al becario, alzó la cabeza de múltiples ojos y poderosa mandibula, y de ella surgió una voz que haría enloquecer al hombre de nervios más fuertes.

-¡¡¡¡Me voy a cagar en tó como me pises lo fregao!!!

El becario sintió todo su cuerpo temblar, pero al ver que la criatura avanzaba hacia él con el objeto (que debía ser un arma) en sus manos, sacó de su bolsillo la piedra arcana y la alzó gritando:

-¡Detente, ser del averno, ante la poderosa piedra de los Arquetípicos! ¡Retrocede y huye de este lugar!

La criatura se detuvo (¡la piedra tenía efecto!) y soltó el arma. Con un rápido movimiento alargó uno de sus blasfemos brazos y le arrebató la piedra al becario.

-Uuuuuh, me has traído un regalo, qué bonito es, me lo quedaré para mi colección.

¡El ser le había arrebatado la piedra con sus manos desnudas! Sintiéndose derrotado, y sabiendo lo que le esperaba si se quedaba, el becario salió corriendo con un grito que hizo estremecer a todo el que lo escuchó.

                                         **********************************

Araknek se quedó mirando al lugar donde hace un momento había estado el estudiante y enarcó una ceja. Había bajado allí, le había entregado esa extraña piedra (además de pisarle lo fregao), y había salido corriendo como un loco. No tenía ningún sentido.

-Están locos estos estudiantes...

Cogió la fregona y siguió con su trabajo tranquilamente, sabiendo que tenía una nueva adquisición para su colección de objetos arcanos, y deseando que los estudiantes de esa universidad fueran un poquito más normales.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Summanus y Welcome presentan: Thanskgiving of the Dead (parte 2)

El plan era sencillo y directo: averiguar que estaba haciendo el bisnieto del hermano del doctor Herbert West, quien cursó estudios en la Miskatonic a principios del siglo XX. Para ello, lo mejor era acudir directamente a la fuente y cortar por lo sano cualquier asunto que se estuviera fraguando. Welcome y Summanus, acudieron raudos a la habitación de Vinnie West. Tras llamar varias veces a la puerta sin obtener respuesta alguna y temiéndose lo peor, el dinosauroide sacó una llave maestra que usó para abrir de inmediato la puerta. Al acceder al cuarto encontraron la típica habitación de la residencia ocupada por un estudiante: cama deshecha, posters varios en la pared según las aficiones y gustos, libros y un tablón de corcho en el que habían pinchados recortes de prensa, notas, diagramas anatómicos y otros papeles. Lo que más destacaba era la presencia de un pequeño laboratorio químico, bastante básico pero funcional, y la ausencia del ordenador portatil de Vinnie y del propio Vinnie.

La singular pareja se lanzó rápidamente a examinar los papeles y demás contenidos de la habitación, en busca de alguna posible pista sobre los planes del estudiante, así como de su paradero actual. Por suerte, ambos tenían un buen porcentaje en Descubrir, por lo que lograron su objetivo, no sin quedar desconcertados por los resultados obtenidos: Vinni parecía querer emular a su antepasado y repetir sus experimentos de reanimación, aunque de forma más modesta, comenzado con pavos en lugar de con seres humanos. Lamentablemente, habían llegado tarde y Vinnie ya estaría poniendo su plan en marcha, que, según lo que habían encontrado, parecía consistir en sembrar el caos en la ciudad llenándola de pavos reanimados, liberándolos en una serie de localizaciones que había en un plano de la ciudad que encontraron. No podían perder tiempo.

De vuelta al trastero de Summanus en el sótano, comenzaron a equiparse para la contienda contra la horda de pavos zombi:

-Welcome, ¿que traje prefieres tú?

-Espera, espera... ¿quieres que vayamos a cazar pavos zombis y buscar a un estudiante de medicina chiflado vestidos de puritanos del siglo XVII? -tras darse cuenta de lo que había dicho, añadió- Después de todo, tiene todo el sentido del mundo...

Summanus se encogió de hombros antes de responder:

-Mira, ya que vamos a montar un buen lío, mejor hacer creer que estamos haciendo una performance teatral o algo así. Además, fuiste tu la que la montó en el último día del orgullo gay disfrazada medio desnuda de Nyan Cat...

Welcome trató de contener la risa al tiempo que enrojecía. Recordaba bien el episodio que fue verdaderamente memorable: Como bisexual también se veía afectada por la homofobia y el puritanismo con respecto al sexo, por lo que solía asistir a ese tipo de celebraciones. Y, por alguna razón, pensó que sería una buena idea llamar la atención vestida con un minúsculo bikini con un par de pop-tarts de cereza sobre los pechos, una diadema con orejas de gato y una larga bandera arco-iris a la espalda. De alguna manera, se le ocurrió que la mejor manera de acabar el desfile del orgullo gay era montar un buen lío, por lo que acabó corriendo por toda la universidad así ataviada con una larga fila de estudiantes (que aprovechaban cualquier excusa para montar un pollo), personal de seguridad de la universidad y otros participantes del desfile que se apuntaron espontáneamente al espectáculo. Al día siguiente se convirtió en viral un vídeo de la loca carrera montado con las grabaciones de las cámaras de seguridad y de los estudiantes, con el tema del show de Benny Hill como banda sonora.

-Qué demonios, llevo tiempo buscando una excusa para ponerme el disfraz de Pocahontas.

Poco después, un puritano vendado con el sombrero calado hasta los ojos y armado con un rifle eléctrico basado en diseños de Nikola Tesla y tecnología yithiana (esto último sólo Summanus, y tal vez Brontes, sabía como la había conseguido) y una india rubia que llevaba un proyector de niebla mi-go modificado para ser usado por manos humanas salieron a la caza de los pavos zombi.

Durante todo el día llamó la atención de propios y extraños, de profesores, alumnos, administrativos, personal de seguridad y vecinos inocentes de Arkham, el ver a tan extraña pareja portando unos extraños aparatos de naturaleza supuestamente ofensiva, recorriendo la ciudad de un lado a otro dedicándose a la caza de unos extraños y orondos pavos que se comportaban de forma bastante errática. En la mejor tradición de las persecuciones de Scooby-Doo, Summanus y Welcome se lanzaban como posesos tras el rastro de los pavos, surgiendo tras una esquina persiguiendo a las esquivas aves-zombi o corriendo perseguidas por estas cuando lograban organizar un contraataque contra sus perseguidores, repitiéndose estas escenas a lo largo y ancho de la población.

Al principio, la gente se quedaba sorprendida por el extraño espectáculo, en el que una joven y atractiva india rubia disparaba nubes de niebla blanca a los pavos-zombi, dejándolos helados, para, a continuación, el peregrino vendado les disparaba una descarga eléctrica que los dejaba fritos en el acto. Pero poco a poco, comenzaron a surgir gritos del tipo “¡Es Welcome! ¡Es la chica Nyan Cat!” y demás vítores que presagiaban un nuevo vídeo viral en youtube con la singular rubia como protagonista junto a su vendado compañero y, posiblemente una nueva tradición para la ciudad.

Finalmente, tras varias horas de carrera y caza de aves de corral reanimadas, dejando por la ciudad un sutil y persistente aroma a carne de pavo asada, Vinnie West apareció por fin. Como lugar del encuentro final había escogido la puerta principal de la biblioteca de la universidad, donde los aguardaba. Delgado, de pelo negro como ala de cuervo, con gafas de montura metálica, una expresión de obsesiva determinación en su rostro y una bata blanca, se parecía mucho al actor Jeffrey Combs en la película Re-Animator. Por suerte para Welcome y Summanus, prescindió del discurso de villano megalomaníaco de opereta y se decidió por hacerles frente. El combate entre un estudiante de medicina flacucho y obsesivo y la chica experta en defensa personal y artes marciales acabó en apenas unos segundos. Definitivamente, Vinnie West tenía madera de Mad Doctor pero no era gran cosa en una confrontación física.

Con Vinnie West fuera de combate y la amenaza avícola reanimada detenida, la ciudad estaba a salvo una vez más. Pero, ¿cuando volvería a desatarse un nuevo peligro que turbara la tranquilidad de Arkham? ¿Estarían listos Summanus y Welcome para detenerlo? ¿Surgiría un nuevo video viral con la caza de pavos, así como una nueva tradición? ¿Seguiría Vinnie West con las tradiciones de su ancestro? Summanus, Welcome y todos los demás residentes de la Llave y la Puerta deberán hallar respuesta a estas preguntas próximamente...

lunes, 17 de noviembre de 2014

Summanus y Welcome presentan: Thanskgiving of the Dead (parte 1)

Se aproximaba la fecha del Día de Acción de Gracias y Summanus comenzaba a subirse por las paredes hasta el punto en que la productividad entre los recepcionistas y personal de limpieza de la residencia alcanzaba valores de record histórico. Como administrador y supervisor de todos esos pequeños trabajos que hacían que La Llave y la Puerta siguiera en marcha como un reloj (pese a los frustrados intentos de los estudiantes en sabotearle con sus fiestas, novatadas y demás follones que organizaban), su importancia en la estructura organizativa se hallaba justo por debajo de los Pickman, aunque no dejaba que eso se le subiera a la cabeza. Habitualmente era un líder justo, que buscaba el orden en el trabajo y el bienestar de los empleados, aunque en ocasiones, su flema y calma habituales, su paciencia jurásica, se quebraban, habitualmente por culpa de alguna “extralimitación” de origen estudiantil. En esos momentos se convertía en el terror de los becarios, en el hombre del saco con el que los trabajadores asustaban a los novatos en sus primeras semanas de trabajo. Pero no era normal que esta crispación se acentuara tanto por el Día de Acción de Gracias, fecha en la que muchos estudiantes volvían a sus hogares y la residencia se convertía en un entorno casi monástico por su tranquilidad. Sin embargo, algo había cambiado ese año y Summanus lo sentía...

Todo había empezado unos días antes, cuando, mientras daba un paseo nocturno por los terrenos de la Universidad, una costumbre que tenía, un grueso y cebado pavo surgió tras un arbusto, le miró fijamente y, de improviso, salió corriendo hasta desaparecer tras la esquina de un edificio. Desde el lugar del cual había surgido el ave se deslizó una culebra rayada, serpiente por completo inofensiva, pero que portaba en la cabeza una mancha en forma de media luna blanca. Summanus torció el gesto al comprender lo que significaba. Era un ofidio sagrado de Yig. El Padre de las Serpientes le estaba enviando un aviso, y la presencia del pago, así como la proximidad de la festividad en la que esta ave era consumida con fruición, le indicaban que algo gordo iba a formarse y que él tendría que meterse en el asunto. Desde ese día, había comenzado a ponerse de los nervios.

Aunque aun faltaba para la celebración, el mayordomo de la residencia estaba comenzando a prepararse, viendo como algo inminente lo que fuera a pasar. Por ello, había bajado a los sotanos, donde tenía un pequeño trastero en donde guardaba sus cosas, así como la parafernalia del culto a Yig, dios del que era sacerdote. Sabía que el lugar era seguro, pues, además de las protecciones meramente físicas (la gruesa puerta cerrada con llave, los sistemas de alarma que había por toda la residencia y el hecho de que los estudiantes rara vez bajaban al sótano y los empleados sólo lo hacían cuando era necesario), contaba con algunas protecciones místicas de cosecha propia, así como un pacto de no agresión entre las arañas del sótano y las serpientes que ocasionalmente se dejaban caer por allí, ya que ambos colectivos actuaban como centinelas tanto para Summanus como para Araknek. A causa de todo esto, no sintió preocupación alguna cuando se abrió la puerta mientras él rebuscaba en una caja llena de amuletos, libros y otros objetos de naturaleza mística, de los que tenía una buena colección, la mayoría de ellos mera decoración. El intruso se acercó a él despacio hasta que, de improviso, Summanus pudo notar unos brazos que rodeaban su cuerpo, unos pechos generosos que se aplastaban contra su espalda y una voz melosa que le susurraba al oído:

-Welcome stranger, ¿te alegras de verme o es que tienes un plátano en el bolsillo?

Con un breve suspiro, Summanus se desprendió del abrazo y sacó un platano del bolsillo del pantalón.

-Hola Welcome, como puedes ver es mi almuerzo.

Se dio la vuelta para saludar a la recién llegada, Evangeline Parker, más conocida por Welcome, debido a su habitual manera de saludar. La chica era de estatura media, por lo que, Summanus, que era más bien bajito, la igualaba en altura, rubia, con el cabello corto, ojos azules, guapa y con un cuerpo bonito y bien dotado, vestida con un pantalón vaquero y una sudadera de la universidad. Parecía la típica WASP triunfadora que había sido líder de animadoras en el instituto y reina del baile, y que estaba destinada a convertirse en una Barbie universitaria y casarse con un Ken de Harvard para seguir la tradición familiar de hacer una buena boda de alta sociedad. Por eso Summanus se sorprendía de que fuera siempre tan amistosa y cariñosa con él, que para los cánones humanos era más bien feo. Medía en torno a 1,65 de altura, delgado y algo desgarbado, con ojos enormes y una piel escamosa que oscilaba entre el cobrizo y el pardo y que él aseguraba era por culpa de la ictiosis. Habitualmente su atuendo consistía en ropas amplias y severas para no atraer la atención sobre sí mismo, así como gafas de sol, bufandas, barbas postizas y demás elementos que le cubrieran la cabeza y el rostro. Los rumores decían que, además de la ictiosis era bastante feo, lampiño y calvo (cosa que era cierto), que era un fenómeno de feria al que el Viejo Patriarca Pickman había contratado por lástima, pero que hacía bien su trabajo. La verdad era bien distinta y sólo los Pickman y unos pocos más, entre los que se encontraba Welcome (aunque esta lo averiguó a base de insistir y espiarle), la conocían. Summanus era en realidad un Grith, miembro de una raza antropomórfica descendiente de los pequeños dinosaurios terópodos de finales del Cretácico, un dinosauroide. Su especie se había desarrollado mucho antes de que el hombre apareciera en la Tierra, y tomaron otros caminos diferentes al seguido por la humanidad, entre ellos, el culto a Yig, el Padre de las Serpientes. Sólo el sabía porque había decidido vivir con los Pickman.

-Bueno, imagino que no has venido aquí simplemente para comerte mi plátano, ¿verdad? -la interrogó Summanus con sorna.
-No, he venido a verte porque estos últimos días estas muy raro, o, por lo menos, más que de costumbre. ¿Qué sucede?

El dinosauroide reculó un paso y miró con inquietante atención a la chica. Ella normalmente habría hecho algún comentario subido de tono con doble sentido, ya que, además de guapa y muy inteligente, tenía la líbido de un adolescente en una maratón de cine porno, además de ser abiertamente bisexual. Eso y el que se fuera a estudiar a una universidad “de provincias” para estudiar psicología fueron la razón por la que sus padres, una acaudalada estirpe de la clase alta bostoniana, prácticamente la habían desheredado como oveja negra de la familia. De hecho, en la universidad, además de por su particular saludo, Welcome era conocida por sus numerosos escarceos sexuales con estudiantes de ambos sexos. Pero Summanus siempre se le resistía. “Cuestión de especies” decía él. Pero eso no había impedido que la chica entablara una entrañable amistad con el parco y reptiliano mayordomo.

-Algo se está cociendo. Yig me mandó un aviso de que algo relacionado con el Día de Acción de Gracias se está preparando, y últimamente Vinnie West ha pasado más tiempo de lo habitual en el laboratorio que tiene montado en su habitación. Además, se han realizado últimamente un mayor pedido de pavos de lo habitual para las celebraciones que se realizan en la universidad. Así que creo que será mejor que nos vayamos preparando para lo peor.

Welcome le miró sorprendida y no tardó en sonreir. En su cabeza habían comenzado a formarse planes sobre lo que podría pasar y, puesto que iba a pasar las fiestas en la residencia (ni hablar de ir a ver a los estirados de sus padres), prefería hacer algo divertido y con mucha acción. Cogió el platano que Summanus aun tenía en la mano, lo peló y comenzó a introducirlo en su boca con un ademán lascivo para, de improviso darle un soberbio mordisco. Tras masticar y tragar, exclamó:

-¡Let's Rock!

sábado, 8 de noviembre de 2014

Presentando a Seabury Q. Pickman


La clase de Antropología de los pueblos de África Central iba tocando a su fin mientras el profesor Seabury Pickman acaba con las conclusiones de la lección:

-De esta manera podemos comprobar como muchas de las leyendas que corrieron sobre la zona central del continente africano, en particular la región conocida popularmente como”Congo”, pueden servir como cortina de humo para disimular verdades que se hayan ocultas. Muchos de los mitos del África negra hablan, en realidad sobre héroes y reyes deificados, criaturas de leyenda surgidas de los miedos ancestrales y sobre pueblos perdidos que, según sabemos, llegaron a alcanzar el nivel de desarrollo mínimo como para ser considerados civilizaciones. Algunos de estos pueblos han dejado descendientes que han involucionado hasta la edad de piedra, en cuyos recuerdos ancestrales hallamos las pistas para investigar estas culturas desaparecidas. En otros casos, tenemos fuentes de estudio más tangibles, como la ciudad de Gharne. Lamentablemente, algunos de estos restos arqueológicos se han perdido para siempre, habitualmente por causas naturales, como ya sucedió con la ciudad perdida de Zinj, que quedó cubierta por una gruesa capa de lava tras la erupción del monte Mukenko en 1979. Por suerte, tras la caída de la empresa STRT, los doctores Ross y Eliot quedaron libres de todo acuerdo contractual de privacidad, lo que permitió, junto con los documentos gráficos y textuales recuperados de las bases de datos de la empresa, obtener un testimonio fiable y relativamente completo sobre el estado final de la ciudad antes de su pérdida...

Mientras el atildado y elegante profesor continuaba sus conclusiones, un murmullo continuo que hacía poco comenzaba a escucharse de fondo fue aumentando su volumen paulatinamente, de manera que comenzó a superponerse al discurso del profesor que se decantó por ignorarlo y acabar la lección.

-Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson.

A medida que el sonido aumentaba, se veía acompañado de las vibraciones producidas por un grupo relativamente numeroso que parecía avanzar a la carrera hacia el aula.

Mientras el profesor Pickman recogía sus cosas y daba las últimas recomendaciones de la sesión, la puerta del aula se abrió de golpe para dejar pasar a una docena de seres de aspecto humanoide, vestidos de forma anárquica con taparrabos y desharrapadas túnicas, cuyas principales características eran unas poderosas garras en las manos y una testa porcina.

-Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson.

Las criaturas-cerdo, mientras entonaban sin cesar su monótono mantra, avanzaron a la carrera hacia el profesor para sorpresa de sus alumnos. Cuando llegaron hasta el docente, lo alzaron en volandas y se lo llevaron a hombros mientras este clamaba:

-¡No olvidéis que podéis consultar el Regnum Congo de Pigafetta en la biblioteca! ¡Y que no se os ocurra hacer un creepypasta de esto, porque os aseguro que volvereeeeeeeeeeeeeee!

Las últimas palabras del profesor se perdían ya mientras las criaturas-cerdo lo sacaban del aula y se perdían por los pasillos de la universidad para desconcierto general del alumnado, claustro y demás empleados de la institución educativa.

-Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson, Hodgson.

Ese mismo día, al caer de la noche, el profesor Seabury Pickman apareció a las puertas de la biblioteca de la universidad con las ropas desarregladas (algo inédito en él) y llevando en la mano un grueso volúmen de las obras completas de William H. Hodgson.

domingo, 2 de noviembre de 2014

This is Halloween I (Parte 2): Anna Pickman contra El Devorador de Galletas

Cuando Anna Pickman abrió la puerta de entrada de la Residencia Universitaria La Llave y la Puerta y vio lo que había en su exterior, decidió que preferiría estar en su casa haciendo calaveritas de azúcar... de hecho, preferiría estar en cualquier sitio menos en aquella ciudad de locos en la que siempre terminaba pasando algo como lo que  estaba viendo. Era una especie de foco de situaciones paranormales lo más absurdas posible, y aquello que estaba viendo era lo más absurdo que se había encontrado en sus aventuras con lo sobrenatural desde que tuvo que expulsar de un club de streaptease al fantasma de una anciana nudista.

-¿Habías visto algo así antes? -le preguntó Brontes, el experto al que había llamado para evitar que sucediera algo como lo que estaba pasando.

-Sí -respondió ella dubitativa -de pequeña, todas las tardes a la hora de la merienda... pero solía ser más pequeño.

Lo que había frente a ellos, detrás de una multitud de jovenzuelos disfrazados de toda clase de engendros de Halloween  (entre ellos no podían faltar La Calabaza Putona y el gordo barbudo disfrazado de hada) que huían despavoridos, había un coloso de seis metros de alto, cubierto de un denso pelaje azul, provisto de una cabeza ovalada partida por unas inmensas fauces negras y unos enloquecidos ojos que parecían mirar por doquier como los de un yonki. La criatura avanzaba tambaleante y moviendo los inmensos brazos como si pretendiera azuzar a la muchachada.

Anna buscó rápidamente entre la multitud y captó su atención uno de los individuos que huía. Llevaba gafas de pasta, un jersey negro y, lo más importante, en sus manos llevaba un inmenso libro que parecía abrazar como si fuera su mascota. Pero eso no era una mascota (y si lo era, ese chaval tenía un serio problema que debería consultar con su psiquiatra), era un grimorio que había visto anteriormente en su investigación de lo oculto. El Manual de Vinz Clortho para la invocación de seres extradimensionales.

El chaval fue detenido de su huida por una mano que le agarró del cuello del jersey y le atrajo a la cara de Anna, cuyos ojos se le clavaban haciendo que el individuo sintiera un escalofrío por la espalda.

-¿Se puede saber qué está pasando aquí? Algo me dice que tú y tu librito tenéis algo que ver con esa cosa.

Los labios del chaval temblaron al intentar responder. Éste tragó saliva y al final pudo decir:

-Es que... verá... unos amigos y yo decidimos que podría ser una buena broma de Halloween invocar a una entidad de otra dimensión para meter miedo a los ancianos que nunca nos quieren dar las galletas  que hacen para celebrar las fiestas... lo que vino fue el bicho ese... pero cuando se comió las  galletas de los ancianos y vio que no había más, se puso como un loco a destrozar todo y salió a la calle en busca de más galletas que comer ¡y lo peor es que cuantas más galletas come, más grande se hace!

Anna le soltó el jersey y le arrebató el libro de sus brazos de gelatina.

-Anda, corre antes de que me arrepienta de no darte tu merecido por haber desatado semejante caos ¿no sabéis que hay cosas en este universo con las que no se debe jugar?

El chaval salió corriendo con el resto de corredores, y sólo quedaron allí Brontes, Anna y la criatura que se acercaba inexorablemente a ellos.

-¿Qué vamos a hacer con eso? No creo que le vaya a dar una indigestión por comer muchas galletas -dijo Brontes.

-No te preocupes, tengo un plan. En este libro está el hechizo de expulsión de la criatura, sólo necesito que lo distraigas hasta que abra el portal que lo devuelva a su casa.

-Bien, poca cosa... sólo tengo que distraer a un monstruo azul de seis metros de alto y obsesionado con comer galletas. He hecho cosas peores.

Mientras Anna abría el libro en busca del hechizo de expulsión, Brontes se dirigió hacia el monstruo gigantesco y se plantó ante él.

-¡Eh, chaval! ¿Sabes lo que  tengo? Tengo galletas... galletas MARBÚ.

Entonces Brontes empezó a danzar y a bailar mientras cantaba con voz de barítono:

-Marbú, Marbú, qué buenas son, las galletitas doradas de Marbú, tú pruébalas, qué ricas son...

El engendro de seis metros se quedó mirando a Brontes con atención y comenzó a dar palmas al ritmo de la canción.

Mientras esta lamentable  situación se desarrollaba, Anna buscaba frenéticamente el hechizo. El libro no tenía índice ninguno, y parecía haber sido escrito por un autor espídico con la mano tonta. Cuando parecía que el monstruo se había cansado de la canción y había confundido a Brontes con una galleta, Anna por fin dio con el hechizo y, con una voz potente, entonó un cántico formado por tantas consonantes que parecía que un gato se había subido al teclado del ordenador.

Al terminar el cántico, el aire alrededor  de Anna, pareció moverse y agitarse, tras lo que se formó una brecha de una potente luz azulada como el pelaje del monstruo que había cruzado las dimensiones para devorar las galletas de nuestro mundo. La criatura, que tenía la cabeza de Brontes en la boca y parecía chuparla como si fuera un caramelo, se quedó mirando la brecha interdimensional y lanzó un grito desgarrador. Momento que Brontes aprovechó para sacar la cabeza y gritar:

-¡A TOMAR POL CULO!

Un rayo resquebrajó los cielos y cayó sobre el monstruo azulado, que dejó caer de la impresión a Brontes. La energía del poderoso rayo, empujó al ser hacia la brecha extradimensional, que en pocos segundos se tragó al ser y se cerró como si allí no hubiera pasado nada. El silencio cubrió las calles de Arkham como si fuera una noche normal.

Brontes se acercó a Anna  con la cabeza cubierta de babas de monstruo. Ambos se quedaron mirando el lugar donde hace unos instantes había una brecha que unía nuestro mundo con una dimensión donde terribles devoradores de galletas esperaban  el momento para volver y comenzar una orgía de destrucción.

-Una noche típica de Halloween en Arkham -sentenció Anna. Se giró y volvió a la residencia. Pasaría el resto de la noche haciendo calaveritas dulces y pensando en lo que acechaba allí afuera... y cuanto tardaría en abrirse camino a nuestro mundo.

jueves, 30 de octubre de 2014

This is Halloween I (Parte 1): Presentando a Brontes


Era el Despacho del Departamento de Ingeniería en el que los estudiantes se paraban unos instantes antes de siquiera plantearse llamar a la puerta cuando iban a entrar, el despacho que la mayoría solía evitar o pasar ante él de puntillas o corriendo si no tenían más remedio. Tan sólo los más excéntricos de los departamentos de Ingeniería, Matemáticas e Historia Antigua, los obsesionados con los más recónditos misterios de los departamentos de Física y Psicología se atrevían a encaminarse hacia ese Despacho en concreto. La sencilla placa en la puerta anunciaba:
Brontes
Profesor Emérito de Ingeniería Dimensional

Era el Despacho del que los frikis de Warhammer 40K (por puro fetichismo) llamaban el "Rey Carmesí". Hacia esa oficina, el único lugar de toda la Universidad sin teléfono (por exigencias de su ocupante), corría uno de los becarios del departamento para entregar un mensaje. En su interior no podía evitar lamentar que le hubiera tocado a él y que el puñetero profesor de Ingeniería Dimensional insistiera en no tener teléfono y que habitualmente mantuviera su ordenador portátil (ese extraño cacharro que siempre llevaba consigo) desconectado de la red Wi-Fi de la universidad. Llamó a la puerta con dos golpes secos y no tardó en dar el paso una voz profunda y rota. El becario tragó saliva, aferró el pomo de la puerta, abrió y entró. El Despacho parecía la oficina de un arqueólogo en la que se hubiera estrellado el taller de un artista abstraco con afición a la absenta y el LSD y hubiera sido redecorado por un tornado. Sin embargo, en medio del caos de papeles, planos, reliquias de la Antigua Grecia, esculturas fruto de una de las sesiones más excéntricas de Salvador Dalí y centenares de manuales y libros sobre ingeniería, historia antigua, arte, ocultismo y otras materias, parecía existir un orden subyacente y alienígena. Era como ver un grabado de M. C. Escher en pleno viaje alucinógeno, en el que, según la perspectiva todo variaba de posición y de forma y parecía tener más dimensiones de las normales. En medio de semejante caos conceptual, como un monstruo goyesco surgido del sueño de la razón, Brontes aguardaba en pie.

No era una figura insignificante. Un coloso corpulento, de más de dos metros de altura, que parecía estar construido en una escala mayor y bajo unas directivas alienígenas. Era un titán surgido de las pesadillas de la antigüedad, con brazos y piernas dotados de una poderosa musculatura y un torso como un barril que parecía formarse sobre una estructura osea ajena a lo conocido por el ser humano, como si sus costillas formaran una gruesa placa ósea bajo la densa capa de carne, nervio y gruesa piel bronceada. La mirada del único ojo de iris tornasolado situado en el centro de su rostro, sobre la nariz ancha y chata, emanaba autoridad y el saber de los eones. Este rasgo y la abundante y larga cabellera de un rojo vivo que habitualmente llevaba recogida en una trenza, le habían valido el sobrenombre de “Rey Carmesí”, que no tardaron en popularizar los frikis de Warhammer 40K. Los rumores, que eran imposibles de contener, afirmaban que llegó a la Miskatonic al regresar una expedición arqueológica de la universidad en algún lugar de Grecia, y en la que se trajo una ancestral escultura en bronce de origen desconocido que representaba un cíclope. Desde entonces, se había incorporado al cuerpo facultativo y había conseguido su propio despacho, donde pasaba la mayor parte del tiempo, además de algunas visitas a las dependencias de la Fundación Wilmarth y el Laboratorio Nuclear Pickman.

Vestido de manera informal, con una camiseta roja con un escarabajo egipcio blanco que parecía resaltar su anatomía alienígena, unos pantalones de cuero negro y una gruesas botas con puntera metálica, Brontes examinó al becario y le interrogó con respecto al motivo de su visita, por lo que el becario, indeciso e impresionado ante el aspecto del profesor (aunque no era la primera vez que lo veía, siempre le sucedía lo mismo), le entregó vacilante la nota con el mensaje. El coloso tomó con su enorme manaza la nota y la leyó con concentración. Al comprender el mensaje y ver la firma, palideció intensamente, agradeció al becario la entrega y le indicó que se marchara, cosa que hizo sin lograr contener su alivio. Brontes, comprendiendo que debía actuar con urgencia, sacó de un armario una armadura de bronce de extraño diseño y un grueso y pesado martillo de herrero. Actuando con premura, se vistió la protección y colgó la herramienta de su cinturón, con lo que consiguió parecer un heavy embutido en una coraza de hoplita creada por H.R. Giger. Tras esto, rebuscó bajo una revuelta pila de papeles y extrajo su portatil, un extraño aparato cuya cubierta rugosa y de extraña textura, en la que se dibujaba un extraño rostro, desconcertaba al Departamento de Informática. Una vez equipado, salió a la carrera en direccióna la Residencia Universitaria La Llave y la Puerta, en cuya recepción le aguardaba Anna Pickman. La joven de pelo negro como ala de cuervo y rasgos latinos rompía la tónica con respecto a los demás miembros de la familia, de apariencia más caucásica, aunque era indiscutiblemente una de ellos y la más terrible en su ira. Incluso Brontes, con todo su poder, prefería mantener buenas relaciones con ella, causa de su prisa en prepararse y acudir a la llamada.

Anna sonrió, complacida al ver llegar al cíclope y no tardó en comunicarle el motivo de su llamada:
-Verás, es Halloween, y conociendo los antecedentes del pueblo y de la universidad, me temo que pueda suceder algo raro, y quiero decir más raro de lo habitual. Probablemente a algún estudiante se le vaya alguna broma de las manos, por lo que es mejor estar prevenidos. Necesito los planos de la reforma de la Residencia para asegurarme de que la estructura metálica de la misma no puede favorecer la ceremonia de invocación de un antiguo dios sumerio de otra dimensión, y se que tú los diseñaste, por eso te he llamado.

Brontes esbozó una mueca a medias entre una sonrisa y un gesto de preocupación. Precisamente por una metida de pata de un estudiante se encontraba él allí. Estaba convencido de que la estatuilla que utilizaron para invocarle la entregó Nyarlathotep, ¡seguro! Alguien conocido como el “Caos Reptante” aprovecharía cualquier ocasión para tocarle las narices a cualquiera con una broma pesada de ese tipo, y todo lo demás son excusas. Justo en el momento en que abría su portatil y lo encendía, se oyó un lejano grito propio de una “scream queen” de cine de terror en algún lugar de la Residencia.
-¡Maldición! Es tarde, ya ha empezado -se lamentó Brontes.

Era el momento de entrar en acción.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Presentando a Harvey Z. Pickman


Abro la puerta de mi oficina y me encuentro cara a cara con el muñeco Ken y una Barbie con más tetas que sesera. Obviamente sonrío y les invito a pasar, ya que son mis clientes y les estaba esperando. Además, tengo ganas de cerrar de una vez mis tratos con esta pareja. Tras indicarles que tomen asiento, la pareja de oro mira con curiosidad el interior de mis dependencias. Se trata del despacho que utilizo en la Residencia, porque no quiero tener a estos dos en mi otra oficina mientras cerramos este “negocio”. Me dirijo a mi escritorio y tomo asiento tras él. De un cajón saco una carpeta y un pendrive que paso a situar sobre la mesa.

Esto me pasa por ayudar a los de la Fundación Wilmarth, ya que trabajo para ellos como asesor. Soy detective privado, especializado en temas sobrenaturales. La mayoría de mis casos son mundanos y comunes, ya que ni siquiera en Arkham podría vivir sólo de los fenómenos sobrenaturales, así que suelo aceptar estos encargos por puro tedio. Sin embargo, me encontré con algo inesperado. Aquí el chico de oro es un niño bien de Harvard, al que se la han concedido todos los caprichos, incluida la rubia tetuda, su esposa. Han heredado un caserón en Arkham con una amplia biblioteca de libros de ocultismo y necesitan una catalogación. Se enteraron de la existencia de la Fundación Wilmarth, y estos, ¿a quién van a llamar? A un servidor que no tiene nada mejor que hacer que pasarse un mes entre libros viejos de una colección creada por uno de la misma generación que el jodido viejo ogro de mi padre. De hecho, según las fotos que encontré mientras hurgaba por la casa, eran conocidos cuanto menos. Sin embargo, esto no fue lo único que descubrí, por lo que paso a exponer mis conclusiones a la parejita.

Les explico que la carpeta y el pendrive contienen el catálogo de libros. Está divivido en tres categorias: Categoria 1 (libros prohibidos), Categoría 2 (libros de ocultismo), Categoría 3 (sandeces, literatura barata de tienda de esoterismo). Tras esto, explico que, si tuvieran prisa por deshacerse de la colección, tanto la Universidad Miskatonic como la Fundación Wilmarth estarían interesados en adquirirla.

Les dejo unos instantes para que mediten al respecto antes de soltar la bomba:
-Por cierto, mientras realizaba este trabajo, hallé algo que no esperaba, olvidado por su fallecido pariente -noto como, pese a tratar de disimular, ambos se ponen blancos y expectantes-, se trata de un producto de sus experimentos con los libros que no sólo había sido “dejado atrás”, sino que se le habían dado nuevos usos. Se trata de una entidad negra y amorfa, cuya forma cambia y puede parecer una rana, o a veces adquirir rasgos de pulpo o calamar, se la conoce como “Servidor de los Otros Dioses”. Pero claro, ustedes no sabrán nada, ¿verdad?

Ante su incomodidad, continuo hablando:
-Verán, tras lograr comunicarme con la criatura, pude averiguar que usted, señora -señalo a la Barbie que apenas puede contener un gémido de pánico-, se dedicó a hacer uso de la criatura cual si de un vulgar juguete sexual se tratara. Si le va el porno con tentáculos es cosa suya, pero esto es pasarse...

La indignación del Ken Harvard's Edition que parece estar a punto de abroncar a su esposa, alzo la voz y les obligo a permanecer callados. Aún no he acabado.
-¡Y usted tampoco está libre de pecado! Al descubrir a la criatura y aprender la forma de controlarla a través de los escritos y diarios del fallecido, se ha dedicado a usarla como medio de transporte para lanzarse a sus conquistas y moverse sin dejar rastro. Porque se de sobra que el último mes ha habido un notable incremento de universitarias que han sufrido palizas e intentos de violación, y que si ha logrado consumar con alguna, la pobre está tan aterrada, avergonzada y asqueada que no ha querido hablar. Sí, todo eso me contó la criatura, todo eso y más que averigüé por otros medios. ¿Le duelen todavía los huevos, cabrón? ¿Se acuerda del rodillazo en las pelotas y la paliza que le metió una rubia que parecía una poquita cosa muy mona ella, pero que resultó ser experta en artes marciales? Se trata de Welcome, muy conocida en la Miskatonic y buena amiga mía, a la que pedí que hiciera un poco de trabajo de campo.

Guardo un momento de silencio antes de lanzarles golpe final. Comienzan a gritar y lanzarme todo tipo de acusaciones. Les dejo desahogarse, sus palabras me resbalan y sus amenazas son vacías. Aun no he terminado. Cuando liberan su furia y parece que vayan a marcharse, me impongo de nuevo ordenándoles callar y sigo hablando:
-Han jugado con fuego, como un niño que juega con el arma de su padre sin ser consciente de que está cargada y puede dispararse. Han utilizado de forma banal a una criatura muy poderosa y se han creído inmunes a las consecuencias de sus actos. Bien, yo he liberado a ese ser y he hecho un pacto con él. Se va a quedar por aquí, pero en esta Residencia en lugar de en su vieja casa. Tienen una semana. Una semana para resolver sus asuntos aquí o delegarlos en un representante legal. Tras ese tiempo, si tan sólo se les ocurre volver a cruzar el límite de la ciudad, si tan sólo se les ocurre intentar librarse de mí, de mi familia o hacer algo en contra de esta Residencia o la propia ciudad... El servidor estará encantado con la venganza y conocerán un destino peor que la muerte. ¡Y ahora fuera de mi despacho y de este edificio!

La pareja, indignada y furiosa no tiene más remedio que largarse. No me gusta hacer estas cosas, pues es jugar con algo muy peligroso que no comprendemos. Pero no estoy dispuesto a que se use de forma tan irresponsable por parte de individuos tan incapaces.

domingo, 19 de octubre de 2014

Presentando a Robert M. Pickman

Ya era el quinto individuo sospechoso que entraba en la habitación 217  de la residencia de estudiantes La Llave y la Puerta. Robert M. Pickman había estado atento a movimientos extraños toda la tarde, después de comprobar con su detector de alteraciones psicosospechosas (comprado tras ver un anuncio en televisión a altas horas de la madrugada presentado por una rubia tetuda y un señor con bigote que parecía que pretendía resquebrajarse la cara con su sonrisa y arrimaba la mano cada vez más al cuerpo de la rubia. Por cierto, de regalo venía con una escobilla eléctrica para el water, toda una ganga por sólo 150 dolares más gastos de envío, oiga), que algo no andaba bien en la residencia en la que acababa de comenzar a trabajar.

En sus estancia en Londres ya tuvo una situación parecida en el edificio donde tenía el piso de alquiler en el que vivía mientras investigaba la presencia de astronautas del espacio exterior en las civilizaciones antiguas. Vio cómo una serie de personas llegaba de forma sospechosa al piso de al lado, el del individuo trajeado que siempre hablaba por el teléfono móvil e iba por ahí con gafas de sol todo el día. Claramente estaba pasando algo y decidió investigar, saliendo por la ventana y manteniendo el equilibrio por la cornisa hasta llegar a la ventana de al lado. Y lo que vio le hizo dar un brinco que casi le hace caer al vacío. Todos estaban vestidos de forma excéntrica  y parecían estar adorando una especie de caja azul con forma de cabina de la policía de los años '60 que habían puesto en algo que parecía un pastel (pero que claramente no lo era, seguramente sería algún tipo de alimento misterioso que no tardaron en devorar). Robert se convenció de que era una secta malvada formada por ricos empresarios (¡¡¡vestían con traje y hablaban por el móvil!!!) que pretendía manipular a la humanidad con siniestros propósitos desconocidos. Informó de todo ello en su blog, pero no sirvió de nada. Nadie le creyó, e incluso se rieron de él, mencionando nosequé serie de la BBC. Claramente, la secta había hecho muy bien su trabajo, desinformando a la población. 

Ahora nadie le detendría a la hora de desvelar el secreto de los sospechosos individuos que habían entrado en la 217. Esta vez venía armado con una cámara de vídeo insertada en sus gafas (esto no lo compró en la teletienda) y se infiltraría entre ellos, pues había escuchado la contraseña para entrar en el cubil secreto de estos conspiradores, SEMPER EBRIUS.

Robert llegó hasta la puerta de la 217, más tenso que LePen en un vagó de metro lleno de miembros de los Panteras Negras y dio varios toquecitos con su mano izquierda mientras pensaba "¿Serán Illuminati? ¿Habrán conseguido infiltrarse aquí también? ¿O serán reptilianos?". Él ya sospechaba de la presencia de un reptiliano en la residencia, pero aún no estaba seguro.

La puerta se abrió y asomó la cabeza de un individuo con los ojos enrojecidos. Tras él podía verse el humo de lo que podía ser un cigarrillo muy cargado. Miró fijamente a Robert como si fuera la primera vez que veía a un ser humano.

-Semper Ebrius -dijo Robert.

El otro abrió una sonrisa en su rostro, e invitándole con su mano, le dijo:

-Pasa.

Por fin había conseguido infiltrarse...

(...)

Al día siguiente, lo encontraron en el contenedor de basura junto a la residencia. Llevaba la corbata de su traje atada a la frente, manchas sin identificar por toda su ropa y tenía un dolor de cabeza tan grande como si tuviese veinte naves nodrizas chocando contra las paredes de su cráneo. Sus gafas habían desaparecido y habían sido reemplazadas por un antifaz color rosa fosforito.

Cuando le preguntaron cómo había acabado allí, relató lo poco que podía recordar de su escalofriante experiencia. Dentro de la 217, todos estaban vestidos a la manera de senadores romanos y se movían en espasmódicos giros al ritmo de una música infernal. En el centro de la habitación había un largo tubo de cristal acabado en un óvalo, que parecía estar lleno de humo. Los miembros de la misteriosa secta, inhalaban del tubo y después reían como si al hacerlo pudieran ver más allá del mundo material. También tenían un extraño cilindro metálico con un grifo, del que bebían como si acabaran de salir de un desierto. Y lo más terrorífico es que tenían ¡¡¡un cerdo!!! Robert apenas pudo asimilar todo esto antes de que le hicieran inhalar el extraño humo y beber del grifo del cilindro. A partir de ahí todo eran flashes. Se veía danzando, corriendo desnudo por las calles de Arkham, montando al cerdo mientras éste salía disparado de la Miskatonic y él gritaba "Hi-yo Silver ¡¡ARRRE!!.

El extraño grupo, que también parecía ser una secta, lo había narcotizado con el veneno que había en ese misterioso humo, pero él había conseguido una victoria. Había entrado en la secta, y conseguiría descubrir sus siniestras intenciones y divulgarlas al mundo. Costase lo que costase.

jueves, 9 de octubre de 2014

Año Uno: Abre la Residencia


Arkham, Massachusetts
Otoño, 2014

Había transcurrido una año desde la muerte del anciano patriarca Pickman, sus descendientes creían haberse librado por fin del viejo ogro. Sin embargo, este les tenía preparada una inesperada sorpresa: durante los últimos años de su vida había dedicado su cuantiosa fortuna a restaurar y reformar una manzana de edificios en forma de U en torno a un patio en las proximidades de la Universidad Miskatonic para abrir una residencia universitaria de la familia Pickman: La Llave y la Puerta.
Los abogados de la familia no tuvieron problema en contactar con los descendientes del viejo, Harvey y Seabury, pues residían en la propia Arkham. Harvey era un conocido investigador paranormal licenciado en criminología y psicología, especializado en parapsicología y ocultismo. Seabury, por su parte había conseguido una plaza de profesor en el Departamento de Antropología, con especialidad en culturas africanas. Sin embargo, estos no eran los únicos descendientes vivos, ya que restaban sus sobrinos, Anna y Robert, hijos de su hermano desaparecido en las junglas del sudeste asiático. Estos dos resultaron más difíciles de localizar, ya que Anna, una parapsicóloga y medium de madre latina, residía en México D.F., mientras que su hermano Robert, un licenciado en historia antigua por la Universidad de Miskatonic, vivía en Londres, ampliando sus estudios sobre presencias alienígenas en el lejano pasado del continente Europeo.
Una vez reunidos todos los descendientes se procedió a la lectura del testamento con sus draconianas condiciones: deberían hacerse cargo de la Residencia Universitaria Pickman "La Llave y la Puerta", así como mantener en su puesto al personal que había designado el viejo patriarca. De lo contrario, la residencia se vendería y el dinero iría destinado a una serie de Fundaciones y ONG's designadas en el propio testamento. Ante esta situación, los cuatro Pickman optaron por hacer de tripas corazón y hacerse cargo de la administración del inmueble. Lo que no esperaban era la oscura y terrible naturaleza de los empleados que debían mantener: Summanus, el mayordomo y administrador era un extraño y hermético hombre lagarto, un siniestro sacerdote del Padre de las serpientes, Yig; Araknek, una monstruosa araña de dos metros, progenie de la terrible y oscura Atlach-Nacha de la Meseta de Leng, encargada del mantenimiento del edificio; y Brontes, el ajeno y ancestral dios primigenio griego invocado por accidente por unos descuidados estudiantes de posgrado y que intervino en el diseño de los planos de la renovación de la Residencia.
Finalmente, tras recibir una abultada cantidad de solicitudes y culminar todos los preparativos, con el comienzo del curso académico en la Universidad Miskatonic, la Residencia "La Llave y la Puerta" abre sus puertas