domingo, 29 de julio de 2018

Noches de cine de verano Arkham Style


Seabury Q. Pickman observaba atentamente al morlock que tenía delante. Le había explicado un plan que habían desarrollado sus compañeros y todavía estaba sopesando si era una genialidad o era una absurdez de grandes proporciones. Mientras pensaba en ello, agitó el café que le habían servido en la cafetería de la residencia estudiantil.

-A ver si lo entiendo. Queréis hacer eso porque estamos en verano.

-Sí -le respondió Konstantin, el enlace entre los morlocks y los Pickman.

-Y queréis iros de vacaciones. Algo que es un derecho inalienable para los trabajadores, y como morlocks comunistas, debéis apoyar a la clase obrera.

-Eso es.

-¿Y no sería más fácil iros simplemente de vacaciones sin llevar a cabo un plan tan digno de alguien como Eye Gore o cualquiera de los villanejos que pululan por aquí?

-No podemos dejar los túneles morlock así como así, los RNLO son un gran peligro.

-Pero en Arkham tenemos a una superheroína, un grupo de dioses superpoderosos, uno de los más poderosos sacerdotes de Yog-Sothoth y tenemos a Anna ¿de verdad crees que los RNLO podrían hacer algo?

-Por si acaso -concluyó el morlock.

Era un plan absurdo, seguía pensando Seabury, pero parecían convencidos de llevarlo a cabo. El plan en cuestión involucraba un cine de verano al aire libre y un ciclo de películas de terror de serie B de zombies nazis. Se suponía que los reptilianos eran fanáticos de las películas de nazis en las que estos llevan a cabo experimentos locos, y los morlocks querían aprovechar esto para librarse durante un tiempo de los RNLO. En el cine de verano, se realizaría un ciclo de películas con zombies nazis -que hay a puñados- y esto llamaría la atención de los enemigos de los morlocks. Estos querrían ver las películas, así que asistirían a las proyecciones, momento que aprovecharían los morlocks para hacer su movimiento, consistente en sabotear las palomitas y las bebidas, que consumirían los reptilianos y caerían presa de una toxina que los convertiría durante un mes en el equivalente de los analistas económicos que aparecían en las tertulias de televisión. Lo dicho, un plan absurdo.

-Yo no lo veo tan absurdo -dijo Brontes asomando la cabeza entre Konstantin y Seabury. Estos estaban sentados ante una mesa de la cafetería, tomando el desayuno matutino.

-¿Y quién ha pedido tu opinión? Tu traje de baño hace avergonzarse hasta a los diseñadores de moda más excéntricos.

-Nimiedades -sentenció el cíclope mientras se sentaba con ellos-. ¡Camarero, un zumo de ambrosía!

-Ese producto no existe, señor -le respondió el camarero.

-¡Ah! Pues debería... ponme un granizado de limón, entonces.

-¿Y este es el tipo de gente que ve lógico vuestro plan, Konstantin? -dijo Seabury señalando descaradamente al cíclope.

-A ver, yo sólo te lo he explicado por si queríais ayudarnos. El plan se va a realizar sí o sí. No me importa si nos ayudan los Pickman o los dioses, para nosotros viene a ser lo mismo.

-¿Nos consideráis dioses? -preguntó Seabury extrañado.

-No, os tenemos al mismo nivel de utilidad.

Seabury torció el gesto.

-No pongas esa cara, hombre -intervino Brontes-, al menos ha dicho que eres de utilidad.

-Bieeen, vaaale os ayudaremos en vuestro absurdo plan. Seguro que hemos hecho cosas más tontas...

Una vez terminado el desayuno, Konstantin se dirigió al cine de verano para entrevistarse con el dueño e informarle del plan de los morlocks. Seabury fue como enlace, y Brontes les acompañó porque ese día no tenía nada que hacer, y al menos eso le mantendría entretenido. El dueño del cine al principio tampoco pareció muy entusiasmado con el plan de los morlocks, pero después de que Konstantin le dijera que los RNLO irían en masa y eso conllevaría una venta de entradas desorbitada, se lo pensó mejor.

-Bien, todo está preparado -dijo Konstantin-. Esta noche nos libraremos de los RNLO y podremos disfrutar de nuestras vacaciones.

Se fijaron carteles por toda la ciudad informando del ciclo de películas de zombies nazis. Seabury se había preguntado qué necesidad había de llenar las calles de publicidad si los RNLO estaban en los túneles, a lo que Konstantin le respondió que esto haría más creíble todo. Por supuesto, también habían llevado carteles a los túneles, dejados de manera estratégica para que los reptilianos se encontraran con ellos. Todo parecía estar yendo sobre ruedas.

La hora de apertura del cine llegó y allí se dirigió Konstantin junto a Seabury, para comprobar cómo iba el plan. Cuando llegaron se encontraron el aparcamiento junto al cine repleto de coches, cosa que les llamó la atención. Cuando miraron al recinto del cine lo comprendieron todo.

-¡¿Pero qué hace toda esta gente aquí?! -exclamó el morlock al ver el cine atestado de espectadores humanos.

-Parece que los reptilianos no son los únicos fans de las películas de zombies nazis -dijo Seabury aguantándose la risa.

-Pues hay que desalojarlos. Si los reptilianos ven esto, se irán, y aunque no lo hicieran ¡no hay sitio para ellos!

Entonces Seabury se percató de algo más preocupante que aquello. Casi todo el mundo se había pedido una ración de palomitas y refrescos, si los consumían correrían la suerte reservada a los lacertonazis.

-¡La gente se está inflando a palomitas de las vuestras, tenemos que evitar que se conviertan en expertos en economía soporífera.

-Oooooh... demasiado tarde -musitó el morlock.

Los espectadores habían comenzado varias tertulias sobre economía con un tono de voz neutro y profundamente adormecedor, los temas que trataban tampoco es que fueran el epítome del entretenimiento, cosa que estaba haciendo que los que no habían consumido los alimentos adulterados empezaran a  sentir los efectos de un profundo aburrimiento.

-¡Konstantin! Por culpa de vuestro absurdo plan, media ciudad se ha quedado agilipollada ¿ahora qué vamos a hacer con todos esos tertulianos aburridos?

-El efecto es temporal, no te preocupes. Pero si tanto te interesa el bienestar de esa gente, desaloja el cine de una vez.

Seabury y Konstantin fueron al despacho del dueño del cine para informarle del grave error que se había cometido. Éste se negó a desalojar el local, pues toda esa gente había pagado generosamente por ver las películas, pero el morlock le convenció de que no le pedirían la devolución del dinero, pues se encontrarían enfrascados en apasionantes debates sobre el efecto de la economía en el ciclo reproductivo del gusano del esparto. Esto pareció convencer al dueño, que utilizó los megáfonos para informar a la gente de que debía abandonar el recinto del cine por unos desperfectos que debían ser arreglados. Los acomodadores fueron acompañando a la gente fuera del cine, mientras seguían debatiendo sobre economían. Más de un acomodador estuvo a punto de caer bajo el sopor, pero consiguieron vaciar el cine satisfactoriamente.

-¡Cómo son estos capitalistas, en cuanto les dices que ganarán mucho dinero o que no lo perderán te hacen caso a la primera! -comentó Konstantin mientras se vaciaba el cine.

-Sí... ahora me vas a tener que decir qué hacemos con toda esa gente que está aburriendo a las paredes.

-Pueeees se pasarán un mes así, y la gente con la que interactúen caerán aburridas ante el sopor del debate. Míralo así, el mes de agosto va a ser muy tranquilo en la ciudad...

Seabury se guardó las ganas de decir lo que pensaba al morlock, sobre todo cuando vio que apareció un grupo de vehículos que parecían versiones de ciencia ficción retro de los coches de la Alemania de los años '30. Se trataba de los transportes civiles de los reptilianos. Pocas veces los utilizaban, porque normalmente estaban centrados en su misión de encontrar el paso a la Tierra Hueca y enfrentar a los comunistas del futuro, así como el intento de conquista del exterior, que normalmente acababa en fracaso. Los reptilianos aparcaron y fueron saliendo de los vehículos convenientemente disfrazados de habitantes del exterior, vamos lo que viene siendo humanos. Como utilizaban hologramas y otra tecnología futurista, el efecto era casi perfecto, sólo hacía sospechar cuando habrían la boca y siseaban con acento alemán. Con suerte para todo el mundo, los trabajadores del cine estaban informados de lo que estaba pasando, aunque siendo habitantes de Arkham no se extrañarían por una nimiedad como gente que habla como una serpiente alemana. Como era de esperar por los morlocks, también se pidieron palomitas y refrescos, tras lo que fueron tomando sus asientos.

-¡Sí! ¡Eso es! -exclamó Konstantin.

-No me puedo creer que semejante esperpento de plan esté funcionando...

La proyección de la primera película comenzó y los reptilianos quedaron embelesados por el espectáculo mientras comían los alimentos adulterados. Su interés por las películas de zombies nazis era tan grande que tardaron mucho más en sucumbir a los efectos de la toxina de la economía aburrida, pero poco a poco se fueron convirtiendo sin que los demás lo notaran, tan enfrascados estaban en la película. El ciclo constaba de cuatro películas, y los reptilianos se comieron las cuatro aunque había varios debates activos en distintas partes del cine. Cuando terminó la última película, los reptilianos se levantaron y salieron ordenadamente del cine mientras debatían sobre el crecimiento de precios en el comercio de los huevos de reptil. Se dirigieron a sus respectivos vehículos y salieron de allí.

-¡Sííííí! ¡Todo ha salido perfecto! -exclamó Konstantin.

-¿Perfecto? -preguntó Seabury- ¡¿Perfecto?! Mira a tu alrededor, la ciudad está llena de debates sobre economia. Mira a ese bar, no están teniendo conversaciones de cuñados, están hablando de economía, y el camarero está a punto de dormirse ¡¿eso lo ves como perfecto?

-Aaaah, daños colaterales -dijo Konstantin-, y ahora, si me disculpas, he de preparar mis vacaciones.

-¿Tus vacaciones? ¡Me cago en tus vac...

Pero Seabury no terminó su exabrupto, pues el morlock ya se había metido por uno de los agujeros que llevaban a los túneles bajo la ciudad. Sería mejor que se lo tomara con filosofía, con los RNLO fuera de juego durante unas semanas, sólo tendrían que preocuparse de los intentos de villano habituales y de las confusiones espaciotemporales normales de Arkham. Había que verle el lado bueno a todo... aunque estuviera rodeado de tertulianos que debatían sobre los aspectos más innombrables de la economía.

viernes, 20 de julio de 2018

El ¿triunfo? del Becario: Nodens y Poseidon

Esta vez no podía fallar, esta vez había tenido en cuenta todas las posibilidades y los errores cometidos en el pasado y estaba seguro de haber dado con la solución. Esta vez triunfaría, y en la Fundación Wilmarth tendrían que reconocer su éxito y dejaría de ser becario para ser miembro de pleno derecho y con honores. ¡Y las malditas Criaturas del Ciclo de Cthulhu (CCC) y Deidades del Ciclo de Cthulhu (DCC) conocerían la furia de los Dioses Arquetípicos! El Becario de la Fundación Wilmarth estaba completamente decidido. Ya había acumulado demasiados fracasos, y era obvio que Arkham estaba bajo el control de los adoradores de las DCC ya que de lo contrario no se explicaba como es que la Fundación se encontraba tan limitada. Total, todo porque hace un par de años se montó un buen follón en la ciudad por unas bombas que habían puesto los de la Fundación. ¡Y todo para tratar de acabar con las CCC! Vale que se organizó aquello que aún se llamaba Mad Arkham of Battlecraft, pero fueron efectos secundarios, daños colaterales. ¡Había que destruir a las DCC y las CCC a cualquier precio o la humanidad estaría condenada! Así, pues, tras sus anteriores fracasos al tratar de invocar a los Dioses Arquetípicos, había decidido hacer las cosas con más cuidado. Se había entrevistado con Vinnie West, que llevaba un tiempo retomando sus estudios de medicina a ver si así lograba averiguar en que había fracasado hasta el momento para retomar sus experimentos de reanimación, había estado en Innsmouth haciendo una visita rápida para horrorizarse por la presencia de los profundos y sus mestizos humanos (que a fin de cuentas, ya no eran tan exagerados como en las primeras décadas del siglo XX, se habían vuelto más abiertos y no eran tan peligrosos), había rondado por el campamento de Occupy Arkham con los profundos protestando contra las políticas medioambientales estadounidenses, incluso había pasado por Dunwich. Allí las welclones, que en parte les caía bien y en parte querían distraerlo para que no montara mucho follón, se dedicaron a mantenerlo distraído a su peculiar manera. Así, tras varias rutas turísticas, diversas actividades rurales y un fin de semana en que se dedicaron a medir el tiempo en orgasmos (unidad de medida temporal desarrollada y utilizada a menudo por Welcome y copiada por sus clones y la diosa N'kari), un Becario bastante más instruido en los recursos naturales de Dunwich y en las prácticas sexuales regresó a Arkham. Allí se dedicó a recopilar toda la información que había reunido y a descansar. Consultó de nuevo la biblioteca de la Universidad Miskatonic, se desplazó hasta la Biblioteca Wiedener de Harvard y utilizó los contactos de la Fundación Wilmarth para acceder a los contenidos de otras bibliotecas por todo el mundo. Incluso llegó a hacerse con todo el material publicado de Brian Danforth, convencido de que este escritor sistematizador y peculiar que tanto parecía saber sobre las DCC tal vez hubiera escondido en sus obras algún código o secreto que pudiera ser resuelto.

Hasta tal punto llevó sus indagaciones que creyó, finalmente, haber dado con la clave. Sin embargo, como le había sucedido en otras ocasiones, la información era confusa, difusa, y parecía dirigir en una dirección inesperada. Pero, pese al intento por camuflar la verdad, estaba seguro de estar sobre la pista correcta. El problema era que, en otras ocasiones creía lo mismo y en ambos casos había fracasado, invocando por error a dos diosas convencionales en lugar de a Dioses Arquetípicos. Pero es que era tan extraño todo, estaba tan enredado, que era difícil averiguar si una cita hacía referencia a un dios o a un Arquetípico. Así pues, tras mucho devanarse los sesos, y puesto que la pista que había encontrado apuntaba en dos direcciones diferentes, tomó una decisión salomónica: seguiría ambos caminos y así no perdería el tiempo y, si estaba en lo cierto, lograría invocar a un Arquetípico. Así pues, comenzó a reunir los ingredientes y componentes variados que necesitaba: un tridente, una concha marina, una colección de imágenes de porno de tentáculos, una langosta, una merluza, un pulpo y una sepia en rodajas, los tentáculos del pulpo y la sepia, un limón, harina, una receta de calamares a la romana y un tampón usado por una lesbiana (la cara rara que le puso Kate cuándo el Becario le pidió ayuda fue para enmarcar). Una vez obtenido todo esto, se dispuso a ejecutar el ritual a las doce de la noche en Martini Beach, la playa de Arkham. Tras dibujar una serie de símbolos mágicos en la arena y encender unas velas formando una configuración astral específica que aumentaría los flujos mágicos y facilitaría la invocación, ejecutó un cántico ritual bastante extraño y que hacía pensar que el oficiante estaba tratando de cantar una canción de reaggeton en arameo mientras alguien le estrujaba los testículos. Finalmente, preparó el pescado, hizo a la romana el calamar y la sepia y... no pasó nada. Bueno, si que pasó, que unos profundos atraídos por los alaridos y el olor a pescado se acercaron a ver que pasaba y se dieron una buena cena. Se dieron una buena cena de pescado, que al Becario ni le tocaron, pues estaba muy rígido y concentrado y no tenían ganas de comerse a un sujeto que parecía haberse escapado del psiquiátrico de Arkham o, peor, que fuera uno de los estudiantes de la Miskatonic tratando de hacer alguna chorrada pseudomística.

Mientras los profundos acababan de cenar, el Becario se dio cuenta de que su invocación había fracasado. ¡No podía ser! ¡Había seguido las instrucciones al pie de la letra! Tenía que volver a su apartamento y revisar de nuevo toda la documentación para averiguar en que se había equivocado. Así, cabizbajo, dejo la playa. Había fallado, pero acabaría por triunfar.

Al día siguiente, tras revisar concienzudamente sus notas, se percató de donde estaba el error. ¡Había sido descuidado! En lugar de coger las notas para la invocación doble, había cogido por accidente las páginas donde salía una ceremonia en una empalagosa y absurda novela de porno para mamás que trataba de las fantasías sexuales de la autora con vampiros faéricos magos multimillonarios acuáticos que realizaban prácticas de bondage con sus tontas y manipulables admiradoras, pero que en realidad describían relaciones tóxicas de maltrato psicológico y algo que era al bondage lo que una redacción de un niño de primaria al Quijote. En resumen: un absurdo literario que sólo había logrado vender por una buena campaña de marketing combinada con la credulidad y falta de sentido crítico literario de un montón de adolescentes enamoradizas y mujeres de mediana edad aburridas que si leyeran una auténtica novela erótica implosionaban. Así pues, con las auténticas instrucciones, se dirigió hacia Martini Beach. A fin de cuentas, realmente no necesitaba nada tan elaborado como lo anterior. Pero... ¿por qué necesitaba una antología de grandes éxitos de los Beach Boys y un montón de bebidas frías? Esperaba que al completar la invocación entendería esto. Pero mientras tanto, si no requería de nada más, podía ejecutar el rito sin más dilación.

Con la música guardada en su movil y unos altavoces para poder reproducirla a un volumen apropiado, se dirigió a Martini Beach. Esta vez no necesitaba realizar la invocación a una hora en particular, por lo que cuanto antes lo ejecutara antes se pondría en marcha el castigo de los Arquetípicos sobre las DCC y las CCC. Al llegar a la playa se encontró bastante gente en la arena y en el agua, por lo que tuvo que alejarse hasta encontrar un lugar relativamente tranquilo para poder ejecutar la invocación. Depositó la nevera portatil cargada de hielo y bebidas, puso en marcha la música y comenzó a dibujar los simbolos mágicos para la invocación. Cuando acabó los preparativos, comenzó a ejecutar el cantico ritual del hechizo, alterando los dos nombres que había descubierto que podían funcionar: Poseidón y Nodens. Sabía que ambos eran dioses del Gran Abismo, un eufemismo para hablar del océano y sus inmensas profundidades, y todo parecía indicar que Nodens sí que era un Arquetípico. Pero desconocía si Poseidón era otro dios diferente o era un avatar o máscara de Nodens, tal vez un alias. En cualquier caso, para no errar, estaba usando una formula que permitía invocar a dos entidades simultáneamente. Y eso estaba haciendo. Lo que no contaba era con los efectos colaterales de sus actos. Atraídos por la música, los profundos del campamento Occupy Arkham, que lógicamente estaba cerca de la playa, se empezaron a acercar a ver que pasaba y, al escuchar la música y ver las bebidas frías, comenzaron a animarse, trajeron sus propias bebidas, y empezaron a montar una fiesta en torno al Becario que, concentrado como estaba en la invocación, no les prestaba atención.

Tras acabar la invocación, el ambiente era bastante festivo, con los profundos divirtiéndose. Pero algo se produjo. Desde el mar surgió una enorme concha, gigante por sus dimensiones, tirada por dos delfines y en la cual había dos hombres altos y fuertes, de rostros graves y barbados, ataviados con shorts y camisas de flores. Los delfines llevaron la concha hasta una distancia prudencial, tras lo cual, los desengancharon de los arneses y los dos colosos bajaron de la concha y se acercaron a la orilla.

El Becario no podía creer la suerte que había tenido. Por fin parecía haber alcanzado el éxito. Al fin conseguiría cumplir el objetivo de la Fundación Wilmarth y acabar con las DCC y las CCC. Pero entonces los dos dioses llegaron a la orilla y se acercaron al Becario. Uno de ellas tenía un claro perfil griego y el pelo más oscuro, y el otro tenía unos rasgos indefinibles que le daban un aire de cierto misticismo antiguo. Esto, combinado con su pelo canoso, lo hacían parecer extremadamente anciano, como si fuera un ser primigenio. Fue el del perfil griego el primero en hablar:

-¿Y bien? ¿Quién nos ha invocado y para qué?

-¡Poderoso señor, soy el Becario de la Fundación Wilmarth y os he invocado para que libereis vuestra furia contra las DCC y sus siervos las CCC que dominan este país y se han hecho con el control de Arkham!

Ambos dioses se miraron entre ellos y el griego volvió a hablar:

-Mira joven, yo soy Poseidon un dios griego del mar, el tema de pelearse con seres primigenios se lo dejo a mis colegas de Alfa Strike. Yo ya tengo bastante con liarme con diosas del mar y algún polvo casual con la Madre Hidra sin que nos pille el Padre Dagón en plena faena.

El Becario se quedó sin habla. ¿Cómo podía ser? Eso no era lo que esperaba. Pero aun quedaba esperanza. Si el sujeto con pinta de griego era un dios convencional, tal vez el otro fuera el Gran Nodens, señor del Gran Abismo. En ese caso aún podía triunfar. Fue entonces cuando el otro dios, con su aspecto de ser primigenio, habló:

-Yo soy Nodens, uno de los Arquetípicos, y he escuchado tu llamada. ¿Entiendo acaso que quieres que limpie este continente de la presencia de las DCC como tú las llamas y me dedique a sembrar caos y destrucción y tal?

-Errr.. ¿sí? ¿No hicieron eso los Arquetípicos con el continente de Mu?

-Claro, pero eso fue hace mucho, y lo de Mu es que ya se habían pasado demasiado. Fíjate que lograron liberar en parte a un Primigenio bastante peligroso. Por eso intervinimos con todo el peso de nuestro poder. Pero eso algo que hacemos muy de cuando en cuando, si la situación no tiene otro remedio. Lo único que faltaba es que tuvieramos que ir destruyendo continentes cada vez que algún grupo de sectarios trata de liarla. Además, los principales primigenios que están encerrados se lo toman con filosofía. Total, llegará un momento en que se liberaran y tendremos que pelearnos de nuevo con ellos. Son sus sectarios los que tratan de liberarles antes de tiempo. Claro que hay otros Primigenios menores que también quieren romper sus cadenas cuanto antes, pero los humanos os apañáis bastante bien para tenerlos controlados. Y Arkham es una ciudad donde se ha mantenido bastante bien la paz y, aunque esos que llamas DCC se muevan con relativa libertad, se han adaptado y coexisten con relativa tranquilidad. Vamos, que no voy a ponerme a destruir ciudades cual dios del Antiguo Testamento porque sí.

El Becario se quedó boquiabierto. No era lo que había esperado. Todas sus esperanzas se habían hundido. Los Arquetípicos sólo actuarían en casos de extrema necesidad, cuando los humanos y sus acciones fueran insuficientes. Por ello, la Fundación tendría que seguir actuando con sus limitados recursos y mantener la oposición activo contra las DCC y las CCC.

-Entonces... ¿qué podéis hacer aquí y ahora? -preguntó el compungido Becario.

Poseidon y Nodens se miraron y exclamaron al unísono:

-¡¡FIESTA!!

Poco más había que decir. La improvisada fiesta organizada involuntariamente por el Becario se convirtió en un despliegue de música, bebidas frías, desparrame y baile playero, amenizada por Nodens y Poseidon (a los dioses y Arquetípicos les gustaba mucho la música, particularmente el rock y sus derivados y, en el caso de los dioses marítimos, los Beach Boys eran un éxito asegurado) y a la que se unieron todos los profundos de Occupy Arkham y otros usuarios de la playa. Incluso Welcome y Kate acabaron por dejarse ver por allí junto a N'kari para unirse a la diversión.


Así fracasaba un nuevo plan del Becario para devolver la gloria perdida a la Fundación Wilmarth y conseguir el objetivo final de esta: la destrucción de las DCC y las CCC. Pero el Becario no se daría por vencido. Seguiría buscando una forma de conseguirlo.

sábado, 14 de julio de 2018

¡¡¡El gusano!!!

Cualquiera podría pensar que una ciudad universitaria como Arkham sería un lugar relativamente tranquilo en la temporada de verano, debido a la ausencia de estudiantes y el ajetreo del calendario lectivo, pero, los últimos años, la temporada estival ha atraído a una serie de turistas que han ocupado el hueco de los estudiantes. El turismo en la ciudad es de varios tipos, están los turistas típicos veraniegos, que vienen buscando las playas de Arkham, tenemos los turistas culturales, que visitan los lugares más conocidos de la ciudad, y tenemos los turistas despistados, que se creen que Arkham es una  ciudad caracterizada por horrores sin nombre y que sus habitantes son supersticiosos  y rústicos. 

Esto aplica a los turistas humanos, pero en Arkham este no es el único turismo que hay. Gracias a la colaboración entre el ayuntamiento y los Pickman, últimamente se ha disparado el turismo divino, caracterizado por dioses que vienen a la ciudad para disfrutar de todo lo que les ofrece Arkham. Diferentes panteones divinos aparecen por la ciudad, así como reuniones de dioses de distintos panteones pero iguales atribuciones, emulando la reunión del Thunderverse, que fue el primigenio origen del turismo divino. Este tipo de turismo estaba dando mucho dinero en la ciudad, y lo curioso es que no parecía que el turismo divino importunara al turismo humano, que en principio podría pensarse que se sorprendería al ver a gente con cabeza de animales o con mayor cantidad de brazos de la habitual. Quizás se debiera a que los dioses solían ser discretos y no armaban follón, como sí lo hacían los turistas humanos que buscan fiesta y jolgorio, y eso que a los dioses les gusta la fiesta y el jolgorio más que a nadie.

Por último, hay otro turismo que todavía no se ha asentado y puede llevar a complicaciones. Se trata del turismo interdimensional. La relación de los habitantes de Arkham con seres de otras esferas, planos y dimensiones, hacía que estos quisieran venir a la ciudad también como cualquier otro turista. Pero es difícil saber cuando algo es una visita turística y no un intento de invasión de otro plano. Para evitar posibles malentendidos, los expertos Anna y Harvey Pickman se encargaban de gestionar este tipo de turismo. Gracias a sus conocimientos ocultistas, podían saber cuando un ser gaseoso de la dimensión escarlata venía para visitar monumentos o para devorar presas. Y para eso en concreto les llamó el alcalde a media mañana. Parece que había una visita muy particular, y tenían que discernir si era un turista o un invasor del espacio exterior/otra dimensión.

 -Aquí estamos, señor alcalde ¿qué necesita de nosotros? -preguntó Anna.

-Se me ha comunicado la aparición de una extraña criatura en las inmediaciones de la Universidad Miskatonic, parece estar provocando algún tipo de desconcierto, por lo que su colaboración será de gran ayuda.

-¿Se han asegurado de que no es ningún experimento de la universidad que se ha escapado? -preguntó Harvey.

-Tengo contacto con el decano de la universidad, en cuanto tiene lugar un suceso de ese tipo, soy avisado inmediatamente.

-Pues allá vamos, si es un turista le daremos la bienvenida, y si es otra cosa, va a recibir otro tipo de bienvenida -dijo Anna.

Inmediaciones de la Universidad Miskatonic.

Las calles que circundaban el campus de la universidad estaban repletas de gente que iba y venía azorada, parecían querer huir de algo. Ese algo debía ser la criatura de la que había hablado el alcalde. Anna y Harvey se fueron acercando con cuidado, apartándose de la gente que huía, pero oían unas palabras repetidas una y otra vez.

-Parece que hablan de algún gusano -dijo Harvey.

-Sí, varias de las personas con las que me he cruzado iban susurrando "el gusano". La criatura que ha aparecido tiene que ser del tipo vermiforme.

-Sabemos que en los túneles bajo Arkham hay gusanos gigantescos ¿crees que alguno habrá salido de allí? -preguntó Anna.

-Lo sabremos en unos momentos.

Finalmente, los Pickman llegaron al lugar del que huía todo el gentío. Allí había una criatura de unos diez metros de longitud, una especie de gusano anillado de un color oscuro y de piel de aspecto rugoso. Su cabeza era similar a la de un dibujo animado y tenía un bigote bastante ridículo

-¡¡¡El gusano!!!

-¡¡¡Sí, es el gusano!!!

Eran las exclamaciones de la gente que estaba cerca de la criatura. Esta repetía en una especie de cántico: "soy el gusano, soy el gusano".

-Es un gusano -dijo Harvey.

-¿Un gusano? -preguntó Anna.

-Sí, un gusano.

-Tienes razón, es un gusano.

-¡¡¡Soy el gusano!!! -exclamó la criatura.

-¡¡¡El gusano!!! -exclamaron al unísono todos los que rodeaban a la criatura.

-Sí, es el gusano -dijo Harvey. De repente torció el gesto y pareció despejarse la cabeza-. ¿Se puede saber por qué nos estamos repitiendo como unos idiotas?

-No lo sé -respondió Anna-. Siento emanando de la criatura algún tipo de energía psíquica, quizá sea eso lo que...

-¡¡¡Soy el gusano!!! ¡¡¡Soy el gusano!!! -dijo la criatura dirigiendo su mirada a los recién llegados.

-¡Es el gusano! -exclamó Harvey alzando los brazos.

-Sí, el gusano, es el gusano -insistió Anna-. ¡¡¡Aaaaah!!! ¡Basta! Tenemos que evitar que nos afecte.

-¿Que nos afecte qué? -preguntó Harvey.

-La emanación psíquica del gusano -le respondió Anna.

-¿El gusano?

-Sí, el puto gusano, de él emana una energía que hace que nos repitamos como idiotas, creo que sé de dónde puede provenir este bicho. La dimensión Ben'Dis está habitada por criaturas que se repiten en exceso, tienen mala memoria o ignoran a los otros individuos. Sus conversaciones suelen ser repetitivas y cansinas hasta el hartazgo y algunos de ellos tienen efectos en habitantes de otras dimensiones, haciendo que se vuelvan repetitivos. Antes de que volvamos a caer en su hechizo será mejor que nos echemos algún tipo de protección.

Harvey realizó una serie de movimientos tras la explicación de Anna y lanzó unas piedrecillas que llevaba en la mochila de ingredientes de hechizos multiusos que llevaba para ocasiones como aquella.

-Ahora deberíamos ser inmunes a los efectos de la criatura -dijo.

-¡¡¡Soy el gusano!!! ¡¡¡Soy el gusano!!! -decía el ser vermiforme.

Anna y Harvey se miraron satisfechos, no sentían la necesidad de repetir la obviedad de que era un gusano.

-Bien, ahora que ha funcionado, hablemos con él -dijo Harvey.

-¿Tú crees que podremos hablar con él? Si es un habitante de la dimensión Ben'Dis, el diálogo puede estirarse de manera horrorosa.

-A ver, intensito, hazme caso -dijo Harvey.

¡¡¡El gusano!!! eh... perdón... la criatura giró su cuello en dirección a Harvey.

-¡¡¡Soy el gusano!!!

-Sí, ya sé que eres el gusano. Aparte de eso ¿sabes decir algo más?

La criatura pareció meditar unos instantes y le respondió. El narrador de esta historia prefiere no contar los vericuetos y múltiples repeticiones absurdas del diálogo entre esos dos, resumiéndolo en: Sí, sabía decir otras cosas aparte de "soy el gusano". No, no estaba haciendo aquello a posta, era un efecto secundario de estar cerca de él. Sí, en efecto era un habitante de la dimensión Ben'Dis. No, no venía para realizar ningún ataque. Un día se encontró con un limaco de Orión y, en una conversación que duró más de una quincena, se enteró de lo bonita que era Arkham y lo abierta que era a la visita de criaturas ajenas a su planeta. La fama de los terrestres era que solían atacar militarmente a los visitantes de otros planetas o de otras dimensiones, aunque era probable que la fama viniera de las películas estadounidenses que se vendían como churros entre los habitantes de distintos planos. Al saber que Arkham no era un lugar tan hostil, el gusano había decidido hacer una visita. Todo esto fue lo que Harvey le explicó a Anna después de una conversación que les llevó varias horas. Mientras tanto, ella se había ido a un bar cercano, se había tomado una cerveza fresquita y se había comido un delicioso bocadillo.

-Bueno, entonces ¿qué hacemos con él? -preguntó Anna.

-A ver, no es culpa suya emitir ese campo de obviedad repetitiva, pero no podemos dejar que vaya donde vaya se genere este estropicio. La gente corre como en las películas de ciencia ficción de los '50 gritando constantemente.

-Deberíamos tener algún protocolo de actuación ante criaturas no hostiles con efectos en la población... ¿quizás si le echamos el hechizo que estamos usando nosotros?

-Pues quizás no sería mala idea -dijo Harvey.

Se acercó a la criatura y le explicó lo que se les había ocurrido para evitar que generara tanto caos en la ciudad. El gusano pareció contento ante la solución, pues quería disfrutar de la ciudad sin que la gente saliera corriendo como locos de él. Harvey realizó el pequeño ritual sobre el gusano y éste sonrió complacido al ver que, al acercarse a varias personas, estas no corrían repitiendo que era ¡¡¡el gusano!!! El ser les dio las gracias y se marchó a disfrutar de la ciudad, no sin avisarles de que el limaco había hablado con otros habitantes de su dimensión.

-Bueeeeno, no ha estado mal. Sólo un pobre alienígena que quería hacer turismo en Arkham. -dijo Anna.

-Sí, ya podían ser así todas las alarmas...

Iban a marcharse hacia el ayuntamiento para informar al alcalde cuando otro escándalo pareció comenzar a sus espaldas. Cuando se volvieron se cruzaron con una estampida de gente que gritaba aterrada:

-¡¡¡Es el bicéfalo!!!

-¡¡¡El bicéfalo!!!

-¡¡¡El cieno luminiscente!!!

-¡¡¡Es el cieno luminiscente!!!

-¡¡¡El artrópodo!!!

Y así con una docena más de criaturas de la dimensión Ben'Dis.

-Parece que hoy va a ser un día ajetreado -dijo Harvey.

Las criaturas se fueron acercando a ellos repitiendo quienes eran y teniendo conversaciones repetitivas entre ellos... pero esto es algo demasiado enloquecedor para el lector. Hay cosas que no son buenas para la salud mental... los habitantes de la dimensión Ben'Dis está claro que no lo son.

miércoles, 4 de julio de 2018

Independence Day: El ataque de las palomas mutantes

Era 4 de julio y Arkham estaba celebrando el Día de la Independencia por todo lo grande. Las calles estaban engalanadas y los colores blanco, azul y rojo eran, prácticamente, omnipresentes. Una vez más, en la Universidad Miskatonic habían contado con Summanus para que preparara un espectáculo de fuegos artificiales y el alcalde Rice también había hecho lo propio para la ciudad. Debido a ello, el dios estaba bastante atareado organizándolo todo. Tenía a sus empleados trabajando duro para que todo estuviera preparado para la noche mientras él lo supervisaba todo. Por su parte, Summanus, el dinosauroide administrador de La Llave y la Puerta, había optado por mandar a Araknek y Pequeña T’Auin a Dunwich. Las welclones estarían encantadas de tenerlas por allí y así se evitaban los riesgos de que alguien con más buena intención que gusto tratara de “decorar” de nuevo a la tortuga con aditamentos propios de esa celebración. Brontes, ataviado con una vestimenta de Tío Sam adaptada a su envergadura se dedicaba a patrullar por el campus para asegurarse que los estudiantes no montaran ningún lío demasiado grande.

El 4 de julio, como fiesta grande nacional, como el mayor festejo de todo el país, era la fecha idónea para que alguien tratara de organizar el caos. Y en Arkham las fechas destacadas y fiestas eran como imanes para los científicos locos, villanos recurrentes, estudiantes buscaproblemas y todo aquel que tuviera la capacidad de convertir un alegre día de festejos en un intento de apocalipsis local. Welcome y Kate seguían en Dunwich, donde las clones estaban aprovechando la presencia de las dos jovenes y, con el verano recién empezado, estaban dedicándose a algunos ritos de la adoración de la Cabra Blanca de Tres Cabezas, ese peculiar avatar de Shub-Niggurath. Los Pickman habían optado por pasar esos días fuera. Seabury por fin se había librado de los últimos asuntos relacionados con el cierre del curso universitario y aprovechó que Harvey y Anna querían pasar unos días fuera de la ciudad para irse juntos. Por supuesto, se llevaron a Robert para no dejarlo suelto en Arkham. Así, para defender la ciudad, quedaban Brontes, los dos Summanus y El que Legisla tras el Umbral, que estaba atrincherado en su despacho con una demanda que habían interpuesto unos satánicos bastante pasados de rosca contra el culto de la Cabra Blanca de Tres Cabezas, es decir, Welcome y sus welclones. Ni que decir tiene que a Evangeline esto le traía sin cuidado. El asunto era una soberana tontería. Los satánicos acusaban de plagio e intrusismo a las chicas por usar como símbolo tres cabezas de cabra. Era tan absurdo como un naturópata acusando de intrusismo a un médico. Pero El que Legisla se lo había tomado bastante en serio y se iba a divertir si el asunto acababa en un tribunal. Y si lograban llegar a un pacto antes, bueno, les iba a exprimir a base de bien, por memos. Así pues, se podría contar con él, pero tendría que ser para algo realmente importante.

Tras librarse de Marty Eye Gore y su absurdo intento de atacar la ciudad la semana anterior, quedaban pocos adversarios que pudieran resultar molestos. Siempre estaba el Factor Arkham, que podía hacer surgir un problema o una amenaza del lugar más insospechado. De hecho, hacía tiempo que Vinnie West estaba muy tranquilo, pero todavía quedaban sospechosos habituales. Y, por el momento, Brontes no había detectado ninguna amenaza. Pero, una media hora antes de comenzar el desfile del Día de la Independencia, algo extraño pasó: poco a poco comenzaron a surgir de todas partes palomas. Pero no eran las típicas palomas de la ciudad, que no eran particularmente espabiladas y que habrían tenido la esperanza de vida de un copo de nieve en una fogata si acabaran en Ulthar. Estas palomas eran extrañas. Se agrupaban en bandadas y se situaron estrategicamente a lo largo de la calle por la que iba a pasar el desfile. Aquello no parecía demasiado normal, sobretodo cuando cada vez se reunían más y más palomas. Por ello, al percatarse Brontes de lo que estaba pasando, optó por buscar ayuda antes de hacer algo demasiado expeditivo. Así pues, se fue a por Summanus, el dinosauroide, porque Summanus, el dios etrusco romano de las tormentas nocturnas, estaba liado con el espectáculo pirotécnico. El griego sólo esperaba que si las palomas provocaban problemas, estos no afectaran a los fuegos artificiales. Entonces si que se podría montar un buen follón. Y es que Summanus, el dios, aunque era uno de los más tranquilos entre los dioses de la tormenta y del trueno, también podía enfadarse hasta niveles estratosféricos. Y cuando más tranquilo era el dios, más poderosa podría ser su furia. Por eso nadie le tocaba demasiado las narices a Pkaurodlos. Además de que era complicado enfadarle demasiado. Pero disquisiciones aparte, Brontes fue a por Summanus, el dinosauroide, al que encontró en la recepción revisando estadísticas de ocupación y reservas. Y es que durante el verano, La Llave y la Puerta pasaba de residencia universitaria a hotel de temporada.

El administrador, al ver llegar al enorme cíclope con expresión de preocupación en el rostro, se le torció el gesto. Ese día había optado por un disfraz básico. No se había maquillado, vestía con camisa blanca y pantalón oscuro y lucía una abundante peluca y un bigote falso de dimensiones dignas del mostacho de Poirot. Su aspecto no es que fuera muy edificante, principalmente porque ese día parecía haber sido extraído de los años 70 en cuanto a peinado y vello facial, pero, cuestiones estéticas aparte, era muy bueno en su trabajo y se implicaba a todos los niveles de la organización empresarial. Dejando lo que tenía entre manos aguardó la explicación de Brontes. Éste, sin saber bien como empezar, acabó por lograr contarle lo que estaba sucediendo: unas extrañas palomas, venidas de a saber donde, estaban situándose en gran número, en posiciones estratégicas a lo largo de las calles por donde iba a pasar el desfile. ¿Y si se montaba un remake de Los pájaros de Hitchcock o las palomas se ponían de acuerdo para defecar sobre el público y las carrozas? El resultado sería un desastre y podía sumir la ciudad en el caos. Y si no, sólo había que recordar aquel follón de Mad Arkham of Battlecraft que se organizó por culpa de unos explosivos mal colocados de la Fundación Wilmarth. Arkham era una ciudad a un incidente tonto del desastre. Se movía en una delgadísima cuerda floja al borde de la completa y devastadora anarquía y la última vez que la balanza se desequilibró hacia el lado incorrecto… bueno, tuvieron Mad Arkham. Por ello, Summanus, viendo que tendría que intervenir ayudando a Brontes, fue con el cíclope a investigar. En primer lugar, descendió a los sótanos, a un cuarto donde guardaba su equipo especial para estas situaciones. Una vez allí, extrajo un arma, un aparato de extraño diseño, un rifle que disparaba descargas eléctricas, basado en tecnología yithiana y diseños de Tesla. Era su arma predilecta, aunque la usaba poco. Pero si había que cazar palomas, podría ir muy bien. Ya equipado, se dirigió con Brontes hacia el exterior. Había que estudiar la situación.

Una vez fuera, no tardaron en ver lo que estaba ocurriendo: las palomas, que se podían contar ya por centenares, eran bastante extrañas y mantenían la posición que habían tomado sin alterarla. Summanus preparó su arma y apuntó al pájaro más próximo. Graduó la potencia de la descarga, pues prefería aturdir al animal, y disparó. La paloma, electrocutada y aturdida, cayó, siendo interceptada por Brontes antes de que se estampara contra el suelo. Entonces aprovecharon ambos para estudiarla. Era más grande que la típica paloma urbana y el plumaje era completamente gris. Pero lo raro no era eso. Lo que era muy extraño era que en las alas tenía unas pequeñas garras y el pico estaba dotado de dientecitos. Era una paloma mutante que parecía un cruce entre uno de estas aves y un archaeopteryx. Pero había algo más: iba ataviada con un pequeño uniforme adaptado a su anatomía, un uniforme de color gris con símbolos en miniatura de serpientes. Era un uniforme de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro. Estos, que llevaban un tiempo sin causar muchas molestias salvo sus intervenciones en aquel asunto de la Crisis of Infinity Kates. Al parecer habían dedicado parte de sus esfuerzos a desarrollar esas palomas mutantes y soltarlas el Día de la Independencia para sabotear la fiesta. Pero, ¿qué podían hacer? Las palomas eran bastantes y por derribar a una no habían reaccionado, pero no se sabía como podrían actuar si comenzaban a atacarlas una tras otra. Tal vez podrían recurrir a los morlocks comunistas, enemigos acérrimos de los reptilianos, que, pese a la poca simpatía por las fiestas capitalistas, seguramente querrían intervenir para frustrar un plan de sus adversarios. Pero el problema volvía a ser el mismo: ¿Cómo podrían eliminar rápidamente a todas las palomas sin que estas causaran demasiados estragos en la ciudad?.

Fue entonces cuando a Brontes se le ocurrió una idea. Era complicado, era arriesgado, pero podía salir bien. O al menos podían lograr evitar que las palomas mutantes arruinaran el desfile del Día de  la Independencia. Así pues, le explicó a Summanus lo que iban a hacer: el plan consistía en comenzar a atacar a las palomas, tanto con el rifle eléctrico como utilizando el poder divino de Brontes para las tormentas. De esta manera podrían comenzar a mermar el número de adversarios. Pero los pájaros eran centenares y eso sólo iba a funcionar si seguían en su sitio. Por eso, el griego contaba con que les atacaran. En ese caso, podrían huir haciendo que las palomas les persiguieran. De esta forma se agruparían para perseguirles y así sería más fácil acabar con ellas. Y, para finalizar, deberían dirigirse durante la huida hacia Summanus, el dios, ya que si llegaban hasta él, podría echarles una mano. Particularmente si le decían que las palomas pretendían arruinar los festejos y, seguramente, acabarían por entrometerse en el espectáculo de fuegos artificiales. No es que estuvieran seguros de eso, no era más que una conjetura, pero a saber cuales eran las ideas concretas de los reptilianos.

A falta de una idea mejor, optaron por poner en práctica la idea de Brontes. A fin de cuentas, las cosas no podían empeorar demasiado. Y eso era mejor que dejar que se cargaran el desfile y cualquier otra cosa que se les ocurriera.. Por ello, con el rifle eléctrico a potencia letal , y con Brontes preparado, comenzaron a abrir fuego contra los pájaros. De las manos del dios griego y del arma de Summanus comenzaron a salir rayos que iban friendo a las palomas mutantes. Estas no tardaron mucho en comprender que las estaban atacando con saña, recibiendo un fuego continuo, así, en perfecta formación, alzaron el vuelo organizadas en escuadrones y lanzaron un ataque por alas contra Brontes y Summanus. Estos, al verse objetivo de la ofensiva, mantuvieron la posición y dispararon sin cesar, abatiendo palomas con cada disparo. Pero a medida que se aproximaban hacia ellos, las aves comenzaron a ejecutar su plan de ataque: Empezaron a disparar salvas de excrementos que, pese a no ser letales, si que era algo antihigiénico, molesto y bastante asqueroso. Pero es que encima, eran más ácidos de lo normal, lo que suponía un problema adicional. Por ello, con el riesgo de verse cubiertos de mierda de paloma que encima les podría causar algunas quemaduras de primer grado y dejarles la ropa hecha un asco, lo único que les faltaba.

Entonces pusieron en marcha la siguiente fase de su plan: correr, correr como si la vida les fuera en ello, o, al menos la factura de la tintorería y la de la farmacia en cremas para quemaduras. Mientras huían por las calles de la ciudad, se dedicaban a disparar hacia las palomas que, pese a mantener la formación, tenían que volar más apretadas, ya que Brontes y Summanus trataban de meterse por calles más estrechas. Corriendo, se introdujeron en una cafetería, adonde les siguieron las palomas. Al salir, Brontes apuraba un café con leche para llevar y un cruasán mientras Summanus se las apañaba con un café solo, no tardaron en ser perseguidos por la horda de palomas que también llevaban consigo diferentes bebidas y piezas de bollería que aprovecharon para ir consumiendo por el camino.

Siguieron corriendo y disparando rayos, pero las palomas mutantes no parecían disminuir de número. O al menos estaban demasiado juntas para que se apreciara, pues las que caían rápidamente eran reemplazadas. En un giro rápido, sin percatarse bien de por donde estaban, los dos perseguidos se introdujeron en un sex shop al que no tardaron en seguirles las furiosas aves. Tras escucharse bastante alboroto en el interior de la tienda, la puerta se abrió para dejar escapar a una pequeña horda plumífera perseguida por Summanus y Brontes, que, mientras disparaba rayos con la derecha, con la izquierda sostenía un enorme consolador que juraría no saber de donde había salido y como había acabado en sus manos. Pero esa era otra historia.

Mientras perseguían a las palomas, estas se percataron de que tenían bastante superioridad numérica, por lo que no tardaron en invertirse las tornas y se convirtieron, nuevamente, en perseguidoras. Entonces, por fin, el dinosauroide y el dios lograron llegar al parque donde Summanus, el dios, estaba revisando la instalación de todo el equipo para los fuegos artificiales. Aprovechando que ya llegaban a su destino y que la calle había obligado a reunirse a las palomas, los dos perseguidos decidieron lanzar una última ofensiva contra sus adversarios. Concentrando el fuego, lanzaron una serie de ráfagas de electricidad que fueron acabando con todas las palomas que quedaban hasta achicharrar hasta la última de ellas.

Finalmente, agotados y hartos, llegaron hasta Summanus que los recibió con una mirada de curiosidad al ver las manchas de mierda de paloma y el consolador que aun llevaba Brontes. Pero como aquello era Arkham, el dios decidió prescindir de la curiosidad y centrarse en su trabajo. Esa noche debía salir todo perfecto. Mientras tanto, a sus espaldas, el griego y el dinosauroide se dejaron caer sobre el cesped y pudieron respirar tranquilos al fin. Al menos habían logrado frustrar los planes reptilianos.

Más tarde, el desfile se pudo realizar sin problemas y se condujo por el recorrido establecido llevando alegría y orgullo patrio a grandes y pequeños. Esa misma noche, los fuegos artificiales de Summanus fueron un gran éxito y recibieron muchas aclamaciones.

domingo, 1 de julio de 2018

Orgullo de Arkham: El desfile de los hombres pantera

Aquel traje no era lo que parecía. Si alguien lo veía, podría tomarlo por un simple disfraz, pero lo que Summanus estaba sosteniendo con sus manos era una obra de arte de la ciencia. Lo había conseguido a través de Brontes, que había estado trabajando en él en el departamento de ciencias de la Universidad Miskatonic. No sabía cómo había convencido a nadie para aquello, pero de alguna manera lo había conseguido, el primer traje de moléculas inestables de la historia. Las moléculas inestables hacían que el traje se adaptara al cuerpo de aquel que lo portara, así que se podía decir que era de talla universal. Si vendieran la patente, seguramente se harían ricos. El problema es que el prototipo, que era el que tenía Summanus, era de unos diseños y colores estrafalarios, típicos del gusto extravagante de Brontes y los otros dioses a la hora de vestir. Le había convencido de que fuera el conejillo de indias para probar el traje, y no había otro momento mejor para llevar un traje que se ajusta a tu cuerpo y lo marca todo, que el día del desfile del orgullo gay de Arkham.

-Estás fabuloso -dijo el cíclope cuando Summanus salió del probador.

Sí, en efecto, como habían previsto, el traje se ajustaba perfectamente a la anatomía del dinosauroide, que había sido previsor y se había puesto ropa interior que no marcara demasiado pero los músculos del torso y de los brazos eran realzados por el traje, aunque el diseño fuera ridículo y los colores chillones.

-¿Desde cuando tienes esos musculazos? -preguntó Brontes.

-Desde que nos atacan día sí y día también. Decidí que era el momento de ir al gimnasio y hacer algo de ejercicio, que la agilidad y la lengua no me van a sacar de todos los apuros.

-¿Y desde cuando tienes un probador en el despacho?

-Desde que me gusta vestir con estilo -fue la respuesta de Summanus.

Salieron del despacho del dinosauroide y pasaron por recepción de la residencia estudiantil. Varios huéspedes que estaban por allí se quedaron mirando el llamativo traje de Summanus, y este maldijo por dentro el gusto de los dioses a la hora de vestir, aunque él había accedido a aquello sabiendo que Brontes no tenía ojo para la moda. Después de hablar varias cosas con el recepcionista, salieron a la calle y el calor del verano les golpeó sin concesiones. Afortunadamente, las moléculas inestables del traje no hacían que Summanus se acalorara o la ropa se le pegara asquerosamente.

-Esto es todo un descubrimiento -dijo el dinosauroide.

-¿A que sí? Y ya verás cómo les mola a los del desfile, con todos esos músculos, si no fuera por tu color enfermizo y por el bigote de plástico, seguro que ligabas y todo.

-A ver -le dijo Summanus-, esto no es un color enfermizo, es mi color natural. Hoy no tenía ganas de maquillarme de humano normal ¿y desde cuando los bigotes no son atractivos? Freddy Mercury llevaba bigote y estaba rebueno.

El cíclope se detuvo y miró fijamente a Summanus.

-¿Y desde cuando te fijas tú en si un hombre está rebueno o no?

-Pero bueno ¿es que alguien heterosexual no puede admitir que otro tío está bueno? Eso no implica atracción, es simplemente constatación de lo obvio.

-Mirándolo así...

Siguieron caminando por la ciudad en dirección a la música del desfile. Cruzaron varias calles por las que la gente no pudo evitar fijarse en las pintas de Summanus, cosa que hizo que el dinosauroide deseara haber llevado un traje diseñado por cualquiera de los otros científicos que trabajaban en el proyecto del traje de moléculas inestables. 
En pocos minutos, el desfile y ellos se cruzaron y se hicieron uno. La música reinaba y todos bailaban a su ritmo mientras las carrozas iban pasando. El ambiente festivo era contagioso y mucha gente se reunía para mirar el desfile, incluso había algunos asomados desde sus ventanas. Summanus pensó que su traje pasaría desapercibido comparado con el de las drag-queens de las carrozas, pero el mal gusto de los dioses iba más allá y la atención se volvió inmediatamente hacia él. Inevitablemente deseó que cualquiera de los habituales hiciera su intervención y hubiera que luchar contra algo para olvidarse de las pintas que llevaba.

Y mientras el dinosauroide pensaba esto, uno de los habituales observaba el desfile desde su escondrijo secreto. En efecto había planeado algo para sabotear la celebración y provocar el caos. Era el momento de que Arkham temiera los maléficos planes de Eye Gore.

El villano llevaba un par de mes preparando este golpe. Se había metido al diseño genético de monstruos, que aunque acabó en estrepitoso fracaso en el incidente de Dunwich, él no se rindió en ello. Ahora había decidido montar su propio laboratorio (con casinos, y fur... euh... perdón) en un sótano alquilado en el centro de la ciudad. Allí se había dedicado a la creación de híbridos al más puro estilo Dr. Moreau, de hecho, estuvo intercambiando e-mails con el famoso científico -o alguien que decía ser él, Eye Gore nunca terminó de estar seguro- y consiguió ideas fascinantes para sus monstruosos planes. Atacaría Arkham en el Día del Orgullo Gay aprovechando que habría un desfile y la fiesta que le acompañaría, atacaría por medio de hombres... ¡Hombres pantera! Había conseguido una buena cantidad  de hombres de poderosos músculos, pelo cubriendo su cuerpo, y garras, garras horribles y gigantescas con las que podrían desgarrar a sus presas, además de horrendos rostros de felino. Tenían la agilidad de la pantera y la inteligencia del ser humano, y lo mejor  de todo ¡le obedecían a él! Así que, cuando llegó el día señalado, abrió las puertas de su guarida y salió dramáticamente.

-¡Adelante, mis hombres pantera! ¡Extended el caos! ¡Haced que Arkham conozca la furia de Eye Gore! ¡¡¡Bwa Ha Ha Ha Ha!!! -Eye Gore se volvió hacia un par de chavales que pasaban por allí.- ¿Cómo me ha quedado la risa de villano?

-Bien -dijo uno de ellos.

-Sí, a mi me ha parecido muy villanesca.

-Excelente -musitó Eye Gore mientras su manada de hombres pantera salían gruñendo y lanzando rugidos.

Mientras tanto, el desfile seguía con su recorrido por las calles de la ciudad. Había salido ya la carroza de los profundos gays, una de las más populares de todos los años. Esta vez habían conseguido que el mismísimo Dagon bailara contoneando su corpulento cuerpo con movimientos sensuales que dejaban sin palabras a sus servidores y adoradores. Brontes y Summanus estaban entre los que disfrutaban de la fiesta viendo pasar las carrozas y bailando y tomando alguna copa. Hacía una rato habían pasado a saludar Welcome y Kate, que tenían trabajo en Dunwich, pero no pensaban perderse aunque fuera un ratito del desfile. Ahora, la música que sonaba era el muy tópico "I will survive", pero a la gente no parecía preocuparle que fuera un topicazo, bailaban y disfrutaban como si fuera la primera vez que a alguien se le ocurre ponerla en un desfile del orgullo gay. Una vez pasada la carroza de los profundos, se acercaba la de la Universidad Miskatonic, pero había algo raro en ella. En vez de los típicos profesores y científicos sexy de todos los años, había una especie de hombres peludos que daban zarpazos a diestro y siniestro.

-¡Qué raro! Se suponía que este año irían con batas de laboratorio y bañadores al estilo italiano, de esos tan ajustados que es como si no llevaran nada, llevaran nada, llevaran nadaaaaa... -dijo el cíclope.

-No sólo eso, parece que están atacando al público -añadió Summanus. -Creo que esos tipos no son los que deberían ir en la carroza de la Miskatonic.

La carroza llegó hasta ellos. El conductor tenía la pinta de un hombre al que le han amenazado con que no parara el vehículo, y en la parte donde tendrían que estar los científicos sexy, en su lugar, había un grupo de horribles híbridos de hombre con felino, peludos, con largos y puntiagudos dientes, y garras con las que atacaban a la gente mientras lanzaban rugidos.

-¿Son hombres pantera? -preguntó Summanus.

-¡No! ¡Son hombres gato! ¡Gatoooooos! -exclamó Brontes mientras brincaba de manera bastante vergonzosa.

-¡Calma! No son gatos, son algún tipo de híbrido entre hombres y grandes felinos, parecen agresivos, así que tendremos que detenerlos antes de que se coman a alguien del público. ¡¡¡Eh, hombres bestia, miradme!!!

Summanus comenzó a danzar y a bailar con su estrafalario traje, cosa que llamó poderosamente la atención de los hombres pantera, que dejaron de lanzar zarpazos a la gente. Durante unos instantes estuvieron mirando al dinosauroide con curiosidad en sus ojos felinos, pero repentinamente dieron un salto sobre él y comenzaron a atacarlo como si Summanus hubiera ofendido a sus santas madres. El dinosauroide utilizó su agilidad para quitárselos de encima, pero parecía que había llamado demasiado su atención, y seguían intentando saltar sobre él. Cuando pensó que el ataque sería definitivo, los hombres pantera giraron la cabeza hacia un punto de la calzada. Allí había un punto rojo que era señalado por un puntero láser y los hombres pantera fueron inmediatamente allí intentando cogerlo. Summanus siguió el haz del láser y vio que el que lo portaba era el mismísimo Brontes.

-¡Te lo he dicho! Serán todo lo hombres pantera que quieras, pero siguen siendo gatos. Y desde hace tiempo llevo siempre un puntero láser para quitarme de encima a esas horribles fieras.

-¡Perfecto, ahora haz algo para detenerlos! -exclamó Summanus.

Los hombres pantera intentaban capturar infructuosamente el punto rojo, mientras se enfadaban entre ellos y se gruñían, momento que aprovechó Brontes para sacar otra de sus armas del arsenal anti-gatos con el que iba a todas partes ¡Una caja! Los hombres pantera vieron la caja de cartón y no pudieron evitarlo, saltaron a su interior y allí dentro siguieron gruñéndose y dándose zarpazos los unos a los otros.

-Ahora cierra la caja y se acabó el problema, acabo de llamar a un Byakhee Exprés para que se la lleve -dijo Brontes.

Ni había terminado la frase y el citado byakhee pasó sobre ellos, cogió la caja y se la llevó. Eran más de diez hombres pantera los que había dentro, pero la criatura era lo suficientemente poderosa para poder cargar con ellos.

-Uy ¡qué pronto hemos acabado hoy con la amenaza! -dijo Brontes metiéndose las manos en los bolsillos.

Y un nuevo estrépito apareció, esta vez entre el público. Era un gigantesco robot con forma de hombre pantera, pilotado por un enloquecido Eye Gore.

-Por hablar -dijo Summanus.

-¿Es que no podemos tener ni un año un desfile sin que venga un robot gigante a estropearlo todo? -preguntó Brontes.

-Bueno, al menos nos ha ahorrado buscar al que ha soltado a esas criaturas de antes. Es Eye Gore.

-¡¡¡Soy el señor de los Hombre Pantera!!! -exclamó el villano desde los controles del robot, que para variar se encontraban en su cabeza.

-¿Y qué hacemos para detener a este intento de robot de los Power Rangers? -preguntó Summanus.

-Pues mira, yo he venido hoy aquí a pasármelo bien, no a pegarme con villanos, así que...

El fibroso cuerpo de Brontes comenzó a chisporrotear y a soltar pequeñas descargas, tras lo que sonó un tremendo trueno en los cielos. El robot gigante alzó la cabeza con curiosidad... y como se suele decir, la curiosidad mató al gato, pues del nubarrón que había convocado Brontes cayó un rayo que hizo estallar los controles del robot y este cayó al suelo totalmente inutilizado.

-A veces me das miedo -musitó Summanus.

-¿Qué miedo ni qué leches! ¡Estamos en una fiestaaaaa!

 Brontes comenzó a bailar al ritmo de la música y la gente pasó olímpicamente del robot y miró al gigante de dos por dos que movía el cuerpo de forma tan rítmica, y eso les llevó otra vez al traje ridículo de Summanus.

-Aaaay, prefería cuando estaban los hombres pantera -dijo el dinosauroide resignado.