miércoles, 23 de septiembre de 2015

Operación Apertura Innombrable

-¿Armas? -dijo Seabury.

-¡Listas!

-¿Cámaras?

-¡Listas!

-¿Pistolas de agua?

-¡Listas!

-¿Gatetes?

-¡Listas!

-Maaaaau...

-Estupendo. El acto de apertura del curso comienza en breves momentos, así que comencemos cuanto antes... ¡¡¡LA OPERACIÓN APERTURA INNOMBRABLE!!!

Los agentes, vestidos con sus uniformes de camuflaje (pantalón a la moda, camisetas guays, gafas y cara de estudiante despistao), hicieron un saludo a Seabury Q. Pickman y salieron del cuartel general por las varias puertas que tenía. Brontes dio varias palmadas delante de Seabury y éste sonrió satisfecho.

-¿Qué te parece, Brontes? Este equipo es fantástico, se lo alquilé a tal Nick Cabreado o algo así y son agentes eficientes capaces de enfrentarse a cualquier amenaza, y teniendo en cuenta que esto es Arkham, y peor, la Miskatonic, en el acto de apertura puede suceder cualquier cosa.

-Sí, está muy bien, pero... ¿para qué quieren los gatetes? -preguntó Brontes torciendo el gesto.

-Te sorprendería saber la cantidad de amenazas que son neutralizadas con gatetes.

-Ahm.

Seabury se levantó del sillón de dirección del equipo y se fue dirigiendo hacia una de las puertas.

-Yo he de ir al acto de apertura, allí estarán casi todos los profesores y una gran cantidad de alumnos recién llegados, no puedo desaparecer así como así. Tú te quedarás aquí dirigiendo toda la operación ¿de acuerdo?

Brontes asintió con la cabeza y se sentó en el sillón de dirección, cruzando los brazos y frunciendo el ceño. Se puso los cascos con micrófono y sonrió a Seabury.

-No te preocupes, nada va a interrumpir el acto de apertura del curso.

-Eso espero.

Y dicho esto, Seabury salió del cuartel general, dejando a Brontes poniendo caras de generales de películas.

Seabury recorrió los pasillos del edificio que albergaba el salón de actos de la Universidad de Miskatonic intentando disimular el nerviosismo. Los primeros días de curso debían dar buena impresión para evitar que la mayoría de alumnos huyeran despavoridos, y desde aquél terrible incidente con la momia tailandesa del que nadie quería hablar, la precaución era máxima. El momento de mayor peligro era precisamente el acto de apertura. Demasiada gente junta en un solo lugar atraía a toda la locura de la ciudad. 

El pensativo profesor llegó a la puerta principal del salón de actos y se encontró a una multitud de alumnos que parloteaban ruidosamente mientras esperaban la apertura. Dio un rodeo y fue a la otra entrada, donde pudo ver a un par de profesores de mirada nerviosa. Los saludó con la cabeza y entró. Casi era la hora del comienzo del acto. Esperaba que todo fuera perfecto.

Mientras tanto, Brontes seguía sentado en el sillón de dirección, simulando con las manos que apuntaba a algún enemigo invisible con una pistola. De repente, una voz surgida de los cascos le hizo dar un brinco.

-Las puertas del salón de actos se han abierto y está entrando el alumnado -dijo la voz de Seabury.

-Recibido -le respondió Brontes.

-Aquí B12 -dijo una nueva voz.

-Tocado -contestó inmediatamente Brontes.

-¡¿Qué?!

-¿Eh?

Hubo un momento de perplejo silencio en el que se pudo escuchar el lejano cantar de un grillo.

-Aquí todo parece normal -siguió B12.

-Aquí A5 desde la entrada auxiliar, ningún signo de amenaza.

-Así me gusta -dijo Brontes.

El resto de operativos dio información de que nada peligroso parecía estar sucediendo. Brontes hizo girara el sillón de dirección con una sonrisa en el rostro.

En el salón de actos, los alumnos ya se habían sentado y estaban esperando la salida de los profesores. Seabury se estaba quitando las arrugas de su traje mientras intentaba disimular el pinganillo. Los profesores fueron saliendo al estrado y Seabury los siguió rezando porque mientras estuviera allí no pasara nada.

Y, como si con ese pensamiento Seabury realmente hubiese deseado que sucediera algo, comenzó la fiesta.

-¡¡Aquí C24, aquí C24!! ¡Un comando de la Fundación Wilmarth está intentando vaporizar a un pobre estudiante feo de ojos saltones al que han confundido con un profundo. Se ha parapetado detrás de un cartel que anuncia bebidas energéticas, pero no aguantará mucho, parece que ya están hablando de tirarle alguna bomba!

-No intente razonar con ellos, C24, los miembros de Fundación Wilmarth son demasiado idiotas como para intentarlo, Saque de ahí al pobre muchacho y... no sé... tírele el gato a esos cenutrios -le dijo Brontes.

-¡¡Aquí B12!! Veo un grupo de no-muertos que se acercan lentamente a la puerta principal del salón de actos. Parecen corear "cereeeebros, cereeeeebros" mientras caminan como si bailasen Paquito El Chocolatero.

-¡Mierda! Claramente esto es cosa de Vinnie West. Ha debido mezclar la fórmula de su antepasado con música popular española y ha creado una bastarda raza de zombies blasfemos. Recomiendo el uso de fuerza letal contra ellos.

-¿Fuerza letal? Pero señor, si ya están muertos...

-¡¿Pero tú eres tonto o es que nunca has visto una peli de zombies?! -exclamó Brontes -. Dispárale en la puñetera cabeza.

-¡¡Aquí C24!! Las cosas se complican. El estudiante feo se ha cruzado con un grupo de profundos borrachos y estos se lo quieren llevar de juerga, pero los de la Fundación Wilmarth lo han visto y los persiguen. Les hemos lanzado los gatetes, pero estos han salido disparados ignorándoles y han ido a algún otro sitio. Vamos a intentar deshacernos de ellos con la colección completa de libros de Brian Danforth, que sabemos que a los de la Wilmarth les encanta y quizás esto los desoriente.

En el salón de actos, Seabury empezaba a notar las gotas de sudor cubriendo su frente mientras escuchaba las comunicaciones del equipo. Encima el rector estaba hablando muuuuuy despaaaaacio y parecía que el acto se fuera a eternizar. Comenzaba a oír los disparos del equipo de B12 contra los zombies y esperaba que fuera el único que notara eso.

-¡Mierda! Hemos hecho caer a varios no-muertos, pero han sacado la artillería pesada ¡¡¡Zombies tunos!!! -exclamó B12.

-¿Pero a quién se le ocurrió meter una tuna en Miskatonic? -preguntó Brontes. De pronto, pudo escuchar un fuerte ruido contra una de las puertas de entrada al cuartel general ¿y ahora qué tocaba?

Seabury ya se estaba removiendo en la silla sin saber dónde meter el nerviosismo. Ahora el rector había dado a la palabra a un profesor mayor, que él no conocía, que estaba hablando de las bondades de la Miskatonic. No sabía cuanto tiempo llevaban allí metidos, pero el jaleo en el exterior ya era evidente.

La puerta que había sido golpeada con fuerza en el cuartel general, se abombó repentinamente, y terminó abriéndose de golpe. Brontes giró la cabeza hacia allí esperando cualquier cosa, y lo que vio le hizo desear estar  de vacaciones en el mar egeo.

¡¡¡Gatos!!! Los gatos entraron el tropel en el cuartel general y se abalanzaron sobre el cíclope.

Seabury ahora podía escuchar un recital de maullidos y bufidos a través del pinganillo mientras en la puerta principal se escuchaba el tiroteo.

-¡¡Aquí A5 desde la entrada auxiliar!! el grupo de profundos borrachos se dirige hacia aquí junto al alumno feo. Ahora él también está borracho y lleva un barril de cerveza que zarandea hacia nosotros... 

Seabury ya no sabía qué hacer, ambas fuerzas atacantes ya estaban completamente sobre el salón de actos y no podía hacer nada, además el pinganillo se había convertido en un caos de voces histéricas.

-¡¿Dónde está Brontes?! ¡¿Dónde está Bronteeees?! ¡El sargento ha desaparecido! ¡¿Qué dice de los incineradores...?

No pudo soportarlo más y se levantó alzando los brazos para llamar la atención.

-¡Estimados alumnos, prestadme atención! Es vital que sepáis lo que voy a decir a continuación...

De repente la puerta principal estalló y entró la tuna zombie tocando Clavelitos Clavelitos mientras los demás seguían bailando Paquito El Chocolatero. Antes de que los alumnos pudieran asimilar lo que sucedía, la puerta auxiliar se abrió de golpe y los profundos lanzaron el barril de cerveza, que se abrió al vuelo y derramó el dorado líquido por todas partes.

-Eh... eh... -dijo Seabury cubierto de cerveza -¡FIESTAAAA!

-¡¡¡FIESTAAAAA!!!

Exclamaron los nuevos alumnos, pasándose el barril de los unos a los otros, llenando vasos y uniéndose a los zombies bailongos.

-¿Quién ha autorizado esta fiesta, Pickman? -le preguntó el rector a Seabury.

-Señor, en casos como este, no pregunte y agradezca que no haya terminado en catástrofe.

La Operación Apertura Innombrable había sido un desastre, pero al menos todo había acabado bien, Seabury se hizo con un gran vaso de cerveza y se unió a la fiesta.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

¡Hail to the King (in Yellow)!


Un disparatado y loco homenaje a Robert W. Chambers y su "El Rey de Amarillo"

El mes de septiembre marcaba el final del verano y el comienzo del otoño, con la inminente llegada de las distintas festividades de la nueva estación, pero era también un periodo de cambio en la ciudad universitaria de Arkham. El ocaso del periodo estival marcaba el comienzo del periodo lectivo en la Miskatonic y parecía un momento idóneo para comenzar con los primeros desmanes del curso. Entre el caos controlado que en se sumía la ciudad, siempre bullía la semilla del Caos, dispuesta a germinar de las formas más inesperadas. Pero mientras tanto, aun se podía respirar con una relativa calma. Pero, un inesperado acontecimiento estaba dispuesto a producir el caos, pues muy pronto todos se alzarían para proclamar ¡Hail to the King (in Yellow)!

Parecía una mañana de septiembre como cualquier otra, y la Miskatonic se dedicaba a su rutina habitual de las primeras semanas anteriores al comienzo de las clases: los estudiantes hacían el vago, trataban de ligar con mayor o menor éxito, corrían de un lado para otro para rellenar los formularios y revisar sus horarios lectivos, hacían colas en las secretarías y edificios administrativos para cruel y sádico placer del personal de los mismos. Incluso se podía encontrar a un par de veteranos tratando de asustar a unos novatos con las horribles historias de las víctimas de una loca de los gatos que hablaba con fantasmas y una ninfómana que secuestraba alumnos para su uso y disfrute, hasta que aparecían detrás de ellos Anna Pickman y Welcome armadas con espadas de bambú y expresión de furia terminal y los hacían salir disparados. Pero, en medio de esta afable rutina, el honorable y excelso profesor Seabury Q. Pickman, se movía por el campus con expresión preocupada. De vez en cuando paraba a alguien y le hacía una extraña pregunta:

-¿Has visto el Signo Amarillo?

A lo que recibía respuestas de negación y gestos de extrañeza. Sin embargo, el profesor seguía con su incansable búsqueda. Finalmente, se encontró con Anna, que se despedía de Welcome tras acabar de perseguir a un par de graciosos.

-Hola Anna, ¿por casualidad no habrás visto por ahí al Rey de Amarillo?

-¿El libro? Bueno, la última vez que lo ví seguía en la colección especial de la Biblioteca, ya sabes que no es una obra de teatro que querramos ver circular por ahí.

-Ya, precisamente he pasado por allí hace un rato, y el libro seguía en su lugar. El problema está en que he encontrado esto otro.

Le tendió un manuscrito encuadernado de forma algo tosca, en cuya portada se podía leer: “La Dinastía Imperial de América”. Lo abrió y sólo leyó la primera frase: “Cuando desde Carcosa, las Híades, Hastur y Aldebarán”. Lo cerró de inmediato y lanzó una mirada cargada de temor y sospecha a su primo.

-¿Esto quiere decir lo que creo?

-Mmmm... Me temo que sí, vamos a recibir la visita del Rey de Amarillo. Yo tenía interés en entrevistarme con él para mi monografía sobre la influencia cultural de algunos dioses y primigenios en la literatura y las artes durante el siglo XX. Pero, la verdad, no me esperaba algo tan repentino.

-Ok, vamos a ver que podemos hacer. Será mejor que preguntemos a alguno de los extradimensionales que tenemos en la residencia. Igual nos pueden decir algo.

Los dos Pickman se encaminaron hacia el edificio de la residencia y, al entrar, se encontraron algo sumamente extraño: en medio del hall habían instalado una representación escultórica de las Parcas de la mitología griega, creada con un gran bloque de piedra negra. Pero el material parecía extraño, anómalo, como si no fuera algún tipo de mineral. Anna se aproximó a la escultura y la tocó con cuidado. El tacto, aunque liso y suave, tenía una consistencia gomosa que no se podía achacar a ningún material pétreo conocido. Lentamente, una idea comenzó a surgir en su cabeza, hasta que le dió forma pronunciando una única palabra en voz alta:

-¡¿Unglaublich?!

La escultura parecía pulsar y temblar hasta que se diluyó y adoptó la habitual forma que parecía un cruce entre sapo y calamar, o un sapo teniendo sexo salvaje con un calamar, o un calamar atragantando a un sapo, o.... ¡Que demonios! Para adquirir el aspecto típico que el servidor de los otros dioses, un ser extradimensional, protoplasmático, multiforme y fluido, solía tomar habitualmente: un híbrido con rasgos de batracio y octópodo. El ser tardó unos instantes en reacondicionarse a su forma y explicar lo sucedido:

-No se que ha pasado. He visto a un tipo raro vestido con harapos de color amarillo, como si fuera una especie de sudario o túnica rasgada, y con un velo del mismo color tapándole la cara, y de repente me he sentido en la necesidad de adoptar esa forma.

-Mierda.... -soltó Seabury en voz baja-. ¿Sabés donde puede estar o hacia donde se fue?

-¿Quién?

-¿Quién va a ser? ¡El Rey de Amarillo!

-¿Amarillo, Texas? No sabía que fuera una monarquía.

-Unglaublich, voy a pensar que esto es por causa de la confusión causada por el encuentro con esa entidad, porque normalmente no eres tan irritantemente tonto. Así que, por favor, dime, ¿dónde puedo encontrar al Rey de Amarillo?

De improviso, una nueva voz intervino:

-Aquí estoy, ¿me buscabas?

Anna y Sebaury se dieron la vuelta y contemplaron algo que jamas debía ser contemplado por el ojo humano, una inenarrabale visión capaz de socabar los muros de la cordura del ser más estable y equilibrado: Summanus ataviado con un disfraz de Elvis consistenten en un mono amarillo y una peluca con un desorbitado tupé. Ciertamente era el Rey de Amarillo, pero el Rey del Rock...

-¿Qué pasa? ¿Por qué esas caras tan largas? Es que esta noche hay fiesta universitaria de bienvenida y es temática con disfraces de grandes del Rock.

Mientras Sebaury trataba de contener a Anna para que no cometiera un dinosauricidio, vieron algo que sólo podía describirse como desconcertantemente mayor que el espectaculo del administrador ataviado de Elvis: de uno de los ascensores salió Welcome disfrazada de Freddie Mercury. Ciertamente la chica no había tardado mucho en cambiarse, ya que había dejado a Anna cerca de la residencia y tan sólo había tenido que cambiarse la camiseta y ponerse la peluca y el bigote. Pero era desconcertante ver un Freddie Mercury con cuerpo de mujer.

-Welcome strangers. Veo que ya habeis visto el disfraz de Summanus. Pensamos ir en pareja, ya sabeis, el rey la reina del rock.
El desconcierto, la sorpresa y lo absurdo de la situación lograron superar a la furia de Anna, lo cual no fue fácil. Pero había llegado el momento de poner las cosas en orden:

-Bueno, dejémonos de tonterías por un rato. Estamos buscando a la entidad conocida como El Rey de Amarillo. Sabemos que anda por la Miskatonic o sus alrededores, y tenemos que dar con el antes de que se organice un nuevo caos.

Ante las palabras de Anna, todos se pusieron firmes. Con ella al mando, se organizaron para recorrer el campus en buscas del desaparecido monarca. Aunque podían haberse dispersado, consideraron mejor ir juntos para contener cualquier efecto secundario que pudiera dejar a su paso. Por ello, se pusieron en marcha cuanto antes. Eran un curioso grupo: el profesor, la jefa Pickman, Unglaublich (al que hicieron adoptar aspecto humanio para no llamar mucho la atención y le pusieron unas ropas encima) y Summanus y Welcome disfrazados.

Siguiendo un plan metódico, se alejaron del edificio de la Fundación Wilmarth (eran capaces de, si se encontraban al Rey, ponerle una bomba), y se encaminaron directamente a la Facultad de Arte. Allí siempre había clases en marcha, bien oficiales, bien organizadas por profesores en su tiempo libre o por hermandades y asociaciones de estudiantes. Aunque a veces estas sesiones eran la excusa perfecta para ver a los hombres y mujeres más atractivo/as del campus y de la ciudad posando desnudo/as (Welcome había hecho de modelo varias veces), también tenían su valor artístico (principalmente cuando no había desnudos). En aquel momento había en desarrollo varios talleres de pintura y escultura, de los cuales, uno de ellos si que era un posado desnudo, con una joven particularmente guapa que llevaba poco en la ciudad. Cuando el grupo entró, el profesor que dirigía el taller parecía molesto por la intrusión, hasta que Anna y Sebaury comenzaron a hablar con él. Mientras tanto, Welcome, Summanus y Unglaublich comenzaron a revisar los cuadros que estaban pintando los alumnos. No hacía falta ser un experto para averiguar cuales eran los que simplemente se habían apuntado para, simplemente disfrutar del desnudo, pero había una pauta general. En algún momento, los colores se habían tornado enfermizos, como si la modelo, que estaba perfecta y esculturalmente sana, tuviera algún tipo de mal que se reflejara en un tono anómalo de la piel. Aquello era todo lo que necesitaban para confirmar que el Rey había pasado por la zona. Mientras Summanus le informaba de esto a los Pickman, Welcome se aproximo a la modelo, mirandola con gesto seductor y le guiñó un ojo mientras le susurraba:

-Welcome stranger, soy Evangeline. Buscame en La Llave y la Puerta, allí me conocen.

Sin tiempo a poder ver el resultado de su propuesta, Welcome fue arrastrada por Unglaublich, ya que con la confirmación de los cuadros y la charla que habían tenido con el profesor de arte ya sabían todo lo que necesitaban. Mientras salían, se pudieron escuchar comentarios del tipo:

-¡Ya has ligado, chica!
-¡Te llevas a la mejor!
-¡No pierdas la oportunidad!

Mientras Welcome sonreía con picardía, el grupo cruzó la Facultad siguiendo nuevas pistas: cuadros que a medio pintar se estropeaban, gente que de improviso se ponía una corona de latón y afirmaba ser un siervo del Rey, etc. Incluso llegaron a ver una pintada en una pared de un extraño signo, que no era árabe ni chino, pues se trataba del Signo Amarillo. Summanus tomó nota y avisó por el móvil a Araknek, pues era mejor que lo limpiara la araña, que sería inmune a su influencia.

Como en una estrafalaria road movie intrauniversitaria, el curioso grupo siguió las pistas del desparecido Rey hasta que, finalmente, estas les condujeron del Departamento de Artes Plásticas hasta la Biblioteca de la Universidad.
Un desconcertado ayudante de bibliotecario les guió hasta la sala de la colección especial, donde, sentado tranquilamente y leyendo “El Rey de Amarillo”, se encontraba el Rey de Amarillo.

Finalmente, tras un desquiciado tour, habían dado con el objetivo de su búsqueda. Ya más tranquilo, Seabury despidió a los demás, pidiéndole a Unglaublich que le trajera de su despacho los libros, libreta de notas y bolígrafo que tenía preparados para esa entrevista en particular. Mientras, usaría su movil para grabar la conversación.

Y con el orden restablecido a la habitual situación de caos controlado, Anna se retiró para continuar con sus quehaceres, Unglaublich partió a cumplir el encargo realizado, Summanus y Welcome fueron a acabar de preparar las cosas para la fiesta de esa noche y el profesor Seabury Pickman obtuvo el material que necesitaba para su monografía. Mientras tanto, Araknek limpió las pintadas que aparecieron el Signo Amarillo, y, más tarde, ese mismo día, una joven modelo de desnudo se acercó a La Llave y la Puerta, intrigada y llena de curiosidad por esa descarada, alocada y sorprendete Evangeline. Así, una vez más, Arkham se ha visto cerca del Horizonte de Sucesos, el borde del abismo, el límite del Caos, a punto de caer en la locura más absoluta y ha sido rescatada por un grupo de jóvenes entrometidos (sin furgoneta y sin perro), dispuestos a hacer cuanto sea necesario (y si ligan por el camino mejor) para que la Universidad Miskatonic, la ciudad de Arkham y el mundo tengan un día más de existencia.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Problemas legales de más allá de los eones

Con la llegada de septiembre, la actividad frenética, y caótica, volvía a la residencia La Llave y La Puerta. Era el mes en que los alumnos volvían a la ciudad para continuar sus estudios en la universidad Miskatonic, lo que conllevaba que los clientes habituales también volvían. Pero lo que ese día encontró Summanus no era la actividad habitual, o al menos, los clientes habituales.

Llevaba un buen rato viendo entrar y salir a los típicos estudiantes novatos, a algunos viejos conocidos y algún despistado buscando una ferretería. Pensando que sería un día más de septiembre, estaba leyendo The Dinosauroid Journal, un periódico traído de su tierra natal, cuando escuchó el timbre de recepción. Nadie solía utilizar aquél trasto, y menos desde que algún espabilado cambió el típico Ding-Dong por la canción del Trolololo, lo que daba a entender que quien acababa de llegar no era un cliente normal. Se asomó por la ventanilla de  su despacho, y al ver a los recién llegados (y la cara de apuro del recepcionista), fue inmediatamente a recibirlos.

Se trataba de dos individuos vestidos enteramente de traje, sin planchar y sucio de humedad. Tenían la cara grisácea y escamosa, con una gran boca sin apenas labios, nariz diminuta y ojos saltones. Uno llevaba un bombín y el otro un sombrero. Ambos olían fuertemente a pescado y dejaban pequeñas gotitas de agua por donde caminaban. Summanus se preguntó qué haría  allí una pareja de profundos vestidos tan pulcramente.

-¿Qué desean? -preguntó.

-Tenemos una audiencia en esta residencia. Nos gustaría esperar pacientemente en el hall.

Summanus no vio problema en ello, así que les indicó que esperaran en cualquiera de los sofás que había allí. Se preguntó con quién iban a entrevistarse aquellos dos. Suponía que sería alguno de los Pickman, pero nadie le había dicho nada, y por lo que sabía, estaban preparando toda clase de protecciones por cualquier eventualidad derivada del comienzo del nuevo curso académico.

El dinosauroide se dirigió a su despacho a continuar con la lectura, pero cuando se disponía a sentarse, volvió a escuchar la melodía del Trolololo. Asomó la cabeza y vio que volvía a necesitarse su presencia. El pobre recepcionista ya tenía los ojos como platos ante los recién llegados.

En recepción había dos personas encorvadas, con rostro perruno, olisqueándolo todo y gruñendo a cualquiera que se les acercara. Iban vestidos con sendos fracs llenos de tierra y suciedad, que era mejor no preguntarse de dónde habían sacado. 

-Hemos venido para una reunión -dijo uno de ellos entre gruñidos.

Summanus se extrañó de que dos gules se presentaran bien vestidos, cuando solían ir con andrajos, taparrabos, o directamente sin ropa alguna. Aquello debía estar relacionado con los dos profundos...

El Trolololo volvió a sonar, haciendo que Summanus deseara coger aquél chisme y lanzarlo por la ventana. El recepcionista estaba ahora claramente nervioso, un evidente temblor le recorría todo el cuerpo y ya no sabía dónde meterse.

El motivo del nerviosismo del pobre empleado era una nueva pareja. Cualquiera que los viera de lejos, pensaría que eran dos hombres de mediana edad, vestidos también de traje, y lo único que destacaría era que las ropas eran claramente de tallas distintas a las que deberían llevar, pero cuando se les miraba más detenidamente, se veía que aquellos no eran hombres. Ambos llevaban también sombrero, y sus inexpresivos rostros, extrañamente estirados hacia atrás, parecían demasiado tersos. Las piernas las tenían demasiado arqueadas y se movían con gestos claramente inhumanos. 

-Tenemos que ver a alguien en esta residencia -susurró uno de ellos con una  voz que parecía el zumbido de unos insectos. Mientras decía esto, movió la mano con un gesto que hizo que de repente esta se desprendiera y cayera al suelo, dejando ver una pinza de color oscuro. -¡Uy!

El recepcionista se quedó petrificado y Summanus no pudo evitar llevarse la mano a la cara. El disfraz de los hongos de Yuggoth era bastante deficiente. Empezaba a preocuparle aquello. La última vez que reunieron a distintas razas de seres habitantes del planeta, aquello había terminado en desastre. Mientras le daba vueltas a la cabeza, volvió a oír la inmencionable sintonía.

El recepcionista estaba dando un buen trago a una botella de bourbon, pero cuando vio lo que tenía delante, escupió todo el contenido en una lluvia alcohólica que empapó a Summanus.

Los dos que acababan de llegar no es que estuvieran mal disfrazados, es que directamente no se habían disfrazado. Se trataba de dos hombres serpiente, que no ocultaban su ofídica forma más que con sendos trajes marrones que les venían demasiado holgados.

-Tenemossss un asssssunto importante que tratar -siseó uno de ellos.

Summanus se disponía a decirles que esperaran cuando alguien apareció detrás de ellos y pulsó el timbre, haciendo que sonara el Trolololo una vez más.

-¡¿Queréis dejar de darle al dichoso timbre?! -exclamó, ya harto del hipnótico Trololololo lololo lololo hohohohoho.

Los culpables esta vez eran unos viejos conocidos. Una pareja vestida de verano... pero de verano de los años '50. No eran otros que los Yithianos que se habían quedado en Arkham para realizar su Erasmus transtemporal. 

-Creo que ya hemos llegado todos -dijo uno de los dos.

Al ver que habían llegado los yithianos, el resto de grupos se acercaron y formaron un pequeño círculo alrededor de ellos. Summanus se les quedó mirando con curiosidad.

-Queremos ver a El Que Legisla tras el Umbral -dijo el yithiano.

Summanus no pudo evitar la sorpresa. ¿Para qué querría tan variado grupo ver al extraño primigenio legal? Como la curiosidad es un bicho dificil de matar, decidió acompañar a los visitantes hasta el despacho de El Que Legisla, tocó en la puerta y esperó que abrieran. 

La puerta se abrió y, desde la oscuridad del interior, se escuchó una voz que invitó a entrar a todos. Summanus traspasó la puerta, dejando que pasaran primero los visitantes, y se encontraron en un despacho legal, con su diploma en la pared y todo, y a El Que Legisla, sentado en su mesa, con algunos papeles legales en sus manos.

-¿Qué os trae hasta aquí? -dijo la voz del primigenio.

Uno de los yithianos se adelantó al resto y se aclaró la garganta de una forma extraña. Summanus se preguntó si aún no se había acostumbrado al cuerpo.

-Todos nosotros tenemos un problema con un ser humano. Hemos decidido dejar de lado nuestras diferencias para hacer causa común contra alguien que está atentando contra nuestra dignidad. Se trata del infame Brian Danforth, autor de relatos que se hace llamar un "sistematizador de Los Mitos de Cthulhu" y en todos sus relatos nos está ofendiendo gravemente... ¿Mitos de Cthulhu? ¿Cómo que mitos? ¿Y qué tenemos que ver nosotros con el primigenio ese?

-¡Eh! -exclamó uno de los profundos -Que el primigenio ese es nuestro dios, un poquito de respeto.

-Bueno ¿qué ofensas ha lanzado contra vosotros? -preguntó El Que Legisla.

-A nosotros nos trata como a vulgares demonios elementales que podemos ser invocador por cualquier brujo de pacotilla para que le hagamos los recados -croó uno de los profundos -. Ofende a toda nuestra raza, somos un pueblo libre y no los criados de una panda de magos... y encima en sus relatos nos derrotan más fácilmente que a un grupo de murlocs ¡¡Exigimos respeto!!

-A nosotros nos usa como si fueramos simples minions de una partida de D&D -dijo uno de los gules -, ¡pero si hasta en uno de sus relatos dejamos tesoros y todo! Es una grave ofensa, y además insulta a nuestras creencias al decir que adoramos a nosequé dios que se ha inventado. El pueblo gul exije que ese energúmeno deje  de hablar mal de nosotros.

-A nosssotrossss nosssss trata fatal en sssus relatosssss de fantassssía heróica -siseó uno de los hombres serpiente -. Nosss pone como ssssimplessss matonesssss envenenadoresssss fácilmente derrotablessss por el bárbaro de turno. Y nosss pone ssssecuessssstrando a mujeressss voluptuossssasss en pañossss menoressss ¿Para qué íbamossss a querer nosssstrosss a una hembra humana en pañossss menoressss?

-De nosotros dice que estamos detrás de todas las conspiraciones OVNI habidas y por haber, explicando ridículos planes como si fueran nuestros y dejándonos en ridículo -dijo uno de los hongos de Yuggoth -. Encima dice que un simbolito de pacotilla puede vencernos y echarnos del planeta ¿Es que somos vampiros de la Hammer o qué? ¿Qué tópico ridículo es ese?

-Y de nosotros -dijo el yithiano que había hablado antes -, dice tonterías grandísimas. Dice que queremos invadir La Tierra y destruir a la raza humana como si fuéramos villanos de una mala película de Sci-Fi ¡¡con lo que nos gusta viajar a la Era Humana para echarnos unas vacaciones!! Es un trato muy irrespetuoso para una orgullosa raza como la nuestra y exigimos que  deje de hacerlo.

El Que Legisla se quedó unos instantes parado, como si estuviera meditando sobre lo que le habían dicho. De repente, se levantó, hizo una serie de movimientos con sus cuatro brazos y desapareció en un estallido de luz.

-Pues vaya éxito -musitó Summanus.

El estallido de luz volvió a iluminar el despacho y apareció de nuevo El Que Legisla con alguien atrapado entre sus brazos. Era un individuo vestido en camiseta y bermudas, con barba de varios días,  que miraba incrédulo a su alrededor.

-Aquí tenéis a Brian Danforth -dijo El Que Legisla.

-¿Pero qué es esto? Soy un autor de renombre, el único e inigualable heredero de Lovecr...

-¡Calla y escucha! -exclamó El Que Legisla con una voz que parecía surgir de las más profundas simas de la locura -Estas razas de habitantes no humanos de La Tierra y visitantes de Allá Afuera se sienten ofendidos por el trato que haces de  ellos en tus relatos, exigen una compensación por las injurias lanzadas hacia su persona.

-¡¿Qué?! ¡La llevan clara! ¿Acaso quieren coartar mi libertad creativa? Como escritor tengo mis derechos y no voy a cambiar ni una sola letra de mi obra. Si no les gusta la versión que doy, que no se la lean. Hala.

-¿Esa es tu última palabra? -le preguntó El Que Legisla.

-Pues claro.

-Bien. Podéis marcharos tranquilamente, yo me haré cargo del señor Brian Danforth.

Los brazos de El Que Legisla volvieron a coger al escritor y lo levantaron en el aire. Cuando salieron del despacho y se fueron dirigiendo hacia recepción, se pudo escuchar desde dentro un terrible aullido.

-¿Qué...? ¡No! ¡¡No!! ¡¡¡LOS ÁNGULOS!!! ¡¡¡LOS ÁNGULOS!!!

-Me parece que ese individuo no volverá a escribir mal sobre vosotros -comentó Summanus, feliz de que aquella reunión no hubiera terminado como la de navidad.

-Eso esperamos -dijo uno de los profundos -, y espero que sirva de aviso para cualquier otro que se atreva a hacer lo que ha hecho él...

Dejando esa ominosa amenaza, fueron saliendo por la puerta principal dejando a Summanus en el hall de recepción. Éste se giró y se encontró con el recepcionista tumbado sobre una mesa farfullando algo. Otra vez tendrían que contratar a un nuevo recepcionista. Lo cogió como pudo y lo llevó a la parte de atrás, esperando que el resto del día fuera más normal.

martes, 1 de septiembre de 2015

Expediente Weird

Se acercaba el final del verano, y la población de la ciudad de Arkham comenzaba ya a sentir los efectos del inminente curso escolar: los turistas con más prisas iniciaban su retorno a su vida post-vacacional, y los estudiantes del nuevo curso, veteranos y novatos, comenzaban a dejarse ver cada vez más. Esta sutil variación era la señal inevitable de que La Llave y la Puerta volvería a abrir sus puertas a los universitarios. Durante el verano, además de acoger a los pocos alumnos que la usaban como residencia permanente, como Welcome, o que preferían pasar el verano en Arkham por la razón que fuera, se reconvertía en hotel para turistas, lo que le permitía mantenerse activa todo el año. Pero la llegada del inminente nuevo curso provocaba un incremento sustancial en la actividad del personal de la residencia, ya que había que dejarlo todo preparado para la llegada de los nuevos huéspedes: dejar todas las habitaciones acondicionadas, el gimnasio, cantina y restaurante en perfecto estado de revista, las salas de usos múltiples impolutas, así como los mil y un pequeños detalles que permitían a La Llave y la Puerta desarrollar su actividad. Todo este maremagnun estaba soberbiamente dirigido por Summanus, que parecía tener un talento natural para la administración de establecimientos de hostelería y gestión de equipos de trabajo. Esto permitía a los Pickman una mayor tranquilidad, aunque eso no les quitaba toda responsabilidad, ya que, por lo menos Anna y Harvey, ayudaban a Summanus a supervisar todos los pequeños detalles.

Sin embargo, ese día en particular, Harvey tenía otras preocupaciones en mente, en concreto, los dos agentes del FBI a los que tenía que ir a recibir al vestíbulo. Salvo por el color del pelo, uno era rubio y el otro moreno, parecían dos clones: estatura media, constitución atlética, traje negro, con camisa blanca y corbata negra, zapatos igualmente negros y gafas de sol. Rezando para sus adentros para que no tuvieran más problemas, se aproximó a ellos:

-¿Es usted Harvey Z. Pickman? Somos los agentes Smith y Jones, FBI -le dijo el rubio, Jones.

Mientras hablaban le enseñaron sus identificaciones, correctas, que Harvey examino y les respondió sonriendo:

-Sí, soy yo, encantado agentes.

-¿Qué quiere decir la Z.? -interrogó Smith

Harvey suspiró antes de responder:

-Zoltan, un nombre de Europa del Este... Manías de mi padre.

-No será.... ¡¿Comunista?! -exclamó Jones

-No, es solo un nombre, nada más. Además, ya no estamos en la Guerra Fría, no hace falta iniciar una nueva caza de brujas... ¿Cuál es el motivo de su visita? Lo digo porque estamos en una epoca de mucho trabajo.

Smith tomó la palabra:

-Verá, Sr. Pickman, la difusión de una serie de grabaciones realizadas este verano en la que se muestran extraños fenómenos y criaturas que pueden representar una amenaza para la Seguridad Nacional. Por ello, hemos venido aquí a investigar que sucede en esta ciudad. El Alcalde nos remitió al Rector de la Universidad Miskatonic, quien nos recomendó que habláramos con usted. Por eso estamos aquí.

Harvey, acordándose para sus adentros de toda la familia de los RNLO, los dioses, y todos los que se esforzaban en convertir Arkham en un Caos Reptante, empezando por el puñetero Caos Reptante, Nyarlathotep, suspiró.

-Bien, Arkham tiene una historia plagada de bastantes fenómenos extraños como para rellenar dos temporadas de Expediente X y una de Supernatural, eso sin contar lo que podría haber hecho Joss Whedon si se hubiera pasado por aquí. En esta ciudad lo raro se vuelve normal, pero, como ya estamos acostumbrados a esto, sabemos como manejar la situación. En cualquier ranking de ciudades extrañas y fenómenos sobrenaturales sorprendentes, suele aparecer Arkham tarde o temprano. Es así, es parte de la idiosincrasia de la ciudad. Por ello, todos los años atraémos mucho Weird Tourist, turismo raro, gente que busca lo sobrenatural, lo extraño, lo que se sale de lo normal. La mayoría son magufos, ocultistas de salón, goticos de pose y demás fauna que, en su mayoría, resulta inofensiva. Luego tenemos a los estudiantes. En pleno curso, la Miskatonic parece una comedia loca universitaria dirigida por Tim Burton, pero son todos inofensivos.

-¿Y cómo explica el ataque anfibio en la playa, la serpiente marina y los tiburones mutantes?

-Esto es una ciudad universitaria, por lo que tenemos que tratar con esa subespecie conocida como “estudiantes”, y disculpe mi sarcasmo. Cuando los alumnos se aburren o se agobian con el curso, que suele ser cada día, montan alguna juerga, alguna broma, algún espectáculo, sólo para reírse. A eso le añadimos que nuestros departamentos de arte, ingeniería, cine y teatro son muy “peculiares” y están formados por gente con mucha creatividad. Así que lo que vieron fue una serie de performances para el rodaje de unos cortos por cortesía de nuestros alumnos residentes todo el año. Hay veces que se les va la mano, pero todo resulta inofensivo.

-Tendremos que ver esos departamentos.

Harvey se encogió de hombros y, con un gesto, les indicó que le siguieran. Smith, el moreno, que parecía haber tomado la palabra por los dos, comenzó a caminar a su lado, seguido por Jones. Los tres se encaminaron hacia el viejo campus de la Universidad, la cual se había ido expandiendo por los alrededores, particularmente desde la inundación que arrasó Arkham unas decadas antes y provocó que se tuviera que reconstruir parte de la ciudad. Fue durante este periodo cuando la fortuna del viejo patriarca Pickman se invirtió en Arkham para ampliar la universidad y comprar los terrenos que acabarían por convertirse en la actual La Llave y la Puerta. Durante parte de la mañana, Harvey les hizo de guía a los agentes del FBI, mostrándoles los edificios de la Miskatonic, que mostraron especial interés en los departamentos que ya les había mencionado. Todo había ido bien hasta que llegaron a los talleres de Ingeniería y vieron los dos mini tantes RNLO reparados. Antes de que surgiera cualquier controversia, Harvey se adelantó:

-Esto son unos prototipos de vehículos para uso en terrenos difíciles. Lo que pasa es que el equipo de diseño tiene algunos fans de Masamune Shirow, y los convirtieron en algo parecido a los mini tanques de Dominion Tank Police, un manga de este autor. El cañón solo dispara globos de agua y de pintura, aquí no trabajamos con munición real, ni está adaptado para eso. Sólo lo usamos para experimentos de balística o para alguna juerga universitaria.

Por suerte, tras el ataque RNLO en el que capturaron los minitanques, Anna fue muy explícita en que se podían reparar y poner de nuevo en marcha, pero que había que inutilizar las armas para propósitos ofensivos.

Siguieron por los departamentos de teatro y cine, donde, una vez más, gracias a las previsiones de Anna y Harvey, los federales encontraron el atrezzo para disfrazar a actores como reptilianos, y para simular serpientes marinas y tiburones medusa.

Por el momento todo estaba bien, no habían surgido problemas. Habían logrado convencer a Seabury de que se llevara a Robert y lo mantuviera ocupado, por lo que ambos se habían ido a Boston para resolver asuntos varios y de paso el Profesor Pickman tenía que hacer algunas consultas de carácter bibliográfico en aquella ciudad. Summanus estaba fuera de cobertura, atareado junto con Araknek en revisar el estado de los sótanos, Brontes y Pkaurodlos se habían retirado discretamente, llevando a hacer un recorrido turístico por la región a los yithianos y Welcome no había dado señales de vida en todo el día. El que Legisla tras el Umbral estaba en un congreso de abogados en Washington DC. Harvey estaba de los nervios. Estaba logrando disimularlo ante los dos agentes, pero todo iba demasiado bien. Algo tenía que salir mal, algo iba a fallar y se iba a montar un lío de proporciones bíblicas.

No es que los periodos de tranquilidad y calma fueran tan raros, a veces pasaban. A veces era porque Anna amenazaba con hacer sufrir un infierno a quien perturbara la paz, otras era simplemente porque, por muy caótica que fuera la situación en la universidad y la residencia, tenía que haber momentos de calma. La energía de los estudiantes era finita, por mucho que se hincharan a bebidas energéticas. Pero el caos tenía un olfato especial para detectar esas oportunidades en las que era el peor momento para desatar el caos, valga la redundancia. Harvey siguió repasando las fuentes habituales de desorden, y tanto Vinnie West como Marty Eye Gore estaban fuera de la ciudad. Aunque hacía tiempo que estos dos aprendices de reanimador no hacían de las suyas.

Todo iba demasiado bien, por lo que era de esperar que fuera precisamente en ese momento cuando el orden decidió que ya había trabajado mucho y que se iba a tomar una copa. A través de la rampa que bajaba al sótano de la residencia, por la que entraban los camionesy furgonetas para descargar los suministros, se oyó el rugido de un grupo de motores. Entonces, como surgidos de la nada, aparecieron una serie de vehículos monoplaza y biplaza completamente esperpénticos y personalizados por un chatarrero fan de Mad Max en pleno viaje de ácido. El escuadrón del Equpo Exile de la Unión de Tribus Socialistas Morlock acababa de hacer su inesperada y sorprendente aparición. Como buenos comunistas, habían adornado profusamente sus cacharros motorizados con emblemas de la hoz y el martillo. Esto habría sido una dificultad menor si no fuera porque, precisamente en el momento en que enfilaban una calle que bordeaba el campus, salían Harvey y los dos federales. Además, para colmo de males, en el vehículo de cabeza, junto con Sojat, el líder morlock, iba Welcome ataviada como una extra de una película de futuro post-apocalíptico. Y por si no fuera suficiente, iban con un equipo de sonido que transmitía a todo volúmen una versión rock de La Internacional... Pero, como las desgracias no vienen solas, persiguiendo a los trastomóviles de los morlocks venían los RNLO con un mini tanque y montados en minis decorados con las insignias de su ejército y acompañados de cinco sharkjellyfishes montados en una especie de exoesqueletos cuadrúpedos que les permitían moverse fuera del agua. Se trataba de una nueva versión mecanizada de sus Einsatzgruppen.

Ante la visión de los emblemas de la hoz y el martillo, al agente Jones se le desorbitaron los ojos, sacó la pistola y comenzó a correr tras el escuadrón del Equipo Exile al grito de:

-¡¡Comunistas!! ¡¡No acabaréis con el capitalismo ni con los USA!! ¡¡Abajo el comunismo!!

Smith, sorprendido, sin ser capaz de articular palabra, asistió a la espectacular persecución que se desarrollaba ante sus ojos. No podía creer lo que estaba viendo. Harvey, más tranquilo al ver el caos que se había desatado y que cumplía con el “factor Arkham”, sonrió. En ese momento, Nyarlathotep, el Caos Reptante, que había decidido que llevaba mucho sin dejarse caer por la ciudad, se acercó tranquilamente a la pareja. Venía como el Faraón Negro, aunque ataviado con un elegante traje hecho a medida. Tras el saludo de rigor, Nyarlathotep le habló a Harvey:

-Bueno sr. Pickman, espero que le haya gustado este pequeño espectáculo. A fin de cuentas ya era hora de que los reptilianos y los morlocks tuvieran una nueva confrontación en condiciones. Y no se preocupe, he cambiado sus armas. Son pistolas de agua y de pintura, incluso la de ese federal que corre como un poseso y quiere acabar con los comunistas.

El agente Smith, aturdido, logró poco a poco recuperar la compostura, por lo que, una vez en plena posesión de sus facultades, sacó su arma y les apuntó con ella.

-Entonces todo era verdad. ¡Maldición, tenía que serlo! Ya decía yo que era demasiado bueno. Bien, este nido de corrupción, mal y locura está listo. ¡No podrán silenciarme! ¡Caerá todo el peso de la ley sobre vosotros!.

Nyarlathotep, con un gesto rápido, le arrebató el arma.

-No amigo, creo que no. Arkham seguirá siendo ese “nido de corrupción, mal y locura” que dices. La Llave y la Puerta seguirá acogiendo a los estudiantes y la Miskatonic no cambiará su programa de estudios. Esto no va a cambiar, o al menos no lo hará como tú crees. Creo que el sr. Pickman le podrá explicar el porqué.

Harvey sonrió con una sonrisa horrible antes de hablar:

-Agente Jones, su gobierno nos conoce, sabe que existen estas anormalidades, pero mientras no llamemos la atención, mientras mantengamos un perfil bajo y no amenazemos el statu quo, seguiremos actuando libremente. Le resulta más cómodo que sigamos existiendo, para tener al “enemigo” localizado. Pero Arkham ha sobrevivido a muchas cosas, y seguirá haciéndolo a muchas más. Para eso estamos aquí los Pickman, para asegurarnos de que estos seres, estos fenómenos, sigan adelante y no se extingan, pero que tampoco sean objeto de ataque. Su gobierno lo sabe y por eso, mientras nos mantengamos aquí, no pasará nada, pues si nosotros caemos, aquello que contenemos, que controlamos, será liberado. Y entonces, entonces si que será el fin de todo.

El Caos Reptante rió con una horrenda carcajada mientras el agente Jones asimilaba las consecuencias de la verdad que le había sido revelada.