Se acercaba el final del
verano, y la población de la ciudad de Arkham comenzaba ya a sentir
los efectos del inminente curso escolar: los turistas con más prisas
iniciaban su retorno a su vida post-vacacional, y los estudiantes del
nuevo curso, veteranos y novatos, comenzaban a dejarse ver cada vez
más. Esta sutil variación era la señal inevitable de que La Llave
y la Puerta volvería a abrir sus puertas a los universitarios.
Durante el verano, además de acoger a los pocos alumnos que la
usaban como residencia permanente, como Welcome, o que preferían
pasar el verano en Arkham por la razón que fuera, se reconvertía en
hotel para turistas, lo que le permitía mantenerse activa todo el
año. Pero la llegada del inminente nuevo curso provocaba un
incremento sustancial en la actividad del personal de la residencia,
ya que había que dejarlo todo preparado para la llegada de los
nuevos huéspedes: dejar todas las habitaciones acondicionadas, el
gimnasio, cantina y restaurante en perfecto estado de revista, las
salas de usos múltiples impolutas, así como los mil y un pequeños
detalles que permitían a La Llave y la Puerta desarrollar su
actividad. Todo este maremagnun estaba soberbiamente dirigido por
Summanus, que parecía tener un talento natural para la
administración de establecimientos de hostelería y gestión de
equipos de trabajo. Esto permitía a los Pickman una mayor
tranquilidad, aunque eso no les quitaba toda responsabilidad, ya que,
por lo menos Anna y Harvey, ayudaban a Summanus a supervisar todos
los pequeños detalles.
Sin embargo, ese día en
particular, Harvey tenía otras preocupaciones en mente, en concreto,
los dos agentes del FBI a los que tenía que ir a recibir al
vestíbulo. Salvo por el color del pelo, uno era rubio y el otro
moreno, parecían dos clones: estatura media, constitución atlética,
traje negro, con camisa blanca y corbata negra, zapatos igualmente
negros y gafas de sol. Rezando para sus adentros para que no tuvieran
más problemas, se aproximó a ellos:
-¿Es usted Harvey Z.
Pickman? Somos los agentes Smith y Jones, FBI -le dijo el rubio,
Jones.
Mientras hablaban le
enseñaron sus identificaciones, correctas, que Harvey examino y les
respondió sonriendo:
-Sí, soy yo, encantado
agentes.
-¿Qué quiere decir la
Z.? -interrogó Smith
Harvey suspiró antes de
responder:
-Zoltan, un nombre de
Europa del Este... Manías de mi padre.
-No será....
¡¿Comunista?! -exclamó Jones
-No, es solo un nombre,
nada más. Además, ya no estamos en la Guerra Fría, no hace falta
iniciar una nueva caza de brujas... ¿Cuál es el motivo de su
visita? Lo digo porque estamos en una epoca de mucho trabajo.
Smith tomó la palabra:
-Verá, Sr. Pickman, la
difusión de una serie de grabaciones realizadas este verano en la
que se muestran extraños fenómenos y criaturas que pueden
representar una amenaza para la Seguridad Nacional. Por ello, hemos
venido aquí a investigar que sucede en esta ciudad. El Alcalde nos
remitió al Rector de la Universidad Miskatonic, quien nos recomendó
que habláramos con usted. Por eso estamos aquí.
Harvey, acordándose para
sus adentros de toda la familia de los RNLO, los dioses, y todos los
que se esforzaban en convertir Arkham en un Caos Reptante, empezando
por el puñetero Caos Reptante, Nyarlathotep, suspiró.
-Bien, Arkham tiene una
historia plagada de bastantes fenómenos extraños como para rellenar
dos temporadas de Expediente X y una de Supernatural, eso sin contar
lo que podría haber hecho Joss Whedon si se hubiera pasado por aquí.
En esta ciudad lo raro se vuelve normal, pero, como ya estamos
acostumbrados a esto, sabemos como manejar la situación. En
cualquier ranking de ciudades extrañas y fenómenos sobrenaturales
sorprendentes, suele aparecer Arkham tarde o temprano. Es así, es
parte de la idiosincrasia de la ciudad. Por ello, todos los años
atraémos mucho Weird Tourist, turismo raro, gente que busca lo
sobrenatural, lo extraño, lo que se sale de lo normal. La mayoría
son magufos, ocultistas de salón, goticos de pose y demás fauna
que, en su mayoría, resulta inofensiva. Luego tenemos a los
estudiantes. En pleno curso, la Miskatonic parece una comedia loca
universitaria dirigida por Tim Burton, pero son todos inofensivos.
-¿Y cómo explica el
ataque anfibio en la playa, la serpiente marina y los tiburones
mutantes?
-Esto es una ciudad
universitaria, por lo que tenemos que tratar con esa subespecie
conocida como “estudiantes”, y disculpe mi sarcasmo. Cuando los
alumnos se aburren o se agobian con el curso, que suele ser cada día,
montan alguna juerga, alguna broma, algún espectáculo, sólo para
reírse. A eso le añadimos que nuestros departamentos de arte,
ingeniería, cine y teatro son muy “peculiares” y están formados
por gente con mucha creatividad. Así que lo que vieron fue una serie
de performances para el rodaje de unos cortos por cortesía de
nuestros alumnos residentes todo el año. Hay veces que se les va la
mano, pero todo resulta inofensivo.
-Tendremos que ver esos
departamentos.
Harvey se encogió de
hombros y, con un gesto, les indicó que le siguieran. Smith, el
moreno, que parecía haber tomado la palabra por los dos, comenzó a
caminar a su lado, seguido por Jones. Los tres se encaminaron hacia
el viejo campus de la Universidad, la cual se había ido expandiendo
por los alrededores, particularmente desde la inundación que arrasó
Arkham unas decadas antes y provocó que se tuviera que reconstruir
parte de la ciudad. Fue durante este periodo cuando la fortuna del
viejo patriarca Pickman se invirtió en Arkham para ampliar la
universidad y comprar los terrenos que acabarían por convertirse en
la actual La Llave y la Puerta. Durante parte de la mañana, Harvey
les hizo de guía a los agentes del FBI, mostrándoles los edificios
de la Miskatonic, que mostraron especial interés en los
departamentos que ya les había mencionado. Todo había ido bien
hasta que llegaron a los talleres de Ingeniería y vieron los dos
mini tantes RNLO reparados. Antes de que surgiera cualquier
controversia, Harvey se adelantó:
-Esto son unos prototipos
de vehículos para uso en terrenos difíciles. Lo que pasa es que el
equipo de diseño tiene algunos fans de Masamune Shirow, y los
convirtieron en algo parecido a los mini tanques de Dominion Tank
Police, un manga de este autor. El cañón solo dispara globos de
agua y de pintura, aquí no trabajamos con munición real, ni está
adaptado para eso. Sólo lo usamos para experimentos de balística o
para alguna juerga universitaria.
Por suerte, tras el
ataque RNLO en el que capturaron los minitanques, Anna fue muy
explícita en que se podían reparar y poner de nuevo en marcha, pero
que había que inutilizar las armas para propósitos ofensivos.
Siguieron por los
departamentos de teatro y cine, donde, una vez más, gracias a las
previsiones de Anna y Harvey, los federales encontraron el atrezzo
para disfrazar a actores como reptilianos, y para simular serpientes
marinas y tiburones medusa.
Por el momento todo
estaba bien, no habían surgido problemas. Habían logrado convencer
a Seabury de que se llevara a Robert y lo mantuviera ocupado, por lo
que ambos se habían ido a Boston para resolver asuntos varios y de
paso el Profesor Pickman tenía que hacer algunas consultas de
carácter bibliográfico en aquella ciudad. Summanus estaba fuera de
cobertura, atareado junto con Araknek en revisar el estado de los
sótanos, Brontes y Pkaurodlos se habían retirado discretamente,
llevando a hacer un recorrido turístico por la región a los
yithianos y Welcome no había dado señales de vida en todo el día.
El que Legisla tras el Umbral estaba en un congreso de abogados en
Washington DC. Harvey estaba de los nervios. Estaba logrando
disimularlo ante los dos agentes, pero todo iba demasiado bien. Algo
tenía que salir mal, algo iba a fallar y se iba a montar un lío de
proporciones bíblicas.
No es que los periodos de
tranquilidad y calma fueran tan raros, a veces pasaban. A veces era
porque Anna amenazaba con hacer sufrir un infierno a quien perturbara
la paz, otras era simplemente porque, por muy caótica que fuera la
situación en la universidad y la residencia, tenía que haber
momentos de calma. La energía de los estudiantes era finita, por
mucho que se hincharan a bebidas energéticas. Pero el caos tenía un
olfato especial para detectar esas oportunidades en las que era el
peor momento para desatar el caos, valga la redundancia. Harvey
siguió repasando las fuentes habituales de desorden, y tanto Vinnie
West como Marty Eye Gore estaban fuera de la ciudad. Aunque hacía
tiempo que estos dos aprendices de reanimador no hacían de las
suyas.
Todo iba demasiado bien,
por lo que era de esperar que fuera precisamente en ese momento
cuando el orden decidió que ya había trabajado mucho y que se iba a
tomar una copa. A través de la rampa que bajaba al sótano de la
residencia, por la que entraban los camionesy furgonetas para
descargar los suministros, se oyó el rugido de un grupo de motores.
Entonces, como surgidos de la nada, aparecieron una serie de
vehículos monoplaza y biplaza completamente esperpénticos y
personalizados por un chatarrero fan de Mad Max en pleno viaje de
ácido. El escuadrón del Equpo Exile de la Unión de Tribus
Socialistas Morlock acababa de hacer su inesperada y sorprendente
aparición. Como buenos comunistas, habían adornado profusamente sus
cacharros motorizados con emblemas de la hoz y el martillo. Esto
habría sido una dificultad menor si no fuera porque, precisamente en
el momento en que enfilaban una calle que bordeaba el campus, salían
Harvey y los dos federales. Además, para colmo de males, en el
vehículo de cabeza, junto con Sojat, el líder morlock, iba Welcome
ataviada como una extra de una película de futuro post-apocalíptico.
Y por si no fuera suficiente, iban con un equipo de sonido que
transmitía a todo volúmen una versión rock de La Internacional...
Pero, como las desgracias no vienen solas, persiguiendo a los
trastomóviles de los morlocks venían los RNLO con un mini tanque y
montados en minis decorados con las insignias de su ejército y
acompañados de cinco sharkjellyfishes montados en una especie de
exoesqueletos cuadrúpedos que les permitían moverse fuera del agua.
Se trataba de una nueva versión mecanizada de sus Einsatzgruppen.
Ante la visión de los
emblemas de la hoz y el martillo, al agente Jones se le desorbitaron
los ojos, sacó la pistola y comenzó a correr tras el escuadrón del
Equipo Exile al grito de:
-¡¡Comunistas!! ¡¡No
acabaréis con el capitalismo ni con los USA!! ¡¡Abajo el
comunismo!!
Smith, sorprendido, sin
ser capaz de articular palabra, asistió a la espectacular
persecución que se desarrollaba ante sus ojos. No podía creer lo
que estaba viendo. Harvey, más tranquilo al ver el caos que se había
desatado y que cumplía con el “factor Arkham”, sonrió. En ese
momento, Nyarlathotep, el Caos Reptante, que había decidido que
llevaba mucho sin dejarse caer por la ciudad, se acercó
tranquilamente a la pareja. Venía como el Faraón Negro, aunque
ataviado con un elegante traje hecho a medida. Tras el saludo de
rigor, Nyarlathotep le habló a Harvey:
-Bueno sr. Pickman,
espero que le haya gustado este pequeño espectáculo. A fin de
cuentas ya era hora de que los reptilianos y los morlocks tuvieran
una nueva confrontación en condiciones. Y no se preocupe, he
cambiado sus armas. Son pistolas de agua y de pintura, incluso la de
ese federal que corre como un poseso y quiere acabar con los
comunistas.
El agente Smith,
aturdido, logró poco a poco recuperar la compostura, por lo que, una
vez en plena posesión de sus facultades, sacó su arma y les apuntó
con ella.
-Entonces todo era
verdad. ¡Maldición, tenía que serlo! Ya decía yo que era
demasiado bueno. Bien, este nido de corrupción, mal y locura está
listo. ¡No podrán silenciarme! ¡Caerá todo el peso de la ley
sobre vosotros!.
Nyarlathotep, con un
gesto rápido, le arrebató el arma.
-No amigo, creo que no.
Arkham seguirá siendo ese “nido de corrupción, mal y locura”
que dices. La Llave y la Puerta seguirá acogiendo a los estudiantes
y la Miskatonic no cambiará su programa de estudios. Esto no va a
cambiar, o al menos no lo hará como tú crees. Creo que el sr.
Pickman le podrá explicar el porqué.
Harvey sonrió con una
sonrisa horrible antes de hablar:
-Agente Jones, su
gobierno nos conoce, sabe que existen estas anormalidades, pero
mientras no llamemos la atención, mientras mantengamos un perfil
bajo y no amenazemos el statu quo, seguiremos actuando libremente.
Le resulta más cómodo que sigamos existiendo, para tener al
“enemigo” localizado. Pero Arkham ha sobrevivido a muchas cosas,
y seguirá haciéndolo a muchas más. Para eso estamos aquí los
Pickman, para asegurarnos de que estos seres, estos fenómenos, sigan
adelante y no se extingan, pero que tampoco sean objeto de ataque. Su
gobierno lo sabe y por eso, mientras nos mantengamos aquí, no pasará
nada, pues si nosotros caemos, aquello que contenemos, que
controlamos, será liberado. Y entonces, entonces si que será el fin
de todo.
El Caos Reptante rió con
una horrenda carcajada mientras el agente Jones asimilaba las
consecuencias de la verdad que le había sido revelada.
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