jueves, 29 de septiembre de 2016

El horror que surgió de las cocinas

El ayudante de cocina de la cafetería de la Universidad Miskatonic fue a echarle un vistazo al guiso. El cocinero había tenido que salir por nosequé asunto relacionado con las típicas cosas que suelen suceder en Arkham, así que se había quedado solo en la cocina. De la olla surgía un humo de extraño color. No recordaba qué se estaba cocinando hoy, pero aquello no parecía muy normal. Además, la semana de la cocina extradimensional no era a primeros de curso. Decidió echarle un vistazo al guiso para ver si es que se estaba quedando pocho o algo así, y cuando puso su cara sobre la olla, un gelatinoso mejunje surgió inesperadamente y le agarró del pescuezo. Sus ojos no llegaron a ver lo que había dentro del recipiente, pero estaba claro  que la comida tenía hambre.

Brontes salió del departamento de física aplicada silbando tranquilamente. Su ayuda solía ser muy agradecida por los científicos, pues su conocimiento de ciencias más allá de las conocidas por el hombre ayudaba mucho en sus experimentos. El otoño ya estaba llegando a Arkham, así que el dios griego iba ataviado con una gabardina (no es que hiciera tanto frío, pero le parecía guay ir por ahí con ella). Vio pasar las hojas caídas de los árboles del campus y sintió el viento remover su ropa. El otoño. Aún recordaba cómo era esa estación en su Grecia natal, pero aquello ya pasó hacía mucho tiempo, y Arkham ya era su nuevo hogar... aunque estuviera lleno de locos, cosas extrañas y sucedieran eventos que podían poner fin al mundo en cualquier momento.

De repente, una sucesión de gritos y un tremendo alboroto llamaron su atención. Eso era lo que quería decir con que la ciudad estuviera llena de locos y cosas extrañas. Ya la había liado alguien.


De la calle que venía de la cafetería, un grupo de estudiantes huía despavorida. Vale que a veces la comida no estaba muy buena, pero no era para tanto. Esto tenía que ser otra cosa. Brontes se dirigió hacia allí con parsimonia, acostumbrado ya a aquellas cosas y se acercó a uno de los estudiantes que huía.

-¿Qué ha pasado ahora, a ver? -preguntó Brontes.

-Algo... algo está destrozando la cafetería e intentando atraparnos -le respondió el joven.

-¡¡¡Huid, nos va a comer a todos!!! -gritó otro que pasaba por el lado.

Brontes suspiró y siguió caminando hacia el origen del caos. Bueno, el origen del caos es Azathoth, pero en este caso se refería a este caos específico, el de la universidad. Cuando dejó atrás a los alumnos que escapaban, pudo ver el espanto que los aterrorizaba tanto.

Una especie de gelatina informe de color verde claro de casi tres metros surgía de la cafetería estirando pseudópodos y atrapando lo que conseguía alcanzar. Dentro de la gelatina, flotando, pudo ver a un individuo vestido de cocinero que intentaba salir de allí como podía, pero sus movimientos no servían de nada.

-Vaya, el hijo ilegítimo de The Blob y de Flubber está atacando la universidad -dijo Brontes en voz alta -no sé por qué no me extraña.

La masa gelatinosa estiró un pseudópodo e intentó capturar a Brontes, pero este, ágilmente, evitó el ataque. No estaba preparado para una batalla, por lo que no había traído ni armas ni armadura. Pensándolo con sensatez, en un sitio como Arkham siempre debería llevar algo para defenderse o expulsar algún bicho de otra dimensión. Pero bueno, siempre le quedaban los ataques a la vieja escuela.

El cíclope se concentró y un mar de nubarrones cubrieron la universidad. La electricidad empezaba a sentirse en el aire junto a la humedad en el ambiente.

-Te vas a cagar, moco gigante -dijo Brontes con una sonrisa.

Un trueno restalló en el cielo como el latigazo de un gigante y un poderoso rayo, del tamaño de un brazo humano, cayó sobre la masa gelatinosa. Esta se estremeció mientras la corriente eléctrica la recorría y salió disparada dejando tras de sí un rastro de légamo.

-Quieres jugar ¿eh? -dijo Brontes. Se cerró la gabardina mientras las primeras gotas de lluvia caían al suelo y se dispuso a perseguir a la criatura.

Mientras Brontes recorría el campus se dio cuenta de un error que había cometido. La fuerte lluvia borraba el rastro de légamo de la criatura, así que llegó un momento que le perdió el rastro. Se quedó parado en medio de la lluvia preguntándose qué hacer. Quizás si prestaba atención podía encontrar al bicho por los gritos de los estudiantes. En efecto, pudo escuchar un escándalo cerca de la Facultad de Filosofía, por lo que, o había venido un filósofo muy famoso y los gruppies estaban exaltados, o la criatura estaba allí.

El cíclope recorrió el campus hasta llegar a la facultad donde se oía el escándalo y, como imaginaba, no era un filósofo famoso, era la gelatina gigante, que cogía alumnos con sus diversos apéndices y los metía dentro de su masa mugrienta.

La masa gelatinosa pareció percatarse de la llegada de Brontes y se detuvo. Si el ser hubiera tenido ojos, estos se habrían clavado en el cíclope. Ambos se quedaron quietos, uno frente al otro... bueno uno de ellos llevaba dentro cinco o seis personas, pero esa es otra cuestión. Era como una vieja película del oeste. Cual de los dos atacaría antes. La tensión se palpaba en el ambiente. Brontes movió los dedos como un pistolero a punto de desenfundar y una voz detrás de él le hizo dar un brinco, con lo que se le escapó un rayo sin querer.

-¡¿Se pude saber qué pasa aquí?! -dijo la voz detrás de Brontes.

El cíclope se giró para saber quién le había estropeado la escena de western y se encontró con una científica (cosa que dedujo de su bata de laboratorio), de pelo rubio. Sus ojos azules, bajo las gafas de montura, le miraban con malestar.

-Algunos intentamos trabajar aquí ¿sabe? -dijo la mujer -¿Y no tienen otra cosa que hacer que ir corriendo de aquí para allá gritando y disfrazándose de cíclope? Igual a los de aquí les parece divertido, pero a mi no.

-¿Disfrazado de cicl... -antes de que terminara la frase, Brontes reconoció a su interlocutora. Se trataba de la doctora Daisy Springwood, una reconocida escéptica, por lo que en él sólo veía un cosplay muy bien hecho.

La mujer se le quedó mirando unos segundos esperando que siguiera hablando.

-Mire, señora Springwood, no estamos jugando precisamente, estamos siendo atacados por una criatura gelatinosa que se traga a la gente ¿o no la ve?

Brontes se giró para señalar al lugar donde antes estaba la masa gelatinosa, pero allí sólo quedaba la marca chamuscada en el suelo de un rayo. El que se le debió escapar de la sorpresa antes.

-No, no veo la masa gelatinosa asesina... en serio, empiezo a creer que en esta universidad hay un escape de gas o algo así que hace ver a la gente cosas extrañas.

-¿Pero no ha visto a la gente huyendo despavorida? ¿Gritando que se los iban a comer?

-Lo he oído desde el laboratorio, por eso estoy aquí quejándome. No sé qué extrañas cosas hacen ustedes para la apertura del curso, pero es bastante molesto.

-¿No prefiere pensar en la teoría del escape de gas y... no sé... irse a otra universidad? -sugirió Brontes pensando que aquella mujer duraría muy poco en un sitio como aquel.

-Podría serlo... ¿pero eso cómo explica que vaya disfrazado con gabardina y máscara de cíclope? Falta un mes para Halloween. Esto tengo que hablarlo con las altas esferas de la universidad.

Otro estallido de gritos se escuchó en dirección de la Facultad de Derecho, por lo que Brontes salió hacia allí disparado.

-¡Eh! ¡¿A dónde se cree que va?! -exclamó Daisy Springwood siguiendo a Brontes a un paso menos ligero. El problema de llevar tacones y del suelo mojado por la lluvia que, a todo esto, Brontes había hecho cesar.

Brontes llegó rápido como una gacela a la facultad y, de nuevo, allí estaba la masa gelatinosa cogiendo gente y metiéndosela dentro.

-¡Eh! ¡Vale ya de comerte gente! -le exclamó preparándose para otro rayo.

La masa reconoció al cíclope y volvió a salir disparada. Brontes se preguntaba cómo una cosa de ese tamaño podía ir tan deprisa. Cuando se dio cuenta de hacia donde iba, se dio cuenta de que la cosa podía empeorar mucho más. Se dirigía a las puertas exteriores, a la ciudad de Arkham.

-¿Dónde están Evangelyne y Anna cuando se las necesita? -se preguntó el cíclope.

La masa gelatinosa traspasó las puertas de la facultad y giró hacia un edificio cercano. Allí estaban las fraternidades. Por lo que dedujo Brontes, quizás quería comerse a los más pijos de los alumnos.

La masa gelatinosa se detuvo delante de un edificio de fraternidad, pero se dio cuenta de la persecución de Brontes y volvió a plantarle cara. Esta vez no le dio tiempo a reaccionar y lanzó pseudópodos por todas partes, los cuales alcanzaron  al cíclope, que no le dio tiempo a reaccionar y fue absorbido por la masa de la criatura. Allí dentro estaban flotando el resto de víctimas de la masa amorfa, nadando en la gelatina.

-Buenos días -le dijo uno de ellos a Brontes al cruzarse con él.

Parece que el ser se comía a la gente pero no la digería ¿qué clase de bicho absurdo era ese? Brontes se dio cuenta de que tenía libertad de movimiento, sólo era como estar nadando en algo muy espeso, por lo que intentó una serie de ataques físicos a la criatura. Tardó poco en darse cuenta que era como pegarle al agua del grifo, así que debía volver a la estrategia anterior. Pero mejorada. Con el primer rayo, aún no llovía, y con el segundo rayo, había cesado la lluvia, pero ¿qué pasaría si le lanzaba un rayo estando todo mojado?

La lluvia torrencial comenzó a caer sobre la criatura, como en los dibujos animados en que una nube se para sobre un personaje y le suelta un chaparrón. Al ser pareció darle bastante igual, así que siguió su camino hacia el edificio de la fraternidad. Entonces cayó el desgarrador rayo. La masa se zarandeó, dio varios pasos de baile que habrían dado envidia a más de un bailarín profesional, y explotó en mil pedazos, dejando caer a todos los que tenía dentro.

-¡¡¡Toma esa!!! -exclamó Brontes -Esto para que te vuelvas a meter con el mismísimo dios del trueno.

La gente se comenzó a levantar, toda pringada de la gelatina verdosa, y en ese momento llegó Daisy Springwood.

-Vaya, parece que ya han terminado su fiesta... supongo que consistía en correr a gritos por toda la facultad y después una guerra de gelatina.

Brontes se le quedó mirando fijamente. No se molestó en intentar explicar qué había pasado realmente y dejó que la doctora Springwood volviera a su trabajo.

-El bicho parecía muy interesado en esta fraternidad -preguntó Brontes a una de las víctimas.

-Es la Kappa Peta Zeta -respondió el otro.

-¿Peta? ¡¿Desde cuando eso es una palabra griega?! -exclamó Brontes.

-En sus ritos de iniciación suelen gastar bromas echando cosas en la comida de la cafetería -continuó el chaval.

A Brontes no le costó nada sumar dos y dos. Fue a la puerta de la fraternidad y la abrió de golpe.

-¡A ver! ¡Que salga alguien y me explique qué leches le ha echado a la comida de la cafetería!

La voz del cíclope fue atronadora, por lo que los miembros de la fraternidad aparecieron asustados.

-Este año consistía en meter una pequeña masa protoplásmica que convertiría todo en gelatina... pero totalmente comestible -respondió uno de ellos.

-Así que totalmente comestible ¿eh? Pues vais a salir ahí fuera y comeros todos los pedazos del monstruo que habéis creado ¡panda de inútiles!

Los miembros de la fraternidad no se atrevieron a contradecir a un individuo del tamaño de Brontes, con su mirada (y la gabardina. La gabardina siempre impone) hizo que fueran saliendo de uno en uno a la calle, llena de pedazos de gelatina verde.

-Ale, a comer, que la gelatina tiene muchas propiedades -dijo Brontes.

Sacó un sillón del interior de la fraternidad y se quedó allí mirando cómo los irresponsables estudiantes limpiaban su estropicio. Podía llegar a acostumbrarse a eso.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Alfa Strike: El gato de dos colas y otras vivencias en Japón

Tras el descanso del verano, Alfa Strike estaba dispuesto a entrar de nuevo en acción, aunque sus archienemigos de NWE parecían tomarlo con calma y no se decidían a poner en marcha ningún otro de sus planes. Sin embargo, Loki no bajaba la guardia, y buscaba la ocasión idónea para contrarrestar cualquier acción o lanzar un ataque preventivo contra la corporación. Sin embargo, no se daban las circunstancias apropiadas, e incluso los reptilianos parecían más tranquilos y menos propensos a armar líos, sobretodo tras su fracaso en Arkham con los alces zombis. Lo único que había llamado la atención al nórdico era el desplazamiento de una escuadra de GodHunters a Japón, al parecer, para entrenarse y probar nuevas actualizaciones para las armaduras, aunque también podían aprovechar la ocasión para capturar algún yokai o algún dios japones, o, al menos intentarlo. Por ello, ya que Raijin y Fujin residían habitualmente en el país del sol naciente, Loki aprovechó para que estuvieran alertas, y, de paso, les envió a Zeus como apoyo.

Por lo tanto, allí se encontraban, los dos nipones y el griego, aprovechando la excusa para disfrutar de unos balnearios situados cerca de una base NWE/Omicron Scorpions. Se trataba de unas instalaciones para el desarrollo de tecnología informática aplicada a la guerra, por lo que era un lugar idóneo donde las tropas especiales de NWE entrenaran y probaran nuevas actualizaciones y equipo para sus trajes de combate. De manera que todos parecían estar a sus anchas: por un lado, los dos onis disfrutaban de la tranquilidad del balneario, Zeus trataba de ligar con el personal femenino de la base del enemigo y las GodHunters, pues se trataba de una escuadra compuesta íntegramente por mujeres, se dedicaban a entrenar y probar la última versión del software de sus armaduras. Para acabar de completar el asunto, un club de fans de los dos onis, que ejercían como músicos en el sector indie japones, habían logrado localizarlos. De manera que, rodeados de groupies histéricas, se vieron forzados, al principio, a tratar de esquivarlas y, al comprobar que no había manera, se dedicaron a satisfacerlas. Así, mientras Zeus se dedicaba a ligar con las mujeres de la base para tratar de obtener información, Raijin y Fujin se consagraban a tirarse a sus fans. Lo curioso es que, aunque se vendían como músicos excéntricos que se disfrazaban de onis y nunca se dejaban ver sin estar caracterizados, una pose curiosa, sus gruppies y fans más exaltados creían que de verdad eran onis, y acertaban. Así, los dos dioses de la tormenta no tenían porque justificarse al acostarse con sus seguidoras con su aspecto normal.

Pero, lo que ni Zeus ni los dos nipones sabían, era que, aunque el principal propósito de las GodHunters era entrenar y probar las mejoras para sus equipos, también tenían intención de capturar a un yokai. Según diversos hechos aparentemente inconexos y rumores locales, en aquella zona vivía algún tipo de criatura sobrenatural. Por ello, aprovechando la proximidad, decidieron capturarla. Aún no tenían claro de que se trataba, pero estaban investigando.

Una semana más tarde, con las groupies más calmadas, sucedió algo extraño. Un enorme grupo de figuras tambaleantes atacó el balneario, con la aparente intención de secuestrar a las jovenes y alocadas fans de los músicos oni. Al mismo tiempo, durante el cambio de turno en las instalaciones de Omicron Scorpions, otro numeroso grupo de seres tambaleantes atacó el aparcamiento, tratando de secuestrar personal femenino principalmente. Al parecer, quien dirigía aquel ataque, tenía cierta obsesión por las féminas, particularmente, cuando las secuestradas por este segundo equipo, eran las que se habían acostado con Zeus. Sin embargo, no habían contado con la presencia de los dioses por un lado y las GodHunters por el otro. Al aparecer las misteriosas figuras de andares renqueantes, que, además, desprendían un espantoso hedor a putrefacción, eran dos equipos extrañamente organizados de zombis. Estos no-muertos obsesionados por las féminas que se han acostado con dioses, pese a lograr sembrar el caos y la confusión con su repentina aparición, se vieron rápidamente interceptados. Raijin y Fujin, ataviados con tangas de leopardo (les había pillado en una piscina, además, los dioses parecen tener bastante mal gusto para la ropa y ser un tanto horteras), y sin tiempo de ir a recoger sus armas, se lanzaron a un brutal cuerpo a cuerpo. Los zombis parecían saber artes marciales, aunque sus movimientos eran lentos, espasmódicos y confusos, por lo que, lo que podría haber resultado una curiosa escena de cine de artes marciales, se convirtió en un extraño espectáculo. Los dos dioses de la tormenta, además de grandes y musculosos, eran buenos luchadores, aunque algo faltos de sutileza. Por ello, los golpes se dirigían con una fuerza prodigiosa e impactaban contra sus torpes adversarios que trataban inútilmente de esquivarlos o usar a las chicas como escudo. Así, cual pelea propia de una película de Bud Spencer en lugar de las acrobacias y proezas de agilidad y equilibrio propias de Jackie Chan, los zombis eran lanzados por los aires, derribados a bofetadas, partidos por la mitad de una patada. Así, mientras Raijin partía por la mitad a un no-muerto, Fujin cogía a una chica que un adversario trataba de usar para protegerse, casi la lanzaba por los aires al tirar de ella y aprovechaba el impulso para golpear en la cabeza al cadaver andante. Y mientras los dos onis se peleaban, Zeus, a quien el conflicto había pillado en la cama con un par de ingenieras de Omicron Scorpions, se asomó a ver que pasaba, y, al ver que sus colegas nipones se encargaban del asunto, volvió a la cama a seguir con aquellas dos encantadoras y apasionadas mujeres.

Al mismo tiempo, al descubrir el caos que se estaba sembrando en el aparcamiento del edificio, la capitana Ashley Johnson del cuerpo de GodHunters reunió a sus compañeras y se dirigió hacia la acción mientras gritaba ordenes al personal de seguridad. Era una de las mejores oficiales que tenía Omicron Scorpions, y había demostrado con creces su fiabilidad y eficiencia. No tenía nada personal contra Alfa Strike, tan sólo cumplía ordenes y realizaba su trabajo, pero si que tenía una especial inquina hacia Zeus. El griego, durante una operación en Tailandia, se había ocupado de seducirla y llevársela a la cama para tratar de sonsacarle información. Esto había molestado particularmente a esta mujer, que, por su caracter directo, fuerte personalidad y trayectoria castrense, no se sentía muy a gusto con los tejemanejes de espionaje usando artimañas sexuales. Además, el hecho de que Zeus fuera un playboy que considerara cada mujer con la que se acostaba como una medalla más en su palmarés tampoco le hacía especialmente gracia. Por eso, no estaba dispuesta a caer de nuevo en las artimañas de seducción del presuntuoso dios. Mientras, lo que sí que tenía que hacer era coordinar las defensas para repeler el ataque de esos no-muertos. No había tiempo para que ellas y sus subordinadas se montaran en los trajes de combate "Acorazado" clase GodHunter, por lo que tendrían que luchar sin estos. Coordinando a sus tropas y a la seguridad del lugar (que había fracasado estrepitosamente), hizo que tanto ella como sus soldados se armaran. A continuación, empezó un tiroteo encabezado por las godhunters, disparando con precisión, usando ráfagas cortas y precisas. Más que un tiroteo fue una auténtica masacre. Las mujeres no tenían igual. Estaban a la altura de los SEALS, los SAS o cualquier otra fuerza de élite. Tan sólo los dioses las superaban con creces, y para eso las habían elegido para pilotar las armaduras GodHunter. No tardaron mucho en convertir a los zombis en un montón de carne picada putrefacta. La operación fue bastante quirúrgica, con pocos daños colaterales y, principalmente, daños superficiales en las secuestradas. Sobretodo ataques de pánico, aunque alguna recibió heridas de gravedad menor. Ahora tan sólo quedaba averiguar de donde habían salido esos no-muertos.

Una hora más tarde, con la normalidad restaurada, media docena de armaduras "Acorazado" modelo GodHunter salían de las instalaciones. Las cámaras de seguridad les indicaron por donde habían llegado los zombis (otro fallo del personal de seguridad), por lo que ya sabían por donde empezar. El rastro que habían dejado no era precisamente difícil de seguir, por lo que no tuvieron problema en recorrer a la inversa la senda por donde habían llegado los atacantes. Tras un largo rato de caminata, llegaron a un punto donde el rastro se unía a otro que parecía venir del balneario próximo. Ashley, como líder del equipo, optó por encaminarse hacia el mismo. Tal vez necesitaran ayuda con los.zombis. A su orden, las GodHunters se dirigieron hacia allá.

En el balneario, tras lograr acabar con los zombis y mientras las groupies oscilaban entre el desmayo y la conducta histérica como consecuencia del ataque de los no-muertos y el rescate por parte de los onis, Raijin y Fujin fueron a vestirse y lograron sacar a rastras a Zeus de la cama. No es que supusieran que ellos dos no podían hacerse cargo de la amenaza, pero, ya que Loki les había enviado al griego para que les ayudara, lo iban a aprovechar. Una vez todos vestidos, se encaminaron por la senda que había utilizado los zombis para llegar hasta el balneario. Ciertamente no era un rastro difícil de seguir, ya que tantos cadaveres tambaleantes no eran precisamente lo más indicado para un avance sutil. Por ello, no tardaron mucho en encontrar unos grandes exoesqueletos blindados, armaduras de combate equipadas con espadas y cañones eléctricos que no les fue difícil reconocer: eran GodHunters de Omicron Scorpions. Ambos grupos se quedaron parados unos segundos mientras se examinaban mutuamente. Los dioses, armados los japoneses con sendas katanas y el griego sin nada a mano, preparado para invocar el rayo si fuera necesario, no eran desconocidos para el brazo armado de la corporación NWE. Por su parte, las deidades ya habían luchado contra las diferentes tropas de su rival, y, en una ocasión, tuvieron que unir fuerzas con las GodHunters, en Tailandia. Por ello, sabían de lo que eran capaces. ¿Seis armaduras de combate contra tres dioses? Los japoneses eran parte de lo más potente del equipo Alfa Strike, y Zeus, aunque hábil con el rayo y no carente de potencial físico, les resultaba más útil obteniendo información de féminas seducidas. Por ello, la tensión se palpaba en el ambiente, se podía cortar con un cuchillo. Hasta el momento en que la armadura con la insignia de capitán alzó el casco y mostró el rostro furioso de Ashley Johnson que gritó:

-¡Zeus! ¡Maldito cabronazo! ¡Fornicador compulsivo! ¡Me las vas a pagar por lo de Tailandia!

Sin esperar más, la capitana Johnson bajó de nuevo el casco y se lanzó a luchar contra su adversario personal, momento en el que Zeus, reaccionando rápidamente, invocó el rayo en forma de lanza. El choque entre la espada mágica de la mujer y el asta eléctrica del dios produjo un estallido de luz y chispas eléctricas que dio comienzo a un tenso duelo de una esgrima poco convencional. El combate personal, un intenso duelo entre dos titanes, fue una demostración de una particular forma de luchar. Ninguno de los contendientes practicaba una esgrima clásica, sino que cada uno tenía un particular estilo de lucha. Zeus, veterano de miles de años, luchaba de forma pausada, con movimientos calculados y con un estilo que recordaba al que usaron los antiguos griegos en sus batallas. Ashley, pilotando su armadura, había sido entrenada en diferentes técnicas de artes marciales, entre ellas aikido y kendo para luchar con sable. De hecho, Omicron Scorpions había logrado desarrollar una variante de estas para el combate con las espadas mágicas de las armaduras. Así, la pelea era todo un espectáculo que combinaba dos estilos de combate muy diferentes, pero que se combinaban en una serie de movimientos, golpes, contraataques, fintas y esquivas de una espectacularidad indudable. Por ello, cuando, finalmente, Ashley logró derribar a Zeus y le puso la espada en la garganta, tanto las demás mujeres soldado como los dos japoneses, aplaudieron sonoramente. Entonces, la capitán retiró la espada y ayudó a su rival a ponerse en pie. Al hacerlo, le dio una poderosa y directa patada en la ingle al dios que lo dejó en el suelo nuevamente retorciéndose de dolor. Satisfecha, se dirigió a sus tropas y a los nipones:

-Bien, así mis asuntos con este sujeto ya están solucionados. No esperaba encontrar dioses aquí, pero parece que ambos hemos tenido problemas con los zombis. Como no he recibido ordenes directas de atacaros, será mejor que unamos fuerzas de forma provisional para averiguar que ha pasado aquí.

Fujin, el enorme oni de piel azulada y dios de los vientos, se encogió de hombros, miró a su compañero y aceptó, en nombre de los tres, la tregua temporal. Así, mientras Zeus se levantaba como podía, las dos fuerzas se unieron y marcharon siguiendo el rastro de los no-muertos.

Una hora más tarde, llegaron, a través de un bosque hasta lo que parecía una grotesca choza que se apoyaba en la entrada de una cueva. Parecía construida de forma tosca por alguien bastante torpe y sin mucha habilidad manual, con ramas y hojas, sin mucho esmero. Era algo más funcional que elegante, Curiosamente, el suelo en torno a la choza estaba lleno de pisadas de pies humanos, descalzos y calzados. El rastro les había llevado hasta allí, pero no era lo que esperaban encontrar. Sin embargo, no quedaron defraudados. Desde la espesura empezó a llegar por todos lados una horda de muertos vivientes. Tras el primer encuentro con los zombis en el balneario y las instalaciones de Omicron Scorpions, los dioses y las GodHunters sabían como combatirlos. Rápidamente la zona se convirtió en el escenario de una masacre de cuerpos destrozados en los que la fuerza y destreza de los dos onis, la lanza eléctrica de Zeus y el armamento de las armaduras no tenía rival en los cuerpos medio descompuestos y reanimados. No vale la pena perder mucho tiempo en el lamentable espectáculo de los cadaveres andantes humeantes y quemados por las descargas eléctricas, sajados por las hojas de las espadas y destrozados por los poderosos puños de los onis. Finalmente, tras una larga contienda, cuya duración se había extendido principalmente por el gran número de zombis, apareció el causante de todo aquel caos. Del interior de la choza surgió un gato atigrado naranja de buen tamaño, caminando erguido, ataviado con algunas piezas de ropa de estilo tradicional y con dos colas. Se trataba de un yokai, un monstruo conocido como nekomata, un gato con poderes mágicos y nigrománticos del folklore japones. Les bufó y, en la línea de los villanos clásicos cutres, comenzó a explicarles su malvado y diabólico plan para usar los restos de semen de los dioses que tuvieran las mujeres que habían fornicado con estos para algún maligno, oscuro y nigromántico propósito. Y era un plan genial, muy bien detallado, muy bien desarrollado, con un alto porcentaje de éxito. Sólo tenía dos puntos débiles:

  1. No había contado con la presencia de las GodHunters ni creía que los dioses fueran a intervenir tan rápidamente.
  2. Hablaba una mezcla de lengua de los gatos y japones, por lo que, al no estar Bastet con ellos para traducir, era bastante difícil enterarse de que estaba diciendo.

Así, cuando el nekomata acabó su largo discurso, y comprendiendo que aquello no iba a llegar a ningún lado,se prepararon para atacar. El gato nigromante era una amenaza para la región, y se había revelado como enemigo de los dioses. Además, NWE ya tenía los archivos de los doctores Herbert West y Muñoz, además de los diarios y cartas de Joseph Curwen. La nigromancia japonesa no les resultaba particularmente interesante. Eso sí, tomarían nota para rastrear las islas en busca de algún otro nekomata que estuviera más dispuesto a colaborar con ellos. Por ello, Ashley, sin pensarlo dos veces, y mientras el gato se preparaba para usar sus poderes mágicos contra ellos, disparó contra él. A continuación, las otras cinco GodHunters hicieron lo mismo, con lo que el felino quedó reducido a un montón de cenizas. El gato de dos colas podría haber resultado una terrible y poderosa amenaza, pero se había descubierto demasiado pronto y había sido aniquilado. Los dioses y las mujeres soldado en sus armaduras se retiraron.

Al día siguiente, como Ashley y sus subordinadas estaban de permiso tras lograr solucionar los problemas e informar sobre los nekomata, y ya que habían acabado las pruebas de actualización de software, pudieron disfrutar de un concierto improvisado de J-Rock organizado por Raijin y Fujin como muestra de camaradería y agradecimiento por las acciones realizadas. Zeus desistió de intentar seducir a alguna de las GodHunters y decidió probar suerte con las groupies, con erótico resultado. Y así, mientras festejaban juntos, se percataron de que, pese a la enemistad profesional que les enfrentaba, no había nada que impidiera que se divirtiera en compañía fuera del trabajo.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Los problemas de ser Erasmus en la Miskatonic

El nuevo alumno se quedó plantado delante del espejo mirando fijamente las pintas que tenía. El disfraz era burdo, demasiado burdo, pero al menos era a medida. Se trataba de un chandal completo, con guantes color carne y algo que se veía a leguas que era una peluca.

-¿Seguro que con esto podré ir tranquilamente a las clases sin que pase nada? -preguntó el alumno.

-Estoy segurísimo de ello, señor Sska-Ni. Aquí  en la Miskatonic no solemos tener problemas con alumnos... digamos... diferentes, pero por si acaso es mejor que vaya vestido así... todos los días -le explicó Seabury Pickman tras exhalar el humo de su pipa.

Sska-Ni se quedó unos instantes mirando fijamente al profesor, como intentando analizar si lo que le decía era verdad o le ocultaba algo. Era la primera vez que salía de su país para ir a una universidad extranjera. Sabía que aquella era muy permisiva con todo tipo de alumnos, pero aún así no se fiaba de lo que pudiera encontrarse.

-Créame, señor Sska-Ni, todo va a ir sobre ruedas.


Cuartel general de la Fundación Wilmarth

-¡Alerta, alerta! -exclamó un miembro de la fundación irrumpiendo en mitad de la hora del almuerzo.

-¿Qué sucede Evans? -le preguntó uno de los profesores mientras dejaba la taza de café sobre la mesa.

-Hemos detectado la presencia de una CCC dentro de la universidad. Se oculta entre los alumnos. De hecho, hasta va a la cafetería, claramente para disimular. Debemos detenerlo antes de que lleve a cabo sus perversos planes.

-Estoy de acuerdo -dijo otro miembro de la fundación -¿dónde tenemos los explosivos?

-Sin explosivos esta vez. Estamos hablando de la universidad, será mejor que no haya desperfectos. Pero nos haremos con esa criatura cuanto antes.

Habitación de Robert Pickman en la residencia La Llave y La Puerta

Lo que había visto no tenía duda. Estaba claro lo que era. Estaban allí otra vez. Ahora se estaban infiltrando en la universidad, con algún propósito desconocido, pero él iba a descubrirlo, hacerle todas las fotos posibles y subirlo a su blog. Todo el mundo debía saber que estaban allí. La mejor decisión que había tomado hasta ahora había sido pedir ayuda para hackear las cámaras de la Universidad Miskatonic. Desde que estaba allí aquella tal Daisy Springwood, dudaba de la reputación de profesores y alumnos. Cualquiera podría ser un ocultador de la verdad... o peor como en este caso.


Un día cualquiera en la Universidad Miskatonic

Sska-Ni estaba muy sorprendido con el nivel de los profesores de aquella universidad. La verdad es que estaba disfrutando aquellos pocos días que llevaba en el campus. Incluso estaba empezando a hacer amigos, que ni siquiera le preguntaban por qué su piel parecía tan escamosa o cómo estaba tan delgado. Quizás aquel profesor, Seabury Pickman tenía razón. Allí encajaría.

Detrás de un árbol, vestido con un disfraz de detective de la tienda más cutre posible, y con una cámara de fotos, Robert Pickman se quedó mirando a su objetivo. Desde allí no podía hacerle bien las fotos, no saldrían lo suficientemente borrosas. Necesitaba acercarse más, para que se viera bien clara la naturaleza real de la criatura. Intentaría no interactuar con él, pues el ser podría ser peligroso, pero tenía que acercarse. Fue avanzando lentamente, andando sólo con la punta de los pies y mirando de reojo. Es posible que el ser no estuviera solo. Podía haber más de ellos por allí.

Desde la ventana de un edificio circundante, Evans bajó los prismáticos y se giró a sus compañeros.

-Ahí lo tenemos. La CCC está paseando por el campus como si fuera su cubil. Debemos capturarlo, interrogarlo, ponerle explosivos...

-¿Pero cómo hacemos para cogerlo, Evans? -preguntó otro miembro de la fundación. -Apenas nos dejan hacer nada para que no destrocemos la universidad.

-No os preocupéis, chicos, todo está controlado. Tengo esto.

Evans dejó caer al suelo una red de varios metros.

-Le tiraremos eso encima y lo capturaremos.

Sska-Ni  saludó con la mano a un conocido mientras giraba por una de las calles. Hacía muy buen día, cosa que él agradecía. Empezaba a sopesar la idea de echarse un rato en un lugar tranquilo hasta la próxima clase. Mientras lo hacía, escuchó un ruido detrás de él, algo parecido a varias personas tropezando las unas con las otras, pero iba demasiado ensimismado para darle importancia.

Robert Pickman empezó a zarandear la red y a moverse espasmódicamente intentando quitarse aquella trampa de encima. Los compañeros de la criatura lo habían detectado y habían intentdo atraparlo, pero no sería tan fácil. Saldría de ahí abajo, haría la foto y correría a su blog.

-¡Idiota!- exclamó Evans. -Le has tirado la red a ese tipo en vez de a la CCC, se nos va a escapar. Corre y libérale.

-¿Qué? Que se libere él solo. La CCC es más importante.

-Nosotros estamos aquí para proteger al ser humano, así que ayuda a ese individuo a liberarse. Además, necesitamos la red, imbécil.

El miembro de la Fundación Wilmarth se acercó a Robert, que seguía tambaleándose y le ayudó a liberarse de la red. Este se levantó con celeridad y se encaró al grupo.

-¿Pretendíais detenerme? ¿Qué sois? ¿Illuminati? ¿Colaboradores del reptiliano?

Los miembros de la fundación se miraron los unos a los otros, extrañados.

-¿Reptiliano? -dijo Evans. -Los reptilianos no existen, hombre, son una invención de David Icke. El ser al que estamos persiguiendo es un peligroso Hombre Serpiente.

Robert se quedó mirando fijamente a Evans, como si intentara analizar en él si era un humano real, y si lo era, intentaba engañarle.

-¿Os creéis que soy tonto? -dijo Robert. -Los hombres serpiente salen en novelas de espada y brujería como las de Conan, eso no existe. Lo que estoy persiguiendo es un reptiliano infiltrado entre los alumnos de esta universidad y lo voy a destapar y hacer público.

-¡¡¡¿Público?!!! -exclamó Evans -No podemos dejar que el mundo sepa de la existencia de las CCC. El horror se extendería por todas partes, la civilización colapsaría, los gobiernos enloquecerían y sería el caos total.

-¡No! -replicó Robert. -Debe saberse la verdad. El mundo debe saber. Mi blog necesita visitas.

-La cordura es más importante -le respondió Evans. -Hay cosas ahí fuera que harían enloquecer con sólo mirarlos, pero nosotros tenemos la capacidad de detenerlos antes de que la gente sepa el peligro al que están expuestos.

-¡Así que ocultáis la verdad al público! ¡Sois parte de una conspiración para esconder la presencia de seres extraterrestres, intraterrestres, entreterrestres y de otras dimensiones! ¡Lo voy a destapar todo! ¡Lo voy a poner hasta en Youtube! ¡La verdad se sabrá!

-No podemos permitir eso, jovencito -le respondió Evans. -Así que usted se quedará aquí tranquilo mientras nosotros detenemos a la criatura.

-¡No!

-¡Sí!

-¡Que no!

Semejante escándalo en una de las calles del campus de la Universidad Miskatonic no tardó en llegar a oídos de Seabury, que al darse cuenta de lo que estaba pasando, cogió su teléfono móvil e hizo sendas llamadas.

El lamentable espectáculo del "que sí" "que no" siguió durante un rato, hasta que, de repente, de entre los árboles del jardín cercano surgió una criatura innombrable, un ser informe, con lejanos rasgos de un sapo, o un pulpo, o la última operación estética de algún actor de Hollywood en decadencia. Con sus pseudópodos negros se fue acercando al grupo y de la protoplásmica forma surgió algo parecido a una boca.

-Yo sí que soy una Criatura del Ciclo de Cthulhu -dijo con una voz que no pertenecía a nada que pudiera ser de este mundo. -No tenéis huevos a capturarme.

-¡¡¡¡¿Que no hay huevos?!!!! -exclamaron todos los miembros presentes de la Fundación Wilmarth.

La extraña criatura se deslizó por el césped y los miembros de la fundación salieron corriendo detrás de ella mientras gritaban e intentaban echarle la red encima. Mientras, allí se quedó Robert Pickman, observando el extraño espectáculo. Tenía la prueba de que existían criaturas no humanas inteligentes entre... espera... no tenía la prueba. Se había quedado mirando estupefacto al ser sin hacer ni una sola foto. Un descubrimiento así podría haberlo encumbrado entre los himbestigadores de lo oculto y había perdido la oportunidad... pero aún podía pillar al reptiliano. Tenía que llegar hasta él, hacerle la foto y después ir al blog a escribirlo todo. Decidido, se giró y se encontró algo que no esperaba.

-¿Summanus? -preguntó Robert.

-Sí, -respondió este, que vestía su habitual disfraz con bigote incluido.

-¡Estás aquí para ayudar a tu compañero reptiliano! -exclamó Robert.

-Nooo, no estoy aquí para ayudar a mi compañero reptiliano porque no soy un puñetero reptiliano. Estoy aquí para llevarte a casa antes de que vengan los de seguridad después del escándalo que habéis armado antes tú y tus amigos.

-Claaaaaro ¡qué conveniente! Evitarás que capture la imagen de ese reptiliano, pero algún día te pillaré a ti desprevenido, ser de la tierra hueca, y destaparé la verdad ¡La destaparé!

-Sí, la destaparás, venga, vamos a la residencia a tomarnos una tilita -le respondió Summanus pasándole un brazo sobre el hombro.


Desde la distancia, Seabury Pickman suspiró tranquilazado. Unglaublich mantendría a los de la Fundación Wilmarth alejado de Sska-Ni todo el tiempo que hiciera falta, y Summanus se encargaría de las tontadas de Robert. Se giró y miró al hombre serpiente que había venido de estudiante de Erasmus descansando tranquilamente en un jardín cercano. Estaba tan relajado que no se había enterado de todo aquel escándalo. Seabury esperaba que no tuviera que seguir vigilando al pobre para evitar situaciones lamentables como aquella. Pero sospechaba que esta no sería la última y tendría que ser precavido.

Al menos Sska-Ni no se había enterado de nada.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

El ataque de los alces zombis nazis

En algún lugar de los túneles bajo Arkham, en la base de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro

El hedor a carne podrida comenzaba a ser un tanto molesto, pero una docena de alces muertos y sacados de las cámaras frigoríficas en los que los habían transportado tenían que apestar en cuanto se descongelaron. El problema de la nigromancia, ya sea científica (al viejo estilo del Dr. Muñoz o el clásico suero de Herbert West) o de carácter más ritual (como hacía Joseph Curwen), es que necesita su tiempo para hacer las cosas bien. Por ello, los soldados de los einzatsgruppen reptilianos, aguardaban con jurásica paciencia mientras Vinnie West completaba los preparativos. No era fácil de hacer, pero, si salía bien, podrían derrotar de una vez a esos molestos morlocks comunistas del Equipo Exile y hacerse con el control de Arkham.

Cada uno de los alces había sido situado encima de un circulo mágico debidamente trazado, además de haber sido equipados con la pertinente parafernalia lacerto-nazi alienígena: banderines, collares, brazales, arneses y demás artilugios adaptados a la anatomía de los animales, de color grisáceo, con insignias de serpientes y las esvásticas nazis. Pero se estaban pudriendo, y sería necesario actuar cuanto antes para que la descomposición no avanzara demasiado y mermara las capacidades de estas nuevas tropas.

Mientras tanto, Vinnie, con su personalidad oscura dominante, se preparaba para lanzar el hechizo que resucitaría esos cadáveres para convertirlos en poderosos y terribles alces zombis nazis devoradores de cerebros. Y, en cuanto se alzaran, los lanzaría contra la confiada población arkhamita. Probablemente su personalidad normal lanzaría en estos momentos una carcajada demente, pero su lado oscuro no estaba para tonterías de villano de opereta reincidente. Sin embargo, echaba de menos a Marty Eye Gore. Aunque algo pelotillero y muy rastrero y conspirador, tenía madera de buen villano. Sin embargo, tras los sucesos de Dunwich, se había dejado ver poco por Arkham. Por lo visto había conseguido un trabajo en el equipo de campaña de cierto candidato presidencial republicano bastante tronado. Bueno, tal vez volvería cuando pasaran las elecciones. Pero el momento había llegado. Era la hora de lanzar el hechizo supremo que desencadenaría a sus no-muertos contra la ciudad. Así, Vinnie comenzó a recitar las oscuras palabras del conjuro mientras gesticulaba como poseído. Los reptilianos lo observaban, entre escépticos y divertidos, pero, cuando el nigromante finalizó su ensalmo y los alces comenzaron a moverse, aplaudieron. Poco a poco, los doce alces zombis nazis devoradores de cerebros se alzaron y lanzaron su sepulcral y necrófago aullido. Como parte del efecto del hechizo, los alces podían hablar, pero, como efecto secundario, lo hacían en francés con acento de Quebec. Así, su alarido sonó de esta manera:

-¡¡Végétaliens cerveaux!!

Vinnie, que sólo hablaba inglés, chapurreaba algo de aklo y se defendía en algún otro idioma de los Mitos, no le dio importancia. Los reptilianos, cuyo idioma nativo era un alemán siseado, tampoco entendieron que decían los alces. Por ello, los liberaron convencidos del éxito de sus planes.

Media hora más tarde, en una cafetería próxima a la sede de la Asociación Miskatonica Vegana.

Kate y Welcome estaban disfrutando de la tranquilidad de la mañana mientras celebraban la nueva situación laboral de Kate. Tras cerca de un año como recepcionista en La Llave y la Puerta, y a pocos meses de la inauguración de los Alojamientos rurales La Llave y la Puerta en Dunwich, Summanus, un tanto agobiado de trabajo, había decidido promocionar a Katherine para que trabajara como su ayudante, ya que tenía que dirigir tanto la residencia universitaria como las futuras casas rurales de Dunwich. Por ello, y confiando en las buenas artes y la destreza demostrada por la amante de Welcome, decidió contar con ella para que le ayudara en la ingente tarea. Aunque esto implicaría que tendría que trabajar directamente con las welclones, suponía un cambio interesante con respecto a su anterior trabajo. Por ello, lo celebraban tranquilamente cuando, para su estupefacción, vieron pasar corriendo una docena de alces zombis ataviados con parafernalia nazi y las insignias de los reptilianos. Sorprendidas, al principio no reaccionaron, pero, una vez recuperadas de la impresión, se dieron cuenta de que los alces no-muertos no estaban atacando a los vecinos de Arkham, sino que iban corriendo hacia la sede de la Asociación Miskatonica Vegana mientras gritaban:

-¡¡Végétaliens cerveaux!!

Kate, cuyos conocimientos de francés eran apropiados y tenía un nivel medio en esta lengua (Welcome, por su parte, hablaba un español medio y, con su contacto con Alfa Strike, había comenzado a estudiar ruso), exclamó:

-¡¿Cerebros veganos?! Evangeline, me parece que aquí me huele a RNLO y a una chapuza de Vinnie West. No podemos dejar que esos alces ande sueltos por la ciudad. Pueden provocar más de un accidente.

Welcome, que tenía ganas de algo de acción tras el descanso del verano, se levantó, pagó las consumiciones e indicó a Kate que la acompañara. Juntas, se dirigieron a la residencia universitaria. Iba a ser divertido, al menos para las dos.

Sala de reuniones de la sede de la Asociación Miskatonica Vegana.

John Lovegetable, presidente de la Asociación Miskatonica Vegana, se hallaba en plena efervescencia mística de exaltación de los valores de la vida sana, la suprema moralidad y la fuente de toda pureza que es la alimentación vegana, en la que no se maltrata ningún ser vivo (entendiendo esto como toda criatura con un sistema nervioso de origen animal. Plantas, hongos y microorganismos varios no cuentan). Defendía también que la fuente de toda impureza no era otra que comer carne, y que, los llamados "carnívoros", es decir, todo aquel que no compartiera sus ideas y osara alimentarse de "seres vivos" (según como se ha comentado antes), son el mal encarnado y los causantes de todas las catástrofes del mundo.

En pleno desvarío magufo y carente de toda sensibilidad, empatía y datos científicos válidos, la puerta de la sala se abrió de golpe, dejando pasar a una docena de alces en los que se había iniciado ya el proceso de descomposición, ataviados con parafernalia lacerto-nazi alienígena y berreando en francés. Lovegetable, sorprendido, se quedó sin habla, pero, cuando iba a iniciar una nueva perorata proselitista carente de todo sentido científico y cargada de sensacionalismo para dar la bienvenida a esos ejemplares representantes de los "seres vivos" que, por su pureza, sólo comían vegetales, uno de los alces zombis nazis le arrancó la parte superior del cráneo a uno de los asistentes y comenzó a devorar ávidamente su cerebro vegano. Por algún extraño motivo, el conjuro nigromántico de Vinnie West había producido alces zombis que, al ser vegetarianos cuando estaban vivos, ahora sólo se alimentaban de cerebros veganos.

Entonces, el pánico estalló y la congregación reunida para la charla de John Lovegetable, presa de la histeria, trató de huir como buenamente podía, mientras los alces los atacaban para devorar sus cerebros alimentados exclusivamente de vegetales y conceptos pseudocientíficos.

Mientras tanto, en la calle

El coche era uno de los utilitarios que usaban los einzatsgruppen para trasladarse por la ciudad sin tener que recurrir a un camión, en concreto, sin olvidar sus antecedentes germanófilos, era un Volkswagen Kübelwagen, en lugar de los minis que habían usado en otras ocasiones. Se trataba de una variante del modelo 82, adaptado a las necesidades de los RNLO. Como ya les sucedió a los morlocks con los lanzacohetes Katiusha durante el Largo día de furia en Dunwich, no siempre disponían de ellos, a veces por motivos mecánicos, otras por las prisas a la hora de organizar una operación. Pero ya que estaban disponibles, iban a utilizarlos.

Este en concreto estaba ocupado por el Hauptman Suuhazzu, Vinnie West y un par de soldados. Estaban siguiendo el rastro de los alces zombis nazis, sorprendidos por el poco caos que se había formado. Entendámonos, poco caos relativo. Arkham es una ciudad universitaria que se prepara para el comienzo del curso escolar. Los universitarios comienzan a regresar como aves migratorias a su refugio invernal, mientras que los turistas regresan a sus respectivos hogares. En medio de todo este trajín, combinado con los ocasionales intentos de los exaltados de la Fundación Wilmarth por acabar con algún CCC (Criatura del Ciclo de Cthulhu) que resulta ser un turista que ha abusado del sol y las lamparas de rayos UVA y está rojo como un tomate o cualquier otra cosa. Bueno, en una si que acertaron, cuando se liaron con una pareja de profundos que había ido a Martini Beach a aprovechar el final de la temporada y se los cruzaron por casualidad. Pero, vamos, no hay color, dos profundos contra un puñado de eruditos medio chiflados... Por ello, un coche alemán de la II Guerra Mundial con unos hombres lagarto vestidos de uniforme y un científico loco / nigromante no llama demasiado la atención. 

Esto no restaba que se hubiera producido alguna reacción al paso de los cérvidos. Cuando una docena de alces zombies nazis se abren camino por las calles de Arkham, dejan su huella: coches que se han estrellado por tener que apartarse para no chocarse, una floristeria con las plantas que había situado en el exterior devoradas, en fin, lo normal. Y sobre este trasfondo, el coche de los RNLO se dirigía hacia la sede de la Asociación Miskatonica Vegana. Por el camino, se cruzaron con Kate y Welcome, que se encaminaban hacia La Llave y la Puerta. Curiosamente, Evangeline les saludó con una sonrisa que, bien mirado, tenía poco de amable y mucho de sádica diversión y de promesas de dolor.

Cuando, finalmente, el coche estacionó junto al edificio de la asociación, el nigromante y los soldados se apearon y entraron, esquivando a los veganos magufos que trataban de salvar sus vidas. Al llegar a la sala de reuniones, el espectáculo era dantesco: varios cadáveres estaban tirados de cualquier manera, con el cráneo roto y los alces devorando ávidos sus cerebros. Ciertamente estaban sembrando el caos y la muerte, pero no exactamente como esperaban. Algo había salido mal, así que, ya que no había forma de solucionar el problema, debían trabajar con lo que tenían. ¿Había alguna forma de hacer que estos alces pudieran ser aprovechados para algo más que atacar veganos?

Así, mientras el oficial y Vinnie discutían las posibilidades de los alces zombis nazis devoradores de cerebros veganos y buscaban la forma de mejorar el proceso, se formó una rasgadura en la realidad, cortada por una espada de color negro mate con una serpiente ouroboros grabada a lo largo de la hoja. A través del portal, aparecieron una guerrera vikinga empuñando la espada y plenamente equipada para el combate, Delta Wave Welcome, heroína local y parte del equipo Alfa Strike, seguida por Kate. Por suerte para ambas, se habían acostumbrado ya a los desmanes, destrozos y aberraciones producto de la actuación de los seres de los Mitos de Cthulhu y de los universitarios juerguistas, cultistas exaltados y demás fauna que no se diferencia mucho de los seres de los Mitos a la hora de montar un buen follón. Aún así, necesitaron unos momentos para recuperarse de la impresión recibida al ver aquel desastre. Afortunadamente, la mayoría de los veganos había podido escapar, por lo que el número de bajas había sido escaso. El Hauptman y Vinnie se miraron mutuamente y tragaron saliva. Lo que siguió se puede describir como un reparto masivo de golpes que acabó con los dos soldados RNLO caídos y vapuleados, el oficial caído en el suelo, con Kate sentada sobre él para que no se levantara, y Delta Wave Welcome agarrando firmemente a Vinnie (que tampoco es que sea precisamente fuerte, es más bien flaco, y la mujer tiene una musculatura desarrollada y entrenada).

-Y ahora explícame la lógica tras este supuesto plan -dijo Welcome.

-Bien, está claro que los alces zombis no han salido como esperaba. Mi intención era desatar el caos sobre esta ciudad para facilitar la labor de los RNLO, pero algo ha salido mal -explicó Vinnie con aire de científico pedante y sabelotodo. Algo que le sucedía cuando adoptaba su personalidad oscura era que se volvía menos histriónico y dejaba de ser un aprendiz de reanimador de opereta-. Sin embargo, esto es sólo un contratiempo menor, ya me encargaré de resolverlo y crear una próxima generación de alces zombis más eficientes.

-Espera... -intervinó Kate- ¿Quieres decir que has creado unos alces zombis nazis que sólo se alimentan de cerebros veganos para que siembren el caos en la ciudad y así los reptilianos puedan conquistarla? ¿De qué guión cutre de película mala de serie B has sacado una idea tan condenadamente estúpida?

Vinnie se había quedado sin respuesta al pensar en lo acertado de la pegunta de Kate. Por ello, Welcome, en un gesto travieso y algo sádico, le dio la espada a su compañera diciéndole:

-Bueno, esta vez te los voy a dejar a ti, un plan tan absurdo se merece un castigo apropiado.

Kate empuñó la espada algo insegura, ya que no estaba acostumbrada a su peso ni tenía el entrenamiento de su pareja en el uso de la misma. Pero había algo que sí podía hacer con ella. Cuando Delta Wave Welcome la empuñaba, podía abrir rasgaduras dimensionales, portales a otros lugares. Pero si la portaba Kate, la espada proyectaba haces de luz que teleportaban a todos los que tocaran a un lugar aleatorio. La joven, sonriendo ante la idea de su amante, se puso en pie y se concentró en la espada. Durante unos segundos no pasó nada, hasta que un haz de luz recorrió a los reptilianos y a Vinnie, que, al instante desaparecieron. A continuación, Welcome tomó el arma y se encaminó hacia los alces. Con los veganos magufos huídos o muertos, se habían quedado sin comida, y parecían algo confusos. Haciendo uso de su entrenamiento, no tuvo demasiados problemas para acabar con los zombies. A continuación, sacó el movil, le hizo una foto a los reptilianos vapuleados y los zombis destrozados y se la envió al Becario de la Fundación Wilmarth. Los miembros de esta, acostumbrados a tomar medidas expeditivas (le ponían bombas a todo), servirían para cubrir el desastre, sobretodo porque pensarían que los RNLO eran hombres serpiente. Tras esto, Welcome abrió un nuevo portal y se retiró con Kate. Ya no tenían nada más que hacer ahí, los de la Fundación no tardarían mucho en llegar y ellas necesitaban relajarse y desconectar de aquel desastre. A fin de cuentas, era un día más en Arkham...