sábado, 27 de abril de 2019

End Time (parte 3): La estrategia de las Kate Rangers

El coche giró en la esquina derrapando pero con un gran control al volante por parte de Katherine Ashford. Cierto es que, desde que entró a estudiar en la Miskatonic no esperaba que la conducción en persecuciones por las calles de Arkham acabaría por ser una de sus habilidades. Pero desde que estaba con Welcome había tenido que ir aprendiendo cosas que no hubiera creído necesitar anteriormente. Mientras tanto, tras doblar la esquina, aceleró y siguió adelante por la calle. Afortunadamente el tráfico era escaso. En la hora punta ese tipo de maniobras habrían resultado imposibles de realizar. A su lado, Kate la Roja, una bruja irlandesa pelirroja del siglo X que era su antepasada desplazada en el tiempo, gritaba de júbilo. Se lo estaba pasando muy bien. El siglo. XXI era mucho más divertido e intenso que su tiempo y, en Arkham, podía practicar el culto a Shub-Niggurath y tener sexo con mujeres tranquilamente, sin temor de que algún fanático meapilas tratara de quemarla en la hoguera. En los asientos traseros, Yekaterina y Kate Bogatyr vigilaban con atención la retaguardia y recargaban las armas. El coche era un todoterreno GAZ-67.M, una versión morlock del clásico vehículo que usaba la URSS durante la II Guerra Mundial. Por ello, tenía mucha potencia y era muy manejable. También tenía las habituales modificaciones de diseño de los morlocks comunistas, lo que le hacía parecer sacado de una película postapocalíptica de acción.

Unos segundos después de que el GAZ-67 tomara la curva, hizo el giro Ribbentrop-Molotov, el robot reptiliano nazi reprogramado del mismo futuro alternativo que Kate Bogatyr, y que fue enviado al presente para evitar que ese futuro se llegara a producir. Podía correr hasta a 60 Km/h, pero los morlocks habían pensado que podían mejorar esto. Así, habían diseñado unos patines para el robot, con lo que su velocidad máxima aumentaba. Pero no era de este robot reprogramado de quien huían las Kate Rangers, reunidas de nuevo para entrar en acción. Y es que, tras Ribbentrop-Molotov apareció por la esquina el primero de los vehículos que las perseguían, un coche de policía de diseño deportivo y color negro con un montón de publicidad. Dentro, los comandos Reptilianos Anarcocapitalistas del Lado Oscuro, se preparaban para dar caza a sus adversarias.

Todo había empezado apenas media hora antes. Las Kates se reunían periodicamente para pasar tiempo juntas, y esta vez se les había unido Ribbentrop-Molotov. Debido a que Bogatyr era una heroína y líder de la resistencia en su futuro alternativo y que la programación del robot había sufrido un cierto desajuste durante el tránsito temporal, éste se había vuelto un fan destacado de Kate, de todas las Kates. A veces podía resultar un poco molesto pero podía resultar útil, particularmente cuándo algún listillo trataba de ligar con ellas al ver a cuatro mujeres solas en grupo. También, debido a su avanzada tecnología y sus sensores, podía detectar amenazas y problemas al rastrear Internet y las frecuencias de emergencias.

Fue de esta manera como Ribbentrop-Molotov descubrió el portal. No había llamado demasiado la atención al principio, ya que en Arkham suelen pasar cosas extrañas con relativa frecuencia. Pero cuando emergieron unos extraños reptilianos exigieron la abolición del estado para instaurar un régimen basado en la libre empresa en nombre de la causa Reptiliana Anarcocapitalista del Lado Oscuro (RALO) siguiendo los preceptos de Nyarlathotep, la gente se empezó a dar cuenta de que algo andaba mal. Afortunadamente, el portal se había abierto en el campus universitario, próximo al EldritchBurguer, donde se habían reunido las Kates.

Yekaterina, la Kate Morlock, había acudido con un vehículo, un GAZ-67.M, y, como conocía de sobra Arkham y sabía que las amenazas y problemas podían surgir por cualquier lado, siempre llevaba consigo algunas armas. De hecho, las Kates siempre que se reunían, iban preparadas para lo que pudiera pasar. Por ello, Bogatyr había incluido entre las armas que había llevado Yekaterina su espada mágica Ouroboros. Así pues, el grupo inicial de RALO se vio enfrentado a cuatro mujeres y un robot reptiliano de avanzado diseño, eso sí, con armas para deshacerse de ellos o, al menos, para plantarles cara de forma contundente. Por ello, el combate fue rápido, brutal y decisivo, por supuesto, del lado de las Kates. Y es que, además de su potencia de fuego y los conocimientos de tácticas militares de Bogatyr, Yekaterina y Ribbentrop-Molotov, contaban con los hechizos de Kate la Roja y la presencia de Shubbi. De hecho, fue éste último, el retoño oscuro de Shub-Niggurath, el que más daño causó. Y es que no hay que cabrear a uno de los tentaculados y monstruosos hijos de la Cabra Negra de los Bosques.

La primera incursión de los RALO fue un estrepitoso fracaso. Pero claro, había sido un grupo aislado demasiado confiado en sus posibilidades. Ya que se trataba de enviados de Nyarlathotep, posiblemente aquello iba a ir a más. A causa de esto, Bogatyr tomó el mando, pues era la que tenía más experiencia militar y de lucha contra los reptilianos. Experta en la blitzkrieg y la guerra de guerrillas, preparó rápidamente un plan para ejecutar en caso de que volvieran con más fuerzas de las esperadas. Y es que las Kate Rangers podían hacerse cargo de un pequeño grupo. Pero si lo que se estaba preparando era una invasión a mayor escala, necesitarían refuerzos. En concreto estaba pensando en los morlocks, que tenían un buen arsenal a su disposición y siempre estaban dispuestos a combatir capitalistas, particularmente si eran anarcocapitalistas. Y si encima eran reptilianos, que habían demostrado ser enemigos acérrimos, la cosa se ponía mejor.

Mientras aguardaban, Ribbentrop-Molotov se ocupó de poner sobre aviso a los morlocks. Y, poco  después, llegó el siguiente grupo. Esta vez eran algo más numerosos, pero fueron cogidos por sorpresa y también cayeron rápidamente bajo el fuego de las Kate Rangers y la furia de Shubbi. Pero para el tercer grupo los RALO habían aprendido la lección y esta vez empezaron a salir tropas de manera más masiva, con lo que ya se podía hablar oficialmente de invasión. Así pues, las Kate Rangers montaron en el GAZ-67.M con Kate al volante y con un destino concreto en la mente. Tal y como esperaban, tras disparar varias ráfagas contra los invasores RALO, estos no dudaron en perseguirlas.

Y a causa de todo esto, nos encontramos en la situación con la que habíamos empezado: Kate al volante de un jeep ruso morlock seguida por Ribbentrop-Molotov en patines y perseguida por un convoy de coches de policía anarcocapitalista reptilianos. La trayectoria del vehículo en que viajaban las Kate Rangers era muy definida y, si alguien se hubiera molestado en marcarla sobre un mapa o seguirla mediante un GPS, se habría dado cuenta de que se dirigía por la vía mas corta hacia las afueras de la ciudad. Mientras tanto, por el camino, tanto Yekaterina como Bogatyr disparaban ocasionalmente a sus perseguidores, logrando así detener a algunos de ellos y provocar, de paso, pequeños accidentes en cadena cuando los vehículos RALO que iban justo detrás del que había sido detenido por los disparos colisionaran por alcances.

Una vez fuera de la ciudad, Kate parecía tomar rumbo a Dunwich, pero no tardó mucho en tomar un desvío, aprovechando que viajaban en un todoterreno, por lo que pudo coger un camino secundario y adentrarse campo a través sin demasiadas dificultades. Obviamente, los coches RALO, que eran más de tipo deportivo, lo pasaron bastante mal. Pero aún así, lograban no perderles la pista a las Kate Rangers. Cualquiera podría haber pensado a primera vista que se debía a que eran precisamente coches deportivos, más rápidos. Pero el GAZ-67.M era un vehículo morlock, con todas las mejoras sobre el original que incluían mayor velocidad, aceleración y maniobrabilidad. Además, Kate era una conductora bastante buena, por lo que se preocupaba de mantener la distancia pero no demasiada para que no las perdieran y así poder llevarlos hasta el punto de destino que tenía en mente. Finalmente, cuando llegaron a un bosquecillo, el vehículo se detuvo y las Kates, junto con el robot, se adentraron en el mismo. Habían llegado a su objetivo.

Cuando, finalmente, llegaron los RALO, se encontraron con algo que no habían esperado: de entre los árboles se alzaba Constructo Social, el robot gigante de los morlocks comunistas. Las tropas invasoras eran infantería con armarmento ligero, preparadas para combatir contra infantería y causar daños contra vehículos no blindados. A fin de cuentas, lo que esperaban era una guerra de combate urbano rápida, sin demasiada resistencia. Y ante ellos se alzaba un monstruo de metal blindado preparado para aplastarlos sin contemplaciones. Algunos de los invasores trataron vanamente de plantar cara y enfrentarse al coloso morlock comunista y abrieron fuego. Ni que decir tiene que no lograron hacerle la más mínima mella. Como mucho lograron saltarle la pintura donde impactaban las balas. Constructo Social ni siquiera tuvo que usar su armamento balístico. Dio dos pasos al frente y comenzó a pisotear y destrozar los vehículos, así como a todos los invasores RALO que se ponían a su alcance. Mientras se sembraba el caos, las Kate Rangers y Ribbentrop-Molotov salieron de su escondite para aprovechar la situación y ayudar al robot gigante sin interponerse en su camino. Así, mientras disparaban contra los reptilianos, Kate la Roja preparaba un hechizo y, cuando estuvo listo, dio aviso a sus compañeras para que se apartaran, cosa que también hizo Constructo social cuando Ribbentrop-Molotov le avisó. Y es que, cuando los RALO pensaban que por fín podrían escapar, un enorme rebaño de cabras atraído por el hechizo de Kate la Roja, arrolló a los incautos reptilianos con lo que los que aun pudieran salvarse se vieron corneados, aplastados, coceados, mordidos y sacudidos a conciencia.

Poco más tarde, cuando las cabras se retiraron, llegaron más morlocks para hacer limpieza. Los coches de policía serían llevados a la base morlock para ser inspeccionados y someterlos a ingenieria inversa para ver que podían aprovechar de ellos. Los cadáveres, por su parte, fueron cargados en un camión y llevados de vuelta al portal. Tras ser introducidos todos, los morlocks dejaron caer al otro lado un potente explosivo, tras lo cual, se dedicaron a usar su tecnología espaciotemporal para cerrar el portal. No se sabe que pasó al otro lado cuando recibieron a sus caídos y la poderosa bomba morlock, pero estaba claro que habían fallado a Nyarlathotep y éste no era compasivo. La primera fase del plan del Caos Reptante había sido un fracaso, pero aún quedaba más por delante.

sábado, 20 de abril de 2019

End Time (parte 2): Preparaciones

Una extraña tranquilidad reinaba en la ciudad de Arkham después de la amenaza o augurio que lanzara Nyarlathotep. Sea lo  que fuere que estaba preparando, se sentía como una sombra sobre la ciudad que ríase usted de la sombra sobre Innsmouth. Los que estuvieron presentes en el momento, Brontes y Harvey Pickman, se lo habían tomado muy en serio, por lo que no tardaron en tomar la decisión de que era imperativa una reunión para organizarse, por si sucedía algo, estar preparados.

Así, la mañana después de la aparición de El Caos Reptante, en la sala de reuniones de La Llave y La Puerta, los arregladores de entuertos habituales estaban sentados ante la mesa, con su respectiva botellita de agua. El equipo en cuestión estaba formado por Harvey, Brontes, Anna, Welcome, y Seabury.

-Oye, entiendo que los demás estéis aquí, porque sois los que os encargáis de estas cosas ¿pero qué pinto yo en este asunto? -preguntó Seabury, que también había sido invitado a la reunión.

-Muy sencillo. Tú vas a encargarte de hablar con los altos cargos de la universidad, por si pueden aportar apoyo si sucede algo -dijo Harvey.

-¿Pero qué apoyo pueden aportar ellos? Que es una universidad, no Hogwarts, que está lleno de magos poderosos.

-Que aporten lo que sea, seguro que pueden ayudar en algo -concluyó Harvey.

-Habría que tener en cuenta también cuánto podemos tomarnos en serio de esa amenaza -añadió Anna Pickman-. No sería la primera vez que alguien como Nyarlathotep hace algo así sólo para desatar el caos. Para ello, voy a entrar al plano astral a investigar algo. Si de verdad se avecina algún problema, por allí debería saberse algo.

-Es una buena idea. Anna se encargará del plano astral -dijo Harvey.

-Yo puedo mirar en el ElderGodBook por si alguien sabe algo -comentó Brontes.

-También puedes hablar con los dioses -dijo Harvey-. Welcome se va a encargar de organizar a los de Alfa Strike para que estén preparados, pero no estaría de más que lo comentes con otros dioses.

-Hablaré con todos los que estén por la zona.

-Yo iré a los túneles para reunirme con los morlocks -continuó Harvey-. Propongo que nos reunamos a última hora de la tarde para ver de qué apoyos contamos.

Todos aprobaron la propuesta y se dispusieron a dirigirse a sus respectivos objetivos.

Túneles bajo la ciudad de Arkham.

Harvey iba siguiendo a un punto luminoso que había invocado justo al bajar a los túneles. Allí abajo había una total oscuridad, salvo en las zonas en las que había hongos fosforescentes, así que cualquier visitante de la superficie debía ir provisto de algún tipo de iluminación. Normalmente la iluminación era una linterna, pero a Harvey no le apetecía gastar pilas, y además era más rápido invocar una pequeña entidad de luz. Conocía perfectamente el camino hacia la zona habitada por los morlocks, aunque tuvo algunos encuentros por el camino, se cruzó con una manifestación de golems contra el abuso de las inteligencias no orgánicas, que querían que apoyara su causa, y además tuvo que deshacerse de un buhonero que quería venderle todo tipo de cosas. Por lo demás fue un camino muy tranquilo. Pronto pudo ver a Konstantin esperando cerca de un campamento morlock.

-Bienvenido, camarada Pickman -dijo el morlock-, te llevaré con el consejo para que expreses tus preocupaciones ¿cómo van las cosas por la superficie?

-Bien, el sistema capitalista todavía no ha colapsado, aunque a nosotros no nos preocupa, tampoco se está mal.

-Eso lo piensas porque ya estás alienado por el sistema.

-Sí, supongo que será eso...

Harvey y Konstantin entraron en el campamento y se dirigieron a un edificio que parecía importante. En la entrada había sendas banderas con el emblema morlock comunista. En el interior había algo que parecía una sala de guerra, con un mapa de los túneles con marcas en las zonas de los morlocks, marcas en los lugares donde habitualmente había reptilianos, y algunos puntos marcando lugares de interes u otros habitantes del inframundo de Arkham. También había varios ordenadores, ante los que unos morlocks realizaban todo tipo de tareas, y una gran mesa donde les esperaba un grupo que miraba con interés.

-Camarada Pickman, te presento al alto consejo del Equipo Exile de la Unión de Tribus Socialistas Morlocks. Sólo falta el comandante Sojat, que se encuentra en una incursión en territorio del RNLO.

Harvey lanzó un saludo a los morlocks y se sentó ante ellos. Era un grupo vestido con un cruce entre uniformes soviéticos y ropas de una sociedad postapocalíptica, por lo que se podría describir como Mad Max Meets The URSS.

-¿En qué podemos ayudar a los humanos capitalistas de la superficie? -preguntó uno de los morlocks.

-Estimados camaradas, la ciudad de Arkham ha recibido una amenaza por parte de uno de los dioses más poderosos e insidiosos que han pisado sus calles. El mismísimo Nyarlathotep ha anunciado que está a punto de producirse un evento apocalipsis, pero no ha aclarado en qué consistirá. Debido a esto, estamos buscando apoyo para enfrentar a lo que sea que se avecina.

-¿Pero no hay algún suceso que pone a la ciudad al borde del apocalipsis prácticamente cada jueves? -preguntó uno de los morlocks.

-Sí... bueno... pero esto se trata de algo mucho peor. Que el mismísimo Nyarlathotep lo haya anunciado es como si en el Universo Marvel se haya aparecido el Vigilante.

-¿El Universo Marvel? ¿Es algún tipo de dimensión alternativa? -preguntó un morlock.

-No, se trata de un mundo ficticio en el que habitan multitud de superhéroes. Es algún tipo de fantasía capitalista en la que millonarios empresarios luchan por el bien común -explicó Konstantin-. Gracias a ese exitoso mundo ficticio, grandes corporaciones se hacen de oro con películas y merchandising... también con comics, pero esos no dan tantos beneficios La camarada Pum'Ukki puede hablaros de ellos.

-Eh... sí, pues en esa "fantasía capitalista" la aparición de El Vigilante implica que va a pasar algo muy gordo. A eso me refería -dijo Harvey preguntándose por qué era tan difícil hacer mención a cosas de cultura general americana a un grupo de posthumanos del futuro.

-Conocemos a la entidad conocida como Nyarlathotep -dijo uno de los morlocks-. Entendemos que estáis preocupados ante la eventualidad de una catástrofe futura. Los Pickman habéis sido de ayuda para nosotros y nos hemos alineado numerosas veces, por lo que ante una posible amenaza sobre la ciudad, nosotros apoyaremos vuestra facción, sobre todo si la amenaza es tan grande que podría poner en peligro nuestros túneles.

Harvey sonrió ante un trabajo bien hecho. Pensaba que quizás sería más difícil convencer a los morlocks.

Bar El Divino. En el centro de Arkham.

-¡¡¡Perrrrrun quierrrre más cerveza!!! -exclamó el dios eslavo lanzando al suelo la jarra que había vaciado de un trago.

El bar El Divino era el más  visitado por los dioses que se pasaban por Arkham. Welcome había conseguido llevar allí al grupo Alfa Strike, y Brontes había hecho que otros dioses se acercaran al local, por lo que ahora el bar estaba repleto de divinidades que comían, bebían y, cómo no, se emborrachaban. El tema que iban a tratar era muy serio, pero no se podía evitar que los dioses más festeros acabaran como siempre.

-Por favor, amigos, prestad atención -dijo Welcome haciendo aspavientos para llamar la atención.

-¿Por qué íbamos a tomarnos en serio una amenaza de Nyarlathotep? -preguntó Zeus-. No veo por qué es tan importante esta reunión. Si alguien decide atacar la ciudad, le damos una somanta de palos y ya está.

-¡¡¡Sííííí!!! ¡¡¡Somanta de palos!!! -exclamó Thor levantándose de golpe y tirando la mesa al hacerlo.

-Compañeros, El Caos Reptante insinuó algo relacionado con los primigenios. Si es algo de ese calibre, es una amenaza muy seria -dijo Brontes intentando poner orden.

-Pero si en esta ciudad no hay ningún primigenio -dijo Ares desde un rincón.

-Eso es lo de menos. Aquí hay suficientes dioses de la guerra que podemos hacer una estrategia ante cualquier amenaza -dijo Atenea acercando su silla a la mesa-. Si a eso sumamos a los que formáis parte de Alfa Strike y estáis acostumbrados a combatir en esta zona, no debería ser muy difícil establecer una defensa.

-Lo que tú digas, preciosidad -dijo Thor acercándose libidinosamente a la diosa griega.

-Si te acercas más, te corto el mango del martillo -le amenazó Atenea.

El dios nórdico volvió a su sitio sutilmente.

-Bien. Brontes se quedará con vosotros, yo he de reunirme con las welclones -dijo Welcome-. Supongo que contamos con todos vosotros ¿no?

Se escuchó un murmullo generalizado y voces de algunos dioses pidiendo más cerveza.

-Lo que quiere decir Welcome es ¡¿A que no tenéis huevos a uniros a nosotros en la defensa activa de Arham?! -exclamó Brontes.

-¡¡¡¡¿Que no hay huevos?!!!! ¡¡¡¡¡¿¿¿QUE NO HAY HUEVOS???!!!!! -fue el grito generalizado.

-Muy bien, Brontes, apelar a la testosterona -musitó Atenea dando un ligero trago a su bebida -. Tú sí que sabes hacer llamamientos a la guerra.

-Algo tendré que hacer, Palas, la mayoría de los de aquí son muy machos, además, no son los únicos a los que les ha hecho efecto -le dijo el cíclope. A su lado estaba N'Kari dando gritos de guerra mientras se rociaba con cerveza por todo el cuerpo.

-Sin duda seremos el ejército más preparado, poderoso, borracho, pendenciero y proclive a dejar hijos por todas partes. Más les vale prepararse a quienes sean que atacarán Arkham.

Brontes sonrió complacido. El ejército divino ya estaba preparado.

Última hora de la tarde. Sala de reuniones de La Llave y La Puerta.

-Los dioses nos acompañarán. Hay todo un grupo de griegos, egipcios, indúes, africanos y sudamericanos, sin contar con los habituales de Alfa Strike -dijo Brontes mientras le daba un bocado a un donut glaseado.

-Entre ellos hay muchos viva la virgen, pero también cuentan con verdaderos estrategas y expertos en guerras -añadió Welcome-. Creo que por su parte estaremos bien preparados.

-Mi investigación por el plano astral me ha puesto un poco nerviosa -dijo Anna-. Hay mucho movimiento entre entidades gaesosas y entes espirituales. Muchos han abandonado las zonas cercanas de la ciudad, y otros dicen que van a tomar unas vacaciones en otras dimensiones. Definitivamente, va a pasar algo importante por aquí.

-Mi reunión con los altos mandos de los morlocks ha salido muy bien. Contaremos con armamento pesado y vehículos, además de infantería.

-Yo he conseguido unas camisetas de la Miskatonic y unos bolígrafos con el logo de la universidad -dijo Seabury.

Todos se le quedaron mirando.

-¡¿Qué?! ¿Esperabais que habría un ejército de profesores ninja o algo así? Lo más parecido a una ayuda activa que podemos sacar de la Miskatonic son... esto... La Fundación Wilmarth.

-Bueno, no creo que estemos tan desesperados como para necesitar su ayuda -dijo Harvey-. Welcome ¿cómo te ha ido con las welclones?

-Perfecto, están listas para hacer frente a lo que sea -dijo la joven apoyando los pies sobre la mesa cómodamente.

-Bueno. Se podría decir que estamos preparados -dijo Anna con expresión preocupada-. Sólo nos queda esperar a que llegue el momento de la defensa de Arkham. Otra cosa no, pero plantaremos batalla con lo mejor de lo que tenemos.

La reunión se dio por concluida. Las sombras caían sobre la ciudad. Y en algún lugar, un dios exterior reía ante lo que se avecinaba. Pensaban que estaban preparados. ¡Qué ingenuos!

sábado, 13 de abril de 2019

End Time (parte 1): Comienza el Fin del Tiempo


Tras unas arduas semanas por parte de Brontes, todo podía darse por cerrado. Finalmente, tras superar doce absurdas, extrañas, sobrenaturales e imposibles, que solo un dios podía lograr llevar a buen término, podía presentarse de nuevo ante la Junta que administraba la Universidad Miskatonic para validar su título de dios y seguir siendo profesor emérito de ingeniería dimensional. Junto a él, Harvey Z. Pickman, que se había ocupado de juzgar las acciones de Brontes y comprobar que se ceñían al cometido que se le exigía y que superaba las pruebas haciendo gala de capacidades que fueran propias de un dios. También se encontraba allí Daisy Springwood, la mujer que había iniciado toda aquella situación y que, tras observar a Brontes en acción, había descubierto que existían muchas más cosas de las que ella creía y que no había podido comprobar hasta el momento. Y es que, como peon de la causalidad narrativa, Daisy nunca había sido testigo de nada extraño, sobrenatural, polidimensional o paranormal en Arkham. Lo cual era bastante inusual, prácticamente como meterse en un convento de monjas y no ver a ninguna. Y es que, por algún motivo desconocido y narrativo, la ciudad era un enclave perfecto para todas estas cosas y los habitantes de la misma ya se habían acostumbrado. A fin de cuentas, cuándo encuentras un campamento protesta de profundos junto a la playa, los estudiantes de la universidad acaban invocando demonios y criaturas sobrenaturales para aprobar los exámenes o simplemente porque están borrachos o entran unos reptilianos nazis en el supermercado a hacer la compra para su base en los túneles subterráneos, hay pocas cosas que puedan resultar desconcertantes.

Una consecuencia de las 12 pruebas de Brontes había sido, obviamente, el hacer que Daisy Springwood se enfrentara de una vez a la peculiar situación de Arkham, lo que había supuesto una fuerte impresión para ella. Racionalista, escéptica, activista contra las supersticiones, teorías de la conspiración y demás absurdos pseudocientíficos, se enfrentó a algo que no creía posible pero que era real: la existencia de dioses, seres sobrenaturales y extradimensionales y sucesos extraños. Pero, a fin de cuentas, todo aquello no dejaba de ser una parte más del universo conocido (o no tanto, y es que el universo no deja de ser inmenso a unas escalas cósmicas que lo hacen inabarcable para la comprensión humana). Claro esta que toda esta fenomenología y variedad de formas de vida poco usuales podían resultar altamente extraños. Un magufo como Robert Pickman habría usado el clásico mantra “la ciencia no lo sabe todo”. Pero es que no se pretende que la ciencia lo sepa todo. De hecho la ciencia se basa en la duda, en adentrarse en lo desconocido para comprenderlo y conocerlo, explicarlo y así aumentar el conocimiento. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, Juan 8:32. Tal es el propósito de la búsqueda del conocimiento, pues no hay una verdad absoluta y definitiva que se alce inmutable. Y es que la ciencia libera de la opresión de la ignorancia y la complacencia, de la superstición y las cadenas de la mente. Porque no se basa en creencias, en afirmar que algo es cierto porque así lo opina una gran mayoría. Se basa en evidencias, en demostraciones empíricas y comprobables. Toda gran afirmación conlleva una gran verificación.

Así pues, aunque Daisy Springwood no esperaba encontrar semejante desafío a su forma de entender el mundo, no dudó en, poco a poco, aplicar el escepticismo y la ciencia para, en compañía de Harvey y Anna Pickman, comprender mejor todo aquello que le había sido revelado. ¿Los dioses existen? Sí, pero de forma bastante alejada de la concepción religiosa convencional. ¿Y la magia? Obviamente, le había sido demostrado que así era. Pero poco tenía que ver con conceptos más propios de la fantasía. Y es que lo que Daisy había descubierto como magia no era más que una ciencia sumamente avanzada que podía formularse mediante conceptos y teorías sumamente extrañas para el conocimiento humano, pero que se demostraba que funcionaban. A fin de cuentas, esa magia no era más que otra forma de ciencia. Al igual que los dioses y criaturas sobrenaturales, con todas sus peculiaridades, no dejaban de ser entidades que se regían por unas determinadas leyes naturales que podían ser comprobadas, medidas y verificadas.

Por ello, una semana después de que Brontes diera por finalizadas las pruebas y de que Daisy hubiera sido iniciada en todas aquellas situaciones, conocimientos y experiencias, por fin se hallaban ante la Junta. Los miembros de la misma habían estudiado concienzudamente los informes presentados por Harvey y Daisy, y estaban dispuestos a emitir un veredicto. El portavoz de la misma lo expresó claramente:

-Tras estudiar la documentación presentada, no tenemos otro veredicto que afirmar que, ciertamente, Brontes Hêphaistos es un dios y que puede seguir formando parte del claustro de profesores de esta institución educativa, con todos los derechos y responsabilidades que ello implica.

Ni que decir tiene que Brontes por fin pudo respirar tranquilo. Tras varias semanas de someterse a todo tipo de pruebas absurdas y extrañas, por fin volvía a recuperar la tranquilidad de saber que su puesto de trabajo estaba asegurado y que no se iba a volver a cuestionar su naturaleza. Sin embargo, había algo que le tenía molesto y que no acababa de entender. Y es que, como ya se ha comentado, los fenómenos extraños e inusuales no son raros en Arkham, pero durante los últimos meses se habían ido incrementando, haciendo que cada vez fueran más numerosos. Era como si alguien estuviera tratando de sembrar el caos en la ciudad de forma progresiva, como si estuvieran preparando algo y todo esto no fuera más que una cuenta atrás que conduciría a un evento final donde todo se desataría. El griego había estado reflexionando sobre ello durante las últimas semanas cuando había tenido tiempo y, ahora que por fin había acabado todo, mientras se dirigía con Harvey y Daisy al EldritchBurguer a comer algo y celebrar el veredicto de la Junta, volvía a su cabeza este asunto. En otras circunstancias habría pensado que la culpable era Tiamat. A fin de cuentas, era una diosa del caos muy poderosa, pero no encajaba con su forma de actuar. Ésta era más aleatoria, impredecible. Además, llevaba unas semanas fuera de Arkham y no era de carácter manipulador, más bien se movía según los impulsos del momento.

Fue al llegar al restaurante cuando se encontraron con alguien que ayudó a aclarar las cosas. Junto a Shubbi, el retoño oscuro de Shub-Niggurath que ejercía de árbol decorativo y guardia de seguridad del EldritchBurguer, aguardaba una persona a la que tanto Harvey y Brontes conocían y no tenían ganas de volver a encontrarse: Se trataba de El que Comenta en la Oscuridad, un avatar de Nyarlathotep que manipulaba y enloquecía mediante el uso de apuestas, juegos de azar y transmitiendo y comentando todo tipo de eventos deportivos y espectáculos. Aquello parecía ser la respuesta a muchas preguntas. Particularmente cuando la entidad empezó a actuar como un villano de opereta contando sus malvados planes:

-¡Os felicito! Habéis sido un excelente prólogo a lo que está por venir. Durante los últimos meses lo he estado preparando todo en secreto y estas semanas finales han sido las más delicadas. Por ello, el hacer que Brontes se ocupara de todas esas molestias menores ha servido como una excelente pantalla de humo. Es cierto que, durante el transcurso de las pruebas, habéis estropeado alguno de mis planes secundarios. Pero no pasa nada, pues estaba todo previsto. Pero ha llegado el momento. ¡Por fin todos mis actos alcanzaran su clímax final y Arkham será el lugar donde se desate el caos que arrasará este planeta y hará resurgir a los Primigenios que aguardan en sus cárceles y se iniciará un nuevo periodo de dominio absoluto sobre este insulso planeta!

Harvey y Brontes se miraron. Nyarlathotep parecía menos estable de lo habitual, como si estuviera sobreactuando, pero con él nunca se podía estar seguro. Probablemente todo ese efectismo barato para contarles los planes sólo era parte de otro de sus planes. Pero no podían saberlo con certeza. Así pues, dejaron que siguiera hablando.

-¡Ha llegado el Fin del Tiempo! La humanidad gobierna donde antes Ellos gobernaron, y lo volverán a hacer y el lugar donde se desatará el Apocalipsis será éste: ¡Arkham!. Así pues preparaos para lo que está por venir, pues no podréis detenerme.

Antes de que pudieran reaccionar, Nyarlathotep cambió de forma, convirtiéndose en una inmensa masa de tentáculos y bocas aullantes de una negrura absoluta, un coloso descomunal y monstruoso que desapareció en un portal que él mismo abrió. Tras cruzarlo, se cerró. Sorprendidos, no podían hacer otra cosa que aguardar a que todo se desencadenara de una forma u otra y, mientras tanto, tendrían que prepararse. Si lo que estaba por venir era tan apocalíptico como auguraba Nyarlatahotep, tendrían que reunir algo más que un equipo. Todos los actores y fuerzas de Arkham tendrían que intervenir.

sábado, 6 de abril de 2019

Los 12 desafíos de Brontes: ¡Enter the villain!

 Camino a End Time (parte 6) #Bronteschallenge

Amanecía un nuevo día en Arkham y los más madrugadores ya estaban por las calles. Entre los más madrugadores, cómo no, estaban los repartidores del pan, que iban con sus furgonetas hacia las panaderías, sin saber que estaban siendo observados por ojos malignos. Ojos cuyo dueño tenía un plan, un maléfico plan. Un plan digno de risa villanesca.

 Un par de horas más tarde, Brontes bajaba a la cafetería de la residencia estudiantil La Llave y La Puerta y se pedía el desayuno, encontrándose con algo inesperado. Parecía haber una pequeña cantidad de gente quejándose airadamente ante los camareros. No sabía cual podía ser el problema, pero él estaba más interesado en sus cosas, por lo que se fue a su mesa habitual y se sentó para echar un vistazo al ElderGodBook. Apenas pudo disfrutar de su sesión de cotilleo matinal en la red social de los dioses, porque unos instantes después, entraron en la cafetería las dos personas que menos ganas tenía de ver a esas horas: Harvey Z. Pickman y Daisy Springwood. Si iban juntos es que tenían alguna prueba para que él la realizara.

-Ni siquiera he desayunado, no podéis venir ya con un desafío de esos -se quejó el cíclope.

-Lo siento Brontes -dijo Harvey-, pero ya sabes que este asunto lo lleva la Universidad Miskatonic. Si ellos llaman, nosotros venimos.

-¿Y esa gente no desayuna? 

El camarero se acercó a la mesa de Brontes y dejó allí su desayuno.

-Podemos esperar a que termines, pero hay mucha  gente enfadada- dijo Harvey mientras se sentaba frente al cíclope.

-¿Y por qué está enfadada esa gente, a ver?

Daisy Springwood se sentó también en la mesa.

-Por algo que no sé qué tendrá que ver con demostrar que eres un dios. Resulta que ninguno de los repartidores de pan ha llegado esta mañana a su destino. Todos han desaparecido y los dueños de las panaderías que no tienen su propio horno, así como otros trabajadores de la hostelería, están que se suben por las paredes.

-Estoy de acuerdo con la dama ¿qué tengo que ver yo y mi condición de deidad con que los repartidores de pan no hayan hecho su trabajo -preguntó Brontes.

-Pues que estamos en Arkham, y sabes que si ha sucedido algo así, es porque hay algo extraño detrás, algo que podrá necesitar de tus habilidades sobrenaturales -respondió Harvey.

-¿Pero no veis que no puede tener habilidades sobrenaturales? No hay nada por encima de lo natural, si algo sucede y se puede cuantificar científicamente, no es sobrenatural -les interrumpió Daisy.

-Estoy hoy sorprendentemente muy de acuerdo con la dama, como amante de la ciencia y colaborador de la universidad, no me gusta que los mortales utilicéis esa palabra para referiros a los poderes y habilidades que tenemos los dioses. Nosotros somos tan naturales como la gravedad, lo que pasa es que no podéis entender cómo realizamos nuestras acciones, que parecen escapar del entendimiento -explicó Brontes mientras se acababa el desayuno.

-¿Has soltado todo ese rollo para poder terminarte el desayuno? -dijo Harvey torciendo el gesto.

-Oh, eso nunca lo sabrás... ¡la cuenta, por favor!

Una vez estuvieron fuera de la residencia, Brontes miró a la pareja.

-Bien. En serio, no sé qué esperáis que haga para encontrar a los repartidores. Igual todos se han colado por la esquina no euclidiana, no sé por qué el ayuntamiento aún no se ha encargado de ese problema.

Harvey miró fijamente a Brontes y éste resopló resignado. Ahora que lo pensaba, sí que había una manera de saber dónde habían ido a parar los repartidores del pan. No tenía nada que ver con su condición de dios, pues era un hechizo que había aprendido de Anna Pickman, pero bueno, eso Daisy no lo sabía, así que podía servir igualmente.  Brontes realizó los gestos manuales y susurró las palabras del hechizo para encontrar cosas perdidas, que más de una vez había utilizado como sustituto de Google Maps para orientarse. Tras realizar el hechizo, en etéreo haz luminoso que señalaba el camino salió de su cuerpo.

-Ale, sólo tenemos que seguir este hilo luminoso y llegaremos al lugar donde están nuestros repartidores de pan desaparecidos -dijo el cíclope.

-¿Cómo...? ¿Cómo has hecho eso? ¡El haz luminoso sale de ti, pero no llevas ningún aparato! -exclamó sorprendida Daisy.

-Poderes divinos -respondió Brontes con una sonrisa-. Seguidme.

El cíclope fue dirigiendo al grupo, siguiendo al haz mágico que lo llevaba por las calles de Arkham. El hechizo era muy cívico, pues se cortaba cuando había un semáforo en rojo en su camino. Esto hizo pensar a Brontes que, aunque había aprendido el hechizo de Anna Pickman, posiblemente el origen de este venía de una deidad reptiliana. El haz luminoso finalmente los llevó a una calle céntrica, a un local determinado, uno que, antiguamente, había sido una de las guaridas de los laboratorios de ciencia loca de Vinnie West.

-¿Vinnie West secuestraría a repartidores de pan? Eso es harto extraño. Lo suyo es que diera vida a las barras de pan y nos las tuviéramos que ver con una invasión de panes vivientes -dijo el cíclope deteniéndose delante de la persiana cerrada del local.

-No, no encaja con su proceder habitual -secundó Harvey.

-Luego aquí estamos enfrentándonos a otra persona ¿un antiguo colaborador de Vinnie? Sólo se me ocurre un nombre...

Brontes se acercó al local cerrado y tocó un timbre que había junto a la persiana.

-¿No sería mejor hacer uso del factor sorpresa? -le preguntó Harvey desconcertado.

La sorpresa la tuvo él cuando la persiana se alzó de un fuerte tirón y la puerta del local se abrió para darles paso a su interior.

-¿Qué es toda esta teatralidad? ¿Tenemos que entrar? -preguntó Daisy.

-Si quiere conocer a uno de los villanos oficiales de la ciudad en la que vive, señorita Springwood, sí, será mejor que entre-le dijo Brontes.

-¿Villanos oficiales? ¿Desde cuando vivimos en un cómic de superhéroes?

-Bueno, usted conoce a la superheroína oficial de Arkham...

Brontes entró al local y la curiosidad hizo que Daisy le siguiera. El interior parecía el decorado de una película de James Bond, concretamente la guarida del villano de turno, y sentado en una silla giratoria se encontraba el que sería el villano de turno.

-Marty Eye Gore ¡qué sorpresa que estés detrás de la desaparición de los repartidores de pan! -dijo Brontes con evidente sarcasmo.

-¡En efecto, yo! -exclamó el villano-. ¿A quién si no se le ocurriría una manera tan sencilla de provocar el caos en Arkham? Dejando las panaderías sin género, la gente enloquecerá, asaltará a los panaderos que tienen horno, se darán de palos por una barra recién hecha y calentita. Tal maldad no podía ser obra de otro.

-Esto tiene que ser una broma -dijo Daisy-. Voy a llamar inmediatamente a la policía...

-¿La policía? ¡¡¡Bwa ha ha ha ha ha ha!!! ¡La policía no puede hacer nada contra mi! ¡Y vosotros tampoco!

Eye Gore presionó un botón de su silla giratoria y de ella comenzaron a salir extraños artilugios mecánicos que la fueron cambiando de forma, mientras se elevaba e iba rodeando al villano de lo que en principio parecía una armadura, pero una vez terminada la transformación resultó ser otra cosa. Con partes de la silla, de aparatos que parecían ordenadores de atrezzo de película de espías, y otras cosas que habían salido de debajo de la silla giratoria, Eye Gore había construido un robot con el villano en la cabeza como piloto.

-Juraría que esto ya lo he visto -musitó Brontes.

El robot extendió un brazo y de la muñeca salió un pequeño misil el dirección del cíclope, que esquivó el ataque en el último momento.

-Señorita Springwood, yo de usted saldría de aquí, esto se está volviendo peligroso -dijo Brontes.

La explosión del misil había dejado claro que aquello no eran efectos especiales, así que Diasy se escondió detrás de uno de los ordenadores de ciencia ficción retro. Desde allí podría ver el combate sin salir herida.

-Marty, sabes que ni siquiera me hace falta convocar un rayo para destrozar el mazinger de segunda que estás pilotando -dijo Brontes acercándose al robot-. Yo de ti me rendiría antes de que te hagas daño.

-¡¿Te crees que soy tonto?!- exclamó el villano-. Vas a comprobar el poder de mi robot.

Las manos de la máquina se bajaron dejando a la vista los cañones de dos armas, de las que salieron sendas lenguas de fuego que cayeron sobre Brontes. El cíclope siguió avanzando en dirección a Eye Gore aunque el fuego abrasador ardía sobre él, dejándole en paños menores. Cuando el ataque ígneo terminó, Brontes quedó sólo vestido con unos ceñidos calzoncillos de vivos colores producto del mal gusto a la hora de vestir habitual entre los dioses.

-Bien, ya me has dejado desnudo ¿estás contento?

Claramente Eye Gore no se había quedado contento, por lo que lanzó un poderoso golpe con el puño hacia el cíclope. Brontes detuvo el ataque agarrando el puño del robot. Eye Gore intentó soltarse de la presa, pero la fuerza del dios de las tormentas era mucho mayor.

-¡¡¡AAAAAAAAAAAH!!! -exclamó Eye Gore mientras Brontes alzaba al robot en el aire y este pataleaba patéticamente.

Brontes no tenía ningunas ganas de alargar la desdicha del villano, así que, haciendo honor a un conocido héroe de los cómics en su actuación en una famosa película, lanzó al robot de un lado a otro dándole golpes en el suelo. Los golpes eran tan potentes que el robot se rompió en mil pedazos, con lo que Brontes se quedó con el brazo mecánico colgando y Eye Gore atrapado en la cabeza/cabina. El cíclope se acercó a lo que quedaba del robot y sacó de un tirón a Eye Gore.

-Tienes suerte de que ya estamos en primavera y no me importe tanto ir en calzoncillos -le dijo Brontes.

Harvey entró tranquilamente al local una vez el enfrentamiento hubo acabado y se puso junto a Daisy Springwood.

-Pues esto es un día normal en Arkham para nosotros -comentó como si nada.

- El lanzallamas no le ha hecho ningún daño -musitaba Daisy.

-Sí, y tiene la complexión física de un astartes de Warhammer, así es nuestro Brontes.

El cíclope acercó a su cara a un aterrorizado Eye Gore.

-Ahora nos vas a decir dónde has metido a los repartidores de pan.

-Están capturados en una dimensión de bolsillo. Puedo darte acceso a ella si me dejas ir al ordenador...

-Más te vale no intentar nada extraño o te suelto un sopapo.

Marty Eye Gore se acercó a uno de los ordenadores de película de sci-fi anticuada y tocó una serie de botones. Esto hizo que se abriera un portal en mitad de la habitación.

-Bien, voy allí dentro a por los panaderos, si no salgo en mucho rato, avisad a Alfa Strike -dijo Brontes, tras lo que dio un salto y atravesó el portal.

-¡Esto ya es demasiado! ¡Eso no puede ser un portal a otra dimensión! -exclamó Daisy.

-Si no te lo crees, sólo tienes que asomarte, pero no lo recomendaría, igual alguien te da un bocado -dijo Harvey con una sonrisa maléfica.

-¿Y veis todo esto normal? ¿Robots? ¿Portales a otras dimensiones? ¿Personas a las que arrojas fuego y no sale herida?

-En serio ¿tú no sabes en qué ciudad vives? Ayer mismo hubo una visita al ayuntamiento de una delegación de la dimensión Z, gente muy maja.

Mientras hablaban, Marty Eye Gore intentó escabullirse, pero Harvey se dio cuenta a tiempo y le lanzó un hechizo que le dejó paralizado.

-¿A dónde te crees que ibas tú?

-Espera... ¡¿Tú también tienes poderes?! -exclamó Daisy.

-No, ha sido un hechizo sencillo, de los que lanzas sin apenas pensar en ello...

-Pero si la magia no existe...

Antes de que Harvey pudiera responder con la evidencia que Daisy tenía delante de sus narices, del portal salió Brontes trayendo sobre sus brazos una docena de pequeñas furgonetas de reparto de pan. En el interior de las furgonetas, los repartidores miraban sobresaltados cómo eran devueltos a casa.

-Bufff no sabéis lo que me he encontrado al otro lado. Había un gas inteligente aficionado a la música sacra que me ha estado haciendo un recital de canto gregoriano que ha durado unas cuatro horas. La verdad es que lo hacía bien, pero me ha hecho perder mucho tiempo. Después  me he cruzado con unos hombres sardina que han intentado comerme, pero ha sido tan lamentable que me los he quitado de encima y los he tirado a un mar que flotaba en el aire. Más problemáticos han sido los tiburones boxeadores, pero los he dejado K.O. y he quedado finalista en el campeonato de boxeo interdimensional, aunque al final me ha ganado una ecuación viviente a la que no he podido tumbar de ninguna manera. Me ha ganado por puntos, pero aún así... Bueno, la cuestión es que al final me he encontrado a los repartidores. Estaban rodeados por una banda de moteros dimensionales, pero he podido razonar con ellos y me han dejado llevármelos de vuelta a casa. Y aquí están.

-Bueno, pues se puede decir que has completado otro de tus desafíos -comentó Harvey sonriendo.

-¿Cómo que uno? He usado el hechizo de rastreo para encontrar la guarida de Eye Gore, me he enfrentado a un robot gigante y después he tenido que meterme en una dimensión de bolsillo donde he tenido una serie de estrafalarias aventuras ¡Eso cuenta como tres!

-¿Tres desafíos? -dijo Harvey torciendo el gesto-. Aaaaunque pensándolo bien... pues sí... tienes  razón, pueden ser tres.

-¡¡¡Yujuuuuuu!!! -exclamó Brontes dando un salto como una colegiala-. Eso quiere decir que ya no tengo que hacer más trabajos para demostrar que soy un dios ¡Libertad!

-Aaaaaalto -le interrumpió Harvey-. Antes de que cantes victoria, tenemos que ir ante el tribunal de la universidad para que ratifiquen que eres un dios ¿no es así, Daisy?

-Eh... sí... eso es, sí -dijo Daisy, que aún estaba digiriendo todo lo ocurrido.

-¡Pues vamos ya!-exclamó Brontes.

-No, hoy están muy ocupados. Tendrá que ser mañana.

-Vaaaa, eres un aguafiestas...

Brontes cogió al todavía paralizado Eye Gore y se lo echó al hombro. El grupo salió de la guarida del villano y se dirigieron de nuevo a la residencia estudiantil. Mientras tanto, los repartidores de pan volvían a su trabajo para devolver el orden establecido a la ciudad. El día siguiente sería el señalado como el que Brontes demostró que había pasado las 12 pruebas y era un dios en todo derecho.