lunes, 30 de abril de 2018

Crisis of Infinity Kates (Parte 4): Go Go Kate Rangers!

Tras las vivencias durante la I Guerra Mundial estaba claro que había que echar un ojo a los sospechosos habituales. Los morlocks desconocían el origen exacto de las alteraciones espaciotemporales que se estaban produciendo en torno al árbol familiar de Katherine Ashford, pero, si algo estaba saliendo a la luz era que los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro parecían estar implicados. Sin embargo, no tenía pinta del típico plan suyo, que solía ser bastante peculiar, llamativo y, a veces, bastante absurdo. Pero la intrusión de ocasionales equipos de combate con armamento decididamente moderno, incluso de alta tecnología, con un particular modus operandi, señalaba a otro culpable: Omicron Scorpions. Y eso significaba que la corporación madre, New World Enterprises, andaba detrás. Y es que la empresa de seguridad y servicios sólo actuaría bajo mandato de NWE. A fin de cuentas, era el ejército privado de la multinacional. De hecho, la presencia de un modelo diferente de exoesqueletos blindados que usaba Omicron Scorpions con sus tropas pesadas de élite. Para los morlocks, Kate y el equipo Alfa Strike, las armaduras Acorazado no eran algo raro ni desconocido, al igual que las de clase GodHunter, versiones más poderosas y preparadas para enfrentarse a deidades y poderosos seres sobrenaturales. Hasta el momento, se consideraba que las Acorazado y GodHunters eran el máximo exponente en el desarrollo de exoesqueletos blindados para uso militar por parte de Omicron Scorpions, pero durante su pequeño viaje a la I Guerra Mundial, el equipo de Kates se las tuvo que ver con algo muy diferente: un nuevo tipo de armadura de combate que parecía mucho más potente que la GodHunter. Por ello, si NWE estaba tras la caza de la línea genética de los Ashford a la que pertenecía Kate, necesitaban una fuente de información interna. Así pues, Katherine Asford, Katherine "Bogatyr" Ashford y Delta Wave Kate habían optado por acudir a su conexión con la corporación de seguridad: la capitana Ashley Johnson.

Esta mujer, una experta combatiente con entrenamiento de fuerzas especiales y líder de una escuadra de GodHunters, el equipo Tiamat, era, originalmente, bastante fiel a la empresa para la que trabajaba. A fin de cuentas, le pagaban un buen sueldo y tenía acceso a tecnología militar de última generación a la que no podría haber aspirado de seguir en el ejército americano. Sin embargo, tenía un carácter pragmático y tenía claro que la obsesión de determinados sectores de las altas esferas de NWE de capturar seres primigenios, dioses y entidades sobrenaturales para usarlos como material de investigación era algo que traía más problemas que beneficios. Para empezar, impulso a Loki a crear el equipo Alfa Strike Squad, con el que Omicron Scorpions había tenido varios desencuentros. Además, Ashley había tenido que colaborar con los dioses en varias ocasiones, como aquella desastrosa operación fallida en R'lyeh. Y, desde que la trasladaron a Arkham para hacerse cargo de la nueva sede de la empresa en la ciudad, había tenido más tiempo para conocer mejor a sus "enemigos". Por ello, había acabado por trabar contacto y amistad con algunos elementos que no eran muy favorables a NWE. A fin de cuentas, aquello servía para que Omicron Scorpions tuviera un pie en "territorio enemigo", le proporcionaba a la empresa bastante trabajo y permitía a Ashley y su equipo recoger abundante información sobre los desmanes sobrenaturales, paradimensionales y no euclidianos que sucedían habitualmente en la región de Arkham. Además, la comarca de Dunwich servía muy bien como terreno para hacer maniobras, tanto con las armaduras de combate como sin ellas.

Precisamente, Ashley y sus subordinadas se encontraban en ese momento en las colinas de Dunwich haciendo ejercicios de marcha sobre el terreno y, de paso, cazaban un horror arcano invocado accidentalmente por un poco afortunado intento de sacerdote de Tsathoggua que había sido la primera víctima del susodicho ser. Normalmente de este tipo de asuntos se solían ocupar las welclones, las clones mutantes e híbridas de Evangeline "Welcome" Parker, pero había bastante trabajo en los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta, por lo que agradecieron la actuación de la capitana Johnson y sus mujeres. Era en esta tesitura, avanzando a través de la espesa, abundante y extraña maleza de aquella zona, barriendo el terreno con el resto de miembros del equipo Tiamat cuando recibió una llamada por radio desde el pueblo de Dunwich. Allí se encontraba la sede principal de los Alojamientos Rurales, y desde allí la estaba llamando Ruiseñor, una de las welclones, para avisarle de que necesitaban hablar con ella con cierta urgencia. Claro, la mujer se encontraba en plena cacería, por lo que no podía ocuparse de nada que no fuera de extrema y absoluta urgencia hasta que no hubieran acabado con el ser interdimensional, particularmente, porque no podía perder el tiempo tampoco hablando por radio.

-Pero -añadió Ashley en última instancia-, si tanta prisa corre, te mando mis coordenadas y me mandas a quien haga falta para hablar conmigo.

Lo que no esperaba era que le tomaran la palabra. Y es que, un momento después, aparecieron ante Kate Ahsford, una versión más mayor de ella y una joven vestida con un extraño uniforme de combate de estilo futurista manganime de color negro y morado. También le llamó la atención el hecho de que las tres llevaran tres espadas iguales: con la hoja de color negro mate con una serpiente que se muerde la cola grabada a lo largo del arma. Era Ouroboros, la espada de Delta Wave Welcome, capaz de cortar el tejido de la realidad para crear portales espaciotemporales y entre planos de existencia. Forjada por Loki, la espada sólo respondía ante la mujer para la que había sido creada, de manera que para cualquier otro tan sólo sería un arma mágica convencional sin capacidades adicionales. Pero, el encantamiento del dios nórdico tenía un curioso efecto secundario imprevisto: Una persona cuya alma estuviera ligada de alguna manera a la de Welcome también podía empuñar la Ouroboros, aunque la magia de la espada funcionaría de forma diferente. Y esto es lo que sucedía con Kate, que, al estar Evangeline y ella profundamente enamoradas, la espada también reaccionaba ante su mano. Claro, que eso no explicaba la repentina teleportación, ni siquiera con los poderes de las welclones. Pero averiguar que estaba pasando allí era algo secundario. Lo principal era acabar con la criatura a la que estaba dando caza junto con el resto de su equipo. Afortunadamente, al parecer la repentina aparición mediante la magia de las tres Kates había atraído al horror arcano, que surgió cerca de entre la espesa vegetación. Era un ser con forma de sapo polimórfico y protoplasmático, con varios ojos y pseudópodos y tentáculos que emergían de su cuerpo y eran reabsorbidos de forma continua. Ahsley, preparada como estaba, inicio las rutinas de combate, preparó las armas y apuntó a aquel ser. Con el cañón eléctrico de su exoesqueleto podría freírlo fácilmente. Pero decidió aguardar unos instantes para ver como reaccionaban las tres mujeres. Estas se posicionaron y blandieron las armas hacia el horror. Entontes, la que iba vestida de forma más peculiar, con ese extraño traje morado y negro, se teleportó junto a la criatura y comenzó a atacarla con precisión quirúrgica. Eso podía explicar la repentina aparición en el lugar en donde se encontraba la capitana. Pero hubo algo más que le llamó la atención a Ashley: La forma en que luchaba aquella joven le recordaba al estilo de esgrima de Delta Wave Welcome que había sido adiestrada en combate por Perun. ¿Acaso había sido alumna del dios ruso también? Mientras reflexionaba sobre esto, la pelea fue bastante rápida. La Ouroboros era un arma muy bien fabricada, afilada y, en manos de un buen espadachín, era letal. Y así se demostró contra la criatura que acabó rápidamente troceada, sajada y destrozada. Entonces, la chica de negro y morado (Ahsley no podía evitar pensar que con ese traje tan curioso parecía una Power Ranger) se retiró y las otras dos Kates entraron en acción. Juntas lanzaron desde sus respectivas espadas un rayo que impactó contra el horror destrozado y muerto, teleportándolo de forma aleatoria en el espacio y el tiempo.

Varios millones de años antes, en las cavernas del monte Voormithadreth, donde dormía Tsathoggua, la criatura apareció ante el primigenio. Éste abrió lentamente sus legañosos ojos y contempló el ser destrozado que yacía ante él. No vio ningún adorador o sacerdote que le ofreciera aquella comida o solicitara su favor, pero, sin buscarle más complicaciones al asunto, aceptó aquella ofrenda y la devoró. Algo más tarde, mientras dormía de nuevo haciendo la digestión, un humano ataviado con casco y cota de malla y guiado por un arqueópterix se plantó ante Tsathoggua.  Afirmaba ser enviado como sacrificio por hechicero llamado Ezdagor, pero como el primigenio había comido hacía poco, no tenía hambre, así que lo envió mediante un geas igual al que le había enviado hasta él para que fuera a ver a Atlach-Nacha a modo de ofrenda.

Mientras tanto, en la actualidad, las Kates, desconocedoras del papel jugado en la aventura de los siete geases, se dispusieron a hablar con Ashley. Esta, al ver que la cacería había terminado, informó a sus compañeras de equipo de lo sucedido y les ordenó reunirse con ella. Tras hacer esto, salió de la armadura. Ataviada con un ceñido y ajustado mono que tenía que vestir para pilotar el exoesqueleto y que disponía de conectores para que el traje pudiera medir sus constantes, ignoró las miradas admirativas de las tres mujeres. Estaba acostumbrada a ello, pues sabía que tanto Welcome como Kate la encontraban atractiva, aunque fuera “abiertamente heterosexual”, como afirmaba burlona Evangeline. Mientras esperaba a que las demás miembros de su escuadra llegaran, les pidió explicaciones al respecto. La cosa fue relativamente rápida, ya que no se trataba de entrar en mucho detalle, sino de resumir que les había llevado allí y porque se habían reunido. Mientras lo hacían, llegaron las demás componentes del equipo Tiamat que también fueron informadas sobre la situación.

Ashley encontró muy interesante lo que le dijeron. En cuanto a las operaciones, ella no sabía nada sobre ataques de estilo comando y envío de tropas a través de portales espaciotemporales. NWE tenía esa tecnología, que, como sucedía con los exoesqueletos Acorazado y GodHunter, estaba basada en la técnica de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro. Y, aunque habían experimentado con los viajes en el tiempo, una incursión de Alfa Strike había acabado con las principales instalaciones de la multinacional dedicadas a este campo. No hay que olvidar que, en el momento del ataque del equipo de dioses, la base había sido invadida por seres de otra dimensión que habían entrado a través del portal con el que estaban experimentando. Eso no quería decir que se hubiera abandonado esa tecnología, se mantenía almacenada y en segundo plano. Aunque, por lo que sabía Ashley, no se había utilizado de nuevo. En cuanto al diseño de armadura que mencionaban las Kates, aquello le llamó más la atención.

-Por lo que decís -dijo Ashley-, me suena a la clase Annihilator. Se trata de una extrapolación de la clase GodHunter, una versión más grande y pesada, con más potencia de fuego y un blindaje mayor.  Pero se encuentra todavía en fase de desarrollo debido a lo costoso que supone crear un prototipo funcional y a un coste asequible como para iniciar su producción. Además, las armaduras ya existentes funcionan muy bien y sólo necesitan ajustes e innovaciones ocasionales para mejorar sus prestaciones.

Entonces se quedó mirando unos instantes a las tres Kates. Ya le habían dicho que “Bogatyr” era Kate Ashford de un futuro alternativao distópico, eso explicaba que pareciera una gemela más mayor. Pero, la otra, la más joven que iba vestida de Power Ranger futurista, le habían dicho que también venía del futuro. Y, en su cara, en su cuerpo, había algo que le resultaba muy familiar, tanto en su forma de moverse como de hablar. Por ello, no pudo evitar pensar que se parecía mucho tanto a Kate como a Welcome, como si tuviera una mezcla de rasgos de ambas mujeres. Para tratar de desechar los pensamientos y centrarse en otra cosa, le pidió a la joven del futuro que le dejara examinar su traje. Como experta combatiente, Ashley sentía curiosidad por los avances en tecnología militar, sobretodo si se trataba de protecciones personales para los soldados. Kate Violet aceptó y le pasó su espada a Kate Ashford. Cuando ésta la cogió, pasó algo muy peculiar: las dos Ouroboros comenzaron a vibrar al unísono y pronto se les unió la Ouroboros de Bogatyr. Algo extraño estaba pasando. Entonces, las tres hojas forzaron a sus portadoras a acercarlas hasta que se tocaron y se produjo un destello cegador. Cuando todas las presentes pudieron volver a recuperar la vista, algo extraño había pasado: las tres espadas se habían fusionado en una gran espada que aunaba la masa de las individuales. Era también una Ouroboros, pero multiplicada por tres. Pero había pasado algo más: Tanto Kate Ashford como Bogatyr iban ahora vestidas con trajes similares al de Violet: Bogatyr iba de blanco y negro y Kate de rojo y negro.

Todas tardaron un poco en recuperarse de la sorpresa, pero cuando lo hicieron, la primera en reaccionar fue Ashley que comenzó a reírse a carcajadas. Cuando se calmó un poco les dijo:
-¡Esto es buenísimo! Parecéis una extraña alineación femenina de los Power Rangers, ¡las Kate Rangers!

A fin de cuentas tenía razón, por lo que, aturdidas por lo que había pasado y divertidas por la ocurrencia, las Kate Rangers comenzaron a reír y no tardaron en unírseles las demás mujeres del equipo Tiamat. Pero, tras esta primera reacción, se dieron cuenta de que algo más había cambiado: los exoesqueletos clase GodHunter habían cambiado de color por efecto de la descarga mágica que había fusionado las tres espadas y provocado el cambio de vestuario de las Kates: La armadura de Ashley ahora era roja. Y las demás eran de color negro, verde, azul, amarillo y rosa. Tras la estupefacción por el cambio cromático, efecto secundario de la descarga mágica, tenían que ver como solucionar aquella situación. La primera opción era contactar con Loki. A fin de cuentas, la espada era obra del nórdico. Por eso, Kate Ashford, la ranger roja y negra, sacó el móvil y le llamó. Tuvo que explicarle lo sucedido, que provocó la sorpresa del Herrero Mentiroso, tras lo cual este se comprometió a acercarse allí de inmediato, tanto para investigar el fenómeno como para ver como se podría solucionar. Pero estaba claro que ese día no iba ser tranquilo ni iban a tener mucho tiempo de respiro. En las armaduras GodHunter saltó una alarma: se había abierto un portal espaciotemporal en las proximidades, a menos de un kilómetro hacia el norte. Reaccionando en base a su formación y experiencia militar, Ashley subió a su armadura y dio ordenes rápidamente. Todas las mujeres del equipo Tiamat se introdujeron en sus exoesqueletos y se prepararon para investigar el fenómeno. El problema estaba en que hacer con las Kate Rangers. Las tres mujeres no estaban dispuestas a quedarse allí esperando y, tras los acontecimientos a los que se habían visto expuestos desde que empezó todo aquello, se temían que aquella incursión espaciotemporal estuviera relacionada con ellos. Por ello, Ashley aceptó que las acompañaran. Cada una de las Kate Rangers se subió a la espalda de uno de los exoesqueletos, mientras la capitana Johnson, con Bogatyr sobre su armadura, empuñó la Gran Ouroboros.

Al marchar hacia el objetivo, los sensores de las GodHunters detectaron cinco objetivos de gran tamaño avanzando hacia ellas. Cuando establecieron el contacto visual, se quedaron asombradas: se trataba de cinco exoesqueletos clase Annihilator con un diseño diferente al que ellas conocían y con unas insignias que les eran ajenas. Pero estaba claro que se trataba de tropas de Omicron Scorpions. Trataron de establecer contacto por radio con los recién llegados, pero resultó inútil, pues no sólo no respondieron al contacto sino que, además, iniciaron maniobras hostiles, es decir, abrieron fuego contra el equipo Tiamat. Las pilotos reaccionaron rápidamente y devolvieron el ataque. Al comenzar la escaramuza, Bogatyr se sintió de nuevo en su elemento, dirigiendo y coordinando ataques contra enemigos en exoesqueletos blindados. Por ello, guiada por el instinto y acostumbrada al mando, gritó una orden que, sorprendentemente, Ashley, de forma automática, retransmitió al resto del equipo, haciendo que todas actuaran de forma coordinada. Así pues, aquella forma de Kate Rangers parecía tener una capacidad inesperada y sorprendente. La capitana, viendo lo sucedido, se sorprendió, pero decidió dejar el mando en manos de Bogatyr. A fin de cuentas, era veterana con mucha experiencia en combate. De esa manera se desarrolló un peculiar combate, una escaramuza en la que Bogatyr, desde su posición, iba gritando órdenes que se cumplían al instante y, así, el equipo Tiamat se iba imponiendo.

Una ventaja de ese sistema era que Bogatyr había combatido muchas veces contra exoesqueletos pilotados por humanos y reptilianos. Por ello, conocía muy bien los puntos fuertes y débiles de estos. Así, pudo enseñar a Ashley y sus mujeres algunas tácticas que las sorprendieron. El hecho de que ellas pilotaran armaduras clase GodHunter era un punto a su favor. Eran más grandes y pesadas que las de clase Acorazado, pero también eran rápidas y tenían mejor tecnología. Por otro lado, las Annihilator a las que se enfrentaban, aunque eran de mayor envergadura, eran más lentas y se basaban principalmente en su potencia de fuego. Por ello, las maniobras de Bogatyr desconcertaban a los pilotos enemigos.

Pero es que las Kate Rangers y sus compañeras del equipo Tiamat contaban con una ventaja adicional que descubrieron de forma accidental: la Gran Ouroboros, aunque empuñada por el exoesqueleto de Ashley, respondía a la voluntad de las Kate Rangers, de manera que estas podían activar sus poderes con el pensamiento. Así, tras unos primeros intentos poco afortunados que dejaron a la capitana Johnson desconcertada, la cosa empezó a ir mejor. Las Kate Rangers lograban disparar rayos desde la Gran Ouroboros para teleportar de forma aleatoria a las armaduras rivales. Hubo dos que aparecieron a varias decenas de metros sobre el suelo, estampándose contra este y sufriendo daños con la caída, otra apareció sobre el abismo donde Atlach-Nacha teje su red, pero con tan mala suerte, que apareció justo encima de una zona en donde el dios araña aún no había tejido nada. El cuarto adversario apareció en R’lyeh, bajo el agua, lo que le supuso un importante contratiempo y el quinto y último se vio en una complicada tesitura al aparecer en lo alto del monte Everest.

Una vez resuelto el problema del ataque, quedaba por ver como hacían para recuperar las tres espadas. Pero esto también pareció resolverse una vez acabada la pelea. Obedeciendo a algún tipo de algoritmo o instrucción contenida en el hechizo con el que se forjó la Ouroboros y que había provocado la fusión y transformación de las espadas y las Kates, una vez eliminada la amenaza, la Gran Ouroboros se volvió a dividir en las tres hojas originales, y las tres mujeres volvieron a su atuendo convencional. Sin embargo, las armaduras GodHunters se quedaron con el nuevo esquema de colores.

Algo más tarde, de vuelta en el pueblo de Dunwich, Loki examinó con detalle e interés profesional las tres espadas y a las tres Kates. Tras meditar el asunto profundamente dio su veredicto:

-Bueno, está claro que las tres son Ouroboros, en diferentes versiones y periodos temporales, por eso, al interactuar entre sí los campos mágicos, el logaritmo arcano de interconexión que permite la transformación se ha sobrecargado y ha provocado una interrupción en el contínuo estático temporal con consecuencias inesperadas, es decir, la fusión de las tres espadas y el reajuste de los trajes en base a la última actualización de la versión del software táumico. Y, claro, al existir la proximidad genética entre las tres, de hecho dos sois la misma mujer en diferentes continuos, ha facilitado el proceso de saturación energética a nivel táumico. Por otro lado, tampoco es raro que las tres podáis usar la espada con sus poderes, pues el grado de parentesco queda incluido dentro de las cláusulas internas de uso de las capacidades especiales registradas por el hechizo.

Loki siguió un rato más divagando así, mientras las dos Kates Ashford trataban de dilucidar el contenido exacto de la palabrería y a que se refería concretamente con eso de “grado de parentesco” en relación con ellas y Kate Violet. ¿Y por qué ésta se sonrojaba al seguir la línea de pensamiento de Loki y de las Kates?

sábado, 21 de abril de 2018

Crisis of Infinity Kates (Parte 3): Cinema Inferno

La misión en La Gran Guerra había traído una victoria a las Kates, cosa que celebraron con gran entusiasmo (y erótico resultado), pero no debían olvidar que, en cualquier momento, el peligro asaltaría para destruirlas a todas. Por esta razón, relajarse era un lujo, hasta cuando no estaban en un salto por el espacio/tiempo. 

Así, en ese estado de relajación/alerta, se encontraban Kate la roja y Ka-Neferu en el hall de La Llave y La Puerta. Yekaterina había ido a los túneles por un asunto de los morlocks, y el resto de Kates habían ido en busca de Ashley Johnson por alguna razón ultrasecreta e importantísima. Las dos Kates del pasado estaban aprovechando su tiempo en el presente para hacerse a la idea de los tiempos que corrían y conocer las tecnologías actuales. En el tema de comunicaciones, todavía estaban sorprendidas por los teléfonos móviles, que en la época de ambas sería prácticamente magia, de hecho, habían tenido un incidente con un móvil con el que habían hecho una foto involuntariamente y pensaban que su esencia había sido absorbida por el aparato. Otra cosa que les estaba sorprendiendo, era el culto a las celebridades del mundo de internet, algo que en sus respectivas épocas no era ni el sueño del sueño de una idea. La visión de la gran fama que tenían determinados youtubers les sorprendió a la vez que les horrorizó, al comprobar que los  vídeos más ridículos parecían ser lo que gozaban de más éxito. Otro gran descubrimiento fue el cine, y, sobre todo, el uso de efectos especiales. Brontes tuvo que explicarles que casi todo lo que veían estaba generado por ordenador cuando se les ocurrió ver una película de la última ornada de Star Wars. Y precisamente el mundo del cine iba a necesitar de su ayuda, aunque eso ellas no lo sabían.

-A ver... en mi época el primero es el uno, después va el dos, después el tres y después el cuatro ¿qué demencial idea fue esa de empezar por el cuatro? Seguro que confundió a todos los que lo vieron. -estaba diciendo Ka-Neferu.

-No sé, igual para los habitantes de esta época no es tan confuso, pero yo no sé aún cual es el orden correcto para verlas, porque esos que salen por internet tampoco parecen aclararse -le respondió Kate la roja.

-Pero si está clarísimo -les dijo Brontes-. Primero hay que ver las antiguas y, después, te pones las nuevas en orden de estreno.

-Lo que he dicho. Es demencial -respondió la egipcia.

De pronto, la puerta que daba  la calle se abrió de golpe y entró Yekaterina. Brontes se preguntó por qué no había usado el acceso a los túneles del sótano de la residencia, pero no lo preguntó, pues en la cara se le veía urgencia.

-¡Estamos ante una emergencia! -exclamó la morlock.

-¿Y cuando no lo estamos? Nuestra vida, desde que nos trajiste a esta época, es una emergencia -le dijo Kate la roja-. Ni siquiera puedo disfrutar de un dulce y dorado whisky...

-Porque te queremos sobria en los combates -explicó Brontes.

-Puedo luchar mejor que nadie aun llevando litros de alcohol en el cuerpo, soy irlandesa, nuestro cuerpo usa el alcohol como combustible.

-¡Eh! ¡Escuchadme, que es importante! -les interrumpió Yekaterina-. Hay un incidente espacio/temporal relacionado con nuestros enemigos. Un comando del equipo Exile ha detectado una comunicación entre reptilianos y, parece que alguien ha dado la orden de sabotear el primer festival de cine fantástico de Sitges.

-¿Y eso qué tiene que ver con nosotras? Si no sé ni lo que es -dijo Ka-Neferu.

-Eso ¿por qué nos debería importar el festival ese? Que no somos agentes de El Ministerio del Tiempo.

Yekaterina torció el gesto y después miró a Brontes.

-¿Qué? Les estoy poniendo mis series y películas favoritas. Que ellas las utilicen como referencia no es culpa mía.

-No os tenéis que preguntar qué relación tiene con vosotras el Festival de Sitges. Nuestro enemigo quiere destruir la estirpe de Kate, y eso quiere decir que alterar incidentes indirectos podría provocar un cambio en su línea temporal. Ya sabéis, una mariposa mueve las alas en Japón y...

-Vale, vale, lo hemos entendido. Iremos a salvar el festival ese, pero me llevo una botella de licor.

-Kate, aún seguimos sin creernos esa teoría de los irlandeses y el acohol como combustible, de hecho tengo una gran cantidad de datos científicos que tiran por el suelo esa hipótesis -dijo Yekaterina impacientándose.

-Y aún no nos has explicado qué es ese festival -insistió Ka-Neferu.

-Se trata de un festival de cine fantástico y de terror que se realiza en España. Muchas películas de terror míticas se estrenaron en ese festival, y es un referente internacional en cuanto al género se refiere. Su primera edición fue en 1968, y a esa fecha nos dirigiremos.

-Quizás necesitéis algo de músculo -dijo Brontes.

-Me parece que será mejor que esta vez te quedes. En 1968 España no era un paraíso hippie como lo fue Estados Unidos, sino que se encontraba en los años finales del Franquismo. No queremos destacar demasiado, y un cíclope de tu tamaño llamaría mucho la atención.

-Bueno... pues me quedo viendo alguna peli.

Dicho esto, Brontes se levantó y se fue hacia su habitación. Las Kates se quedaron mirando a Yekaterina.

-Bueno, ¿vamos o no vamos a los años '60?

Sitges, España. Finales de 1968.

A ritmo de una canción de Manolo Escobar, tres mujeres con minifalda e inmensas gafas de sol iban caminando por la turística ciudad catalana de Sitges. No parecían destacar al resto de las chicas que andaban por las calles, quizás llamaban la atención porque una de ellas tenía unos rasgos y un color de piel extraño -así como de morlock- y otra tuviera claros rasgos egipcios. Debían tener cuidado con lo que hacían, pues el factor Arkham no actuaba en un lugar tan lejano, tanto en el espacio como en el tiempo. Su misión era encontrar a los reptilianos que tenían pensado sabotear el festival de cine, así que buscar reptilianos era lo que hacían.

-Pues aún no ha aparecido ningún reptiliano. Lo único que hemos visto es turistas y a un tío bajito y peludo que nos estaba dando la lata con que si éramos suecas -dijo Kate la roja.

-Están aquí, en algún sitio. Sólo tenemos que encontrarlos, y tener cuidado de no alterar la línea temporal.

Las Kates recorrieron las calles, haciéndose pasar por turistas, sobre todo rondando la zona donde se celebraba el festival. No parecía haber pista de los reptilianos, todo lo que veían era la tranquilidad de una población del mediterráneo en otoño. Era un ambiente agradable, pero debían recordar que no habían venido por razones ociosas. Finalmente, cansadas, se sentaron en la terraza de un bar cercano a las salas donde se organizaba el festival.

-¿Tan importante es el festival este? Lo que estoy viendo es muy cutre, y ni siquiera pone que sea un festival, en los carteles dice "I Semana Internacional de Cine Fantástico" -se quejó Kate la roja, que se las había arreglado para pedir una cerveza y que no le miraran raro.

-En los primeros años, el Festival de Sitges fue bastante cutre, la cosa fue cogiendo fuerza años después, en plenos años setenta -explicó Yekaterina.

-Pues entonces tampoco será tan grave que saboteen este. Visto lo visto, nadie se va a enterar ¡Camarero! ¡Traiga otra cerveza, que esta se ha escapado!

-Kate, no llames tanto la atención -masculló Yekaterina.

-¿Qué pasa? -preguntó la irlandesa desconcertada.

-En este país, en esta época, no es tan normal que una mujer le de al bebercio. Si sigues así, vas a llamar demasiado la atención.

-Todo son quejas, oye... ¡Camarero, deje la cerveza, traiga un vino español y tal!

Yekaterina se llevó las manos a la cabeza. El camarero se acercó a ellas con las manos vacías y se les quedó mirando detenidamente.

-Creo que deberían irse, señoritas. Una jovencita decente no está en bares bebiendo como un hombre -dijo el camarero.

-¿Que qué? ¡¿Que qué?! ¡¿Estás insinuando que no puedo beber como un hombre?! ¡Vamos! ¡Vaaaamos! ¡Trae tu mejor whisky y verás de qué soy capaz!

-Kaaaaate -dijo entre dientes Yekaterina. Lo de no llamar la atención ya podían darlo por perdido.

-No voy a contribuir en este, señorita ¿qué estarán pensando sus padres? -insistió el camarero.

-¿Mis padres? ¿Pero qué le pasa a este? -decía Kate la roja gesticulando visiblemente.

El pequeño altercado pareció llamar la atención a una pareja de hombres vestidos con unos uniformes verdes y con algo parecido a un tricornio en la cabeza. Se acercaron lentamente a la terracita del bar y, una vez allí, carraspearon.

-Señoritas, están ustedes dando un espectáculo lamentable, y en España no nos gustan las mujeres indecentes. Sus maridos deberían tenerlas en vereda...

-No sé tú, Yekaterina, pero a mi también se me están hinchando los ovarios -musitó la egipcia.

-¿Cómo ha dicho, señorita? ¿Ha sido eso un insulto? ¿Insulta usted a la autoridad?

-Discuuuulpe, nosoooootrrras no somos de España -dijo Yekaterina con un fuerte acento extranjero.

-Sargento García, esa tiene acento ruso ¡Son rojas que vienen a traer sus inmundas ideas a esta gran nación!

-¡Basta ya! Señoritas, quedan detenidas comos sospechosas de espionaje soviético -dijo el sargento García

Antes de que las Kates pudieran decir o hacer nada, los guardias civiles se las llevaron a un coche patrulla, donde las metieron. Una vez dentro del vehículo, el sargento García se subió en el asiento del conductor.

-¡Y ahora al calabozo! -exclamó el sargento García.

De repente, de los asientos surgieron unos aparatos de alta tecnología que agarraron de brazos y piernas a las Kates.

-¡Eh! ¡Esta tecnología está por encima de la de esta época! -exclamó Yekaterina.

-Por sssssupuessssto -dijo el sargento García con una sonrisa-. A menos que sssssseas un reptiliano.

De la boca de Yekaterina fue a salir un taco muy gordo, pero algo cubrió sus mandíbulas y no pudo decir nada. Habían sido fácil y muy estúpidamente capturadas por los reptilianos. Ahora tendrían que hacer algo para escapar del lugar al que las estuvieran llevando. De momento todo había sido un desastre. Se preguntó cómo le estaría yendo al resto de las Kates con Ashley Johnson. Esperaba que les fuera mejor que a ellas...

viernes, 13 de abril de 2018

Crisis of Infinity Kates (Parte 2): En las trincheras

1916, en algún lugar de Francia

El barro, la humedad, el ruido de los disparos y el lejano estruendo de la artillería se habían convertido en un elemento habitual de la vida en la trinchera. Más allá de la misma, la tierra de nadie era un erial desolado, arrasado por las explosiones, sembrado de restos de alambradas y otros restos de defensas destrozadas y donde los cadáveres de los infortunados a los que no habían podido salvar se pudrían lentamente. Era un infierno en la tierra, y la trinchera era el reservorio de los condenados, que esperaban pacientemente al momento en que les llegara el momento de recibir una bala enemiga, o bien que el gas o alguna enfermedad incubada entre las malas condiciones de aquel agujero se ocupara de ellos. Tras aquella enorme zanja que era la trinchera, a varios centenares de metros, aguardaba un bosque, y, algo más allá, un pequeño pueblo, prácticamente una aldea, arrasada por los efectos de la guerra. Y es que, a lo largo de los centenares de kilómetros a lo ancho de Europa recorridos por las, en apariencia, infinitas trincheras, la desolación se extendía a ambos lados de las mismas.

La Gran Guerra, la guerra que iba a acabar con todas las guerras, era una pesadilla para la población civil afectada y para los soldados. Empantanada en una, en apariencia inacabable, guerra de trincheras, lo que iba a ser un enfrentamiento rápido y definitivo, una forma de aplacar las ansias belicosas de los altos mandos de los ejércitos, se había convertido en un desastre. La guerra tal y como se concebía hasta el momento había cambiado por completo. Ya no se podían utilizar las mismas tácticas, ya que todo había cambiado. Y la falta de previsión había provocado aquel estancamiento. Sólo el bando que pudiera aguantar durante más tiempo el tremendo desgaste sufrido durante el conflicto bélico podría alzarse con la victoria. Mientras tanto, las tragedias a todas las escalas se desarrollaban una tras otra por todos los frentes de la guerra.

En un kilómetro olvidado del frente occidental, en una zona de trincheras que había quedado aislada y brutalmente asediada, una tragedia en concreto se estaba desarrollando. Los hombres que allí luchaban no comprendían el motivo de la repentina escalada bélica que se había producido en aquel punto. Ya no eran los ataques con gas, que habían sido terribles y que, por fortuna, el enemigo los desechó rápidamente. Eran los refuerzos en hombres y equipo que los alemanes habían recibido. Los ingleses y franceses que luchaban atrapados en aquel agujero no entendían como aquel lugar parecía haberse vuelto tan importante para el esfuerzo bélico enemigo. Pero, por alguna razón, se habían desplegado allí una potente fuerza militar con tecnología que superaba todo lo que habían visto hasta el momento. Los soldados enemigos habían sido reforzados con hombres que llevaban uniformes diferentes, y que usaban rifles, ametralladoras y granadas muy superiores a lo que habían visto hasta ahora. Los defensores sólo podían agradecer que, por el momento, no habían desplegado allí cañones o tanques. Pero temían que sólo fuera cuestión de tiempo. Pese a todo, seguían resistiendo.

Con las líneas de comunicación cortadas, el puesto de mando instalado en aquel tramo de trincheras se había vuelto inútil, y los soldados que caían heridos sólo podían recibir la ayuda de una enfermera que hacía lo que podía con los suministros que tenía. Y, sin embargo, resistían. Pero más que achacar esto a la heroicidad, parecía como si el enemigo estuviera jugando con ellos, como si aguardara el momento oportuno para lanzar un ataque definitivo a través de la tierra de nadie. Así, un día más, con las primeras horas de luz, la lucha se reanudaba. Empantanados y aguardando, los defensores sólo podían limitarse a vigilar y tratar de frustrar cualquier tentativa de ataque. Aristides Tanatopoulos, un extraño sujeto que afirmaba ser periodista, silbaba una alegre tonadilla mientras observaba la tierra de nadie con un periscopio de trinchera. El eterno buen humor del griego a veces sacaba de sus casillas a algunos soldados, pero al periodista le traía todo sin cuidado. Nadie sabía quien era exactamente ni cómo había acabado en aquel agujero infernal, pero un día, llegó siguiendo la trinchera y se instaló con ellos. Al poco de su aparición se inició el brutal ataque que los dejó incomunicados y, al parecer, olvidados. Desde entonces, Arístides se había convertido en un elemento más de aquel lugar. Parecía indemne al aburrimiento y la fatiga física y mental, y no se había privado de flirtear con la enfermera, Katherine Jones, que había aceptado con gracia sus requiebros, aunque sin darle esperanzas. Todos coincidieron que debía haberle caído muy bien, pues la enfermera tenía poca paciencia con los seductores y era capaz de jurar como un marinero. También se rumoreaba que, en realidad, lo que le gustaban eran las mujeres, pero nadie se había atrevido a planteárselo a la mujer. Ésta, originaria de Londres, tenía vocación por la medicina, por lo que se había convertido en enfermera y mantenía siempre a mano algún que otro libro de medicina para continuar su formación, aunque sabía que no podía aspirar a más. Sin embargo, era una luchadora, activista en los movimientos en favor de los derechos de la mujer. Además, durante el tiempo que había pasado en las trincheras, había acabado por convertirse en una buena tiradora. No excelente, pero si competente. También, para sorpresa de los soldados si lo hubieran averiguado, era bisexual, aunque prefería a las de su sexo. Pero había algo que ni ella misma sabía. Y es que Katherine Jones era familia de Katherine Ashford, miembro de una rama familiar diferente a la americana, pero que mantenían antepasados comunes.

Disertaciones genealógicas aparte, aquel día la enfermera Kate estaba de buen humor, por lo que recibía con agrado el silbido del griego. Desconocía el motivo de su estado anímico, pero se sentía bien, como si tuviera la impresión de que iba a pasar algo bueno ese día. Así pues, cuando, una hora más tarde, se produjo un extraño estallido procedente del bosque, su premonición se vio cumplida, aunque no de la forma en que esperaba. Lo que emergió de la floresta era un tanque de tamaño muy reducido, lleno de remaches, placas de blindaje, pinchos y otros adornos combinados con una serie de cables blindados y accesorios, con lo que parecía haber sido ensamblado en una chatarrería para haber acabado estrellándose contra un muestrario de alambiques metálicos. En la parte frontal lucía una estrella roja sobre una rueda de engranaje, emblema que desconocía, y,  como pudieron comprobar tanto la enfermera Kate como los demás soldados, era que llevaba un remolque cargado de cajas. Al hacer su aparición, los alemanes, sorprendidos, comenzaron a disparar contra el minitanque, pero el blindaje de este era demasiado duro. Los defensores, viendo que aquel extraño vehículo venía por su lado y estaba siendo atacado por sus rivales, optaron por tratar de darle algo de cobertura y respondieron al fuego con el propio, además de utilizar algunas granadas. Pero el minitanque no tardó en disparar también. Pese a su tamaño, su cañón era bastante potente, y lanzó una serie de obuses que causaron bastantes destrozos en la trinchera enemiga, además de dejar más impracticable la tierra de nadie. Cuando llegó hasta la línea defensiva, arrojó también una serie de granadas de humo que formaron una excelente cobertura. En ese momento, se abrió la escotilla superior y salieron varias figuras ataviadas con uniformes militares de color gris y sin insignias, que se dedicaron rápidamente a descargar el remolque e introducir las cajas en la trinchera. Los soldados, atónitos, contemplaron aquella operación, sorprendidos por la tecnología que suponía aquel minitanque y porque las figuras que habían surgido del mismo y estaban descargando eran todo mujeres. Una vez acabado el proceso, se introdujeron en la trinchera y el tanque retrocedió de vuelta al bosque.

El oficial al mando, el teniente Irvine, que no esperaba ningún tipo de refuerzos o apoyo, se quedó boquiabierto cuando la que parecía ser la líder de aquellas mujeres, una chica albina y bajita, que usaba unas gafas de sol, se plantó ante él.

-Combatiente Yekaterina Ivanova presentándose, señor. Mi equipo y yo le traemos suministros y refuerzos.

-Descanse, combatiente. ¿De dónde salen ustedes y cómo es que sólo son mujeres?

-Teniente, lo que traigo aquí no son “sólo” mujeres. Se trata de una unidad formada por expertas combatientes, estrategas y luchadoras capaces de poner en fuga a quien se les plante como adversario. Además, le traigo unas armas que le van a ayudar a romper el asedio al que están siendo sometidos.

El teniente miró por encima del hombro a las chicas: eran todas jóvenes, de veintipocos años, salvo una que parecía estar rondando los cuarenta. Tres de ellas portaban espadas de las cuales, dos tenían el cabello castaño y podrían pasar por madre e hija y la tercera, rubia, tenía un cierto aire familiar. Una pelirroja y otra morena de piel y de pelo contemplaban todo con sumo interés. Era un equipo bastante curioso. Una a una le fueron presentadas al teniente y a los allí presentes, inclusive Aristides y Katherine Jones: las dos mujeres que parecían madre e hija, compartían el mismo nombre, Katherine Ashford, aunque a la mayor la llamaban “Bogatyr”; la rubia de la espada fue presentada como Katherine Violet, sin mencionar su apellido; la pelirroja era Kate de Connacht, que parecía irlandesa y, finalmente, Ka-neferu, de Egipto. El teniente, que ya no sabía si tomarse aquello en serio, se percató de que la albina de nombre ruso le había lanzado una mirada de interés a la enfermera, como si hubiera ido allí específicamente por ella. Lo único que esperaba es que aquel circo acabara pronto y, a ser posible, sin revolucionar demasiado a los soldados ante la presencia de tanta fémina. Por suerte para él, las cosas mejoraron rápidamente en cuanto empezaron a abrir las cajas que habían llevado hasta allí: estaba llenas de armamento de manufactura morlock, lo que incluía fusiles de asalto, granadas, lanzacohetes y pistolas. Los soldados miraban aquello estupefactos, ya que eran armas que no habían visto nunca, con un diseño y de una tecnología que desconocían, pero, si eran tan mortales como les aseguraban, aquello podía significar darle la vuelta a aquella situación.

Mientras Yekaterina y Bogatyr se encargaban de distribuir las armas y dar algunos consejos básicos para usarlas (las armas morlock están diseñadas y construidas para ser fáciles de fabricar y mantener y fáciles de usar, se pueden utilizar para disparar balas o como arma contundente para seguir disparando de nuevo como si nada), Kate Ashford y las demás chicas se fueron a hablar con la enfermera y el periodista. Se retiraron al puesto de mando, donde Katherine Jones recibió de Katherine Ashford una charla sobre viajes en el tiempo, líneas genéticas amenazadas, paradojas temporales y demás historias. Omitió los detalles más estrambóticos, pero aun así quedó una historia difícil de creer. Fue entonces cuando tuvo que jugar su arma final: una foto de la enfermera fechada en 1950 y una carta de su puño y letra de la misma fecha en el que se contaba todo aquello a sí misma. Había sido consignada en un despacho de abogados durante varias décadas hasta que fue entregada a Katherine Ashford en Arkham, Massachussetts en una fecha determinada. Kate incluso le mostró el documento que recogía las instrucciones de los abogados. Mientras la enfermera Jones meditaba sobre aquello y trataba de asimilarlo, Kate se fue a hablar con Aristides.

-Señor Tanatopoulos, ¿qué hace usted aquí exactamente?

-Bueno, soy periodista, creo que eso está claro. Me dedico a escribir crónicas de guerra.

-Sí, claro, pero, ¿por qué aquí en concreto cuando hay tantos lugares donde se está decidiendo el destino de esta guerra, Ares?

Aristides era bueno, pero Kate conocía bastante bien a los dioses que, en su tiempo, conformaban el equipo Alfa Strike. A N’kari y Bastet las conocía más íntimamente, pues amabas eran amantes suyas y de Welcome, pero eso era otra cuestión. Y sabía que aquel periodista era, en realidad, Ares, el dios griego de la guerra.

-Aristides, mi nombre es Aristides, no Ares. Creo que me confunde con otra persona.

-Y yo soy Sarah Bernhardt… Mira, no se que haces aquí, pero se quien eres. No me conoces, pero nos conoceremos en el futuro. Tan sólo espero que, si puedes o quieres, nos eches una mano. No como dios de la guerra, se que los dioses no queréis llamar la atención innecesariamente, pero si que puedes ayudar como un combatiente más. Y si las cosas se complican demasiado, no creo que llames demasiado la atención si tenemos que recurrir a todos nuestros recursos.

Ares seguía haciéndose el loco, aunque Kate sabía que le había hecho pensar en la situación.

Una hora más tarde, con todo el mundo preparado y las armas repartidas y asignadas, estaba todo listo para la acción. Bogatyr, que había sido una líder militar, había establecido la estrategia de combate que iban a seguir. Todo empezó con un ataque masivo de los soldados que comenzaron a disparar desde la trinchera. Desde el otro lado no tardaron en responder al fuego, aunque las nuevas armas de factura morlock resultaron mucho más efectivas. Por otro lado, Kate la Roja y Ka-neferu comenzaron a preparar sendos rituales de invocación. Si la irlandesa no se equivocaba, iban a poder conseguir una ayuda muy poderosa. Por su parte, Kate Ashford empuñó la espada Ouroboros, cedida por Welcome y se concentró en ella. El arma, aunque estaba hecha para ser blandida con sus plenos poderes por Evangeline Parker, también podía ser utilizada por Kate, pues, al estar enamoradas, sus almas estaban conectadas. Por la misma razón, Bogatyr podía usar su Ouroboros también. Lo que no acababa de entender Kate era como podía manejar Katherine Violet también una Ouroboros. No es que la espada fuera imposible de usar. En manos de cualquier persona era una espada de excelente manufactura y capaz de afectar a criaturas y entidades inmunes al daño físico convencional. Pero sólo en manos de Welcome o de alguien muy ligado a ella, como Kate, se activaban sus poderes. Con Evangeline, la espada podía cortar el tejido del espaciotiempo y crear portales en el espacio, el tiempo y entre los planos. En manos de Kate Ashford (y Bogatyr), emitía un rayo que teleportaba de forma aleatoria a quien alcanzara. Cuando la usaba Kate Violet, era ella misma la que se podía teletransportar libremente. Y Kate se había asegurado de que la espada era una Ouroboros y no otra arma mágica. Era algo que la escamaba. Pero, en cualquier caso, los diferentes poderes de la espada les iban a resultar de mucha ayuda.

Mientras los soldados disparaban, las dos Kates Ashford utilizaron sus Ouroboros para disparar rayos teleportadores hacia el otro lado del frente. Allí donde alcanzaban un objetivo, este desaparecía misteriosamente con destino ignoto. Simultáneamente, Kate Violet usaba su espada para aparecer en medio de la trinchera alemana, repartir una serie de golpes, disparos de pistola y tajos y volver a desaparecer para retornar a su lado del frente. Esto estaba desconcertando a los alemanes. Fue en una de esas acciones cuando Violet vio algo que le llamó la atención y, en su siguiente salto, regresó con una chaqueta que le había arrancado a un soldado muerto. Con la prenda en la mano se acercó a ver a Kate Ashford. Juntas examinaron las insignias y se quedaron boquiabiertas ante lo que vieron: no sólo era una versión de los uniformes alemanes de ese tiempo, sino que, además, tenían insignias de Omicron Scorpions. Pero eran extrañas, diferentes a las que ya conocían. Algo extraño estaba sucediendo. Pero, mientras trataban de resolver el enigma, la lucha proseguía.

Los alemanes, sorprendidos por la furia de la acción, tuvieron que hacer uso del arma secreta que estaban reservando para su ataque final. Estaba escondido en una granja medio en ruinas que había más allá del frente, en el lado alemán, pero cuando apareció, no era difícil que llamara la atención. Aquello era algo completamente fuera de lugar, un anacronismo que, si se extendía, podía cambiar definitivamente el curso de la guerra. Pero sólo se había usado allí, sólo allí parecía haber tropas de Omicron Scorpions con armamento de Omicron Scorpions y de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro. Y aquello que había surgido era una prueba más de que aquel punto concreto de las trincheras era importante. Aquel lugar en donde se podía encontrar a una mujer emparentada con la rama familiar de Katherine Ashford, la enfermera Katherine Jones. Y fuera quien fuera quien andaba detrás de ese linaje y sus ramas, había enviado un exoesqueleto blindado clase Acorazado de la NWE. Pero aquella enorme armadura de combate era diferente, extraña. Se trataba de una versión pesada del Acorazado que ya conocían Kate y Alfa Strike, más grande, más blindado, más similar a la clase GodHunter aunque parecía diseñado para ser un destructor de tanques más que de dioses. Y aquel monstruo metálico se dirigía hacia allí, armado con una ametralladora pesada y una enorme garra. Si llegaba hasta el frente no iba a haber supervivientes. 
Los alemanes se regocijaron ante la llegada de aquel coloso, pero las Kates no habían jugado aún su última carta. Bogatyr había luchado contra diferentes modelos de la clase Acorazado y de su original, la clase Ritter de los RNLO. Y no iba a dejar que un exoesqueleto nuevo la derrotara. Por ello, se acercó a comprobar los progresos de Kate la Roja y Ka-neferu. El tiempo apremiaba, pero ellas habían avanzado bastante. Mientras, el fuego se concentraba contra el Acorazado modificado, que llevaba un blindaje que parecía equipararlo a la clase GodHunter, o, tal vez, incluso superarla en cuanto a protección, ya que los intentos de teleportarlo por parte de Kate Ashford eran inútiles. Parecía incorporar algún tipo de escudo antimagia que desviaba los rayos teleportadores.

Pero, cuando las dos mujeres acabaron su trabajo, la balanza volvió a inclinarse a su favor, equilibrando la situación. Por un lado, una horda felina compuesta en parte por gatos de las Tierras del Sueño llegados por caminos que sólo ellos conocen y por la población felina de la región se abalanzó sobre la trinchera alemana sembrando el caos y la destrucción a su paso atraídos por Ka-neferu. Por otro lado, desde el próximo bosque, surgieron dos retoños oscuros de Shub-Niggurath, que acudieron a la llamada de Kate la Roja. Junto a estos, el minitanque reptiliano modificado por los morlocks y dirigido con control remoto por Yekaterina, surgió de su escondite para unirse al combate. Finalmente, Ares, al comprender que aquello no era para nada normal y que, a fin de cuentas, si que podía hacer algo y, de paso, divertirse, agarró una de las armas y saltó a la tierra de nadie disparando hacia el otro lado del frente. Los soldados, inspirados por el ejemplo del dios de la guerra, se lanzaron tras él en una insensata carga, acompañados por los retoños oscuros.

La batalla fue épica, anacrónica y digna de salir en los anales de la guerra a lo largo de la historia. Se cometieron actos de heroismo, muertes inútiles y muestras de valor más allá de toda duda. Fue un enfrentamiento que no merecía ser olvidado, en el que los soldados ingleses y franceses lograron superar finalmente a los alemanes, derrotándolos junto a sus aliados de Omicron Scorpions. El Acorazado modificado cayó en parte por los ataques del minitanque, a bordo del cual se subieron todas las Kates, y por la intervención de los retoños oscuros. Pero aquel lugar, aunque se obtuvo una victoria importante en aquel momento, fue uno de esos oscuros secretos de la guerra, uno de esos episodios que acaban por caer en el olvido. Y, sin embargo, Kate Jones recordaría aquella batalla durante el resto de su vida. Y, aunque sabía que no podía relatarla tal cual fue, pues nadie la creería, podía contar con la amistad de un dios, Ares, que se forjó durante aquel tiempo.

Así, con una victoria que no pasaría a los anales de la historia, con una batalla que pasaría desapercibida en aquella infausta e inútil guerra, se logró la primera victoria del equipo de las Kates contra aquello que amenazaba su total y completa existencia.

domingo, 8 de abril de 2018

Crisis of Infinity Kates (Parte 1): una gota de agua en el océano

-Mucha gente cree que el tiempo es como un río, pero no es así. El tiempo es como un inmenso océano en calma, y una sola gota de agua puede no parecer nada, pero al caer crea una serie de ondas que se van extendiendo, es... ¡Welcome, deja de mirarle el culo a las Kates, así no hay forma de concentrarse en un discurso épico!

-Ay, Brontes, lo siento, pero es que no puedo evitarlo, las tengo a todas delante -respondió Welcome con mirada de culpabilidad.

Se encontraban en el salón de actos de la residencia (sí, La Llave y La Puerta tiene un salón de actos, lo que pasa es que no se usa casi nunca). Allí se habían reunido las distintas Kates extraídas del continuo espacio-tiempo. Cada una de ellas era distinta, o de una línea temporal alternativa, y a la vez todas unidas por un linaje. Cada una de ellas una gota en un océano. Pero es que eran gotas muy atractivas, y Welcome las tenía a todas delante, con sus distintas formas y posibilidades. Estaba Yekaterina, la morlock de un distante futuro, descendiente de Kate y miembro del equipo Exile; Ka-Neferu, antecesora de Kate venida del antiguo Egipto faraónico y sacerdotisa de Bastet; Katherine "Bogatyr" Ashford, venida de una línea temporal alternativa que no querrías visitar; Kate la Roja, antepasada de Kate del año 1000 D.C., irlandesa y sacerdotisa de Shub-Niggurath; Delta Wave Violet, superheroína oficial del Arkham del futuro y emparentada de algún modo con Kate. También estaba la propia Kate, que no podía evitar el desconcierto al estar en la misma habitación de las distintas versiones de su linaje, o versiones alternativas de sí misma. Se suponía que ya se había acostumbrado a las cosas raras en Arkham, pero esto era diferente.

Por su lado, Yekaterina, una vez reunido el grupo, les había explicado la amenaza que las sobrevolaba. Se  trataba de una extraña perturbación en el espacio tiempo, una perturbación que afectaba expresamente a la estirpe de Kate, ya fueran del pasado o del futuro. Parecía que alguien estaba muy interesado en exterminar el linaje de Kate y esto la ponía en peligro a ella y mucha otra gente, pues no era lo mismo matar a su antecesora más cercana, que sería familia directa, que matar a una antepasada de antes de Cristo, con lo cual afectarías a cientos de personas a lo largo de la historia. La citada gota en el océano que provocaba ondas en el resto del espacio tiempo que intentaba describir Brontes cuando Welcome había comenzado a recrearse en los traseros de las Kates.

-Bueno, ya me he perdido en el discurso que tenía preparado, con lo bonito que era -se lamentaba Brontes -. Pero no importa, lo importante es la estrategia que seguiremos para evitar que ese enemigo desconocido la líe parda, y esa estrategia implica ¡¡¡visitar el centro comercial!!!

-¿Pero qué dices, unicejo? ¿Qué tiene que ver un centro comercial, antro del capitalismo más consumista con nuestra estrategia para evitar la destrucción de la estirpe de Kate? -Yekaterina había dicho estas palabras acompañados con muchas gesticulaciones, que Brontes siguió como si estuviera viendo algo muy interesante.

-Pues tiene mucho que ver, porque miraos qué pintas tenéis. Una parece una extra de la película de Cleopatra,  otra parece que se ha escapado de un mercado medieval, por no hablar de la postapocalíptica... lo que necesitáis es que no se note que sois agentes de distintas líneas de tiempo. Necesitáis un vestuario que no destaque. No es suficiente con vuestros traductores universales, que hacen que habléis y escuchéis hasta en esperanto, debéis parecer... eh... normales.

-¡¡Pero si en esta ciudad de locos todo es destacable!! Ayer vi un partido de waterpolo entre profundos y gules en Martini Beach, y la gente estaba viéndolo como si nada.

-¿Y quién ganó -le preguntó Brontes.

-¡¿Qué redaños importa quién ganó?! Lo importante es identificar y localizar a nuestro enemigo.

Yekaterina estaba muy segura de que la estrategia a seguir era más proactiva, pero no parecía que el cíclope fuera a claudicar. Y así tuvieron una discusión de media hora, con las Kates mirando cada vez más aburridas las distintas, y cada vez más absurdas, razones que daban para defender su estrategia. Llegó el momento que Welcome se cansó y dio un sonoro golpe en su silla para que todos la miraran.

-¿Y por qué no hacemos las dos cosas? -dijo-. Primero vamos al Centro Comercial para que las Kates se pongan ropa del siglo XXI y después hacemos lo que quiere Yekaterina. Tampoco es tan difícil.
-¿Y por qué tenéis que llamarnos Kates? yo me llamo Ka-Neferu y estoy muy orgullosa de mi nombre.

-¿Podemos empezar a movernos, por favor? -dijo Yekaterina echándose las manos a la cabeza, como si tuviera una migraña.

Centro Comercial del centro de Arkham. Un par de horas después porque ha habido más discusiones por tonterías.

-Esto es como brujería ¿de dónde sale esa música? -preguntó Kate la Roja, que iba maravillándose con la tecnología moderna.

-Eso es el hilo musical -explicó Kate. La normal. Nuestra Kate. La novia de Welcome.

-¿Y por qué has venido tú? -preguntó "Bogatyr"-. Tú ya vistes a la manera de esta época, y no creo que sea inteligente que vayamos todas juntas, nuestros enemigos podrían aprovecharlo para atacárnos.

-Eso díselo al unicejo cabezota -refunfuñó Yekaterina.

-¿Quieres dejar de llamarme unicejo? No puedo tener más cejas, sólo tengo un ojo...

De pronto, Brontes dio un salto y se agarró a un pilar cercano como si fuera una niña pequeña que ha visto un insecto relativamente grande en su cuarto. Delante de él había un gato que se había salido de la tienda de animales del Centro Comercial y se iba acercando a Ka-Neferu.
-Alejad a ese monstruo de mi, que no me toque, fuera, zape... ¡¡¡Zaaaapeeee!!!

-Lo siento, al ser sacerdotisa de Bastet los felinos tienen predilección por acercarse -explicó la egipcia.

-¿Y por qué te comportas como Scooby Doo cuando ve a un fantasma? -preguntó Yekaterina.

-Es alérgico a los gatos -explicó Kate. La normal. Nuestra Kate. La novia de Welcome.
Ka-Neferu cogió al pequeño animal y lo llevó de nuevo a la tienda de la que se había escapado, así pudo Brontes volver al suelo. Una vez eliminada la "amenaza", el grupo siguió caminando por el Centro Comercial, cuando alguien comenzó a llamarles la atención. Se giraron y vieron un puesto de bebidas, donde un señor con bigote, delantal y gorrito las alentaba para que se acercaran.

-Vengan, vengan a probar nuestro nuevo Whiskey irlandés puro y triplemente destilado -decía el hombrecillo.

Kate la Roja escuchó la llamada como si se tratar del canto de una sirena griega y acudió al rico licor como las moscas a la miel, pero cuando estaba a punto de coger un vaso y beber, se interpuso en su camino Yekaterina.

-¡¡¡No!!! Ni se te ocurra beber de ese whiskey, está envenenado -dijo la morlock.

-¿Pero qué dices?

-Sea quien sea, ese tipo no es muy original, porque ha copiado el intento de asesinato de un episodio de Juego de Tronos... o de las novelas, vete a saber.

-¿Pero cómo sueltas semejante SPOILER? ¿Y si alguno de nuestros lectores no ha visto la serie o leído las novelas? -exclamó Brontes.

-¿Eh? ¿De qué lectores hablas? -preguntó la morlock desconcertada.

-Ah, es que estoy tuiteando todo lo que estamos haciendo desde que hemos salido de la residencia -explicó Brontes señalando su móvil.

Yekaterina volvió a llevarse las manos a la cabeza.

-Haz el favor de coger a ese vendedorcillo y traerlo -dijo la morlock.

En un instante tuvo ante ella a un gigante de 2x2 que mantenía alzado en el aire a un hombrecillo de apenas 1'60 de altura. Brontes se lo acercó a la morlock.

-Nos vas a decir por qué has intentado asesinar a nuestra compañera o te dejo en manos de este señor -le dijo Yekaterina.

El hombrecillo tragó saliva de forma ruidosa.

-Unos tipos muy extraños me han dicho que me pusiera aquí y le ofreciera un whiskey a un grupo de mujeres como vosotras, yo no sé nada de veneno.

-¿Unos tipo extraños? ¿Qué tipos? -preguntó Yekaterina.

-Aquellos -respondió el hombrecillo señalando a su derecha. Allí se podían ver a un par de ¿señores? No, claramente eran dos reptilianos nazis muy mal disfrazados de ser humano.

-¡¡¡Reptilianos!!! -exclamó "Bogatyr" desenfundando su arma.

Los reptilianos se vieron descubiertos y se quitaron la gabardina y la cutrepeluca que se habían puesto, mostrando sus uniformes nazis. Desenfundaron sus Luger e intentaron plantar cara. Después se dieron cuenta de que eran sólo dos y ellas iban todas armadas, una era una morlock y el gigante no parecía una presa fácil. Gritaron algo en alemán y salieron corriendo en dirección a la salida del Centro Comercial.

-¡Que no escapen! -dijo "Bogatyr", que ya había salido corriendo. Las demás Kates le siguieron, mientras Brontes ya iba llamando a la tormenta.

Cuando el grupo atravesó las puertas del Centro Comercial, se encontraron con que los dos reptilianos se habían traído a unos cuantos amigos. Todo un escuadrón con exoesqueletos y un par de tanques. Yekaterina se lanzó sobre ellos como si del demonios de Tasmania se tratara, haciendo que cualquier intento de estrategia se fuera por el retrete. Los rayos comenzaron a caer llamados por  Brontes, y golpearon a los dos tanques, haciendo que sus ocupantes salieran como lagartijas electrocutadas. El resto de las Kates se ocuparon de los pocos que no habían caído bajo la furia de la morlock.

-No los matéis, queremos que nos digan quién les ha ordenado que nos ataquen -dijo Yekaterina.

Los dos tanques explotaron justo tras terminar la última palabra la morlock, haciendo que todos los reptilianos se convirtieran en pulpa de lagarto.

-Uy... -musitó Brontes.

-¿Puede que sean los reptilianos los que pretenden acabar con la estirpe de Kate? -preguntó Ka-Neferu.

-Me parece un plan demasiado ambicioso para esa panda de idiotas -le respondió Yekaterina-. Se han aliado con alguien... pero ¿quién?

Nadie supo qué responder al misterio, así que Brontes optó por seguir con su plan inicial, por lo que volvieron al Centro Comercial y pasaron por varias tiendas de ropa emulando a Pretty Woman. Después de haber comprado ropa acorde con la época (menos Brontes, que se había comprado un traje de tirolés), volvieron a su base de operaciones, el salón de actos de La Llave y La Puerta.

 -No termino de estar cómoda con este acto de consumismo capitalista tan innecesario. Podíamos haber cogido la ropa de cualquier sitio -se quejó Yekaterina.

-Lo hecho, hecho está -le dijo Brontes ya con su traje de tirolés puesto.

-Tenemos que investigar, descubrir quién es el aliado de los reptilianos y por qué quiere acabar con la estirpe de Kate. Hemos recibido su primer ataque, pero no será el último.

-Bueno... aquí estaremos esperándolos -dijo Brontes.

De repente, de no se sabe dónde, entraron varios gatos en dirección a Yekaterina, y Brontes dio un salto que lo llevó a la lámpara del salón de actos.

-¡¡¡¡Zaaaaapeeee!!! ¡¡¡Zaaapeeee!!! -exclamaba el cíclope.

Mientras las kates intentaban calmar a Brontes, alguien, en algún lugar, se lamentaba de que el intento de asesinato hubiera fallado, pero, como había dicho Yekaterina, no sería el último.

domingo, 1 de abril de 2018

April Fool's Day o las extrañas bromas en La Llave y la Puerta

Araknek era una empleada sumamente paciente, un directora del departamento de limpieza y mantenimiento comprensiva, una excelente líder para sus subordinados, pero había algo que no la molestaba en grado sumo. Y esto es una forma educada de decir que la convertía en una berserker desenfrenada dispuesta a liberar su furia todopoderosa sobre el infractor y/o causante de su ira. Lo que conllevaba provocar su ira era, sencillamente, interferir en el desarrollo normal de sus actividades laborales. Pobre de aquel que se dedicase a pisar los pasillos fregados sin atender a los carteles de suelo resbaladizo u osara trastear con los productos de limpieza. Cuando, durante una temporada veraniega, unos clientes estivales dejaron el cuarto hecho un caos tras una desmadrada juerga de despedida de soltero, poco después de abandonar la habitación y dejar La Llave y la Puerta fueron encontrados reducidos a un estado de ruinas babeantes y aterrorizadas envueltas en capullos de seda de araña y con señales de haber recibido una buena paliza. Todo hay que decirlo. Tras aquello no volvieron a destrozar una habitación de ningún tipo de establecimiento de alojamientos. Debido a que, además los daños causados también fueron causantes de diversos problemas relacionados con el consumo excesivo de alcohol y la fiesta desenfrenada, nadie quiso intervenir en su favor. Su estancia no había sido precisamente inocua para el personal de la residencia universitaria, que ejercía como hotel de temporada en verano. Hay quien dirá que, a fin de cuentas, deberían estar acostumbrados en La Llave y la Puerta. A fin de cuentas, los estudiantes de la Miskatonic suelen ser bastante caóticos y juerguistas y suelen montar fiestas bastante espectaculares. Pero, con el tiempo, habían aprendido a no pasarse demasiado en la residencia universitaria. Era selección natural: si al día siguiente de una fiesta descontrolada, en plena resaca, tenías que huir de una araña furiosa del tamaño de un utilitario pequeño armada con dos escobas de combate, es probable que acabes un tiempo en el hospital universitario al cuidado de los estudiantes de medicina. Por ello, los alojados en La Llave y la Puerta habían aprendido cuales eran los límites que no podían traspasar en cuanto a caos y destrozos asociados a las fiestas en el recinto de la residencia. Así se evitaban la persecución con resaca y las consecuencias de esta y tenían más tiempo para estudiar y, por supuesto, irse de fiesta.

Pero, había fechas en las que Araknek hacía parcialmente la vista gorda. Una de esas fechas era el 1 de abril, el April Fool’s day. Ese día en concreto, la araña daba margen para que los estudiantes se pudieran dedicar a gastarse todo tipo de bromas pese al caos y suciedad que pudieran generar. Sin embargo, había algo en lo que se mantenía inflexible: que nadie le tocara las cosas de la limpieza. Y alguien lo había hecho. Grave error. Para disgusto de Araknek, alguien se había dedicado a trastear con el fregasuelos, pero, hasta que no fue demasiado tarde, la araña no se percató de ello. Habían mezclado el limpiador con un producto que, al aplicarlo y secarse, dejaba un peculiar tinte azul celeste en el suelo. Pero, cuando se dio cuenta de lo sucedido, la mitad de los pasillos de una de las alas ya tenían ese bonito tono azulado. Claro, montó en cólera. Pero como directora del departamento, lo primero era lo primero: requisar todas las garrafas y botellas de fregasuelos y tratar de averiguar cuales estaban contaminadas y cuales no. Para ello no dudó en reclamar la ayuda de Unglaublich. Éste, que conociendo las andanzas de los estudiantes esa fecha lo había dejado todo preparado desde unos días antes y había dejado a su segundo al mando dirigiendo las cocinas, pretendía disfrutar de un día de relax, hasta que fue reclutado por Araknek y tuvo que ponerse manos a la obra (o tentáculos o pseudópodos o lo que fuera) y averiguar que contenedores estaban adulterados y cuales no. Por su parte, la araña, tras dejar al servidor de los otros dioses con las manos en la masa (o tentáculos o pseudópodos o lo que fuera), se preparó para buscar al responsable de la broma. No iba a ser fácil, pues no tenía pista alguna, pero contaba con la ayuda de su mascota y/o compañera, pues no estaba muy claro si Pequeña T’Auin aceptaba el estatus de mascota o no. En este aspecto era como un gato: tenía un actitud independiente y de “vete a tomar por saco” cuando alguien trataba de darle alguna orden. Sin embargo, aceptaba la compañía de la araña de Leng y actuaba a menudo como su ayudante. Pero como T’Auin era, a fin de cuentas, una tortuga galápago, carecía de una cierta velocidad punta, por lo que Arak’nek la equipó con unos patines que habían diseñado y construido para ella. Así arácnido y quelonio se lanzaron a la búsqueda del bromista. Y es que la araña tenía la sensación de que fuera quien fuera el autor de aquella broma, no iba a quedarse conforme sólo con eso. Por ello, se hizo con una escoba de combate y optó por ir a reclutar algo más de ayuda e ir a buscar a Welcome

A medida que se acercaban a la habitación de la joven, se dieron cuenta de que estaba pasando algo extraño. Unos curiosos sonidos se escucharon dentro. Parecían producidos por alguien al resbalarse y estamparse contra la pared, los muebles y el suelo. Repetidas veces. Al mismo tiempo, se oía a Evangeline gritar:

-¡Joder, joder, joder!

O tenía muchas ganas de sexo y estaba probando algún tipo de prácticas muy exóticas o algo raro estaba pasando. Arak’nek, sospechando algo relacionado con la adulteración del friegasuelos, optó por llamar a la puerta e identificarse. Tras un nuevo sonido de un cuerpo humano estampándose contra algo, oyó que Evangeline la autorizaba a pasar. La araña usó una llave maestra y, al abrir la puerta, se encontró con Welcome desnuda y con las piernas abiertas resbalando hacia ella, lo que le supuso un impresionante plano de acercamiento a la zona púbica de la joven. Cuando finalmente la chica logró detenerse, estampando sus caderas contra la cabeza de la araña, logró, poco a poco, ponerse de pie. Entonces trató de explicar lo sucedido: alguien había cambiado sus geles lubricantes por un aceite ultrarresbaladizo y, cuando iba a dedicarse un rato a la autosatisfacción, se encontró metida en un problema de exceso de engrase que había acabado con ella resbalando de un lado a otro.

Mientras Pequeña T’Auin patinaba rauda en busca de un saco de serrín para absorber el aceite derramado, Arak’nek ayudaba a Welcome a poder moverse por el interior de su habitación: utilizando sus capacidades arácnidas, lanzó hebras de seda a diferentes localizaciones del techo y las paredes para que la joven pudiera entrar dentro sin andar resbalando continuamente. Así, Evangeline pudo acceder sin contratiempos y llegar hasta su ropa, por lo que aprovechó para vestirse. A fin de cuentas, la excitación sexual se le había pasado con tanto trompazo y resbalón. Por un instante se planteó coger su espada Ouroboros, pero decidió que el problema no iba a necesitar la intervención de su alter ego superheróico, Delta Wave Welcome. Además, para darle una somanta de palos a un estudiante que se había pasado de bromista no necesitaba ninguna espada mágica. Por ello, una vez vestida y cuando Arak’nek dispersó sobre el suelo lleno de manchas de aceite el serrín super absorbente receta especial de Leng que había traído la tortuga, las tres se marcharon tras la pista del misterioso bromista. La primera opción fue ir a hablar con los sospechosos habituales. El tipo de acontecimientos detectados descartaba de primeras a Vinnie West y Marty Eye Gore. Tampoco parecía el tipo de cosas que harían los reptilianos. Así pues, los tres candidatos más probables para hablar con ellos eran Tiamat, Loki y Nyarlathotep. Si alguno de los tres andaba por la ciudad era posible que estuvieran tras el origen de las bromas.

Si en Arkham querías buscar a alguien relacionado con la Miskatonic, había tres lugares en donde, tarde o temprano, acabaría por aparecer: la biblioteca, la residencia universitaria La Llave y la Puerta y el EldritchBurguer. El trío formado por Araknek, Welcome y Pequeña T’auin venían del segundo lugar, así que optaron por acercarse primero al EldritchBurguer. Allí, tras ver como Shubbi había sido prácticamente vendado de cuerpo entero con papel higiénico perfumado de doble capa, entraron al restaurante. El bromista actuaba de nuevo y demostraba ser sumamente escurridizo como para lograr cubrir de papel así a un retoño oscuro de Shub-Niggurath sin que este se percatara hasta que era demasiado tarde. El restaurante no tenía mucha afluencia en esos momentos, pero es que Tiamat tampoco era demasiado difícil de localizar. Sólo el habitual flujo de fenómenos extraños y absurdos de la ciudad, combinada con el hecho de que, a menudo, la gente sólo veía lo que quería ver, impedía que nadie se asombrara ante la presencia de la diosa. Y es que, no vestía de forma precisamente discreta. Estaba repantingada en una silla, disfrutando de un plato de pescado empanado con patatas tamaño Dagón y ataviada tan sólo con unos minishorts negros a juego con su piel. Como era una diosa del Caos, al igual que Nyarlathotep podía alterar su morfología, aunque en vez de mostrarse con diferentes avatares, lo que hacía era adoptar diferentes aspectos. En este caso, además de ser una voluptuosa, bella y sexy mujer de generoso pecho, había optado por deshacerse de sus habituales alas cubiertas de plumas con los colores del arcoiris. Pero no se había desprendido de las plumas, ya que estas se habían redistribuido por su torso cubriéndolo por completo. Sin embargo, los pezones, que por alguna razón estaban erectos y duros como una roca, seguían asomando entre el plumón. Cuando los vio llegar, la diosa los saludó alegremente. Estaba de buen humor, y eso era algo que se agradecía. Cuando se enfadaba podía ser terrible, y se comentaba entre los dioses que solía adoptar la forma de dragón o monstruo con la que se la conocía en los mitos sumerios. Poco agradable de ver y difícil de escapar a su furia bajo esa forma. Invitó a Welcome a sentarse a su lado, cosa que la joven hizo. Araknek y T’auin se situaron junto a la mesa y le preguntaron sobre las bromas que habían sufrido o visto.

La diosa, que estaba bastante animada, rió alegremente, le cogió una mano a Welcome y se la puso en uno de sus emplumados pechos mientras le decía:

-¿Nunca has tocado una teta con plumas? Aprovecha, que no es algo que puedas hacer a menudo -le guiñó un ojo mientras Welcome le seguía la corriente y continuó-. Con respecto a las bromas, algo he visto. Son bastante curiosas, pero no tengo nada que ver. Soy una diosa del Caos, pero tengo estilo y, aunque divertidas, no casan con mi forma de actuar.

Viendo que aquello no iba a ninguna parte y a Welcome se le estaba despertando de nuevo la libido, ya que se había quedado insatisfecha por culpa del incidente del aceite, optaron por dejar a la diosa con su comida. Pero, antes de irse, Evangeline la besó apasionadamente y concertaron rápidamente un encuentro para más tarde. La araña, cuya sexualidad era bastante diferente a la de los humanos y algunos dioses, hizo un gesto equivalente a un encogimiento de hombros y se encaminó con la tortuga fuera, seguidos por la joven estudiante que tenía una sonrisa tonta en la cara en previsión del futuro encuentro con Tiamat.

El siguiente paso fue ir a la biblioteca de la Miskatonic. Allí esperaban encontrar a Loki o a Nyarlathotep. Pero lo que encontraron las dejó bastante sorprendidas a las tres: la biblioteca estaba cerrada, y un par de bibliotecarios además del bibliotecario jefe trataban de dar explicaciones a los airados estudiantes. Entre el grupo encontraron a Loki conversando animadamente con Nyarlathotep en su aspecto de Faraón Negro, aunque ataviado de forma más moderna. Era curioso ver a un sujeto de piel morena y los rasgos majestuosos de un rey sacerdote del antiguo Egipto ataviado con un elegante traje oscuro a medida y la doble corona del Alto y el Bajo Egipto. Tan curioso como verlo con un nórdico pelirrojo de más de dos metros vestido como un personaje de El Anillo de los Nibelungos. Cuando las tres se acercaron y tras los saludos de rigor, Welcome hizo la pregunta que estaba en el aire:

-¿De qué vas vestido, Loki?

-Oh, bueno, es que el grupo de teatro de la universidad va a representar El Anillo de los Nibelungos, y me han dado un papel.

-Dejame adivinar: haces de Loge, el espíritu del fuego.

-Exacto. A fin de cuentas el bueno de Wagner supo plasmar muy bien el personaje. Aquellos consejos que le dí los aprovechó muy bien.

Welcome, lamentándose de haber preguntado y prefiriendo no saber nada más sobre como Loki conoció a Richard Wagner, cedió el testigo a Araknek. La araña, bastante molesta, fue bastante directa, pero tanto Loki como Nyarlathotep negaron toda implicación en el asunto. El nórdico estaba con la representación, por lo que no tenía tiempo para bromas, además de que siempre había considerado el April Fool’s Day algo frívolo. El Faraón Negro, por su parte, se mostró muy digno y negó todo conocimiento al respecto. Además, él ya había tenido su oportunidad de sembrar el caos durante la reciente celebración de San Patricio. Sería absurdo reincidir de forma tan burda y en tan poco tiempo. Así pues, Araknek preguntó sobre la otra cuestión que quedaba por responder: ¿Qué estaba pasando en la biblioteca de la universidad? Esto tuvo una rápida y fácil respuesta: Al parecer, había un fantasma que se había introducido en la misma y estaba asustando a los estudiantes. Y, para colmo de males, Anna Pickman estaba fuera de la ciudad, por lo que no había ningún especialista en espíritus y otras manifestaciones disponible. Welcome se planteó ir a buscar su espada, pero Araknek no estaba para tonterías, así que, abriéndose paso a través de los alumnos, y sin dejarse detener por los bibliotecarios, entró en el recinto seguida por Evangeline y Pequeña T’Auin. Y es que sólo de pensar de lo que podrían estar haciendo unos fantasmas y como podían dejarlo todo sucio erizaba los pelos de la araña y eso era algo poco grato de contemplar.

El interior de la biblioteca estaba silencioso. Más silencioso de lo habitual. Por un momento, Welcome se sintió como en el comienzo de la película “Los Cazafantasmas”, cuando se adentran en un recinto similar y se encuentran con el fantasma de una bibliotecaria. Pero lo que allí dentro les aguardaba era algo muy diferente. No tuvieron que adentrarse demasiado antes de contemplar algo que les puso los pelos de punta por la impresión. Y no sólo a Araknek, sino también a Evangeline y a los cuatro damanes sobre el caparazón de Pequeña T’Auin y que sostenían el disco rodeado por un dragón serpiente que se muerde la cola y en cuyo centro hay un árbol del mundo bonsai. Lo que vieron fue una figura femenina de piel pálida y rasgos japoneses con un arcaico tocado funerario budista triangular; el pelo negro, muy largo, que le llegaba hasta las caderas, estaba ralo y desaliñado; la expresión de su rostro estaba marcada por una enorme sonrisa enloquecida y una mirada tan intensa que resultaba imposible sostenérsela; las manos las llevaba laxas, colgantes, señal segura de que se trataba de una difunta; vestía un kimono de un blanco impoluto, pero que estaba doblado de derecha a izquierda, al contrario que como lo llevan los vivos; a su alrededor, como pequeños fuegos fatuos, volaban varias bolas de fuego azuladas, asociadas con los espíritus en Japón; y, finalmente, bajo el kimono no se veían pies, por lo que parecía estar flotando a varios centímetros sobre el suelo. Lo que tenían ante ellas era un auténtico, genuino y original yūrei, un fantasma japonés. No admita imitaciones.

En estos casos, la reacción normal habría sido aterrorizarse y tratar de huir antes de que la aparición espectral les atacara. Pero Araknek no actuó así. ¿Por qué? En primer lugar porque había pasado los límites de la furia convencionales: no sólo le habían manipulado sus productos de limpieza e interferido con su trabajo, sino que, además, mientras aquel fantasma estuviera allí nadie se podría ocupar de hacer la limpieza de la biblioteca en condiciones. En segundo lugar, era un araña de Leng, descendiente del dios Attlach-Nacha, por lo que había cosas que asustaban a los humanos que a ella le daban lo mismo. Por ello, blandiendo su escoba de combate en una postura que había provocado accesos de pánico en todo aquel que había osado pisar los pasillos aún húmedos tras fregarlos o ensuciado más allá de los límites que se esperaba del uso convencional de las instalaciones de la residencia, cargó contra el fantasma japonés lanzando un grito de guerra en el idioma de las arañas de Leng, compuesto por chasquidos y chillidos. En una traducción libre sería algo así como “¡A tomar por culo todos, que hoy se muere alguien sí o sí, releches!”. No recoge toda la furia homicida y el mal genio que puede desarrollar una araña gigante de la meseta de Leng, pero es muy difícil hacer una traducción lo bastante fiel.

Ante aquel espectáculo, incluso la yūrei optó por poner pies en polvorosa y correr a toda velocidad en dirección a la salida de la biblioteca. Ni que decir tiene que la repentina aparición de una fantasma nipona seguida, poco después, de una araña de Leng cabreada blandiendo una escoba de combate fue más efectivo que cualquier gas lacrimógeno para disolver la acumulación de estudiantes. Tan sólo Loki y Nyarlathotep mantuvieron el tipo. Una vez fuera, la persecución continuó por un par de calles hasta que, al girar una esquina, la mujer fantasma se escondió tras la enorme mole de Fujin. El oni de piel azul estaba buscando a la yūrei cuando se encontró de improviso con aquella extraña persecución. Ante la inquisitiva y furiosa Araknek, tuvo que explicar lo que había sucedido: Raijin y él habían organizado, con ayuda de Set, un viaje a Arkham con diversos yōkai y algunos yūrei, que coincidía con esas fechas. Así pues, todo iba bien, hasta que algunos de los componentes del grupo, aprovechando el tiempo libre entre las visitas guiadas, se fueron a dar una vuelta por la ciudad. El autor de las bromas, un kitsune de nueve colas, un zorro mágico japones, ya había sido interceptado por Raijin, y él estaba buscando a Yuriko, la yūrei que, debido a que en vida había sido bibliotecaria, tenía curiosidad por ver la famosa biblioteca de la Miskatonic y, debido a su espectral apariencia, había sembrado el miedo entre los estudiantes.

Tras las pertinentes explicaciones, Araknek por fin pudo calmarse, aunque seguía molesta por las interferencias en su trabajo. Cuando se reunieron con Raijin, éste le indicó al kitsune que más le valía presentar sus excusas, cosa que este, un tanto a regañadientes, hizo. Con el problema solucionado, dejaron que los dos onis siguieran con su grupo mientras Araknek y Pequeña T’Auin regresaban a la residencia. Aún tenían trabajo que hacer y productos de limpieza adulterados que descartar. Por su parte, Welcome, se quedó un rato hablando con Raijin y Fujin y conociendo a los diferentes seres mitológicos y mágicos que componían el grupo. En concreto, le interesó y le cayó particularmente bien la rokurokubi, una bella mujer japonesa capaz de estirar su cuello de forma espectacular. Además de hermosa, era simpática y se mostró receptiva ante los avances de Evangeline. Como le dijeron los onis, más tarde tendrían alguna visita más, pero por la noche, Hiroko, la rokurokubi, tendría todo el tiempo del mundo. Mientras tanto, Welcome tenía una cita con Tiamat. Y esa noche ya se encargaría de algo más exótico… con erótico resultado ambos encuentros.