viernes, 30 de octubre de 2015

This is Halloween II (Parte 1): La revancha de Vinnie West

El rimbombante timbre sonó en la guarida secreta de Vinnie West (la carnicería West, para los inocentes habitantes de la no tan inocente Arkham). En su interior, se encontraba el inefable científico, dando vueltas por su laboratorio como un roedor encerrado en un laberinto. Estaba expectante a la llegada de sus secuaces, a los cuales había enviado a una peligrosa búsqueda a lo largo del mundo. Su objetivo, un terrible grimorio que le daría la clave de su victoria. Ya estaba harto de que interrumpieran, estropearan o desbarataran sus experimentos. Siempre había alguien ahí en contra de su afán por la ciencia. Ya fueran los individuos de aquella residencia estudiantil, ya fuera la chiflada aquella de la espada y las pintas excéntricas, o ya fueran aquellos chicos entrometidos y su perro. Un día hasta fue una cría pequeña llamada Dee-Dee que no sabía de dónde había salido, pero había destrozado todo su laboratorio. Siempre, siempre venía alguien a cortar el rollo. Ya estaba harto de que le cortaran el rollo... y gracias a ese grimorio, el rollo estaría tan blindado que ni el adamantium podría cortarlo. Gracias a ese grimorio, Vinnie West no tendría oposición, y podría llevar su ciencia de la resurrección más allá de lo que había hecho nadie.

El timbre seguía sonando. No sabía quién había cambiado el timbre después del último destrozo de su laboratorio, pero había instalado una cancioncita horrible, que encima se atascaba hasta que no abrías la puerta. El humor de Vinnie no estaba precisamente en su mejor momento, así que fue lo más rápido posible a abrir para evitar la dichosas canción.

Vinnie abrió la puerta y ante él vio a dos individuos vestidos con traje amarillo y gafas de aviador. Saludaron al científico y entraron. 

-Ya era hora de que llegárais. Llevo demasiado tiempo esperándoos.

-Lo siento, señor West. Nos ha costado muchísimo encontrar el libro. El problema es que es un título muy popular, así que hemos encontrado varias versiones...

Vinnie torció el gesto.

-¿Varias versiones? ¿Qué quiere decir eso?

Uno de los secuaces dejó ante Vinnie la bolsa de tela marrón que llevaba al hombro. Vinnie se acercó a ella y la abrió con interés. Echó un vistazo al interior y metió la mano. Sacó un volumen no muy grueso y se lo quedó mirando un momento.

-¿El Necronomicon de Simon? ¡¿Pero qué es esto?! ¡¡No quiero saber nada de ediciones bastardas!!

Vinnie lanzó el libro a la pared del fondo, donde golpeó y cayó al suelo. Volvió a meter la mano en la bolsa.

-¿El Necronomicon de Lin Carter? ¿El Necronomicon de L. Sprague de Camp? ¿El Necronomicon de H. R. Giger? -Vinnie alzó la mirada y clavó unos enfurecidos ojos en sus dos secuaces. Sacó otro volumen y se lo mostró a ellos.

-Ese tiene buena pinta -dijo uno de ellos.

-¡¿Necronomicon Z?! -exclamó Vinnie.

-Sí, tiene que ser el bueno, tiene una Z como Dragon Ball y Mazinger.

Vinnie les lanzó el libro a los dos secuaces, que se agacharon para esquivar el proyectil.

-¡¡¡Yo sí que os voy a dar Z!!!

Vinnie volvió a introducir el brazo en la bolsa. Sacó un inmenso volumen encuadernado en piel y más oscuro que la noche.

-¿Al-Azif? ¡¿Acaso os he pedido un tratado árabe o qué?! -lanzó el grueso volumen a los secuaces. Uno de ellos no pudo esquivar el libro y le impactó en la cabeza. -Sólo os pedí una cosa... ¡¡¡UNA COSA!!! Os pedí que me trajerais el Necronomicon, el de verdad, no todas estas versiones cutres. Ese libro escrito en sangre humana (aunque no sé cómo pudieron hacerlo, porque la sangre no sirve como tinta, porque se oxidaría y se echaría a perder), y encuadernado en piel humana. Ese terrible libro que trae a la vida los espíritus de los malvados muertos ¡¡¡El Necronomicon Ex Mortis!!!

-Lo sabemos, señor West, pero es que... sólo hemos conseguido estos...

-¡¡¡Sois unos completos idiotas!!! Largaos de aquí hasta que se me ocurra un justo castigo para vuestra estupidez, y llevaos estos libros.

Los secuaces  guardaron los libros en la bolsa y salieron corriendo hacia la puerta, dejando al científico a solas en su laboratorio. Ya se estaba arrepintiendo por haber comprado a esos ineficaces secuaces por Ebay, pero es que estaban tan baratos...

La puerta volvió a abrirse repentinamente y Vinnie se giró hacia ella con la velocidad del rayo.

-¡¡¿Qué os pasa ahora?!! -gritó.

-Deduzco que los nuevos no han servido de mucho, doctor -dijo la voz de alguien al otro lado del umbral. 

-¡Marty Eye Gore! Pasa hombre, seguro que tú no has fracasado como esos idiotas.

Eye Gore cruzó el umbral y cerró la puerta tras él mientras se guardaba las llaves del cuartel secreto en el bolsillo. Avanzó lentamente, con una siniestra sonrisa en su rostro y se sentó en un sillón que había cerca de la mesa de experimentos más cercana.

-Por supuesto que yo no he fallado. No soy como ese par de desastres ambulantes de saldo. He tenido que enfrentarme a innombrables peligros, atravesar tierras inhóspitas y quitarme de encima a los abogados de un tal Raimi, pero al final lo he conseguido.

Marty Eye Gore hurgó debajo del grueso jersey que llevaba y sacó un libro encuadernado en piel de sospechosa procedencia y en cuya cubierta había un horrible rostro con unos rasgos demenciales.

-Vinnie West, ante usted, el primer Facebook de la historia... ¡El Necronomicon Ex Mortis!

Vinnie miró al libro con ojos hambrientos y lo cogió cuidadosamente con sus manos. 

-Por fin es mío... por fin podré vengarme de los que han intentado evitar el progreso de la ciencia. Esta noche de Halloween será recordada como la noche en que Vinnie West triunfó. ¡¡¡¡¡BWAHAHAHAHAHAHAHAHA!!!!!


Faltaban un par de horas para la medianoche y el EldritchBurguer ya estaba lleno de jóvenes estudiantes disfrazados de todo tipo de esperpentos. Podían verse disfraces de terroríficos monstruos como vampiros, criaturas de Frankenstein, zombies, políticos del Tea Party; pero no podían faltar los clásicos de Halloween como La Calabaza Putilla, la conejita sexy, la enfermera sexy, la gatita sexy o la nunca suficientemente ponderada leprosa sexy. 

Los trabajadores del EldritchBurguer también iban disfrazados, como debía ser en esa noche. En vez de su uniforme habitual llevaban un traje completo negro en el cual podía verse la representación de un esqueleto humano. Lo único que les identificaba como empleados del local era la sempiterna gorra de la compañía. 

Y con este disfraz iba Evangeline Parker, que saludaba con su habitual "welcome stranger" a todos los clientes del restaurante de comida rápida. La cola para pedir la  cena era bastante larga, y el trabajo agotador, pero a ella le encantaba esa noche. Si no fuera porque estaba trabajando, iría vestida igual que el buhonero de Resident Evil 4. Mientras atendía a los clientes, giró la cabeza hacia la mesa más cercana e hizo un saludo con la cabeza. Allí estaban Katherine Ashford, que estaba esperando a que terminara el turno de Welcome para salir con ella de fiesta; Seabury Q. Pickman, disfrazado de escritor de terror de los años veinte en versión niño; y Summanus, disfrazado de nada. Katherine devolvió el saludo a Welcome y siguió hablando con sus compañeros.

-De verdad que me encanta esta noche -le decía Summanus -. Es la única noche del año que puedo ir sin disfraz sin que nadie diga nada, ni el pesado de Robert me espíe.

Katherine intentaba obviar que su interlocutor era un dinosauroide de verdad, pero no podía evitarlo. ¿Es que no había nadie normal en esa ciudad? 

-A mi lo que me gusta es observar a la juventud y analizar desde un punto de vista cultural el tipo de disfraz que más éxito tiene cada año -dijo Seabury. Posiblemente una de las pocas personas normales de Arkham, según el punto de vista de Katherine.

-Bueno. Al menos me alegra ver que la noche de Halloween es como en el resto del país -dijo Katherine -. Teniendo en cuenta la cantidad de cosas raras que suelo ver, es un alivio.

De repente, se escuchó un sonido parecido a una potente sirena. Todos los clientes alzaron la cabeza y buscaron con la mirada de dónde venía ese sonido. Cuando Katherine comenzaba a preguntarse qué clase de espectáculo de Halloween sería ese, una potente voz surgió de unos altavoces.

-¡Habitantes de Arkham, les habla el doctor Vinnie West! ¡Vuestro constante afán por impedir el avance de la ciencia ha sido un dolor de cabeza durante demasiado tiempo! ¡Muchas veces lo he dejado pasar, pero ya ha llegado demasiado lejos! ¡Así que preparaos para una noche de Halloween que nunca olvidaréis! ¡¡¡¡BWAHAHAHAHAHAHAHA!!!!

De repente un poderoso estruendo se escuchó por las calles de Arkham y un griterío histérico fue acercándose a la puerta del EldritchBurguer. Ésta se abrió de repente y entró un joven disfrazado de Tiburón con expresión de horror.

-¡Ya vienen! -exclamó.

Summanus, Seabury y Katherine se miraron los unos a los otros, y ésta última lamentó haber siquiera pensado que esa sería una noche normal.

                                            ¡¡¡¡¡¡¡CONTINUARÁ!!!!!!!

viernes, 23 de octubre de 2015

La tragedia del Doctorando Eterno: Welcome vs Howard Peabody

La Universidad: la última frontera para aquellos que desean cursar estudios superiores. Estas son las trayectorias educativas de los estudiantes, en una misión que durará cinco años, dedicada al estudio de asignaturas desconocidas, al descubrimiento de nuevas formas de juerga y desenfreno, hasta alcanzar lugares donde nadie que no sea universitario ha podido llegar.

Lamentablemente, algunos se pierden por el camino y acaban convirtiéndose en estudiantes profesionales, o, peor aún, becarios, posgraduados y doctorandos eternos. Esta es la historia de uno de esos desgraciados que han acabado atrapados por una tesis doctoral, absorbidos por el ansia de alcanzar sus metas y que han cruzado el horizonte de sucesos de la Facultad. Esta es la historia de Howard Peabody y de como Evangeline “Welcome” Parker trató de sacarle del agujero negro de las tesis universitarias.

Las dos mujeres avanzaban por el pasillo con paso firme, provocando que los estudiantes con los que se cruzaran se detuvieran y se giraran para verlas pasar. Las dos destacaban no sólo por su belleza, sino también por su personalidad e intelecto. Eran una rubia y la otra morena, con gesto decidido la primera y con la preocupación en su rostro la segunda. Los que las conocían aprovechaban para saludarlas, sobretodo a la rubia, que parecía más popular, no obstante era Evangeline “Welcome” Parker, y no eras estudiante de la Miskatonic si no la conocías. Las dos mujeres detuvieron su avance ante un despacho en cuya puerta se podía leer:

HOWARD PEABODY
DOCTORANDO (eterno)

La anotación entre paréntesis la había escrito a mano alguien que pretendía hacer una gracia, y no iba muy desencaminado. Howard Peabody era estudiante de Historia y estaba preparando una tesis sobre la historia colonial de la ciudad de Arkham. Lamentablemente, el trabajo de investigación y su posterior redacción le habían atrapado de tal manera que había quedado atrapado en el mismo. Se había convertido en un doctorando eterno, escribiendo una tesis que es incapaz de terminar, abandonando a familia, amigos y novia (la morena que va con Evangeline), para tratar de terminar la tesis. Por ello, Violet Carson, la pareja de Howard, había recurrido a su amiga Welcome para tratar de desatrancar al doctorando y hacerle volver a la realidad. Ciertamente no iba a ser una tarea fácil.

Evangeline llamó a la puerta y abrió sin esperar. Dentro, Howard escribía sin parar en el ordenador, rodeado de libretas de apuntes, libros de consulta y demás material que conformaba el resultado de su trabajo de investigación. Era un estudiante de complexión normal, de pelo castaño largo recogido en una coleta y abundante barba. En sus momentos normales, iba ataviado con ropas que demostraban su afición al rock, aunque se había metido tanto en su tesis que se había acabado por vestir con ropas del siglo XVII. Welcome se llevó la mano a la cara, incapaz de creer lo que veía. Aquello iba a necesitar un tratamiento de choque. De inmediato, se quitó la sudadera, dejando ver el sujetador y pasó un brazo por la cintura de Violet, acercándola hasta que ambas estuvieron pegadas.

-Welcome stranger, hacía tiempo que no sabía nada de tí, y había pensado que, para recuperar el tiempo perdido, podríamos hacer un trío tu novia, tú y yo. ¿Qué te parece?

Sin esperar a que respondiera, se desabrochó el sujetador, para quitárselo y comenzar a besar apasionadamente a Violet mientras la abrazaba. Mientras tanto, Howard impasible, seguía trabajando mientras el erótico espectáculo se desarrollaba ante sus ojos. En una pausa que hizo, levantó la vista y se limitó a decir:

-¡Estoy ocupado! Tengo que acabar la tesis.

Welcome se quedó de piedra. Acabó de besar a su compañera, se vistió y, con una expresión mitad de desconcierto, mitad de enfado, salió del despacho arrastrando a Violet detrás.

-Gracias por intentarlo -le expresó la abatida novia-, pero no hay manera con este hombre. Por cierto, has fingido muy bien la pasión con la que me besabas, ha sido muy realista.

Welcome la miró y le respondió:

-¿Fingir? ¿Quién estaba fingiendo?

Tras la sorpresa de su amiga, ambas siguieron caminando. Habría más oportunidades.


Unos días después, Welcome, que no se daba por vencida fácilmente y el fracaso del primer intento le había impedido llevarse a la cama a Violet mediante la excusa del trío, logró dar con Howard fuera de su despacho. Sin duda era un momento ideal para hacer un nuevo intento, sobretodo porque Peabody estaba saliendo de una cafetería de la Universidad y ella iba cargada con una caja con libros para llevar a la Sociedad Histórica de Kingsport, un encargo que le estaba haciendo Seabury.

-Welcome stranger, que casualidad encontrarte, precisamente estaba pensando en ti. Tengo que llevar estos libros a Kingsport, y me gustaría saber si puedes acercarme con el coche ahora que parece que no estás liado con la tesis.

Howard la miró un poco sorprendido, pues estaba tan metido en la preparación de la tesis que estaba bastante desconectado del mundo exterior. Parpadeó un par de veces y le respondió a Welcome:

-No puedo, tengo el coche en el taller desde hace tres semanas.

La joven suspiró.

-¿Y por qué no te compras uno nuevo? Un coche de segunda mano no te saldría tan caro, y así no tendrías esa antigualla que se estropea cada dos por tres.

Howard, horrorizado, exclamó:

-¡¿Pero qué dices?! ¡Sí es un clásico! Esos coches ya no se fabrican, es una obra maestra.

-Howard, es un Ford Modelo T, si fuera más clásico funcionaria a vapor. Deberías pensar más en criterios de utilidad y menos en “clásicos”.

-¡Nunca! No podría renunciar a mi coche, es único y representa la nostalgia de una época anterior en la que los vehículos estaban diseñados con una mentalidad completamente diferente, con más corazón y espíritu.

Welcome, conteniéndose las ganas de mandarlo a su despacho de una patada, lo dejó por imposible. Rebuscó en un bolsillo y sacó un silbato. Era de día, por lo que Las Híades no estaban sobre el horizonte, pero en algún otro lugar de la tierra si que se daría esa situación, así que, simplemente, lanzó una serie de exclamaciones y frases en un idioma que parecía requerir una enfermedad de la garganta y el consumo de sustancias poco recomendables y sopló el silbato con fuerza. Unos minutos después, un ser híbrido dotado de alas y extremidades palmeadas y con una curiosa gorra, aterrizó junto a ella. El servicio de Byakhee Express era rápido. La joven le explicó lo que había que hacer, cargó el porte a la cuenta de Seabury y se montó en la criatura, que no tardó en partir volando en dirección al destino que le habían asignado. Pero Welcome no se daba por vencida, lo intentaría una vez más.

Durante los siguientes días, Evangeline aprovechó los ratos libres que tenía para ir tanteando a Howard, pero sin éxito. Lo habitual era que estuviera enfrascado en su tesis, ignorara las llamadas de teléfono y sólo respondiera a otros medios de contacto digitales cuando se acordaba. Pero ella no se rendía. Finalmente, logró acorrarlarlo en su despacho.

-Welcome stranger, tenemos que hablar. Y lo digo en serio. No puede ser que te encierres de esa manera con la tesis, que ya deberías haber acabado, y tengas abandonada a tu novia, además de a los amigos y familiares. A este paso vas a acabar tan perdido dentro de la tesis que no vas a saber ni en que periodo estás. Así que, para el fin de semana os he preparado a Violet y a ti una jornada romántica para que la paséis juntos. Empieza con un desayuno a primera hora y más vale que acabe con los dos en la cama follando como si no hubiera mañana... ¿Entendido?

-Pero, pero, pero... ¡No puede ser! ¡Tengo que dar una conferencia en un seminario que me llevará todo el día, no puedo atender otros asuntos!

Welcome apretó los puños, furiosa. Con calma, sin delatar el volcán a punto de estallar en su interior, cerró la puerta del despacho, y se giró. Desde fuera sólo se pudo escuchar lo siguiente:
el

-Pero, Welcome, ¿qué haces? ¿Qué? ¡Espera, espera! Nooooooooooooooooooooooooooo......

Y tras lo que parecía ser el ruido de una pelea, se escuchó algo que sólo podía ser interpretado como alguien siendo lanzado por una ventana y, tras la defenestración, acabar por aterrizar en algo blando y gomoso, seguramente Unglaublich, situado previamente allí para amortiguar la caída.


Ese fin de semana, ya que estaba todo organizado, y puesto que no era cuestión de desperdiciarlo, Welcome y su amante actual, Katherine Ashford, pasaron un día completo en pareja y disfrutaron del sexo como si no hubiera mañana. Por su parte, pese a la caída en blando, Peabody tuvo que pasar unos días en observación en el Hospital Universitario, donde su novia, Violet, pudo dedicarse a cuidar de él y hacer algo de vida en pareja por fin, tras un largo, largo, largo periodo de abstinencia y soledad.

martes, 13 de octubre de 2015

Crisis de los egos infinitos

Estaba siendo una mañana tranquila hasta que el extraño zumbido recorrió la ciudad de Arkham. Apenas llegó a un minuto, pero todos los que lo sintieron pensaron lo mismo "ya la ha liado alguien".

Harvey lo notó mientras se servía un té en la cocina de La Llave y La Puerta. El zumbido hizo temblar algunos de los cacharros y Unglaublich le miró con una multitud de ojos intentando mostrar una expresión humana, esa que dice "yo no he sido". Antes de que Harvey pudiera reaccionar, la puerta de la cocina se abrió de golpe y apareció Anna Pickman, que miró a su alrededor como si buscase algo.

-¿Habéis sentido eso?

-Como para no sentirlo. Parecía como si alguien estuviera saltando en el tejido de la realidad -le respondió Harvey.

-Mientras ha durado ese evento, he sentido como si algo perturbara el plano astral -dijo Anna -. Alguien está trasteando lo que no debe. Debemos buscar el origen de ese zumbido antes de que sea demasiado tarde.

-Bufff, teniendo en cuenta la ciudad en la que vivimos, puede haber sido cualquiera, incluso la ancianita de la casa de enfrente. El mes pasado fabricó sin querer un constructo de ganchillo y desató el caos en su club de la tercera edad.

-Si mi opinión sirve de algo- les dijo Unglaublich cogiendo con un seudópodo su gorro de cocinero -, creo que esa perturbación ha venido desde ese lugar en el que metéis a un montón de jóvenes para que provoquen el caos.

-¿La nueva discoteca? -preguntó Anna.

-No, creo que sé a qué se refiere -dijo Harvey con una mirada de preocupación dirigida hacia la ventana de la cocina -. El lugar que más caos provoca en esta ciudad. La Universidad de Miskatonic.


Una sensación lúgubre recorrió el cuerpo de Harvey según se iba acercando a La Universidad de Miskatonic en compañía de su prima Anna. Alzó la mirada al cielo y vio cómo las nubes que recorrían el otoñal cielo parecían evitar pasar sobre el edificio de la facultad de Psicología. Sea lo que fuere lo que estaba pasando, debía ser allí.

Los dos Pickman llegaron hasta las puertas de la facultad y sintieron un escalofrío. El aire allí parecía más cargado que en el resto de la universidad y podían ver a alumnos salir de allí con expresión de disgusto, como si no les gustara estar dentro del edificio.

-¿Pero qué han hecho ahí dentro? Me esperaba cualquier cosa de la facultad de Física, de la de Medicina o la de Arqueología, pero ¿la de Psicología? 

Anna miró a su primo con el ceño fruncido.

-Los psicólogos también son peligrosos, Harvey, recuerda al Dr. Wertham.

A Harvey le recorrió un escalofrío por la espalda al escuchar ese infame nombre.

-Bueno, sea lo que sea lo que hayan hecho aquí, es hora de que lo descubramos.

Atravesaron las puertas de la facultad y, una vez dentro, notaron una sensación de atracción hacia un pasillo en concreto. Por el interior del edificio podían verse hojas de papel volando y se escuchaba el sonido de cristales agrietándose. Mientras iban avanzando hacia el lugar que, claramente, era el epicentro, se cruzaron con un señor trajeado, que se apretaba el bombín sobre la cabeza y avanzaba dificultosamente, como si luchara contra el aire, en dirección contraria con expresión de enfado. Miró a los dos Pickman y, con un acento cerrado de Londrés, les dijo.

-Ya está bien ¿eh? Ya está bien. No vuelvo a salir de Londres...

Anna y Harvey se miraron extrañados y siguieron avanzando. Al fondo del pasillo pudieron ver una puerta en la que parecía estar esperando un grupo de estudiantes. Allí podía sentirse una vez más el zumbido, por no hablar de un sonido que chirriaba en los oídos que parecía surgir de detrás de la puerta cerrada.

-Vale. Sólo lo preguntaré una vez ¡¿Qué diantres está pasando aquí?! -exclamó Anna haciendo que todos los estudiantes se giraran hacia ella.

El grupo se apartó para dejar pasar a un joven moreno con barba incipiente y vestido con bata de laboratorio (¿para qué quería alguien una bata de laboratorio en la facultad de Psicología? ¿Acaso te va a salpicar un libro de Freud?).

-Buenos días, soy Abel W. Mason, habitante de Shepherd's Glen y estudiante de segundo año de Psicología en la Universidad de Miskatonic ¿qué les trae aquí?

Harvey le miró con expresión extrañada en la cara.

-¿Estudiante de segundo año de Psicología? Pero si recuerdo haberte visto anteriormente en clase de Antropología con Seabury...

-Ah bueno -dijo Abel  -, es que cuando me aburro de una carrera me apunto a otra. Llevo así como diez años...

-Así que eres estudiante profesional -dijo Anna.

-No, no, si fuera profesional me pagarían.

-Bueno, dejemos esas tonterías para otro momento -interrumpió Harvey - ¿Qué está pasando aquí?

Abel se aclaró la garganta y se dispuso a hablar.

-Como trabajo de comienzo de curso, estoy reproduciendo un experimento que intentó realizarse en esta universidad hace años.

Anna y Harvey se miraron de reojo.

-¿Qué experimento? -preguntó ella.

-He metido a los alumnos y profesores más pagados de sí mismos, a los más orgullosos, y los que se sienten más contentos de haberse conocido a sí mismos en la misma habitación para analizar el conflicto de egos.

-¡¿ESTÁS LOCO?! -exclamó Harvey -¡La última vez que se realizó ese experimento, originó su propia gravedad y alrededor del laboratorio surgió un horizonte de sucesos que volvió loco al continuo espacio-tiempo!

-Es uno  de los experimentos más peligrosos jamás realizados, juntar tantos egos sobredimensionados puede provocar la mayor de las catástrofes -dijo Anna -. Debemos detener este experimento ya, antes de que la realidad se vaya a tomar viento.

-Oh, no os preocupéis, todo está controlado...

De repente, una tremenda explosión conmocionó el edificio y reventó las paredes del laboratorio donde se estaba realizando el experimento. Entre el polvo y los escombros surgió una monstruosidad de color carne rojiza con multitud de brazos y piernas, grande como un coloso y con un rostro que era la suma de una incontable cantidad de caras, que miraba a su alrededor como si el mundo fuera suyo.

-¡¡¡¡¡YO YO YO YO YO YO YO YO YO!!!!!

-Bueno, vale... quizás no está todo controlado.

-Anna ¿qué es eso? -preguntó Harvey sin poder apartar la mirada del monstruoso ser.

-Creo que es la suma de todos los egos juntos. Una gestalt de egoísmo, autosatisfacción y ombliguismo orgulloso capaz de devorar al mundo entero. Debemos detenerlo.

-¡¡¡YOOOOOO!!! ¡¡¡YOOOOOOOOOOOO!!!

Los cristales de todo el edificio estallaron.

-Yo si eso me voy -musitó Abel.

Anna la lanzó una mirada asesina.

-Tú te quedas aquí por haber provocado este desastre.

Y antes de que el otro pudiera hacer nada, Anna sacó de vete a saber dónde, un par de pistolas y apuntó con ellas al monstruo. Lanzó varias andanadas de disparos, pero el ser no pareció ni notarlo.

-¡¡¡YOOOOOOOOOOO!!!

El resto de alumnos que había estado mirando lo que pasaba, salieron corriendo en dirección contraria cuando la criatura comenzó a avanzar pesadamente hacia ellos moviendo los brazos enfurecida.

-Las balas no le hacen nada -dijo Anna.

-Déjamelo a mi -dijo Harvey. Se plantó delante del monstruo y le miró fijamente. -¡Mira, allí hay un tío que dice que es más listo que tú!

La criatura se giró hacia la pared que había señalado Harvey y dirigió sus inmensos ojos a ella.

-¡¡¡¡¡¡YOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!

La pared explotó como si una potente onda de energía cinética la hubiera golpeado y el monstruo atravesó el agujero que había hecho.

-¿Y ahora qué? -dijo Anna mirando el destrozo que había dejado la criatura.

-Ahora la entretienes mientras vuelvo. Creo que se me ha ocurrido una forma de librarnos de esa cosa.

Harvey salió corriendo por el pasillo y atravesó las puertas que le llevaban fuera de la facultad de Psicología. Lo que estaba buscando, viendo las horas que eran, debía estar en la cafetería de la universidad, así que hacia allí se dirigió presto como el viento.

Llegó hasta la cafetería y fue esquivando a los alumnos que entraban y salían hasta que llegó a una mesa donde había una joven comiéndose una hamburguesa gigante con deleite. Cuando llegó hasta ella, la muchacha alzó la vista con la boca llena.

-¿Hagvey? ¿Gué afes afí? -Preguntó Welcome. Tragó la comida y siguió hablando -¿A estas horas no deberías estar en la residencia llevando las cuentas?

-Sí, pero creo que vamos a necesitar tu ayuda para una cosa.


Abel Mason iba dando saltitos y moviendo los brazos delante del monstruo de egos, con la cara más pálida que las paredes de la facultad e intentando llamar su atención. La criatura le iba siguiendo con mirada de odio mientras él le gritaba que era el tío más listo de la habitación y cosas similares. Anna lo observaba desde un rincón con mirada de satisfacción.

-Muy bien, muy bien. Como tú has liado este desastre, ayuda a arreglarlo. Vamos, sigue, sigue saltando, corre que te coge, corre, correeee. Cuidado con ese brazo ¡que te muerde! no, por ahí noooo...

La criatura alcanzó al estudiante con una de sus gigantescas manos y lo agarró de las piernas. Lo levantó en peso y lo puso delante de sus horribles ojos.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡YOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!

Abel Mason quedó cubierto de babas del monstruo y miró con horror hacia Anna Pickman. De pronto el techo de la facultad fue reventado por un impacto desde el exterior y entró una maravilla luminosa a la que los pocos alumnos que aún quedaban en el edificio miraron extasiados.

-¡Es Delta Wave Welcome! ¡La superheroína de Arkham! -dijo uno con los ojos brillantes de ilusión al verla.

Delta Wave Welcome aterrizó delante de la criatura gestalt, que la miró dubitativa.

-Suelta a ese pobre estudiante y enfréntate a mi -le dijo.

-¡¡¡YOOOOOOO!!!

-Si, tú -le respondió ella -, no es difícil para nadie ver que yo molo más que tú.

La expresión del monstruo cambió a la furia desatada, soltó a Abel y salió corriendo hacia Delta Wave Welcome mientras de su horrorosa boca surgía un grito. 

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡YOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!

Mientras el monstruo se iba acercando a ella, Delta Wave Welcome blandió su espada y cortó el espacio/tiempo delante de ella, abriendo una brecha que se tragó al monstruo gestalt antes de que el pobre bicho pudiera darse cuenta. La brecha se cerró con un sonido a un tapón a presión abriéndose y la superheroína se volvió sonriente hacia Abel y Anna Pickman.

Por el pasillo llegó Harvey Pickman y se quedó mirando al pequeño grupo mientras los alumnos vitoreaban y aplaudían a su heroína.

-Veo que ya lo has arreglado. -dijo Harvey.

-No me ha costado nada. Ha  sido decirle que molo más que él y se ha lanzado él solito al agujero. Y ahora que hemos acabado, os invito a una superhamburguesa en la cafetería de la universidad.

-Pues no te voy a decir que no -dijo Harvey.

-Ni yo -dijo Anna.

Los tres fueron hacia la salida de la facultad con una sonrisa, dejando a Abel allí parado mirando el destrozo.

-Esperad ¿y ahora qué pasa con todo esto? -dijo.

Anna se giró y le lanzó una mirada asesina.

-Ahora tú limpias todo esto y le das explicaciones al rector.

Y dicho esto cerró la puerta de salida. Se habían ganado esa hamburguesa.

sábado, 10 de octubre de 2015

1º Aniversario de La Llave y la Puerta


El 9 de Octubre se ha cumplido el primer aniversario de La Llave y la Puerta. Hace un año ya que empezamos este blog como una pequeña broma para parodiar las ficciones creadas en torno a la Universidad Miskatonic y como un ejercicio de escritura creativa. Todo empezó como una forma de dar rienda suelta a algunas caóticas y disparatadas ideas, con un pequeño elenco de personajes en torno a los cuales giraría el argumento de los diferentes episodios. Pronto nos dimos cuenta de que esto se había escapado a nuestro control. El reparto fue creciendo progresivamente, los protagonistas se rebelaron y tomaron sus propios caminos, alejándose de los proyectos iniciales que teníamos para ellos.

Luego, llegó Thunder-verse, el primer evento de La Llave y la Puerta. Iniciado también como una broma homenaje al Spider-verse de Marvel y para sacar provecho del desventurado Brontes, acabó siendo un desmadre en las Tierras del Sueño. Pero no sólo eso, sino que, además, tuvo ramificaciones y consecuencias que, al contrario de lo que suele suceder en los eventos de Marvel, si que se han mantenido. De ahí han surgido los diferentes dioses del trueno que de vez en cuando se dejan ver, la creación de la super heroína Delta Wave Welcome, y más cosas que están por venir.

Durante este año nos hemos divertido, nos hemos vuelto locos, estrujado nuestros cerebros y tratado de adentrarnos cada vez más en esta alocada y estrambótica versión de Arkham. Por ello, agradecemos a todos nuestros lectores que hallan estado con nosotros, compartiendo estas historias, disfrutando del fruto de nuestro trabajo. Os invitamos a todos a seguir a nuestro lado durante este próximo año, en el que seguiremos adelante con las disparatadas vivencias de la La Llave y la Puerta y en el que seguiremos expandiendo este universo más allá de las fronteras de Arkham.

viernes, 2 de octubre de 2015

La entrevista de trabajo de Katherine Ashford

Harvey Pickman contempló con expresión de concentración el ignoto brebaje que contenía ante él. Era negro como la noche y espeso como la brea, de hecho, el detective tenía la impresión de que podría clavar la cuchara en él y esta se mantendría firme. Con gestos medidos, como si manejara una sustancia peligrosa, tomó el recipiente con una mano y lo aproximó a su rostro. El olor era penetrante e inconfundible. Bebió un sorbo y una mueca de repugnancia desfiguró su cara. No había duda, era café del más barato aderezado con cantidades ingentes de azucar. Sólo de ver la taza ya te daba diabetes de lo endulzado que estaba. No había duda, sólo en el Eldritch Burguer podían vender semejante menjunje y cobrarte alegremente por ello. Sin embargo, era un lugar tranquilo (si ignorabas los arcanos e impronunciables ruidos que surgían de la cocina, que igual podían indicar que se estaban produciendo relaciones sexuales innombrables con seres innombrables, o simplemente que había un cerdo con un resfriado innombrable ahí dentro), ya que los estudiantes, que conformaban la innombrable clientela habitual, acostumbraban a desayunar en La Llave y la Puerta, o tomaban al asalto de forma innombrable alguna otra cafetería. Ciertamente, el EldritchBurguer, el restaurante – hamburguesería con peor fama de la ciudad, no era el lugar más idóneo para estar a primeras horas de la mañana. No sólo el café sería capaz de repugnar a un shoggoth, sino que las piezas de bollería eran casi fósiles o estaban rellenas con lo que, con esperanza, sería crema, nata o chocolate. Por ello, cuando Harvey quería pasar un rato tranquilo por la mañana sin que nadie le molestara o tomara al asalto su despacho, se iba a desayunar allí, donde podía llegar a pasar hasta varias horas simplemente dedicándose a su rutina mediante su ordenador portatil, tomar notas, reflexionar o, cuando le tocaba turno de mañana, ver a Welcome tratar de poner orden entre los desastrados empleados del local. La joven era la mejor encargada de turno del ignoto restaurante, capaz de hacer que el sitio funcionara y fuera eficaz, aunque fuera un miserable antro de comida basura barata. Aunque eso había que reconocerlo, el pescado era excelente, pues lo traían directamente de Innsmouth.

Tras apurar el inmundo bebedizo, tomó la carpeta que tenía ante el sobre la mesa y la abrió para estudiar su contenido: el currículo y la solicitud de empleo de Katherine Ashford. Mientras lo revisaba tranquilamente se fijó en la hora que era y, en ese momento, con rigurosa puntualidad, entraron Welcome y Katherine, la chica a la que iba a entrevistar. Las dos jóvenes llegaron a la mesa y, tras los correspondientes saludos, tomaron asiento. Evangeline estaba radiante y contenta, señal de que había aprovechado bien el tiempo con su nueva amiga y amante, a la que había tomado como su protegida. La otra chica, Katherine, era un mujer que apenas llegaba a la veintena, atractiva y con un físico bien cuidado, aunque carecía de la lujuriosa vitalidad de su compañera, poseía una belleza serena que la hacía también atractiva. Las dos se habían conocido poco antes del comienzo del curso, durante la visita de El Rey de Amarillo a la universidad. Katherine era estudiante de historia del arte, así como una excelente pintora e ilustradora, y se ganaba un dinero extra trabajando como modelo para otros artistas y en algunos cursos y talleres de la universidad, posando vestida o desnuda. Sin embargo no se le conocía pareja o demostraba interés por los hombres, al contrario que su nueva amiga, que mostraba interés por los hombres y las mujeres, juntos o separados. Por ello era curioso como aquellas dos mujeres tan dispares habían formado tan buena relación, y es que Katherine era lesbiana, pero, fruto de un hogar conservador, no se atrevía a reconocer abiertamente su condición sexual. Hasta que, tras el primer encuentro con Welcome, fue a verla y la exorbitante rubia la había sacado del armario, puesto lencería sexy, un vestido bonito y se la había llevado a la cama, metafóricamente hablando, claro. De esta manera, Evangeline se convirtió en su amiga, su amante, y su guía para explorar su sexualidad, además de su protectora y mentora. Y, como parte de esta relación, Welcome había animado a su nueva compañera a buscar trabajo en La Llave y la Puerta para así poder tener independencia económica. Y por eso estaban allí reunidos. Normalmente, Harvey dejaba que Summanus se encargara de estos asuntos, pero, en ocasiones prefería tomar las riendas personalmente, y esta era una de esas ocasiones.

-Bueno, señorita Ahsford, tengo aquí su currículo y su solicitud de empleo. He de decir que me alegra saber que tiene interés en trabajar con nosotros en La Llave y la Puerta. Aunque las condiciones del contrato pueden resultar algo draconianas, pues somos estrictos con nuestros empleados, también pagamos un buen sueldo, y aportamos un seguro médico con total cobertura de salud mental entre otras cosas. Lo que nos interesa es que nuestros trabajadores cumplan con sus obligaciones, sin importar lo que pase. Es decir, que da igual si hay una inundación, tormentas, nieve, hordas de zombis recorriendo las calles, seres primigenios pululando por la ciudad, grupos de investigadores de lo paranormal cerrando portales interdimensionales abiertos por toda la población, o si está Welcome teniendo sexo con usted en el puesto de trabajo. Somos más estrictos que los carteros, y cumplimos. Y cuando lleve un tiempo en este lugar comprenderá a que me refiero. Llega un momento en que ya esperas que pase cualquier cosa en esta ciudad y en esta universidad.

Ante la mención de tener sexo con Evangeline, la chica, que parecía sorprendida por las palabras de Harvey enrojeció.

-Pe-pero, ¿cómo lo ha sabido?

-Bueno, esto es una universidad, aquí los rumores vuelan, sobretodo en cuanto se trata de la nueva pareja sexual de Welcome. Señorita, se va a convertir usted en una joven muy popular entre el colectivo lésbico y de mujeres bisexuales de la Miskatonic, pues es de sobra conocida la maestría en las artes amorosas de nuestra mutua amiga Evangeline. Además, Arkham es una ciudad encantada, una Salem oscura que Cotton Mather no pudo limpiar por completo de brujas, aquí la homosexualidad y la bisexualidad no son algo considerado raro o antinatural. Estamos muy vividos y nos hemos encontrado de todo. Que dos mujeres se diviertan juntas no es algo escandaloso. Pero claro, usted procede de la más puritana Bostón y su entorno familiar no es el más apropiado para su orientación sexual. Y recuerde, además de uno de los propietarios de la residencia soy detective, tengo medios para averiguar estas cosas. Tan sólo quiero que esté segura de la decisión que va a tomar. Tenemos para usted un puesto de recepcionista, ya que hace poco se despidió uno, todo por culpa de aquel asunto con Brian Danforth, en fin, así que sería un puesto muy apropiado para usted: es relativamente tranquilo, no es un trabajo pesado ni difícil, y tiene muchas horas muertas que puede aprovechar para estudiar o hacer otras cosas, siempre que cumpla con su cometido.

-¿Eso quiere decir que tengo el trabajo?

-Por supuesto, esta última entrevista es sólo porque quería conocerla en persona y para darle a entender en que tipo de trabajo se va a meter si lo acepta. Evangeline es una buena amiga y ex-amante, una mujer bastante desvergonzada, algo alocada y de armas tomar -Welcome le sacó la lengua a modo de burla y le guiñó un ojo a Katherine-, pero, ante todo, es una buena persona. Al igual que la ha tomado a usted bajo su protección, ella está bajo la mía, al igual que todos los estudiantes de esta residencia. Pero en el caso de Evangeline es algo personal, por la amistad que nos une, y se extiende hacia usted. Por eso, me gustaría que me considerara también un amigo y alguien en quien confiar, porque en esta ciudad, eso es algo que vale su peso en oro.

-Bueno, sr. Pickman, estoy dispuesta a aceptar el trabajo y dedicarme a él con todas mis energías. Y agradezco su confianza así como la de Evangeline que... -en ese momento, Welcome, contenta por la situación, se abalanzó sobre Katherine para abrazarla y besarla apasionadamente en la boca.

Mientras tanto, Harvey guardaba los papeles en la carpeta y sonreía, contento de que aquella mañana estuviera saliendo relativamente normal. Sin embargo, de vez en cuando echaba un vistazo al reloj. De hecho, la mañana era demasiado normal. Mientras la joven pareja se recuperaba del apasionado arrebato de la rubia, de improviso, salieron corriendo de la cocina varios empleados del turno de mañana y el encargado del turno, gritando como locos mientras trataban de escapar de algo que se movía tras ellos. Tras la estampida laboral, apareció una masa informe y descomunal de carne picada de la que surgían rodajas de tomate, hojas de lechuga y condimentada con ketchup y mostaza.

Mientras el monstruo-hamburguesa rugía un desafío al mundo, salía de la cocina Vinnie West con una jeringa de gran tamaño en la mano. No hacía falta saber más. Tras recuperarse de la sorpresa, Harvey se puso a dar ordenes:

-¡Welcome, encargate de Vinnie! ¡Todos los empleados fuera, YA! ¡Katherine, sal fuera, busca una especie de árbol enorme y retorcido y dí en voz alta que tenemos problemas y necesitamos ayuda! ¡No lo pienses y hazlo!

Ante el tono imperioso del detective, y mientras los empleados se atropellaban por escapar del lugar junto con la escasa clientela que había, Welcome dejó a su compañera mientras se abalanzaba sobre el aprendiz de reanimador para dejarlo KO de un golpe, Mientras, el monstruo-hamburguesa se aproximaba a Harvey en busca de más comida. Por suerte, la evacuación fue rápida, y Harvey, curtido en este tipo de situaciones, invocó rápidamente un hechizo que dejó ajado y maltrecho un grueso pseudópodo que el ser lanzó contra él. Esto dio tiempo a Katherine a cumplir las ordenes recibidas, aun siendo consciente de que sería una tontería. La joven, al salir del restaurante, no tardó en encontrar el extraño árbol, de tronco nudoso y retorcido. Al gritar las palabras que le dijo Harvey, las ramas comenzaron moverse, semejando tentáculos, en el tronco negro se abrieron una serie de bocas de las que rezumaba limo y el “árbol” se levantó sobre cuatro patas acabadas en pezuñas de cabra. Shubbi, como Welcome había bautizado al Retoño Oscuro que conoció cuando se convirtió en Delta Wave Welcome, se alzó cual coloso vengador, introduciendo los tentáculos por la puerta para arrastrar fuera a la masa de carne picada y condimentos. De esta manera se inició un duelo de titanes, un combate épico entre el Retoño Oscuro y el monstruo-hamburguesa reanimado creado por Vinnie West. Los tentáculos y los seudópodos cárnicos se enredaban y azotaban sumiendo a los contendientes en una coreografía caótica de miembros en la que Shubbi llevaba las de ganar al ir devorando con sus bocas al monstruo-hamburguesa. Todo esto sucedía ante la horrorizada mirada de Katherine que no podía creer lo que veía ante sus ojos. Cuando el combate acabó, el retoño lanzó un sonoro eructo y volvió a su posición habitual al lado del local. En ese momento salieron Welcome y Harvey con expresión de alivio y sin mostrar horror por lo acontecido.

-Pe-pero ¿habéis visto lo que acaba de pasar? ¿Esto es normal? ¡Un árbol se acaba de comer a una especie de monstruo-hamburguesa!

-Sí -respondió tranquilamente Harvey -, para estos casos viene muy bien tener a Shubbi, de lo contrario igual me habría tocado llamar a alguien más y los daños habrían sido peores. Además, dentro podría haber otros. Menos mal que solo estaba el bicho este, Evangeline y yo no hemos encontrado nada más.

-Son cosas que pasan en esta ciudad -continuó Welcome-, lo llaman el “efecto Arkham”. Pero no te preocupes, son cosas que pasan. Y siempre conseguimos detenerlas, aunque no siempre es fácil.

-¿Quieres decir que esto es normal para vosotros? ¡Es una locura!

-Exacto -confirmó Harvey-, por eso tenemos tan buen seguro de salud mental. Hay quien no se acaba de adaptar a este ambiente. Entonces, ¿aceptas el trabajo?


Katherine se quedó sin aliento. Era de locos, algo increíble, pero sin duda, había alguna cosa que la incitaba a quedarse, a permanecer allí. Puede que la aventura y la locura de no saber que podía pasar, tal vez la relación que había iniciado con Welcome, pero sabía que iba a aceptar ese trabajo y tratar de poner un poco de cordura en aquel lugar tan extraño.