Harvey Pickman contempló
con expresión de concentración el ignoto brebaje que contenía ante
él. Era negro como la noche y espeso como la brea, de hecho, el
detective tenía la impresión de que podría clavar la cuchara en él
y esta se mantendría firme. Con gestos medidos, como si manejara una
sustancia peligrosa, tomó el recipiente con una mano y lo aproximó
a su rostro. El olor era penetrante e inconfundible. Bebió un sorbo
y una mueca de repugnancia desfiguró su cara. No había duda, era
café del más barato aderezado con cantidades ingentes de azucar.
Sólo de ver la taza ya te daba diabetes de lo endulzado que estaba.
No había duda, sólo en el Eldritch Burguer podían vender semejante
menjunje y cobrarte alegremente por ello. Sin embargo, era un lugar
tranquilo (si ignorabas los arcanos e impronunciables ruidos que
surgían de la cocina, que igual podían indicar que se estaban
produciendo relaciones sexuales innombrables con seres innombrables,
o simplemente que había un cerdo con un resfriado innombrable ahí
dentro), ya que los estudiantes, que conformaban la innombrable
clientela habitual, acostumbraban a desayunar en La Llave y la
Puerta, o tomaban al asalto de forma innombrable alguna otra
cafetería. Ciertamente, el EldritchBurguer, el restaurante –
hamburguesería con peor fama de la ciudad, no era el lugar más
idóneo para estar a primeras horas de la mañana. No sólo el café
sería capaz de repugnar a un shoggoth, sino que las piezas de
bollería eran casi fósiles o estaban rellenas con lo que, con
esperanza, sería crema, nata o chocolate. Por ello, cuando Harvey
quería pasar un rato tranquilo por la mañana sin que nadie le
molestara o tomara al asalto su despacho, se iba a desayunar allí,
donde podía llegar a pasar hasta varias horas simplemente
dedicándose a su rutina mediante su ordenador portatil, tomar notas,
reflexionar o, cuando le tocaba turno de mañana, ver a Welcome
tratar de poner orden entre los desastrados empleados del local. La
joven era la mejor encargada de turno del ignoto restaurante, capaz
de hacer que el sitio funcionara y fuera eficaz, aunque fuera un
miserable antro de comida basura barata. Aunque eso había que
reconocerlo, el pescado era excelente, pues lo traían directamente
de Innsmouth.
Tras apurar el inmundo
bebedizo, tomó la carpeta que tenía ante el sobre la mesa y la
abrió para estudiar su contenido: el currículo y la solicitud de
empleo de Katherine Ashford. Mientras lo revisaba tranquilamente se
fijó en la hora que era y, en ese momento, con rigurosa puntualidad,
entraron Welcome y Katherine, la chica a la que iba a entrevistar.
Las dos jóvenes llegaron a la mesa y, tras los correspondientes
saludos, tomaron asiento. Evangeline estaba radiante y contenta,
señal de que había aprovechado bien el tiempo con su nueva amiga y
amante, a la que había tomado como su protegida. La otra chica,
Katherine, era un mujer que apenas llegaba a la veintena, atractiva
y con un físico bien cuidado, aunque carecía de la lujuriosa
vitalidad de su compañera, poseía una belleza serena que la hacía
también atractiva. Las dos se habían conocido poco antes del
comienzo del curso, durante la visita de El Rey de Amarillo a la
universidad. Katherine era estudiante de historia del arte, así como
una excelente pintora e ilustradora, y se ganaba un dinero extra
trabajando como modelo para otros artistas y en algunos cursos y
talleres de la universidad, posando vestida o desnuda. Sin embargo no
se le conocía pareja o demostraba interés por los hombres, al
contrario que su nueva amiga, que mostraba interés por los hombres y
las mujeres, juntos o separados. Por ello era curioso como aquellas
dos mujeres tan dispares habían formado tan buena relación, y es
que Katherine era lesbiana, pero, fruto de un hogar conservador, no
se atrevía a reconocer abiertamente su condición sexual. Hasta que,
tras el primer encuentro con Welcome, fue a verla y la exorbitante
rubia la había sacado del armario, puesto lencería sexy, un vestido
bonito y se la había llevado a la cama, metafóricamente hablando,
claro. De esta manera, Evangeline se convirtió en su amiga, su
amante, y su guía para explorar su sexualidad, además de su
protectora y mentora. Y, como parte de esta relación, Welcome había
animado a su nueva compañera a buscar trabajo en La Llave y la
Puerta para así poder tener independencia económica. Y por eso
estaban allí reunidos. Normalmente, Harvey dejaba que Summanus se
encargara de estos asuntos, pero, en ocasiones prefería tomar las
riendas personalmente, y esta era una de esas ocasiones.
-Bueno, señorita
Ahsford, tengo aquí su currículo y su solicitud de empleo. He de
decir que me alegra saber que tiene interés en trabajar con nosotros
en La Llave y la Puerta. Aunque las condiciones del contrato pueden
resultar algo draconianas, pues somos estrictos con nuestros
empleados, también pagamos un buen sueldo, y aportamos un seguro
médico con total cobertura de salud mental entre otras cosas. Lo que
nos interesa es que nuestros trabajadores cumplan con sus
obligaciones, sin importar lo que pase. Es decir, que da igual si hay
una inundación, tormentas, nieve, hordas de zombis recorriendo las
calles, seres primigenios pululando por la ciudad, grupos de
investigadores de lo paranormal cerrando portales interdimensionales
abiertos por toda la población, o si está Welcome teniendo sexo con
usted en el puesto de trabajo. Somos más estrictos que los carteros,
y cumplimos. Y cuando lleve un tiempo en este lugar comprenderá a
que me refiero. Llega un momento en que ya esperas que pase cualquier
cosa en esta ciudad y en esta universidad.
Ante la mención de tener
sexo con Evangeline, la chica, que parecía sorprendida por las
palabras de Harvey enrojeció.
-Pe-pero, ¿cómo lo ha
sabido?
-Bueno, esto es una
universidad, aquí los rumores vuelan, sobretodo en cuanto se trata
de la nueva pareja sexual de Welcome. Señorita, se va a convertir
usted en una joven muy popular entre el colectivo lésbico y de
mujeres bisexuales de la Miskatonic, pues es de sobra conocida la
maestría en las artes amorosas de nuestra mutua amiga Evangeline.
Además, Arkham es una ciudad encantada, una Salem oscura que Cotton
Mather no pudo limpiar por completo de brujas, aquí la
homosexualidad y la bisexualidad no son algo considerado raro o
antinatural. Estamos muy vividos y nos hemos encontrado de todo. Que
dos mujeres se diviertan juntas no es algo escandaloso. Pero claro,
usted procede de la más puritana Bostón y su entorno familiar no es
el más apropiado para su orientación sexual. Y recuerde, además de
uno de los propietarios de la residencia soy detective, tengo medios
para averiguar estas cosas. Tan sólo quiero que esté segura de la
decisión que va a tomar. Tenemos para usted un puesto de
recepcionista, ya que hace poco se despidió uno, todo por culpa de
aquel asunto con Brian Danforth, en fin, así que sería un puesto
muy apropiado para usted: es relativamente tranquilo, no es un
trabajo pesado ni difícil, y tiene muchas horas muertas que puede
aprovechar para estudiar o hacer otras cosas, siempre que cumpla con
su cometido.
-¿Eso quiere decir que
tengo el trabajo?
-Por supuesto, esta
última entrevista es sólo porque quería conocerla en persona y
para darle a entender en que tipo de trabajo se va a meter si lo
acepta. Evangeline es una buena amiga y ex-amante, una mujer bastante
desvergonzada, algo alocada y de armas tomar -Welcome le sacó la
lengua a modo de burla y le guiñó un ojo a Katherine-, pero, ante
todo, es una buena persona. Al igual que la ha tomado a usted bajo su
protección, ella está bajo la mía, al igual que todos los
estudiantes de esta residencia. Pero en el caso de Evangeline es algo
personal, por la amistad que nos une, y se extiende hacia usted. Por
eso, me gustaría que me considerara también un amigo y alguien en
quien confiar, porque en esta ciudad, eso es algo que vale su peso en
oro.
-Bueno, sr. Pickman,
estoy dispuesta a aceptar el trabajo y dedicarme a él con todas mis
energías. Y agradezco su confianza así como la de Evangeline que...
-en ese momento, Welcome, contenta por la situación, se abalanzó
sobre Katherine para abrazarla y besarla apasionadamente en la boca.
Mientras tanto, Harvey
guardaba los papeles en la carpeta y sonreía, contento de que
aquella mañana estuviera saliendo relativamente normal. Sin embargo,
de vez en cuando echaba un vistazo al reloj. De hecho, la mañana era
demasiado normal. Mientras la joven pareja se recuperaba del
apasionado arrebato de la rubia, de improviso, salieron corriendo de
la cocina varios empleados del turno de mañana y el encargado del
turno, gritando como locos mientras trataban de escapar de algo que
se movía tras ellos. Tras la estampida laboral, apareció una masa
informe y descomunal de carne picada de la que surgían rodajas de
tomate, hojas de lechuga y condimentada con ketchup y mostaza.
Mientras el
monstruo-hamburguesa rugía un desafío al mundo, salía de la cocina
Vinnie West con una jeringa de gran tamaño en la mano. No hacía
falta saber más. Tras recuperarse de la sorpresa, Harvey se puso a
dar ordenes:
-¡Welcome, encargate de
Vinnie! ¡Todos los empleados fuera, YA! ¡Katherine, sal fuera,
busca una especie de árbol enorme y retorcido y dí en voz alta que
tenemos problemas y necesitamos ayuda! ¡No lo pienses y hazlo!
Ante el tono imperioso
del detective, y mientras los empleados se atropellaban por escapar
del lugar junto con la escasa clientela que había, Welcome dejó a
su compañera mientras se abalanzaba sobre el aprendiz de reanimador
para dejarlo KO de un golpe, Mientras, el monstruo-hamburguesa se
aproximaba a Harvey en busca de más comida. Por suerte, la
evacuación fue rápida, y Harvey, curtido en este tipo de
situaciones, invocó rápidamente un hechizo que dejó ajado y
maltrecho un grueso pseudópodo que el ser lanzó contra él. Esto
dio tiempo a Katherine a cumplir las ordenes recibidas, aun siendo
consciente de que sería una tontería. La joven, al salir del
restaurante, no tardó en encontrar el extraño árbol, de tronco
nudoso y retorcido. Al gritar las palabras que le dijo Harvey, las
ramas comenzaron moverse, semejando tentáculos, en el tronco negro
se abrieron una serie de bocas de las que rezumaba limo y el “árbol”
se levantó sobre cuatro patas acabadas en pezuñas de cabra. Shubbi,
como Welcome había bautizado al Retoño Oscuro que conoció cuando
se convirtió en Delta Wave Welcome, se alzó cual coloso vengador,
introduciendo los tentáculos por la puerta para arrastrar fuera a la
masa de carne picada y condimentos. De esta manera se inició un
duelo de titanes, un combate épico entre el Retoño Oscuro y el
monstruo-hamburguesa reanimado creado por Vinnie West. Los tentáculos
y los seudópodos cárnicos se enredaban y azotaban sumiendo a los
contendientes en una coreografía caótica de miembros en la que
Shubbi llevaba las de ganar al ir devorando con sus bocas al
monstruo-hamburguesa. Todo esto sucedía ante la horrorizada mirada
de Katherine que no podía creer lo que veía ante sus ojos. Cuando
el combate acabó, el retoño lanzó un sonoro eructo y volvió a su
posición habitual al lado del local. En ese momento salieron Welcome
y Harvey con expresión de alivio y sin mostrar horror por lo
acontecido.
-Pe-pero ¿habéis visto
lo que acaba de pasar? ¿Esto es normal? ¡Un árbol se acaba de
comer a una especie de monstruo-hamburguesa!
-Sí -respondió
tranquilamente Harvey -, para estos casos viene muy bien tener a
Shubbi, de lo contrario igual me habría tocado llamar a alguien más
y los daños habrían sido peores. Además, dentro podría haber
otros. Menos mal que solo estaba el bicho este, Evangeline y yo no
hemos encontrado nada más.
-Son cosas que pasan en
esta ciudad -continuó Welcome-, lo llaman el “efecto Arkham”.
Pero no te preocupes, son cosas que pasan. Y siempre conseguimos
detenerlas, aunque no siempre es fácil.
-¿Quieres decir que esto
es normal para vosotros? ¡Es una locura!
-Exacto -confirmó
Harvey-, por eso tenemos tan buen seguro de salud mental. Hay quien
no se acaba de adaptar a este ambiente. Entonces, ¿aceptas el
trabajo?
Katherine se quedó sin
aliento. Era de locos, algo increíble, pero sin duda, había alguna
cosa que la incitaba a quedarse, a permanecer allí. Puede que la
aventura y la locura de no saber que podía pasar, tal vez la
relación que había iniciado con Welcome, pero sabía que iba a
aceptar ese trabajo y tratar de poner un poco de cordura en aquel
lugar tan extraño.
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