viernes, 2 de octubre de 2015

La entrevista de trabajo de Katherine Ashford

Harvey Pickman contempló con expresión de concentración el ignoto brebaje que contenía ante él. Era negro como la noche y espeso como la brea, de hecho, el detective tenía la impresión de que podría clavar la cuchara en él y esta se mantendría firme. Con gestos medidos, como si manejara una sustancia peligrosa, tomó el recipiente con una mano y lo aproximó a su rostro. El olor era penetrante e inconfundible. Bebió un sorbo y una mueca de repugnancia desfiguró su cara. No había duda, era café del más barato aderezado con cantidades ingentes de azucar. Sólo de ver la taza ya te daba diabetes de lo endulzado que estaba. No había duda, sólo en el Eldritch Burguer podían vender semejante menjunje y cobrarte alegremente por ello. Sin embargo, era un lugar tranquilo (si ignorabas los arcanos e impronunciables ruidos que surgían de la cocina, que igual podían indicar que se estaban produciendo relaciones sexuales innombrables con seres innombrables, o simplemente que había un cerdo con un resfriado innombrable ahí dentro), ya que los estudiantes, que conformaban la innombrable clientela habitual, acostumbraban a desayunar en La Llave y la Puerta, o tomaban al asalto de forma innombrable alguna otra cafetería. Ciertamente, el EldritchBurguer, el restaurante – hamburguesería con peor fama de la ciudad, no era el lugar más idóneo para estar a primeras horas de la mañana. No sólo el café sería capaz de repugnar a un shoggoth, sino que las piezas de bollería eran casi fósiles o estaban rellenas con lo que, con esperanza, sería crema, nata o chocolate. Por ello, cuando Harvey quería pasar un rato tranquilo por la mañana sin que nadie le molestara o tomara al asalto su despacho, se iba a desayunar allí, donde podía llegar a pasar hasta varias horas simplemente dedicándose a su rutina mediante su ordenador portatil, tomar notas, reflexionar o, cuando le tocaba turno de mañana, ver a Welcome tratar de poner orden entre los desastrados empleados del local. La joven era la mejor encargada de turno del ignoto restaurante, capaz de hacer que el sitio funcionara y fuera eficaz, aunque fuera un miserable antro de comida basura barata. Aunque eso había que reconocerlo, el pescado era excelente, pues lo traían directamente de Innsmouth.

Tras apurar el inmundo bebedizo, tomó la carpeta que tenía ante el sobre la mesa y la abrió para estudiar su contenido: el currículo y la solicitud de empleo de Katherine Ashford. Mientras lo revisaba tranquilamente se fijó en la hora que era y, en ese momento, con rigurosa puntualidad, entraron Welcome y Katherine, la chica a la que iba a entrevistar. Las dos jóvenes llegaron a la mesa y, tras los correspondientes saludos, tomaron asiento. Evangeline estaba radiante y contenta, señal de que había aprovechado bien el tiempo con su nueva amiga y amante, a la que había tomado como su protegida. La otra chica, Katherine, era un mujer que apenas llegaba a la veintena, atractiva y con un físico bien cuidado, aunque carecía de la lujuriosa vitalidad de su compañera, poseía una belleza serena que la hacía también atractiva. Las dos se habían conocido poco antes del comienzo del curso, durante la visita de El Rey de Amarillo a la universidad. Katherine era estudiante de historia del arte, así como una excelente pintora e ilustradora, y se ganaba un dinero extra trabajando como modelo para otros artistas y en algunos cursos y talleres de la universidad, posando vestida o desnuda. Sin embargo no se le conocía pareja o demostraba interés por los hombres, al contrario que su nueva amiga, que mostraba interés por los hombres y las mujeres, juntos o separados. Por ello era curioso como aquellas dos mujeres tan dispares habían formado tan buena relación, y es que Katherine era lesbiana, pero, fruto de un hogar conservador, no se atrevía a reconocer abiertamente su condición sexual. Hasta que, tras el primer encuentro con Welcome, fue a verla y la exorbitante rubia la había sacado del armario, puesto lencería sexy, un vestido bonito y se la había llevado a la cama, metafóricamente hablando, claro. De esta manera, Evangeline se convirtió en su amiga, su amante, y su guía para explorar su sexualidad, además de su protectora y mentora. Y, como parte de esta relación, Welcome había animado a su nueva compañera a buscar trabajo en La Llave y la Puerta para así poder tener independencia económica. Y por eso estaban allí reunidos. Normalmente, Harvey dejaba que Summanus se encargara de estos asuntos, pero, en ocasiones prefería tomar las riendas personalmente, y esta era una de esas ocasiones.

-Bueno, señorita Ahsford, tengo aquí su currículo y su solicitud de empleo. He de decir que me alegra saber que tiene interés en trabajar con nosotros en La Llave y la Puerta. Aunque las condiciones del contrato pueden resultar algo draconianas, pues somos estrictos con nuestros empleados, también pagamos un buen sueldo, y aportamos un seguro médico con total cobertura de salud mental entre otras cosas. Lo que nos interesa es que nuestros trabajadores cumplan con sus obligaciones, sin importar lo que pase. Es decir, que da igual si hay una inundación, tormentas, nieve, hordas de zombis recorriendo las calles, seres primigenios pululando por la ciudad, grupos de investigadores de lo paranormal cerrando portales interdimensionales abiertos por toda la población, o si está Welcome teniendo sexo con usted en el puesto de trabajo. Somos más estrictos que los carteros, y cumplimos. Y cuando lleve un tiempo en este lugar comprenderá a que me refiero. Llega un momento en que ya esperas que pase cualquier cosa en esta ciudad y en esta universidad.

Ante la mención de tener sexo con Evangeline, la chica, que parecía sorprendida por las palabras de Harvey enrojeció.

-Pe-pero, ¿cómo lo ha sabido?

-Bueno, esto es una universidad, aquí los rumores vuelan, sobretodo en cuanto se trata de la nueva pareja sexual de Welcome. Señorita, se va a convertir usted en una joven muy popular entre el colectivo lésbico y de mujeres bisexuales de la Miskatonic, pues es de sobra conocida la maestría en las artes amorosas de nuestra mutua amiga Evangeline. Además, Arkham es una ciudad encantada, una Salem oscura que Cotton Mather no pudo limpiar por completo de brujas, aquí la homosexualidad y la bisexualidad no son algo considerado raro o antinatural. Estamos muy vividos y nos hemos encontrado de todo. Que dos mujeres se diviertan juntas no es algo escandaloso. Pero claro, usted procede de la más puritana Bostón y su entorno familiar no es el más apropiado para su orientación sexual. Y recuerde, además de uno de los propietarios de la residencia soy detective, tengo medios para averiguar estas cosas. Tan sólo quiero que esté segura de la decisión que va a tomar. Tenemos para usted un puesto de recepcionista, ya que hace poco se despidió uno, todo por culpa de aquel asunto con Brian Danforth, en fin, así que sería un puesto muy apropiado para usted: es relativamente tranquilo, no es un trabajo pesado ni difícil, y tiene muchas horas muertas que puede aprovechar para estudiar o hacer otras cosas, siempre que cumpla con su cometido.

-¿Eso quiere decir que tengo el trabajo?

-Por supuesto, esta última entrevista es sólo porque quería conocerla en persona y para darle a entender en que tipo de trabajo se va a meter si lo acepta. Evangeline es una buena amiga y ex-amante, una mujer bastante desvergonzada, algo alocada y de armas tomar -Welcome le sacó la lengua a modo de burla y le guiñó un ojo a Katherine-, pero, ante todo, es una buena persona. Al igual que la ha tomado a usted bajo su protección, ella está bajo la mía, al igual que todos los estudiantes de esta residencia. Pero en el caso de Evangeline es algo personal, por la amistad que nos une, y se extiende hacia usted. Por eso, me gustaría que me considerara también un amigo y alguien en quien confiar, porque en esta ciudad, eso es algo que vale su peso en oro.

-Bueno, sr. Pickman, estoy dispuesta a aceptar el trabajo y dedicarme a él con todas mis energías. Y agradezco su confianza así como la de Evangeline que... -en ese momento, Welcome, contenta por la situación, se abalanzó sobre Katherine para abrazarla y besarla apasionadamente en la boca.

Mientras tanto, Harvey guardaba los papeles en la carpeta y sonreía, contento de que aquella mañana estuviera saliendo relativamente normal. Sin embargo, de vez en cuando echaba un vistazo al reloj. De hecho, la mañana era demasiado normal. Mientras la joven pareja se recuperaba del apasionado arrebato de la rubia, de improviso, salieron corriendo de la cocina varios empleados del turno de mañana y el encargado del turno, gritando como locos mientras trataban de escapar de algo que se movía tras ellos. Tras la estampida laboral, apareció una masa informe y descomunal de carne picada de la que surgían rodajas de tomate, hojas de lechuga y condimentada con ketchup y mostaza.

Mientras el monstruo-hamburguesa rugía un desafío al mundo, salía de la cocina Vinnie West con una jeringa de gran tamaño en la mano. No hacía falta saber más. Tras recuperarse de la sorpresa, Harvey se puso a dar ordenes:

-¡Welcome, encargate de Vinnie! ¡Todos los empleados fuera, YA! ¡Katherine, sal fuera, busca una especie de árbol enorme y retorcido y dí en voz alta que tenemos problemas y necesitamos ayuda! ¡No lo pienses y hazlo!

Ante el tono imperioso del detective, y mientras los empleados se atropellaban por escapar del lugar junto con la escasa clientela que había, Welcome dejó a su compañera mientras se abalanzaba sobre el aprendiz de reanimador para dejarlo KO de un golpe, Mientras, el monstruo-hamburguesa se aproximaba a Harvey en busca de más comida. Por suerte, la evacuación fue rápida, y Harvey, curtido en este tipo de situaciones, invocó rápidamente un hechizo que dejó ajado y maltrecho un grueso pseudópodo que el ser lanzó contra él. Esto dio tiempo a Katherine a cumplir las ordenes recibidas, aun siendo consciente de que sería una tontería. La joven, al salir del restaurante, no tardó en encontrar el extraño árbol, de tronco nudoso y retorcido. Al gritar las palabras que le dijo Harvey, las ramas comenzaron moverse, semejando tentáculos, en el tronco negro se abrieron una serie de bocas de las que rezumaba limo y el “árbol” se levantó sobre cuatro patas acabadas en pezuñas de cabra. Shubbi, como Welcome había bautizado al Retoño Oscuro que conoció cuando se convirtió en Delta Wave Welcome, se alzó cual coloso vengador, introduciendo los tentáculos por la puerta para arrastrar fuera a la masa de carne picada y condimentos. De esta manera se inició un duelo de titanes, un combate épico entre el Retoño Oscuro y el monstruo-hamburguesa reanimado creado por Vinnie West. Los tentáculos y los seudópodos cárnicos se enredaban y azotaban sumiendo a los contendientes en una coreografía caótica de miembros en la que Shubbi llevaba las de ganar al ir devorando con sus bocas al monstruo-hamburguesa. Todo esto sucedía ante la horrorizada mirada de Katherine que no podía creer lo que veía ante sus ojos. Cuando el combate acabó, el retoño lanzó un sonoro eructo y volvió a su posición habitual al lado del local. En ese momento salieron Welcome y Harvey con expresión de alivio y sin mostrar horror por lo acontecido.

-Pe-pero ¿habéis visto lo que acaba de pasar? ¿Esto es normal? ¡Un árbol se acaba de comer a una especie de monstruo-hamburguesa!

-Sí -respondió tranquilamente Harvey -, para estos casos viene muy bien tener a Shubbi, de lo contrario igual me habría tocado llamar a alguien más y los daños habrían sido peores. Además, dentro podría haber otros. Menos mal que solo estaba el bicho este, Evangeline y yo no hemos encontrado nada más.

-Son cosas que pasan en esta ciudad -continuó Welcome-, lo llaman el “efecto Arkham”. Pero no te preocupes, son cosas que pasan. Y siempre conseguimos detenerlas, aunque no siempre es fácil.

-¿Quieres decir que esto es normal para vosotros? ¡Es una locura!

-Exacto -confirmó Harvey-, por eso tenemos tan buen seguro de salud mental. Hay quien no se acaba de adaptar a este ambiente. Entonces, ¿aceptas el trabajo?


Katherine se quedó sin aliento. Era de locos, algo increíble, pero sin duda, había alguna cosa que la incitaba a quedarse, a permanecer allí. Puede que la aventura y la locura de no saber que podía pasar, tal vez la relación que había iniciado con Welcome, pero sabía que iba a aceptar ese trabajo y tratar de poner un poco de cordura en aquel lugar tan extraño.

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