miércoles, 23 de septiembre de 2015

Operación Apertura Innombrable

-¿Armas? -dijo Seabury.

-¡Listas!

-¿Cámaras?

-¡Listas!

-¿Pistolas de agua?

-¡Listas!

-¿Gatetes?

-¡Listas!

-Maaaaau...

-Estupendo. El acto de apertura del curso comienza en breves momentos, así que comencemos cuanto antes... ¡¡¡LA OPERACIÓN APERTURA INNOMBRABLE!!!

Los agentes, vestidos con sus uniformes de camuflaje (pantalón a la moda, camisetas guays, gafas y cara de estudiante despistao), hicieron un saludo a Seabury Q. Pickman y salieron del cuartel general por las varias puertas que tenía. Brontes dio varias palmadas delante de Seabury y éste sonrió satisfecho.

-¿Qué te parece, Brontes? Este equipo es fantástico, se lo alquilé a tal Nick Cabreado o algo así y son agentes eficientes capaces de enfrentarse a cualquier amenaza, y teniendo en cuenta que esto es Arkham, y peor, la Miskatonic, en el acto de apertura puede suceder cualquier cosa.

-Sí, está muy bien, pero... ¿para qué quieren los gatetes? -preguntó Brontes torciendo el gesto.

-Te sorprendería saber la cantidad de amenazas que son neutralizadas con gatetes.

-Ahm.

Seabury se levantó del sillón de dirección del equipo y se fue dirigiendo hacia una de las puertas.

-Yo he de ir al acto de apertura, allí estarán casi todos los profesores y una gran cantidad de alumnos recién llegados, no puedo desaparecer así como así. Tú te quedarás aquí dirigiendo toda la operación ¿de acuerdo?

Brontes asintió con la cabeza y se sentó en el sillón de dirección, cruzando los brazos y frunciendo el ceño. Se puso los cascos con micrófono y sonrió a Seabury.

-No te preocupes, nada va a interrumpir el acto de apertura del curso.

-Eso espero.

Y dicho esto, Seabury salió del cuartel general, dejando a Brontes poniendo caras de generales de películas.

Seabury recorrió los pasillos del edificio que albergaba el salón de actos de la Universidad de Miskatonic intentando disimular el nerviosismo. Los primeros días de curso debían dar buena impresión para evitar que la mayoría de alumnos huyeran despavoridos, y desde aquél terrible incidente con la momia tailandesa del que nadie quería hablar, la precaución era máxima. El momento de mayor peligro era precisamente el acto de apertura. Demasiada gente junta en un solo lugar atraía a toda la locura de la ciudad. 

El pensativo profesor llegó a la puerta principal del salón de actos y se encontró a una multitud de alumnos que parloteaban ruidosamente mientras esperaban la apertura. Dio un rodeo y fue a la otra entrada, donde pudo ver a un par de profesores de mirada nerviosa. Los saludó con la cabeza y entró. Casi era la hora del comienzo del acto. Esperaba que todo fuera perfecto.

Mientras tanto, Brontes seguía sentado en el sillón de dirección, simulando con las manos que apuntaba a algún enemigo invisible con una pistola. De repente, una voz surgida de los cascos le hizo dar un brinco.

-Las puertas del salón de actos se han abierto y está entrando el alumnado -dijo la voz de Seabury.

-Recibido -le respondió Brontes.

-Aquí B12 -dijo una nueva voz.

-Tocado -contestó inmediatamente Brontes.

-¡¿Qué?!

-¿Eh?

Hubo un momento de perplejo silencio en el que se pudo escuchar el lejano cantar de un grillo.

-Aquí todo parece normal -siguió B12.

-Aquí A5 desde la entrada auxiliar, ningún signo de amenaza.

-Así me gusta -dijo Brontes.

El resto de operativos dio información de que nada peligroso parecía estar sucediendo. Brontes hizo girara el sillón de dirección con una sonrisa en el rostro.

En el salón de actos, los alumnos ya se habían sentado y estaban esperando la salida de los profesores. Seabury se estaba quitando las arrugas de su traje mientras intentaba disimular el pinganillo. Los profesores fueron saliendo al estrado y Seabury los siguió rezando porque mientras estuviera allí no pasara nada.

Y, como si con ese pensamiento Seabury realmente hubiese deseado que sucediera algo, comenzó la fiesta.

-¡¡Aquí C24, aquí C24!! ¡Un comando de la Fundación Wilmarth está intentando vaporizar a un pobre estudiante feo de ojos saltones al que han confundido con un profundo. Se ha parapetado detrás de un cartel que anuncia bebidas energéticas, pero no aguantará mucho, parece que ya están hablando de tirarle alguna bomba!

-No intente razonar con ellos, C24, los miembros de Fundación Wilmarth son demasiado idiotas como para intentarlo, Saque de ahí al pobre muchacho y... no sé... tírele el gato a esos cenutrios -le dijo Brontes.

-¡¡Aquí B12!! Veo un grupo de no-muertos que se acercan lentamente a la puerta principal del salón de actos. Parecen corear "cereeeebros, cereeeeebros" mientras caminan como si bailasen Paquito El Chocolatero.

-¡Mierda! Claramente esto es cosa de Vinnie West. Ha debido mezclar la fórmula de su antepasado con música popular española y ha creado una bastarda raza de zombies blasfemos. Recomiendo el uso de fuerza letal contra ellos.

-¿Fuerza letal? Pero señor, si ya están muertos...

-¡¿Pero tú eres tonto o es que nunca has visto una peli de zombies?! -exclamó Brontes -. Dispárale en la puñetera cabeza.

-¡¡Aquí C24!! Las cosas se complican. El estudiante feo se ha cruzado con un grupo de profundos borrachos y estos se lo quieren llevar de juerga, pero los de la Fundación Wilmarth lo han visto y los persiguen. Les hemos lanzado los gatetes, pero estos han salido disparados ignorándoles y han ido a algún otro sitio. Vamos a intentar deshacernos de ellos con la colección completa de libros de Brian Danforth, que sabemos que a los de la Wilmarth les encanta y quizás esto los desoriente.

En el salón de actos, Seabury empezaba a notar las gotas de sudor cubriendo su frente mientras escuchaba las comunicaciones del equipo. Encima el rector estaba hablando muuuuuy despaaaaacio y parecía que el acto se fuera a eternizar. Comenzaba a oír los disparos del equipo de B12 contra los zombies y esperaba que fuera el único que notara eso.

-¡Mierda! Hemos hecho caer a varios no-muertos, pero han sacado la artillería pesada ¡¡¡Zombies tunos!!! -exclamó B12.

-¿Pero a quién se le ocurrió meter una tuna en Miskatonic? -preguntó Brontes. De pronto, pudo escuchar un fuerte ruido contra una de las puertas de entrada al cuartel general ¿y ahora qué tocaba?

Seabury ya se estaba removiendo en la silla sin saber dónde meter el nerviosismo. Ahora el rector había dado a la palabra a un profesor mayor, que él no conocía, que estaba hablando de las bondades de la Miskatonic. No sabía cuanto tiempo llevaban allí metidos, pero el jaleo en el exterior ya era evidente.

La puerta que había sido golpeada con fuerza en el cuartel general, se abombó repentinamente, y terminó abriéndose de golpe. Brontes giró la cabeza hacia allí esperando cualquier cosa, y lo que vio le hizo desear estar  de vacaciones en el mar egeo.

¡¡¡Gatos!!! Los gatos entraron el tropel en el cuartel general y se abalanzaron sobre el cíclope.

Seabury ahora podía escuchar un recital de maullidos y bufidos a través del pinganillo mientras en la puerta principal se escuchaba el tiroteo.

-¡¡Aquí A5 desde la entrada auxiliar!! el grupo de profundos borrachos se dirige hacia aquí junto al alumno feo. Ahora él también está borracho y lleva un barril de cerveza que zarandea hacia nosotros... 

Seabury ya no sabía qué hacer, ambas fuerzas atacantes ya estaban completamente sobre el salón de actos y no podía hacer nada, además el pinganillo se había convertido en un caos de voces histéricas.

-¡¿Dónde está Brontes?! ¡¿Dónde está Bronteeees?! ¡El sargento ha desaparecido! ¡¿Qué dice de los incineradores...?

No pudo soportarlo más y se levantó alzando los brazos para llamar la atención.

-¡Estimados alumnos, prestadme atención! Es vital que sepáis lo que voy a decir a continuación...

De repente la puerta principal estalló y entró la tuna zombie tocando Clavelitos Clavelitos mientras los demás seguían bailando Paquito El Chocolatero. Antes de que los alumnos pudieran asimilar lo que sucedía, la puerta auxiliar se abrió de golpe y los profundos lanzaron el barril de cerveza, que se abrió al vuelo y derramó el dorado líquido por todas partes.

-Eh... eh... -dijo Seabury cubierto de cerveza -¡FIESTAAAA!

-¡¡¡FIESTAAAAA!!!

Exclamaron los nuevos alumnos, pasándose el barril de los unos a los otros, llenando vasos y uniéndose a los zombies bailongos.

-¿Quién ha autorizado esta fiesta, Pickman? -le preguntó el rector a Seabury.

-Señor, en casos como este, no pregunte y agradezca que no haya terminado en catástrofe.

La Operación Apertura Innombrable había sido un desastre, pero al menos todo había acabado bien, Seabury se hizo con un gran vaso de cerveza y se unió a la fiesta.

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