sábado, 24 de noviembre de 2018

El muñeco que se comió el Black Friday

Los viernes, en general, suelen ser un día movido en cualquier ciudad, y Arkham no iba a ser diferente en esto. Los chavales salían como locos de los colegios e institutos, ante la previsión del fin de semana. Los estudiantes de la universidad salían pensando en la fiesta que tendrían esa misma noche. Vamos, lo habitual en un viernes. Pero este viernes era distinto, era un viernes que podía sacar de quicio a cualquiera, pues era el  viernes después de Acción de Gracias, el temido por unos y disfrutado por otros Black Friday.

Este señalado día era recibido por los comerciantes de la ciudad con los brazos abiertos, y muchos ciudadanos aprovechaban la jornada para comprar como descosidos. Se podría decir que los únicos abiertamente en contra de esta celebración eran los Morlocks Comunistas, nada conformes con una fiesta del capitalismo como aquella. Quien sí disfrutaba del día era Brontes. Le gustaba hacer compras, y los descuentos suculentos de un día como este le hacían lanzarse al centro comercial como un depredador sobre su presa. Siempre intentaba convencer a alguien para ir con él, y este año había convencido a Anna Pickman.

-Pues Harvey está en los túneles morlocks -dijo Anna-. Aprovechando que odian la jornada de hoy, se está encargando de que los reptilianos no utilicen el caos del día para una de sus fechorías.

-¡No! Que no permitan que salgan a armarla hoy. El año pasado ya hubo demasiado jaleo, y hoy quiero disfrutar de las compras como todo el mundo.

El cíclope iba vestido con una ropa dedicada a la jornada especial. Se trataba de un pantalón de campana y una camisa, ambos totalmente negros, pero un negro brillante y esplendoroso, que era como él veía el Black Friday. Ya había pasado por varias tiendas de ropa, donde se había hecho con las prendas más estrambóticas que estuvieran de oferta. En una de ellas tuvo que luchar contra una anciana especialmente entrenada en artes marciales para la lucha por prendas en tiendas. Cualquiera diría que un individuo de más de dos metros de altura y músculos hasta en el pelo vencería rápidamente a una anciana, pero aquella mujer era como el diablo de Tasmania.

-De hecho -decía el cíclope-, me he encargado de tener vigilados a todos los posibles liantes. Summanus mantiene ocupado a Vinnie West con un experimento científico con un potingue que él cree que revivirá a los muertos, pero no es más que homeopatía, así que no hay ningún peligro. Seabury ha convencido a la Fundación Wilmarth de que hay un primigenio pululando por Kingsport, así que hoy tampoco están disponibles. Por otro lado, El Que Legisla se las ha arreglado para que los familiares gorilas blancos de Marty Eye Gore se lo lleven a una cena en su ciudad africana, así que hoy tampoco está por aquí. 

-¿Y qué me dices de los Zeta Reticulanos? Tienen su escuadrón ultracapitalista -preguntó Anna.

-Sí... pero tampoco harán nada. He conseguido que Araknek les haga llegar la información de una posibilidad de negocio en el sur de Asia, por lo que están muy ocupados negociando con un importante empresario asiático, que realmente es una araña de Leng disfrazada. Todo controlado.

-Bueno, todo todo... recuerda que vivimos en una ciudad en la que un estudiante puede provocar que un dios antiguo despierte tan sólo intentando librarse de un examen para el que no ha estudiado -comentó Anna.

-No seas ceniza. Ya tengo suficiente con las ancianas expertas en artes marciales y los animales antropomorfos.

-¿Los animales antropomorfos?

-Sí. Tú no sabes lo que había en el Fashion Arkham... eso sí que era horrible...

Anna y Brontes iban caminando por los pasillos del principal centro comercial de Arkham. A su alrededor se veía a gente yendo y viniendo cargados de bolsas  cargadas de compras. Parecía un homenaje involuntario a Dawn of the Dead de George A. Romero.

-Bueno ¿y a dónde vamos ahora? -preguntó Anna.

-¿Y por qué no lo decides tú? Te he hecho venir para que disfrutes de la magia del Black Friday.

-Nah... a mi me va otro tipo de magia.

De repente, el aire comenzó a vibrar en el techo del centro comercial y un portal se abrió con el sonido de un globo explotando. De allí salió una inmencionable criatura de rasgos que harían enloquecer al insensato que la mirara.

-¡¡¡Blouaaaaagl!!! -gritó por sus múltiples bocas la ignominiosa criatura.

-¡De eso nada! ¡Hoy no! ¡A tu casa! ¡Corre!  ¡Ven otro día! -exclamó Brontes tras dar un salto que le hizo estar frente al abominable ser.

-Oh... lo siento, no quería molestar -dijeron las múltiples bocas.

El horripilante ser volvió al portal y este despareció como si nunca hubiera estado allí.

-¡Hombre ya! -exclamó Brontes.

-No me lo puedo creer... -dijo Anna boquiabierta.

-Te lo he dicho. No pienso permitir que nadie me estropee este día.


Ni siquiera había terminado de decir estas palabras cuando a su lado pasó un individuo disparado contra la pared. Una  vez allí cayó inconsciente. Varias personas también pasaron lanzadas y cayeron en varios sitios.

-Me parece que alguien tiene intención de no dejarte disfrutar del Black Friday -dijo Anna.

Ambos miraron en al dirección de la que venían los involuntarios voladores y vieron un grupo de personas corriendo de aquí para allá y una figura veloz, que apenas podían ver, lanzando golpes y saltando ágilmente.

-Será mejor que vayamos a ver qué pasa -dijo Anna.

Brontes farfulló algo, pero siguió a la joven por el pasillo mientras esquivaban compradores. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, pudieron observar estupefactos quién era el culpable del escándalo. Se trataba de un muñeco que no llegaba al metro cincuenta de altura, vestía algún tipo de indumentaria bondage y estaba golpeando a los compradores con lo que parecían ser dildos de goma.

-Dime que estás viendo lo mismo que yo -dijo Brontes.

-Si tú estás viendo a un muñeco sadomaso repartiendo mamporros con penes de goma, sí, estoy viendo lo mismo que tú.

Un golpe directo con un dildo de goma hizo que un inocente comprador cayera junto a Brontes y Anna, el cual se levantó y salió corriendo en la dirección contraria a la del muñeco.

-Si ese muñecajo cree que va a poder interrumpir mi festival de compras impulsivas lo lleva claro -dijo el cíclope acercándose al lugar donde el muñeco estaba provocando el caos.

Brontes llegó hasta el muñeco y fue a lanzarle un puñetazo, pero éste esquivó el ataque y dio un ágil salto sobre la espalda del cíclope. Comenzó a golpearle en la cabeza con los dildos mientras reía como un descosido. El cíclope intentó zafarse, pero el muñeco evadió los brazos de Brontes, tras lo que dio un salto a suelo. Una vez allí, Brontes fue a lanzar otro puñetazo, pero el muñeco agarró al cíclope por la muñeca y comenzó a zarandearlo, tras lo cual comenzó a golpearlo contra la pared y contra el suelo como si en vez de un poderoso dios de la tormenta fuera un dibujo de los Looney Toones. Una vez acabado el desastroso combate, el muñeco salió disparado en dirección a otros inocentes compradores, que salieron corriendo antes de ser capturados o golpeados.

-Esto tiene que ser una broma... -musitó el cíclope mientras se levantaba del suelo.

Anna se había acercado a él. Llevaba las compras de Brontes en las manos, lo que había impedido que pudiera ayudar en el lamentable combate. Mientras ayudaba a levantarse a Brontes, vieron a un señor que venía corriendo mientras hacía aspavientos.

-¡Oh, no! ¡Oh, no! ¡No saben cuanto lo siento! -iba diciendo el hombre.

-¿Lo siente? ¿Ese muñeco es suyo? -preguntó Anna.

-Sí -dijo el individuo-, soy el dueño de Erotic Aeons, la tienda erótica del centro comercial. Ese muñeco que han visto es la mascota de nuestro Black Friday, Superdescuento.

-¿Y se puede saber por qué Superdescuento está pegándole a los compradores con dos penes de goma y le ha dado una paliza a mi amigo? -preguntó Anna.

-Es una historia lamentable. Los guardianes de la moral no están de acuerdo con que abra mi tienda en un lugar donde ellos van a pasar las tardes de los domingos con la familia, así que han hechizado a nuestra mascota para darnos toda la publicidad negativa que pueda. Lo que pasa es que el muñeco se les ha descontrolado, los ha dejado inconscientes después del ritual y ha salido de la tienda a pegarse con todo el que se cruza.

-Empiezo a envidiar a las ciudades en las que la liga moralista son sólo un grupo de cristianos repartiendo panfletos -comentó Anna-. ¿Dónde están esos inútiles? Supongo que seguirán en el lugar donde les ha dejado la mascota.

-Sí, están en la puerta de mi tienda. Síganme.

Brontes y Anna fueron tras el dueño de la tienda hasta llegar al escaparate del negocio. Allí había cuatro personas en el suelo que comenzaban a despertarse después de la lluvia de garrotazos que habían recibido de la mascota de la tienda. Anna fue directa a uno de ellos, que nada más levantarse se encontró con ésta agarrándole del cuello de la camisa.

-Bien, mojigato, ya me estás diciendo qué hechizo habéis lanzado al muñeco sadomaso o te hago tragar el palo de gominola gigante de la tienda de chucherías de la esquina.

El individuo balbució algo ininteligible, tosió varias veces y consiguió hablar.

-El hechizo de control de seres inanimados de un libro de magia que sacamos de la bibioteca de Arkham... el Magia de Verdad Verdadera.

-¿Pero por qué siguen prestando ese puñetero grimorio? ¿Es que no tuvieron suficiente con la invasión de galletas chinas de la suerte carnívoras? -dijo Brontes.

-Bien, y no me lo digas, alguno de vosotros, inútiles, lo ha pronunciado mal, por lo que el hechizo se ha descontrolado.

El hombre asintió con la cabeza.

-Bien. Ahora discúlpate ante el dueño de esta tienda y lárgate a tu casa antes de que te dé yo un mamporro. Y los domingos llévate a los niños al parque a jugar, no a un centro comercial.

-Sí, señora...

Los cuatro individuos se disculparon ante el dueño de la tienda erótica y salieron corriendo como si Anna fuera una poderosa tigresa.

-Bien. Es fácil deshacer el hechizo, pero necesitamos atraer aquí al muñeco, pues el único lugar donde se puede realizar el contrahechizo es donde ha fallado éste.

-¿Y cómo hacemos eso? -preguntó el dueño de la tienda.

-Déjemelo a mí -dijo Brontes.

Superdescuento estaba en el pasillo de ropa juvenil persiguiendo a hiperhormonados adolescentes, intentando darles azotes cuando el hilo musical del centro comercial dejó de sonar y en su lugar se escuchó un horrible chirrido. Después empezó a sonar una música. Una canción muy reconocible. Se trataba de "You can leave your hat on", interpretada por Joe Cocker. Superdescuento se sintió inmediatamente atraído por la canción y dejó que sus víctimas escaparan. Se giró hacia atrás, al oír a alguien acercarse y vio a un cíclope de más de dos metros de altura bailando sensualmente. Mientras lo hacía, se iba desabotonando la camisa de color negro brillante, e iba caminando de espaldas lentamente. Superdescuento fue siguiendo al sensual cíclope, que seguía caminando de espaldas con su baile sugerente. La camisa del cíclope salió disparada y dejó a la vista unos poderosos músculos. Superdescuento siguió tras el cíclope, no podía evitarlo. Éste, realizó un movimiento sexy y, con un golpe de cadera hacia delante, hizo que una corriente eléctrica le arrancara los pantalones en un momento que encajaba perfectamente con la música. Antes de que Superdescuento pudiera darse cuenta de la trampa, ya lo había llevado hasta el escaparate de la tienda erótica, donde le esperaba Anna con un círculo de tiza pintado en el suelo.

-Ya, ya, ya, no queremos ver más de tu escultural cuerpo -dijo la joven mientras comenzaba a hacer movimientos mágicos.

Superdescuento estaba dentro del círculo, delante de él estaba el cíclope, que se había quedado en calzoncillos. Éste le enseñó el dedo corazón de cada mano y se marchó meneando el trasero. Entonces Superdescuento se dio cuenta de donde estaba, pero era demasiado tarde. Anna lanzó un alarido con ignotas palabras y Superdescuento comenzó a dar saltos y a moverse hacia los lados. De las manos de la joven surgió un oscuro humo que fue a parar al círulo de tiza y cubrió al muñeco. Superdescuento no hizo nada más. El humo se disipó y lo único que quedó fue una mascota de tienda erótica inofensiva como cualquier otra.

-Ya está. Vuelve a ser el Superdescuento que era antes -dijo Anna con una sonrisa.

-¡Gracias! ¡Gracias! -exclamó el dueño de la tienda.

-No importa, para eso estamos.

El dueño de la tienda erótica se despidió efusivamente de Anna y de Brontes y volvió con su mascota dentro de su local.

-¿Dónde has aprendido a hacer esos streaptease? -preguntó Anna-. Un poco más y me seduces hasta a mi, y eso que no me van los musculitos.

-Tengo conocimientos de todo tipo, sé cosas que harían palidecer al investigador más sagaz y al ratón de biblioteca más versado... y también me apunté a una escuela de baile.

-Ya decía yo...

-Bueno, pues derrotado el muñeco de las naries ¡volvamos a las compras!

El cíclope salió disparado hacia el pasillo de electrónica, donde todo el mundo se le quedaba mirando... seguía yendo en calzoncillos. Anna lanzó un suspiro y fue tras él cargada de las bolsas de las compras. Sería mejor que le hiciera ponerse algo antes de que el día se volviera más raro. Aunque siendo Arkham, lo raro era lo habitual.

sábado, 17 de noviembre de 2018

El examen del fin del milenio

En condiciones normales (o lo que viene siendo esto en Arkham), el claustro de profesores de la Universidad Miskatonic no tenía problemas organizativos a la hora de distribuir los espacios para celebrar exámenes. Los profesores lograban coordinarse entre ellos gracias al trabajo administrativo del personal de secretariado que, cual expertos en puzzles, lograban cuadrar el uso de todas y cada una de las aulas y salones que se podían utilizar para actividades formativas y de evaluación. Mediante una moderna aplicación informática, no sólo cuadraban todo, además lograban mantener al día a los profesores sobre la disponibilidad de los espacios, particularmente cuando el programa de cada asignatura implicaba realizar acciones fuera del aula habitual por los motivos que fueran. A veces, porque el sistema no era perfecto, dos profesores podían coincidir simultáneamente, pero se llegaba a algún tipo de acuerdo, y, si se trataba de un examen, incluso se llegaban a celebrar juntos, uniendo a las dos clases. Pero esto era algo puntual.

Sin embargo, esta vez algo había salido terriblemente mal. Por algún motivo, una gran parte de profesores habían coincidido el mismo día para celebrar exámenes simultáneamente, y, para colmo de males, tres clases habían coincidido en el mismo espacio: Historia del arte de las civilizaciones perdidas, Derecho no-euclidiano e Ingeniería dimensional cuántica. Esto implicaba reunir en una misma aula a cerca de un centenar de estudiantes, por lo que, a falta de un acuerdo mejor, se optó por meterlos en un salón de actos. Así, mientras Araknek ayudaba a preparar el espacio junto con el equipo de mantenimiento de la Miskatonic, Seabury Quinn Pickman, El que Legisla tras el Umbral y Brontes se las tenían que ver para organizar a la horda estudiantil en aquel espacio de manera que pudieran distribuirlos de la mejor forma posible. La idea era que los alumnos se sentaran rodeados del mínimo de compañeros de clase posibles. Así, un estudiante de derecho no-euclidiano tendría a cada lado a uno de ingeniería y otro de historia del arte. Todo esto en una fila, pero organizando las filas de manera que no se formaran columnas de alumnos de la misma asignatura. También había que tener en cuenta que cada uno de los profesores había preparado tres modelos de exámenes: A, A’ y A” para Seabury; B, B’ y B” para El que Legisla y C, C’ y C” para Brontes, de manera que cada estudiante tuviera un modelo de examen distinto y se minimizara así las posibilidades de copiar. Como aquello implicaba cálculos variados, cedieron el proceso a Brontes, mientras Seabury y El que Legisla se retiraron tranquilamente a tomar un café. Cuando regresaron más tarde, el cíclope no sólo lo había resuelto, si no que también, en el proceso, había dado con una fórmula que permitiría incrementar la operatividad y los beneficios del EldritchBurguer. Y es que, como había acabado a tiempo y una de las operaciones le había dado una idea y sus compañeros no regresaban, se puso a trabajar en el asunto y una cosa llevo a otra y… bueno, pues eso, que ya estaba el trabajo hecho.

Así pues, con la distribución calculada y cuando Araknek informó que el salón estaba montado, procedieron a entrar a examinar el lugar. Estaba todo impecable, perfecto, tal y como correspondía al trabajo de la araña, que era muy perfeccionista en cuanto a temas de limpieza. Y, llegada la hora de empezar, hicieron pasar a las hordas estudiantiles, distribuyéndolas según el plan que tenían pensado. Parecía que todo iba a salir bien.


Katherine Ashford estaba esperando tranquilamente a que se abrieran las puertas del salón de actos para acceder y poder empezar el examen. No, rectificamos, estaba nerviosa. Había estado estudiando mucho para esa prueba y confiaba en superarla con buena nota. Welcome la había apoyado y ayudado a estudiar e incluso su yo de un futuro alternativo distópico, Kate “Bogatyr” Ashford, le había echado una mano. Había sido una sorpresa de última hora el tener que celebrar el examen en aquel lugar junto con otros dos grupos de alumnos, pero no iba a dejar que eso rompiera su concentración pese a los nervios que ya tenía. Y es que Seabury era un profesor exigente en sus exámenes. No es que los hiciera particularmente difíciles, y hasta el momento a Kate le había ido bien, pero para sacar una buena puntuación con él había que dominar la materia. Así pues, cuando se abrieron las puertas y se permitió el acceso a los alumnos, entró y siguió las instrucciones sobre donde tenía que sentarse.
Un aspecto destacable de aquella situación y, del que Kate no pensaba sacar partido de ningún modo, era que conocía a los tres profesores. Y no sólo por sus actividades académicas. Como novia de Welcome había sido introducida en el particular circulo social de esta mujer, que incluía a dioses y seres primigenios como Brontes y El que Legisla. Además, también había acabado haciendo amistad con todos los Pickman, incluido Seabury y este ya se encargaba de no darle facilidades en las clases. Sin embargo, Kate se limitó a tomar asiento y esperar que repartieran los exámenes mientras jugueteaba con un bolígrafo. Tan sólo esperaba que todo se desarrollara sin incidentes y pudiera concluir el examen con tranquilidad.

Al principio todo parecía desarrollarse según las esperanzas de Kate y tanto los profesores como los alumnos pudieron dedicarse sin problemas ni interrupciones a sus quehaceres: los primeros a vigilar que el examen se desarrollara correctamente y no se hicieran trampas y los segundos a concentrarse en responder las preguntas. Se notaba donde estaban situados los alumnos de Brontes porque todos tenían a mano calculadoras científicas que utilizaban con febril pasión para tratar de resolver los problemas que planteaba su examen. Mientras tanto, los estudiantes bajo la tutela de El que Legisla se devanaban los sesos tratando de recordar jurisprudencia, definiciones y particularidades de la legislación del derecho no-euclidiano y sus aplicaciones en cuanto a los conflictos jurídicos con entidades interdimensionales. Por otro lado, Kate y sus compañeros de clase escribían furiosamente sus largas respuestas a las preguntas puestas por Seabury en cuanto a la relación del arte de las civilizaciones megalíticas de Ponapé y el Pacífico y su relación con las culturas nativas de Norteamérica, haciendo especial hincapié en los motivos ícticos, batracios y aviares y la influencia del culto de Cthulhu y Pkaurodlos.

Mientras Kate disertaba sobre la expansión del culto aviar originario de las tierras del sur de los actuales Estados Unidos y que rivalizó con la adoración de Yig entre los pueblos preaztecas, aztecas, toltecas y mayas y como se difundió hacia el norte dejando su huella en diferentes pueblos del continente, particularmente en la costa del Pacífico, no podía evitar acordarse del peculiar dios y la welclon que había surgido de la hibridación de su material genético con el de Welcome, Serpiente Emplumada. El sexo con ella en particular era bastante curioso, ya que combinaba la habitual pasión y habilidad propias de las clones de su novia con un vocabulario que parecía propio de un manual de etiqueta, lo cual siempre divertía a Kate. Y es que, aunque el culto de Pkaurodlos había sido muy popular entre determinados pueblos indígenas, que incluso habían llegado, según casos, a ofrecerle sacrificios humanos, el dios era sumamente urbanita y educado, extremadamente cortés y, por ello, había acabado siendo adorado por algunos clubes de caballeros británicos.

Así, mientras estas cuestiones pasaban por la cabeza de Kate al tiempo que se dedicaba a desarrollar las respuestas de las preguntas del examen, de improviso se abrió de golpe la puerta del salón de actos, dando entrada a una criatura que sólo podría haber salido de una pesadilla producto de un abuso de sustancias alucinógenas o de una extraña dimensión: se trataba de un gallo vagamente antropomórfico de dos metros de alto con grandes ojos trilobulados, una larga cola reptiliana acabada en algo similar a una aleta o cola de pez de forma romboidal y seis tentáculos que surgían de los costados, tres a cada lado, en lugar de alas. Pero la anormalidad no acababa ahí. El pollo diablo era de color verde esmeralda con plumas azul eléctrico, amarillo chillón, blanco nuclear y rojo intenso distribuidas en un patrón parcialmente aleatorio o inspirado en un algoritmo no-euclidiano de una geometría alienígena. La anómala criatura entró como una tromba en el salón de actos corriendo desesperadamente mientras era perseguida por una escuadra de Omicron Scorpions formado por las mujeres del Equipo Tiamat (afortunadamente iban sin las armaduras de combate) y varios comandos. Tras ellos aparecieron los morlocks comunistas, con un equipo dirigido por el mecánico Konstantin y formado por tiradoras morlock (habían puesto a Konstantin al mando por su contacto más o menos habitual con la gente de la Miskatonic, lo que le otorgaba un mayor conocimiento del campus y facilidad de trato con quienes se pudiera encontrar).

Al grito de “¡Alto, Nil-Yekub!” o “¡Detened a ese puto pajarraco!”, tanto los paramilitares de Omicron Scorpions como los morlocks se introdujeron en el lugar, precedidos por el pájaro mutante de otra dimensión que arrasó con todas las filas de alumnos que se interpusieron en su camino, sembrado el caos entre los alumnos.

La situación era un tanto desconcertante. Aquel ser aviar mutante, Nil-Yekub, estaba siendo perseguido por las fuerzas combinadas de Omicron Scorpions y el Equipo Exile de la Unión de Tribus Socialistas Morlocks, y, debido a ello, trataba de abrirse paso entre las filas de estudiantes, apartándolos, arrojándolos de un lado a otro y cacareando. Esto, que suponía una grave perturbación de la paz y una dificultad añadida para completar el examen, hizo que, en diversos lugares, comenzara a sembrarse el caos entre los alumnos, mientras, otros, aun en el suelo o zarandeados por los tentáculos del pollo diablo, trataban de seguir escribiendo, imperturbables. Claro, los profesores, al ver lo que estaba pasando, rápidamente entraron en acción. Tanto el equipo de Omicron Scorpions como los Morlocks habían preferido no usar armas letales. En su lugar llevaban tasers y otras armas no letales. Pero, pese a todo, no podían arriesgarse a acabar hiriendo a civiles durante la refriega, lo que dificultaba la situación. Esto mismo impedía que, por ejemplo, Brontes usara sus poderes de dios del trueno para dejar frito al pollo alienígena.

Pese a los problemas inherentes a la situación, la capitana Ashley Johnson, que ostentaba el mando conjunto de la operación, ordenó a todos los efectivos que establecieran un perímetro en torno a los estudiantes para rodear a Nil-Yekub y, mientras morlocks y soldados cumplían sus órdenes, ella fue a hablar con los profesores.

-Tenemos que detener a ese maldito pollo de una vez- explicó-. Ha salido de un experimento fallido de unos científicos de NWE que, por suerte o por desgracia, han acabado en el plano del que viene ese pajarraco. Ahora tenemos que capturarlo y llevarlo al laboratorio del que se ha escapado. Y el muy cabrón no se como se las ha apañado para esquivarnos durante tres días. Por eso pedimos ayuda a los morlocks. Lamento la interrupción del examen, pero es vital que lo capturemos.

Tras la breve explicación, con el perímetro establecido, Nil-Yekub se había visto rodeado, en medio de un montón de estudiantes que seguían con sus exámenes febrilmente mientras otros habían aprovechado el caos para tratar de escabullirse o montar jaleo para tratar de suspender el examen. Pero los profesores se organizaron rápidamente: Seabury, que era temido y respetado por su capacidad para imponer su autoridad se dirigió hacia el punto conflictivo más cercano a su posición.  Por su parte, Brontes y El que Legisla, se adentraron entre la masa estudiantil examinada. Mientras  tanto, Kate trataba de desentrañar de forma inteligible el caos monumental que se había montado en su cabeza entre las culturas megalíticas de Ponapé y los Ainu de Japón. Precisamente en ese momento Nil-Yekub pasó cacareando y alborotando a su lado, empujándola y haciéndola caer de la silla, lo que provocó algo que no debía ser provocado, pues, aunque Kate es de general tranquila y templada, había aprendido artes marciales mixtas de Welcome y, en momentos puntuales, su calma podía quebrarse para liberar su pasión interior en forma volcánica. Esto, que bien canalizado podía provocar que su novia disfrutara hasta la saciedad con un sexo intenso y apasionado, podía hacer que Kate se convirtiera en la persona a la que menos te interesa hacer enfadar. Así pues, sujetando varios bolígrafos con cada mano, de manera que imitaban las garras de un animal surgiendo entre sus dedos, se abalanzó furiosa sobre el pollo diablo, derribándolo en un placaje que habría merecido la admiración del entrenador del equipo de fútbol americano de la ciudad. Esto dio tiempo a los profesores a llegar hasta ella y capturar a la criatura que, en vano, trató de resistir.

Una vez calmada la ira de Kate y con el intruso capturado, Ashley Johnson y sus tropas combinadas Omicron Scorpions – morlocks comunistas pudieron retirarse y llevarse al espécimen para que así, el examen pudiera continuar con normalidad. Así, al abandonar la sala la amenaza, Seabury impuso su autoridad y logró que, poco a poco, todo retornara a la normalidad y se pudiera continuar el examen.

Dos horas más tarde, se dio por concluido el tiempo y se pasó a recoger los exámenes que aún no habían sido recogidos. Todo había ido bien salvo por la interrupción del pollo alienígena y algunos estudiantes que habían sido pillados in fraganti mientras trataban de hacer trampas. Pero, tras lograr acabar todo, El que Legisla, el único que se atrevía a adentrarse profundamente en los oscuros y siniestros pasillos y dependencias de la secretaría y administración de la Universidad Miskatonic, terreno vedado para todo aquel que no perteneciera a estos departamentos y que sería recibido por una oleada de burocracia que los sumiría en las profundas simas de la locura, comenzó a investigar que había pasado. No era normal que se juntaran tres exámenes en la misma estancia y, tal y como sospechaba, alguien había estado manipulando el sistema. Detras de todo aquello parecía estar la mano negra de Nyarlathotep. ¿Acaso el Caos Reptante estaba preparando algo en la Universidad? Sólo el tiempo lo diría.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Código de invasión: ¡Los cabrones han aterrizado!







Atención

Los autores de la La Llave y la Puerta emitimos este comunicado de emergencia para comunicar a nuestros lectores y visitantes habituales y eventuales para informar de una situación irregular que se ha producido contra nuestra voluntad.

Debido a la proximidad del evento conocido como Black Friday, caracterizado por un consumismo compulsivo debido a las ofertas que se realizan en ese día, los Zeta Reticulanos Nazis en general con los Korporativos en particular a la cabeza, han asaltado e invadido las dependencias de los autores buscando reunir información sobre el fenómeno ya citado.

Por ello, organizar la resistencia armada y expulsar a los invasores alienígenas tras dura y ardua lucha contra las Verführer (con erótico resultado) y enfrentarnos a las tropas korporativas y waffen-ZRN, hemos liberado nuestras instalaciones. Sin embargo, esto nos ha impedido publicar el episodio correspondiente a las crónicas de La Llave y la Puerta. Por ello, lamentamos las molestias asociadas a esta imprevisto y nos aseguraremos de que la próxima semana podamos publicar el capítulo correspondiente.

Todo esto parece estar relacionado con una creciente actividad paranormal, sobrenatural, interdimensional y caótica en la ciudad de Arkham de la que, en futuros capítulos, iremos informando.

Gracias

Los autores.

sábado, 3 de noviembre de 2018

This is Halloween V (Parte 2): ¡¡¡¡Witchstorm!!!

31 de octubre. Dunwich.

El autobús fue cruzando la apartada y, antiguamente, aislada comunidad del valle del Miskatonic. Algunos habitantes de la localidad se asomaron a las ventanas de sus casas por mera curiosidad. Ahora era más habitual la llegada de forasteros a Dunwich, y ahora no venían sólo para erradicar plagas de seres exteriores, expulsar a semidioses descendientes de Yog-Sothoth, o a luchar guerras de un sólo día. La razón por la que ahora había más visitas a la localidad era precisamente el destino del autobús, los alojamientos rurales de La Llave y La Puerta.

Las welclones observaban con atención la llegada del autobús. En su interior venían las brujas adoradoras de Nyarlathotep, que venían de todas las partes del país. Inicialmente iban a venir mediante una jugarreta espaciotemporal que tenía que ver con ángulos extraños y matemáticas muy avanzadas, pero la noche de Halloween no era la más recomendable para ese tipo de cosas. Un año, varias brujas intentaron ir a un aquelarre mediante ese procedimiento y acabaron en una fiesta rave alemana.

-¡Welcome, strangers! -les iba diciendo Buhonera según iban bajando del transporte.

Las brujas saludaban a la welclon. Había una gran variedad, había ancianas con capas, brujas de mediana edad, alguna jovencita. Lo que las igualaba a todas era una mirada siniestra y una sonrisa que te hacía preguntarte qué cosas horripilantes se les estaría pasando por la cabeza. Algunas de ellas venían con su demonio familiar, todos ellos con formas de pequeños animales con la excepcional característica de un rostro semihumano que miraba a su alrededor con inteligencia.

Junto a Buhonera estaba Lady Tcho-Tcho, que había venido para informar sobre los avances en el interrogatorio a sus prisioneros lacertonazis.

-Estos parece que han sido bien entrenados. No abren la boca, sólo recitan alguna especie de trabalenguas en lengua reptiliana que parece un ritual de cortejo de serpientes. Es bastante desagradable.

-Pues no me gusta nada eso. El ataque de los reptilianos no ha podido ser una casualidad. Todos los años alguien la lía esta noche.

-¿Puede que sea el mismo Nyarlathotep, ya que están por aquí su siervas? -preguntó Lady Tcho-Tcho.

-Nah, ¿para qué iba a hacer algo así? Los planes del Caos Reptante suelen ser más sutiles y elaborados que manipular a unos reptilianos nazis.

Canina iba marcando el camino a las recién llegadas hacia la carpa donde se realizaría la WitchCon, donde esperaban el resto de las welclones, excepto Vampirella y Reina Serpiente, que seguían con los prisioneros. En la carpa había un estrado, una gran cantidad de sillas, puestos con comida y una pequeña tienda que había montado Buhonera para vender sus cosas. También había una barra de bar en la que Kate La Roja ya se había pimplado media botella de whiskey. En la WitchCon iba a haber una mesa redonda, un debate y un partido de balón prisionero, después habría una pequeña fiesta de celebración de la noche de las brujas por antonomasia.

Las siervas de Nyarlathotep se encontraron con que las brujas de Shub-Niggurath ya habían llegado. A diferencia de ellas, que vestían de un modo más recatado, las servidoras de La Cabra Negra llevaban vestidos de noche que no serían los mas indicados para el octubre de Nueva Inglaterra. Hubo varios murmullos y algunos familiares mascullaron algunas palabras, cosa que dejaba en evidencia que había un poco de tensión entre los dos tipos de brujas.

Una vez estuvieron reunidas todas las brujas, las welclones las fueron colocando en sus respectivos sitios y se prepararon para el comienzo de las actividades. Hubo saludos tímidos entre los dos grupos de brujas, pero todo parecía ir yendo bien. Aunque las welclones no estaban tranquilas. Estaban preparadas para cualquier eventualidad.

La primera actividad dio comienzo. El tema a tratar en la mesa redonda era el día a día de ser bruja en el siglo XXI. El objetivo era que las brujas fueran hablando de sus actividades para que vieran que no había tantas diferencias entre ellas y, poco a poco, ir limando asperezas. Comenzó hablando una sierva de Nyarlathotep, que estuvo explicando cómo era su vida en la gran ciudad y cómo tenía que enfrentarse a los tópicos y a las creencias erróneas de sus vecinos. Durante todo el rato hubo un par de brujas de Shub-Niggurath que no paraban de farfullar, cosa que no gustó nada a sus colegas de El Hombre Negro, pues lo veían como una falta de respeto. Hablaron un par más de brujas, y cuando tomó la palabra una adoradora de Shub-Niggurath, una de las de Nyarlathotep no hizo más que interrumpirla dando a entender que todo lo que decía no era verdad. El ambiente comenzó a caldearse, por lo que las welclones tuvieron que interceder. Dieron por finalizada la mesa redonda y dejaron que las brujas echaran un vistazo a los puestos de comida y el pequeño bar de Kate la Roja. En un momento dado, esta última se acercó a las welclones con un enfado considerable.

-Unas siervas de El Hombre Negro han venido a pedir una copa y se han pasado todo el rato insultando a La Cabra Blanca, y no paraban de insinuar que todas las brujas de Shub-Niggurath son unas putas.

-Llevan toda la noche comportándose un poco como adolescentes, se interrumpen las unas a las otras, cuchichean, no están haciendo nada por acercar posiciones -dijo Hada.

-Lo peor es que no sólo lo están haciendo las de Nyarlathotep. También están habiendo malos comportamientos entre las sieras de La Cabra Negra (o Blanca) -indicó Canina.

-No lo entiendo, cuando propusimos esto, todas parecían estar de acuerdo ¿por qué están actuando de una  forma tan tonta? -se preguntó Hada.

De repente les llegó a los oídos lo que parecía ser una reyerta. Se dirigieron al lugar donde estaba sucediendo y se encontraron a varias brujas de ambos bandos diciéndose de todo. Una de las de Shub-Niggurath tenía el vestido rasgado y una de Nyarlathotep estaba cubierta por un refresco que había sido lanzado desde el otro bando.

-¡Calma, calma! -intentó interceder Antorcha, pero un perrito caliente salió disparado de algún lugar y le dio directo en la cara. -¡A ver! ¡¿Quién ha sido?! ¡Parecéis niñas!

-Sí, pero algunas visten como pilinguis -dijo una de las brujas de El Hombre Negro.

-Al menos no llevamos un pokemon en el hombro para saber que somos brujas -le respondió una de La Cabra Negra (o Blanca).

Las brujas de ambos bandos se iban acercando al lugar de la discusión y se iban poniendo del lado de sus compañeras, formándose dos facciones claras que, en cualquier momento, podían entrar en enfrentamiento directo. Las acusaciones pasaron directamente a insultos y otra vez volaron refrescos y comida en ambas direcciones. Las welclones intentaban poner orden, pero cada vez la cosa se ponía peor, hasta que una bruja de Shub-Niggurath soltó algo que las de Nyarlathotep consideraron una gravísima blasfemia contra su señor y fue cuando las cosas pasaron de insultos y acusaciones a enfrentamiento directo. Las brujas se lanzaron las unas contra las otras como dos ejércitos que hubieran estado esperando el aviso de sus generales y comenzaron a darse garrotazos de todo tipo y a activar hechizos de acción instantánea. Se veía a familiares salir disparados por patadas y a otros lanzándose al cuello de las rivales. La cosa estaba totalmente fuera de control y las welclones intentaban detener la batalla, pero eran recibidas por algún hechizo -como el que convirtió a los perritos calientes en criaturas que cantaban electrolatino- o algún guantazo. Kate la Roja perdió la paciencia y se metió de lleno en la reyerta atacando a las brujas de Nyarlathotep sin ningun contemplación y, finalmente, debido a los golpes y los rayos lanzados, la carpa terminó por caer al suelo y cubrir a las combatientes.

Las welclones consiguieron salir de la zona de batalla -o lo que es lo mismo, la carpa caída- y se miraron las unas a las otras incrédulas, preguntando qué podían hacer para detener esa locura. Y en esto estaban cuando apareció corriendo Vampirella.

-Hemos conseguido hacer hablar a los prisioneros. El ataque de el otro día fue una pantomima. Lo hicieron para que estuviéramos pendientes de posibles incursiones de RNLO pero su verdadero plan no era ese. Su plan era infiltrar a reptilianos en ambas facciones de brujas y provocar una batalla para que se destruyeran entre ellas -explicó la welclon.

-¡Diantres! Todas hemos sido manipuladas por esos malditos lagartos. Debemos parar como sea esta locura -dijo Blindada.

Buhonera y Ruiseñor se dieron por aludidas, y después de que las brujas salieran de debajo de la carpa, cogieron aire y gritaron al unísono:

-¡¡¡DETENED EL COMBATE!!! ¡NOS HAN MANIPULADO! ¡¡¡PARAD TODAS!!!

Las brujas pararon de luchar. Los vestidos de noche y las ropas recatadas eran ahora jirones y deshechos del vestuario de una película de cavernícolas. Los puestos de comida y bebida estaban todos destruidos y los perritos calientes electrolatinos estaban pisoteados (pero seguían cantando, los muy...).

-¡Escuchad! -exclamó Buhonera -Los reptilianos Nazis del Lado Oscuro se han infiltrado entre vosotras y son los que han pasado toda la noche metiendo cizaña y chinchando para aprovechar vuestras diferencias y provocar una batalla. Entre vosotras hay lagartos haciéndose pasar por compañeras.

-¡¿Qué pruebas tienes de eso?! -exclamó una sierva de El Hombre Negro.

-Mmmm quizás esta -dijo Kate la Roja, que lanzó un sencillo hechizo de Visión Verdadera, que hizo que los hologramas de los reptilianos fallaran y se vieran descubiertos ante ellas.

-Mierda -dijo uno de los lacertonazis-. Misión fallida ¡¡¡preparen los vehículos de combate!!!

Y de la campiña de Dunwich comenzaron a llegar los sonidos de maquinaria de guerra. En breves instantes, las welclones y las brujas se encontraron con la llegada de varios PanzerUFOs de los Zeta Reticulanos acompañados por armaduras de batalla de los RNLO y dos tanques.

-¡¡¡Essssstaisss acabadassss, sssuciasss brujassss!!! -exclamó uno de los reptilianos que habían estado infiltrados, pero fue silenciado por la patada de una de las brujas de Nyarlathotep y un puñetazo de una de Shub-Niggurath. Estas se miraron y después dirigieron la mirada contra los vehículos de batalla. Estaba claro lo que había que hacer.

-¡¡¡Hermanas, todas unidas, contra los reptilianos!!! -exclamó Kate la Roja.

Las brujas, tanto de El Hombre Negro como de La Cabra Negra (o Blanca) se lanzaron como una manada de carnívoros sobre una indefensa presa y, antes de que pudieran defenderse, ya estaban sobre los vehículos reptilianos y aliens. Las welclones se iban a unir a la batalla, pero se dieron cuenta de que no hacía falta. Las brujas se bastaban y se sobraban.

-Tanto pensar en cómo haríamos para unirlas y nunca se nos ocurrió algo tan simple -dijo Hada.

-Nada une tanto como un enemigo común -dijo Blindada.

Y allí quedaron las welclones, a la luz del fuego de las explosiones, disfrutando de un trabajo bien hecho.