miércoles, 26 de diciembre de 2018

Descanso por Navidad: Todo estaba paz en las calles de Arkham

Todo estaba en paz en las calles de Arkham. Por una vez, todos parecían haberse puesto de acuerdo en tomarse las cosas con calma. Los Pickman se habían cogido unas vacaciones fuera de la ciudad, Brontes se había ido con los dioses de Alfa Strike a Japón, a pasar las fiestas con Raijin y Fujin. Los morlocks comunistas estaban disfrutando de unas merecidas vacaciones y los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro se dedicaban a celebrar el Yule-Yig, por lo que tampoco tenían ningún plan en marcha. Por último, en Dunwich las Kates, Welcome y las welclones se habían atrincherado en los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta y no tenían intención de dejarse ver a menos que hubiera algún peligro o problema que requiriera su intervención lo cual indicaría un temperamento suicida o una amenaza de nivel global.

Así pues, en Arkham sólo quedaban de guardia Summanus, Arakanek, Pequeña T'Auin y Ashley Johnson, que, por un año, aprovechaban que todo estaba totalmente tranquilo y nadie parecía querer montar un buen follón. Incluso Nyarlathotep había preferido tomarse un descanso, de esta manera, se forjaba la paz que precede a la tormenta.

Felices fiestas, nos vemos en enero.


domingo, 23 de diciembre de 2018

Weird Christmas V: El ceremonial (parte 2)

BIENVENIDOS A KINGSPORT.

Las Kates dejaron atrás el cartel que invitaba a la ciudad mientras Yekaterina le hacía una foto con su cámara. Los morlocks no viajaban mucho por el mundo del exterior, así que, cuando alguno lo hacía, le gustaba volver con recuerdos fotográficos. Iban en un coche alquilado que conducía Kate Ashford, guiadas por el GPS después de que se hubieran perdido por el camino dos veces, ambas culpa de Kate la roja, que había insistido en que el camino era el que ella decía. No hay ninguna explicación de por qué habían decidido seguir el consejo de una mujer que vivía en la edad media y no conocía Nueva Inglaterra. Afortunadamente, seguir al GPS había sido una decisión más coherente y no les había costado mucho llegar hasta la ciudad de las oníricas brumas. Ahora sólo tenían que encontrarse con la rama familiar de los Ashford que vivían allí.

-¿Tenemos la dirección? -preguntó Bogatyr. La Kingsport de su futuro era muy diferente de la que tenía ante sus ojos.

-Sí -respondió Kate-, en la carta venía la dirección de mi... nuestra familia.

Iban pasando por calles muy modernas, llenas de iluminación navideña. La gente paseaba por la  ciudad bien abrigados, pues, aunque no hacía mucho frío, la humedad de una ciudad costera hacía que la sensación térmica disminuyera. Kingsport también tenía su zona antigua  que existía desde los tiempos coloniales, pero era una ciudad que había crecido mucho en el siglo XX y los comienzos del XXI, por lo que veían una localidad de la América moderna como cualquier otra.

Kate dio la dirección de su familia al GPS y fueron recorriendo las calles mientras Yekaterina hacía fotos. Parece que la dirección estaba en la zona antigua de la ciudad, a donde se dirigieron las Kates. Allí, las calles recordaban más a las conocidas de Arkham, con sus edificios de aspecto decimonónico, aunque el estilo era particular de esa ciudad.

-Ahí es -dijo Kate. Aparcó el coche cerca de la dirección de su familia y el grupo se dispuso a conocer a sus desconocidos parientes.

Una vez llegaron al edificio donde residía su familia, una casa con tejado a la holandesa, se aseguraron de estar presentables y, visto que iban perfectamente, Kate tocó al timbre. En un breve intervalo de tiempo, la puerta se abrió.

-Buenas tardes ¿quién es? -preguntó una entrañable anciana que recordaba a la dueña de Piolín en los dibujos animados de la Warner.

-Soy Kate Ashford, y estas son mis... eh... unas amigas -dijo Kate.

-Aaaah, has venido -dijo la entrañable ancianita-. Pasad, pasad, estoy haciendo galletas.

Las Kates entraron dentro de la casa. Kate, mientras miraba la morada de sus familiares, se preguntaba por qué sus padres y su rama de la familia habían dejado de lado a estos parientes. Parecían gente normal y corriente. Se preguntó qué tipo de ceremonias realizarían para el solsticio y cómo serían para que su rama conservadora los hubiera apartado como apestados. Llegadas al salón, las Kates se sentaron en el mullido sofá mientras Kate seguía a la ancianita.

-¡Qué bonito lugar! -dijo Kate la roja echándole un trago a una botella de whiskey.

-¿De dónde has sacado eso? -preguntó Bogatyr.

-No quieras saberlo...

-¿Sabes que estás perpetuando el estereotipo de los irlandeses borrachos? -le dijo yaketerina.

-Alguien tendrá que hacerlo -respondió Kate la roja.

La ancianita volvió con Kate en pocos minutos con una bandeja de galletas caseras que dejó en la mesita que había delante del sofá.

-No sabéis lo que me alegra ver que unas jovencitas tan agradables tienen interés en un rito tradicional tan antiguo -dijo la anciana.

Bogatyr torció el gesto al escuchar la palabra "jovencitas", pero comparada con la anciana, ella era tan joven como las otras Kates.

-Teniendo en cuenta que la mayoría de la población celebra unas fiestas bastardizadas y sincretizadas de varias religiones, nunca está de más ver algo original -dijo Yekaterina mientras cogía una galleta-. Al menos estas celebraciones no se habrán convertido en una orgía capitalista y consumista.

-Sólo un morlock utilizaría la palabra orgía para referirse a las fiestas navideñas -dijo Kate la roja entre risas.

Kate miró a la ancianita, colorada como un tomate, esperando que aquello no hubiera alterado a la mujer, pero los comentarios de las Kates no parecían haberla afectado de ninguna manera.

-Bueno ¿y en qué consiste esta celebración? -preguntó Kate para evitar que la cosa derivara en un debate sobre el consumismo en las navidades.

-En pocas palabras, es una procesión o peregrinación a una iglesia muy antigua de la región. Se encuentra en lo que es el centro del casco antiguo. Una vez allí realizamos una gran fiesta -respondió la anciana.

-Uuuuh, una fiesta, me va gustando cómo suena -dijo Kate la roja echándose una galleta en la boca.

-Si no os importa, he de ir a preparar la celebración. Quedaos aquí tomando las galletas -dijo la anciana.

Las Kates se quedaron comiendo las galletas mientras la anciana subía a la planta superior. Kate se acercó a una gran estantería que parecía ser una biblioteca familiar y se quedó mirando los libros. Había volúmenes de Historia y Geografía de Nueva Inglaterra, y algunas novelas ligeras, pero cuando llegó a una sección particular, Kate dio un respingo.

-¡Diantres! -exclamó -. Aquí hay una pequeña colección de libros de ocultismo y algún que otro grimorio.

-Parece que los primos de Kingsport son unos brujos -comentó jovialmente Kate la roja.

-Pues ya que hablas de "los primos" me pregunto por qué sólo hemos visto a la ancianita ¿y el resto de la familia? -preguntó Bogatyr.

-No estaréis sospechando que aquí está pasando algo extraño -dijo Kate.

-Si esto fuera Arkham o Dunwich ya creería que todos son reptilianos, sectarios degenerados o algo peor, pero esta ciudad parece muy tranquila... al menos no tienen manifestaciones de profundos. Y la ancianita parece muy simpática -dijo Yekaterina.

Las Kates dieron cuenta de las  galletas mientras esperaban a la mujer y siguieron dándole vueltas al tema, a su vez Kate la roja se acabó la botella de whiskey. Justo cuando se terminaron las galletas, la anciana apareció vestida con una capa con capucha y acompañada por varias personas encapuchadas.

-Mira, ahí están los primos brujos... o sectarios -musitó Kate la roja.

La anciana dejó caer sobre la mesa cuatro capas con capucha.

-Debéis poneros estos para la celebración. Daos prisa, que tenemos que irnos -dijo la anciana.

El resto de familiares contemplaron en silencio cómo las Kates se ponían las capas y se cubrían con ellas. Una vez hecho esto, la anciana les guió hacia la puerta que daba al exterior.

-Ahora seguidnos.

-Espero que la fiesta merezca la pena -dijo Kate la roja sacando otra botella de whiskey a saber de dónde.

Las Kates siguieron por las calles a la familia Ashford de Kingsport. La anciana llevaba un candil que daba luz en la noche, pues mientras habían estado comiendo las galletas había llegado el crepúsculo. Las calles de Kingsport, al menos de esa zona de Kingsport, el barrio antiguo, estaban silenciosas y a oscuras. La iluminación navideña había sido apagada en esa zona de la ciudad, aunque las Kates recordaban que habían estado encendidas cuando llegaron. Poco a poco fueron viendo cómo, de las casas, salían más personas embozadas en las capas y con candiles, todas en la misma dirección, hasta formar una gran procesión nocturna silenciosa.

-¿Y no nos van a presentar a la familia? -preguntó Bogatyr mientras avanzaban por las calles de Kingsport.

-No sé -le respondió Kate -, igual cuando lleguemos a la iglesia nos conozcamos todos.

La procesión siguió caminando por las calles, siguiendo un camino ascendente. El centro histórico de la ciudad formaba estaba construido en lo que antiguamente sería una pequeña elevación del terreno, por lo que toda la zona estaba en cuestas, de manera que todo culminaba en lo que parecía una loma que sobresalía del resto, en la cual había una iglesia antiquísima, de tiempos inmemoriales.

Según avanzaban, las Kates se dieron cuenta de que las calles de la ciudad parecían difuminarse más allá de la luz de los faroles que llevaban los habitantes de Kingsport. Kate se extrañó por esto, vale que Kate la roja llevaba ya dos botellas de whiskey bebidas, pero el resto estaban bien. Lo fueron comentando de camino a la ancestral iglesia, aunque habían leído sobre algunas particularidades ciertamente oníricas de Kingsport, aquello era muy extraño.

La procesión llegó finalmente a la ancestral iglesia, de la cual, afortunadamente, no salió Sutter Cane, pensó Kate. Las puertas del templo se abrieron a los feligreses y todos fueron entrando al interior, iluminado por un centenar de velas candentes.

-Pues no sé qué ven de malo tus padres y compañía de esto -comentó Yekaterina -, parece un ritual cristiano extraño, pero tampoco tan raro como para dar de lado a sus practicantes.

El feligrés que capitaneaba el grupo, una persona de sexo indeterminado bajo la capa oscura, les guió hasta una puerta que daba a lo que parecían los sótanos de la iglesia.

-Igual lo raro viene ahora -musitó Bogatyr.

La procesión fue bajando las escaleras hacia lo que resultó que no era un sótano, sino un complejo de escaleras que descendían y descendían por paredes cada vez menos trabajadas, hasta que llegaron a una zona que, directamente, estaba tallada en tierra. Los escalones, igualmente, pasaron a ser practicados en la roca, de manera cada vez menos profesional. Finalmente, el grupo llegó a un complejo de  túneles oscuros, que seguramente estaban mucho más abajo que la ciudad de Kingsport.

-Pero ¿dónde diantres estamos? -preguntó Kate la roja, con la tercera botella de whiskey ya en la mano, y con las eses vacilando antes de salir por su boca.

-Parece que Kingsport tiene su propia red de túneles bajo la ciudad, igual que Arkham -respondió Yekaterina.

-¿Sabías algo de esto? -preguntó Kate.

-No, pero igual están comunicadas con las nuestras. Las redes de túneles de Arkham se diseminan por toda el valle del Miskatonic.

Siguieron a la procesión, que continuaba descendiendo en la red de cavernas. Esta vez iban pasando por oscuras cuevas, siguiendo al guía. Las Kates no podían evitar echar un vistazo por los otros túneles, aunque la iluminación apenas les permitía ver nada.

- Yoyoyoyo yoyo yoyoyo yoyóóóó hohohohohooooo -se escuchó por uno de los túneles.

-Definitivamente las cavernas están conectadas, ese es el gusano Trolololo cantando -explicó Yekaterina.

Kate se maravilló al imaginar toda clase de cosas misteriosas que había en esas cuevas mientras seguía a la procesión, que finalmente llegó a una caverna grande y abierta, con un techo abovedado, y en cuyo centro había lo que parecía una inmensa hoguera de un fuego de extraño color, que resplandecía en tonos de verde y que, de alguna manera extraña, no hacía sombra.

-¡Haaaala! Es Tulzscha, el Dios Exterior! -exclamó Kate la roja, que ya iba perdiendo un poco el equilibrio.

-¡¿Qué va a ser Tulzscha?! Es una hoguera rara. Ya me dirás tú qué haría un Dios Exterior aquí debajo en una cueva... -le dijo Yekaterina.

-¿Y qué vasss a saber tú de dioses exteriooooores? -replicó Kate la roja.

-Haced el favor de guardar silencio, parece que van a hablar -les interrumpió Kate.

El encapuchado que había dirigido la procesión comenzó a hablar, desafortunadamente para Kate, en un lenguaje antiguo y perdido, de esos que parecía que llevas un polvorón en la boca. Alguien estaba tocando una flauta, y el resto de feligreses respondían algo en el idioma extraño al que hablaba.

-Puesss qué divertido, oyessss ¿esto esss la fiesta? -preguntó Kate la roja.

Cuando el flautista terminó su extraña melodía, las Kates escucharon un sonido que venía de uno de los túneles. Era como si un grupo de criaturas vinieran a trompicones hacia ellos. Cuando los desconocidos seres llegaron a la caverna iluminada, pudieron ver que se trataba de byakhees, algunos incluso eran trabajadores de Byakhee Express, pues iban con el logo de la empresa.

Los feligreses fueron acercándose a los byakhees y montaron sobre ellos, mientras las criaturas saludaban afablemente con las manos. Todos fueron montando en los seres exteriores, mientras las Kates miraban.

-¿Nosotros también vamos a montar en byakhee? -preguntó Bogatyr.

-¡Yo quiero montar en byakhee! ¡Yo quiero montar en byakhee! ¡Yo quiero montar en byakheeeeeeee! -exclamó Kate la roja, a la que la tercera botella de whiskey ya estaba comenzando a perjudicar.

-Que sí, que vamos a montar en los dichosos byakhees.

Dos criaturas habían quedado libres, así que tuvieron que subir por parejas. Kate y Yekaterina en uno, y Bogatyr y Kate la roja en el otro.

-¡¡¡Arre, caballo!!! -exclamó Kate la roja alzando el puño.

Su byakhee respondió a la orden y abrió las alas, alzando el vuelo y dando vueltas por la caverna. La criatura iba haciendo eses y dando tumbos, provocando que sus ocupantes se deslizaran y casi cayeran de nuevo al suelo. Kate intentó guiar a su byakhee para ayudar al que montaba Kate la roja, pero esto fue peor, pues se sumó al caos de este. Las dos criaturas, totalmente fuera de control, fueron dando tumbos por las cavernas mientras Kate la roja berreaba algún tipo de canción ancestral de Irlanda. Por mucho que Kate intentara arreglar el caos, los dos byakhees parecían tan borrachos como la irlandesa, así que fueron yendo de aquí para allá por las cavernas, en total oscuridad, salvo por el candil que, inteligentemente, había cogido Bogatyr.

No se sabe cómo, las Kates fueron a dar a un río subterráneo, en el que se zambulleron las aladas criaturas con sus ocupantes. El río fue creciendo según avanzaban y, en medio del caos, la corriente les llevó al exterior del sistema de cuevas, pasando del agua dulce a la salada del mar. Los byakhees sacaron la cabeza del agua y gorjearon alegremente. Las Kates salieron del agua poco después.

-¿Por qué has dejado que condujera la borracha? -preguntó Kate.

-¿Te crees que me ha dado tiempo a hacer algo? -fue la respuesta de la pobre Bogatyr.

Cuando acabaron de discutir en medio del mar, el sol ya estaba saliendo por el este, y la noche había acabado.

-Pues vaya, nos hemos perdido la fiesta... -dijo Kate la roja, a la que ya se le iba pasando la borrachera.

-Sí, me pregunto de quién habrá sido la culpa -comentó Yekaterina.

Las Kates volvieron a la orilla, acompañadas de los dos byakhees, que estaban tan contentos que parecía que querían otra vuelta en la montaña rusa.

-¿Y ahora qué hacemos? No sé ni dónde estamos -preguntó Bogatyr.

-Pues mejor montemos a los byakhees y volvamos a Kingsport -respondió Kate.

Y eso hicieron. Cuando llegaron a la ciudad y bajaron a la casa de la familia Ashford, Kate hizo todo lo posible por disculparse ante sus parientes por el desastre de Kate la roja, pero estos parecieron comprender que era la primera vez que iban a una celebración como aquella. Se lo tomaron mucho mejor de lo que ella habría esperado y pasaron el resto del día tranquilamente en familia (y con Kate la roja con resaca). Las Kates no supieron cómo era la fiesta al final de la procesión, ni cuales eran las maravillas o los horrores que se habían perdido, pero bueno... si era necesario repetirían el año siguiente.

sábado, 15 de diciembre de 2018

Weird Christmas V: El ceremonial (parte 1)

La Navidad era un periodo de tiempo con sus luces y sus sombras. Tradicionalmente se considera una época de celebración y reunión con la familia y allegados, pero también coincidía, en el hemisferio Norte, con los días de mayor oscuridad, con el solsticio de invierno. En cierto sentido, se marcaba el final de un ciclo estacional y el comienzo del siguiente, aunque de una forma ciertamente consensuada, ya que no dejaba de ser una forma más de medir el paso del tiempo. Pese a todo, a lo largo del tiempo, todo tipo de culturas han establecido sus festividades y ritos particulares para estas fechas. La Navidad era esa fiesta en que la gente parecía dejarse el cerebro en casa (una vez más) y lanzarse a realizar compras compulsivas (una vez más) para reunirse en familia y dejar que todas las tensiones, roces, problemas y angustias, toda la oscuridad psicológica acumulada durante el año, acabara por estallar en una combinación de hipocresía, comidas pesadas y situaciones límite. Y si encima lo juntabas todo en una ciudad como Arkham, cualquier cosa podía suceder. Las calles estaban decoradas y frente al Ayuntamiento el árbol navideño oficial relucía con sus guirnaldas. Los profundos del campamento de protesta también se habían sumado al general estado de ánimo festivo y se dedicaban a recuperar, junto con el viejo Saturno, que había aprovechado para regresar de nuevo a la ciudad, unas nuevas saturnalias a su peculiar estilo. Los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro, siguiendo sus tradiciones de influencia lacerto germánica, celebraban también el solsticio de invierno según sus propios rituales y costumbres, por lo que estaban bastante tranquilos. Los morlocks comunistas, como ateos que eran, no celebraban la navidad cristiana ni ningún otro tipo de fiesta religiosa. Pero también consideraban que era derecho de todo obrero el poder disfrutar de las vacaciones y el descanso. Por ello, aunque no aprobaban el excesivo consumismo capitalista y hacían caso omiso de cualquier atisbo de religiosidad, también estaban preparándose para celebrar el solsticio y se estaban planteando unirse a las celebraciones de los profundos. Y es que, era un buen momento para acercar posturas con estos, y, ya que iban a celebrar la saturnalia, podían unirse a ellos. Y, a decir verdad, a Cronos, o Saturno, como lo llamaban los romanos, no le daba demasiada importancia a la adoración religiosa y simplemente disfrutaba de la fiesta. Por su parte, los Pickman, Summanus, Araknek, Pequeña T’Auin, Brontes y El que Legisla tras el Umbral iban a pasar esas fechas juntos, celebrando las ansiadas y esperadas vacaciones navideñas con el descanso que suponía en la ajetreada vida universitaria. Y, en Dunwich, con los Alojamientos Rurales La Llave y la Puerta cerrados durante el invierno (la región quedaba prácticamente enterrada bajo la nieve), las welclones, tras dejarlo todo preparado, se disponían a pasar unas fiestas recogidas, abrigadas, y con erótico resultado con su primigenia, Welcome, su “madre genética”. A fin de cuentas, era una buena forma de pasar esos fríos y oscuros días.

Pero Katherine Ashford tenía otros planes para esos días. Iría a visitar a las welclones, que estarían encantadas de recibirla, y no sólo para acabar participando en una serie de orgías con ellas, que era algo que siempre disfrutaba. Y es que, de alguna manera, las clones habían heredado algunos rasgos del carácter y psicología de Welcome, por lo que, además de tener un desbocado apetito sexual, también encontraban a Kate sumamente atractiva física e intelectualmente y, por supuesto, sexualmente. Pero no era sólo que quisieran tener encuentros con erótico resultado con ella, es que también la querían y apreciaban como persona. Para la joven era como tener un enjambre de 21 novias o 1 novia y 20 fervientes admiradoras. Pero este año había optado por otra opción a la hora de pasar los primeros días de las fiestas. Ya tendría tiempo de ir a Dunwich, aunque fuera a través de Byakhee Express, para reunirse con Welcome y las clones. Primero había decidido tener unos días de Kates, pasándolos con sus otras yoes: Kate la Roja, una bruja alcohólica irlandesa del siglo X adoradora de Shub-Niggurath; Katherine “Bogatyr” Ashford, heroína de la Resistencia y de los morlocks comunistas en un futuro distópico ya extinguido y Yekaterina, su descendiente morlock de dentro de un millón de años. Desde los acontecimientos que llevaron a reunirlas a ellas y otras Kates de diferentes épocas en la Crisis of Infinity Kates, habían forjado una amistad y unos vínculos que las habían unido. Por ello, les gustaba pasar algo de tiempo juntas de vez en cuando, a veces también con erótico resultado, cosa que Kate Ashford achacaba a la influencia de su novia, Welcome con quien mantenía una relación abierta. Ni que decir tiene que en algunos de esos encuentros sexuales entre Kates, Welcome también había participado, cosa que celebraron todas con gran regocijo.

Así pues, las cuatro Kates (Kate Ashford, Kate la Roja, Bogatyr y Yekaterina) estaban disfrutando de una comida en el EldritchBurguer y revisando sus planes para esos días antes de unirse al retiro en Dunwich. Y es que las cuatro tenían ganas de pasar los días entre el 24 de diciembre y el 1 de enero con Welcome y las welclones, que siempre se alegraban de recibirlas. Pero los días previos eran para las Kates, así se podían poner al día de los últimos acontecimientos y disfrutar juntas. Pero había algo que hacía que Kate Ashford estuviera algo molesta. Lo sostenía en sus manos observándolo con curiosidad antes de pasárselo a las demás. Se trataba de una carta enviada por correo postal en la que le hablaba de una antigua tradición a la que una rama de su familia siempre había rendido honores y ese año la invitaban a ella y a quien quisiera llevar como acompañante a unirse en esta tradición. Se trataba de un cierto y antiguo rito del solsticio celebrado en la vecina ciudad de Kingsport por algunas de las más veteranas familias que allí residían. Sabían que había sido rechazada por sus progenitores por lo que esta rama de su árbol genealógico, también dejada de lado por no cumplir con la ortodoxia conservadora y republicana un tanto excesiva de la parte de la familia a la que pertenecía Kate, la invitaba a unirse a ellos en esa ceremonia.

Kate tenía razones para sospechar. A fin de cuentas, sus padres, que no podían aceptar que su hija fuera lesbiana (¡el horrror!) y que tuviera sexo extramatrimonial (¡el horror, el horror!). Si se enteraban además de que también se acostaba con múltiples mujeres (las welclones, las otras Kates y tres diosas: N’kari, Bastet y Tiamat) ya les daba una apoplejía. De hecho, parecían haber estado tratando de forjar algún tipo de plan para “redimirla” y “desprogramarla” para liberarla de las nefastas influencias a las que había sido sometida y que pusieron en práctica durante el verano. Como parte de lo que Kate tomó como un intento de reconciliación por parte de sus padres, fue a visitar a una psicóloga enviada por ellos para “curarla” de sus “desviaciones”. Cinco sesiones más tarde, Kate se había acostado con la psicóloga, lo que puso fin al asunto. Posteriormente, un hombre especializado en desprogramar a sujetos captados por sectas trató de hacer esto mismo con Kate. Creyendo la versión de los padres, trató de secuestrarla pensando que estaba bajo la influencia de una secta autodestructiva. Welcome le dio una paliza y, mientras se recuperaba en el hospital, las dos mujeres le explicaron claramente la situación. Después, al iniciarse las clases, los padres de Kate parecían haberse dado por vencidos, pero esa repentina carta hizo que las alarmas de la joven se activaran. Por ello, había optado por comentar el asunto con las otras Kates y, si aceptaba, ir las cuatro juntas. A fin de cuentas, eran una bruja, una guerrera de élite morlock y una veterana de guerra, las dos últimas especializadas en guerra de guerrillas. Y, aunque Bogatyr estaba sobre los cuarenta años, seguía en plena forma.

La cuestión estaba en que Kate ya había estado en varias ocasiones en Kingsport y era una ciudad bastante convencional, sobre todo si se la comparaba con Arkham. Tenía sus peculiaridades, como la casa museo donde había vivido aquel Anciano Terrible que finalmente había muerto dejando un hogar lleno de peculiaridades y que, por ello, se había convertido en una exposición permanente. Por otro lado estaba aquella casa en lo alto del acantilado, prácticamente inaccesible y a menudo rodeada por la niebla. Pero, en general, resultaba inofensiva. Peculiar pero inofensiva. Por lo demás, la actividad relacionada con las Deidades del Ciclo de Cthulhu y las Criaturas del Ciclo de Cthulhu, como las llamaban los miembros de la Fundación Wilmarth era bastante baja por no decir casi inexistente. Por ello, Kate no esperaba nada demasiado raro o fuera de lo normal, aunque no podía estar completamente segura de ello.

Había una cosa que la joven tenía clara, y es que había oído hablar de una rama familiar que se asentó en Kingsport, aunque apenas se hablaba de ellos, y se hacía con suspicacia y rechazo. Al parecer, la separación se produjo bastante tiempo atrás y el contacto entre ambas ramas era inexistente. O eso creía Kate, pues esa carta la desconcertaba.

Así pues, como aún tenían unos días por delante, optaron por acudir a la Biblioteca de la Universidad Miskatonic a investigar un poco. Si en algún sitio estaba la información que necesitaban sería allí. Afortunadamente, por ser inminentes las fiestas navideñas, estaba sumamente tranquila. Los estudiantes habían puesto pies en polvorosa, huyendo del campus a sus refugios navideños y, si tenían trabajos pendientes, los dejarían para última hora o se encargarían de acabarlos buscando por Internet. Por ello, aquel lugar estaba bastante tranquilo y solitario, con la presencia de los ocasionales bibliotecarios y Yuriko, la yūrei (fantasma japonesa) que había estado de visita en Abril y que, por algún motivo, se encontraba allí a gusto y había acabado por volver. Finalmente los bibliotecarios se habían acostumbrado a su presencia y esta se había convertido en un añadido más del lugar y aportaba su grano de arena en el trabajo diario. Era particularmente útil para espantar a los estudiantes menos interesados en estudiar, además de ser excelente para guardar los libros por su obsesión por el orden.

Una vez en la biblioteca, las cuatro Kates se dirigieron a la sección apropiada para buscar información histórica sobre Kingsport, en busca de cualquier indicio que les pudiera indicar que había tras aquella invitación y la ceremonia del solsticio de la que hablaba. Así pues, y con la ayuda de los bibliotecarios y de Yuriko empezaron a encontrar algunos libros que podían resultar de utilidad. No era, tal vez, la tarea que alguien achacaría a las que, en su momento, fueron conocidas como las Kate Rangers, pero, en general, estaban acostumbradas a las labores de investigación bibliográfica, así que se pusieron manos a la obra con la tarea.

Dos tiradas de Buscar Libros más tarde, con una pausa para tomar algo y descansar, lograron dar con lo que andaban buscando: al parecer sí que había una rama de la familia Ashford en Kingsport,  tenía bastante solera y estaba relacionada con otras antiguas familias de la ciudad. También se hacían referencias al Anciano Terrible, que no resultaban de interés en ese momento, y a ciertas tradiciones de origen pagano que a veces se citaban de forma poco clara en los textos consultados. Al parecer no se había realizado una investigación concienzuda al respecto, pero las Kates no esperaban encontrar en la pacífica y tranquila Kingsport algo al estilo de un culto de Kali de villanos de pulp como sacados de una película de Indiana Jones. Por los Arquetípicos, es que ni siquiera Nyarlathotep se dejaba caer por Kingsport.

Es cierto que la información que habían encontrado era poco esclarecedora, incluso vaga y ambigua en algunos aspectos. Pero no parecía un mal plan a fin de cuentas. Kate había aprendido autodefensa con Welcome, Kate la Roja (cuando estaba sobria y, a menudo incluso borracha) era una hechicera muy competente, Yekaterina era una soldado de élite y Bogatyr era una guerrillera veterana. Estaban bastante preparadas para poder defenderse de cualquier amenaza sin necesitar un caballero de brillante armadura y unos días de descanso en Kingsport podrían resultar interesantes y útiles para relajarse antes de ir a Dunwich a pasar el resto de las fiestas con las welclones y Welcome. Así pues, optaron por empezaron a hacer las maletas para ir a Kingsport. Pues, ¿qué podría ir mal?

domingo, 9 de diciembre de 2018

El día en que los fantasmas se alzaron (parte II)

Anna Pickman cogió su teléfono móvil. Había sentido algo extraño, así que, sabiendo que Harvey estaba fuera por algo relacionado con El Caos Reptante, decidió llamarle para saber si la perturbación que había notado estaba relacionada con lo que fuera a lo que se estaba enfrentando.

-Pues... sí, algo tiene que ver -respondió Harvey.

-¿Pero está todo controlado? -preguntó ella.

-Bueno, no me sobraría un poco de ayuda...

En el almacén de Omicron Scorpions, los fantasmas habían abierto fuego contra el equipo Tiamat sin dejarles ni un momento para reaccionar. Afortunadamente, estas estaban preparadas para cualquier cosa, así que no hubo bajas en la andanada inicial de los espíritus. Entre las tropas ectoplásmicas, la Ashley Johnson alternativa se había sumado al combate, disparando con un fusil y disfrutando del caos. 

Quien de verdad estaba disfrutando del caos era el mismísimo Nyarlathotep, que miraba todo desde un lugar relativamente seguro (no es que temiera por ser alcanzado por los disparos, es que prefería no mancharse el traje), y reía entre dientes. La llegada de aquellas tropas especiales no era inesperada, pero le daba un agradable giro al enésimo ataque contra la ciudad de Arkham.

-La otra Ashley es mía -dijo la Ashley de toda la vida, saliendo de la cobertura para disparar en dirección a la impostora.

Detrás de las tropas pesadas fantasmales estaba Vinnie West, recitando hechizos que hacían más fuerte el ectoplasma y disfrutando también de todo aquello. No le gustaba que hubieran aparecido aquellas soldados, pero no podrían hacer nada contra un enemigo que ya estaba muerto, y pronto, su ejército tomaría la ciudad.

Harvey estaba intentando realizar un hechizo de expulsión de muertos vivientes, espíritus y seres similares, pero no ayudaba nada que los disparos intentaran alcanzarle. Había localizado a Nyarlathotep y lo veía reír, pero tampoco podía hacer mucho. Se preguntaba qué sería lo que tramaba El Caos Reptante. Provocar una invasión fantasmal de la ciudad podía ser un plan suyo, o parte de algo más grande, no podía estarse seguro.

Mientras Harvey reflexionaba, un mensajero de Byakhee Express pasó volando sobre ellos y dejó caer a Anna Pickman, que corrió entre los disparos hasta llegar junto a Harvey.

-¿Qué me he perdido? -preguntó.

-Nyarlathotep, no sé por qué razón, está usando como marionetas a Vinnie West y lo que parece ser un clon de Ashley Johnson. Estos han conseguido un ejército de fantasmas y le han dado la corporeidad necesaria para poder usar armamento, armaduras y exoesqueletos de alta tecnología. Estoy intentando un hechizo de expulsión, pero no ayuda nada que disparen en esta dirección.

-Quizá debamos repartirnos el trabajo. Tú podrías ir a ver qué trama El Caos Reptante. Yo me encargaré de Vinnie West. Mientras, que el equipo Tiamat se encargue de frenar a los fantasmas.

Establecida la estrategia, Anna salió al campo de batalla. No llevaba ningún arma, pues de poco serviría contra un ejército de fantasmas, como mucho, serviría para exoesqueletos y armaduras, pero estaba segura de que el equipo Tiamat y su potencia de fuego sería mejor para ese objetivo. Le sorprendió ver a Vinnie West tan desenvuelto. Sabía que no era la primera vez que se pasaba de la ciencia a la magia, pero siempre le solía salir todo desastrosamente mal. Quizás fuera cosa de la presencia de El Caos Reptante.

-Eh, Vinnie ¿dónde te has dejado la capa de villano? -le preguntó tras dejar atrás el ejército fantasmal. Algún espíritu había intentado atacarla, pero era demasiado ágil y ellos no eran muy diestros con el armamento y las armaduras.

-No necesito una capa para aplastar esta absurda resistencia -respondió él.

-De hecho, las capas no suelen servir para nada.

Anna lanzó un ataque de artes marciales contra Vinnie. Este no era muy ágil que se dijera, por lo que no pudo esquivar la patada, y mucho menos deshacerse de la llave con la que le apresó Anna.

-Las capas no servirán para nada, pero lo que estás haciendo tampoco es muy útil ¿te crees que capturándome acabarás con la invasión de mi ejército fantasma?

-No, lo que creo es que  acabaré con ellos haciendo esto.

El golpe en la cabeza que Anna propinó al aprendiz de reanimador lo dejó inmediatamente inconsciente. Normalmente, cuando Vinnie caía inconsciente, sus tropas fantasmales o zombies solían dispersarse o caer como trozos de carne, pero esta vez no es lo que sucedió. Vinnie estaba fuera de combate, pero su ejército seguía luchando contra el equipo Tiamat.

-Pues vaya -masculló Anna.

Mientras esto tenía lugar en el interior del almacén, Harvey se acercaba a El Caos Reptante, que le miró como un elefante miraría a una hormiga.

-¿Se puede saber qué es esto? -preguntó Harvey.

-¿Crees que puedes venir aquí y hablarme como a esos dioses que rondan por tu ciudad? -respondió Nyarlathotep.

-Soy un sacerdote de Yog-Sothoth, tengo potestad para expulsarte a otro plano... del que podrás volver cuando te dé la gana, pero puedo hacerlo.

-No sé para qué... yo sólo he venido a ver eso.

El Caos Reptante señaló al ejército de fantasmas, y Harvey no pudo evitar girar la mirada en esa dirección.

El truco de dejar inconsciente a Vinnie no había servido de nada, aunque Anna pensaba que sería la manera más fácil de librarse del ejército de fantasmas. El equipo Tiamat estaba ocupándose bastante bien de ellos, pero eran demasiados, y aunque algunos eran muy torpes en el uso de las armas o las armaduras, estaban ofreciendo una verdadera batalla. Anna pensó en otras soluciones para aquél entuerto. Conocía un oscuro hechizo que fue creado por un mago desconocido allá por los años '80. Era un hechizo que solía realizarse en compañía de música, pero esta no era indispensable. Así, como no llevaba encima nada que pudiera reproducir música -bueno, llevaba el móvil, pero no pensaba rebajarse a ese nivel-, decidió realizar los gestos y dibujos necesarios para el hechizo mientras entonaba unas rimas infames.

Ashley Johnson tenía en el punto de mira a su clon, o gemela malvada, o lo que fuera, pero no quería matarla, la prefería viva. A su doble esto no le importaba lo más mínimo, así que disparaba a matar. Las dos se quedaron quietas en cuanto comenzó el espectáculo, pues no pudieron evitar quedarse mirando.

El ejército de fantasmas, que combatían ferozmente, se quedaron todos quietos como si fueran robots a los que les hubieran dado al botón de OFF. Después se pusieron en posición de firmes y se quedaron mirando al infinito. Cuando, involuntariamente, habían llamado la atención del resto de participantes de esa batalla, comenzaron a moverse al unísono siguiendo una conocida coreografía.

-¿Pero qué están...? -se preguntó una soldado del equipo Tiamat.

-Están... están bailando Thriller de Michael Jackson -respondió otra.

La coreografía duró varios minutos, y una vez terminada, los fantasmas se quedaron quietos, otra vez mirando al infinito.

Anna resopló tras acabar su ritual. si lo había hecho a la perfección, los espíritus ahora eran libres del invocador que los había traído y podrían hacer lo que les diera la gana. Y eso es precisamente lo que hicieron. Los fantasmas dejaron caer las armas y el equipo altamente tecnificado y fueron como una marabunta hacia Vinnie West, que parecía comenzar a recobrar el conocimiento ahora. Fue ver a los espíritus caer sobre él y tragar saliva sonoramente.

-No le hagáis demasiado daño, el pobre seguramente ni sabía lo que hacía -dijo Anna.

-¿Has venido para este espectáculo? -preguntó Harvey girándose hacia El Caos Reptante... pero el dios exterior ya no estaba allí. Harvey arrugó la nariz y fue hacia el almacén.

Ashley Johnson volvió a apuntar en dirección de su doble malvada, la cual estaba haciendo lo mismo... hasta que se dio cuenta de que estaba rodeada por el equipo Tiamat al completo, que le apuntaban a ella con sus armas. La Ashley malvada soltó el arma y alzó las manos.

-Y ahora vas a venir con nosotras y nos vas a contar todo lo que sabes -dijo la Ashley normal, la de toda la vida.

-¿Y Nyarlathotep? -preguntó Anna, reuniéndose con el resto.

-Parece que después de ver el baile de los fantasmas se ha marchado. No tengo ni idea de cual era su plan ni qué trataba de hacer... ni si lo ha conseguido o no. Con Nyarlathotep todo es misterioso -fue la respuesta de Harvey.

-Pues Vinnie está recibiendo un espectral y ectoplasmático merecido. Cuando los fantamas lo dejen bien cubierto de mocos nos lo llevaremos a casa -dijo Anna -. Y me gustaría hablar un poco con él. Me interesa saber cómo ha aprendido magia necromántica tan bien.

-Pues ha sido un placer combatir a vuestro lado -dijo Ashley Johnson estrechando manos -. Espero que no nos volvamos a encontrar en una situación así.

El equipo Tiamat marchó con su prisionera dejando allí a Harvey y Anna. No podían evitar seguir preguntándose cuales eran las intenciones de Nyarlathotep, ni si algún día encontrarían respuestas a lo que planeaba.

sábado, 1 de diciembre de 2018

El día en que los fantasmas se alzaron (parte I)


El lugar estaba claramente delimitado para evitar incidentes de cualquier tipo, aparecía señalizado claramente en los planos de la ciudad y a la entrada había un cartel avisando de su existencia y recordando que todo aquel que entrara lo haría bajo su propia responsabilidad. Y, sin embargo, de vez en cuando alguien, por una razón u otra, acababa entrando. Se trataba del conocido callejón no-euclidiano, un pasaje entre dos edificios que podía ser engañosamente profundo. Entrar en él era como penetrar en un cuadro de M.C. Escher sin posibilidad de retorno seguro. Y es que nadie sabía a donde podían conducirle los extraños giros producto de la anómala geometría que regía ese callejón. Y, allí, a la entrada del mismo, Nyarlathotep, bajo su apariencia del Faraón negro pero ataviado con un elegante traje oscuro hecho a medida, permanecía impávido, observando con atención aquel lugar. El Caos Reptante había dejado de lado Arkham durante un tiempo, centrándose en otras esferas y asuntos que se habían revelado de importancia. Sin embargo, una vez más había regresado a aquella ciudad. Esta era como un imán para él, tarde o temprano acababa de nuevo en sus calles. Y no podía negar que, a menudo, se había divertido allí. Es cierto que sus planes en la ciudad no habían sido nada demasiado complicado o espectacular. Pero con Nyarlathotep todo era engañoso. Planes dentro de planes dentro de planes. Todo lo que había hecho en la ciudad podía ser una simple diversión para hacer tiempo mientras maduraban otras intrigas o tal vez intrincados complots que se habían acabado por desarrollar según sus designios. Era difícil decirlo. Para lo que tenía en mente no hacía falta que interviniera personalmente. Pero, en ocasiones, el toque personal era más satisfactorio. Así pues, el Caos Reptante se introdujo en el callejón no-euclidiano. Una hora más tarde, salía acompañado por una mujer que tenía aspecto de no haberlo pasado muy bien. De hecho sus ropas estaban bastante maltratadas. Pero lo más destacable no era su vestuario. Lo más destacable era su identidad: Ashley Johnson, capitana de GodHunters y directora de la sede de Omicron Scorpions en Arkham. Pero, ¿cuándo había entrado ella en el callejón no-euclidiano? ¿Por qué en ese mismo instante estaba haciendo tareas administrativas en su despacho? Y es que esa mujer que acababa de salir del callejón era la conocida como Evil Ashley, la versión malvada de Ashley Johnson de otra dimensión alternativa y que fue enviada a este mundo a acabar con Katherine Ashford durante el incidente espacio temporal de la Crisis of Infinity Kates. Afortunadamente, todo acabó bien, los planes para destruir la línea genética de Kate Ashford a lo largo del tiempo fueron frustrados y la capitana fue detenida, aunque logró escapar para acabar entrando en el callejón no-euclidiano.

La razón por la que Nyarlathotep había decidido rescatarla del lugar, fuera cual fuera, al que había acabado llegando no tardaría en verse. Tras una breve conversación para ponerla al día de los acontecimientos tras su desaparición, Evil Ashley se enteró del tiempo que había pasado ausente, aunque en donde había acabado, el transcurso del tiempo había funcionado de otra manera y para ella sólo habían pasado unos días. Obivamente, tras la derrota de la Omicron Scorpions de la otra dimensión, a ella la habían dado por perdida o desaparecida en acción. Así pues, podía hacer dos cosas: tratar de regresar a su mundo o buscar venganza. O intentar una cosa y, de paso, tratar de conseguir la segunda durante el proceso. Para ello Nyarlathotep le propuso hacer equipo con el más insospechado de los sospechosos habituales de Arkham: Vinnie West, pero con su contrapartida malvada. Y es que Vinnie, descendiente del doctor Herbert West, trataba de emular los logros de su ancestro sin demasiado éxito, por lo que sus resultados, las pocas veces que lograban algún éxito, solían resultar más risibles que efectivos. Aunque en una ocasión, en pleno Halloween, invocó por accidente una horda de deadites usando un libro maldito. Pero, tras el incidente Weird Biohazard, Vinnie se bañó, una vez más por accidente, en la leche mutagénica de Shub-Niggurath. Esto provocó que apareciera una segunda personalidad que sí tenía poderes mágicos necrománticos, aunque sólo surgía cuando Vinnie se daba un golpe fuerte en la cabeza. Y, claro, esta personalidad alternativa no sólo tenía capacidades mágicas, si no que, además, era más eficiente en sus planes malvados. Por ello, Nyarlathotep había decidido probar suerte juntando a estos dos a ver si así lograban hacer algo en condiciones. Aunque, para ser sinceros, tampoco albergaba demasiadas esperanzas.

La cuestión era que, aunque el lado oscuro de Vinnie West había demostrado su utilidad en anteriores ocasiones, cada vez que se dedicaba a alguno de sus planes para atacar la ciudad, la residencia universitaria La Llave y la Puerta o algún otro objetivo, las cosas acababan fracasando. Por ello, Nyarlathotep había pensado que, tal vez, los conocimientos y experiencia como militar de Ashley podrían ayudar. Y, en cualquier caso, como mínimo podrían remover un poco las cosas en la ciudad.

Así pues, tras las presentaciones, se dispusieron a elaborar un plan. La idea no parecía demasiado complicada, pero cualquier cosa podía salir mal si no se ejecutaba todo con cuidado. Aún así, la idea que se le ocurrió a Evil Ashley parecía interesante: podían utilizar sus conocimientos de la tecnología de Omicron Scorpions y combinarlos con las capacidades necrománticas de Vinnie. Para ello, si podían localizar las instalaciones donde la empresa tenía guardados sus equipos, podían robarlos y usar fantasmas para que los encantaran. No parecía mala idea, y Nyarlathotep, que quería ver como se iban a desarrollar las cosas, les indicó a donde podían ir.

Más tarde, en un almacén situado en las afueras de la ciudad, se encontraron con el que podía ser el primer obstáculo: El acceso requería identificación biométrica, pues allí se guardaba material sensible y peligroso. Pero, al ser el lugar donde se guardaban los equipo que usaba el Equipo Tiamat de GodHunters, Ashley estaba autorizada a acceder a él, por lo que el primer obstáculo se superó sin inconveniente alguno. Sin embargo lo que no sabían era que en la oficina de Omicron Scorpions en Arkham un aviso apareció en el ordenador de Ashley Johnson: ella había accedido al almacén del material de seguridad. Extrañada, pues los sistema de seguridad eran muy fiables y para identificarse requerían una serie de parámetros difíciles de falsificar en su conjunto, activó la vigilancia remota y se conectó al sistema de cámaras de seguridad. Lo que vio la dejo sorprendida y molesta: Nyarlathotep vestido con un caro traje hecho a medida iba acompañado de Vinnie West y de un clon de ella misma. Pero, ¿cómo podían haberlo logrado? La tecnología de clonación para lograr algo así en poco tiempo había estado en manos de NWE, aunque gran parte de ella se había perdido tras el desastre en Dunwich. Si que se mantenían las técnicas e instrumental para modificar seres vivos ya desarrollados, pero no permitirían una copia tan perfecta como la que estaba viendo en la pantalla. Algo raro estaba sucediendo.

En lugar de dar la alarma directamente, decidió avisar a sus subordinadas. Las mujeres que formaban el Equipo Tiamat estaban bastante aburridas y agradecían un poco de acción. Por ello, cuando vieron lo que les mostró su jefa en la pantalla de su ordenador se quedaron muy sorprendidas. Afortunadamente tenían una pequeña armería en la oficina para casos de emergencia. Desafortunadamente, en el almacén es donde guardaban sus armaduras clase GodHunter y alguna de tipo Acorazado, además de armas, municiones y protecciones personales. No era el mejor lugar donde tener intrusos. Así pues, se prepararon rápidamente, se equiparon con chalecos antibalas y se dirigieron rápidamente hacia allí. Pero, al estar implicado también Nyarlathotep, Ashley avisó a Harvey Pickman. Un sacerdote de Yog-Sothoth podía resultar de utilidad.

Mientras el Equipo Tiamat se dirigía hacia el almacén, Vinnie West procedía a ejecutar un ritual mágico para invocar fantasmas que poseyeran lo que era el premio gordo: las armaduras GodHunter y Acorazado que allí se guardaban. El problema era que no estaban en el terreno apropiado para fantasmas. El lugar se hallaba a las afueras de la ciudad, no estaba cerca de ningún cementerio ni de ningún otro lugar en donde, históricamente, se hubieran producido muertes en gran medida o batallas o cualquier otra cosa que pudiera haber sido causa de la aparición de fantasmas. Por ello, pese a la impaciencia que se estaba apoderando de Ashley, Vinnie trabajaba despacio, muy despacio. Y, sin que lo supieran, el Equipo Tiamat se dirigía hacia allí. Pero, pese a los esfuerzos del nigromante, allí no había manera de atraer fantasmas en condiciones, por lo que trató de intensificar sus esfuerzos. Tan sólo esperaba lograr tener éxito antes de cagarse por hacer tanta presión.

En esos instantes, el vehículo en el que viajaban las mujeres del Equipo Tiamat se acercaba por la ruta más corta hacia el almacén. No sabían que tenía en mente Nyarlathotep, pero el hecho de contar con una clon de Ashley y que estuviera también presente Vinnie West no era una buena combinación de factores. Tenían que estar preparadas para cualquier cosa.

Un poco más tarde, en uno de los antiguos cementerios de Arkham, bajo tierra, un par de gules estaba degustando una vieja carroña, mientras, inmersos en una sesudo debate gastronómico sobre los méritos de la carne recién muerta comparados con la textura y sabor de la carne más vieja y reseca, notaron como algo andaba mal. Los gules, como necrófagos que eran, estaban acostumbrados a ver de todo en los enterramientos y, aunque las prácticas de embalsamamiento estropeaban el sabor de los cadáveres, todavía había una buena población de estas criaturas en Arkham. Y es que, aunque muchas veces iban a comer a las Tierras del Sueño o utilizaran estas para viajar a lugares donde fuera más fácil encontrar comida fresca y sin embalsamar, muchas veces gustaban de regresar a la vieja ciudad colonial a degustar las raciones que traían consigo. Por ello, había pocas cosas que les sorprendieran o asustaran. A fin de cuentas, como gourmets necrófagos habían visto todo lo que el ser humano puede hacerle a sus congéneres y cadáveres producidos por todo tipo de causas. Pero, lo que en ese momento estaba sucediendo, les dejó, momentaneamente sin palabras: viejos espíritus, ancestrales fantasmas, muchos de ellos procedentes de tiempos coloniales, estaban abriéndose paso a través de los túneles de los gules. Este fenómeno se repetía por todos los cementerios de la ciudad y los muertos espectrales se desplazaban por todos los túneles bajo Arkham en busca de aquel que los estaba convocando. Ni que decir tiene que los morlocks comunistas y los reptilianos se llevaron también una buena sorpresa, aunque, sabiamente, decidieron no entrometerse en el asunto. Al menos hasta que no tuvieran claro que estaba pasando y si les afectaba directa o indirectamente.

En otra parte de la ciudad, Anna Pickman percibió la desacostumbrada actividad sobrenatural. En otras fechas, como Halloween, lo habría entendido. Eran momentos concretos del año en que los fantasmas podían regresar más fácilmente. Pero estas fechas en concreto no tenían ningún particular significado místico u oculto, ni nada que implicara a los fantasmas. Por ello, decidió investigar por si fuera necesaria su intervención.

Los muertos se mueven deprisa, por lo que los espectros lograron llegar al almacen de Omicron Scorpions antes que el Equipo Tiamat. Una vez allí, y siguiendo las ordenes de Vinnie, que se alzaban como imperativos imposibles de eludir, se dirigieron hacia las diferentes piezas de equipo que allí se guardaban. Debido a la magia del nigromante, los fantasmas se pudieron hacer visibles, ya que su hechizo estaba provocando que la frontera entre mundos se debilitara, lo que permitía a los fantasmas poder interactuar con elementos físicos. Así pues, los muertos sin descanso pudieron coger los objetos que allí se guardaban. Resultaba bastante curioso ver a gentes de distintas épocas, incluso algunos de los primeros tiempos de las colonias en tierras americanas, tratando de ponerse modernos chalecos de protección y otros blindajes, tratar de entender como se usan los fusiles de asalto y pistolas reglamentarias de las fuerzas de Omicron Scorpions, y, sobre todo, tratar de entender como demonios se utilizaban aquellas enormes moles que eran las armaduras de combate de clase Acorazado y GodHunter.

Finalmente, el Equipo Tiamat llegó al almacen. Las mujeres, preparadas, revisaron su equipo y se posicionaron dispuestas a entrar allí. Pero esperaron un poco. Estaba claro que se iban a tener que enfrentar a algo más que unos ladrones mundanos. Por ello, Ashley dio la orden de aguardar a que llegara Harvey Pickman. Una vez juntos, entrarían para ver que estaba sucediendo. Mientras tanto, ordenó que revisaran el perímetro para asegurar la zona. Poco después llegó Harvey. El día era frío, por lo que iba abrigado, pero, cuando la capitana le puso al día de lo que estaba pasando, cualquier calor que pudiera tener por las prendas de ropa se disió rápidamente. Debido a la urgencia de la situación, Ashley, al contactar con él, había sido muy escueta. Tenía que actuar con prisa, por lo que sólo le indicó que le necesitaban allí con urgencia y que Nyarlathotep estaba implicado.

La situación podía complicarse de muchas formas diferentes. Tras revisar el perímetro y comprobar que no se habían producido más incidentes o entradas no autorizadas, el Equipo Tiamat se dispuso a entrar en acción. En esos momentos, las puertas del almacén se abrieron revelando la amenaza que se había gestado en su interior.

Definitivamente, ese no era una buen día para nadie. Una guerra espectral podía estar a punto de estallar sobre Arkham.