El
lugar estaba claramente delimitado para evitar incidentes de
cualquier tipo, aparecía señalizado claramente en los planos de la
ciudad y a la entrada había un cartel avisando de su existencia y
recordando que todo aquel que entrara lo haría bajo su propia
responsabilidad. Y, sin embargo, de vez en cuando alguien, por una
razón u otra, acababa entrando. Se trataba del conocido callejón
no-euclidiano, un pasaje entre dos edificios que podía ser
engañosamente profundo. Entrar en él era como penetrar en un cuadro
de M.C. Escher sin posibilidad de retorno seguro. Y es que nadie
sabía a donde podían conducirle los extraños giros producto de la
anómala geometría que regía ese callejón. Y, allí, a la entrada
del mismo, Nyarlathotep, bajo su apariencia del Faraón negro pero
ataviado con un elegante traje oscuro hecho a medida, permanecía
impávido, observando con atención aquel lugar. El Caos Reptante
había dejado de lado Arkham durante un tiempo, centrándose en otras
esferas y asuntos que se habían revelado de importancia. Sin
embargo, una vez más había regresado a aquella ciudad. Esta era
como un imán para él, tarde o temprano acababa de nuevo en sus
calles. Y no podía negar que, a menudo, se había divertido allí.
Es cierto que sus planes en la ciudad no habían sido nada demasiado
complicado o espectacular. Pero con Nyarlathotep todo era engañoso.
Planes dentro de planes dentro de planes. Todo lo que había hecho en
la ciudad podía ser una simple diversión para hacer tiempo mientras
maduraban otras intrigas o tal vez intrincados complots que se habían
acabado por desarrollar según sus designios. Era difícil decirlo.
Para lo que tenía en mente no hacía falta que interviniera
personalmente. Pero, en ocasiones, el toque personal era más
satisfactorio. Así pues, el Caos Reptante se introdujo en el
callejón no-euclidiano. Una hora más tarde, salía acompañado por
una mujer que tenía aspecto de no haberlo pasado muy bien. De hecho
sus ropas estaban bastante maltratadas. Pero lo más destacable no
era su vestuario. Lo más destacable era su identidad: Ashley
Johnson, capitana de GodHunters y directora de la sede de Omicron
Scorpions en Arkham. Pero, ¿cuándo había entrado ella en el
callejón no-euclidiano? ¿Por qué en ese mismo instante estaba
haciendo tareas administrativas en su despacho? Y es que esa mujer
que acababa de salir del callejón era la conocida como Evil Ashley,
la versión malvada de Ashley Johnson de otra dimensión alternativa
y que fue enviada a este mundo a acabar con Katherine Ashford durante
el incidente espacio temporal de la Crisis of Infinity Kates.
Afortunadamente, todo acabó bien, los planes para destruir la línea
genética de Kate Ashford a lo largo del tiempo fueron frustrados y
la capitana fue detenida, aunque logró escapar para acabar entrando
en el callejón no-euclidiano.
La
razón por la que Nyarlathotep había decidido rescatarla del lugar,
fuera cual fuera, al que había acabado llegando no tardaría en
verse. Tras una breve conversación para ponerla al día de los
acontecimientos tras su desaparición, Evil Ashley se enteró del
tiempo que había pasado ausente, aunque en donde había acabado, el
transcurso del tiempo había funcionado de otra manera y para ella
sólo habían pasado unos días. Obivamente, tras la derrota de la
Omicron Scorpions de la otra dimensión, a ella la habían dado por
perdida o desaparecida en acción. Así pues, podía hacer dos cosas:
tratar de regresar a su mundo o buscar venganza. O intentar una cosa
y, de paso, tratar de conseguir la segunda durante el proceso. Para
ello Nyarlathotep le propuso hacer equipo con el más insospechado de
los sospechosos habituales de Arkham: Vinnie West, pero con su
contrapartida malvada. Y es que Vinnie, descendiente del doctor
Herbert West, trataba de emular los logros de su ancestro sin
demasiado éxito, por lo que sus resultados, las pocas veces que
lograban algún éxito, solían resultar más risibles que efectivos.
Aunque en una ocasión, en pleno Halloween, invocó por accidente una
horda de deadites usando un libro maldito. Pero, tras el incidente
Weird Biohazard, Vinnie se bañó, una vez más por accidente, en la
leche mutagénica de Shub-Niggurath. Esto provocó que apareciera una
segunda personalidad que sí tenía poderes mágicos necrománticos,
aunque sólo surgía cuando Vinnie se daba un golpe fuerte en la
cabeza. Y, claro, esta personalidad alternativa no sólo tenía
capacidades mágicas, si no que, además, era más eficiente en sus
planes malvados. Por ello, Nyarlathotep había decidido probar suerte
juntando a estos dos a ver si así lograban hacer algo en
condiciones. Aunque, para ser sinceros, tampoco albergaba demasiadas
esperanzas.
La
cuestión era que, aunque el lado oscuro de Vinnie West había
demostrado su utilidad en anteriores ocasiones, cada vez que se
dedicaba a alguno de sus planes para atacar la ciudad, la residencia
universitaria La Llave y la Puerta o algún otro objetivo, las cosas
acababan fracasando. Por ello, Nyarlathotep había pensado que, tal
vez, los conocimientos y experiencia como militar de Ashley podrían
ayudar. Y, en cualquier caso, como mínimo podrían remover un poco
las cosas en la ciudad.
Así
pues, tras las presentaciones, se dispusieron a elaborar un plan. La
idea no parecía demasiado complicada, pero cualquier cosa podía
salir mal si no se ejecutaba todo con cuidado. Aún así, la idea que
se le ocurrió a Evil Ashley parecía interesante: podían utilizar
sus conocimientos de la tecnología de Omicron Scorpions y
combinarlos con las capacidades necrománticas de Vinnie. Para ello,
si podían localizar las instalaciones donde la empresa tenía
guardados sus equipos, podían robarlos y usar fantasmas para que los
encantaran. No parecía mala idea, y Nyarlathotep, que quería ver
como se iban a desarrollar las cosas, les indicó a donde podían ir.
Más
tarde, en un almacén situado en las afueras de la ciudad, se
encontraron con el que podía ser el primer obstáculo: El acceso
requería identificación biométrica, pues allí se guardaba
material sensible y peligroso. Pero, al ser el lugar donde se
guardaban los equipo que usaba el Equipo Tiamat de GodHunters,
Ashley estaba autorizada a acceder a él, por lo que el primer
obstáculo se superó sin inconveniente alguno. Sin embargo lo que no
sabían era que en la oficina de Omicron Scorpions en Arkham un aviso
apareció en el ordenador de Ashley Johnson: ella había accedido al
almacén del material de seguridad. Extrañada, pues los sistema de
seguridad eran muy fiables y para identificarse requerían una serie
de parámetros difíciles de falsificar en su conjunto, activó la
vigilancia remota y se conectó al sistema de cámaras de seguridad.
Lo que vio la dejo sorprendida y molesta: Nyarlathotep vestido con un
caro traje hecho a medida iba acompañado de Vinnie West y de un clon
de ella misma. Pero, ¿cómo podían haberlo logrado? La tecnología
de clonación para lograr algo así en poco tiempo había estado en
manos de NWE, aunque gran parte de ella se había perdido tras el
desastre en Dunwich. Si que se mantenían las técnicas e
instrumental para modificar seres vivos ya desarrollados, pero no
permitirían una copia tan perfecta como la que estaba viendo en la
pantalla. Algo raro estaba sucediendo.
En
lugar de dar la alarma directamente, decidió avisar a sus
subordinadas. Las mujeres que formaban el Equipo Tiamat estaban
bastante aburridas y agradecían un poco de acción. Por ello, cuando
vieron lo que les mostró su jefa en la pantalla de su ordenador se
quedaron muy sorprendidas. Afortunadamente tenían una pequeña
armería en la oficina para casos de emergencia. Desafortunadamente,
en el almacén es donde guardaban sus armaduras clase GodHunter y
alguna de tipo Acorazado, además de armas, municiones y protecciones
personales. No era el mejor lugar donde tener intrusos. Así pues, se
prepararon rápidamente, se equiparon con chalecos antibalas y se
dirigieron rápidamente hacia allí. Pero, al estar implicado también
Nyarlathotep, Ashley avisó a Harvey Pickman. Un sacerdote de
Yog-Sothoth podía resultar de utilidad.
Mientras
el Equipo Tiamat se dirigía hacia el almacén, Vinnie West procedía
a ejecutar un ritual mágico para invocar fantasmas que poseyeran lo
que era el premio gordo: las armaduras GodHunter y Acorazado que allí
se guardaban. El problema era que no estaban en el terreno apropiado
para fantasmas. El lugar se hallaba a las afueras de la ciudad, no
estaba cerca de ningún cementerio ni de ningún otro lugar en donde,
históricamente, se hubieran producido muertes en gran medida o
batallas o cualquier otra cosa que pudiera haber sido causa de la
aparición de fantasmas. Por ello, pese a la impaciencia que se
estaba apoderando de Ashley, Vinnie trabajaba despacio, muy despacio.
Y, sin que lo supieran, el Equipo Tiamat se dirigía hacia allí.
Pero, pese a los esfuerzos del nigromante, allí no había manera de
atraer fantasmas en condiciones, por lo que trató de intensificar
sus esfuerzos. Tan sólo esperaba lograr tener éxito antes de
cagarse por hacer tanta presión.
En
esos instantes, el vehículo en el que viajaban las mujeres del
Equipo Tiamat se acercaba por la ruta más corta hacia el almacén.
No sabían que tenía en mente Nyarlathotep, pero el hecho de contar
con una clon de Ashley y que estuviera también presente Vinnie West
no era una buena combinación de factores. Tenían que estar
preparadas para cualquier cosa.
Un
poco más tarde, en uno de los antiguos cementerios de Arkham, bajo
tierra, un par de gules estaba degustando una vieja carroña,
mientras, inmersos en una sesudo debate gastronómico sobre los
méritos de la carne recién muerta comparados con la textura y sabor
de la carne más vieja y reseca, notaron como algo andaba mal. Los
gules, como necrófagos que eran, estaban acostumbrados a ver de todo
en los enterramientos y, aunque las prácticas de embalsamamiento
estropeaban el sabor de los cadáveres, todavía había una buena
población de estas criaturas en Arkham. Y es que, aunque muchas
veces iban a comer a las Tierras del Sueño o utilizaran estas para
viajar a lugares donde fuera más fácil encontrar comida fresca y
sin embalsamar, muchas veces gustaban de regresar a la vieja ciudad
colonial a degustar las raciones que traían consigo. Por ello, había
pocas cosas que les sorprendieran o asustaran. A fin de cuentas, como
gourmets necrófagos habían visto todo lo que el ser humano puede
hacerle a sus congéneres y cadáveres producidos por todo tipo de
causas. Pero, lo que en ese momento estaba sucediendo, les dejó,
momentaneamente sin palabras: viejos espíritus, ancestrales
fantasmas, muchos de ellos procedentes de tiempos coloniales, estaban
abriéndose paso a través de los túneles de los gules. Este
fenómeno se repetía por todos los cementerios de la ciudad y los
muertos espectrales se desplazaban por todos los túneles bajo Arkham
en busca de aquel que los estaba convocando. Ni que decir tiene que
los morlocks comunistas y los reptilianos se llevaron también una
buena sorpresa, aunque, sabiamente, decidieron no entrometerse en el
asunto. Al menos hasta que no tuvieran claro que estaba pasando y si
les afectaba directa o indirectamente.
En
otra parte de la ciudad, Anna Pickman percibió la desacostumbrada
actividad sobrenatural. En otras fechas, como Halloween, lo habría
entendido. Eran momentos concretos del año en que los fantasmas
podían regresar más fácilmente. Pero estas fechas en concreto no
tenían ningún particular significado místico u oculto, ni nada que
implicara a los fantasmas. Por ello, decidió investigar por si fuera
necesaria su intervención.
Los
muertos se mueven deprisa, por lo que los espectros lograron llegar
al almacen de Omicron Scorpions antes que el Equipo Tiamat. Una vez
allí, y siguiendo las ordenes de Vinnie, que se alzaban como
imperativos imposibles de eludir, se dirigieron hacia las diferentes
piezas de equipo que allí se guardaban. Debido a la magia del
nigromante, los fantasmas se pudieron hacer visibles, ya que su
hechizo estaba provocando que la frontera entre mundos se debilitara,
lo que permitía a los fantasmas poder interactuar con elementos
físicos. Así pues, los muertos sin descanso pudieron coger los
objetos que allí se guardaban. Resultaba bastante curioso ver a
gentes de distintas épocas, incluso algunos de los primeros tiempos
de las colonias en tierras americanas, tratando de ponerse modernos
chalecos de protección y otros blindajes, tratar de entender como se
usan los fusiles de asalto y pistolas reglamentarias de las fuerzas
de Omicron Scorpions, y, sobre todo, tratar de entender como demonios
se utilizaban aquellas enormes moles que eran las armaduras de
combate de clase Acorazado y GodHunter.
Finalmente,
el Equipo Tiamat llegó al almacen. Las mujeres, preparadas,
revisaron su equipo y se posicionaron dispuestas a entrar allí. Pero
esperaron un poco. Estaba claro que se iban a tener que enfrentar a
algo más que unos ladrones mundanos. Por ello, Ashley dio la orden
de aguardar a que llegara Harvey Pickman. Una vez juntos, entrarían
para ver que estaba sucediendo. Mientras tanto, ordenó que revisaran
el perímetro para asegurar la zona. Poco después llegó Harvey. El
día era frío, por lo que iba abrigado, pero, cuando la capitana le
puso al día de lo que estaba pasando, cualquier calor que pudiera
tener por las prendas de ropa se disió rápidamente. Debido a la
urgencia de la situación, Ashley, al contactar con él, había sido
muy escueta. Tenía que actuar con prisa, por lo que sólo le indicó
que le necesitaban allí con urgencia y que Nyarlathotep estaba
implicado.
La
situación podía complicarse de muchas formas diferentes. Tras
revisar el perímetro y comprobar que no se habían producido más
incidentes o entradas no autorizadas, el Equipo Tiamat se dispuso a
entrar en acción. En esos momentos, las puertas del almacén se
abrieron revelando la amenaza que se había gestado en su interior.
Definitivamente,
ese no era una buen día para nadie. Una guerra espectral podía
estar a punto de estallar sobre Arkham.
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