sábado, 1 de diciembre de 2018

El día en que los fantasmas se alzaron (parte I)


El lugar estaba claramente delimitado para evitar incidentes de cualquier tipo, aparecía señalizado claramente en los planos de la ciudad y a la entrada había un cartel avisando de su existencia y recordando que todo aquel que entrara lo haría bajo su propia responsabilidad. Y, sin embargo, de vez en cuando alguien, por una razón u otra, acababa entrando. Se trataba del conocido callejón no-euclidiano, un pasaje entre dos edificios que podía ser engañosamente profundo. Entrar en él era como penetrar en un cuadro de M.C. Escher sin posibilidad de retorno seguro. Y es que nadie sabía a donde podían conducirle los extraños giros producto de la anómala geometría que regía ese callejón. Y, allí, a la entrada del mismo, Nyarlathotep, bajo su apariencia del Faraón negro pero ataviado con un elegante traje oscuro hecho a medida, permanecía impávido, observando con atención aquel lugar. El Caos Reptante había dejado de lado Arkham durante un tiempo, centrándose en otras esferas y asuntos que se habían revelado de importancia. Sin embargo, una vez más había regresado a aquella ciudad. Esta era como un imán para él, tarde o temprano acababa de nuevo en sus calles. Y no podía negar que, a menudo, se había divertido allí. Es cierto que sus planes en la ciudad no habían sido nada demasiado complicado o espectacular. Pero con Nyarlathotep todo era engañoso. Planes dentro de planes dentro de planes. Todo lo que había hecho en la ciudad podía ser una simple diversión para hacer tiempo mientras maduraban otras intrigas o tal vez intrincados complots que se habían acabado por desarrollar según sus designios. Era difícil decirlo. Para lo que tenía en mente no hacía falta que interviniera personalmente. Pero, en ocasiones, el toque personal era más satisfactorio. Así pues, el Caos Reptante se introdujo en el callejón no-euclidiano. Una hora más tarde, salía acompañado por una mujer que tenía aspecto de no haberlo pasado muy bien. De hecho sus ropas estaban bastante maltratadas. Pero lo más destacable no era su vestuario. Lo más destacable era su identidad: Ashley Johnson, capitana de GodHunters y directora de la sede de Omicron Scorpions en Arkham. Pero, ¿cuándo había entrado ella en el callejón no-euclidiano? ¿Por qué en ese mismo instante estaba haciendo tareas administrativas en su despacho? Y es que esa mujer que acababa de salir del callejón era la conocida como Evil Ashley, la versión malvada de Ashley Johnson de otra dimensión alternativa y que fue enviada a este mundo a acabar con Katherine Ashford durante el incidente espacio temporal de la Crisis of Infinity Kates. Afortunadamente, todo acabó bien, los planes para destruir la línea genética de Kate Ashford a lo largo del tiempo fueron frustrados y la capitana fue detenida, aunque logró escapar para acabar entrando en el callejón no-euclidiano.

La razón por la que Nyarlathotep había decidido rescatarla del lugar, fuera cual fuera, al que había acabado llegando no tardaría en verse. Tras una breve conversación para ponerla al día de los acontecimientos tras su desaparición, Evil Ashley se enteró del tiempo que había pasado ausente, aunque en donde había acabado, el transcurso del tiempo había funcionado de otra manera y para ella sólo habían pasado unos días. Obivamente, tras la derrota de la Omicron Scorpions de la otra dimensión, a ella la habían dado por perdida o desaparecida en acción. Así pues, podía hacer dos cosas: tratar de regresar a su mundo o buscar venganza. O intentar una cosa y, de paso, tratar de conseguir la segunda durante el proceso. Para ello Nyarlathotep le propuso hacer equipo con el más insospechado de los sospechosos habituales de Arkham: Vinnie West, pero con su contrapartida malvada. Y es que Vinnie, descendiente del doctor Herbert West, trataba de emular los logros de su ancestro sin demasiado éxito, por lo que sus resultados, las pocas veces que lograban algún éxito, solían resultar más risibles que efectivos. Aunque en una ocasión, en pleno Halloween, invocó por accidente una horda de deadites usando un libro maldito. Pero, tras el incidente Weird Biohazard, Vinnie se bañó, una vez más por accidente, en la leche mutagénica de Shub-Niggurath. Esto provocó que apareciera una segunda personalidad que sí tenía poderes mágicos necrománticos, aunque sólo surgía cuando Vinnie se daba un golpe fuerte en la cabeza. Y, claro, esta personalidad alternativa no sólo tenía capacidades mágicas, si no que, además, era más eficiente en sus planes malvados. Por ello, Nyarlathotep había decidido probar suerte juntando a estos dos a ver si así lograban hacer algo en condiciones. Aunque, para ser sinceros, tampoco albergaba demasiadas esperanzas.

La cuestión era que, aunque el lado oscuro de Vinnie West había demostrado su utilidad en anteriores ocasiones, cada vez que se dedicaba a alguno de sus planes para atacar la ciudad, la residencia universitaria La Llave y la Puerta o algún otro objetivo, las cosas acababan fracasando. Por ello, Nyarlathotep había pensado que, tal vez, los conocimientos y experiencia como militar de Ashley podrían ayudar. Y, en cualquier caso, como mínimo podrían remover un poco las cosas en la ciudad.

Así pues, tras las presentaciones, se dispusieron a elaborar un plan. La idea no parecía demasiado complicada, pero cualquier cosa podía salir mal si no se ejecutaba todo con cuidado. Aún así, la idea que se le ocurrió a Evil Ashley parecía interesante: podían utilizar sus conocimientos de la tecnología de Omicron Scorpions y combinarlos con las capacidades necrománticas de Vinnie. Para ello, si podían localizar las instalaciones donde la empresa tenía guardados sus equipos, podían robarlos y usar fantasmas para que los encantaran. No parecía mala idea, y Nyarlathotep, que quería ver como se iban a desarrollar las cosas, les indicó a donde podían ir.

Más tarde, en un almacén situado en las afueras de la ciudad, se encontraron con el que podía ser el primer obstáculo: El acceso requería identificación biométrica, pues allí se guardaba material sensible y peligroso. Pero, al ser el lugar donde se guardaban los equipo que usaba el Equipo Tiamat de GodHunters, Ashley estaba autorizada a acceder a él, por lo que el primer obstáculo se superó sin inconveniente alguno. Sin embargo lo que no sabían era que en la oficina de Omicron Scorpions en Arkham un aviso apareció en el ordenador de Ashley Johnson: ella había accedido al almacén del material de seguridad. Extrañada, pues los sistema de seguridad eran muy fiables y para identificarse requerían una serie de parámetros difíciles de falsificar en su conjunto, activó la vigilancia remota y se conectó al sistema de cámaras de seguridad. Lo que vio la dejo sorprendida y molesta: Nyarlathotep vestido con un caro traje hecho a medida iba acompañado de Vinnie West y de un clon de ella misma. Pero, ¿cómo podían haberlo logrado? La tecnología de clonación para lograr algo así en poco tiempo había estado en manos de NWE, aunque gran parte de ella se había perdido tras el desastre en Dunwich. Si que se mantenían las técnicas e instrumental para modificar seres vivos ya desarrollados, pero no permitirían una copia tan perfecta como la que estaba viendo en la pantalla. Algo raro estaba sucediendo.

En lugar de dar la alarma directamente, decidió avisar a sus subordinadas. Las mujeres que formaban el Equipo Tiamat estaban bastante aburridas y agradecían un poco de acción. Por ello, cuando vieron lo que les mostró su jefa en la pantalla de su ordenador se quedaron muy sorprendidas. Afortunadamente tenían una pequeña armería en la oficina para casos de emergencia. Desafortunadamente, en el almacén es donde guardaban sus armaduras clase GodHunter y alguna de tipo Acorazado, además de armas, municiones y protecciones personales. No era el mejor lugar donde tener intrusos. Así pues, se prepararon rápidamente, se equiparon con chalecos antibalas y se dirigieron rápidamente hacia allí. Pero, al estar implicado también Nyarlathotep, Ashley avisó a Harvey Pickman. Un sacerdote de Yog-Sothoth podía resultar de utilidad.

Mientras el Equipo Tiamat se dirigía hacia el almacén, Vinnie West procedía a ejecutar un ritual mágico para invocar fantasmas que poseyeran lo que era el premio gordo: las armaduras GodHunter y Acorazado que allí se guardaban. El problema era que no estaban en el terreno apropiado para fantasmas. El lugar se hallaba a las afueras de la ciudad, no estaba cerca de ningún cementerio ni de ningún otro lugar en donde, históricamente, se hubieran producido muertes en gran medida o batallas o cualquier otra cosa que pudiera haber sido causa de la aparición de fantasmas. Por ello, pese a la impaciencia que se estaba apoderando de Ashley, Vinnie trabajaba despacio, muy despacio. Y, sin que lo supieran, el Equipo Tiamat se dirigía hacia allí. Pero, pese a los esfuerzos del nigromante, allí no había manera de atraer fantasmas en condiciones, por lo que trató de intensificar sus esfuerzos. Tan sólo esperaba lograr tener éxito antes de cagarse por hacer tanta presión.

En esos instantes, el vehículo en el que viajaban las mujeres del Equipo Tiamat se acercaba por la ruta más corta hacia el almacén. No sabían que tenía en mente Nyarlathotep, pero el hecho de contar con una clon de Ashley y que estuviera también presente Vinnie West no era una buena combinación de factores. Tenían que estar preparadas para cualquier cosa.

Un poco más tarde, en uno de los antiguos cementerios de Arkham, bajo tierra, un par de gules estaba degustando una vieja carroña, mientras, inmersos en una sesudo debate gastronómico sobre los méritos de la carne recién muerta comparados con la textura y sabor de la carne más vieja y reseca, notaron como algo andaba mal. Los gules, como necrófagos que eran, estaban acostumbrados a ver de todo en los enterramientos y, aunque las prácticas de embalsamamiento estropeaban el sabor de los cadáveres, todavía había una buena población de estas criaturas en Arkham. Y es que, aunque muchas veces iban a comer a las Tierras del Sueño o utilizaran estas para viajar a lugares donde fuera más fácil encontrar comida fresca y sin embalsamar, muchas veces gustaban de regresar a la vieja ciudad colonial a degustar las raciones que traían consigo. Por ello, había pocas cosas que les sorprendieran o asustaran. A fin de cuentas, como gourmets necrófagos habían visto todo lo que el ser humano puede hacerle a sus congéneres y cadáveres producidos por todo tipo de causas. Pero, lo que en ese momento estaba sucediendo, les dejó, momentaneamente sin palabras: viejos espíritus, ancestrales fantasmas, muchos de ellos procedentes de tiempos coloniales, estaban abriéndose paso a través de los túneles de los gules. Este fenómeno se repetía por todos los cementerios de la ciudad y los muertos espectrales se desplazaban por todos los túneles bajo Arkham en busca de aquel que los estaba convocando. Ni que decir tiene que los morlocks comunistas y los reptilianos se llevaron también una buena sorpresa, aunque, sabiamente, decidieron no entrometerse en el asunto. Al menos hasta que no tuvieran claro que estaba pasando y si les afectaba directa o indirectamente.

En otra parte de la ciudad, Anna Pickman percibió la desacostumbrada actividad sobrenatural. En otras fechas, como Halloween, lo habría entendido. Eran momentos concretos del año en que los fantasmas podían regresar más fácilmente. Pero estas fechas en concreto no tenían ningún particular significado místico u oculto, ni nada que implicara a los fantasmas. Por ello, decidió investigar por si fuera necesaria su intervención.

Los muertos se mueven deprisa, por lo que los espectros lograron llegar al almacen de Omicron Scorpions antes que el Equipo Tiamat. Una vez allí, y siguiendo las ordenes de Vinnie, que se alzaban como imperativos imposibles de eludir, se dirigieron hacia las diferentes piezas de equipo que allí se guardaban. Debido a la magia del nigromante, los fantasmas se pudieron hacer visibles, ya que su hechizo estaba provocando que la frontera entre mundos se debilitara, lo que permitía a los fantasmas poder interactuar con elementos físicos. Así pues, los muertos sin descanso pudieron coger los objetos que allí se guardaban. Resultaba bastante curioso ver a gentes de distintas épocas, incluso algunos de los primeros tiempos de las colonias en tierras americanas, tratando de ponerse modernos chalecos de protección y otros blindajes, tratar de entender como se usan los fusiles de asalto y pistolas reglamentarias de las fuerzas de Omicron Scorpions, y, sobre todo, tratar de entender como demonios se utilizaban aquellas enormes moles que eran las armaduras de combate de clase Acorazado y GodHunter.

Finalmente, el Equipo Tiamat llegó al almacen. Las mujeres, preparadas, revisaron su equipo y se posicionaron dispuestas a entrar allí. Pero esperaron un poco. Estaba claro que se iban a tener que enfrentar a algo más que unos ladrones mundanos. Por ello, Ashley dio la orden de aguardar a que llegara Harvey Pickman. Una vez juntos, entrarían para ver que estaba sucediendo. Mientras tanto, ordenó que revisaran el perímetro para asegurar la zona. Poco después llegó Harvey. El día era frío, por lo que iba abrigado, pero, cuando la capitana le puso al día de lo que estaba pasando, cualquier calor que pudiera tener por las prendas de ropa se disió rápidamente. Debido a la urgencia de la situación, Ashley, al contactar con él, había sido muy escueta. Tenía que actuar con prisa, por lo que sólo le indicó que le necesitaban allí con urgencia y que Nyarlathotep estaba implicado.

La situación podía complicarse de muchas formas diferentes. Tras revisar el perímetro y comprobar que no se habían producido más incidentes o entradas no autorizadas, el Equipo Tiamat se dispuso a entrar en acción. En esos momentos, las puertas del almacén se abrieron revelando la amenaza que se había gestado en su interior.

Definitivamente, ese no era una buen día para nadie. Una guerra espectral podía estar a punto de estallar sobre Arkham.

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