Eran las seis y media de
la mañana y Anna Pickman llamaba insistentemente a la puerta de la
habitación pese a la temprana hora hasta que un exabrupto y el ruido
producido por alguien levantándose medio dormido le indicó que
había logrado despertar al ocupante de la misma. Cuando se abrió la
puerta, una especie de zombi con la desagradable expresión de
cansancio de alguien a quien ha levantado en medio de un sueño
reparador y con una maraña de paja por cabellera la miró con unos
ojos legañosos y turbios por el sueño.
-¿Eres consciente de la
hora que es?
-Sí, y yo apenas he
podido dormir cinco horas. Welcome, te necesito en pie y despierta
para un asunto importante.
La joven le lanzó una
mirada asesina y respondió con un gruñido antes de cerrar la
puerta. El desastroso y completamente antierótico aspecto de la
normalmente voluptuosa, sensual y ardiente estudiante no era algo que
muchos hubieran visto. No porque Evangeline fuera una obsesa de la
estética, pero no gustaba de pasar toda la noche con un amante,
salvo en ocasiones excepcionales, por lo que no era fácil encontrar
a quien la hubiera visto transformada en una arpía desgreñada a
primeras horas de la mañana. Tras el tiempo necesario para darse una
ducha y vestirse (nada erótico, que es una estudiante
universitaria, no una escort), salió y se reunió con Anna, quien la
guió hasta el comedor de la Residencia, donde ya se había
preparado el desayuno (buffet libre) para los más madrugadores o
trasnochadores y, mientras tomaban la primera colación del día
(Welcome devorando estilo saiyajin y Anna con un almuerzo típicamente
mexicano), la medium de la familia Pickman le explicó el asunto ante
el asombro de la rubia. Evangeline, totalmente sorprendida, lo
resumió de esta forma:
-Veamos si lo he
entendido bien... Ayer por la tarde te avisaron de que había un
fantasma hechizando el vestuario femenino del gimnasio de la
universidad (menos mal que yo me ejercito en el que tenemos aquí),
que se dedicaba a acosar a las chicas. Como medium que eres, trataste
de expulsarlo y lo conseguiste a medias: el fantasma, que resultó
ser un joven que murió siendo virgen y que no podrá descansar hasta
dejar de serlo (asunto complicado una vez muerto), se desligó del
vestuario para atarse a ti, y apenas has podido dormir tratando de
que el muy pesado te dejara tranquila. Y se te ha ocurrido hacer que
posea a alguien para que así yo me acueste con él y le haga perder
así la virginidad... Si no fuera por que estamos en Arkham esto me
sonaría a una mala excusa para tener sexo con un pobre pardillo.
Anna la miró satisfecha
de que Welcome hubiera hecho un resumen tan sucinto de la situación,
así como haber aceptado tácitamente el ayudarla, seguramente en
parte para que el fantasma dejara de sobarle los pechos con sus
poderes de poltergeist. La cuestión era que necesitaban elegir al
individuo idóneo para la posesión. Tendría que ser alguien que no
tuviera una voluntad fuerte, para no resistirse al fantasma, y, al
mismo tiempo, que Evangeline no pusiera pegas a mantener relaciones
sexuales con él (por muy desatada que tuviera la líbido, la
estudiante no iba a acostarse con el primero que se le presentara,
para eso se hubiera metido en el mundo del porno o se hubiera hecho
prostituta). Mientras rumiaban sobre este asunto y barajaban nombres,
vieron a Robert entrar al comedor para servirse el desayuno. Al ver
al magufo de la familia, Anna y Welcome se miraron mutuamente con una
sonrisa triunfal en el rostro: Robert era un individuo crédulo y
sugestionable, y había mantenido relaciones sexuales con la
estudiante otras veces (vale, la chica se había acostado con tres de
los cuatro Pickman, sólo Anna no había pasado aún por entre sus
piernas, porque era abierta y obstinadamente heterosexual, según
decía Evangeline). Se aproximaron a él con semblante maquiavélico
y su hermana le puso una mano sobre el hombro mientras le decía:
-Buenos días, Bob, ¿te
importa mirarme un momento?
Haciendo caso a su
hermana, Robert se giró y cayó bajo el influjo hipnótico de Anna,
experta en estas lides. Una vez mesmerizado, conducirlo hasta la
habitación de Welcome y dejar que le poseyera el fantasma fue cosa
hecha. Tras esto, la medium abandonó la habitación y esperó
pacientemente fuera mientras Evangeline “procedía”.
Unos minutos más tarde,
la puerta se abría para mostrar a una Welcome con los generosos y
turgentes pechos al descubierto manchados por una sustancia blanca
vituminosa y expresión de fastidio.
-Me parece que esto va a
tardar más de lo que esperaba. Nada más tocarme las tetas se ha
corrido, así que mejor que me esperes en el comedor. Calculo que
esto me puede llevar entre 45 minutos y una hora.
Anna se sorprendió de
como Welcome se exhibía con tanta naturalidad ante ella sin tratar
de insinuarse, y se alegró por la “profesionalidad” de la
estudiante en aquel affair sexual, por lo que sonrió y le tomó la
palabra.
Tal y como había
predicho Evangeline, poco más de una hora más tarde, las dos
mujeres tomaban algo (Welcome otra vez devorando estilo saiyajin,
porque estaba cansada por el “ejercicio”) y la estudiante le
hacía un pequeño resumen de lo acontecido:
-Bueno, como ya te dije,
costó más de lo que esperaba. Hasta que no tuve un orgasmo mientras
me penetraba no se quedó contento, y como no quería que le hiciera
el jueguecito de fingir y tenía un aguante más bien escaso, la cosa
ha ido para largo. Pero en cuanto acabé y él terminó también, se
quedó satisfecho y se fue hacia la luz. Espero que tu hipnosis haya
sido buena y Robert no se acuerde de nada, porque sería un tanto
raro.
-Tranquila, como mucho
tendrá recuerdos confusos de haberse acostado contigo, nada más.
Por cierto, ¿qué has hecho con él?
-Oh, lo saqué de mi
habitación y con ayuda de Summanus lo dejamos en el vestíbulo,
sentado en un sillón. No fue difícil, pesa muy poco y yo soy más
fuerte de lo que parezco. Además, creo que Summanus aprovechó para
hacerle alguna de las suyas como venganza por estar siguiéndole
constantemente.
Las dos mujeres pensaron
en el retorcido sentido del humor del reptiloide y estallaron en una
carcajada.
Al mismo tiempo, en un
sillón del vestíbulo de la residencia, Robert Pickman, vestido con
una toga romana, un embudo envuelto en papel de aluminio a modo de
sombrero y un colgante con la pirámide y el ojo que todo lo ve en el
cuello se despertó bruscamente. Estaba agotado y tenía brumosos
recuerdos de ver a Welcome desnuda y practicando el sexo con él,
cosa que le parecía extraño, pues llevaba un tiempo sin tener ese
tipo de relaciones con la estudiante. Había estado demasiado ocupado
rastreando la conspiración reptiliana-illuminati y a su peón,
Summanus, como para pensar en el sexo. Se levantó con la cadera
dolorida y el miembro viril irritado y se percató de sus extrañas
vestiduras. Miró su reloj y se dio cuenta de que había pasado un
periodo de tiempo perdido, había pasado algo más de una hora desde
lo último que recordaba con claridad, en el comedor. No le costó
mucho atar cabos: había sido abducido y sometido a experimentos de
hibridación, siendo violado por una sensual y atractiva alienígena
de formas voluptuosas y pechos turgentes que había tomado el rostro
de Evangeline Parker para hacerle sentirse cómodo. Sabía que los
alienígenas hacían esas cosas, y le habían dejado la prueba de su
colaboración con los illuminatus para establecer un Nuevo Orden
Mundial dirigido por una élite de híbridos humano-alienígenas
psiónicos que dominarían el mundo a través del sexo y la
manipulación de los medios de comunicación. Pero él lo sabía, y
muy pronto muchos más lo sabrían. Corrió rápidamente a su
habitación para actualizar su blog explicando la extraña
experiencia que acababa de vivir para que la Verdad no quedara
oculta.
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