sábado, 19 de enero de 2019

Ashley Johnson y la amenaza subterránea


Enero no era el mejor mes en Arkham. El frío se adueñaba de la ciudad y la nieve era, prácticamente, una constante. Esto tenía sus ventajas y desventajas. Por un lado, los estudiantes no tenían demasiadas ganas de salir de fiesta, debido a las bajas temperaturas invernales. Pero, por otro lado, eso no impedía que las juergas universitarias cesaran o la actividad de la ciudad, en particular la asociada a la Universidad Miskatonic, decayera. Y es que los arkhamitas, cuando el frío se recrudecía, simplemente caminaban menos por la superficie y se adentraban bajo tierra. Los túneles bajo la ciudad, ese entramado de pasillos y cámaras subterráneos que algunos achacaban a los tiempos coloniales pero que en algunos tramos parecían más antiguos y más extraños, se convertían en vía de paso para universitarios y ciudadanos en general. Por supuesto, había zonas cartografiadas, iluminadas y con sistemas de ventilación para su uso, aunque la red se extendía mucho más allá, con algunas zonas colonizadas o reclamadas por colectivos como el Equipo Exile de la Unión de Tribus Socialistas Morlocks o las tropas combinadas de los Reptilianos Nazis del Lado Oscuro y los Zeta-Reticulanos Nazis. En otros lugares, particularmente en la cercanía de los cementerios, eran los gules los que dominaban. La ventaja que tenían estos caminos subterráneos es que prácticamente se extendían por toda la ciudad y algunas ramificaciones se extendían casi hasta el valle superior del río Miskatonic y la comarca de Dunwich. Por ello, había entradas habilitadas y acondicionadas para su uso y otras en lugares insospechados. Ni que decir tiene que para los universitarios con ganas de fiesta eran un lugar idóneo para montar fiestas improvisadas (o no tanto) y para moverse entre las sedes de las fraternidades o los edificios en donde se organizaran las juergas.

Fue precisamente con una juerga como comenzó todo o, al menos, salió en parte a la luz. Realmente los estudiantes no necesitaban demasiadas excusas para montar una fiesta. Y en la Universidad Miskatonic sabían como hacerlo a lo grande. Claro, que también era la única ciudad universitaria donde los alumnos podían hacerlo en compañía de profundos del campamento de protesta contra la contaminación ambiental de Ocupa Arkham o con algún gul ocasional, habitualmente algo despistado. La cuestión era que, durante una celebración en los túneles, una pareja que buscaba un sitio algo más recogido para un alivio sexual rápido se encontró con algo que no esperaba. Y es que, mientras se desfogaban apasionadamente, comenzaron a escuchar unos ruidos extraños. Obviamente, en una red de túneles enorme hay mucho eco, particularmente si no demasiado lejos hay una fiesta estudiantil. Pero estos sonaban más raros de lo habitual, y el efecto de resonancia de los túneles hacía difícil identificar el origen de los mismos. Sin hacer demasiado caso a esto continuaron a lo suyo y, tras acabar, mientras ella se subía las bragas, pasó algo que hizo que las soltara de golpe por la impresión. Una gran armadura de combate altamente tecnificada y voluminosa, con el emblema de Omicron Scorpions, apareció por un recodo. Se trataba de una armadura Acorazado de clase GodHunter, lo último en tecnología de pacificación y combate urbano de la corporación NWE, una plataforma movil acorazada y fuertemente armada preparada para combatir entidades sobrenaturales y alienígenas de gran poder. La enorme armadura encendió un par de focos en su parte frontal cegando a la pareja que se había quedado congelada en el acto de vestirse y arreglarse la ropa. Durante unos segundos se hizo el silencio. Entonces una voz surgió del coloso blindado.

-¡Maldita sea! ¡Ya decía yo que no era por este túnel! ¡Y vosotros, acabad de arreglaros y la próxima vez buscaos otro sitio para follar!

La pareja, impresionados y asustados, se acabaron de ajustar la ropa a toda prisa y salieron por piernas. La enorme armadura avanzó un poco más y se detuvo. Tras ella surgieron tres extrañas figuras: una colosal araña que sostenía una fregona de combate, una enorme tortuga galápago con cuatro damanes sobre su caparazón que sostenían un disco con una serpiente enrollada a su alrededor y un fresno bonsai sobre este y un dinosauroide. Tras comprobar que aquella no era la ruta que buscaban, o al menos no la que les llevaba a su objetivo, se detuvieron unos instantes. Para los habitantes de Arkham, los fenómenos inusuales y los personajes estrafalarios no eran nada del otro mundo. De hecho, tan sólo el hecho de que la pareja eran estudiantes con poco tiempo en la universidad había hecho que se mostraran tan confundidos y asustados (además, el hecho de que te pillen con las bragas bajadas justo después de tener sexo desmonta a cualquiera). Y es que, aunque el Equipo Tiamat de Omicron Scorpions no sacaba a menudo por la ciudad sus armaduras GodHunter, estas se habían vuelto relativamente conocidas. Así pues, para la capitana Ashley Johnson no resultaba extraño encontrarse a unos estudiantes de fiesta en los túneles. Lo que le molestaba es que o bien se habían perdido o bien la escurridiza presa que andaban buscando andaba por esa zona. Y, sinceramente, no le apetecía que se organizara una película slasher en vivo en los niveles subterráneos de la ciudad. Por ello, la mujer indicó a Summanus que sacara el plano. Tenían que verificar su posición y establecer cuales serían sus próximos movimientos. El dinosauroide se acercó y desplegó el plano que tenían de los túneles. Era uno oficial del ayuntamiento de Arkham pero lleno de moficiaciones hechas con bolígrafo o rotulador, con notas y nuevos trazados añadidos. Araknek se acercó a ellos y juntos comenzaron a estudiarlo. Tras una breve discusión, lograron ponerse de acuerdo en cual había sido la bifurcación que habían tomado mal, y es que no siempre era fácil orientarse allí abajo. Sobre todo cuando te metes por túneles no cartografiados y sólo encuentras a un gul borracho para pedirle indicaciones. Así pues, ya que parecían haber perdido la pista y que tal vez la fiesta pudiera servir para atraer a su objetivo, optaron por patrullar la zona.

Esta vez decidieron poner en cabeza a Pequeña T'Auin, la tortuga, ya que parecía orientarse bastante bien allí abajo. Tal vez fuera porque al ser un animal procedente de las Tierras del Sueño estaba más acostumbrada a geografías poco definidas o que podían alterarse sin previo aviso. Por ello, parecía ser la más apropiada para abrir el camino, al menos en ese tramo que era menos peligroso. Y es que los túneles y pasadizos aumentaban progresivamente su peligrosidad y rareza en función de lo lejos que estuvieran de las zonas cartografiadas y acondicionadas para su uso. Así pues, en las zonas más inseguras era Ashley la que abría camino, ya que podía hacer frente a cualquier amenaza que se encontraran, aunque estas consistieran en un cthonian mormón adolescente que insistía en venderles su extraña y psicotrónica versión del Libro de Mormón según el cual, Jesús se apareció por tercera y última vez a los cthonians del Medio Oeste americano; una orgía de kobolds con dos mujeres shide y el gusano trololó.

Afortunadamente, las zonas más transitadas y acondicionadas de los túneles eran más seguras, por ello, aparte de algún vendedor de seguros perdido, los ocasionales estudiantes que iban de una fiesta a otra y alguna que otra pareja más que se vio en un coitus interruptus ante la repentina aparición del grupo (no hay nada que corte más el deseo sexual que encontrarte de golpe con una armadura de combate, un dinosauroide, una araña gigante y una tortuga galápago del mundo), no parecía haber rastro alguno de su objetivo.

Una hora más tarde, dieron por fin con lo que andaban buscando: Se trataba de una masa traslúcida y gelatinosa que ocupaba por completo el túnel. En su interior se veían algunos restos de basura que se podía encontrar habitualmente en los túneles, particularmente después de las fiestas universitarias. Sin embargo aquella masa no estaba quieta. Se movía despacio, sin prisas, lentamente, pero parecía no detenerse ante nada. El hecho de que bloqueara el túnel por completo dificultaba un poco sus acciones. A esto había que añadir que se dirigía directamente hacia una fiesta de estudiantes. Por ello, optaron por adelantarlo por otro túnel y plantarle cara de frente para así destruirlo antes de que llegara a su objetivo o, en el peor de los casos, distraerlo y llevarlo por otro camino.

Con el plano y el conocimiento que tenían de aquella zona no les resultó dificil adelantar a la criatura. El ser, un cubo gelatinoso invocado por Marty Eye Gore para sembrar el caos esa noche, sabiendo que los túneles estaban llenos de fiestas de universitarios, era particularmente lento, pero su aspecto traslúcido podía ayudar a pasar desapercibido en los túneles más oscuros. Afortunadamente, el plan había sido descubierto por las arañas que merodeaban por los niveles subterráneos de Arkham, que se lo comunicaron a Araknek. Ésta aviso a Summanus y juntos decidieron ponerse manos a la obra y buscar la forma de frustrar los planes de Marty. Pequeña T'auin, que se aburría, decidió unirse a ellos. Además, la tortuga, con su penetrante mirada, era capaz de intimidar a los estudiantes más borrachos y decididos. Y, si se resistían, podía lanzar su cabeza como un proyectil para dar un fuerte golpe en el estómago o morder con saña la zona inguinal, lo que dejaba a los hombres bastante controlados. Esto les había resultado de utilidad durante la primera parte de su viaje, mientras buscaban los rastros de Marty en las zonas más utilizadas antes de adentrarse en los caminos menos explorados y usados. Pero, teniendo en cuenta que no sabían a que se enfrentaban exactamente, decidieron contar con algo de músculo de apoyo. Lamentablemente, no parecía haber nadie disponible, hasta que se les ocurrió llamar a Ashley Johnson. Ésta, que se esperaba una noche aburrida en su casa, aceptó encantada. Al menos entraría en acción, ya que estaba algo oxidada y bastante aburrida. Así pues, tras una larga búsqueda en la que Marty Eye Gore parecía haberse escondido hábilmente, lograron dar con el rastro del cubo gelatinoso y, tras perderse un par de veces y dar unas cuantas vueltas poco afortunadas, finalmente se disponían al enfrentamiento final.

Una ventaja de las armaduras GodHunter, que se había incorporado también a las versiones menores de estas, las Acorazado, era que disponían de módulos de armamento intercambiables. De esta forma se podían adaptar a las necesidades de la misión. Habitualmente, las GodHunters contaban con armamento cuerpo a cuerpo encantado, ametralladoras pesadas u otra arma pesada para enfrentarse a enemigos de talla XXXXXL, en esta ocasión Ashley había optado por una espada y un lanzallamas con un gran depósito de combustible que cargaba a la espalda de la armadura. Así pues, estaba lo mejor preparada posible para fuera lo que fuera lo que hubiera preparado Marty. Y es que en los túneles el lanzallamas podría resultar muy efectivo.

Cuando dieron la vuelta en la esquina, se encontraron a una decena de metros de su adversario. El cubo gelatinoso se movía a paso lento, sin prisa, y lo único bueno que tenía era que estaba dejando los túneles bastante limpios a su paso. Sin embargo, se dirigía directamente hacia una fiesta de estudiantes donde podía sembrar el caos y tal vez matar a algunos. Y no se lo podían permitir. Por ello, teniendo en cuenta que aquella criatura no parecía demasiado vulnerable a cualquier ataque físico, ya que se trataba de un enorme montón de gelatina viviente, Ashley optó por usar el lanzallamas. Esto, que a priori parecía una buena idea, no dejaba de tener sus inconvenientes. Y es que, aunque el fuego empezó a quemar aquella cosa sacada de un manual de monstruos de Dungeons & Dragons, destruyéndola de forma bastante efectiva, había un poco afortunado efecto secundario: además del humo producido por la combustión que producía el chorro de llamas, el cubo gelatinoso era, principalmente, ácido. Aunque la membrana exterior contenía la acidez interior que era lo que disolvía y digería lo que fagocitaba el ser, una vez esta cobertura se deshacía por las llamas, el contenido de pH 1 quedaba expuesto. Por suerte quemaba muy bien, pero también producía un humo bastante espeso y tóxico.

Como ya se ha comentado, los túneles, al menos la parte acondicionada de los mismos, contaba con un buen sistema de ventilación. Y gracias a esto, buena parte del humo fue aspirada hacia el exterior, pero eso no impedía que los túneles comenzaran a llenarse de ese humo ácido, por lo que, mientras Ashley seguía quemando el cubo para destruir todo rastro del mismo, Araknek, Pequeña T'auin y Summanus tuvieron que salir corriendo hacia la fiesta más cercana para advertirles y hacerles desalojar los túneles.

La capitana de GodHunters no sabía como lo habían logrado sus compañeros, pues estaba concentrada en su trabajo, pero los gritos que se oían de fondo resultaban bastante explícitos. Así pues, la combinación de espeso humo y la repentina aparición de una araña gigante y una tortuga, seguidos por Summanus, había logrado su objetivo: que la fiesta se trasladara rápidamente a una nueva ubicación en otro lugar.
Más tarde, cuando el humo ya se disipaba y no quedaba rastro alguno de la criatura, el equipo se reunió de nuevo. Por el momento habían logrado contener una nueva amenaza contra la paz de la ciudad. Pero no habían logrado dar con Marty Eye Gore, lo que suponía un problema. Aunque ya habían tenido bastante acción por esa noche y el villano no volvería a actuar pronto, ya que tendría que preparar un nuevo plan malvado. Por ello, tras comprobar que todo había acabado relativamente bien, salieron a la superficie y se despidieron para ir a descansar. Una vez más, Arkham había sido salvada de una terrible amenaza.

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