Enero
no era el mejor mes en Arkham. El frío se adueñaba de la ciudad y
la nieve era, prácticamente, una constante. Esto tenía sus ventajas
y desventajas. Por un lado, los estudiantes no tenían demasiadas
ganas de salir de fiesta, debido a las bajas temperaturas invernales.
Pero, por otro lado, eso no impedía que las juergas universitarias
cesaran o la actividad de la ciudad, en particular la asociada a la
Universidad Miskatonic, decayera. Y es que los arkhamitas, cuando el
frío se recrudecía, simplemente caminaban menos por la superficie y
se adentraban bajo tierra. Los túneles bajo la ciudad, ese entramado
de pasillos y cámaras subterráneos que algunos achacaban a los
tiempos coloniales pero que en algunos tramos parecían más antiguos
y más extraños, se convertían en vía de paso para universitarios
y ciudadanos en general. Por supuesto, había zonas cartografiadas,
iluminadas y con sistemas de ventilación para su uso, aunque la red
se extendía mucho más allá, con algunas zonas colonizadas o
reclamadas por colectivos como el Equipo Exile de la Unión de Tribus
Socialistas Morlocks o las tropas combinadas de los Reptilianos Nazis
del Lado Oscuro y los Zeta-Reticulanos Nazis. En otros lugares,
particularmente en la cercanía de los cementerios, eran los gules
los que dominaban. La ventaja que tenían estos caminos subterráneos
es que prácticamente se extendían por toda la ciudad y algunas
ramificaciones se extendían casi hasta el valle superior del río
Miskatonic y la comarca de Dunwich. Por ello, había entradas
habilitadas y acondicionadas para su uso y otras en lugares
insospechados. Ni que decir tiene que para los universitarios con
ganas de fiesta eran un lugar idóneo para montar fiestas
improvisadas (o no tanto) y para moverse entre las sedes de las
fraternidades o los edificios en donde se organizaran las juergas.
Fue
precisamente con una juerga como comenzó todo o, al menos, salió en
parte a la luz. Realmente los estudiantes no necesitaban demasiadas
excusas para montar una fiesta. Y en la Universidad Miskatonic sabían
como hacerlo a lo grande. Claro, que también era la única ciudad
universitaria donde los alumnos podían hacerlo en compañía de
profundos del campamento de protesta contra la contaminación
ambiental de Ocupa Arkham o con algún gul ocasional, habitualmente
algo despistado. La cuestión era que, durante una celebración en
los túneles, una pareja que buscaba un sitio algo más recogido para
un alivio sexual rápido se encontró con algo que no esperaba. Y es
que, mientras se desfogaban apasionadamente, comenzaron a escuchar
unos ruidos extraños. Obviamente, en una red de túneles enorme hay
mucho eco, particularmente si no demasiado lejos hay una fiesta
estudiantil. Pero estos sonaban más raros de lo habitual, y el
efecto de resonancia de los túneles hacía difícil identificar el
origen de los mismos. Sin hacer demasiado caso a esto continuaron a
lo suyo y, tras acabar, mientras ella se subía las bragas, pasó
algo que hizo que las soltara de golpe por la impresión. Una gran
armadura de combate altamente tecnificada y voluminosa, con el
emblema de Omicron Scorpions, apareció por un recodo. Se trataba de
una armadura Acorazado de clase GodHunter, lo último en tecnología
de pacificación y combate urbano de la corporación NWE, una
plataforma movil acorazada y fuertemente armada preparada para
combatir entidades sobrenaturales y alienígenas de gran poder. La
enorme armadura encendió un par de focos en su parte frontal cegando
a la pareja que se había quedado congelada en el acto de vestirse y
arreglarse la ropa. Durante unos segundos se hizo el silencio.
Entonces una voz surgió del coloso blindado.
-¡Maldita
sea! ¡Ya decía yo que no era por este túnel! ¡Y vosotros, acabad
de arreglaros y la próxima vez buscaos otro sitio para follar!
La
pareja, impresionados y asustados, se acabaron de ajustar la ropa a
toda prisa y salieron por piernas. La enorme armadura avanzó un poco
más y se detuvo. Tras ella surgieron tres extrañas figuras: una
colosal araña que sostenía una fregona de combate, una enorme
tortuga galápago con cuatro damanes sobre su caparazón que
sostenían un disco con una serpiente enrollada a su alrededor y un
fresno bonsai sobre este y un dinosauroide. Tras comprobar que
aquella no era la ruta que buscaban, o al menos no la que les llevaba
a su objetivo, se detuvieron unos instantes. Para los habitantes de
Arkham, los fenómenos inusuales y los personajes estrafalarios no
eran nada del otro mundo. De hecho, tan sólo el hecho de que la
pareja eran estudiantes con poco tiempo en la universidad había
hecho que se mostraran tan confundidos y asustados (además, el hecho
de que te pillen con las bragas bajadas justo después de tener sexo
desmonta a cualquiera). Y es que, aunque el Equipo Tiamat de Omicron
Scorpions no sacaba a menudo por la ciudad sus armaduras GodHunter,
estas se habían vuelto relativamente conocidas. Así pues, para la
capitana Ashley Johnson no resultaba extraño encontrarse a unos
estudiantes de fiesta en los túneles. Lo que le molestaba es que o
bien se habían perdido o bien la escurridiza presa que andaban
buscando andaba por esa zona. Y, sinceramente, no le apetecía que se
organizara una película slasher en vivo en los niveles subterráneos
de la ciudad. Por ello, la mujer indicó a Summanus que sacara el
plano. Tenían que verificar su posición y establecer cuales serían
sus próximos movimientos. El dinosauroide se acercó y desplegó el
plano que tenían de los túneles. Era uno oficial del ayuntamiento
de Arkham pero lleno de moficiaciones hechas con bolígrafo o
rotulador, con notas y nuevos trazados añadidos. Araknek se acercó
a ellos y juntos comenzaron a estudiarlo. Tras una breve discusión,
lograron ponerse de acuerdo en cual había sido la bifurcación que
habían tomado mal, y es que no siempre era fácil orientarse allí
abajo. Sobre todo cuando te metes por túneles no cartografiados y
sólo encuentras a un gul borracho para pedirle indicaciones. Así
pues, ya que parecían haber perdido la pista y que tal vez la fiesta
pudiera servir para atraer a su objetivo, optaron por patrullar la
zona.
Esta
vez decidieron poner en cabeza a Pequeña T'Auin, la tortuga, ya que
parecía orientarse bastante bien allí abajo. Tal vez fuera porque
al ser un animal procedente de las Tierras del Sueño estaba más
acostumbrada a geografías poco definidas o que podían alterarse sin
previo aviso. Por ello, parecía ser la más apropiada para abrir el
camino, al menos en ese tramo que era menos peligroso. Y es que los
túneles y pasadizos aumentaban progresivamente su peligrosidad y
rareza en función de lo lejos que estuvieran de las zonas
cartografiadas y acondicionadas para su uso. Así pues, en las zonas
más inseguras era Ashley la que abría camino, ya que podía hacer
frente a cualquier amenaza que se encontraran, aunque estas
consistieran en un cthonian mormón adolescente que insistía en
venderles su extraña y psicotrónica versión del Libro de Mormón
según el cual, Jesús se apareció por tercera y última vez a los
cthonians del Medio Oeste americano; una orgía de kobolds con dos
mujeres shide y el gusano trololó.
Afortunadamente,
las zonas más transitadas y acondicionadas de los túneles eran más
seguras, por ello, aparte de algún vendedor de seguros perdido, los
ocasionales estudiantes que iban de una fiesta a otra y alguna que
otra pareja más que se vio en un coitus interruptus ante la
repentina aparición del grupo (no hay nada que corte más el deseo
sexual que encontrarte de golpe con una armadura de combate, un
dinosauroide, una araña gigante y una tortuga galápago del mundo),
no parecía haber rastro alguno de su objetivo.
Una
hora más tarde, dieron por fin con lo que andaban buscando: Se
trataba de una masa traslúcida y gelatinosa que ocupaba por completo
el túnel. En su interior se veían algunos restos de basura que se
podía encontrar habitualmente en los túneles, particularmente
después de las fiestas universitarias. Sin embargo aquella masa no
estaba quieta. Se movía despacio, sin prisas, lentamente, pero
parecía no detenerse ante nada. El hecho de que bloqueara el túnel
por completo dificultaba un poco sus acciones. A esto había que
añadir que se dirigía directamente hacia una fiesta de estudiantes.
Por ello, optaron por adelantarlo por otro túnel y plantarle cara de
frente para así destruirlo antes de que llegara a su objetivo o, en
el peor de los casos, distraerlo y llevarlo por otro camino.
Con
el plano y el conocimiento que tenían de aquella zona no les resultó
dificil adelantar a la criatura. El ser, un cubo gelatinoso invocado
por Marty Eye Gore para sembrar el caos esa noche, sabiendo que los
túneles estaban llenos de fiestas de universitarios, era
particularmente lento, pero su aspecto traslúcido podía ayudar a
pasar desapercibido en los túneles más oscuros. Afortunadamente, el
plan había sido descubierto por las arañas que merodeaban por los
niveles subterráneos de Arkham, que se lo comunicaron a Araknek.
Ésta aviso a Summanus y juntos decidieron ponerse manos a la obra y
buscar la forma de frustrar los planes de Marty. Pequeña T'auin, que
se aburría, decidió unirse a ellos. Además, la tortuga, con su
penetrante mirada, era capaz de intimidar a los estudiantes más
borrachos y decididos. Y, si se resistían, podía lanzar su cabeza
como un proyectil para dar un fuerte golpe en el estómago o morder
con saña la zona inguinal, lo que dejaba a los hombres bastante
controlados. Esto les había resultado de utilidad durante la primera
parte de su viaje, mientras buscaban los rastros de Marty en las
zonas más utilizadas antes de adentrarse en los caminos menos
explorados y usados. Pero, teniendo en cuenta que no sabían a que se
enfrentaban exactamente, decidieron contar con algo de músculo de
apoyo. Lamentablemente, no parecía haber nadie disponible, hasta que
se les ocurrió llamar a Ashley Johnson. Ésta, que se esperaba una
noche aburrida en su casa, aceptó encantada. Al menos entraría en
acción, ya que estaba algo oxidada y bastante aburrida. Así pues,
tras una larga búsqueda en la que Marty Eye Gore parecía haberse
escondido hábilmente, lograron dar con el rastro del cubo gelatinoso
y, tras perderse un par de veces y dar unas cuantas vueltas poco
afortunadas, finalmente se disponían al enfrentamiento final.
Una
ventaja de las armaduras GodHunter, que se había incorporado también
a las versiones menores de estas, las Acorazado, era que disponían
de módulos de armamento intercambiables. De esta forma se podían
adaptar a las necesidades de la misión. Habitualmente, las
GodHunters contaban con armamento cuerpo a cuerpo encantado,
ametralladoras pesadas u otra arma pesada para enfrentarse a enemigos
de talla XXXXXL, en esta ocasión Ashley había optado por una espada
y un lanzallamas con un gran depósito de combustible que cargaba a
la espalda de la armadura. Así pues, estaba lo mejor preparada
posible para fuera lo que fuera lo que hubiera preparado Marty. Y es
que en los túneles el lanzallamas podría resultar muy efectivo.
Cuando
dieron la vuelta en la esquina, se encontraron a una decena de metros
de su adversario. El cubo gelatinoso se movía a paso lento, sin
prisa, y lo único bueno que tenía era que estaba dejando los
túneles bastante limpios a su paso. Sin embargo, se dirigía
directamente hacia una fiesta de estudiantes donde podía sembrar el
caos y tal vez matar a algunos. Y no se lo podían permitir. Por
ello, teniendo en cuenta que aquella criatura no parecía demasiado
vulnerable a cualquier ataque físico, ya que se trataba de un enorme
montón de gelatina viviente, Ashley optó por usar el lanzallamas.
Esto, que a priori parecía una buena idea, no dejaba de tener sus
inconvenientes. Y es que, aunque el fuego empezó a quemar aquella
cosa sacada de un manual de monstruos de Dungeons & Dragons,
destruyéndola de forma bastante efectiva, había un poco afortunado
efecto secundario: además del humo producido por la combustión que
producía el chorro de llamas, el cubo gelatinoso era,
principalmente, ácido. Aunque la membrana exterior contenía la
acidez interior que era lo que disolvía y digería lo que fagocitaba
el ser, una vez esta cobertura se deshacía por las llamas, el
contenido de pH 1 quedaba expuesto. Por suerte quemaba muy bien, pero
también producía un humo bastante espeso y tóxico.
Como
ya se ha comentado, los túneles, al menos la parte acondicionada de
los mismos, contaba con un buen sistema de ventilación. Y gracias a
esto, buena parte del humo fue aspirada hacia el exterior, pero eso
no impedía que los túneles comenzaran a llenarse de ese humo ácido,
por lo que, mientras Ashley seguía quemando el cubo para destruir
todo rastro del mismo, Araknek, Pequeña T'auin y Summanus tuvieron
que salir corriendo hacia la fiesta más cercana para advertirles y
hacerles desalojar los túneles.
La
capitana de GodHunters no sabía como lo habían logrado sus
compañeros, pues estaba concentrada en su trabajo, pero los gritos
que se oían de fondo resultaban bastante explícitos. Así pues, la
combinación de espeso humo y la repentina aparición de una araña
gigante y una tortuga, seguidos por Summanus, había logrado su
objetivo: que la fiesta se trasladara rápidamente a una nueva
ubicación en otro lugar.
Más
tarde, cuando el humo ya se disipaba y no quedaba rastro alguno de la
criatura, el equipo se reunió de nuevo. Por el momento habían
logrado contener una nueva amenaza contra la paz de la ciudad. Pero
no habían logrado dar con Marty Eye Gore, lo que suponía un
problema. Aunque ya habían tenido bastante acción por esa noche y
el villano no volvería a actuar pronto, ya que tendría que preparar
un nuevo plan malvado. Por ello, tras comprobar que todo había
acabado relativamente bien, salieron a la superficie y se despidieron
para ir a descansar. Una vez más, Arkham había sido salvada de una
terrible amenaza.
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