martes, 25 de octubre de 2016

This is Halloween III (Parte 1): Aquelarre: Rerum Demoni

Un homenaje a Ricard Ibáñez y Aquelarre, el decano de los juegos de rol españoles.

Faltaban 3 días para la noche de Halloween y la situación en Arkham era bastante normal. La ciudad se estaba preparando para la celebración, los estudiantes preparaban sus disfraces y fiestas, y Vinnie West había sido enviado por paquete postal (en realidad le habían pagado un billete de tren, que el pobre ya tiene bastante) para que pasara unos días fuera de la urbe. Los reptilianos estaban bastante tranquilos, incluso habían preparado unas maniobras conjuntas con los morlocks en el valle superior del Miskatonic, con las welclones para hacer de árbitro y evitar que la cosa se desmadrara. La NWE estaba poco activa, o al menos no estaba actuando cerca de Arkham. En fin, todo apuntaba a que ese Halloween no iba a ser más raro de lo normal en la ciudad. Por eso, Harvey, que se había apuntado con las clones a observar las maniobras y de paso alejarse unos días de la ciudad, había dejado todo en manos de Anna Pickman. Y lo había anunciado en las redes sociales, en flyers y en carteles en los tablones de anuncios de la ciudad. Cualquiera que intentara intencionadamente montar algún problema de carácter tentácular y/o extradimensional era un suicida.

Anna sabía que habría algún que otro problema, pues los estudiantes eran muy entusiastas con sus fiestas. Pero eso no entraba en su ámbito de actuación. Sin embargo, estaba preocupada. Desde la llegada del Gran y Poderoso E y su séquito de adoradores estaba intranquila. Por otro lado, en caso de que necesitara ayuda (a fin de cuentas, sólo tiene dos manos y no puede estar en todas partes a la vez), contaba con Pequeña T'auin, Unglaublich, Araknek y El que Legisla tras el Umbral. Y Brontes estaba disponible en su despacho por si Anna se aburría. En cualquier caso, no esperaba que sucediera nada demasiado descabellado o que se fuera de control. Desde luego, no tenía ganas de un nuevo Mad Arkham of Battlecraft. Por ello, mientras daba una vuelta por el campus, se distraía con la decoración de la fiesta. El que Legisla tras el Umbral, en un arrebato de inspiración, había convencido al alcalde y al rector de la universidad para hacer una fiesta temática multicultural. Por ello, junto con las tradicionales calabazas y demás decoración otoñal y macabro-festiva, se estaban utilizando elementos propios del Día de Muertos de México y, también, una decoración más sobria que hacía referencia a las costumbres, tradiciones y mitos del Día de los Difuntos español. Resultaba una mezcla curiosa, llamativa, que daban a la ciudad el aspecto de un cementerio en el que tres arquitectos se habían peleado por diseñarlo, cada uno con una estética propia en mente. Por ello, además de los tradicionales disfraces de lo-que-sea-sexy, tan populares entre las féminas con ganas de lucir cuerpo, la moda zombie que aún coleaba, y los disfraces de lo que estuviera de moda en ese momento, también se veían algunos referentes a la festividad mexicana. Pero lo que le había llamado la atención había sido algo que parecía fuera de lugar, o, al menos, poco habitual. Durante una fiesta nocturna pre-Halloween (cualquier excusa es buena para que unos universitarios monten una juerga), había visto una conga de individuos ataviados de alma en pena. Los disfraces eran muy buenos, y aparentaban perfectamente ser la Santa Compaña, una procesión de almas en pena de la mitología popular de Galicia y Asturias.

Pero eso sólo fue el primer indicio de lo que estaba por venir. Al día siguiente, se encontró a Araknek peleándose a escobazos con otra araña gigante, pero que, a diferencia de ella, no parecía pertenecer a la especie de las arañas de Leng. Era un artrópodo monstruoso, con tres cabezas: una de sapo, otra de hombre y la última de gato. Hablaba con voz ronca, y gemía de dolor ante los escobazos y ataques de su adversaria, que no daba rival a las "alimañas que infectan la ciudad y que pretenden ensuciar lo que tanto le cuesta limpiar a una servidora, que es muy esforzada. Y la próxima vez que me pise lo mojado, no va a ser la escoba, a no, la próxima sacará el arma lanzarrayos que tiene Sumanus por ahí guardada". Así, con las quejas de la encargada de limpieza y mantenimiento peleándose con aquel monstruo, Anna empezó a sospechar que algo raro estaba pasando, sobretodo porque la araña invasora decía llamarse Bael y juraba por los infiernos. Cuando finalmente la criatura decidió retirarse, Ana fue a hablar con Araknek. La araña no pudo añadir mucho más. Al parecer el tal Bael había salido de los sótanos de la residencia precisamente en el momento en que Araknek estaba fregando. Cualquier habitual de la residencia sabía que eso era equivalente a entrar vestido de rabino ortodoxo en una reunión de neonazis en cuanto a intenciones de suicidio. La araña se había perdido de vista, pero, al menos, no parecía haberse metido en ningún otro lío.

Sin embargo, la tranquilidad estaba lejos de imponerse. Unglaublich apareció de improviso avisando a Anna que algo estaba pasando en el EldritchBurguer, Shubbi se estaba peleando contra algo. La mujer, temiendo que esto fuera el comienzo de algo más grande, indicó a Unglaublich que la llevará hasta allí. De inmediato, ambos se teleportaron y encontraron un espectáculo bastante llamativo que estaba reuniendo a s propio público y empezaban a moverse las apuestas. Shubbi, el retoño oscuro de Shub-niggurath, un monstruo arboreo y tentaculado que se alzaba sobre cuatro gruesas pezuñas de cabra, estaba luchando contra un árbol de talla similar, que se movía sobre tres gruesas patas o raíces. Anna confiaba en el retoño oscuro, le había visto hacer frente a estudiantes borrachos, estudiantes juerguistas, estudiantes borrachos y juerguistas, e incluso se las había visto en algunas de las peores situaciones de la ciudad, como la invasión de zombis poseídos del año anterior, el desastre de Mad Arkham y la guerra de un día en Dunwich. Tal y como esperaba, Shubbi no tardó mucho en derrotar.a su adversario, reduciendolo a un montón de trozos de madera. Tras los aplausos de rigor para el invicto retoño y pagar las apuestas, el público no tardó en disgregarse ante la presencia de Anna. Esta mujer, la más peligrosa de Arkham, era capaz de disolver una manifestación en menos tiempo que el que necesita Robert Pickman para inventar una conspiración en base a una foto borrosa de Pequeña T'auin.

Una vez despejada la zona, pidió a Unglaublich que recogiera algunos trozos de madera y los llevaraa su estudio. Mientras el servidor de los otros dioses cumplía el encargo,se dirigió hacia La Llave y la Puerta, donde hacía guardia Pequeña T'auin. La tortuga, que, pese a su nombre era de tamaño familiar, la observó acercarse con jurásica paciencia. Sobre el caparazón de la galápago, cuatro damanes vestidos con unos adorables vestidos de bruja, sombrero puntiagudo incluido, sostenían un enorme disco de tierra con una elevación nevada central sobre la que crecía un bonsái Fresno árbol del mundo decorado para la ocasión con algunas calabacitas talladas con siniestras caras en su base. Circundando el disco, un dragón serpentiforme mordía su cola con expresión pensativa. La decoración era cosa de El que Legisla tras el Umbral, que era, como suele pasar a los dioses y primigenios, un tanto hortera para estas cosas. Pero esta vez la decoración de la tortuga había sido con su consentimiento. Cuando Anna llegó hasta el quelonio, le preguntó por las novedades. Pequeña T'auin no podía hablar, pero tenía una mirada muy enfática y era muy expresiva y gestual con su largo cuello. Con un movimiento lateral del mismo, le indicó claramente a la mujer que no había nada de que informar. Anna no preguntó  más. La tortuga era de fiar, podía lanzar si cabeza como un torpedo bien apuntado, sobretodo si apuntaba a la entrepierna de un estudiante que quisiera pasarse de listo. Y su mordedura también era algo a tener en cuenta.

Unglaublich apareció de nuevo al lado de Anna para informarle de que ya tenía bastante madera en su estudio. Ella, satisfecha, le pidió al servidor que la llevara allí. Temía que algo estaba pasando y debía hacer pruebas.

Pero, mientras Anna estaba encerrada con Unglaublich estudiando los restos del árbol y tratando de averiguar que estaba pasando,  las cosas en Arkham seguían su desarrollo. El que Legisla tras el Umbral con el apoyo de Pequeña T'auin tenía que hacer frente a un nuevo problema. Desde algún lugar de los túneles bajo Arkham había aparecido un grupo de extrañas criaturas que, por algún extraño motivo, habían surgido a la superficie desde los sótanos de la residencia universitaria. Se trataba de un banda formada por extraños seres humanoides sin cabeza, cuyo rostro ocupaba su pecho y abdomen, acompañados por unas criaturas de forma esférica, de 50 cm, con unas grandes bocas erizadas de dientes y cuatro pies situados dos en la parte inferior y dos detrás. Esta disposición permitía a estos seres moverse girando hacia atrás, lo cual resultaba bastante desconcertante. Mientras la tortuga trataba de detenerlos (y los que cayeron sintieron todo el dolor del mundo en la zona inguinal), El abogado primigenio trataba de usar su móvil para entrar en ElderGodBook y preguntar sobre este tipo de criaturas. Lamentablemente, eran demasiados para que Pequeña T'auin pudiera con todos, por lo que muchos lograron salir a sembrar el caos en la universidad. Pero, cuando, finalmente El que Legisla logró averiguar algo, el grupo ya había pasado. Sin embargo, se veía en la necesidad de desvelar lo que había obtenido, por extraño que pareciera. Lamentablemente, el único interlocutor era la tortuga. Así pues, se dispuso a revelar la verdad:

-Esto es increible, sumamente extraño. He tardado un poco en identificarlos, aunque finalmente Loki ha podido echarme una mano. Lo que he descubierto me ha dejado completamente descuadrado. Resulta que esos seres con la cara en el torso son unas criaturas llamadas "blemys", y las bolas esas con cuatro pies son algo denominado "bafometos". Pero no se trata de seres relacionados con ningún primigenio, dios exterior o similar. Creo que incluso Nyarlathotep quedaría sorprendido por el asunto. Verás, por lo que he averiguado, se trata de criaturas procedentes del Infierno.

La tortuga le miró con expresión interrogante y de sorpresa, sin acabar de comprender a que se refería.

-Sí, el Infierno -continuó El que Legisla-, ya sabes, lo del lago de fuego, azufre y el crujir de dientes, el inframundo ese de la mitología judeocristiana. Y, al parecer, están relacionados con algo llamado "Aquelarre". En ese punto, incluso Loki se ha quedado un poco sorprendido. Creo que se trata de algún juego de rol de España o algo así. La cuestión es que no se por qué han aparecido estos seres aquí...

Entonces cayó en la cuenta. Anna estaba encerrada en su estudio con Unglaublich. Y él se había quedado al mando. Y el campus se había llenado de blemys y bafometos que a saber que podían estar haciendo. Y Anna no sabía nada. ¡Y como pasara algo gordo, Anna se iba a cabrear! A una velocidad sorprendente, salió corriendo hacia las dependencias de la Gobernanta, donde salió poco después con unos patines y llevando a rastras a Araknek mientras le explicaba a toda prisa lo que estaba pasando. Y se lo tuve que repetir algo más despacio mientras le ponía los patines a la tortuga (eran unos que habían fabricado para darle algo más de velocidad punta a Pequeña T'auin). Y, cuando acabó la operación, galápago del mundo, araña monstruosa y abogado primigenio salieron disparados en busca de aquel grupo de criaturas infernales.

Es en momentos como este cuando se desata una alocada y disparatada persecución. Los blemys y bafometos estaban intentando acosar a un grupo de estudiantes situados en el cesped con escaso resultado. Cuando estudias en la Miskatonic, hace falta algo más que unos seres del infierno para distraer tu concentración. Entonces, ante la llegada del trío vengador, salieron corriendo como alma que lleva el diablo para acabar entrando en uno de los edificios administrativos de la Universidad. Grave error. Si hay algo que, en cuanto a miedo que da en Arkham, se encuentra por debajo de Anna Pickman, es Harvey Pickman, seguido por Welcome cabreada y, justo a continuación, el personal administrativo del campus. Son el terror de los estudiantes, con su capacidad para encerrarlos en un infinito bucle de trámites inútiles, lentos y pesados para poder formalizar sus matrículas o realizar cualquier cambio o consulta en la secretaría. Por ello, Araknek, El que Legisla y Pequeña T'auin se quedaron tranquilamente esperando fuera. No tardaron mucho en salir los seres infernales, rebozados en sellos y formularios, aterrorizados. Logrando esquivar por muy poco a los tres que los esperaban, siguieron su desenfrenada carrera.

Por supuesto, el trío de perseguidores se lanzó tras ellos. Tras entrar en el auditorio, donde el grupo de teatro estaba preparando Julio Cesar, de William Shakespeare. Al salir por el otro lado, un Julio El que Legisla tras el Umbral Cesar, acompañado de una Pequeña Calpurnia T'auin en patines y una Araknek Marco Antonio eran perseguidas de cerca por una horda de senadores y demás miembros del reparto de blemys y bafometos, todos ellos con formularios y sellos adheridos. Por un azar del destino, en uno de los quiebros de la carrera, acabaron entrando por la entrada de personal del EldritchBurguer, saliendo por la puerta principal. Para entonces, el orden de la persecución se había invertido, aunque el espectáculo de dos disparatados grupos de romanos comiendo hamburguesas de pescado y demás especialidades del restaurante, sellados y con formularios administrativos, resultaba harto chocante hasta para la Miskatonic. Por suerte, fuera del EldritchBurguer aguardaba Shubbi en su puesto habitual. El retoño, ante semejante espectáculo, reaccionó rápidamente, noqueando y atrapando a los seres infernales.

Más tarde, mientras encerraban a estas criaturas en los sótanos de La Llave y la Puerta, El que Legisla seguía preguntándose de donde podrían haber salido y como habían acabado allí. Por lo menos, aquel día no apareció ningún otro molesto intruso, aunque el primigenio abogado tenía la sensación de que aquello aún no había acabado. Por ello, mientras esperaba que Anna saliera de su estudio, reorganizó las patrullas y las áreas de vigilancia para detectar cuanto antes cualquier nueva intrusión.

A la mañana siguiente, 31 de octubre, Anna fue finalmente a reunirse con Unglaublich. No sólo había identificado al extraño árbol, un olocanto, como un ser infernal. Había descubierto también que, en algún lugar del campus o sus alrededores, alguien estaba abriendo pequeños portales al Infierno. Y se temía que lo peor estaba aún por llegar. Les explicó que había estado buscando algunos hechizos que usar contra estos seres, con éxito variable, pero lo peor era que no sabía exactamente que podía aparecer. En esos momentos, de los sótanos de la residencia estudiantil salió todo el grupo de blemys y bafometos, acompañados por varios endiagros, extraños hombres bestia, seres medio caprinos y con mezclas de otros animales. En cabeza se encontraba un demonio que aparentaba ser un hombre de mediana edad, con barba y algo rellenito. Tenía cuernos y vestía de rojo, además de llevar un tridente. Al salir de la residencia, clamó:

-¡Soy Ricardus, Señor del Infierno de los Juegos de Rol! ¡Y este Halloween, Arkham caerá bajo el dominio de mis dados!

Acto seguido pasó a soltar la tradicional carcajada demente de villano. Anna y su grupo no tardaron en acudir. La confrontación estaba preparada. Los demonios no lo iban a tener fácil para apoderarse de la ciudad.

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