viernes, 19 de octubre de 2018

El complot contra Misha

El ElderGodBook llevaba toda la mañana ardiendo con la noticia. Los dioses no habían tardado en comunicarla y pasársela los unos a los otros, hasta que llegó al dios más afectado por dicha noticia, y, evidentemente, no se la creyó. La noticia eran varias fotografías de un local destrozado junto a una leyenda: EL OSO DE UN DIOS DESTROZA CERVECERÍA EN ARKHAM.

Perun se dedicó a desmentir la noticia, diciendo en su perfil que Misha no era el culpable de aquella infamia. Aunque la noticia había llegado hasta la lejana Kadath, las Íades y la biblioteca de Aldebarán, todos los dioses leyeron las réplicas del eslavo. Entonces el ElderGodBook ardió con otra cosa. Todos los dioses hablaban de ello. Fuese quien fuera el culpable de aquello, lo iba a pagar muy caro.

En la residencia estudiantil La Llave y La Puerta, Brontes y El Que Legisla estaban comentando la noticia en la cafetería cuando un rostro conocido atravesó las puertas. Un rostro conocido y muy enojado.

-¡¿Quién está lanzando esas horrribles infamias contrrra mi oso?! -exclamó Perun, con los ojos rojos de la ira.

-Precisamente estábamos hablando de cuanto tardarías en venir -comentó el primigenio legal después de dar un sorbo de su taza de café.

-Tranquilo, Perun, tú relájate antes de que te pongas a romper cosas, que después Araknek se enfada con nosotros -le dijo Brontes alzando las manos.

-Lo único que rrrromperé será los huesos del bastarrrdo mentiroso ¿dónde están las oficinas del perrrriodico que se ha atrrrevido a publicar tal ofensa?

-No, no, no, no, no. El periódico no. Ellos sólo han publicado la noticia, pero es un diario de la ciudad, nunca se atreverían a inventarse una noticia sobre un dios que aparece por aquí habitualmente, y que se emborracha aquí habitualmente.

-¿Entonces, si no puedo desquitarrrme con el perrriodico? ¡¿Qué hago?! -exclamó Perun con un golpe en la mesa más cercana.

Harvey estaba estudiando un objeto cuyo dueño afirmaba que había venido de otra dimensión y  que estaba vivo, lo que le ocasionaba grandes molestias, pues se pasaba la madrugada cantando canciones de Adriana Grande, pero toda su investigación sobre el dichoso objeto no le estaba llevando a ninguna parte. Lo cierto que es, de algún modo, se alegró cuando el rabioso dios del trueno entró en su despacho seguido de Brontes.

-Brrrontes dice que tú, débil humano, podrrrías ayudar en la búsqueda del incauto que ha difamado a Misha -dijo Perun nada más entrar.

-Buenos días, Perun -dijo Harvey-, no tengo ni idea de lo que estás hablando ¿alguien podría aclararme el asunto?

Brontes sacó su móvil, accedió a la aplicación del ElderGodBook y puso la publicación ante la vista de Harvey. Se trataba de una serie de fotos, un titular en letras en negrita y una pequeña crónica de cómo un oso con poderes sobrenaturales y con la bandera de Rusia atada al cuello había entrado en una cervecería de Arkham y había destrozado el local. Todos los testigos que se encontraban en la cervecería afirmaban que el oso había provocado los disturbios era exactamente igual al que un conocido dios del trueno llevaba siempre que iba a la cervecería a tomar varios litros de cerveza.

-Aquí dice que los sucesos tuvieron lugar anoche -informó Harvey- ¿dónde te encontrabas en esos momentos?

-¡¡¡¿Acaso este débil humano está dudando de las palabrrras del dios de las torrrrmentas?!!! -exclamó Perun con una voz reverberante.

-Nooooo estoy dudando de nada, pero un buen investigador tiene que saber donde se encontraba su cliente en el momento de los hechos.

-¿Su cliente? -preguntó Perun.

-Exacto. Acepto el caso. Busquemos al verdadero culpable del ataque a la cervecería.

Perun explicó al investigador de lo paranormal que había pasado toda la noche junto a Misha en un campeonato de bebida con otros dioses. Había fotografías de dicho evento, en las cuales aparecía la fecha y hora de la realización de las citadas fotos. No había duda de que Perun y Misha habían pasado la noche en aquella fiesta del desenfreno alcohólico. El siguiente paso en la investigación fue visitar el local donde habían tenido lugar los disturbios. Allí, Perun no parecía ser bienvenido, cosa que enfureció al dios de las tormentas.

-Caaaaaaalma -decía Harvey al ver que las nubes de tormenta y los truenos se acercaban a la ciudad.

-Su sucio oso destrozó mi local -se defendió el dueño de la cervecería.

-¡¡¡Y yo voy a limpiarrr el suelo del barrrr con la barrrrba del que osa evitar la entrrrada de Perrrun aquí?

-¿Por qué ahora habla de sí mismo en tercera persona?-le susurró Harvey a Brontes, que iba con ellos.

-Porque se ha metido entre pecho y espalda dos jarras de cerveza antes de venir aquí -dijo el cíclope.

Harvey lanzó un sonoro suspiro.

-A ver, calma todo el mundo. Tenemos pruebas de que, tanto Perun como su oso, estaban en otro lugar a la hora del incidente, así que Misha no ha podido ser el culpable de los destrozos. Alguien está intentando implicar al oso de Perun en esto.

-¿Entonces quién ha sido? -preguntó el dueño del local.

-Para eso estamos aquí -le respondió Harvey.

El investigador paranormal se acercó a las mesas destrozadas y los otros muebles volcados y les echó un vistazo. Estaba claro que todo había sido producido por un animal salvaje, pues se veían marcas de garras y de dientes por todas partes. Brontes se acercó a su lado y miró también las pruebas.

-Esas marcas no pueden haber sido producidas por un oso -dijo el cíclope.

-¿Cómo lo sabes? ¿Es que te ves el Canal National Geographic en tu tiempo libre? -le preguntó Harvey.

-No, soy de Alfa Strike, por lo que he visto los restos que deja Misha cuando ataca... sobre todo después de alguna borrachera con Perun. Las marcas de un oso son muy reconocibles si estás acostumbradas a verlas, y te digo que eso no lo ha hecho un oso.

-Pues yo vi al oso hacerlo -intervino el dueño del local.

Harvey se rascó la barbilla.

-Todos los testigos afirman haber visto a un oso con la bandera de Rusia destrozando el local... pero las marcas de las garras y dientes no son de un oso. Está claro que es un complot para culpar a Misha. Alguien, con magia o tecnología, ha ocultado a otra criatura con la imagen de un oso.

-Alguien que debe tenerrrr los huevos muy gorrrrdos para atrrreverse a meterrrse con Perun -dijo el dios. En la mano tenía una nueva jarra de cerveza, ya medio vacía.

-¡¿De dónde has sacado esa jarra de cerveza?! -exclamó Harvey.

-Perrrrun siempre tiene bebida a mano -respondió el dios.

Harvey negó con la cabeza.

-¿Me pone una manzanilla? -preguntó Brontes. Harvey se le quedó mirando. -¿Qué? Si él se toma una cerveza, yo también quiero algo...

Después de que Brontes se tomara su infusión, volvieron a la calle, donde se quedaron a barajar lo que tenían en mano.

-No suelo darle la razón a dioses borrachos, pero Perun tiene razón. Quien sea que ha hecho esto tiene los huevos cuadrados ¿quién puede tener algo en contra de él? Aquí, en Arkham.

-¿Tiene que ser alguien de aquí? -preguntó Brontes-. Como Alfa Strike hemos luchado con enemigos de todas partes...

-Sí, pero ¿vendrían explícitamente aquí para montar esta historia?

-No lo sé, yo no tengo la mentalidad de un villano.

-¡¡¡Maldito bastarrrrdo!!! ¡¡¡Sal a rrrecibir la justa paliza de Perrrrun!!!

Los nubarrones de tormenta cayeron sobre Arkham y sonaron varios truenos que hicieron temblar los cristales de todas las ventanas.

-Perun, así no vas a conseguir nada, la única forma de descubrir al culpable es después de una minuciosa investigación que...

Una criatura alada interrumpió a Harvey aterrizando delante del grupo. Se trataba de un empleado de Byakhee Express.

-Yo tengo información sobre quién está detrás de esto -dijo la criatura con una voz inhumana-. Estaba realizando un porte cuando vi a un extraño individuo con un animal, al que le hacía varias indicaciones, tras lo que rió con carcajadas villanescas.

-¿Carcajadas villanescas? Eso limita nuestra búsqueda a todos los villanos de opereta -dijo Brontes.

-Disculpa, has dicho que era un individuo extraño ¿a qué te referías? -le preguntó Harvey al byakhee.

-Estoy acostumbrado a ver humanos de todo tipo, pero este andaba encorvado y llevaba una capa del siglo XIX.

-Carcajada villanesca, postura encorvada y capa de villano de opereta... sólo puede ser alguien -dijo Harvey.

-¿Estamos pensando en la misma persona? -preguntó Brontes.

-¿Pero qué tiene en contra de Perun?

El grupo agradeció la información al byakhee y este siguió con su trabajo. Apartaron a Perun de una joven a la que se había acercado y a la que estaba intentando convencer de las grandes aptitudes amatorias de los dioses eslavos y siguieron con su investigación, que ahora se centraba en una única persona.

-¿Sabemos algo de su base de operaciones? ¿O guarida? -preguntó Harvey.

-¡Qué bien nos vendría el hechizo ese de Anna que nos lleva ante alguien cuando le preguntas dónde está! -se lamentó Brontes.

-¡Oh! ¡Es verdad! Afortunadamente, al ver lo útil que era ese hechizo, le pedí que me lo enseñara. No sabes cuantas veces lo he usado para encontrar el mando a distancia...

Harvey realizó las operaciones mágicas necesarias para el hechizo mientras Brontes evitaba que Perun atacara a un grupo de palomas que pululaban por la calle y que, según el dios, le habían ofendido. De las manos del investigador paranormal surgieron unos haces luminosos que se unieron en un hilo brillante que salió disparado hacia una calle diagonal.

-¡Vamos, sigamos la pista!

 El trío salió corriendo en la dirección que señalaba el haz de luz. Tuvieron que lidiar con un repartidor que se estuvo quejando del uso mágico en la vía urbana, pero un rugido por parte de Perun hizo que el individuo les dejara en paz. En pocos minutos estuvieron ante un local que afirmaba ser una Tienda de Artículos Villanescos.

-Pues la guarida no tiene nada de secreta -comentó Brontes.

-Dejad que Perrrun entrrre a  darrr su merrecido al villano...

-Vamos a entrar los tres, con calma ¿de acuerdo? -le dijo Harvey interponiéndose en el camino del dios.

Por una vez, Perun siguió al sentido común y los tres atravesaron las puertas del local. Como rezaba el cartel, se trataba de una tienda de artículos para villano, con capas, sombreros de copa, bombas de humo y otros artilugios dignos de una opereta. De la trastienda salió alguien a atender, precisamente la persona a la que estaban buscando, un individuo no del todo bien formado, con rasgos simiescos y con una mirada siniestra.

-Eye Gore, estábamos buscándote -dijo Harvey.

-Vosotros no sois villanos ¿qué hacéis en mi tienda? -preguntó el susodicho.

-Pues no sé, alguien ha ido por ahí haciendo creer a la gente que el oso de Perun ha destrozado una cafetería, y aquí el amigo está un poco enfadado por esa infamia, también está un poco borracho, así que dame una buena razón para no echártelo encima -explicó Harvey.

-No hay nada que ocultar. Yo soy el que ha hecho creer que el oso ruso  ese había destrozado el bar. Era parte de mi venganza ¡¡¡mi venganza contra los dioses que destruyeron mi oportunidad de trabajo en Dunwich!!!

-Eh... Pero si de eso hace unos dos años ¿por qué ahora? -preguntó Brontes desconcertado.

-Porque soy un rencoroso... y ahora ¡¡¡enfrentaos a mi bestia!!!

Eye Gore presionó un botón y una trampilla se abrió en el suelo, de la que salió un inmenso oso con la bandera de Rusia, el animal lanzó un poderoso rugido y se golpeó en el pecho con las patas delanteras.

-¿Un oso que se pega en el pecho? -se preguntó Brontes.

-Ahí está la gracia, no es un oso ¡¡¡es un gorila degenerado que he traído desde la tierra de mis ancestros!!! -exclamó Eye Gore. Sacó un aparato el  bolsillo y al presionar un botón, la ilusión del oso desapareció y vieron a un horrendo gorila con el vello erizado y una expresión de muy mala uva.

El gorila degenerado se lanzó con un salto sobre el grupo, pero cuando estaba a punto de caer sobre ellos, Perun le dio tal tremendo puñetazo, que el gorila se estampó contra el mostrador, haciendo que cayeran varios artículos  villanescos.

-Oh... eso no me lo esperaba... -dijo Eye Gore. Antes de que nadie pudiera hacer nada, cogió una bomba de humo entre las que habían caído al suelo y la lanzó entre carcajadas... pero el golpe debió estropear el mecanismo, porque sólo salió un poco de humillo con un sonido ridículo de trompetilla. Eye Gore seguía allí con decepción en sus ojos.

-Perun... todo tuyo, pero déjalo vivo.

-Perrrrun harrrá lo que le pide su amigo amerrrricano, perrro este gusano no olvidarrrrrá su atreeeevimiento -dijo el dios eslavo acercándose mientras chocaba el puño en su mano.

Harvey cogió al Brontes y salieron de la tienda.

-Ven, no creo que quieras ver el espectáculo -dijo.

-No lo entiendo ¿qué necesidad de usar un gorila para hacerlo pasar por un oso? ¿Por qué no usar un oso directamente? Este país está lleno de osos -se preguntaba Brontes.

-Amigo, hay cosas que no están hechas para ser respondidas...

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