sábado, 2 de junio de 2018

Crisis of Infinity Kates: Epílogo

Otra crisis había sobrevolado la ciudad de Arkham y el valle del Miskatonic, y afortunadamente, otra crisis había sido abortada a tiempo. La derrota de la Kate malvada y su ejército era evidente, sobre todo para cualquiera que se encontrara con los restos de la gran fiesta que se habían pegado los vencedores en la batalla en las tierras cercanas a Dunwich. Posteriormente a la fiesta, los morlocks habían ido a la zona de batalla para recoger los restos del ejército derrotado, como si  de chatarreros se trataran. Usarían sabiamente todos aquellos restos en sus propios vehículos y nuevos proyectos de armamento para su lucha contra los reptilianos.

Mientras los morlocks hacían su trabajo de chatarreros, las Kates se reunieron en una zona cercana, un claro junto a un bosque donde podía caber la pequeña multitud que se habían traído para la batalla. Además de las Kates que habían estado luchando por la salvación de su linaje desde el inicio del conflicto, estaban todas las demás, que hablaban animadamente entre ellas y descubriendo curiosidades y parecidos las unas con las otras. Brontes y Welcome estaban acompañando a las Kates. Vigilarían que ningún paleto mutante de Dunwich decidiera interrumpirles, o que sucediera cualquier otra cosa de las que eran habituales en la comarca. El plan ahora era dejar a cada una en su sitio en el espacio/tiempo y dejar las cosas como estaban, que juguetear con los viajes en el tiempo y con los futuros alternativos era algo poco aconsejable.

Así, ayudadas por la tecnología que portaba Yekaterina, se fueron abriendo portales temporales que fueron siendo cruzados por las variadas Kates. Estuvieron a punto de liarla cuando, al abrir a una Kate del siglo XVI, un byakhee de la compañía de paquetería se había colado por error, provocando el caos entre los colonos americanos que había al otro lado. Por suerto, el byakhee fue interceptado y le invitaron a volver a su ruta, tras las disculpas por poner un portar en el tiempo en su camino. En cuanto a los colonos que habían visto a la criatura, fueron invitados a unas copitas por Kate la Roja, llevándoles esto a un estado de embriaguez que haría que no recordaran el incidente, y si lo hacían, sería entre los vapores del alcohol. Este había sido el único incidente a reseñar en el reparto de Kates por la línea temporal, hasta que quedaron sólo las que formaron el grupo inicial.

Brontes, ante el momento de la despedida de tan insignes compañeras, no había podido evitar soltar la lagrimita de su único ojo, pero Kate, la de toda la vida, la novia de Welcome, le consoló. Kate la Roja también quería consolarle, pero como su ayuda iba acompañada de un barril de cerveza, prefirieron entretenerla con otra cosa.

-¿Y no podríais quedaros y crear un equipo de superhéroes? Las Kate Rangers. No seríais los únicos supers por estas tierras -decía Brontes.

-Eres un sentimental, Brontes -le dijo Yekaterina -. Sabes que no pueden quedarse, porque eso alteraría la corriente temporal.

-Pero esa es sólo una de las teorías de las consecuencias de los viajes en el tiempo. También podríamos crearr una línea divergente y todo se quedaría como está.

-Pues mira, quizás a ti te vayan los experimentos científicos, pero a mi no me apetece jugar con el espacio/tiempo, provocar un fallo, y que terminemos en una dictadura de equidnas cyborg

Brontes fue a responder a la morlock, pero ella tenía razón en lo que decía. Era mejor no arriesgarse a un follón, que encima sería culpa suya. Pocas ganas de ser el culpable de otro incidente que provocara un conflicto más gordo si cabe.

-Pues... estaba pensando que yo no tengo lugar al que ir -dijo Kate Bogatyr -. Mi línea temporal ha sido borrada, así que ya no existe. Tampoco es que la pudiera llamar hogar, pero ¿ahora a dónde voy?

-Kate Rangers... Kate Rangers -susurraba Brontes por si colaba.

-No te preocupes, Bogatyr -le dijo Yekaterina -. Tienes un sitio entre los morlocks comunistas. Si te gusta patear reptilianos nazis, es lo que hacemos aparte de fabricar tecnología portapocalíptica.

-Tiene pinta de ser mi rollo. Gracias, Yekaterina.

-Nada de ponernos demasiado sensibles, que ya tenemos suficiente con un cíclope del tamaño de un armario empotrado llorando.

-Insensible... -le dijo Brontes.

La morlock no le hizo ni caso y abrió un portal para Ka-Neferu.

-Un placer haber conbatido a tu lado, sacerdotisa de Bastet.

Ésta saludó al resto y atravesó el portal, seguida de un gato que nadie sabía qué hacía por allí.

-Ahora yo, ahora yo -decía Kate la Roja -. Que no es que me haya hartado de vosotras, pero es que esto de saltar por el espacio/tiempo mola más de lo que pensaba.

Cogió el barril de cerveza cuando vio su portal abierto y se despidió con una palabra que sólo podría entender un irlandés antiguo. Ahora sólo quedaba Violet por volver a su futuro. Esta no pudo evitar despedirse más emotivamente de Kate Ashford y de Welcome, que la estrecharon entre sus brazos.

-Ha sido un placer luchar junto a vosotras. Estoy muy orgullosa.

-Aquí sólo lloro yo -advirtió Brontes.

-¿Te quieres callar, hombre? Que estás estropeando el momento -le riñó Yekaterina.

El portal al futuro se abrió y Violet cruzó antes de que hubiera más lágrimas aparte de las del cíclope. Ahora se habían ido todas y sólo quedaban la refugiada de su futuro abortado y la morlock junto a la Kate original, la de toda la vida, la novia de Welcome.

-Bueno, nosotras nos vamos a los túneles morlock -dijo Yekaterina -. Si queréis pasaros a saludar, ya sabéis por donde estamos.

-Sí, algún día iremos por allí -dijo Welcome.

Mientras caminaban en dirección a la entrada a los túneles más cercano, Kate Ashford sintió un escalofrío.

-¿Qué te pasa? -preguntó Welcome.

-No sé... tengo la impresión de que nos hemos dejado algo.

Sótanos de la residencia estudiantil La Llave y La Puerta. En esos momentos.

Las Kates se habían visto envueltas en el asalto final y habían ido a Dunwich para derrotar a la Kate Ashford alternativa, pero se habían dejado un pequeño asunto en los sótanos de la residencia estudiantil.

Ashlevil, también conocida  como Otrashley, seguía allí atrapada. Estuvo esperando que volvieran a por ella, pero las cosas se habían complicado y sus compañeros no habían podido liberarla. A estas alturas debía estar claro que habían sufrido una derrota, así que debía escapar como fuera. Ya lo había intentado de todas las formas conocidas, en esta Tierra y en otras, pero no había conseguido nada. Cuando ya pensaba que sería inútil, sucedió algo inesperado. Una extraña masa amorfa descendió las escaleras al sótano y fue deslizándose por el suelo terroso hasta llegar a la silla donde estaba Ashlevil. Esta se dio cuenta de que la masa era corrosiva, así que aprovechó parar dar varios saltos y conseguir que aquella cosa destrozara sus sujeciones. Así, la Ashley alternativa se liberó, pero escuchó unas voces y se escondió tras una columna. Desde allí pudo ver que, quien bajaba, era una gigantesca araña de horrorosas proporciones, que parecía sostener una fregona. Iba echando la bronca a dos empleados de la limpieza por haber dejado que se colara algo que no parecía estar hecho para ser pronunciado por seres humanos. Ashley dedujo que hablaban de la masa amorfa, pero si iban en su búsqueda podrían cruzarse con ella.

Otrashley se pegó a la pared y fue caminando lentamente hasta que llegó a una puerta que había en medio de ninguna parte, la abrió mientras observaba cómo la araña y sus ayudantes iban en la búsqueda del cieno malo, y entró en la nueva habitación, donde pensaba esperar a que se largaran. Lo encontró al otro lado le hizo replantearse su estrategia. Se trataba de una ciudad en miniatura, con vehículos, calles y edificios. Una ciudad de ratas. Ashlevil apenas tuvo tiempo de reconocerlo, pues aparecieron unos pequeños tanques y otros vehículos de combate. Por alguna razón la habían reconocido como una enemiga y comenzaron a lanzarle proyectiles de todo tipo. Esto hizo salir por patas a Otrashley, que volvió al sótano.

La araña gigante estaba peleando con la masa amorfa, que recibía ataques de la fregona de combate, mientras sus ayudantes parecían usar algún tipo de producto de limpieza. Otrashley aprovechó esto para subir las escaleras a toda carrera y subir a la planta baja de la residencia estudiantil. Una vez allí, se mimetizó entre los huéspedes y fue acercándose disimuladamente a la puerta.

Ashlevil consiguió salir del edificio sin ningún problema más, pero una vez en la calle, se encontró con una manifestación de profundos, que parecían estar un poco violentos, pues estaban lanzando objetos mientras proferían insultos en un idioma prehumano. La policía hacía todo lo posible por calmar los ánimos y Otrashley aprovechó todo el jaleo para alejarse de allí sin ser captada por nadie. Recorrió varias calles, cada vez más segura de sí misma. En su cabeza planeaba maneras de devolverles a sus captores lo que le habían hecho. Ella venía de otra Tierra, pero sabía cómo contactar con los reptilianos de esta, así que sólo haría falta llegar a los túneles, esquivar a los morlocks, y presentarse ante los RNLO. Nadie sabía que estaba libre, así que sería coser y cantar.

Y en estos pensamientos estaba centrada mientras fue a girar por una esquina. Si se hubiera fijado más, habría visto que todo el mundo evitaba pasar por allí, pero estaba tan centrada en su venganza que no se percató... y así es como Ashlevil, también conocida como Otrashley acabó siendo devorada por la esquina no euclidiana de la ciudad de Arkham. Lo curioso es que más de una amenaza a la ciudad, y al mundo entero, era abortada por no fijarse por dónde andaba. Y casi nadie se terminaba enterando. Cosas de una ciudad universitaria de Nueva Inglaterra como era Arkham.

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