Tal y como habían
dicho los Lacertoninja Nazis, se había congregado un ejército en el
exterior. El edificio de La Llave y la Puerta y parte del campus
universitario habíado invadido por un ejército combinado de
Reptilianos Nazis del Lado Oscuro autóctonos, Reptilianos Nazis del
Lado Oscuro de otras panzerdivision ajenas, tropas de infantería de
Omicron Scorpions y armaduras clase Annihilator. Ciertamente el
despliegue militar era ostentoso, abundante y letal. Pero algo así
tenía que llamar la atención indefectiblemente. Incluso en Arkham
no era normal que un ejercito apareciera así como si nada y
sometiera a asedio un edificio de la ciudad. Mientras las Kates y
Brontes trataban de asumir la situación y se preparaban para el
combate, en la recepción de la residencia, los hechos no habían
quedado sin respuesta. El que Legisla tras el Umbral se había
vestido con sus ropas de combate: una camiseta blanca de tirantes,
pantalón militar de campaña, botas militares y una cinta roja en la
cabeza. Se había armado con cuatro fusiles AK-74 y estaba preparado
tras las trincheras que habían instalado rápidamente. A su derecha,
Summanus, ataviado con uniforme de combate dinosauroide, llevaba un
fusil eléctrico, basado en la tecnología yithiana, capaz de freír
a un reptiliano con una buena descarga. A la izquierda del abogado,
Araknek y Pequeña T’Auin estaban dispuestas a participar en la
lucha. La araña llevaba dos escobas de combate y tanto ella como la
tortuga se habían puesto cascos militares. Tras ellos, revisando los
últimos pasos del protocolo defensivo de La Llave y la Puerta,
Harvey Pickman sujetaba con fuerza en su mano una clava con la cabeza
forrada de metal con extraños símbolos grabados sobre la misma que
se ha fabricado aprovechando los dones del Dios Exterior. Esta arma,
de diseño aparentemente tosco, poseía los mismos poderes que la
espada Ouroboros cuando la empuñaba Welcome.
No se podía permitir
una batalla campal dentro de la ciudad, ya que si se repetían los
hechos del Mad Arkham of Battlecraft, el alcalde Rice iba a tener
algo más que palabras con los Pickman. Además del problema que
suponía para la ciudad la reconstrucción y la innecesaria atención
que atraería. Por ello, cuando las Kates, Welcome y Brontes subieron
se encontraron a Harvey repasando un mapa de Massachussetts y un mapa
de la región de Dunwich. La batalla debería librarse en otro lugar
y, el mejor, por su ubicación y simbolismo, era el valle superior
del Miskatonic, en concreto la zona en donde se asentaron los
laboratorios de Biogen. Así lograrían minimizar los daños en la
ciudad. Además, podrían contar con el apoyo de las welclones. Esa
iba a ser la mayor batalla desde que La Llave y la Puerta iniciara su
andadura. Por ello, tras determinar el punto exacto en donde tenían
que reunirse, dio instrucciones a Welcome para que se desplazara a la
base morlock y condujera al ejercito morlock hacia aquel lugar usando
ouroboros. Afortunadamente, Ashley Johnson y su equipo Tiamat seguían
por la zona, realizando más maniobras. Tan sólo faltaba contar con
la presencia de Alfa Strike, pero los dioses estaban ocupados con
diferentes asuntos, por lo que sólo podían contar con la presencia
de Tiamat, aunque la diosa probablemente se quedaría como
espectadora para disfrutar del espectáculo. A fin de cuentas, se
trataba de una diosa del Caos, y, como tal, disfrutaría del
espectáculo de la batalla. Al menos Nyarlathotep no estaba por la
región. Lo último que sabían era que estaba al otro lado del
Atlántico, en España, disfrutando como un enano de la situación de
la política en aquel país. Tan sólo quedaba saber que iban a hacer
con Robert, pero Anna podía ocuparse de él, aunque ya se lo
cobraría a Harvey.
Así pues, con todo
organizado, sólo quedaba desplazarse. Lo que Harvey pretendía hacer
no iba a ser fácil, y requería utilizar una combinación de
hechizos y la magia de su clava, ya que no podía limitarse a crear
un portal y hacer que todos los enemigos lo cruzaran sin más. Por
ello, había decidido utilizar un recurso que le iba a dejar agotado
y con las reservas de poder muy bajas, pero serviría: se trataba de
potenciar el poder de su clava para canalizarlo de manera que
teleportara a todos lo que hubiera en una zona determinada. Muchos
hechizos requerían largos rituales y complicados procesos,
sacrificios e ingredientes extraños, curiosos o macabros, pero este
que quería realizar sólo necesitaba poder en bruto y repetir una
frase como si se tratara de un mantra. Harvey se habría provisto
para ello con diversos artefactos que utilizaba como baterías de
poder para alimentar sus hechizos. Siempre llevaba alguno encima y
tenía algunos a mano en su vivienda y su despacho en La Llave y la
Puerta. Por ello, pertrechado y preparado, se concentró en ejecutar
el hechizo.
Un estallido de luz más
tarde, los ejércitos combinados de reptilianos y Omicron Scorpions
se encontraron repentinamente sobre la suave ladera de Dunwich.
Frente a ellos… una sorprendida oveja los miró con estupidez ovina
y siguió a lo suyo, mordisqueando la hierba. Tras unos minutos de
confusión y determinación de su ubicación, se percataron de que
habían sido teleportados de alguna manera hasta el lugar donde, en
su línea temporal, se encontraban las instalaciones de BioGen. Pero
allí sólo encontraron un montón de ruinas devoradas por la
vegetación y una especie de comuna hippie no demasiado lejos. Las
tropas, lideradas por la malvada Katherine Ashford alternativa, que
pilotaba una armadura Annihilator, se encaminaron hacia el pueblo de
Dunwich. Tal vez así lograrían sacar a la luz a sus adversarios y
así poner fin a aquello. Una vez aniquiladas las Kates rescatadas de
la línea temporal y la Kate Ashford de ese continuo, podrían
rescatar a Ashley Johnson y seguir con su labor.
Pero, cuando comenzaron
a avanzar, vieron como a media distancia, apareció a través de un
enorme portal un ejército móvil de aspecto destartalado, como
recién sacado de una chatarreria y preparado para ser usado en una
película australiana postapocalíptica. Se trataba del ejercito
morlock comunista, las tropas en pleno del Equipo Exile. Con ellas
iban Harvey, Summanus, El que Legisla, Brontes, Arkanek, Pequeña
T’Auin, las Kates, Delta Wave Welcome y Brontes, todos ellos en el
camión máquina del tiempo de Yekaterina.
Con Harvey agotado, el
mando recaía sobre Welcome y Sojat, el líder morlock, acostumbrado
a dirigir a las tropas en todo tipo de acciones. Pero esto iba a ser
diferente a todo lo que habían vivido hasta el momento. Con todos
los vehículos preparados, los motores rugían, aguardando el momento
de entrar en acción. Tan sólo las welclones y el Equipo Tiamat de
Ashley Johnson no habían aparecido todavía. Pero llegarían. No se
perderían una oportunidad semejante. Mientras tanto, los morlocks
iniciarían el ataque. Con los motores rugiendo (no es que usaran
motores de combustión interna, la tecnología morlock los había
dejado atrás, pero el sonido era impactante y ayudaba a crear
ambiente), el ejército movil posthumano se lanzó a la carga cual
horda barbara roja dispuestos a derrotar a sus enemigos: los
invasores fascistas lacertonazis y sus aliados neoliberales
capitalistas de Omicron Scorpions. Junto a ellos, de ideologías
diversas, se encontraban las Kates y Brontes. El griego había
participado en otras confrontaciones similares, ya desde sus tiempos
clásicos y en la actualidad, principalmente en las acciones de Alfa
Strike. Para las mujeres desplazadas en la línea temporal y
Katherine Ashford aquello era algo más que una simple contienda,
pues estaba en juego su continuidad en la existencia, por ello, no
habían dudado en unirse a la lucha. Sin embargo, mientras se
iniciaba la carga motorizada morlock, Yekaterina guió su camión
máquina del tiempo hacia otra dirección. Si eso era la lucha
definitiva por la continuidad del linaje genético y familiar de las
Kates, necesitarían más refuerzos, y a por ellos iban.
El primer choque de
fuerzas fue brutal y sin contemplaciones. No se daba ni se pedía
cuartel, y los morlocks, habituados a las tácticas de movilidad y
combate relámpago, causaban estragos entre las filas reptilianas y
las tropas de Omicron Scorpions. Ya que los RNLO sólo habían
llevado infantería, el armamento pesado de los morlocks iba dirigido
hacia las armaduras de combate de la corporación, ya que eran, sin
duda, las más peligrosas. Aquellos exoesqueletos de modelo
Annihilator eran mucho más duros que los Acorazado y GodHunter y sus
disparos eran los más efectivos y dañinos cuando lograban alcanzar
a las tropas morlock. Gracias a ellos, la batalla estaba muy
igualada. Pero los morlocks no se rendían fácilmente y sabían como
aprovechar el terreno a su favor. Por otro lado, los conductores
morlock, cuando uno de sus vehículos era derribado y lograban salir
con vida y con todas sus partes relativamente intactas, se hacían
con las herramientas que siempre llevaban encima y se lanzaban contra
los objetivos mecanizados enemigos. Y es que los conductores morlocks
eran también los mecánicos e ingenieros del Equipo Exile de la
Unión de Tribus Socialistas Morlock, y se tomaban bastante a mal que
destruyeran sus vehículos. Así pues, con ansias destructivas,
trataban de inutilizar con explosivos o como fuera las armaduras de
combate.
En muy poco tiempo el
combate se había vuelto tan intenso que era muy difícil pronosticar
que bando se alzaría con la victoria. Los morlocks, pese a su valor
y sus tácticas, estaban sufriendo un duro castigo por parte de las
Annihilator, pero cada baja de los posthumanos comunistas costaba muy
cara para sus adversarios. Pero la situación no tardaría en
volverse más caótica cuando hicieron su aparición los refuerzos de
los morlocks: El equipo Tiamat, con sus armaduras clase GodHunter,
representaba el máximo nivel tecnológico, armamentístico y humano
de Omicron Scorpions en cuanto a equipamiento para el ejército
moderno. Sus pilotos habían sido especialmente seleccionadas por sus
habilidades y habían recibido un entrenamiento muy duro para sacar
el máximo potencial de los exoesqueletos blindados más poderosos
que tenía la corporación, diseñados para poder enfrentarse mano a
mano con un dios. El hecho de que las armaduras estuvieran pintadas
con el esquema de colores de los Power Rangers había sido producto
de un lamentable incidente mágico un par de semanas antes allí en
Dunwich. Pero eso no restaba que hubieran hecho una entrada triunfal.
Cierto es que esto se debía principalmente al hecho de que Tiamat,
la diosa sumeria del Caos, a la que le agradaba que el escuadrón de
GodHunters de Ashley Johnson recibiera su nombre, se había ocupado
de crear un portal para que llegaran al campo de batalla lo más
rápido posible. Que, junto con el portal, creara un espectáculo de
fuegos artificiales para anunciar su llegada, era algo accesorio y no
demasiado útil. Pero no fueron estos los únicos refuerzos que
recibieron los morlocks. Mientras las pilotos del Equipo Tiamat se
unían a la lucha, hicieron su aparición los refuerzos aéreos:
Varios escuadrones de cacodemonios, unos seres procedentes de una
dimensión demoníaca que comulgaban con los ideales marxistas
morlocks y que habían acabado por unir sus fuerzas al Equipo Exile,
llegaron sobrevolando el campo de batalla y disparando bolas de
plasma sobre sus adversarios. Tras la primera pasada, hicieron una
segunda en la que dejaron caer a las welclones, que habían viajado
hasta allí montadas sobre ellos. Esto, definitivamente, supuso un
cambio importante en el desarrollo de la batalla. Que te bombardeen
con plasma y con mozas mutantes absurdamente sexis era algo capaz de
desconcertar a cualquiera. Y cuando las susodichas mozas eran capaces
de escupir ácido o veneno, lanzar devastadores ataques sónicos,
soltar poderosas descargas eléctricas, o tener super fuerza, entre
otros poderes, resultaba bastante desmoralizador.
Fue así como la
batalla se inclinó definitivamente hacia el lado morlock, provocando
la desmoralización del bando enemigo y su progresiva derrota.
Finalmente, los soldados de Omicron Scorpions acabaron por rendirse y
los reptilianos que no fueron lo bastante inteligentes para imitarles
o que eran demasiado fanáticos para aceptar la derrota, resultaron
arrasados en las últimas maniobras de la lucha. Tan sólo un último
reducto de soldados aguantaba en pie. El hecho de que lo hicieran era
un reconocimiento a su tesón o a su testarudez. Pero debían acabar
por admitir su derrota. Sin embargo, Welcome contenía a sus fuerzas.
Habiendo agotado su munición, los exoesqueletos y soldados sólo
podían atrincherarse y aguardar la acción de sus adversarios. Pero
había algo que estaban esperando. Fue entonces cuando regresó
Yekaterina. Tras hablar brevemente con Delta Wave Welcome, la super
heroína y comandante dio su visto bueno. Entonces bajaron del
camión. Debían estar bastante apretadas, pues había bastantes.
Eran Kates, pero no solo Kate Ashford y las demás chicas del equipo.
Eran todas las Kates a las que habían salvado y muchas otras más.
Eran todas aquellas que se habían visto amenazas o lo habrían hecho
por las acciones de la Kate Ashford malvada, las que habrían sido
perseguidas y asesinadas. No todas las existentes, pero sí las más
importantes, las que, en caso de morir en el momento apropiado,
provocarían la total extinción de ese linaje. Eran ellas las que
debían tomar la decisión final. Eran las Kates Infinitas, las
mujeres cuya pervivencia había sido amenazada por los desvaríos de
una de las suyas en una línea alternativa. Y, por ello, ellas
juzgarían. Y el juicio de las Kates no sería fácil ni grato.
Ese mismo día, unas
horas más tarde, Welcome había demostrado, una vez más, su
capacidad de liderazgo, y, junto con sus welclones y su novia, había
sido capaz de organizar rápidamente la celebración de la victoria.
Había sido una victoria con un sabor agridulce, pues, aunque habían
logrado asegurar el linaje de Kate a lo largo de la historia y habían
acabado con una potencial amenaza de consecuencias imprevistas, para
ello habían tenido que sacrificar muchas vidas en la batalla. Y,
todo ello, para colmar las ansias de sangre y locura de una Kate
renegada obsesionada con ser la única, la Kate multiversal. Ansias
que sólo pudieron ser contenidas de una manera. Y por ello, por la
gloria y el dolor, por el duelo y la celebración de que aún seguían
vivas, las Kates Infinitas festejaban. Y con ellas los morlocks con
Harvey y Brontes;y la capitana Ashley Johnson y sus subordinadas; y
El que Legisla tras el Umbral con Araknek y Pequeña T’Auin. Y lo
celebraban con un banquete rápidamente organizado que, como no podía
ser de otra manera, acabó con erótico resultado. Aún quedaban
algunos cabos sueltos por cerrar, y Kates a las que devolver a sus
tiempos respectivos, pero eso ya era algo que hacer otro día,
mientras tanto, festejaban porque el mundo no se había acabado para
las Kates y los morlocks habían infringido otra terrible derrota a
sus adversarios reptilianos.
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