domingo, 27 de mayo de 2018

Crisis of Infinity Kates (parte 8): La Batalla por las Kates Infinitas

Tal y como habían dicho los Lacertoninja Nazis, se había congregado un ejército en el exterior. El edificio de La Llave y la Puerta y parte del campus universitario habíado invadido por un ejército combinado de Reptilianos Nazis del Lado Oscuro autóctonos, Reptilianos Nazis del Lado Oscuro de otras panzerdivision ajenas, tropas de infantería de Omicron Scorpions y armaduras clase Annihilator. Ciertamente el despliegue militar era ostentoso, abundante y letal. Pero algo así tenía que llamar la atención indefectiblemente. Incluso en Arkham no era normal que un ejercito apareciera así como si nada y sometiera a asedio un edificio de la ciudad. Mientras las Kates y Brontes trataban de asumir la situación y se preparaban para el combate, en la recepción de la residencia, los hechos no habían quedado sin respuesta. El que Legisla tras el Umbral se había vestido con sus ropas de combate: una camiseta blanca de tirantes, pantalón militar de campaña, botas militares y una cinta roja en la cabeza. Se había armado con cuatro fusiles AK-74 y estaba preparado tras las trincheras que habían instalado rápidamente. A su derecha, Summanus, ataviado con uniforme de combate dinosauroide, llevaba un fusil eléctrico, basado en la tecnología yithiana, capaz de freír a un reptiliano con una buena descarga. A la izquierda del abogado, Araknek y Pequeña T’Auin estaban dispuestas a participar en la lucha. La araña llevaba dos escobas de combate y tanto ella como la tortuga se habían puesto cascos militares. Tras ellos, revisando los últimos pasos del protocolo defensivo de La Llave y la Puerta, Harvey Pickman sujetaba con fuerza en su mano una clava con la cabeza forrada de metal con extraños símbolos grabados sobre la misma que se ha fabricado aprovechando los dones del Dios Exterior. Esta arma, de diseño aparentemente tosco, poseía los mismos poderes que la espada Ouroboros cuando la empuñaba Welcome.

No se podía permitir una batalla campal dentro de la ciudad, ya que si se repetían los hechos del Mad Arkham of Battlecraft, el alcalde Rice iba a tener algo más que palabras con los Pickman. Además del problema que suponía para la ciudad la reconstrucción y la innecesaria atención que atraería. Por ello, cuando las Kates, Welcome y Brontes subieron se encontraron a Harvey repasando un mapa de Massachussetts y un mapa de la región de Dunwich. La batalla debería librarse en otro lugar y, el mejor, por su ubicación y simbolismo, era el valle superior del Miskatonic, en concreto la zona en donde se asentaron los laboratorios de Biogen. Así lograrían minimizar los daños en la ciudad. Además, podrían contar con el apoyo de las welclones. Esa iba a ser la mayor batalla desde que La Llave y la Puerta iniciara su andadura. Por ello, tras determinar el punto exacto en donde tenían que reunirse, dio instrucciones a Welcome para que se desplazara a la base morlock y condujera al ejercito morlock hacia aquel lugar usando ouroboros. Afortunadamente, Ashley Johnson y su equipo Tiamat seguían por la zona, realizando más maniobras. Tan sólo faltaba contar con la presencia de Alfa Strike, pero los dioses estaban ocupados con diferentes asuntos, por lo que sólo podían contar con la presencia de Tiamat, aunque la diosa probablemente se quedaría como espectadora para disfrutar del espectáculo. A fin de cuentas, se trataba de una diosa del Caos, y, como tal, disfrutaría del espectáculo de la batalla. Al menos Nyarlathotep no estaba por la región. Lo último que sabían era que estaba al otro lado del Atlántico, en España, disfrutando como un enano de la situación de la política en aquel país. Tan sólo quedaba saber que iban a hacer con Robert, pero Anna podía ocuparse de él, aunque ya se lo cobraría a Harvey.

Así pues, con todo organizado, sólo quedaba desplazarse. Lo que Harvey pretendía hacer no iba a ser fácil, y requería utilizar una combinación de hechizos y la magia de su clava, ya que no podía limitarse a crear un portal y hacer que todos los enemigos lo cruzaran sin más. Por ello, había decidido utilizar un recurso que le iba a dejar agotado y con las reservas de poder muy bajas, pero serviría: se trataba de potenciar el poder de su clava para canalizarlo de manera que teleportara a todos lo que hubiera en una zona determinada. Muchos hechizos requerían largos rituales y complicados procesos, sacrificios e ingredientes extraños, curiosos o macabros, pero este que quería realizar sólo necesitaba poder en bruto y repetir una frase como si se tratara de un mantra. Harvey se habría provisto para ello con diversos artefactos que utilizaba como baterías de poder para alimentar sus hechizos. Siempre llevaba alguno encima y tenía algunos a mano en su vivienda y su despacho en La Llave y la Puerta. Por ello, pertrechado y preparado, se concentró en ejecutar el hechizo.

Un estallido de luz más tarde, los ejércitos combinados de reptilianos y Omicron Scorpions se encontraron repentinamente sobre la suave ladera de Dunwich. Frente a ellos… una sorprendida oveja los miró con estupidez ovina y siguió a lo suyo, mordisqueando la hierba. Tras unos minutos de confusión y determinación de su ubicación, se percataron de que habían sido teleportados de alguna manera hasta el lugar donde, en su línea temporal, se encontraban las instalaciones de BioGen. Pero allí sólo encontraron un montón de ruinas devoradas por la vegetación y una especie de comuna hippie no demasiado lejos. Las tropas, lideradas por la malvada Katherine Ashford alternativa, que pilotaba una armadura Annihilator, se encaminaron hacia el pueblo de Dunwich. Tal vez así lograrían sacar a la luz a sus adversarios y así poner fin a aquello. Una vez aniquiladas las Kates rescatadas de la línea temporal y la Kate Ashford de ese continuo, podrían rescatar a Ashley Johnson y seguir con su labor.

Pero, cuando comenzaron a avanzar, vieron como a media distancia, apareció a través de un enorme portal un ejército móvil de aspecto destartalado, como recién sacado de una chatarreria y preparado para ser usado en una película australiana postapocalíptica. Se trataba del ejercito morlock comunista, las tropas en pleno del Equipo Exile. Con ellas iban Harvey, Summanus, El que Legisla, Brontes, Arkanek, Pequeña T’Auin, las Kates, Delta Wave Welcome y Brontes, todos ellos en el camión máquina del tiempo de Yekaterina.

Con Harvey agotado, el mando recaía sobre Welcome y Sojat, el líder morlock, acostumbrado a dirigir a las tropas en todo tipo de acciones. Pero esto iba a ser diferente a todo lo que habían vivido hasta el momento. Con todos los vehículos preparados, los motores rugían, aguardando el momento de entrar en acción. Tan sólo las welclones y el Equipo Tiamat de Ashley Johnson no habían aparecido todavía. Pero llegarían. No se perderían una oportunidad semejante. Mientras tanto, los morlocks iniciarían el ataque. Con los motores rugiendo (no es que usaran motores de combustión interna, la tecnología morlock los había dejado atrás, pero el sonido era impactante y ayudaba a crear ambiente), el ejército movil posthumano se lanzó a la carga cual horda barbara roja dispuestos a derrotar a sus enemigos: los invasores fascistas lacertonazis y sus aliados neoliberales capitalistas de Omicron Scorpions. Junto a ellos, de ideologías diversas, se encontraban las Kates y Brontes. El griego había participado en otras confrontaciones similares, ya desde sus tiempos clásicos y en la actualidad, principalmente en las acciones de Alfa Strike. Para las mujeres desplazadas en la línea temporal y Katherine Ashford aquello era algo más que una simple contienda, pues estaba en juego su continuidad en la existencia, por ello, no habían dudado en unirse a la lucha. Sin embargo, mientras se iniciaba la carga motorizada morlock, Yekaterina guió su camión máquina del tiempo hacia otra dirección. Si eso era la lucha definitiva por la continuidad del linaje genético y familiar de las Kates, necesitarían más refuerzos, y a por ellos iban.

El primer choque de fuerzas fue brutal y sin contemplaciones. No se daba ni se pedía cuartel, y los morlocks, habituados a las tácticas de movilidad y combate relámpago, causaban estragos entre las filas reptilianas y las tropas de Omicron Scorpions. Ya que los RNLO sólo habían llevado infantería, el armamento pesado de los morlocks iba dirigido hacia las armaduras de combate de la corporación, ya que eran, sin duda, las más peligrosas. Aquellos exoesqueletos de modelo Annihilator eran mucho más duros que los Acorazado y GodHunter y sus disparos eran los más efectivos y dañinos cuando lograban alcanzar a las tropas morlock. Gracias a ellos, la batalla estaba muy igualada. Pero los morlocks no se rendían fácilmente y sabían como aprovechar el terreno a su favor. Por otro lado, los conductores morlock, cuando uno de sus vehículos era derribado y lograban salir con vida y con todas sus partes relativamente intactas, se hacían con las herramientas que siempre llevaban encima y se lanzaban contra los objetivos mecanizados enemigos. Y es que los conductores morlocks eran también los mecánicos e ingenieros del Equipo Exile de la Unión de Tribus Socialistas Morlock, y se tomaban bastante a mal que destruyeran sus vehículos. Así pues, con ansias destructivas, trataban de inutilizar con explosivos o como fuera las armaduras de combate.

En muy poco tiempo el combate se había vuelto tan intenso que era muy difícil pronosticar que bando se alzaría con la victoria. Los morlocks, pese a su valor y sus tácticas, estaban sufriendo un duro castigo por parte de las Annihilator, pero cada baja de los posthumanos comunistas costaba muy cara para sus adversarios. Pero la situación no tardaría en volverse más caótica cuando hicieron su aparición los refuerzos de los morlocks: El equipo Tiamat, con sus armaduras clase GodHunter, representaba el máximo nivel tecnológico, armamentístico y humano de Omicron Scorpions en cuanto a equipamiento para el ejército moderno. Sus pilotos habían sido especialmente seleccionadas por sus habilidades y habían recibido un entrenamiento muy duro para sacar el máximo potencial de los exoesqueletos blindados más poderosos que tenía la corporación, diseñados para poder enfrentarse mano a mano con un dios. El hecho de que las armaduras estuvieran pintadas con el esquema de colores de los Power Rangers había sido producto de un lamentable incidente mágico un par de semanas antes allí en Dunwich. Pero eso no restaba que hubieran hecho una entrada triunfal. Cierto es que esto se debía principalmente al hecho de que Tiamat, la diosa sumeria del Caos, a la que le agradaba que el escuadrón de GodHunters de Ashley Johnson recibiera su nombre, se había ocupado de crear un portal para que llegaran al campo de batalla lo más rápido posible. Que, junto con el portal, creara un espectáculo de fuegos artificiales para anunciar su llegada, era algo accesorio y no demasiado útil. Pero no fueron estos los únicos refuerzos que recibieron los morlocks. Mientras las pilotos del Equipo Tiamat se unían a la lucha, hicieron su aparición los refuerzos aéreos: Varios escuadrones de cacodemonios, unos seres procedentes de una dimensión demoníaca que comulgaban con los ideales marxistas morlocks y que habían acabado por unir sus fuerzas al Equipo Exile, llegaron sobrevolando el campo de batalla y disparando bolas de plasma sobre sus adversarios. Tras la primera pasada, hicieron una segunda en la que dejaron caer a las welclones, que habían viajado hasta allí montadas sobre ellos. Esto, definitivamente, supuso un cambio importante en el desarrollo de la batalla. Que te bombardeen con plasma y con mozas mutantes absurdamente sexis era algo capaz de desconcertar a cualquiera. Y cuando las susodichas mozas eran capaces de escupir ácido o veneno, lanzar devastadores ataques sónicos, soltar poderosas descargas eléctricas, o tener super fuerza, entre otros poderes, resultaba bastante desmoralizador.

Fue así como la batalla se inclinó definitivamente hacia el lado morlock, provocando la desmoralización del bando enemigo y su progresiva derrota. Finalmente, los soldados de Omicron Scorpions acabaron por rendirse y los reptilianos que no fueron lo bastante inteligentes para imitarles o que eran demasiado fanáticos para aceptar la derrota, resultaron arrasados en las últimas maniobras de la lucha. Tan sólo un último reducto de soldados aguantaba en pie. El hecho de que lo hicieran era un reconocimiento a su tesón o a su testarudez. Pero debían acabar por admitir su derrota. Sin embargo, Welcome contenía a sus fuerzas. Habiendo agotado su munición, los exoesqueletos y soldados sólo podían atrincherarse y aguardar la acción de sus adversarios. Pero había algo que estaban esperando. Fue entonces cuando regresó Yekaterina. Tras hablar brevemente con Delta Wave Welcome, la super heroína y comandante dio su visto bueno. Entonces bajaron del camión. Debían estar bastante apretadas, pues había bastantes. Eran Kates, pero no solo Kate Ashford y las demás chicas del equipo. Eran todas las Kates a las que habían salvado y muchas otras más. Eran todas aquellas que se habían visto amenazas o lo habrían hecho por las acciones de la Kate Ashford malvada, las que habrían sido perseguidas y asesinadas. No todas las existentes, pero sí las más importantes, las que, en caso de morir en el momento apropiado, provocarían la total extinción de ese linaje. Eran ellas las que debían tomar la decisión final. Eran las Kates Infinitas, las mujeres cuya pervivencia había sido amenazada por los desvaríos de una de las suyas en una línea alternativa. Y, por ello, ellas juzgarían. Y el juicio de las Kates no sería fácil ni grato.

Ese mismo día, unas horas más tarde, Welcome había demostrado, una vez más, su capacidad de liderazgo, y, junto con sus welclones y su novia, había sido capaz de organizar rápidamente la celebración de la victoria. Había sido una victoria con un sabor agridulce, pues, aunque habían logrado asegurar el linaje de Kate a lo largo de la historia y habían acabado con una potencial amenaza de consecuencias imprevistas, para ello habían tenido que sacrificar muchas vidas en la batalla. Y, todo ello, para colmar las ansias de sangre y locura de una Kate renegada obsesionada con ser la única, la Kate multiversal. Ansias que sólo pudieron ser contenidas de una manera. Y por ello, por la gloria y el dolor, por el duelo y la celebración de que aún seguían vivas, las Kates Infinitas festejaban. Y con ellas los morlocks con Harvey y Brontes;y la capitana Ashley Johnson y sus subordinadas; y El que Legisla tras el Umbral con Araknek y Pequeña T’Auin. Y lo celebraban con un banquete rápidamente organizado que, como no podía ser de otra manera, acabó con erótico resultado. Aún quedaban algunos cabos sueltos por cerrar, y Kates a las que devolver a sus tiempos respectivos, pero eso ya era algo que hacer otro día, mientras tanto, festejaban porque el mundo no se había acabado para las Kates y los morlocks habían infringido otra terrible derrota a sus adversarios reptilianos.

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