sábado, 29 de septiembre de 2018

El día de El Gran y Poderoso E

Los cánticos llevaban escuchándose desde primera hora de la mañana. Por toda la residencia estudiantil se escuchaban unas voces parecidas a cantos de algún tipo de monje, pero no de forma molesta, eran cantos suaves, que arrullaban a los estudiantes que iban despertándose para una nueva jornada en la universidad.

Cuando Araknek había comenzado su jornada de trabajo, estos ćanticos no les parecieron lo mismo que a los estudiantes. Se estaba preparando para la limpieza  con su equipo cuando escuchó esas voces y lo primero que pensó fue "problemas". Como no tenía ganas de problemas, fue a hablar de esto con Summanus, que ya estaba allí. Cuando le informó de la molestia, el dinosauroide torció el gesto.

-Sí, yo también he pensado en problemas. Lo malo es que Harvey y Anna Pickman están en Dunwich. Alguien ha decidido montar un campeonato de lucha libre con gugs que se han traído de Las Tierras del Sueño -fue la respuesta de Summanus.

-Cuando pensaba que no habría un lugar donde la gente cometiera más estupideces que en Arkham, a los Pickman se les ocurre abrir unos alojamientos en ese pueblo de degenerados endogámicos -dijo Araknek.

-Sí, bueno... tendremos que estar atentos por cómo continúa esto, y si son problemas pues... no sé, se lo decimos a Welcome, que es la superheroína oficial de la ciudad.

A Araknek pareció satisfacerle esta respuesta, por lo que volvió con su equipo y continuaron con la limpieza de los pisos. Según fue avanzando la mañana, los cánticos se hicieron más festivos, y parecían provenir de una planta de la residencia en concreto. Cuando Araknek se dio cuenta, ató cabos. Quizás no fuera ningún problema, sólo eran aquellos tipos extravagantes que adoraban a un trono vacío. Llevaban ya un buen tiempo alojados en La Llave y La Puerta y no habían dado problemas. Cuando acabó con su trabajo informó a Summanus para que no siguiera preocupado toda la mañana.

-¿Los adoradores de El Gran y Poderoso E? Entonces no pasa nada, estarán en una de sus sesiones de adoración, a veces dan un poco el espectáculo y después siguen a sus cosas, que no sé qué son, ni a qué se dedican, pero bueno...

Pero parecía que ese día era distinto para los adoradores de El Gran y Poderoso E. Alrededor del mediodía todos se congregaron ante la habitación donde estaba el trono de su dios mientras seguían con sus cánticos vocálicos. La puerta de la habitación se abrió y salieron dos adoradores portando sobre sus hombros el trono. Los cánticos subieron de tono.

Araknek estaba con Summanus en el vestíbulo y escuchaban perfectamente los cánticos, sobre todo porque parecían estar bajando por las escaleras en su dirección.

-Mmmm esto es nuevo -susurró Summanus.

Momentos después, todo el grupo de adoradores de El Gran y Poderoso E estaban en la planta baja, con sus cánticos cada vez más festivos. Uno de ellos avanzó y llamó la atención de todos los que estaban por allí.

-¡Regocijaos! ¡Hoy es el día sagrado de El Gran y Poderoso E! ¡Hoy es Aieu!  ¡Para celebrar este maravilloso día, El Gran y Poderoso E saldrá a la ciudad y todos los que quieran acompañarlo, podrán venir con nosotros!

Araknek y Summanus se miraron intrigados. En todo el tiempo que llevaban en la residencia estudiantil, nunca habían celebrado el Aieu ese. Summanus decidió preguntar a uno de los adoradores.

-Ah, es que no se celebra todos los años. Se celebra cada tres años, siempre y cuando la estrella del Gran y Poderoso E se encuentre en la posición correcta en el cielo -fue la respuesta.

Summanus volvió junto a Araknek.

-¿Será bueno que dejemos que esta panda hagan un desfile por la ciudad? -preguntó el dinosauroide.

-Nosotros nos tenemos que encargar de los asuntos de la residencia. Si quieren salir a dar un paseo y se los traga un ser protoplásmico no es cosa nuestra -le respondió Araknek.

Aun así, Summanus se sentiría mal si al grupo le sucedía algo -cosa muy probable en ciudad como Arkham-, así que decidió contactar con  Welcome para que siguiera de cerca el desfile y se asegurara de que no terminara en desastre.

Los adoradores de El Gran y Poderoso E salieron a la calle entre bailes y cánticos vocálicos, portando el trono y llamando la atención de los que caminaban por las calles. Algunos se giraban y miraban el espectáculo, pero la mayoría pasaban de todo. Cerca, Welcome los vigilaba mientras se comía un bocadillo.

El desfile decidió meterse en la carretera,  interfiriendo el tráfico. Los cláxones y gritos de los conductores no tardaron en llegar. Los adoradores de El Gran y Poderoso E pasaban entre los coches con banderitas y cantaban a los conductores. Algunos insultaban a los adoradores, pero alguno les daba dinero pensando que pedían limosna de una forma muy extraña. Alguno incluso se bajó del coche y se unió al desfile. Después de unos minutos de molestia para el tráfico, volvieron a la acera, con los que se habían sumado al desfile.

Sin que lo supiera ellos, cerca de allí, un panadero intentó utilizar una receta que había encontrado en un libro extraño para hacer una masa de pan que aseguraban que sería deliciosa. Debió hacer mal la mezcla, o fallar en el horneado, o en alguna otra cosa, porque la masa cobró vida propia y salió de la panadería extendiendo seudópodos lanzando cosas a la gente. Según avanzaba, la masa iba zampándose todo tipo de objetos inanimados. Parecía ignorar a la gente, y a los seres vivos en general, pero coches, farolas y papeleras eran absorbidas por el ser. Welcome se dio cuenta de la criatura cuando vio que se dirigía directamente hacia el camino que llevaba el desfile. Se preparó para enfrentarse a ella y evitar el caos que provocaría, pero antes de llegar allí, la masa fue aplastada por un inmenso pie escamoso. Se trataba de Dagon, que estaba en la ciudad para la visita acostumbrada a todo aquel que lo veía. La masa monstruosa se quedó como un pegote en el suelo, que fue rápidamente devorado por las palomas de la ciudad. Welcome se encogió de hombros y siguió al desfile.

En torno a la hora del té, Summanus llamó a Welcome para que le informara de cómo estaba yendo la cosa.

-Pues no te lo vas a creer. Estos tíos deben tener una potra gigantesca. Vamos, que soy uno de ellos y apostaba  a la lotería. Primero una masa de pan monstruosa se ha dirigido hacia ellos, pero ha aparecido Dagon y la ha aplastado. Un rato después, un grupo de gules anarquistas estaban peleándose con todo el que se cruzaba con ellos, pero cuando han ido a por los adoradores de El Gran y Poderoso E, se han topado con un primo de Shubbi que, casualmente, estaba de visita en la ciudad, y este se los ha merendado. Más adelante, un autobús había cobrado vida y se dirigía hacia ellos a más de cien kilómetros por hora, pero ha girado por la curva no euclidiana y ésta se lo ha tragado. Por no hablar de varios incidentes menores que han acabado en nada en cuanto se acercaban al desfile. Por todo el recorrido se ha ido uniendo gente y esto es una fiesta.

-Sí, tengo entendido que los adoradores de El Gran y Poderoso E suelen tener una suerte increíble. Ellos se lo atribuyen a su dios, que los cuida y evita que suceda nada.

-¡Pero si el trono está vacío! -exclamó Welcome.

-Ya... ellos insisten en que El Gran y Poderoso E es una entidad abstracta...

Bueno, ahora están yendo a la plaza más ampia de Arkham, donde dicen que harán una fiesta en honor a su dios, voy para allá, no sea que pase algo... aunque visto lo visto, podría irme a comerme unos churros.

Con lo que no contaba Welcome -ni nadie-, era con que el desfile llamaría una atención indeseada. Un miembro de La Fundación Wilmarth se encontró con el grupo de adoradores de El Gran y Poderoso E y, como era de esperar, lo tomó como que una secta de los DCC estaba atacando Arkham. Sin pausa, fue corriendo a la universidad -se había dejado el móvil en su casa- e informó al resto de miembros de la fundación. Después de tratar el tema de que no podían detonar explosivos dentro de Arkham, decidieron armarse con piedras con el símbolo arcano y tirachinas. Acabarían con aquellos adoradores de seres ignotos. Fueron avanzando por las calles de la ciudad como héroes que se dirigieran a la batalla más importante de su vida. La gente se apartaba de su camino y se les quedaba mirando. Eran sus héroes. Los que salvarían la ciudad. Ya podían ver allí, en la plaza más importante de Arkham, a los impíos adoradores de los DCC. No sabían lo que se les venía encima. Ese día sería recordado como el día en que la Fundación Wilmarth expulsó de su ciudad a los adoradores de los despreciables dioses blasfemos. Sería un gran día.

Varias horas después, la puerta principal de la residencia estudiantil La Llave y la Puerta se abrió y entró Welcome. Parecía estar realmente agotada, en sus ropas se veían restos de sudor y manchas de líquidos indefinidos. Summanus y Araknek  la vieron y le preguntaron cómo había ido todo.

-Pues los adoradores de El Gran y Poderoso E han celebrado una gran fiesta en honor a su dios. Esto ha llamado la atención de mucha gente, que se han apuntado al jolgorio... pero también se han enterado los de la Fundación Wilmarth. Los muy idiotas se han armado con piedras estrelladas y han querido enfrentarse a los de El Gran y Poderoso E.

-¿Y has tenido que luchar contra ellos? -preguntó Summanus.

-No, cuando estaban a punto de alcanzarlos se han cruzado con un batallón de estudiantes de Erasmus. Habían oído noticias de la gran fiesta e iban cargados con barriles de cerveza. Los de la Wilmarth están preparados para muchas cosas, pero no contra alemanes borrachos... al final los de la fundación han terminado bailando borrachos danzas tradicionales alemanas y ha habido una fiesta sin precedentes.

-Pero... ¿entonces por qué vienes como si hubieras luchado contra las fuerzas del mal? -preguntó Araknek.

-¿Por qué va a ser? Había una fiesta, así que me he desmelenado yo también. El desfile ya ha terminado y todos están volviendo a casa. Misión cumplida.

Welcome fue caminando hacia las escaleras mientras silbaba una tonadilla.

-Misión cumplida... pero si no hemos hecho nada -dijo Summanus.

-Déjalo -le dijo Araknek-, bien está lo que bien acaba.

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