jueves, 16 de marzo de 2017

La Mansion de los Profundos de la Locura

Durante las últimas semanas las cosas habían estado extrañamente revueltas en Arkham. Y no era por la educada tarjeta que habían enviado educadamante los extraterrestres educados, o el retorno de los invasores glúteos de la Dimensión Caótica Desconocida porque se habían cruzado con el tour de los turistas alienígenas octopoides de la Octava Dimensión y se habían montado un grupo combinado de viajeros interdimensionales más perdidos que un profundo en Arizona. Pero no era sólo por eso, ni por el hecho de que Welcome, harta de que un intento de acosador le estuviera dando la lata, abrió de nuevo un portal por el que salió el Kraken de cierta película de 1981 de Ray Harryhausen y que ya había traído en una ocasión anterior cuando se produjo un ataque de zombis demoníacos contra el EldritchBurguer. Pero no eran este tipo de cosas las que habían traído el desorden a Arkham, sino la masiva aparición de Reptilianos Nazis del Lado Oscuro que, por algún motivo, parecían más molestos de lo normal y eran un mayor incordio. Por suerte, pasaban bastante desapercibidos ya que la gente se había acostumbrado a ver los minis y volkswagen de la II Guerra Mundial circulando de un lado para otro. Y todo desde que Anna les había amenazado con ponerles un explosivo antitanque al primer minitanque reptiliano que apareciera por las calles. Y como habían aprendido por las malas que con Anna no se juega, prescindieron de los minitanques en las calles desde que uno de ellos salió volando por los aires y se convirtió en un montón de chatarra que aprovecharon los morlocks comunistas y los estudiantes de ingeniería. Aunque a priori, la distinción entre ambos colectivos se basa principalmente en que los morlocks son bajitos y peludos, además de comunistas. Si no fuera por eso, sería difícil distinguirlos por el peculiar entusiasmo que se gastan los estudiantes-

A causa de los incidentes relacionados con los reptilianos, Anna recibió con alivio una petición para investigar una casa encantada. Normalmente los fantasmas sólo existían en la desbordante imaginación de aquellos que querían creer. Por ello, para Anna Pickman, conocida medium e investigadora psíquica, famosa por exorcizar fantasmas a patadas, las casas y demás lugares encantados suponían habitualmente un descanso de la vida diaria de Arkham. Y si, además, la casa estaba lejos, unas vacaciones pagadas. Por ello, no dudó en aceptar la última solicitud que recibió. Ya que se trataba de una vieja mansión en las proximidades de Innsmouth, decidió pedir algo de ayuda, aunque fuera porque los profundos la enervaban "profundamente" cuando les daba la fiebre reproductiva. Y, como nunca se sabía cuando les podía dar un apretón sexual, optó por pedir ayuda a las welclones. En concreto, reclutó a Lady Cthulhu, la clon híbrida con material de Semilla Estelar de Cthulhu y, ya puestos, a Lady Tcho-Tcho, la clon pigmea asiática que tenía muy buenas dotes naturales... para la magia.

Anna se reunió con las dos clones y les explicó la situación. Se trataba de un viejo caserón de estilo colonial situado al sur de Innsmouth, en las proximidades de la oscura urbe de los profundos y su estirpe mestiza. Había sido construida durante la época del auge de la ciudad, a principios del siglo XIX, por un Marsh. Durante la redada llevada a cabo por las autoridades federales a finales de los años 20, muchos profundos e híbridos lograron esconderse en la casa, ya que fue pasada por alto debido a su situación no demasiado próxima a Innsmouth y a su pertenencia a una rama lateral de los Marsh de la que sólo quedaba una descendiente y que, al casarse, había perdido el apellido. Lo sucedido después entra más en el campo de los rumores ya que no está claro que pasó. La cuestión es que parece ser que hubo algún problema en la casa, que seguía siendo un albergue para profundos. La hipótesis más probable es que algún grupo exaltado de cazadores de monstruos asaltara la mansión y matara a todos los que habitaban en ella. Al parecer el asalto se produjo durante una de las habituales orgías a las que se dedicaban los seres del mar junto con su progenie mestiza y humanos que se apuntaban al asunto por sus propias razones. Tras esto, la casa quedó abandonada y su legado, al no existir un heredero directo, pasó a dirimirse entre los abogados de los familiares supervivientes. Finalmente, tras un largo tiempo, bien por agotamiento, por muerte de los clientes de los abogados o vete a saber porque otras razones, se había resuelto el tema legal de la propiedad del caserón. Y el ganador había sido un tal Obadiah Zechariah Marsh. Pese al bíblico nombre, se trataba de un híbrido de profundo que no había llegado a la treintena pero que era bastante calavera. Aunque su transformación no estaba demasiado avanzada, tenía el característico aspecto de Innsmouth en ciernes. La idea de éste era reformar la casa y convertirla en refugio en el campo para su recreo personal. La cuestión era que el edificio parecía estar encantado por fantasmas y por eso había contratado a Anna Pickman, para que se encargara de "hacer limpieza" antes de iniciar las obras.

Cuando llegaron al lugar en cuestión se quedaron sorprendidas por la belleza del entorno. La mansión era un amplio edificio que constaba de una planta baja, un primer piso y un desván oculto bajo un tejado a dos aguas. Estaba rodeada de una arboleda que proporcionaba sombra y la rodeaba excepto por la parte trasera, que daba a un acantilado que descendía hasta el mar. La casa disponía también de un sótano, y, aunque no aparecía en los planos, Anna imaginaba que existía un túnel o cueva que descendiera hasta el mar. Así, los profundos podrían entrar y salir de la casa directamente desde el agua. Sin embargo, primero tendrían que hacer un reconocimiento del edificio. Otros investigadores psíquicos habrían llevado consigo diversa parafernalia ocultista (y seguramente serían crédulos o charlatanes) o equipo tecnológico variado (lo que los clasificaría como profesionales o, de nuevo, charlatanes). Anna, que era muy profesional y que contaba con recursos poco habituales,  Por ello, había llevado consigo tres pares de gafas de seguridad con unos cristales prismáticos especialmente tratados. Se trataba de unos artefactos mágicos preparados por Anna que permitían ver entidades invisibles y fantasmas. Ya que estos a menudo no se mostraban de forma directa, le resultaban muy útiles, sobre todo cuando iba acompañada y no quería perder el tiempo haciendo hechizos. Se equiparon las tres con las gafas y se dispusieron a entrar.

Allí, frente a aquel viejo caserón abandonado, formaban una estampa bastante curiosa. Anna era una mujer en la primera mitad de la treintena bien llevada. De estatura media y cabello negro, sus rasgos latinos y pechos generosos le proporcionaban una belleza exótica que atraía a las welclones. A su derecha, Lady Tcho-Tcho, por su parte, destacaba por su baja estatura. De 1.20 de altura, era una auténtica mini yo de su original, Evangeline "Welcome" Parker. Sin embargo, sus curvas contundentes, heredadas de su madre genética, impedía confundirla con una niña. Del pueblo tcho-tcho, una raza de pigmeos del sudeste asiático que habitan también la Meseta de Leng, había recibido una gran agilidad, unos curiosos rasgos asiáticos, que contrastaban con su pelo rubio, y una afinidad natural con la magia. Al otro lado de Anna, a su izquierda, Lady Cthulhu era una figura bastante impresionante. El proceso de clonación e hibridación dio lugar a una versión gordita, rechoncha, de Evangeline, completamente lampiña, y con una piel grisácea. Además, tenía tentáculos faciales prensiles en torno a su boca. Como había sido creada con material genético de Semilla Estelar de Cthulhu, tenía una fuerza enorme, además de ser anfibia y tener una gran capacidad de regeneración. Ambas clones, con sus peculiaridades físicas, resultaban bastante atractivas, aunque Lady Cthulhu tuviera esos apéndices en torno a su boca. Las tres mujeres iban vestidas de forma sencilla e informal, pero el porte de Anna la marcaba claramente como la jefa del equipo.

Al entrar en la casa, encontraron un pasillo con puertas a ambos lados. En la planta baja hallaron un salón comedor, la cocina, un baño, un cuarto de invitados y un estudio con una gran chimenea. También pudieron dar con la escalera que descendía al sótano y la que subía al piso superior.  Estaba todo en muy malas condiciones, lleno de polvo y telarañas, con los escasos muebles que quedaban completamente destrozados. Entre los restos, encontraron algunos libros de matemáticas, historia y ocultismo. Pero eran más curiosidades que algo de interés. Por ello, siguiendo con el examen del edificio, subieron al primer piso. Allí encontraron dos dormitorios, uno de los cuales sería el dormitorio principal, y dos habitaciones que, por su contenido, parecían haber sido usadas como salón de juegos. Como sucedía en la planta baja, estaba todo destrozado y sucio. Sin embargo, no parecía haber actividad sobrenatural de ningún tipo. Continuaron con su examen del lugar y subieron al desván. Aquello seguía sin proporcionar pista ninguna, salvo que, como era habitual en este tipo de dependencias, el desván estaba atestado de trastos y cajas bastante destrozadas y todo lleno de polvo y telarañas. El siguiente paso era descender al sótano.

Tras deshacer todo el camino de subida, se adentraron en las profundidades del sótano. Éste tenía el suelo de tierra y nada de interés salvo un curioso altar que, por los grabados, parecía dedicado a Dagón e Hidra. Sin embargo, a primera vista no había ninguna señal del acceso a las cavernas o túneles que seguramente existían bajo la casa. Tras examinar con detalle la estancia, optaron por probar con el altar. Lady Cthulhu, haciendo gala de su gran fuerza, comenzó a empujarlo desde distintos lados hasta que cedió y se movió, revelando una escalera tallada que se hundía en el subsuelo. Aquello parecía interesante. Dado que los fantasmas no se habían manifestado aún, decidieron bajar a ver si los encontraban en las profundidades. A medida que descendían, notaron como la humedad iba aumentando y comenzaba a escucharse un ruido de fondo que parecía el de lejanos truenos. Cuando llegaron al final de la escalera, cuyo recorrido se alejaba de la pared del acantilado, desembocaron en una amplia sala, una cueva natural que se hallaba prácticamente al nivel del mar. De esta salían varios túneles en diferentes direcciones, uno de los cuales se hundía progresivamente hasta quedar inundado. De allí procedía el sonido como de truenos, que era el del oleaje golpeando contra la pared del acantilado. Anna dedujo que en aquella cueva sería donde los profundos realizaban la mayor parte de su actividad. Entonces, allí era donde sería más fácil encontrar a los fantasmas.

Al acercarse a aquella caverna, vieron salir de la misma a un grupo formado por cinco profundos espectrales. Anna, que ya estaba empezando a hartarse de dar vueltas por todos lados sin hallar ni rastro de actividad sobrenatural, se relajó un poco. Ahora tocaba ver como respondían y si iban a ser hostiles o no. La medium de los Pickman comenzó a hablarles en un r'lyehano con algo de acento, ya que ese idioma es difícil de pronunciar con una garganta humana sin parecer que te has atragantado con una espina de pescado. Los fantasmas, sorprendidos de hallar tres mujeres y que además les hablaran en ese idioma, se detuvieron y respondieron en su croante idioma. Anna, sabiendo que Lady Cthulhu por su aspecto y su anatomía iba a resultarles más agraciada, además de que estaba más dotada que ella para hablar r'lyehano, le cedió la iniciativa a la welclon. Esta, comenzó a hablar con más soltura con los fantasmas y, tras una breve conversación, le resumió a Anna la situación: a saber, sus restos estaban dispersos por los túneles y, ya que no podían descansar bajo el mar y encima los habían matado en mitad de un encuentro sexual, estaban bastante frustrados. Así que lo que querían para alcanzar el descanso y dejar aquel lugar era sencillo, que echaran lo que quedaba de sus cuerpos al mar y, ya puestos, echar un polvo antes de irse.

Como ya esperaba algo así, Anna sacó de un bolsillo un trozo de tiza (muy útil para dibujar rápidamente sigilos, círculos de protección o, si te aburres, hacer garabatos en la pared) y comenzó a trazar un enorme pentagrama dentro de un círculo en medio de la cámara principal. En torno al mismo añadió glifos y símbolos que parecían diseñados por alguien con un retorcido y macabro interés después de una borrachera y una mala sesión con drogas alucinógenas. Una vez acabó, ordenó a los profundos entrar dentro. Al hacerlo, se volvieron visibles y tangibles.

-Es el Pentagrama de Carnacky-Pickman. Una creación personal extrapolada de los archivos de un cazador de fantasmas de principios del siglo XX. Mientras os mantengáis dentro vais a ser completamente materiales -explicó Anna-. Lady Tcho-Tcho y yo nos ocuparemos de vuestros restos, Mientras, Lady Cthulhu no creo que tenga problemas de encargarse de vuestra segunda petición.

La welclon anfibia no necesito que se lo dijeran dos veces para comenzar a desnudarse, y los profundos demostraron gráficamente su entusiasmo presentando unas considerables erecciones. Así, mientras Lady Cthulhu se encargaba de la parte puramente sexual, y disfrutaba con ello, Anna y la otra welclon empezaron a rebuscar por los túneles. Con el tiempo que había pasado, no quedaba demasiado, sólo los esqueletos. Por lo tanto, con paciencia y realizando múltiples viajes, las dos mujeres comenzaron a acarrear huesos de un lado a otro para acabar arrojándolos al túnel inundado. Cada vez que vaciaban una cueva, Ana recitaba un hechizo de exorcismo para fantasmas para asegurarse de que se quedaba limpia. Y, mientras tanto, Lady Cthulhu se entregaba a fondo, provocando exclamaciones de sorpresa, admiración e incredulidad por parte de Anna y de placer y admiración por parte de Lady Tcho-Tcho ante las peripecias y hazañas sexuales de la clon hibrida. Una vez habían acabado con todos los restos óseos, Anna se quedó mirando a su compañera y, le indicó que podía unirse a su "hermana" si quería. Sin más preámbulos, Lady Tcho-Tcho se quitó la ropa y se lanzó cual fiera desatada sobre la orgía, un pequeño juggernaut sexual asiático. Por su parte, Anna subió a la casa y se dedicó a hacer tiempo.

Media hora más tarde, subieron las dos welclones, cansadas pero satisfechas. La medium se encogió de hombros al verlas subir. Con tranquilidad y sin querer averiguar más, volvió a descender. Los fantasmas de los profundos parecían realmente agotados y satisfechos y eso hizo que Anna sonriera con un cierto orgullo por sus compañeras. Borró algunas líneas del pentagrama para deshacer sus efectos. No le hizo falta realizar ningún hechizo de exorcismo, pues los fantasmas, agotados y caminando de forma rara, apoyándose los unos en los otros, se dirigieron al agua, donde acabaron por desaparecer.

Con el trabajo acabado, la mansión estaba libre de toda influencia sobrenatural y podía ser reformada y ocupada sin problemas. Anna, con la satisfacción de haber finalizado con éxito ese peculiar encargo, llevó a las clones a Dunwich, donde durmieron 12 horas seguidas para recuperar fueras, y regresó ella a Arkham para informar de la conclusión. Había sido una jornada provechosa y tan sólo esperaba a ver que más le deparaba Arkham.

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